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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2020 AÑO 10, n.º 11, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
Hernández, Miguel Angel. Mitología en las cosmovisiones Izalqueñas: universo simbólico de nahuales
y contra nahuales. Págs. 93-115.
Mitología en las cosmovisiones Izalqueñas:
universo simbólico de nahuales
y contra nahuales
Mythology in the Izalco cosmovisions:
A symbolic universe of nahuales and contra nahuales*
(*those who do not follow the traditions of nahuales)
Lic. Miguel Ángel Hernández Vásquez
Antropólogo y docente investigador
Universidad Tecnológica de El Salvador
miguelangeles79@gmail.com
Fecha de aceptación: noviembre 2019
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v0i11.10739
URI: http://hdl.handle.net/11298/1195
Resumen
La mitología es parte fundamental en las cosmovisiones de la especie humana,
en donde se ubican la fundación de los pueblos originarios y su desarrollo
evolutivo, en el universo simbólico que condensa sus paradigmas. En ese
sentido, el presente artículo es parte de los acápites de los hallazgos del trabajo
de tesis titulado “Cosmovisiones locales: tradiciones, costumbres y oralitura
en las cofradías izalqueñas” para optar al grado de Licenciado en Antropología
por la Universidad Tecnológica de El Salvador. Por lo consiguiente, uno de los
objetivos especícos fue inferir, a través de la oralitura izalqueña, la presencia
de mitos fundacionales y de creación presentes en las cofradías indígenas de
Izalco en torno al relativismo lingüístico.
Dicho proceso de tesis de grado se realizó en el periodo comprendido de marzo a
noviembre de 2018, en el casco urbano de la ciudad de Izalco, en donde, a través
de las siguientes técnicas del método etnográco el rapport, la entrevista guiada
y no dirigida, se realizó el levantamiento de datos cualitativos en sesiones de
trabajo con los mayordomos Alonso García, de la cofradía “Padre Eterno”, y
don Lipe Pilia Chile, de la cofradía de San Francisco de Asís, así como con
Miguel Ángel Palma Gómez, touroperador izalqueño.
Palabras clave: Izalco, Sonsonate, El Salvador - Religión y mitología. Mitología
indígena - Izalco, Sonsonate, El Salvador. Izalco, Sonsonate, El Salvador - Vida
social y costumbres. Antropología social - Izalco, Sonsonate, El Salvador.
https://orcid.org/0000-0002-2945-4722
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Abstrac
Mythology is an essential part in the worldview of the human race. It is here
where the basis of the original peoples and their evolutionary development are
found: in the symbolic universe that concentrates its paradigms. In this sense,
this article is part of the ndings of the thesis work entitled: “Local worldviews:
traditions, customs and oral literature in the cofradias (brotherhoods) from
Izalco”, to obtain the Bachelor´s degree in Anthropology from Universidad
Tecnológica de El Salvador. One of the specic objectives was to infer the
presence of the foundational myths on human creation through the oral literature
from Izalco around linguistic relativism, as found in the indigenous cofradías in
this city. This thesis work was conducted between march and November 2018,
in the urban area of the city of Izalco. In order to collect qualitative data, the
following techniques from the ethnographic method were used: the rapport,
interviews--both guided and not guided--. These instruments were used with the
mayordomos (religious administrator) Alonso García, from the “Padre Eterno”
cofradía (“Eternal Father brotherhood), and Don Lipe Pilia Chile, from the San
Francisco de Asís cofradía (Saint Francis of Assisi brotherhood); they were also
used to interview Miguel Ángel Palma Gómez, tour operator in Izalco.
Key words: Izalco, Sonsonate, El Salvador - Religion and mythology.
Indigenous mythology - Izalco, Sonsonate, El Salvador. Izalco, Sonsonate, El
Salvador - Social life and customs. Social Anthropology - Izalco, Sonsonate,
El Salvador.
Introducción
Cada sociedad congura, a partir de sus prácticas cotidianas de manera
colectiva, los pensamientos que dan soporte al sistema de creencias que une y
distingue a una sociedad de otra cercana con la que comparte el universal de la
religión, llevándolo asimismo a la generalidad y particularidad en la ritualidad
y religiosidad que fundamentan dicho sistema.
Dentro de las características del mito, Mircea Eliade1 (1991) expresa lo
siguiente: “cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido
lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos. Es siempre
el relato de una creación, se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a
ser. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones
de lo sagrado (o de lo sobrenatural) en el Mundo” (p. 6).
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Miguel Ángel Hernández Vásquez
Para la Antropología, es importante analizar los mitos fundacionales y de
creación para descodicar los signicados que guardan en la cosmovisión local
de una determinada etnia en estudio. En ese sentido, Mircea Eliade
1
2
(1991)
dene: “El mito sólo es tardío en cuanto formula: pero el contenido es arcaico y
se reere a sacramentos, es decir, a actos que presuponen una realidad absoluta,
extrahumana...Mito del eterno retorno” (p. 7).
