Arias Salegio, Illiana Stephanie. ¿Disonancia o consonancia de mi historia académica con respecto a
La ciudad letrada? Págs. 36-47.
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i7.2981
URI: http://hdl.handle.net/11298/293
©Universidad Tecnológica de El Salvador
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2016 AÑO 6, n. º 7, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
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Los miembros de la ciudad letrada eran estrictamente urbanos; la civilización era
vista como sometimiento, dada únicamente en el centro del territorio. “La ciudad
fue el más preciado punto de inserción en la realidad de esta configuración
cultural y nos deparó un modelo urbano de secular duración: la ciudad barroca.”
(Rama, P. 17.) Se generó un ordenamiento del territorio, se establecieron leyes y
se implantaron funcionarios que imponen la ideología. “Las ciudades construían
una pirámide, en que cada una procuraba restar riquezas a las interiores y a la vez
proporcionarles normas de comportamiento a su servicio.” (Rama, P. 28.)
Durante la formación de la Licenciatura en Ciencias de la Educación, se estudió
a Roger Cousinet, pedagogo francés, quien muestra una postura contraria a la de
los dueños del poder en la ciudad letrada; él libró una lucha frente a la rigidez y
el espíritu dogmático de las escuelas francesas contra el memorismo y excesivo
intelectualismo de los programas escolares (El Salvador. Ministerio de
Educación, 1992, P. 105). Rousseau, a la vez, propone como centro de todo el
proceso educativo al niño. Propone el desarrollo natural como ideal, evitando
cualquier interferencia. Su naturalismo en contra de todo sistema escolástico
rígido, despótico y uniformizante (El Salvador. Ministerio de Educación, 1992,
P. 35). Por el contrario, Rama describe los principios de la cultura barroca
infiltrada en América Latina: abstracción, racionalización, sistematización,
oponiéndose a particularidad, imaginación, invención local (Rama, P. 24).
No somos producto de nuestras propias letras, sino de letras impuestas. La
universidad, en el contexto salvadoreño, no enseña a crear y recrear el
pensamiento; los estudiantes de cualquier nivel, no escriben; muy poca
importancia merece la investigación a las autoridades, por consiguiente, no se
enseña a generar conocimiento.
Pero ¿será el estudiante universitario el único responsable de no poder investigar?
El docente no está suficientemente preparado para ser enseñante; él solo es
producto del sistema. Entonces, ¿a quién se le reclama?, ¿al sistema? La
enseñanza está supeditada a un poder político ciego, iletrado, con manipulación
hacia la sociedad. Toda la literatura de Platón (máximo exponente de la filosofía
y uno de los más grandes educadores de todos los tiempos vigente en la
actualidad) está imbuida de contenidos pedagógicos, fuertemente influidos por el
pensamiento de Sócrates, quien afirmaba que “él sólo era una partera que con su
método hacía que la mente diera a luz” (El Salvador. Ministerio de Educación,
1992, P. 13).
Los educadores de El Salvador, por su parte, no han hecho aportes relativos a
teorías de enseñanza, no han impulsado un cambio curricular pertinente a este
contexto, a lo mejor por conformismo u oportunismo, siendo reproductores de las
letras, de textos provenientes de otras latitudes, como Europa, Norteamérica y
Suramérica. Sin embargo, queda en evidencia el afán de liberarse de los grupos
dominantes, ejemplo de ello es la forma de expresión de grafitis en la actualidad;