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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2020 AÑO 10, n.º 11, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
Cubero Barrantes, Guillermo. “Otros” mundos en la vitrina. Los catálogos de las exposiciones universales
y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
“Otros” mundos en la vitrina.
Los catálogos de las exposiciones universales
y la reproducción del discurso colonialista
occidental del siglo XIX
“Other” worlds in the showcase.
The catalogs of universal exhibitions and the reproduction of the
Western Colonialist discourse during the XIX century
Guillermo Cubero Barrantes
Museólogo
Museo de Cultura Popular (MCP), UNA, Costa Rica.
guillermo.cubero.barrantes@una.cr
Fecha de aceptación: noviembre 2019
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v0i11.10743
URI: http://hdl.handle.net/11298/1199
Resumen
En el presente artículo se estudia la reproducción del discurso colonialista
occidental en las exposiciones universales de nales del siglo XIX. Para esto,
el autor recurre al estudio crítico del discurso de los Catálogos preparados para
dichas exposiciones por los países participantes. En los cuales encuentra una
serie de tendencias sintomáticas en el discurso occidental, tanto conceptuales
como semánticas, que evidencian contextualmente el carácter etnocentrista
del discurso dominante en occidente, así como la apropiación de un discurso
eurocentrado por parte de Estados Unidos como potencia emergente.
Palabras clave: América - Descubrimiento y exploraciones - Catálogos.
América - Historia - Colonización - Catálogos. Exposiciones en museos.
Museografía.
Abstract
This article aims to study the reproduction of Western colonialist discourse in
the universal exhibitions in the late nineteenth century. In order to achieve this,
the author resorts to the critical study of the discourse used in the Catalogues that
the participating countries prepared for said exhibitions. A series of symptomatic
tendencies in Western discourse can be found there-- both conceptual and
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Introducción
Las grandes exposiciones internacionales de nales del siglo XIX y principios
del siglo XX, no fueron otra cosa que el contacto comercial entre potencias
emergentes y proto-naciones que apenas se encontraban en lo que se podría
considerar su infancia. Más allá de la particularidad de los grandes eventos,
estos formaron parte de un proceso inicial de grandes transacciones económicas,
que dieron lugar a las profundas inequidades que han tenido lugar más de un
siglo después. Para ese momento había grandes diferencias culturales, pero los
países denominados “de ultramar” poseían inimaginables riquezas naturales que
debían ser conocidas e inventariadas. La estrategia de las grandes exhibiciones
fue la de intercambiar literalmente “oro por cuentas de vidrio”, y se centró
en deslumbrar a los países no europeos con la idea de que el modo de vida
capitalista europeo era un ideal al que debía aspirarse. Ellos compartirían con
el resto del mundo ese magníco “nivel de vida” y el resto del mundo pagaría a
cambio con sus riquezas naturales.
Es casi inevitable mencionar la expansión colonialista europea que tuvo lugar
en el contexto de las exposiciones universales del siglo XIX, sin mencionar la
conquista de América, ya que, si se tiene en cuenta el proceso expansionista de
la episteme occidental, como un todo, podría éste ser dividida en tres grandes
momentos, a su vez, considerados como una reproducción y exacerbación cada
uno de su precedente: el descubrimiento y conquista de América en el siglo
XVI, las grandes exposiciones universales en el siglo XIX y el momento actual,
con la estandarización -y empobrecimiento- de una cultura global promovida
por la revolución tecnológica.
Teniendo en cuenta lo anterior, es preciso llamar la atención sobre el poder
de exterminio, de estos procesos de expansión occidental, y su efecto sobre
las epistemologías y los saberes localizados a lo largo de todo el planeta. Si
la conquista de América signicó la más ambiciosa empresa de dominación y
subordinación colonial que haya conocido la humanidad (Maldonado Torres,
2007), es preciso tener en cuenta que ésta se vericó de una manera tan gradual
que todavía seguimos sintiendo sus efectos. El impacto producido por las
semantic--; they are contextually evidenced in the ethnocentric nature of the
dominating discourse in the West, as well as the appropriation of a Eurocentric
discourse by the United States as an emerging power.
Key words: America - Discovery and explorations - Catalogs. America -
History - Colonization - Catalogs. Museum exhibitions. Museography.
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exposiciones universales en el siglo XIX, por el contrario, fue tan sincrónico,
global y drástico, que sus efectos han sido devastadores para los recursos
naturales del planeta, explotados hasta su agotamiento total, para los modos de
vida y saberes locales que han sido arrasados por el establecimiento de normas,
la lógica de mercado y la obsesión con el paradigma cartesiano.
Esta reproducción discursiva que tiene lugar en el contexto de las grandes
exposiciones universales deja clara la diferencia entre colonialidad y
colonialismo: mientras el colonialismo es el proceso que surge del descubrimiento
de América, la colonialidad es la forma de dominación “ideológica” que ha
sobrevivido hasta la actualidad. Es una forma de dominación que se ampara, ya
no tanto en el poder de la espada -ego conquiro- sino en el poder sugestivo de
la ideología de “raza” que, apoyada en los paradigmas de la ciencia cartesiana
-ego cogito-, utiliza una lógica maniquea basada en razonamientos biológicos
para colocar a la humanidad en dos posiciones: una de superioridad y otra de
inferioridad (Maldonado Torres, 2007). Dicho de otra manera, el proceso de
expansión de Occidente no es otra cosa que la profundización, reactualización y
reproducción de la lógica del colonialismo y el racismo como sus ideas básicas
de dominación, proceso de expansión que ha sido identicado en Occidente con
la idea de modernidad.
Para el análisis de lo anterior, se ha recurrido especialmente al estudio de las
tensiones que se derivan del estudio crítico del discurso (ECD) de los catálogos
preparados para dichas exposiciones. En cuanto al corpus documental base para
este estudio, se trata de los catálogos de las exposiciones universales en las que
participaron los países centroamericanos a nales del siglo XIX, es decir, los
textos museológicos generados tanto en Centroamérica como en Europa, que
hacen referencia de una u otra forma, a descripciones y autodescripciones sobre
el istmo, sobre Europa y Estados Unidos, estudiados desde su paratextualidad
—introducciones, prólogos, prefacios, entre otros—. La selección del corpus
obedece a una serie de criterios que permiten tanto la comparatividad como
establecer correlatividad en términos históricos y sociales. Entre los aspectos
a tener en cuenta, son importantes aquellos que están articulados desde las
potencias europeas y Estados Unidos en el siglo XIX y que muestran relación
con catálogos articulados desde Centroamérica en la misma época.
Los documentos considerados son básicamente de “autodescripción” del “yo
europeo” y muy poco sobre “el otro centroamericano”, de tal manera que se
recurre a la transtextualidad, es decir, que se incluyen algunos documentos
escritos en el contexto espacio-temporal-cultural de las grandes exposiciones
universales, para buscar en ellos una ampliación sobre las descripciones del
“otro centroamericano” que ayuden a completar la imagen.
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Uno de los ejes terminales centrales se encuentra en las tendencias encontradas
en dichos documentos. La noción de tendencia la encuentra Jorge Chen como
una relación entre los contenidos del texto analizado y la realidad sociohistórica
que los circunda (Chen Sham, 1999), lo cual aporta un nivel de profundización
mayor en la lectura de textos, sobre todo aquellos que presentan relación
problemática o contradictoria con esa realidad sociohistórica, como es el caso
de los catálogos de las exhibiciones universales.
