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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2023 AÑO 13, n.º 15, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
Ruben Antonio Fúnez1
Doctor en Filosofía
Universidad Tecnológica de El Salvador, El Salvador
ruben.funez@utec.edu.sv
ORCID: https://orcid.org/0009-0007-9888-8130
Fecha de recibido: 20 de marzo de 2023
Fecha de aceptación: 15 de abril de 2023
Althusser: ideología y aparatos
ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos)
Althusser: ideology and ideological
State apparatuses (Ideology as the constitution of subjects)
URI: http://hdl.handle.net/11298/1293
DOI: http://doi.org/10.5377/koot.v1i15.16881
Resumen
En el presente artículo pretendemos dos cosas, la primera es hacer una
lectura de la “Ideología y aparatos ideológicos del Estado” de L. ALthusser,
evidentemente se trata de una lectura desde la situación en la que leemos dicho
texto. En segundo lugar, evidenciamos la conmoción en la que se coloca la
categoría de sujeto.
Palabras claves: Ideología - Aspectos políticos. Ciencias políticas. Estado.
Althusser, Louis - Crítica e interpretación. Mano de obra. Calidad de los
productos.
Abstract
This article intends two things: The rst is to make an analysis of L. Althussers
“Ideology and the Ideological Apparatus of the State”, this is obviously an
analysis from the perspective of the situation in which we read this text. Second,
we evidence the commotion in which the category of subject is placed.
Key words:
Ideology - Political aspects. Political sciences. State. Althusser,
Louis - criticism and interpretation. Labour. Quality of the products..
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Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
Introducción
Propongo, en este trabajo, que nos planteemos el problema de las ideologías y que
lo hagamos en base al libro de Louis Althusser: “Ideología y aparatos ideológicos
del Estado”. Para leer este texto propongo dos perspectivas. la primera, es
que elijamos un discurso, hablado o escrito. Y que procuremos dar cuenta de
él a partir de las categorías que vamos encontrando en la lectura del libro, y
que nos vayamos preguntando si aquellas categorías nos permiten identicar el
funcionamiento de las ideologías. Aquí hay tres cosas, la primera es que partimos
del presupuesto de que en la situación en la que nos encontramos, de algún modo,
hay un no funcionamiento de las ideologías, segundo, que podemos encontrar
una teoría que nos explique, con precisión, dicho funcionamiento. La tercera, es
una especie de justicación de nuestro interés por el planteamiento althusseriano.
La segunda perspectiva, tiene mucho que ver con la idea que tenemos de
Filosofía, es decir, pensamos que el interés por la losofía no se justica a
partir de un legítimo deseo por informarnos, sino que entendemos que se trata
de una disciplina que críticamente responde a las acuciantes interrogantes que
nos suscita la realidad. Desde esta perspectiva, lo importante es encontrar en
nosotros mismos aquellas preguntas personales que nos suscita la realidad en la
que estamos situados, y desde esas inquietudes leer el texto de Althusser.
Es evidente que ambas perspectivas tienen acento diverso, en la primera, se
retoma una teoría elaborada y se busca raticar en la realidad, en el caso que
dicha raticación no sea posible se desecha dicha teoría, esto por muy crítico
que parezca no lo es tanto, el lector se sitúa pasivamente ante el autor y espera
que éste ilumine la realidad que está tratando de entender. En cambio, en la
segunda perspectiva, nos enfrentamos con el autor, no como meros estudiantes
que recurren a su maestro para que les ayude a guiarse en la realidad, sino como
interlocutores legítimos, que busca que el autor responda precisamente a las
preguntas que previamente tiene planteadas.
De todas maneras, ambas maneras de proceder hacen de la lectura de Althusser,
una lectura efectiva
Vamos a partir, como hipótesis de trabajo, que vamos a leer el texto de Louis
Althusser, porque pensamos que es todavía relevante, en la medida en la que
nos permite entender cuáles son los mecanismos, cuál es el funcionamiento de
las ideologías1 en la actualidad.
1 Aclaración necesaria: en el texto, Althusser dialoga con Marx, no obstante, nuestro interés va
a consistir en presentar el pensamiento de Althusser, esto nos libra de la crítica que proviene
sobre todo de los marxistas en el sentido de que nuestro lósofo confunde ciertas categorías
marxianas. Vamos a dar por sentada la interpretación que hace Althusser de Marx, y presentar
dicha postura como althusseriana.
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Reproducción de las condiciones de producción
Lo primero que va a intentar nuestro autor es encontrar aquellas condiciones
que permitan la reproducción de la producción, partamos de un ejemplo, para
que este punto de partida nos quede más claro: es evidente que cualquier
empresa, en principio, quiere mantenerse, quiere ser competitiva, quiere ser
sostenible y, por lo tanto, tendrá que garantizar determinadas condiciones
de producción; pero no son las condiciones de producción en tanto que
condiciones de producción las que preocupan, ¿por qué razón? porque es
evidentísimo que si, por ejemplo, quiero mantenerme como carpintero tendré
que estar cuidando maquinarias, proveyendo madera, materiales etc. Entonces,
no son las condiciones de producción las que realmente importa indagar, sino
algo que es fundamentalmente anterior a esas condiciones y que tiene que
ver con las posibilidades para que se aseguren dichas condiciones, por eso la
pregunta que hay que responder es ¿cómo se reproducen esas condiciones?,
¿cuál es el mecanismo al que hay que recurrir para reproducir las condiciones
de trabajo? porque solo si se reproducen las condiciones de producción
se garantiza la posibilidad de poder tener una empresa sostenible, por eso
Althusser (1988, p. 8) arma, que “la condición nal de la producción es la
reproducción de las condiciones de producción”. Pero aquí nos encontramos
con un dato que tiene que forzarnos a pensar, y es lo siguiente, no necesitamos
ser muy listos para entender lo que nuestro lósofo está proponiendo; de
hecho, citando a Marx, apunta que eso hasta un niño lo sabe. Pero esta brutal
claridad, paradójicamente, podría estar ocultándonos algo, de tal modo que
desde la introducción misma de su trabajo, el lósofo francés, nos pone en
guardia respecto a la actitud que hay que adoptar ante lo supuestamente claro
2
;
porque lo que la claridad oculta son los mecanismos de la reproducción.