Desarrollo
La Cuyancúa: nahual de Izalco
Dos épocas de vida, entre la resequedad de la tierra y la fertilidad de la tierra
en la época lluviosa, han marcado desde nuestros ancestros una serie de
interpretaciones del cosmos, de lo que es intrínseco en el universo del ser
humano, y lo extrínseco, que en la vida sociedad adquiere matices que conguran
lo tangible e intangible de sus pensamientos en la cultura material e inmaterial,
denotando su patrimonio natural y cultural, estrechamente ligado a la vida física
y espiritual. En ese sentido, uno de los seres mitológicos que anuncian la época
de preñez de la tierra es la Cuyancúa, que es para los izalqueños su patrimonio
cultural, asociado también al natural, el cual se expresa a continuación:
1 Fuente: Elíade, M. (1991). Mitoy Realidad. Barcelona: Labor. p. 6.
2 Ibid. p. 7.
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La historia que más nos contaban era que cuando se acercaba
el invierno, que ya empezaba a llover, la gente escuchaba en la
zona de Atecozol, que es una zona muy boscosa y que está en un
lugar bastante como alto de la zona de Izalco, entonces, cuando se
escuchaba como un chillido de siembra, que era como un zumbido;
y la gente decía que ya había chillado la Siguanaba, y que ya iba a
empezar el invierno. Entonces, una semana después, empezaba a
llover. Igual cuando estaba lloviendo bastante fuerte y se escuchaba
el chillido de la Cuyancúa, que era porque iba a ver temporal. Bien
la gente decía “hoy está chillando la Cuyancúa, es porque va a
ver un temporal”, decían, y cabal, se extendía el invierno en ese
tiempo... También cuando ya llegaba la hora de determinarse el
invierno. Unos días antes que se terminará el invierno, la época
del invierno, este ser que aparecía en las quebradas en los ríos, que
no solo era una, sino que se juntaban varias, también chillaban y
eso daba. La gente ya sabía que con ese chillido ya terminaba el
invierno. Como te mencionaba, Atecozol está en un área bien alta
y tiene bastantes árboles; genera un eco, bastante eco. Entonces, la
gente cabal escuchaba en todo el mundo; el centro del municipio
escuchaba el chillido de la Cuyancúa.
Figura 1. Reinterpretación de la Cuyancúa, por parte del arqueólogo salvadoreño Federico
Paredes, retomada de: https://federicostories.blogspot.com/2017/11/the-cuyancua.html
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Figura 2. Mural de la “Fertilidad” en donde se retoma la iconografía del Xipetotec, mural
elaborado por el Antropólogo Álvaro Sermeño, ubicado en una pared externa de su vivienda.
Fotografía tomada por el investigador.
Por analogía, este ser mitológico puede trasladar al lector a la imagen del señor
de la primavera, el Xipetotec, considerado una deidad en el mundo Occidental
por su morfología antropomorfa. Sin embargo, al analizar dicha deidad se puede
observar, como muy bien lo ha analizado el antropólogo Alvaro Sermeño, la
forma de cántaro en su cabeza, las azas que denen las orejas de la cabeza del
Xipe, el cual está invertido, como vaciando o proporcionando al ser humano
el vital líquido. Finalmente, el cuerpo, en su tronco y extremidades superiores
e inferiores, representan la semilla fertilizada del maíz, ya que dichas partes
forman el grano y el olote, en su morfología.
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Figura 3. Reinterpretación del Xipetotec, por parte del Antropólogo Álvaro Sermeño;
en donde se aprecia la escama del olote, símbolo de fertilidad como parte del ritual
de la fecundidad o preñez de la Madre Tierra. Mural ubicado en una pared externa
de la casa de habitación de Sermeño. Fotografía tomada por el investigador.
Ambos la Cuyancúa y el Xipetotec, son los que anuncian el inicio de la época
seca, en donde el alimento es más escaso, y la llegada del invierno que anuncia
la preñez de la tierra, y por ende la abundancia del alimento.
Sin embargo, la era digital, dichos elementos místicos pasan desapercibidos
entre las nuevas generaciones, debido al impacto psicológico, de las redes
sociales en el ciberespacio, quienes pasan sumergidas en su mayor parte del
tiempo en temas coyunturales; colocando una venda en la interpretación que
hacen de las realidades presentes. Todo esto en detrimento del equilibrio que se
mantuvo en el pasado ancestral entre el ser humano y su medio ambiente.
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Siguiendo con el análisis de la mitología nahua pipil, Guzmán Palma, comparte
el análisis de la serpiente en la morfología de la Cuyancúa:
La serpiente está bien representada desde la cultura maya, con
Quetzalcóatl toda esa parte de la cultura como una divinidad,
relacionada con la productividad con la tierra, y también con la
parte como, por decirlo así éste de un animal que no se puede
ver, animal que es rápido, que no se puede agarrar…entonces
la parte de la serpiente la gente lo ha relacionado con eso,
porque muchas veces la gente escuchaba el sonido, pero nunca
lograban ver, escuchaban que la Cuyancúa hacia el sonido, pero
nunca lograban ver, pero sólo escuchamos el chapoteo en la el
agua decían, ya porque la de la Cuyancúa, había pasado, donde
había escarbado, pero no lo lograban ver, entonces esa parte de
la serpiente relacionado con ese sentido, con un animal arisco.
Es importante recalcar que la Cuyancúa es el nahual de los Izalcos, dentro de su
mitología nahua pipil, por lo que es importante destacar que signica el termino:
Nahualli es un término náhuatl que originalmente se usó para
designar dos conceptos principales: En primer lugar, este se
reere a una suerte de doble o alter ego animal que se encuentra
tan estrechamente unido al destino humano que su muerte
tiende a implicar la destrucción de la persona. En segundo,
nahualli alude a cierta clase de especialista ritual caracterizado
por su capacidad de cambiar de forma a voluntad (Martínez
González, 2007, p. 189).