La exposición del IV centenario del descubrimiento de América en Madrid
de 1892
A pesar de su carácter universal la exposición de Madrid no generó tanta
discursividad escrita como sus homólogas de París. Es importante para este
estudio, sin embargo, porque uno de los catálogos analizados en Costa Rica
para el siglo XIX fue preparado especialmente para esta exposición.
Los documentos preparados para esta exposición fueron:
Catálogo General de la Exposición Histórico Americana de Madrid. 1892.
Tomos I, II y III.
Discurso pronunciado en Madrid en el Palacio de la exposición universal
de bellas artes por acontecimiento del Cuarto Centenario de Colón. Por
el distinguido pintor Brasileño don Eugenio Texeira. Imprenta Universal.
Madrid.15 de diciembre de 1892.
El segundo documento tiene pertinencia en este estudio debido a su carácter
paratextual, es decir, forma parte de las actividades de la exposición del Cuarto
Centenario, además, contiene la discursividad retórica, para ser analizada como
macroestructura semántica y pragmática. No está demás, aclarar que encontrar un
balance en las informaciones suministradas por los textos no es fácil, debido a su
carácter retórico ipidíctico, es decir, de alabanza, pues los discursos generalmente
esconden su verdadera naturaleza e intención, y se requiere de un ejercicio arduo
de análisis para desentrañar las intenciones verdaderas del texto.
Por esta razón, resulta interesante dar inicio a esta discursividad relacionada con
la arqueología americana exhibida en Europa, con un comentario aparecido en la
Revista 168 de 1893, en el artículo titulado La Ilustración Española y Americana
sobre las piezas arqueológicas de la exposición preparada por Peralta y Alfaro
para la Exposición del IV Centenario en Madrid, al armar que …su conjunto
escapa a toda clasicación, pues solo da cuenta de lo que el indio inculto puede
hacer por sí, aislado, sin inuencia extraña... (S.A.).
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Con esta frase descalicadora, el comentarista deja resuelto en un ciento por
ciento, la diferencia entre el mundo civilizado europeo y el no civilizado o no
europeo. Este comentario despectivo y propio del racismo etnocentrista que
prevalecía en el ambiente cientíco europeo del XIX, merece ser contrastado
con las palabras atribuidas al artista alemán Alberto Durero, al referirse a una
exposición sobre objetos precolombinos enviados por Hernán Cortés a Carlos
V de España, cuatro siglos antes: armas maravillosas, vestidos extraños,
cubiertas de cama y toda clase de cosas maravillosas hechas para el uso de
la gente. Y eran tan hermosas que sería maravilla ver algo mejor (…) Y nada
he visto a todo lo largo de mi vida que haya alegrado tanto mi corazón como
estas cosas. En ellas he encontrado objetos maravillosamente artísticos y me he
admirado de los sutiles ingenios de los hombres de estas tierras extrañas.
Lo que causa realmente “admiración” es el hecho que ante la presencia de
objetos de idéntica naturaleza puedan suscitarse comentarios tan contrapuestos
¿Cuáles intenciones están detrás del texto y cuál era la realidad sociohistórica
que los justicaba? Tal vez, de una manera un poco simplista se podría resumir
de la siguiente manera: detrás de las palabras de Durero, estaba la visión de un
humanista acostumbrado al contacto con la producción artística, que no vio en
los objetos más que lo que aquellos inspiraron a su curiosidad intelectual.
Para el comentarista español del XIX, muy por el contrario, aparte de la carga
etnocentrista ya señalada, se agrega la frustración y el dolorde la pérdida
de todas y cada una de las posesiones de ultramar que otrora poseyera el
Imperio Español y que ahora, estaban cayendo en manos de un nuevo modelo
de dominación, el imperialismo informal, liderado por una nueva potencia
emergente: los Estados Unidos. Tal era el contexto, un poco amargo, en medio
del cual España intentaba resucitar de entre sus cenizas el ideario de sus glorias
pasadas a través de las celebraciones del IV Centenario del Descubrimiento de
América. Y, con este contrapunteo introductorio damos inicio al análisis de las
obras asociadas a la Exposición universal de Madrid.
Catálogo General de la Exposición Histórico Americana de Madrid
El catálogo de Exposición del IV centenario había sido impreso en 3 tomos.
Sin embargo, sobreviven los tomos I (el más voluminoso) y el III (de menor
tamaño), encontrados en la Ibero- Amerikanisches Institut Biblioteck de Berlín.
El primero contiene el inventario de los objetos de los Estados Unidos, lo cual
explica su gran extensión, pues la mitad del mismo lo ocupa este país. Llama
la atención, el carácter heteróclito de los objetos exhibidos, que van desde
un peine, pinturas al óleo y objetos etnológicos. La participación de España,
como era de esperarse, ocupa prácticamente todo el tomo III pues es muy
extensa en comparación con los otros participantes, solamente comparable a la
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participación de los Estados Unidos en el tomo I. Este dato, aunado a las dos
exposiciones universales para conmemorar el IV centenario del descubrimiento
de América: en 1892 en Madrid y en 1893 en Chicago, ilustran, por solos,
la tensión entre las dos potencias imperiales, una en franco declive, España,
y otra en ascenso, Estados Unidos, una a expensas de la otra, con formas de
imperialismo distintas, decadencia del imperialismo formal de España y su
glorioso pasado colonial en América, y el auge del imperialismo informal de los
Estados Unidos y sus ambiciones de hegemonía mundial.
Por otro lado, los catálogos de los países restantes debieron recortarse muchísimo
para dar espacio a España y Estados Unidos. El de Costa Rica, por ejemplo, cuyo
texto original contenía alrededor de 50 páginas, solo presenta un resumen muy
reducido. Este tipo de discursividad, no necesariamente verbal, también cuenta
en la retórica del dominio simbólico, dado que el nivel de la participación de la
delegación de Estados Unidos deja patente su poderío y su dominio sobre los
restantes países participantes.
El catálogo da inicio con una introducción-discurso, que revela las tensiones
producidas por la acalorada discusión intelectual, y por las presiones del
contexto sociohistórico tanto europeo como mundial. Un pequeño discurso,
atribuido a Juan de Dios Rada y Delgado, presumiblemente el comisario de
exposición, tiene lugar al inicio del catálogo, y se centra, como es de esperarse,
en la gura de Cristóbal Colón.
Es interesante que al referirse a los países participantes, el expositor hace noticia
a aquella parte del mundo que descubrió Colón y los españoles, junto a algunas
naciones del norte de Europa (Catálogo Exposición Histórico Americana de
Madrid, 1892). En esta parte del texto, como en muchas otras, se pueden notar
ciertas tensiones derivadas de las discusiones intelectuales en torno al tema del
descubrimiento, en este caso el autor parece otorgar crédito a los españoles
junto al ya reconocido Cristóbal Colón, no español.