Desde esta perspectiva, Althusser observa que “las tenaces evidencias”, es
decir, aquellas evidencias que son insistentes, evidencias que, incluso, tienen
el propósito de presentarse como tal; cuando decimos que algo es obvio,
lo que queremos decir es que tenemos el propósito, tenemos la intención de
que aquellos que nos escuchan estén persuadidos de que lo es; esto implicará
un determinado interés: estoy deseoso de que acepten por evidente algo; esta
insistencia maniesta o, el propio interés o, el interés del grupo del que formo
parte
3
de convencer de que eso es evidente, entonces hay un compromiso, una
2 La claridad, es, en mucho de los casos, la mejor manera de dar las cosas por buenas, cuando
las cosas son claras, no tenemos necesidad de cuestionarlas, sino que las damos, incluso,
como normales, pero es posible que sea la claridad la que no nos permite ver, que la claridad
misma se nos vuelva un obstáculo.
3 ¿Con qué criterios contamos para discernir si el propósito de un determinado discurso
ideológico maniesta intereses individuales o intereses de grupo? ¿en qué medida el
individuo es un abstracto y el grupo al que pertenece es lo concreto? ¿pretende un discurso
ideológico deformar conscientemente? ¿es posible hablar del interés de un individuo de
convencer a la sociedad en su totalidad, de que su manera de entender la realidad es la más
“conveniente”, es la más “correcta”, es la más beneciosa para la sociedad? Y si este fuese
el caso, ¿cuál es el papel del grupo, o clase a la que dicho individuo pertenece?
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insistencia en recalcar la tal evidencia; por eso nuestro autor apunta que esta
evidencia ofrecida desde el punto de vista de la mera producción e incluso
de la simple práctica productiva se incorpora de tal modo a nuestra conciencia
cotidiana que es sumamente difícil por no decir imposible elevarse hasta el
punto de la reproducción (Althusser, 1988, 10).
Hay que sospechar cuando algo resulta tan evidente, porque lo que es tan
tenazmente evidente, es probable que nos esté ocultando lo que verdaderamente
es, porque lo que nos parece evidente nos imposibilita pensar, no nos fuerza a
ser críticos; propendemos creer que es hasta irritante discutir sobre algo que es
claro, hay que preguntarse ¿cuál es el interés de manifestarse, de expresarse con
tanta evidencia?, ¿qué hay detrás de dicha evidencia? es probable, para recurrir
a una metáfora, que la evidencia nos obnubile de tal manera, que no seamos
capaces de ver lo que hay detrás; por eso, continúa nuestro autor, sin embargo,
cuando se adopta tal punto, todo resulta abstracto y deformado, aún en el nivel
de la producción y, con mayor razón todavía, en el de la simple práctica (Ibid).
Cuando sospechamos de la evidencia, cuando la ponemos en cuestión, las cosas
no nos parecen tan claras, tan bien estructuradas, tan razonables, sino que más
bien las cosas no parecen deformadas.
Evidentemente nuestro lósofo, está inquiriendo en cuáles son esas condiciones
para que se dé la reproducción de los medios de producción, por eso dice que
no se trata de una cosa que él esté descubriendo sino de un conocimiento que es
compartido por lo menos por Quesnay y por Marx; gracias al genio de Quesnay
el problema quedó planteado y por medio de Marx resuelto.
La importancia de estos dos grandes pensadores consistió en que
uno identicó el problema y el otro lo resuelve; pero ¿qué es lo que
plantearon y resolvieron? que la reproducción de las condiciones
materiales de la producción no puede ser pensada a nivel de la empresa,
porque no es ahí donde se da en sus condiciones reales.
Si queremos entender la reproducción de las condiciones de producción, no
es verdad que el modo sea yendo a la empresa, por muy evidente que esto
parezca. Si queremos, por ejemplo, saber cómo se reproduce las condiciones
de producción en una determinada maquila, pareciera que no queda otro
camino que ir a la maquila misma y ver cómo se reproducen las condiciones
de producción, no obstante, no es esta la manera de proceder, ¿por qué razón?
Veamos cómo comienza a plantearse la dicultad.
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Cómo se forja un trabajador
Si somos coherentes con el modo cómo se ha planteado el problema,
esperaríamos que se respondiera directamente a la pregunta, pero nuestro autor
lo va concretando más y aquello por lo que en seguida se pregunta es ¿cómo
se reproduce la fuerza de trabajo?
4
¿cómo hace el dueño de la empresa para
que usted trabaje hoy, y pueda trabajar la próxima semana, el próximo mes,
y de ser posible el próximo año, cómo asegura la fuerza de trabajo, en otras
palabras, cómo lo mantiene vivo para pueda seguir trabajando? Y aquí, sin
ningún rodeo, responde armando que dándole a la fuerza de trabajo el medio
material para que se reproduzca, el salario; es decir, la nalidad que tiene el
salario es justamente la de reproducir la fuerza de trabajo; cuando se establecen
los salarios no se hace con el propósito de que el trabajador, como dicen ahora,
pueda vivir una vida nanciera libre, no están pensando en enriquecerlo con
el salario, la nalidad no es hacer de usted un ser humano que pueda valerse
nancieramente por usted mismo, sino que el salario busca precisamente
que el trabajador pueda recuperar la energía perdida, para que regrese a
trabajar cada día. En este sentido, continúa nuestro autor, el salario representa
solamente la parte del valor producido por el gasto de la fuerza de trabajo,
indispensable para su reproducción, la nalidad del salario es mantener vivo al
trabajador para seguir trabajando (Althusser, 1988, p. 13). Se trata de un punto
de principal importancia: nos estamos preguntando por la reproducción de las
condiciones de producción, entonces nuestro lósofo francés va a la raíz de
aquella reproducción, a lo que, en rigor, va a garantizar aquella reproducción, y
esta es nada más y nada menos que la existencia de un trabajador, la existencia
de alguien que piense que su destino es la de ser trabajador
5
, todo lo que sigue
va estar en función de esta primigenia constitución.
Una vez visto que lo que se requiere es reproducir la fuerza de trabajo, porque
es lo único que garantiza la sostenibilidad, la continuidad de la empresa, es
necesario que nos preguntemos acerca de cuáles son las características que tiene
que tener este trabajador que se reproduce. Estoy absolutamente persuadido
que la estabilidad, la continuidad de una empresa, se juega justamente en la
continuidad del trabajador, entonces cuáles son las características
4 Veamos el modo de proceder: hay una pregunta planteada, ¿cómo se reproducen las
condiciones de producción? Esperamos una respuesta, pero en lugar de la respuesta, nos
enfrentamos a una nueva pregunta ¿cómo se reproduce la fuerza de trabajo? Y, como vamos a
ver, dicho procedimiento se entiende perfectamente, porque, en denitiva, la ideología tiene
un n muy preciso: “forjar trabajadores”
5 Indiquemos de pasada que ha sido algo que se ha logrado maravillosamente, podemos repetir
todas las veces que queramos el experimento, es decir, la de preguntar a los estudiantes
acerca de cuál es su mejor sueño, y casi todos contestan al unísono, que la de conseguir un
buen empleo; nos educamos para ser empleados, para ser trabajadores, por eso, atendamos, a
partir de ahora, la índole de este trabajador, de repente no es fraguar cualquier trabajador lo
que se busca, sino a “este” trabajador que permita reproducir el sistema.