Por su parte, fray Alonso de Molina registra la voz náhuatl nantli como ‘madre’,
y fray Bernardino de Sahagún reere que los nahuas llamaban Tonantzin (es
decir, ‘Nuestra madrecita’) a la ‘madre de los dioses’ (Montemayor, 2007), esto
haciendo alusión al sincretismo entre lo indígena y lo español, en la imagen
de la Virgen de Guadalupe en México; por lo cual, el autor inere que seguían
adorando a la antigua Tonantzin. Sahagún registra nantlalli como ‘tierra madre’,
de tlalli, ‘tierra’, y nantli, ‘madre’. Molina incluye nanyotl como ‘matriz’
(también signica ‘maternidad’, agregó Rémi Siméon citado en Montemayor,
2007). Sin embargo, el elemento dual o hermafrodita se ve reejado también en
el nahual. Según Montemayor (2007), al igual que con tahtli, se forma el familiar
tatahtli, de cuyo acortamiento proviene ‘tata’; del familiar de nantli, nanahtli,
se forma ‘nana’; y sigue nantli, que signica, primordialmente, ‘madre’, por
extensión ‘abuela’, y, en ciertos estratos sociales, ‘nodriza’ (p. 1).
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Figura 4. Quetzalcóatl o serpiente emplumada. — También se le llama «estrella de la
mañana» y dios de los vientos (Codex Magliabecchiano XIH. 3), retomada de María
de Baratta (1951) en su libro Cuzcatlán típico : ensayo sobre etnofonía de El Salvador :
folklore, folkwisa y folkway. Primera parte.
Hablar del nahualismo es hablar de seres protectores que conducen al ser humano
a lo largo de su vida a una serie de emociones, sensaciones, sentimientos de
arraigo, de etnicidad en los que esta implícito los siguientes elementos:
Para el ser humano, la realidad material es conceptualmente
inalcanzable; sólo tenemos acceso a los objetos y acontecimientos
a través de las representaciones que de ellos nos hacemos, pues la
representación “no es el reejo en el espíritu de una realidad
externa perfectamente acabada, sino una remodelación, una
verdadera construcción mental del objeto, concebido como
inseparable de la actividad simbólica del sujeto” (Herzlich:
1972, 306, citado en Martínez González, R., 2016, p.11).
Sin embargo, existe una dualidad en los nahuales, que según María de Baratta
(1951), lo destaca a continuación:
Una de las costumbres más arraigadas, a pesar de la vigilancia
de las autoridades, es el «Nahualismo», la brujería, hechizos,
malecios, curanderismo y muchas otras prácticas de lo más
absurdo, que se hallan aún ahora en pleno siglo XX muy
extendidas en todo el territorio de Cuzcatlán y también en todos
los países de Indo-América. Pero de todas las supersticiones
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de nuestros indios, sin duda la más curiosa y más fuerte en su
tradición era y es el «Nahualismo» (p.263).
En el fragmento anterior es notable el nivel de etnocentrismo, propio de la
primera mitad del siglo XX en las elites criollas y ladinas, en la cual estuvo
inmersa María de Baratta; por tal razón cuando la investigadora del folklor
salvadoreño, utiliza el peyorativo de “absurdo” expone la realidad que la
rodeaba, y por ende no es de extrañarse del porqué de su aseveración y postura
frente al nahualismo. Desde la antropología se puede interpretar desde el
dualismo simbólico y desde lo arbitrario del signo, visto asi en la lingüística
estructural de Saussure (1916), quien lo ha codicado como algo arbitrario y
convencional; lo cual le atribuye múltiples signicados al ser observado desde
diversas aristas. Esto signica que, desde el punto de vista cientíco, ninguna
practica o manifestación sociocultural se le debe calicar utilizando cualquier
clase de peyorativo, ya que el cientíco se debe a sus informantes claves.
Los Tepéuas: los muchachos de la lluvia y del conocimiento
Dentro de las cosmovisiones izalqueñas, la época de la cosecha está regida
por una serie de entidades míticas, que inciden en la productividad de la
tierra, que ha de germinar, siempre y cuando el ser humano este en equilibrio
con la madre naturaleza; así como la Cuyancúa anuncia la llegada de la
lluvia, para que inicie el proceso interno de germinación para los diferentes
organismos activen el ciclo de vida. Dicho ciclo de vida está gobernado bajo
la cosmovisión de la población náhuat-pipil por otros entes; se hace referencia
a los Tepehuas, estudiados ampliamente por el antropólogo alemán Leonhard
Schultze Jena en 1934, en el contexto del etnocidio en el occidente del actual
territorio salvadoreño.
Schultze Jena
3
destaca el signicado de tepéua “El nombre dado de “Muchachos
de la Lluvia”, así los tepéua en Pipil, cuyo correcto plural y sustantivo es
textepeuámet, lo derivo del verbo ni-k-tepéua-a que signica “arrojar”,
“esparcir”. Este es la principal actividad de estas criaturas, esparcir la lluvia
sobre la tierra (p.49).