La preocupación por el carácter cientíco se vislumbra como una de las
primeras tensiones en el texto, pues para la presentación de los distintos trabajos
de exposición hay que formar grupos, como para la clasicación de los seres
naturales, pues sin esto la más espantosa y estéril confusión sucedería al grato y
fecundo encadenamiento de los hechos, racional y cientícamente ordenados. Y
prosigue aduciendo, que el orden de los objetos debe seguir un orden temporal
que muestre la historia de América de manera gradual y para la presentación
de dichos objetos, los diversos expositores debieron haberse remitido al
aparato, es decir, que debieron sujetarse a un esquema rígido preestablecido
que permitiera conocer la historia de aquellos pueblos desde esos obscuros
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periodos, (…) que llaman prehistóricos hasta los monumentos y objetos de
civilizaciones adelantadas en los tiempos conocidamente históricos (Catálogo
Exposición Histórico Americana de Madrid, 1892). La clasicación general
dividió a los objetos en tres grandes series: Todos los monumentos y objetos de
la protohistoria americana, otra… que comprenda los tiempos conocidamente
históricos hasta el trascendental descubrimiento de América por Colón y los
españoles, y nalmente, la del descubrimiento y de la conquista, y por lo tanto,
de las inuencias españolas y europeas hasta mediados del siglo XVII, época
jada por el Real decreto a que hemos de ajustar nuestros trabajos.
Esta compleja clasicación revela detrás de sí, fuertes tensiones en torno al tema
de la Colonia y la Independencia, pues no solo llama la atención la reiteración
de lo descubierto por Colón y los españoles, sino el hecho de que se evita a toda
costa enunciación de lo colonial, lo cual es rebuscadamente sustituido por la
época de las inuencias. Finalmente, y de manera sintomática, el real decreto
exige omitir toda información sobre el periodo posterior a la Independencia.
Luego el autor recomienda el uso de precolombino y postcolombino, categorías
que justicó mediante su comparación con la España romana, visigoda o árabe
que tomaron su nombre de la dominación a la que se ha visto sometida en
diversos momentos de su historia. Y termina justicando al omnipresente tema
de Colón, con la idea de que la historia está enlazada y en inmensa cadena une
a los hombres, los pueblos y los tiempos. Habiendo perdido sus posesiones de
ultramar, lo único que le quedaba a España era las nomenclaturas y los nombres,
espacio simbólico por el que estaba dispuesta a luchar desde esta última trinchera
que representó la Exposición del IV centenario.
El discurso continúa haciendo evidentes sus tensiones internas, reexionando
sobre la naturaleza de los pueblos americanos que tenían su civilización propia
y de los elementos extraños al mismo y llevados allí por los conquistadores,
además que destaca el hecho de que nadie puede poner en duda que el
descubrimiento de América sea uno de los hechos más grandes de la historia
de la humanidad y para la humanidad y no destacarlo en el contexto de esta
exposición española es una especie de ojeriza.
Por otro lado, al referirse a todos estos hechos relacionados a la conquista y
ocupación por los europeos “hay que ser justos y razonar con serena calma” pues
“Colón fue y será siempre el descubridor de América”, además “cualesquiera
otros viajeros que pudieran haber llegado a aquellas regiones antes que Colón,
no lo hicieron como este con el propósito de descubrirlas… y sus visitas
quedaron obscurecidas, olvidadas y sin consecuencias para la historia y para
la humanidad”, y nalmente “si Colón fue el descubridor, si auxiliado por los
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españoles levantó de las aguas islas y continentes,(…) natural es que esos dos
grandes periodos lleven su nombre.” (Catálogo Exposición Histórico Americana
de Madrid, 1892, p. VIII).
Además de las fuertes tensiones evidenciadas, precedidas seguramente de las
más agrias discusiones en torno al tema político, provocadas por el imperialismo
de facto de las distintas potencias metropolitanas, incluido los Estados Unidos,
que se abalanzaban de manera voraz sobre las antiguas posesiones españolas, se
unieron las tensiones en torno al tema cientíco: si Europa evolucionó a partir de
una Edad de piedra, hierro, bronce, etc. ¿Cómo abordar “esta primera rudimentaria
infancia” americana?, ¿cómo enlazarla con “el periodo de los adelantos, del
progreso humano, de la civilización, con sus artes y sus industrias”? .
Países convocados
La lista de los países participantes dio inicio con España, seguida de manera
arbitraria por los demás participantes que, sin embargo, no se ubicaron en una
categoría aparte como la de “países extranjeros” típica de las exposiciones
parisinas. Los países mencionados en el Tomo I son: Dinamarca, Bolivia, Perú,
Costa Rica, España, Uruguay, República Argentina, República Dominicana,
Guatemala, Ecuador, Nicaragua y Estados Unidos.
Estados Unidos
Como ya ha sido señalado, la participación de Estados Unidos fue sumamente
amplia si la comparamos con la de otros países. También la nomenclatura
utilizada para organizar su exposición no fue menos interesante. Por ejemplo:
“objetos de la América Rusa (Alaska), recuerdos de la dominación española en
América, colección etnológica del Museo de los Estados Unidos, del Instituto
Smithsoniano, catálogo del salón Hemenway [sic]”. (Catálogo Exposición
Histórico Americana de Madrid, 1892).
Aparte de los comentarios que pudo suscitar la amplia participación de
Estados Unidos, también acompañó a esta presentación un interesante ensayo
cientíco sobre las razas. Es notable la importancia de este tema en todas las
exposiciones universales, tema sino central, al menos de gran trascendencia en
ese momento, pues después de todo se debe tener en cuenta que sobre la idea
de la raza, o mejor dicho, de la supremacía de la raza blanca sobre otras, se
consolidó la colonización ideológica del imperialismo-capitalista posterior al
siglo XIX.
El discurso sobre “la raza americana”, da inicio con la explicación de su edad de
piedra, que había desaparecido sumergida “bajo el cascajo…de lavado glacial”;
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por otro lado, “parece forzoso admitir la siguiente variedad de razas de indios
norteamericanos” que son clasicados en: “autochtonous, los esquimales con
cabezas largas, la raza dolichocephalica de las regiones del norte y de la costa, la
raza brachicephalica del sudeste y en América del Sur, la raza dolichocephalica
andeana”.Este ensayo sobre “las razas” se hizo acompañar por la colección:
“Crania Étnica Americana”, una descripción de cráneos de diferentes tribus de
América, obra reciente del profesor Rudolf Virchow.
La presentación de los Estados Unidos admite los siguientes comentarios: la
presentación de objetos de la “América rusa” era un preámbulo de las intenciones
“americanas” de poseer ese territorio extremadamente rico en minerales. Los
“recuerdos de la dominación española” dejan entrever la diferente perspectiva
“americana” de esta época, una clasicación descalicadora que justicaba la
disputa de muchos de sus territorios al norte de México. Los objetos del Instituto
Smithsoniano y la participación de la Universidad de Pensilvania dan cuenta del
respaldo que “las instituciones cientícas” mediante su discurso legitimador,
otorgan al proceso de auge de la hegemonía mundial de Estados Unidos.
Por otra parte, el catálogo de sección Hemenway, muestra otra característica
de la sociedad “americana”: su apoyo total al coleccionismo privado, el cual se
encuentra en consonancia con la protección que otorga el Estado a la propiedad
privada en detrimento de las legislaciones y protecciones relacionadas con el
patrimonio cultural de otros pueblos y culturas lejanas. Finalmente, su discurso
sobre la “raza americana” da énfasis a una nomenclatura que intencionalmente
identica lo estadounidense con “lo americano”, imagen que quedará grabada
en adelante en el imaginario mundial, hasta nuestros días.