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Dijimos que la fuerza de trabajo disponible debe ser competente6, es decir, no
solo se reproduce al trabajador, no solo se quiere que el trabajador se mantenga
vivo, ni solo que el trabajador pueda ser reemplazado por sus hijos, sino que lo
que se quiere, fundamentalmente, es que el trabajador sea competente, es decir,
que conozca, que haga, que se lleve bien con sus colegas, en otras palabras que
sepa hacer “bien” aquello que se le ha asignado.
Esta idea de fuerza de trabajo, se me antoja como “la” pieza que tiene que
ajustarse al rompecabezas, para que pueda funcionar adecuada y óptimamente,
en el proceso de producción; es un sistema sumamente complejo y en él
tiene que inscribirse adecuadamente bien la fuerza de trabajo, entonces a
este “ajustamiento” es a lo que este autor va a llamar competente. Cuando su
empleador se gloría diciendo “este trabajador es competente” entiéndase que
lo que está diciendo es: “este trabajador es una pieza que encaja perfectamente
bien en toda la estructura, por ejemplo, de esta máquina”
Lo que se reproduce más, no solamente es el trabajador, no solo es la continuidad
del trabajador, que se logra al ser reemplazado por sus hijos, sino que lo que
se reproduce es precisamente la calicación de la fuerza de trabajo, que se sea
competente y por eso, dice nuestro autor, tiende asegurarse no ya en el lugar de
trabajo sino cada vez más fuera de la producción, es decir, en el sistema educativo
capitalista, ahí es donde se le enseña a ser trabajador; la preocupación del sistema
educativo reside en que usted sea un buen trabajador, la exigencia de que se aprenda
bien los contenidos, que cuenta ecientemente de los contenidos, está en que
sea un trabajador, y un buen trabajador, al trabajador lo reproduce la escuela.
¿Cómo se “forja” a un trabajador? Aprendiendo habilidades, pero hay que
entender adecuadamente bien a qué se reere nuestro autor con habilidades, y al
parecer tienen que ver con el aprendizaje de reglas. Es decir, regla y habilidad,
de alguna manera, están vinculadas. ¿Qué tipo de reglas? las reglas del buen
uso, es decir, de las conveniencias que debe observar todo agente de la división
del trabajo, son reglas que van prescribiendo, que van normalizando cuál es
el modo conveniente de comportarse en el ámbito del trabajo. Son reglas que
al prescribir con exactitud el modo propio de proceder de cada cual según su
habilidad, fuerzan7 a que se tenga respeto a la división social técnica del trabajo.
En denitiva, si las reglas del orden establecido por la dominación de clase, se
nos antoja transparente, normal, es verosímil que ya en el ámbito de la sociedad
en general, veamos también con normalidad que haya clases distintas, que unas
clases sean las clases dominantes y que otras clases sean las clases dominadas
6 A casi 25 años que se publicara el informe Delors (1996), con su famosa denición de
competencia, Althusser hablo de trabajador competente; y encuentro en aquel trabajador,
características similares a las que propone dicho informe respecto a una educación basada en
competencias (V.H. San Martín Ramirez, 2010)
7 Y no fuerzan por la fuerza, fuerzan con la propia anuencia del educando
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El aprendizaje no concluye aquí, nuestro autor apunta que se aprende también a
hablar bien el idioma, a redactar bien; lo que de hecho signica saber dar órdenes,
es decir, saber dirigirse a los obreros, el idioma mismo que aprendemos en la
escuela, en nuestra especialidad, subrepticia o abiertamente vehicula un dominio
determinado, y lo que aquí queremos acentuar es que ocurre inconscientemente,
de tal modo que nuestro modo de proceder nos resulta, normal y cotidiano, el
capataz aprende un modo de relacionarse con sus obreros, el ingeniero aprende
un modo de hablar con sus subalternos, y para nadie es un escándalo, es norma
que así sea, tanto para el especialista como para quien está bajo su autoridad.
Cómo se reproducen las relaciones de producción
El tema que seguidamente va a tratar nuestro lósofo francés es cómo se
reproducen las relaciones de producción, de algún modo ya nos hemos,
tangencialmente, aproximado a él, pero ahora se va abordar explícitamente,
aunque para hacerlo, se dé un rodeo, de acuerdo a nuestro pensador, un gran
rodeo y por ello se ve forzado a replantear un viejo problema, a saber, ¿qué
tenemos que entender por sociedad? hemos dicho que, según Marx, “la
estructura de toda sociedad está constituida por niveles o instancias articuladas
por una determinación especíca, la infraestructura o base económica y la
superestructura que comprende dos niveles o instancias, la jurídico-política y la
ideológica” (Althusser, 1988, p. 16).
Aquí hay que tener presente este estrecho diálogo que establece con el lósofo
alemán, porque con toda claridad Althusser dice que esta idea metafórica de
sociedad, ofrece una fundamental ventaja teórica, en la medida en que permite
inscribir en el dispositivo teórico de sus conceptos esenciales, lo que llama:
índice de ecacia respectiva. ¿Qué quiere decir esto? Que justamente por
concebir la sociedad de ese modo, le permite identicar cuál es la relación que
se establece, tanto entre la infraestructura económica con la superestructura
ideológica, como la superestructura ideológica con la infraestructura económica.
Lo que Althusser “reconoce en el planteamiento de Marx es esta relación. El
genuino funcionamiento de la infraestructura económica o de la superestructura
ideológica, se juega nada más y nada menos que en la relación que se puede
establecer entre estos distintos ámbitos” (Althusser, 1988, p. 4-5), es decir, si no
pudiéramos establecer aquella relación difícilmente podríamos entender en qué
consisten dichos campos, por esto nuestro autor la denomina índice de ecacia
respectiva. Índice apunta al grado de relación que se puede establecer, es decir,
no es lo mismo que la infraestructura se relacione con la superestructura a que
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la superestructura se relacione con la infraestructura8, el grado de relación varía
y justamente para indicar esta variabilidad nuestro autor habla de índice.