“Sahagún nos informa que también las deidades de la montaña, que de
argamasa eran moldeados en miniatura, el tepictoton de los Aztecas, se
contaban entre los Dioses de la Lluvia” (Schultze Jena, 1977: p.49). Así
mismo la relación entre el volcán de Izalco, y el elemento del agua, se destaca
en el siguiente fragmento:
3 Schultze Jena, L. (1977). Mitos y leyendas de los pipiles de Izalco. San Salvador: Cuscatlán.
Pág.49
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Una relación de ideas con tépet = cerro, en cuya cima recogen
copos de nubes de lluvia, tendría en las acepciones del Quiché su
relación colateral. En raíces se impide una relación de contraste
así: tepeu (gramaticalmente, verbo intransitivo tepeu-i = bajar
en cantidades) que es la raíz para esparcir (en comparación),
opuesto a tepe que es la raíz para “cerro”. Yo no encuentro que
este examen resista del todo una relación de ideas entre “cerro
— duro — pequeño”. (Schultze Jena, 1977: p.49)
Por su parte Alonso García (2018), hace referencia a como dichos personajes,
previenen o anuncian los días aciagos haciendo alusión a las cosmovisiones
mayas, o de malecios, cuando la relación entre el ser humano y el medio
ambiente, no ha resultado muy equilibrada. Lo anterior, se contextualiza,
cuando en las cosechas, sobre todo en el máiz, aparecen unos granos negros; tal
como se decribe Alonso García (2018), a continuación:
Hace 60 años, nosotros teníamos una ritualidad de los Tepéuas,
más que todo en este mes de julio, cuando aquí eran ranchos
metidos en las montañas, todo esto eran montañas, aquí estaba
un rancho donde vivió mi abuelita Anita Putun, aquí les dejo a
los hijos, y yo compre… entonces, no es lo mismo habitar en
un territorio, que vivir en un patio… porque en el mes de julio,
había la creencia, que ya se cabo eso, la madre naturaleza y la
madre tierra ha venido a cobrar justicia, porque, en este mes
que decimos el mes del Jilote…algunos arman que los han
visto, mi mamá armaba que había visto el mito del Tepéua…
entonces qué es lo que pasaba, que se veía que venía una
tormenta la haz de los árboles, y una nublazón negra, y que los
palos zumbaban… y como era una creencia, una realidad le da
ritualidad que ella hacía es sacar el Tol y sonarlo (el caracol)
que la creencia esta exacta que, se iba de paso.
Por los apuntes de un Franciscano del tiempo de la Conquista, sabemos que el
Dios de la Lluvia había creado muchos pequeños ayudantes -”para llover crió
muchos ministros pequeños de cuerpo” en donde la funcionalidad que ejecutaba
según Schultze Jena (1977) los análisis, que hizo de estos seres mitológicos en
los pipiles de Izalcos era “sacar el agua de los cubetes que estaban en el patio de
su casa, para que se esparciera como lluvia sobre la tierra” (p.49).
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Figura 5. Entrevista guiada con Alonso García, mayordomo de la cofradía de Padre Eterno y
María Asunción. Fotografía tomada por Miguel Ángel Najo Latin, el día 9 de julio de 2018.
Sigue Alonso García (2018), con el relato mitológico de los Tepéuas:
Pero como ahora no llueve, antes llovía, eran unas
tormentas… vamos hablar de nuestro propio medio, ¡tene
cuidado noy, porque los Tepéuas ya van a venir!! Entonces,
lo que se estableció fue que solo se cultivaba el maíz, solo se
cultivaba el uno pilse y el capulín, entonces aquellas milpas
estaban en pleno jilote en este tiempo; entrando el elote,
entonces era cuando los Tepéuas venían, a llevar los granos de
maíz, a alimentarse con el maíz, entonces para mayor creencia,
que no había abono, ni cosa que se le parezca, los dones así
de tamaño, así de grandotes, entonces decían aquí pasaron los
nanahuas o los Tepéuas…y la palabra común es, ¡aquí se cago
un Tepéuas! Porque en la punta de aquella mazorca le salían
búas negras (García, 2018).
Según Leonhard Schultze-Jena
4
(1975), los Tepéuas, o “muchachos de la lluvia”
son aquellos seres que afectan intencionalmente las cosechas, incrementando el
caudal de los ríos, generando la impermeabilidad en el suelo, afectando por ende
las cosechas del maíz. Dando como resultado, la aparición de las búas negras
a las que hace referencia Alonso García (2018), en las puntas de las mazorcas.
Por analogía en la cultura Maya se denominan “días aciagos o de mala fortuna”;
describiendo dicho proceso metereologico de la siguiente manera:
4 Ibid.
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“Los Tepéuas producen truenos y granizos que dañan las
cosechas.En tiempo mitico, con hachas de pedernal-machi_
abren la montaña para extraer el maíz. Al presente, el acto
primigenio se reitera desde las nubes al golpear piedras con
esas mismas hachas. Sus fragmentos que “raja[n] árboles”, los
hacen “arder” y “se esparcen” destructivos como “granizo”
(Schultze Jena, 1977)
Figura 6. Las búas u hongos del huitlacoche, similar al relato de las búas descrito por
Alonso García en la entrevista guiada. Imagen retomada de http://www.sobreestoyaquello.