Las consecuencias del discurso de que “lo americano” era estadounidense en
cuanto al derecho natural de su posesión, tuvo eco en su futura dominación
del continente, y nalmente, el discurso cientíco racista, que identicaba
diversos grupos humanos, no blancos, con categorías biológicas distintas al
humano occidental, tenían un objetivo pragmático bien conocido: justicar
su dominación y exterminio (Catálogo Exposición Histórico Americana de
Madrid, 1892). El uso de mediciones craneales para diferenciar las razas, fue
uno de los atractivos principales de la Exposición Universal de París de 1889
y la exhibición en museos, circos y cabarets de personas “de otras razas” fue
moda en Europa y los Estados Unidos hasta la primera mitad del siglo XX.
España en la Exposición Histórico Americana
España aparece en varios apartados distintos, lo cual termina confundiendo
un poco el “orden” y las “clasicaciones”. Primero se distingue lo presentado
por “la nación española”, luego se presenta Cuba como parte de los territorios
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españoles, y en otro apartado aparece todo lo relacionado con la categoría de lo
“precolombino” de México, de Perú, Bolivia, etc. Finalmente, España se presentó
también con lo relacionado a lo “postcolombino”: una cantidad considerable de
documentos en papel, códices y otras riquezas de tipo documental formaban
esta última colección presentada por el país antrión. Esta preponderancia en la
exposición solo fue superada por los Estados Unidos, que como ya se ha señalado,
ocupó prácticamente la mitad del amplio primer volumen del catálogo general.
España además presentó una sección denominada “geológico minera”, en la que
se presentaron objetos de los nuevos Estados en los cuales se había dividido el
“vasto territorio que perteneció a España” en especial México, Bolivia, Perú
y Chile. La colección mineralógica, geológica y paleontológica de Cuba y los
objetos de Filipinas, se presentaron aparte para dar énfasis a la posesión de España
sobre estas tierras. Esta sección no sólo se compuso de “objetos minerales” sino
también de mapas y “los tanteos geológicos” realizados en Cuba, Puerto Rico y
Santo Domingo.
Imagen 1. Sección del montaje presentado por España.
Fuente: Biblioteca Nacional de España.https://www.ickr.com/photos
bibliotecabne/7830097664/in/album-72157631174049584/
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Esta sección en particular, presentaba objetos relacionados con la historia de
España, más no aquellos vinculados con la época “precolombina”y colonial, los
cuales ocuparon un sitio especial del que no quedaron constancias fotográcas.
La presentación española sobre objetos “precolombinos” fue extensa, tanto que
ocupó la primera mitad del III tomo del catálogo (más mil páginas). No sólo
presentó la colección del Museo Arqueológico Nacional, sino también objetos
de “Las Antillas”, México, Ecuador, Perú, “Nueva Granada” y otros “idolillos”,
códices, instrumentos musicales, exvotos, agoreros o adivinos, paleografía,
objetos de culto, amuletos y una serie extraordinariamente amplia de objetos
que hicieron su aparición mostrando el esplendor de un vasto territorio de
antigua dominación española.
A las anteriores “nomenclaturas” se añaden otras, como: “Vasos representando
cabezas humanas que demuestran las diferentes razas o variedades étnicas de
los antiguos habitantes de Perú”, o “vasos representando dos cabezas con la
cara animada y por una risa burlona” (Sucesores de Rivadeneyra, 1893). La
razón por la cual son presentados por España es presumiblemente, porque se
encontraban en la colección del Museo Arqueológico Nacional (de España) o al
menos bajo la custodia española, es decir, estos objetos se mostraban de manera
independiente de los que presentaron las nuevas repúblicas latinoamericanas en
el contexto de la exposición.
Sobre la presencia de Centroamérica en esta parte de la “colección española”,
hicieron su aparición dos categorías: “objetos indeterminados de Centro
América” y “Códice maya”, denominado Cortesiano, ejemplar rarísimo, así
como su compañero el llamado Códice Troano, que con el de Dresde, son los
únicos completos que se conocen de esta originalísima escritura de la América
Central. El Cortesiano y el Troano se cree con fundamento que forman uno
solo, divididos hace mucho tiempo (Sucesores de Rivadeneyra, 1893). La
participación española también mostró objetos de la época “postcolombina”:
“Cuarenta y una cajas con medicamentos que el botánico don Hipólito Ruiz
trajo de América en la expedición cientíca del reinado de Carlos III, así
como un catálogo especial sobre los documentos históricos de indias del
archivo de Simancas que contenían partidas referentes a Colón, cartas del
Rey y la reina a Colón.
Desde el punto de vista de Centroamérica, llama la atención la presencia de un
documento relacionado con el canal interoceánico, en el que se hace mención
de la relación de Diego de Mercado, expedicionario vecino de Guatemala, quien
indagó sobre la comunicación de los mares norte y sur por la laguna de Nicaragua
y el golfo de Papagayo. Sobre el tema de las rutas comerciales, se presentó
la concesión hecha a la compañía electoral Brandemburgo de América para
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realizar estudios de factibilidad para posibilitar el comercio con los españoles
y los naturales del mar del Sur. La cantidad de documentos presentados en esta
sección es amplísima, sin embargo, vale la pena destacar dos en relación al
interés español por las riquezas de sus antiguas posesiones y lo relacionado al
antiguo sueño español de encontrar “el dorado”: la primera, Relación sobre oro
y esmeraldas, además de Relación del descubrimiento del dorado, hecho por el
gobernador d. Antonio Berrio (Sucesores de Rivadeneyra, 1893).
El catálogo que presenta la nación española también incluye una sección
dedicada a presentar algunos objetos remitidos por el Capitán General de
Filipinas, y que contiene entre otras cosas: una imagen de Nuestra Señora de
Santa Clara, rosarios, monedas lipinas de plata y una antigua moneda árabe
hispana del año 1492, “el año en que se descubrió América”. También se
presentaron documentos relacionados con las expresiones del cristianismo en
la antigua civilización tagalog de Filipinas, así como de las labores de grupos
religiosos como la Compañía de Jesús. La participación de Cuba, se hizo
de manera especial, con el nombre de “El excelentísimo ayuntamiento de la
Habana” el cual presentaba: en una magnica caja de maderas nas del país,
con el escudo de la ciudad en una de las tapas, y forrada interiormente de raso y
peluche, los dos libros siguientes: “Documentos relativos a la traslación de los
restos de Cristóbal Colón de la Catedral de Santo Domingo a la de la Habana,
1796” y “Álbum fotográco, en folio apaisado, encuadernado en piel de Rusia
con cantos de oro y cierres de plata, contienen las vistas siguientes: Castillo
del morro, Entrada del puerto, vista panorámica de La Habana… panorama de
Guillermo Cubero Barrantes
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Cubero Barrantes, Guillermo. “Otros” mundos en la vitrina. Los catálogos de las exposiciones universales
y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
La Habana tomada desde el castillo del príncipe… catedral de La Habana…
altar mayor de la catedral donde se conservan los restos de Colón…..lápida
en el sepulcro de Colón…el templete y busto de Colón… retrato de Cristóbal
Colón…estatua de Colón…portada del cementerio de Colón…vista del
cementerio de Colón…capilla del cementerio de Colón… Mercado de Colón…
estatua de Colón en Cárdenas. Madrid 21 de octubre de 1892.