Pero una vez aclarado lo de índice ¿cómo hay que entender la relación? Hay
aquí una categoría que ha hecho correr mares de tinta, y nos referimos a “última
instancia”. Usted puede explicar del modo cómo se le ocurra, todas las ideas
que pueda tener de la realidad, cuestión que depende de la formación que
tenga, de la cultura que tenga, sin embargo, todas ellas van a sostenerse en la
base económica en última instancia, aquello de lo que es imposible prescindir,
aquello que es imposible ignorar es, precisamente, la base económica, en la que
se sustenta la sociedad; podemos dar un rodeo pero de un modo u otro vamos a
terminar considerando esa situación económica en la que ya nos encontramos9
Una vez que establecimos que la sociedad es esta estructura constituida por
dos pisos, el piso segundo no está afectado de una sola manera, sino que en
ese piso segundo podemos encontrar diferentes maneras de ser afectadas. Esto
vuelve más compleja la fundamentación de las ideas, que tengamos sobre la
realidad, ¿por qué razón? porque el modo como la realidad económica afecta
a la realidad, por ejemplo, cultural, no es monolítica, sino que hay diferentes
maneras (Althusser, 1988, p. 17).
El índice de ecacia es pensado en la tradición marxista de dos maneras.
Primero, existe una autonomía relativa de la superestructura con respecto a
la base, este aspecto es de suma importancia en la medida en la que no hay
una determinación absoluta de lo económico con respecto al pensamiento; se
dijeron cosas tan brutales en la teoría marxista, por ejemplo, que pensamos de
acuerdo al modo como comemos, etc. Y lo que Althusser arma es que hay
una autonomía relativa de sus ideas, de su manera de pensar, de su visión de la
realidad, respecto a la base económica y, segundo, que existe una reacción de la
superestructura sobre la base, es decir, la superestructura no sólo se ve afectada
por la economía; es verdad que vivimos en unas determinadas condiciones
económicas que determinan mi manera de pensar, pero esa determinación
causa, a su vez, una especie de reacción de esa superestructura con respecto a la
infraestructura (Althusser, 1988, p. 18)
8 ¿Suena bizantina esta temática? No creo que, por olvidada, haya sido preterida. Nuestro
modo de pensar se apoya en una realidad material, la materialidad de nuestro pensamiento;
es tan importante reexionar sobre ello, porque de lo contrario nuestro pensar puede ser un
ejercicio vaporoso y “fantástico”, propio de diletantes.
9 Es curioso el modo como Hinkelammert entiende lo de última instancia, dice, “claramente
la tesis no sostiene que la economía sea la «primera instancia», sino, la «última instancia»
bien interpretada, la tesis de lo económico como «última instancia», más que una sombra
de determinismo económico, debemos verla como un «criterio de discernimiento» Para un
católico, por ejemplo, el pan bendito representa un valor superior al simple pan sin bendecir;
pero no se puede sustituir el pan por la bendición del pan: aun cuando se trate, en «primera
instancia», de la bendición, no se la puede tener sin tener el pan en cuanto que «última
instancia». (Hinkelammert y Mora Jiménez, 2009)
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El mayor inconveniente de esta representación de la estructura social, piensa
Althusser es que permanece en el plano de lo descriptivo ¿qué signica esto? la
tradición marxista es formal, ¿en qué consiste este carácter formal de la teoría
marxista? Esta categoría evoca a la losofía kantiana, Kant hace una distinción
entre juicios analíticos y juicios sintéticos, los juicios analíticos son aquellos en
que el predicado está incluido en el sujeto, por ejemplo, “un triángulo tiene tres
lados” (Kant, 2007) es analítico, porque la propiedad: tres lados está incluida en el
sujeto, triángulo, en rigor, no hace más que describir la gura del triángulo, pero
una descripción no consigue avanzar en el conocimiento de ningún objeto ¿por
qué razón? porque lo que ha hecho es describir la gura. Esta manera de proceder
es formal. La tradición marxista, al menos en este punto, no ha avanzado en su
conocimiento y es aquí donde reside su insuciencia. Y es insuciente porque
no hace el análisis desde la reproducción de las condiciones de producción.
Recordemos que es este el tema que nos ocupa. Hemos avanzado mucho al indicar
que hay que encontrarlas en el sistema educativo, y que este sistema educativo
en tanto momento de la superestructura de la sociedad es pensado y estructurado
por el Estado, lo que nos fuerza a tener que plantearnos el problema del Estado.
El Estado
El Estado es concebido en la tradición marxista, explícitamente, como aparato
represivo. Lo primero que hay que decir es que como se trata de una manera
formal de entender el Estado, la represión que se atribuye a ese aparato estatal,
no hace avanzar nuestro conocimiento sobre el Estado. ¿Por qué razón? porque
la represión del aparato estatal es una nota constitutiva del Estado, es una nota
que corresponden constitutivamente al objeto que queremos denir
El Estado “es” una máquina de represión, que permite a las clases dominantes
asegurar su dominación sobre la clase obrera, para someterla al proceso de
extorsión de la plusvalía, la represión tiene como propósito la dominación,
pero esta sigue siendo una segunda nota del aparato represivo, en este sentido
seguimos en la descripción formal del Estado.
La teoría descriptiva10 del Estado representa una etapa en la constitución de la
teoría, que exige a su vez la superación de tal etapa. Althusser no la suprime,
sino que la asume en su propia manera de pensar el Estado. Pero se asume
superándola, superar es un modo de asumir. Está superación va a consistir en el
paso que se da desde una cuestión meramente descriptiva, a la constitución de
una teoría del Estado (Althusser, 1988, p. 21).
10 Se trata de una “teoría”, en este sentido no es mera descripción, o al menos ya está en la
dirección para la constitución de esa teoría tan importante para nuestro lósofo francés.
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Para ello Althusser comienza distinguiendo (Althusser, 1988, p. 22) entre poder
de Estado, objetivo de la lucha política de clases, y aparato de Estado. Continúa
Althusser, tomar el poder del Estado no implica la transformación del aparato
de Estado11.
Por eso, para hacer progresar la teoría del Estado (Althusser, 1988, p. 16) es
indispensable tener en cuenta, no solo la distinción entre poder de Estado y
aparato de Estado. Porque con ser importante, todavía sigue siendo insuciente,
existe también otra realidad que se maniesta junto al aparato represivo de
Estado pero que no se confunde con él, a esta realidad llamaremos aparatos
ideológicos del Estado.