com/2017/03/huitlacoche-el-horroroso-manjar-de-los.html
Figura 7. El sonido del Tol (caracol), en ritual Celebración del Día Internacional de los Pueblos
Indígenas en Izalco. Registro fotográco propio
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Mientras, que en la cosmovisión izalqueña, se tiene una percepción muy
diferente de los Tepéuas, considerados seres sobrenaturales, relacionados con el
ciclo de la vida: la lluvia para hacer germinar la semilla del maíz, y alimentar el
conocimiento, en palabras de Alonso García (2018), se dene:
Entonces la gente decía … ¡aquí se cago el Tepéua! ese elote no
servía, ese cortaba, se iba a buscar después de la tormenta, a los
ocho días, aquí se cago el Tepéua…era una comida que se creía
para adquirir sabiduría y conocimiento, venían los tatas, los
abuelos, sacaban el elote, y ese grano que ahora le dicen búa, lo
hacían en pupusas, y se lo daban a los jóvenes para la fertilidad,
para el conocimiento y la sabiduría, por eso es que el tepehua,
es un mito, lo que ahora en la actualidad se llama extraterrestre,
mucha gente cree y considera que los extraterrestres bajaron,
lo que en la náhuat son Tepéuas, y, creen que dejaron genes
por todos lados… porque aquí lamentablemente dicen que sus
raíces son de Tepéuas, y el señor ya se está muriendo, ayer me
contaron que ya no responde.
Figura 8. Los hongos del huitlacoche preparados en la típica quesadilla mexicana.
Imagen retomada de http://www.sobreestoyaquello.com/2017/03/huitlacoche-el-horroroso-
manjar-de-los.html
Estos seres mitológicos, considerados no humanos o extraterrestres, se quedaron
a convivir con los izalqueños, mezclándose con ellos, para generar descendencia
y fortalecer la sabiduría en las nuevas generaciones, como muy bien lo describe
Alonso García (2018), en el siguiente fragmento:
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Vamos a juzgar la vida ajena, el señor, el rostro, no es de
humano, se le ve… aquí teníamos una persona que si usted le
tomaba una foto, no le volvía hablar y era su peor enemigo,
ya falleció, esos eran hijos de Tepéuas…al grano le llamaban
nanahuas, ahora le dicen búaspero eso se le llama nanahuas,
y era el excremento del tepehua… se consumía para que el
hombre o la mujer, tuviera una buena fertilidad y adquiría el
conocimiento… y tener una buena descendencia… pero Lara
Martínez, él no sabe ni lo que está escribiendo… yo soy amigo
de un alemán, vino a participar en las estas tradicionales del
sincretismo, y le tomo fotos a esas persona (él es el que está
falleciendo y el otro señor), a los ocho meses me escribió y
me dijo que era conrmado que, eran hijos de los Tepéuas…
pero ya no me escribió el señor… pero me conrmo que tenían
esa diferencia en el rostro, y eran pequeños… entonces me
conrmo eso.
La presencia alienígena, considerados “alienígenas ancestrales” por la ufología
o pseudociencia; coincide con los relatos de los antiguos pobladores izalqueños,
que describen a estos seres, o entidades, como los encargados de anunciar el
proceso cíclico de vida en la primavera, durante la época lluviosa, que, ya
germinada la tierra, los jilotes, comunicaban a nivel visual, el alimento que
pronto han de alimentar el cuerpo y el alma, al compensar las jornadas laborales
de sus agricultores.
Estos seres contaban con mucho misticismo en el imaginario colectivo de
los náhuat-pipiles, quienes, les otorgaban a las búas el medio para transmitir
sabiduría a las nuevas generaciones de hombres y mujeres dentro de la
cosmovisión izalqueña; el alimento espiritual que se obtiene de las búas negras
o huitlacoche representa la gnosis para los izalqueños y por ende el mundo físico
que los rodea, permiten que los nahuales cada año interactúen entre sí para que
la Cuyancúa anuncie la llegada de las tormentas, y es ahí donde el Xipetotec
hace su trabajo para preñar la tierra (tal en náhuat tlalli en náhuatl mexicano),
con la llegada del invierno. Frente a este escenario los Tepéuas (muchachos
de la lluvia) se encargan de generar el movimiento cósmico para que el Sol
(tunaltunatiu), acelere la depresión atmosférica, produciendo los truenos y
granizos en la montaña, para que después de terminada la tormenta se revitalice
la vida en su entorno natural. Obteniéndose como resultado el alimento físico
que nutre la vida del ser humano.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2020 AÑO 10, n.º 11, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
Hernández, Miguel Angel. Mitología en las cosmovisiones Izalqueñas: universo simbólico de nahuales
y contra nahuales. Págs. 93-115.
Figura 10. Cromática e hibridación de la semilla natural del maíz en los pueblos indígenas,
tomada de https://www.animalgourmet.com/2014/09/30/glass-gem-corn-el-maiz-de-los-mil-y-
un-colores/
El Guashake una entidad nocturna; como un contra Nahual.