En el discurso articulado por España en el contexto de esta exposición, se
pueden identicar varias particularidades. La primera tiene relación con su
esfuerzo por presentarse con una colección tanto amplia como signicativa,
frente a los otros participantes, principalmente frente a Estados Unidos con el
cual compite en el número de objetos. También llama la atención en cuanto a su
tesón por presentar objetos “precolombinos”, con lo cual buscaba rememorar
su antiguo dominio sobre los territorios ahora independientes de América. Sus
documentos también citan de manera sintomática todo lo relativo a “provanzas”
y “testimonios” legitimadores de su dominio sobre estos territorios perdidos.
También hacen su aparición numerosos documentos sobre La Luisiana, La
Florida y Carolina del Sur con lo cual pone en evidencia otra tensión latente
en su discurso de disputa de territorios con Estados Unidos. Los documentos
relacionados con “el oro y las esmeraldas” y “El Dorado” revelan una antiguo
interés por las riquezas americanas, ahora perdidas. Finalmente, es posible
percibir una tensión en relación a Cuba y Filipinas, sus últimas dos posesiones
importantes en ultramar. En relación con el El excelentísimo ayuntamiento de
la Habana” la tensión principal se nota en la manera en que se coloniza la isla,
es decir, la forma en que de manera un poco arbitraria se le asocia con la persona
de Cristóbal Colón.
Esta última tensión se hizo más evidente por el recurso retórico y la excesiva
referencia al descubridor. Así como “coloniza” a Cuba, también “catoliza”
a Filipinas. Dado el contexto histórico que vivía la España imperial de ese
momento, son claras todas estas tensiones, en este momento la moral española
estaba tan baja que sólo podía ser menor cuando terminara perdiendo a Cuba y
Filipinas unos años más tarde.
“Otros países”
Por razones evidentemente retóricas, la participación de Colombia es presentada
dentro del contexto de celebración de la gura de Cristóbal Colón, como una
participación importante. Sin embargo, su presentación no mostró ningún aporte
importante en relación a las otras participaciones, mostrando especialmente:
“objetos etnológicos y arqueológicos, principalmente cerámica y relacionados
con la cultura chibcha”. Seguido de Colombia hizo su presentación el “Reino
de Portugal”.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Los países “nórdicos” tienen una participación dispar. Los países escandinavos
que se presentaron fueron: Suecia, Noruega y Dinamarca. También participó
Alemania. El “Excmo. Sr Barón A. E. Nordenskiold” presentó los objetos
de Suecia sin “introducción”: mapas antiguos y fotos de buques y palacios
de Estocolmo, también objetos etnográcos recabados por Carlos Bovallius,
profesor agregado de la Universidad de Upsala.
Suecia también presenta objetos etnográcos procedentes de América, tal fue
el caso de piezas de los indios de Talamanca en Costa Rica, colección hecha
por Carlos Bovallius en 1882; de las islas de Zapatera y Ometepe, objetos de
los Indios Mansos de Nicaragua; también artículos de la isla de Puerto Rico,
así como una “reproducción hipotética de un templo azteca” y nalmente, un
“modelo exacto de una galera marina sueca del siglo XVII, exhibida por el
director de ingenieros de la Marina Real Sueca.”
La participación de Noruega se limitó a presentar una reproducción exacta de
un buque de los vikingos de época cercana al año 900 d. C presentado por D.
Gustavo Storm, profesor de la Universidad de Christiania. La participación de
Dinamarca fue un poco más extensa pues “ilustra la vida de los esquimales,
habitantes de Groenlandia, tierra septentrional de América, perteneciente a
Dinamarca” así como el grado de “civilización” alcanzado por las poblaciones
de este país en la edad media. Islandia forma parte del Reino de Dinamarca,
mostrando también “publicaciones de la sociedad real de anticuarios del norte
sobre el descubrimiento de Groenlandia” muestra objetos tanto de esta región
(trajes de piel de foca), como de Islandia (ejemplares de algunos manuscritos
antiguos islandeses y vaciado de una piedra con una inscripción en caracteres
rúnicos).
La participación de los países escandinavos no deja de mostrar tensiones en
cuanto a su discurso. La presentación de Carlos Bovalius de la Universidad
de Upsala con objetos de Nicaragua y Costa Rica, deja entrever una nueva era
en materia de imperialismo informal. Éste, con la investidura de la ciencia,
adquirió derecho sobre los objetos de interés “antropológico” de cualquier parte
del mundo. Sin embargo, las mayores tensiones se observan en la participación
de Dinamarca, tanto por sus posesiones de Groenlandia como de Islandia, de
las cuales presentó objetos en la exposición como suyas propias. También hay
tensión discursiva en el contexto de la exposición en la frase “los habitantes de
la isla de Islandia, que fueron los primeros exploradores del nuevo continente”
y “sobre el descubrimiento de Groenlandia”, pues ambos comentarios ponen en
entredicho el mérito de Cristóbal Colón como descubridor de América.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
La participación de Alemania tuvo lugar con la colección del Dr. Edward Seler,
subdirector del Real Museo Etnológico de Berlín con objetos arqueológicos
de México, Guatemala, Perú, y Brasil, material que fue acompañado por
publicaciones cientícas sobre arqueología, etnología y temas anes a la cultura
precolombina. Al igual que en el caso de Suecia, el enfoque cientíco permite
una nueva forma de colonización, el interés cientíco permite el “acceso”
a objetos de interés antropológico al que solamente se accedía en el pasado
mediante el poder de la administración colonial.
Es realmente llamativa la manera en la que el discurso cientíco contribuye a
articular una nueva forma de dominación mucho más sutil, pero sobre todo es
importante cómo España quedó relegada ante este nuevo paradigma con el cual
Alemania, Estados Unidos y Suecia, por citar tres ejemplos, controlaron una
nueva forma de dominación colonial, con el aporte de las nuevas ciencias de la
antropología y la arqueología.
Centroamérica en la exposición del cuarto centenario
Por Centroamérica participaron únicamente Guatemala, Nicaragua y Costa
Rica. A pesar que el catálogo-inventario se encuentra destinado principalmente
a desarrollar los temas de las exposiciones “americana” y la “española”,
el espacio cedido a las tres provincias centroamericanas no fue poco si se le
compara con la participación de otras naciones. El esfuerzo de esta región por
presentarse con lo mejor de sus colecciones y con un trabajo “teórico” que
acompañara las mismas es destacable, pues sus presentaciones eran las más
disciplinadas en cuanto al “rigor cientíco” exigido por los organizadores,
un rigor que nalmente ni la misma delegación española respetó de manera
el. Las presentaciones daban inicio con datos geográcos y estadísticos de
los países, seguidos por datos historiográcos y cultura; para luego adentrarse
en cuestiones más pragmáticas como el clima y la disponibilidad de recursos
agrícolas, minerales y de diversa índole.
Guatemala destacó de manera particular su situación entre los océanos Pacíco
y Atlántico y su istmo de Tehuantepec, así como su independencia de España
en el año de 1821 (Imagen 2). La producción minera es importante, igual que
la industria, la ganadería, la producción de cultivos como el café, la caña de
azúcar, el banano y la vainilla, por mencionar algunos, tanto como la explotación
maderera de especies endémicas como la caoba, el cedro, el ébano y el roble. La
infraestructura del país es descrita con detalle, mencionando carreteras, puentes,
canales, el ferrocarril y muelles (Sucesores de Rivadeneyra, 1893).
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Imagen 2. Instalación de Guatemala para la Exposición Histórico- Americana de Madrid 1892.
Fuente: Biblioteca Nacional de España.