A partir de ahora el interés de la teoría cientíca del Estado va a distinguir entre
aparato de Estado, por un lado, y aparatos ideológicos de Estado por otro. La
primera diferencia consiste en que sí, por un lado, podemos distinguir un solo
aparato represivo de Estado, por otro, los aparatos ideológicos de Estado son
plurales, está pluralidad es la que hace pensar en lo que podemos llamar, la
plasticidad de los aparatos ideológicos de Estado, en la capacidad que pueden
11 Este texto althusseriano explica por qué con la llegada del FMLN al poder, las cosas
siguieron fundamentalmente lo mismo: tomaron el poder, pero a ninguno se le ocurrió
transformar el aparato de Estado. Y es lo que ocurrió con todos los supuestos partidos de
izquierda que llegaron al poder en América Latina, el aparato estatal siguió funcionando de
modo inalterable
Rubén Antonio Fúnez
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tener estos aparatos de irse ltrando, en todos los niveles de la sociedad; porque
esta pluralidad no solo hace referencia a una multiplicidad, sino que se trata
de una “diversidad” de aparatos ideológicos y en esta diversidad estriba la
riqueza, si es que podemos llamarla de este modo, de los aparatos ideológicos
del Estado12 (Althusser, 1988, p. 5)
La segunda diferencia estriba en que el aparato represivo del Estado pertenece
al dominio público13, las distintas instancias del Estado tienen la obligación
de dar cuenta de su funcionamiento a la sociedad y, además, las acciones de
este aparato represivo14 se pueden constatar públicamente, son acciones que
podemos considerarlas como hechos, son acciones que están a la vista de todos;
no ocurre así con respecto a los aparatos ideológicos, en la medida en la que
estos aparatos provienen del dominio privado.
Muy vinculada con la distinción entre lo público y lo privado, la diferencia entre
los poderes represivos del estado y los aparatos ideológicos del estado, está el
que lo esencial del aparato represivo es la violencia, mientras que los aparatos
ideológicos funcionan mediante la ideología; una cosa es que a la fuerza se
convenza o se intente convencer a la población, y otra es que les persuada, se
les convenza, por medio de la ideología
15
; la represión es brutal mientras que
lo ideológico es sutil; con la represión no se establecen alianzas, se identica
claramente como enemiga, mientras que la ideología se asume como propia.
Hemos estado insistiendo en cómo se reproducen las condiciones de producción,
y para que ello vaya quedando mejor establecido, Althusser plantea la pregunta
¿cómo se asegura la reproducción de las relaciones de producción? para
responderla arma que está asegurada en gran parte por el ejercicio del poder
de Estado en los aparatos de Estado. Aquí de lo que se trata es de ver cómo se
vincula el poder de Estado con los aparatos de Estado, para entender cómo se
asegura la reproducción de las relaciones de producción, entonces, lo que arma
nuestro lósofo es que al poder de Estado le interesa, primariamente, ejercerse
en tanto poder, (Althusser, 1988, p. 31).
Si nos preguntamos ¿cuál es el propósito del ejercicio de la fuerza, por parte
del Estado? Habría que responder: asegurar las condiciones políticas de
12 La tarea consiste aquí en poder identicar todas las modalidades que pueden adoptar dichos
aparatos ideológicos, en la prensa, en la televisión, en las redes sociales, en el cine, en los
anuncios de televisión, en los discursos ociales, en las obras públicas, en estructuración de
las instituciones, en la cooperación internacional.
13 Son públicas en tanto se legitiman a partir de un mandato, no se trata de un modo de proceder
que se atribuya a sí mismo, sino que se le ha delegado.
14 Es la única instancia que tiene como mandato el uso del poder.
15 Adela Cortina, cuando aborda el tema de la democracia exige que se piense con detenimiento,
no si las mayorías votaron por un determinado candidato, sino por en el modo en que se
constituyó dicha mayoría (Cortina, 2014).
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Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
reproducción, desde esta perspectiva, son las condiciones políticas que aseguran
las relaciones de producción y estas relaciones de producción, son relaciones de
explotación (Althusser, 1988, p. 31)
Una de las cosas que tenemos que tener la capacidad de discernir, que de
hecho se da en cualquier estructura social, es el modo de pensar de los que
detentan el poder del Estado, para que podamos dar cuenta del modo como
cada cual, tiene de pensar; ahí donde creamos que estamos pensando con
nuestros propios recursos, que estamos actuando a partir de nuestras propias
síntesis personales, que es nuestra la visión que podamos tener de la realidad,
comencemos a sospechar si no se nos está colando, de alguna manera, el modo
de pensar de la clase dominante. En una sociedad estructurada en clases, en la
que una clase detenta los medios de producción y la otra su fuerza de trabajo,
es probable que a la clase detentadora de los medios de producción le interese
que nosotros creamos que pensamos con nuestros propios recursos16 cuando, en
rigor, estamos pensando de acuerdo al modo como piensa la clase dominante.
La clase dominante está interesada, incluso, en que nosotros no nos demos
cuenta que estamos pensando en sus propios términos, por eso nuestro autor
continúa observando, a través de la ideología dominante se asegura la armonía
entre el aparato represivo del Estado y los aparatos ideológicos de Estado. Aquí
se explicita la no oposición, la no contradicción, entre el aparato de Estado y los
aparatos ideológicos de Estado, incluso hay una especie como de armonía y esta
armonía es lograda a partir de la ideología dominante.
Aparatos ideológicos de Estado
Pero ¿cuáles son los aparatos ideológicos de Estado? Es verdad que hay una
diversidad de aparatos ideológicos y se entiende enseguida, la necesidad de
que se tal diversidad; Es que la ideología de la clase dominante, pugna por
meterse en todos los ámbitos de la sociedad, pugna por embeber a la sociedad
en su totalidad. Entonces como la sociedad es una realidad tan diversa, como
la sociedad es una realidad tan rica, se requiere una diversidad de aparatos
ideológicos, para que puedan llegar a todos los rincones posibles de esta
sociedad; pero una vez que entendemos la necesidad de una diversidad de
aparatos ideológicos es fundamental identicar cuáles son aquellos aparatos
ideológicos que ejercen un papel central, fundamental, en la sociedad en que
nos encontramos y este aparato ideológico, dice nuestro autor, es el escolar.
Es tan importante este aparato ideológico, que para nuestro lósofo en la
actualidad, es el aparato que sustituyó a la Iglesia, aparato determinante
16 Vamos a ver más adelante la constitución del “sujeto”. Hasta el sujeto es constituido por
mediación ideológica.