En el imaginario colectivo salvadoreño, es normal escuchar la frase “Ya te llevó
la que no te trajo”, asi como el dicho “el que anda entre la miel algo se le pega”;
frases claras que describen la naturaleza del ser humano, cuando se trata de
desaar las normas establecidas en la sociedad a la cual pertenece como sujeto,
y que, como individuo desafía constantemente, hasta lograr lo que muy bien
sustenta el dicho: “tanto va el cántaro al río que termina quebrándose”. En ese
sentido se retoman los recuerdos de adultez de Don Lipe Pilia Chile (2018),
quien recuerda muy bien su periodo de consumo desmedido de alcohol; el cual
le generó una serie de vivencias paranormales, o de sustos, como se dice en el
lenguaje popular salvadoreño; una de esas vivencias se presenta a continuación:
El Guashake es un animal.... plumudo como una chumpa... si
no es suyo, para usted, solo lo mira y ay se va...pero si lo torella,
compóngase...y esa vez, a nunca me han asustado, cosas
así, pasé mi juventud...yo cuando chupaba, salía a las doce de
la noche, de la cantina, solo me envainaba mi corbo aquí, y la
lámpara, eso andaba cargando... lo que sí, que yo antes ya había
comprado, dos crucijos así, en San Antonio, dos Cristos...y
allá me los bendijo el cura, yo lo compré en la puerta así del
atrio, y cuando yo chupaba que salía medianoche, lo agarraba,
lo ponía uno adelante y otro atrás...el corbo y lámpara.
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y contra nahuales. Págs. 93-115.
Existe un dicho popular que dice: “andando bueno y sano a uno le pasa
cualquier cosa, por el contrario, andando bolo, no pasa nada”; sin embargo,
hay excepciones, tal como le sucedió a Don Lipe Pilia (2018), quien compartió
dicha experiencia de vida:
Cuando yo chupaba, yo salía a las once y media, o a las doce,
sólo un amigo que vivía ahí, se llamaba Antonio Velado, tocaba
marimba, él era el único alero que tenía, y yo le iba a hablar…
ohhhh, vamos! a vamos, él sin pisto, él atenido que yo, a me
aban y me vendían... fuimos a las 11 y media de la mañana,
y la señora allá abajo le había pagado, tres pesos de chicha,
eran doce botellas, porque 25 la botella… nos bebimos seis,
la mitad, a la una y media, eran ...achís, vamos a andar arriba,
me dijo él, las casas, están solas, ah!!! vamos pues!!! cuando
uno patudo, ehhhh le vale verga!!!.ahí un familiar, la señora se
había levantado, con una su candelita así, chas baje yo... y aquel
se jue.…este solar, aquí era solo, eso era solo, unas parvas de
adobe habían ahí, un charral así de ese porte... (un metro y
medio) cuando llegue ahí... ya está amaneciendo, me dijo...que
andas haciendo vooooos!!!!, me dijo, si es noche!!! ¡Ja!! que
veo tenes la luz prendida... ahhh las pulgas!, me dijo: ¡estoy
matando pulgas! me dijo la señora, como el tahuipante así, en
toldo de vara, se miraba... anda acóstate!!!, me dijo...ya me voy
pues ay nos vemos, salí ay, allá iba ve, donde está la puerta de
la casa... pero la calle ésta!! mire llena de piedras, no eran ni
calles, sino que callejones...y quizás lo más que eran de ancho,
el poste y una carreta, es lo más que cabían, como antes solo
carretas y bestia, era el transporte cuando yo iba, no habían las
luces o piedras jas, vaya madre!! a ver quién está cagando por
ahí...echeeee por todo pajo, poh,poh,... tetuntes.
Siguiendo con el relato de Don Lipe, el primer escenario a enfrentar ante una
situación como la anterior, es la incertidumbre, luego el escepticismo, seguido
de un cuestionamiento del porque suceden las cosas en momentos determinados,
como, por ejemplo: alguien que viene de departir con sus cheros alcohólicos,
y piensa que nada le pasará en el camino de regreso a casa, y que todo se
mantendrá en la “normalidad de siempre”, muy a pesar de las advertencias que
hacen los abuelitos y abuelitas, en el hecho de andar trasnochando, que todo
puede pasar, hasta lo imaginable.
Retomando los registros históricos y etnológicos sobre este personaje mítico en
la población náhuat-pipil se hace referencia al fragmento de oralitura que Roque
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Hernández, Miguel Angel. Mitología en las cosmovisiones Izalqueñas: universo simbólico de nahuales
y contra nahuales. Págs. 93-115.
(2004; 46), registro en náhuat y luego ha sido traducido en español por Lara
Martínez & McCallister (2012), a continuación:
Texto en náhuat Texto en español
Mujtiluía úhti ta Tsuntsúnat
tíkne pága úshtu ta San Pedro
kualguía se guasháke
guen tejémet tikuígat shúmpe
uan máchet pálti chajchalúa ne guasháke.
Ne ueshkininu ne shúmpe ten gátik
uan guísat ne guasháke kutujtúgat
ga ne kójtan.
Por el antiguo camino de Sonsonate
En la cima de la barranca de San Pedro
salía un guashaque;
pero nosotros llevábamos sombrero
y machete para golpear al guashaque.
Al aletazo cayó el sombrero boca arriba
y salió el guashaque despavorido por la montaña.
Figura 11. Cuadro de elaboración propia y retomado de Lara Martínez & McCallister
(2012), El legado náhuat-pipil de María de Baratta.