El texto evoluciona sin sobresaltos importantes hasta que se hizo referencia al
tema indígena. El componente indígena de su población - dos terceras partes
más una tercera parte de ladinos se constituye en un elemento de tensión en
el marco de una cultura neocolonial europea fuertemente racista del siglo XIX.
En el catálogo de Guatemala, el pasado precolombino se encuentra asociado al
reino náhuatl de los Cachiqueles el cual le dio nombre al país (quauhtemalan).
Al hacer referencia al idioma se percibe una serie de tensiones importantes,
pues en ningún momento se indica cual es la lengua más hablada, solo se señala
que el idioma nacional es el castellano, y por otro lado “los indios, aunque casi
todos hablan el español, conservan entre el uso de sus lenguas primitivas,
como son el maya, el quiché, cachiquel, zathil, etc, etc” [sic] (Sucesores de
Rivadeneyra, 1893, p. 13).
Se agrega que también se han generalizado mucho el conocimiento del inglés y
el francés. Una tensión puede percibirse en el adjetivo primitivas para referirse
a las lenguas originarias, y por otro lado, el uso de etc, etc, que sugiere la
invisibilización de algunas lenguas, por su desconocimiento o porque no son
consideradas importantes o por cualquier otro motivo. En cuanto a lo generalizado
del inglés y el francés, el autor no explica si se reere a toda la población o si
se reere únicamente a la población ladina, excluyendo con esto a los grupos
indígenas. También llama la atención la desaparición de la categoría blancos
puros, hijos de españoles que hacían su aparición en descripciones anteriores.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
La religión se suma a las tensiones raciales, pues se indica que la Constitución
guatemalteca permite el ejercicio libre de culto religioso, sin embargo, este libre
ejercicio no podrá extenderse hasta ejecutar actos subversivos o prácticas
incompatibles con la paz y el orden público, ni da derecho para oponerse al
cumplimiento de las obligaciones civiles o políticas. Por otro lado la religión
dominante entre los naturales es la católica, pero entre los extranjeros residentes
hay muchos protestantes de diversas sectas y algunos judíos.
También destaca la presencia de la masonería pues hay logias escocesas en
Quetzaltenango, Guatemala y Retalhuleu y en la capital reside el gobierno de la
Masonería del Centro de América. En conclusión, el libre ejercicio de la religión
solo aplica para las religiones europeas, en tanto que las prácticas religiosas
de los naturales se encuentran obligadamente circunscritas al dominio de la
religión católica, cualquier desviación de esta norma podría ser interpretada
como acto subversivo.
El inventario continúa proporcionando datos sobre la civilidad del país, su
régimen “democrático, republicano y representativo”, con división de poderes
legislativo, el ejecutivo y el judicial, así como la instrucción pública, las
bibliotecas, los teatros, alumbrado, hipódromos, policía, hospitales para atender
diversas enfermedades y poblaciones (el hospital militar, el de venéreos,
el de la prisión de mujeres, el asilo de dementes, el asilo de elefanciacios,
entre otros). Poseen además periódicos y sistema de medidas y monedas. La
delegación de Guatemala presentó manuscritos históricos como el Isagoge
apologético general de las indias, Historia de la provincia de San Vicente Ferrer
de Guatemala y Chiapa [sic] y fotografías de las actas del cabildo de la primera
ciudad de Guatemala.
Nicaragua es mostrada por una delegación de tres comisionados, que presentan
el catálogo, destacando a Rubén Darío como comisionado literato. El documento
subraya la civilidad nicaragüense, reejada en su gobierno republicano y su
religión católica, apostólica y romana con un obispado en la ciudad de León.
Tierra feraz de lagos y volcanes, se caracteriza por la riqueza no solo agrícola
y ganadera, sino también minera de su suelo, la población blanca, mestiza e
indígena. Con respecto a la colección exhibida, un total de 1201 objetos, todos
precolombinos, se arma que casi todo es barro cocido además se utiliza la
caracterización de policromos para referirse a la pintura de muchos platos, así
como las cazuelas, ollas y otros productos.
Después de proporcionar información geográca, estadística y del clima,
como preámbulo, el texto se dirige a describir lo relacionado con el tránsito
interoceánico:
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Nicaragua tiene dos puertos que dan a ambos océanos, 300 millas de al lado del
atlántico y 200 del pacico. Hay ríos caudalosos, el más importante es el del río
San Juan, que desemboca en el Atlántico y une este océano con el gran lago de
Nicaragua (…) el ferrocarril de Nicaragua es uno de los mejores de la América
Central, el viajero puede pasar de un océano a otro por medio de la vía férrea (...)
el canal interoceánico está en vías de llevarse a cabo, y es de esperar su realización,
tomando en cuenta que está en tal obra interesada una importante compañía
norteamericana.
En relación a la participación de Nicaragua, la tensión evidente se encuentra en su
interés por el canal interocéanico, así que esta tensión estará presente en casi todas
las exposiciones internacionales cuando se menciona el tema centroamericano,
siendo en el caso de Nicaragua en el que se evidencia una tensión mayor al
presentarse como un territorio apto para el gran proyecto del canal. Llama la
atención que al mencionar el Río San Juan, en ningún momento señala que sea
limítrofe con Costa Rica, lo cual añade, por ocultación cierta tensión al texto.
Como ya se ha señalado antes, las presentaciones centroamericanas se rigen
cuidadosamente por un esquema preestablecido que detalla la ubicación del país,
supercie, clima, tipo de gobierno, las principales ciudades, la agricultura, el
comercio, la economía y las vías de comunicación. En el caso de Costa Rica, este
preámbulo es seguido por una reseña histórica que cuenta de la llegada de Colón
para continuar con la vida colonial y nalmente describir a los pueblos indígenas
que ocuparon el territorio.
El título del inventario, Catálogo general de las antigüedades indígenas de
la República de Costa Rica, llama la atención por la omisión del calicativo
precolombino, sugerido por las autoridades españolas. La colección está
compuesta por guras de oro, jades (o piedras verdes) y piezas cerámicas,
pertenecientes a las colecciones del Obispo Thiel, a doña Dolores Troyo, a
Juan Matarrita y a don Julio Orellano quien exhibe “un muñequito pequeño,
oxidado, y un cascabel, también carcomido”. (Sucesores de Rivadeneyra,
1893, p. 34).
La poca atención que se pone al valor de los objetos presentados queda en
evidencia por el siguiente comentario: también exhibe Costa Rica cerca de
1.000 objetos extraídos a nes del año pasado del cementerio del Guayabo,
(…) pero omitimos su especicación por ser todos los objetos más o menos
semejantes a los anteriormente citados, de oro, cobre, piedra y arcilla quemada.
Esta falta de especicación es un indicador de manejo poco cuidadoso de la
colección, y el peligro de su desaparición por falta de controles de inventario.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
No está demás señalar que la reacción del público europeo ante estos objetos
ha sido señalada como ambivalent, pues se muestran tanto despectivos como
fascinados por las otras culturas, su gente y su producción material. En este
contexto es posible que muchos de estos objetos sin especicar terminaran en
manos de terceros.
Además de las colecciones arqueológicas, hay en la sección costarriqueña
una gran cantidad de ejemplares etnológicos como arcos y echas, bastones,
cerbatanas, tejidos, plumeros, collares de dientes, redes, hamacas, cuerdas de
pescar, tambores, etc. Todo procedente de las actuales tribus de indios que
en pequeñas agrupaciones, se hallan esparcidos al Norte y Sur de aquella
República, así como una vista general del cementerio de Turrialba, que tanta
luz ha traído a la historia precolombina de aquella parte de América Central.