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Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
en la época medieval europea; es importante que lo vayamos entendiendo
adecuadamente bien, porque el papel, la función, el rol que ejerce la iglesia en la
época medieval europea es un rol determinante, de tal manera que, por ejemplo,
un pensador como Sánchez Vázquez (1984) Establece en su manual de Ética
que, la ética medieval estuvo toda ella, ltrada por la ética cristiana. Es decir, el
papel de la iglesia en la época medieval europea es absolutamente determinante.
Aquella determinación que ejerció este aparato ideológico en el medioevo, es
sustituido, en la actualidad, por el aparato ideológico escolar.
Lo que tenemos que hacer en esta parte de nuestro análisis, es discernir el
modo como nos ha, incluso, determinado nuestra manera de pensar, nuestra
manera de actuar, nuestra manera de prever el futuro. Un rasgo esencial de este
aparato ideológico, es que enmascara su función ideológica, se presenta muchas
veces, la mayoría de las veces, como algo neutral , como algo que más bien
está interesado en que los individuos puedan llevar a cabo sus propias síntesis
personales, en que los individuos puedan pensar por su propia cuenta, en que
los individuos hagan uso de su propia individualidad, pero cuando nosotros
reexionamos detenidamente sobre esas supuestas síntesis personales, cuando
nosotros reexionamos detenidamente sobre esa supuesta individualidad,
descubrimos que son un calco del modo como quiere los aparatos ideológicos
que nosotros pensemos, lo penoso es que muchas veces podemos creer que
estamos ejerciendo nuestra propia libertad sin darnos cuenta que lo que estamos
haciendo es prolongando un determinado modo de pensar, que no competen
necesariamente a nuestra clase, sino que es justamente a la clase dominante.
Pero lo expuesto nos lanza a abordar directamente el problema de la ideología.
La ideología
Una vez que el autor nos ha expuesto la importancia que tiene el aparato
ideológico escolar, analiza con precisión el problema de las ideologías. Nos
interesa el diálogo que establece con Marx, quien entiende (Althusser, 1988, p.
39) la ideología como un sistema de ideas. Detengámonos aquí, porque no se
trata de meras ideas, no se trata de ideas que van apareciendo a azarosamente,
no se trata de ideas que aparecen aleatoriamente, sino que se trata de ideas que
están muy articuladas entre sí, de hecho si hacemos un recuento de las ideas
dominantes, nos vamos a encontrar con la sorpresa de que estás ideas pueden
vincularse entre sí y constituir un todo organizado, a esto nuestro autor denomina
sistema de ideas, de representaciones, y es este sistema de ideas y este sistema
de representaciones, que domina, controla el espíritu de un hombre o un grupo
social. Althusser considera que todo parecía llevar a Marx a formular una teoría
de la ideología, sin embargo, al menos para Althusser17, no lo hizo. Althusser
17 Dussel (2014) arma que Althusser no acabó de entender a Marx, porque el tema de las
ideologías es tratado en El capital como fetichismo.
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va a retomar una armación que aparece en La ideología alemana y lo hace
con el propósito de avanzar más allá de del lósofo alemán. Marx, dice en La
ideología alemana, que la ideología no tiene historia18, ¿qué quiere decir Marx
con su armación de que la ideología no tiene historia? (Althusser, 1988, p. 40)
Althusser responde que para Marx, la ideología es concebida como pura ilusión,
es un puro sueño; es decir, la ideología es nada; son esas creaciones fantásticas
que nos hacemos, pero cuando comenzamos a pensar detenidamente sobre el
contenido de dichas creaciones, nos damos cuenta que son creaciones vacías; y
no tiene historia, continúa diciendo nuestro lósofo, porque toda su realidad está
fuera de sí misma, no tiene consistencia en sí misma, la consistencia que pueda
tener es prestada, es una consistencia que le viene de fuera; en este sentido su
estatuto es similar al estatuto teórico del sueño, pero no de un sueño como lo
entiende Freud, sino como los pensadores anteriores a Freud, es decir, el sueño
entendido como basura onírica, en este sentido no describía en absoluto el
psiquismo humano, porque no era más que un fantasear dormido. Sin embargo,
a partir de Freud los sueños se van a entender como una información valiosa
del psiquismo humano, por lo tanto, los sueños no son cosas imaginarias, sino
que los sueños son reales, sino que los sueños son la principal información que
disponemos del psiquismo humano.
En cambio, (Althusser, 1988, p. 42) arma, puedo sostener que las ideologías
tienen una historia propia; pero para ello hay que distinguir entre la ideología y
las ideologías, si el acento lo ponemos en las ideologías constatamos que tienen
una historia propia, en cambio, la ideología en general no tiene historia. Pero,
cuando Marx dice que la ideología no tiene historia, aquello en lo que se ja
es en el aspecto negativo, en el sentido de que la historia está fuera de ella,
Althusser, en cambio, entiende que la ideología no tiene historia en un sentido
absolutamente positivo, si realmente es propio de la ideología el estar dotada de
una estructura y un funcionamiento tales que la constituyen en una realidad no
histórica, a la ideología le pertenece, como nota constitutiva, su no historicidad
es que la ideología misma, la ideología en tanto que ideología, es ella no histórica
y claro este no histórico lo va a entender como omnihistórica, justamente por
estar la ideología estructurada de la manera en la que está, al parecer abarca la
historia en su totalidad, por eso es que es no histórica, porque abarca a la historia,
está presente en lo que se llama la historia toda, la totalidad de la historia está
pergeñada de ideología, de tal modo, para extremar más nuestro análisis, que si
hablamos de historia estamos hablando de una historia ideologizada
19
.
Si nos quedamos con el planteamiento de Marx y decimos que la ideología es mera
imaginería, evidentemente no estamos dotando a la ideología de materialidad,
18 Dicho con la máxima simplicidad, la ideología no tiene historia porque es un producto de las
clases dominantes, por lo tanto, en rigor, quien tiene historia, es la clase, no la ideología.
19 No en el sentido de ideologización, al modo de Ellacuría (1975), sino en el sentido de que
hablar de historia es hablar de ideología. Es propio de la Historia la ideología.