Por su parte María de Baratta
5
(1951), en su libro Cuzcatlán típico: ensayo
sobre etnofonía de El Salvador: folklore, folkwisa y folkway, menciona la
gura de otro ser mitologico denominado el Guashaco, quien describe en el
siguiente registro de oralitura, que la folklorista registró, el cual se presenta a
continuación:
Los indios de Izalco, Nahuizalco, San Julián y Juayúa, tienen
la creencia de un personaje de leyenda en gura de mono,
que llaman: el “Guashaco”. A lo mejor se ve a un grupo de
indios, apostados alrededor de un rancho armados de sendos
garrotes y machetes, para deshacer a leñazos, como ellos dicen,
al “Guashaco”. Una vez, Pedro, marido de una pobre india, la
abandono, y ella decía que el “Guashaco” se lo había llevado.
Tenían un hijito y este se enfermó; la pobre salía a dar voces al
monte llamando a su Pegru”. Desesperada cogió a su hijo y
se fue al pueblo; al atravesar la montaña le salió un mono, y la
india encolerizada le grito: “!desgraciadu, no sos ‘Guashaco’,
lu sos Pegru que me lo querés quitar lo cría, no sos ‘Guashaco’,
sos lo maridu, ya te lu conozco, sos Pegru!”; y la pobre india
salió corriendo (p. 272).
Asi mismo Don Lipe Musto (2018), menciona la gura del mono, como parte
del quehacer de los brujos en Izalco, el cual se describe en el siguiente fragmento
de entrevista guiada:
5 Baratta, M. d. (1951). Cuzcatlán típico: ensayo sobre etnofonía de El Salvador. San Salva-
dor: Publicaciones del Ministerio de Cultura.
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y contra nahuales. Págs. 93-115.
Aquí pasaba un animal, un mico. Como antes todo eso era
monte... pasaba la vereda a salir hasta allá por la ceiba, hasta el
kínder... Ay pasaba de nuevo hasta salir allí, a la barranca... Una
vez, sí, en el ranchito de nosotros... Estábamos cenando con la
nada y mis hijos... como a las siete, siete y treinta. Oí, yo, que
me le pegaron una patada a la puerta. Salí, yo, a ver. Cuando voy
viendo que el mico era.... Allí iba. Cuando lo alcancé a ver, que
se atravesó el cerco, “¡Jayyy —le dije yo—, te conocí quién sos
vos”, sin saber quién era. Y otro día encontré al chero... “¡Puta!
—me dijo—. Tenés tu valor —me dijo—. Tenés tu valorcito...”.
Y le dije: “¿Y eso porque vos?”. “Te pasé fregando anoche. ¡Le di
una patada a la puerta y ligerito salistes!” —me dijo—. “A pues
—le dije yo—. Uno no hay que ser atenido”. “¡Yo soy, hombre!,
no tengas pena. Cuando oigas cualquier cosa, no salgás. Yo soy.
Por ahí me mantengo mientras se me llega la hora... a las doce...
Me estoy arriba de tu casa. Yo te conozco a vos. ¡Somos amigos,
hombre! No tengas pena. Yo, para vos no..., no te busco”. Pero si
me dijo “¡no salgas!”... “Ese día me aigiste, porque salistes con
el corvo. Me hubieras jodido, pero yo era el culpable...”. Y eso
fue temprano, como a las 7:30 a 8:00.
Figura 12. Proceso de entrevista guiada con Don Felipe Musto en la cofradía de Santa
Lucía. Fotografía tomada el día 8 de julio del año 2018 por Francisco Santos Alvarenga,
estudiante de Antropología Utec.
Este ser mitológico del Guashaco, al parecer ha servido de inspiración para
los brujos de Izalco, tanto así que la gura del mono es un elemento simbólico
de las transformaciones que han caracterizado a dichos sujetos encargados del
manejo de conjuros, sortilegios, adivinaciones o encomiendas para hacerle
un daño a otra persona considerada rival o enemigo, por quienes acuden a los
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servicios de los brujos y brujas izalqueños. Siguiendo con el relato de Don Lipe
Musto (2018), el comentó:
Ay tengo la vereda; ahí paso. Y si no, se estaba ahí arriba de la
lámina donde vive la otra hija... Ahí estaba rascando, tirándole
arena... Una vez nos preocupamos. Me curaron tres tiros,
quizás me veló el sueño. Como son picaros, sentí sueño. Me
fui acostar, me dormí. Cuando al ratito paso ahí el animal...
Golpetazo. Me dice la nada: “¿No sentiste el mico que pasó?”.
“Mirá —le dije yo—, quizás me durmió”. “Al ratito que vos
te entraste, pasó. Sintió el tufoso a Jacinto. Allí pasaba, al otro
lado, el gran tufaso...”. Deje ir un tiro cuando salió otro vecino
y me dice: “¿Qué te pasa? Oyí que tiraste”. “Ay pasó un animal
y me velo el sueño. ¡Busquémoslo!” —me dice—. Y él tenía su
pistola allí. Ay, cuando íbamos allá, le tiramos. ¡Qué lo íbamos
andar encontrando!... Pasó el terremoto, y un día lo encontré
allí acostado. Como esta casa era de tejas; por allá estaba el
comedor. Allí, bien dormido, arriba de la casa por el corredor,
como a las 5:30, ya podía más la noche. Bien dormido estaba
en la mera esquina. “¡Ay, jodido, te dormiste! Cuando ay salió,
el jodido, en carrera para allá. ¡Tamaño animal!