El texto referido a la sección costarriqueña no da muestras de grandes
tensiones, y es posible que éstas no se encuentren en lo dicho, sino más bien
en lo no dicho. El Canal Interoceánico afectaba los intereses del país tanto
por el norte como por el sur y la presión internacional era considerable, sin
embargo, sobre este particular, el texto no dejó entrever nada. Las tensiones
raciales, podían ser, sino iguales, por lo menos similares a las que se verían en
Guatemala y a otros países centroamericanos, al igual que la invisibilización
de los grupos indígenas y la imposición de un modelo liberal eurocéntrico era
tan intolerante, o más, que en los otros escenarios del istmo. Las tensiones
entre Iglesia y Estado se encontraban también en el horizonte, sin embargo,
ante todos estos fantasmas, la legendaria postura costarricense del alejamiento
diplomático de las tensiones, no dejaban entrever ninguna en el texto, esta es
quizás la mayor tensión.
Discurso de Eugenio Texeira en el “Cuarto Centenario del descubrimiento
de América”
Además del catálogo-inventario de la exposición del IV Centenario, el único
documento, localizado en la Ibero- Amerikanisches Institut Bibliotek de Berlín,
es el El discurso de Eugenio Texeira (1892), pronunciado en la inauguración
de la exposición universal de Bellas Artes en el IV Centenario. Aunque ningún
país centroamericano tuvo participación en esta sección, es importante tener
en cuenta, al menos en lo general, la visión de Texeira como participante en
la actividad fungiendo de delegado de un país americano Brasil - en dicha
exposición universal.
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Imagen 3. Portada del Discurso de Eugenio Texeira.
Fuente: Ibero Americkanisches Bibliotek.
El boletín consultado, cuya fecha de impresión es del 15 de diciembre de 1892,
es un pequeño documento lujosamente impreso (Imagen 3), que es prologado,
compuesto de una carátula barroca, con la egie del pintor a la manera de una
moneda y su rma, así como una magníca reproducción litográca de la pintura
presentada por el autor en la Exposición del Cuarto Centenario llamada “La
primera comunión en América” (Imagen 4). La pintura requeriría un análisis
semiótico por aparte, pero en resumen, presenta una escena eucarística a la
orilla del mar en medio de un oscuro y frondoso bosque tropical cuya gura
principal es el comulgante Colón, detrás del cual aparece toda la comitiva de
conquistadores reclinada en posición devota.
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El texto es muy complaciente e insiste en rendirle pleitesía a la audiencia,
sobre todo porque esta audiencia incluye al Rey de España. El texto construye
discursivamente una serie de retratos o descripciones que apuntalan vasallaje,
rebeldía, capitulaciones y acuerdos. El autor se denía a sí mismo como
haciendo fuerzas de mis aquezas, débil, disminuido (…) hijo allende del mar,
mientras declaraba que hablaba en nombre de los americanos. Colón es retratado
entre tanto como astro sublime, inmortal, intrépido Genovés, amparado por la
Corona de España. En este punto se hace presente una pequeña tensión en el
intrépido Genovés, pues una de las discusiones candentes en el contexto de
las celebraciones es la nacionalidad no española de Colón y por lo tanto la
deslegitimación del reclamo español del descubrimiento.
Imagen 4. Reproducción de la pintura La Primera Comunión en América.
Fuente: Discurso de Eugenio Texeira. Ibero Americkanisches Bibliotek.
El texto avanza, por momentos, con una retórica casi ilegible debido a la extrema
estilización: el cuerpo es cautivo; pero acionando [sic] en la forma pasiva, es
su instrumento en el mundo físico. La cultura eurocéntrica se condensa en la
gura de sus genios: un Colón, un Franklin, un Gutenberg, un Newton, un
Murillo, un Mozart o un Verdi, como tantos faros en las generaciones en el
mar de la existencia en ondas sucesivas en la popularidad envoltoria de los
cosmos innitos.
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La cultura europea se ve no sólo caracterizada sino también legitimada en
cuanto a su acción colonialista: atraviesan los mares, unen los continentes por
los hilos eléctricos transmitiendo los pensamientos. Desvían los ríos, estancan
los pantanos, rasgan los ismos [sic], sondean y roban de las entrañas oceánicas
sus más recónditos tesoros de perlas y corales. Este estilo empalagoso,
esconde y revela, sin embargo, pequeñas tensiones, pues la acción colonialista
eurocéntrica desvía, rasga y roba.
América es descrita como el Edén soñado, la América del presente y la
América del porvenir, mientras el descubrimiento no se trata solamente de un
acontecimiento geográco sino y sobre todo de la introducción benéca del
Cristianismo en un continente salvaje que trajo para la falange de eles millares
de paganos por el agua bautismal al seno de la civilización. En este parte del
texto, el autor utiliza en el mismo párrafo dos importantes elementos presentes
en la tensión del discurso colonialista: salvaje y civilización.
La noción de salvaje asimilado a la gura de un monstruo, hace de nuevo
su aparición por oposición a la cultura eurocéntrica: quien no se sentirá
orgulloso admirando las notabilísimas telas de Murillo, Rubens o Velásquez?
(...) solo un monstruo o un salvaje, permanecerá indiferente ante esas divinas
manifestaciones, en presencia de las cuales se desprenden sentimientos
inspirados en las emociones de la naturaleza, sin embargo, el autor tiene
dicultades para posicionar a la naturaleza del lado del salvaje, esta tensión
textual es uno de los aspectos más llamativos del discurso de Texeira.
El cristianismo, es para Texeira, la principal fuente civilizadora del mundo
salvaje de América, pues en el inventario de la humanidad hay dos grandes
legados: el Calvario y la América, pero también la estética de occidente inspirada
en Grecia cuyo fondo se nivela con la forma, mientras en Oriente el fondo se
impone a la forma.
Cristianismo y naturaleza, encuentran en el discurso de Texeira una extraña
combinación, que también aparece en su cuadro de la exposición: Una eucaristía
en medio de la selva. La naturaleza hace su aparición en un párrafo y en otro,
siempre en su versión de lo sublime: en la selva transformando nuestras delicias
en armónicos oleages [sic], llevan consigo el fastuoso cortejo de todos los
murmullos de la naturaleza (...) en n es el Señor de la naturaleza entera la cual
es sólo por él comprendida e interpretada. La inusitada relación que encuentra
Texeira entre Cristianismo y naturaleza, pero no entre selva y salvaje es una de
las más interesantes tensiones del texto, una señal de clara contradicción y de
ambivalencia producida por el alejamiento de un hijo allende del mar.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
El texto termina, haciendo referencia a Colón quien apunta hacia América, y dice
lo siguiente: de aquel que apuntando para el Occidente, dice a la humanidad,
para después morir: ¡HE AHÍ UN NUEVO MUNDO, YO TE LO OFREZCO!
Y concluye con una tensión interesante: declara en forma directa y visual la
ubicación de Occidente, el cual geográcamente se ubica no en Europa sino en
América
Es posible, y no hay razón para no imaginarlo, que la extrema oscuridad
retórica del texto de Texeira, que lo hace a veces casi incomprensible, no se
deba solamente a una cuestión de estilo, sino pragmática. En el contexto de las
celebraciones del IV Centenario las polémicas y las discusiones van y vienen,
la presencia del Rey de España entre otras guras importantes, agregan tensión
al evento y a sus discursos. El texto de Texeira se atreve a ir más allá en más de
una ocasión, es un texto laudatorio pero también crítico, en ocasiones pareciera
mostrarse temeroso, contradictorio.