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(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
más bien estamos propendiendo creer que la ideología es algo vacío, es una cosa
fantasmagórica, por lo tanto, es algo que no tiene un contenido real, es algo que
no tiene un contenido material. En cambio, Althusser está interesado en que
entendamos la materialidad de la ideología. En este sentido la ideología no sólo
va determinar el espíritu, va hacer una determinación material, por eso dice
nuestro autor que la ideología es una representación de la relación imaginaria
de los individuos con sus condiciones reales de existencia; por muy imaginaria,
ilusoria, fantasiosa que sea, tiene una base material, y está base material son
aquellas condiciones desde las cuales la clase dominada tiene que ir haciendo
su propia vida, incluso, muchas veces como una contradicción clarísima entre
lo que imaginamos y lo que vivimos.
Las condiciones en las que vivimos, son condiciones que de alguna manera
pueden ser superables y la superación de esas condiciones se juega nada más
y nada menos que en la imaginería que nos hacemos, en este sentido dicha
imaginería, no es una imaginería vacía, no es una imaginería meramente
fantasiosa, sino que es una imaginería que hunde sus raíces en las condiciones
reales en las que vivimos, no necesariamente como crítica, sino más bien como
la posibilidad de que puedan superarse esas condiciones reales, en las que nos
encontramos, en este sentido, muchas veces comenzamos a adoptar maneras de
pensar que son propias de la clase dominante, ¿por qué razón? porque estamos
esperanzados que justamente por la adopción de esta manera de pensar, podamos
superar las condiciones de penuria, de pobreza, de escasez en la que podamos
estar viviendo.
La pregunta que hay que hacerse es ¿por qué los hombres necesitan esta
transposición imaginaria de sus condiciones reales de existencia? no son sus
condiciones reales de existencia, no son su mundo real, lo que los hombres
se representan; es evidentísimo que tenemos carestía, escasez, cuando nos
representemos la vida, no la vamos a representar como escasez y carestía,
porque bien entendido, si fuera una transposición de las condiciones reales, nos
estaríamos imaginando una vida de carencias, de inseguridades, porque esas
son las condiciones en las que estamos viviendo.
Lo representado es ante todo, la relación que existe entre ellos y las condiciones
de existencia. Hay condiciones de existencia reales, no es que se trate de mera
fantasía y, además, hay un sujeto, hay un grupo social; lo que media a este
sujeto, a este grupo social con sus condiciones reales, es una relación que
funciona como punto de partida de toda representación ideológica y, por lo tanto,
imaginaria del mundo real, en esa relación está contenida la causa, situémonos
en la relación en tanto que relación; pongamos entre paréntesis las condiciones
reales y los sujetos de las condiciones reales y ahí está la causa que da cuenta
de la deformación imaginaria, de la representación ideológica del mundo real.
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(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
En donde se juega la deformación no es en la condición real, porque la condición
real sigue siendo condición real y tampoco es entre los sujetos que viven esas
condiciones reales, sino en la relación que se establece entre ellos, ahí se juega
la deformación ¿cuál es la gran dicultad de haber deformado esa relación? de
este modo se va trastocar, se va a deformar cualquier tipo de relación que se dé,
no sólo entre los seres humanos sino, incluso, las relaciones que se den en el
ámbito, por ejemplo, de la empresa.
Hemos realizado una deformación imaginaria, es una imaginería que tiene bases
reales, pero que no deja de ser ni imaginería, ni deformación y justamente como
es una deformación imaginaria, no se representan las relaciones de producción
existentes, porque en la ideología no está representado el sistema de relaciones
reales que gobiernan la existencia de los individuos, la ideología no es una
descripción de las relaciones reales en las que están los individuos, entonces
¿qué es lo que ocurre en la ideología? Si no es la representación de la relación
imaginaria de esos individuos con las relaciones reales en que viven, el papel de las
ideologías tiene la función de querer hacernos parecer que las relaciones en las que
estamos son relaciones normales y nos convencemos incluso a nosotros mismos
de esta normalidad. Entonces, aprehender esta relación como normal es la mayor
deformación ideológica en la que podamos estar. (Althusser, 1988, p. 46)
No hay ninguna ideología que pueda librarse de su deformación necesariamente
imaginaria, la ideología es una deformación que tiene como elemento
constitutivo el que sea imaginaria; la ideología no es que sea una descripción
de esa relaciones de producción, la ideología no fotografía esa relaciones de
producción, para que podamos decir: lo que hace la ideología no es más que una
descripción de las relaciones reales de producción.
Hemos constatado que los individuos idealizamos, nos creamos imaginariamente
un tipo determinado de relaciones, ese es el hecho; inexorablemente
deformamos esas relaciones; lo que nos tenemos que preguntar es ¿por qué
razón procedemos de ese modo? ¿cuál es la razón última que nos explica que
nos relacionemos imaginariamente, nos relacionamos deformadamente con los
otros? Hay individuos que están interesados en que se proceda de ese modo,
hay una camarilla de individuos o autores de la gran misticación ideológica,
no ideologizamos porque lo queramos hacer nosotros o, mejor dicho, no
estamos en un ámbito de relaciones ideologizada porque lo queramos hacer,
incluso, el mayor tiempo de nuestra vida no somos conscientes que estamos
estableciendo relaciones ideológicas, estamos, por ejemplo, inmersos en un
ámbito deformado y no somos conscientes probablemente de esa deformación,
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(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
no somos conscientes de que estamos actuando ideologizadamente, incluso,
hasta cuando tenemos la mejor de las voluntades, no somos capaces de quitar
el velo que nos permita descubrir que nuestra conducta, que nuestra práctica
es algo ideologizado ¿por qué? Porque los autores se cuidan mucho de quedar
siempre en la oscuridad, de quedar siempre ocultos; estamos inmersos en un
océano ideológico, pero los autores, los gestores de esa ideología se esconden
tras bambalinas. Pero con lo dicho, una de las nociones que se pone en cuestión
es la de sujeto, si no somos conscientes que vivimos ideologizados, y que
incluso, somos canales de ideologización, ¿qué es el sujeto?