Figura 13. Proceso de entrevista guiada con Don Felipe Musto en la cofradía de Santa
Lucía. Fotografía tomada el día 8 de julio del año 2018 por Francisco Santos Alvarenga,
estudiante de Antropología Utec.
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En el fragmento anterior se puede apreciar el simbolismo del mono retomado por
los brujos de Izalco, para hacer alguna especie de daño o malecio a la persona
que es su objetivo por encargo de un tercero. Es un universo paralelo al relato
que María de Baratta registro en los años 50 al hacer referencia al ser mítico del
“Guashaco” dentro del imaginario colectivo náhuat-pipil del departamento de
Sonsonate, el cual pervive hasta la actualidad, en pleno siglo XXI.
Retomando la gura del Guashake, Lara Martínez & McCallister (2012),
quienes describen a este ser mitologico de la siguiente forma:
El guashaque —un ave nocturna de la magnitud de un pavo
común— se complace en salir a los caminos. Quien la ve queda
paralizado, cae, y el animal goza al agitar las alas sobre su
víctima, produciendo en ella un sueño letárgico que puede durar
largo tiempo (Biblioteca virtual: Universidad de El Salvador).
Kutujtukak parece provenir de ku- “herir, lastimar, dañar” +
tutul “ave”. Baratta asienta que, en Izalco, Nahuizalco, San
Julián y Juayúa existe la creencia en un personaje en forma de
mono que se llama el Guashako, cuya semejanza lo emparienta
a los Managuas, “hombres monos” (Baratta, 1951: 272).
A la media noche, emergen entre el mundo de los vivos, los entes espirituales,
algunos de ellos oscuros; dichas energías espirituales pueden ocasionar
situaciones adversas, al que anda en la calle parrandeando a altas horas de la
noche, tal como se presenta en el siguiente fragmento de la memoria de Don
Lipe Pilia (2018):
!!! quiero ver este hijueputa!!! como uno de bolo es abusivo,
se dispone a cualquier cosa, saque mi corbo y con la lámpara
en la lengua, ahí llegue!!!! yo que pego el achonazo!! y me
quemó el poh!! y se levante el animal ahí ve, ehhhhh como
que era chumpe, el hijueputa!!!yo no lo vi, pero el bolillero
ordinal, habían más palos, estaba cerrado... yo venía de media
rienda, poderoso el hijueputa!!!! porque cuando yo me levanté
de goma!!!!! Ahhhh, me quito la goma el hijueputa!!! y salgo a
ver el chero!!... oy cusuco!! asi le decía yo!! .... oyyyy, ya venís
ya! ya, ¡púrate y nos vamos para bajo!!, ¡¡¡Puta luego!!!, jaa!!!
nombre me acaban de asustar!!! para que putas te quedas pues!!
me dijo él... ¿Quién te asustó vos? ¡creo que “El Guachaque!!
me quitó la fuma!!! le digo, que si me agarra de goma me gana
ese hijueputa!!! así jue....No porque, ¡otro como antes, que
aquí había brujos no, nunca me asustaron!
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Ante el escenario adverso, las reexiones son importantes analizar, tal como
Don Pília arma, que posterior al susto del Guachaque, él se encomendó a
“Chico”, el milagroso San Francisco de Asís, para lograr superar esa etapa del
alcoholismo, y de esta manera cerrar esa parte de su vida; ya que gradualmente
Pília arma que dejo el vicio del alcohol, por todas las circunstancias no tan
agradables que vivió en su etapa de alcohólico.
Figura 14. Proceso de entrevista guiada con Don Felipe Pilia Chile
en la cofradía de San Francisco de Asís. Fotografía tomada el día 8 de julio del año 2018
por Francisco Santos Alvarenga, estudiante de Antropología Utec.
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y contra nahuales. Págs. 93-115.
Conclusiones
Dentro de la oralitura resaltan los mitos etiológicos como lo son los Tepe-
huas, la Nanahuatzin, la Cuyancúa entre otros; los cuales están asociados a
fenómenos naturales, en donde el ser humano es vulnerable, ante la adver-
sidad de los diferentes cambios climáticos. Sin embrago, como bien dice el
dicho; después de la tormenta viene la calma, y ante esa calma, el fruto de
dichos eventos naturales, queda siempre una huella, la cual ayuda a seguir
adelante a los Izalqueños. Se hace referencia en este caso particular a la
bula, la cual codica una dualidad entre los augurios de días de malecio
y la sabiduría del conocimiento en el alimento que se obtendrá al consumir
dichos granos de maíz.
Los elementos simbólicos indígenas están presentes en el ritual de la co-
secha, cuando los mayordomos y cofrades Izalqueños, les rinden culto a
las imágenes en cada festividad; esto como agradecimiento por los favores
obtenidos durante el año. Cabe destacar que el elemento sacricial, está
presente en el mantenimiento de la mesa altar, en el cuido y resguardo de
la imagen, para que la feligresía y cofrades puedan estar en comunicación
constante con sus deidades; muy a pesar de las criticas destructivas y el des-
prestigio al cual son objetos los mayordomos y mayordomas de Izalco, esto
no es ningún obstáculo para mantener viva la tradición y “el costumbre”,
éste último un elemento muy particular en la cotidianidad de los Izalqueños.
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Juque o sacabuche
Salvador Marroquín