La noción de sujeto
¿Qué quiere decir nuestro autor con sujeto? Este tema recuerda la losofía
británica: Locke, Hume, Smith. Uno de los grandes aportes de estos discursos
losócos, fue lo que podemos denominar la reivindicación del sujeto,
evidencia la realidad del sujeto, la realidad de ese individuo que es capaz de
proponerse metas y que tiene la seguridad de alcanzarlas y que, por lo tanto, no
necesita las andaderas, ni la del monarca, ni la del cura, sino que en sí mismo
encuentra los recursos para poder lograr todo aquello que razonablemente
se proponga. Pienso que es esta idea de sujeto la que está funcionando en la
cabeza de Althusser, pero está funcionando con el propósito de criticarla, con el
propósito de quitarle toda apoyatura; una característica de este sujeto es que está
dotado de conciencia y cree en las ideas que su conciencia le inspira y acepta
libremente. Todos estamos inmersos en una práctica determinada y esa práctica
está sustentada en un conjunto de ideas, pero son un conjunto de ideas de las que
nosotros creemos tener conciencia de ellas; la ideología reconoce, a pesar de
su deformación imaginaria, que las ideas de un sujeto humano existen o deben
existir en sus actos, estos actos están insertos en práctica y estas prácticas son
prácticas rituales, y estos ritos lo que expresan es la ideología en la que estamos
inmersos, son ritos que se inscribe en la existencia material de un aparato
ideológico20 (Althusser, 1988, p. 50)
¿Cuál es el sustrato último de la deformación de los actos? son prácticas
materiales denidas por un aparato ideológico, quiere decir que todas las ideas
que tengo en la cabeza y que son ideas que se concretan en actos materiales,
no son ideas mías, sino que son ideas que provienen de un aparato ideológico
determinado, me comporto de un modo muy preciso evidentemente piloteado
por un conjunto de ideas, que al no ser ideas mías deforma, distorsiona la
relación que yo establezco
20 A los aparatos ideológicos les interesa que pensemos que somos los artíces de nuestras
ideas, que somos los sujetos de nuestras ideas. El punto es, que como no son ideas nuestras,
aquella supuesta subjetualidad es una ilusión.
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Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
Althusser pone en cuestión la idea misma de sujeto. “La ideología solo existe
por el sujeto y para los sujetos”, es decir si no hubiera un sujeto la ideología
no tendría razón de ser por muy sosticados que puedan ser los aparatos
ideológicos. Entonces inmediatamente vamos entendiendo que el rol principal,
la función principal, el papel principal de la ideología es la constitución de un
sujeto, si no constituye un sujeto, sino crea un sujeto, la ideología no tendría
razón de ser, la ideología no tendría sentido; “solo existe ideología para los
sujetos concretos, este es otra precisión”; el referente que tiene la ideología no
es un sujeto abstracto, no es un sujeto en general, sino que es un sujeto concreto.
La categoría de sujeto es la categoría constitutiva de toda ideología; cuando
nos preguntamos cuáles son las notas de una realidad determinada, podemos
encontrar que hay notas de las cuales esa realidad puede prescindir, pero y hay
algunas otras de las que no puede prescindir, porque sí prescinde de esa nota, ya
no sería la realidad qué es. Sujeto es una categoría constitutiva de toda ideología,
se la quitamos y la ideología deja de ser lo que es, por eso para Althusser, la
tarea primaria de la ideología es la constitución de sujetos (Althusser, 1988, p.
54) de un sujeto que siempre es ya sujeto.
Pienso que el interés primario que tiene nuestro autor es el de contraponer dos
categorías que se suelen confundir, por un lado la categoría de individuo y
por otro la categoría de sujeto; cuando nosotros hablábamos anteriormente de
sujeto en términos de la losofía británica, estamos entendiendo sujeto, como
individuo y nuestro pensador está interesado en que podamos distinguir ambas
categorías; dice que el modo de distinguirlo es cayendo en la cuenta que cuando
nosotros hablamos de individuos es una abstracción, la losofía británica estaba
persuadida que la sociedad estaba constituida primariamente por individuos y
John Locke establece con toda precisión que son estos individuos los que se
ven forzados a tener que integrar un grupo social, cuando, por ejemplo, se pone
en peligro la propiedad privada; pero son individuos, el grupo está constituido
por individuos; y sin embargo, lo concreto es el sujeto en la medida en que los
sujetos son siempre ya (Althusser 1988, p. 57)
Althusser introduce la gura de Sujeto de sujetos, es un sujeto que ocupa un
lugar único, es un sujeto absoluto y que interpela a su alrededor a la innidad
de los individuos como sujetos, y esta interpelación es muy precisa y consiste
en someter a los sujetos al Sujeto. Este Sujeto tiene la capacidad de someter a
los demás sujetos. Los aparatos ideológicos podrían ser ese Sujeto que somete
a los sujetos, incluso con su anuencia; nosotros en nuestro comportamiento
ideológico, en nuestro comportamiento ideologizado solo somos capaces
de reconocernos en ese sujeto y además lo hacemos de buena gana, somos
conscientes que somos en la medida en la que estamos sujetos, y eso es lo
correcto y esa sujeción es la que nos va a poder salvar como sujetos.
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Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
(la ideología como constitución de sujetos). p. 46-64
Conclusión
Identiquemos los cuatro puntos fundamentales de todo este tratamiento que
ha hecho Althusser de la ideología, la estructura especular de la ideología
asegura primero, la interpelación de los individuos como sujetos, su sujeción
al sujeto con mayúsculas, el reconocimiento mutuo entre los sujetos y el Sujeto
y evidentemente entre los sujetos mismos y, nalmente, el reconocimiento del
sujeto por el mismo. Hay una especie de gradación en este reconocimiento: me
reconozco como sujeto, les reconozco como sujetos y, nosotros, en tanto que
sujetos, reconocemos al Sujeto por antonomasia y, en cuarto lugar, la garantía
absoluta de que todo está bien como está, y de que con la condición de que los
sujetos reconozcan lo que son y se conduzcan en consecuencia todo irá bien, es
la planicación absoluta de la ideología
Referencia
L. Althusser, (1988) Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Nueva Visión,
Argentina
Franz J. Hinkelammert, Henry Mora Jiménez (2011), Lo económico como
«última instancia» de la producción y reproducción de la vida real, Grupo
pensamiento crítico, disponible en https://www.pensamientocritico.
info/articulos-1/goticas-de-economia-critica/lo-economico-como-
lultima-instanciar-de-la-produccion-y-reproduccion-de-la-vida-real.
html, consultado el día 20 de octubre del 2022
Adolfo Sánchez Vásquez (1984), Ética, Grijalbo, Barcelona
Adela Cortina (2014) Para qué sirve la ética, Paidós, Barcelona
E. Kant (2007) Critica a la razón pura, Losada Argentina
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Fúnez, Rubén Antonio. Althusser: ideología y aparatos ideológicos del Estado
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Técnica: Mixta
Medidas : 75 x 52 cm
Pedro Ipiña
ECOLÓGICA MARINA
Un punto es un ojo desde la eternidad. Una cerradura.
Un respiro y aparte. Pero la vida vuelca una y mil veces sus colores
sobre ese fragmento que se levanta de la nada y vuelve
a ser punto de partida.