Sin embargo, lo más destacable de este texto es su validez en cuanto a la presencia
de las oposiciones semióticas propuestas por Soussa Santos en relación a lógica
discursiva colonialista. Las oposiciones: salvaje-civilizado, occidente-oriente,
y naturaleza-cultura hacen su aparición de manera clarísima, como si el texto
hubiera sido redactado tratando de seguir la lógica de dichas oposiciones. Por
otro lado, llama la atención la ambivalenciadel texto, pues el sujeto que articuló
el discurso se identicaba como americano, pero también como eurocentrado,
lo cual evidencia una tensión.
Occidente y no occidente se presentan de manera compleja. La línea divisoria
se rompe y se evidencia tanto la ambivalencia como la tensión. La naturaleza
y la cultura no muestran para el autor ninguna oposición, pues aparecen
extrañamente fusionadas por su espíritu religioso. Es como si el discurso
colonialista se encontrara prudentemente matizado, alabando la gura de Colón,
y la preeminencia de la cultura europea, pero señalando veladamente los abusos
coloniales. En n, el discurso se podría sintetizar como una tensión particular
entre lo salvaje, la civilización occidental y la admiración por la exuberancia de
la naturaleza.
La feria colombiana de Chicago de 1893
En la visita realizada a la Exposición de París de 1889, los círculos industriales
estadounidenses pudieron constatar el éxito logrado por Francia en la
dinamización de su economía a partir de estos eventos, y decidieron realizar su
propia versión americana de exposición universal. Para este n se sacó partido
de la celebración del IV centenario del descubrimiento de América que tendría
lugar tres años después. Sin embargo, debido a que España celebraría su propia
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
exposición universal de cuarto centenario en 1892, Estados Unidos esperaría
estratégicamente al siguiente año, 1893, para la celebración de su magno
evento al cual se le llamaría Feria Mundial Colombina en honor a la gura de
Cristóbal Colón.
Antes de esta exposición mundial, los Estados Unidos ya había celebrado
importantes exposiciones de carácter nacional como la de Nueva York en 1883,
la de Manchester en 1867 y la Centennial exhibition en Filadela en 1876, en
conmemoración de la Independencia de las 13 colonias y en el contexto de la
cual Francia dona a la ciudad de Nueva York, la Estatua de la Libertad.
El éxito logrado por París en sus exposiciones universales fue decisivo para
lanzarse a la tarea de realizar una versión en América. Se había observado que, a
pesar del décit económico mostrado en algunas, Francia experimentó con cada
una de ellas una gran prosperidad económica debido a los acuerdos comerciales
originados en el contexto de las mismas. Es por esta razón, que la exposición
de 1889 en París se estudió cuidadosamente, teniendo en cuenta sus gastos, su
emplazamiento, sus estrategias y su visitación, para sacar el mayor provecho
posible en la nueva versión americana.
La escogencia de la ciudad antriona para esta feria mundial, fue una preocupación
inmediata y después de una pugna entre Nueva York, Chicago, Washington y
Saint Louis, Chicago tomó la delantera al aportar los cinco millones de dólares
que se necesitaban para ganar el puesto, en una votación nacional en la que fue
elegida por 157 votos. En 1890, se presentó el proyecto para su organización de
la exposición, se aprobó en las dos Cámaras de representantes y el presidente
de la República publicó la proclamación, invitando a touts les nations de la
terre para la participación en el evento que ocuparía la premiere place dans
l’histoire du monde.Cabe destacar que una de las mayores diferencias con sus
antecesoras europeas, es que la Feria Mundial de Chicago fue nanciada, no
por la participación de la industria y la empresa privada, sino directamente
por el Gobierno de los Estados Unidos. En su nanciamiento participaron
el Departamento del Tesoro, el Instituto Smithsoniano y el Departamento
del Interior.
Entre los documentos que se conservan sobre la exposición, los más signicativos
son: World’s Columbian Exposition, Chicago, 1893(denominada en adelante,
World’s) una especie de memoria, que en la práctica funcionó como catálogo
razonado de la exposición, editado por la Congress Library; el otro documento
es la llamada Guide General de 1893, editada por la Societé des Publications
Françaises, de Montreal.
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Cubero Barrantes, Guillermo. “Otros” mundos en la vitrina. Los catálogos de las exposiciones universales
y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Por estar escrito en inglés y editado directamente por el Gobierno Federal de
los Estados Unidos, World’s puede ser considerado como el documento más
representativo de la exposición, y se destaca por ofrecer abundante información
sobre los apartados de la exposición, los países participantes, la participación
hispanoamericana, el interés por destacar la hegemonía mundial de los Estados
Unidos, la importancia de su arquitectura y de manera singular, la gura de la
mujer en el nuevo modelo de mundo que aspira al progreso y la civilización.
La Guide, por su lado, dedicó buena parte de su discurso a la historia de la
ciudad de Chicago, y a la explicación de todo el proceso de realización de la
exposición, desde su conceptualización durante la visita a París en 1889, hasta
la construcción de la ciudad jardín a la orilla del Lago Chicago. Este documento
puso énfasis en su gusto por lo europeo en la feria y en toda la extensión de su
texto no aparece ninguna referencia a Centroamérica, a pesar de su entusiasta
participación. Sobre este documento, uno de los poquísimos que se conservan
de la Exposición Colombina de Chicago de 1893, llama la atención que esté
escrito en francés y no en inglés, el idioma ocial de la feria.
A imagen y semejanza de Europa
La exposición de Chicago no dirió mucho en cuanto a procesos de clasicación,
caracterización, desarrollo de nomenclaturas y ordenamiento de los temas, en
relación a sus predecesoras europeas, de hecho, se había tenido en cuenta una
minuciosa observación de la de 1889 en París, para garantizar el éxito de la
versión americana. Las industrias aparecieron con un protagonismo central y
se desglosaron en sus diversas ramas, como la industria de la guerra, la textil,
la imprenta y la manufactura en hierro y madera entre muchas otras. Artículos
como las estufas, la relojería, las máquinas de escribir y el papel tapiz, contaban
cada una de ellas con su propio pabellón nacional.
A diferencia de las exposiciones europeas, en las cuales la empresa privada
patrocinó los gastos de las exposiciones, en Chicago todo corrió por cuenta del
gobierno, mientras que las industrias y las empresas tuvieron la oportunidad
de expandir sus negocios completamente bajo el patrocinio del Estado. Esta
característica se constituyó en una de las más notables diferencias entre los
catálogos europeos y el de Chicago: la total ausencia de publicidad de parte de
los empresas patrocinadoras; otra variante interesante la constituyó el hecho de
que las empresas construyeron sus propios edicios dentro de la exposición,
tal es el caso de compañías como Anderson Piano Company o la Standard
Furniture Company.
Por detrás de la industria, la minería y la horticultura compartieron su lugar de
privilegio en la muestra, luego le siguieron los temas relacionados con la historia
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Cubero Barrantes, Guillermo. “Otros” mundos en la vitrina. Los catálogos de las exposiciones universales
y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
natural, como la ornitología y nalmente, “las plantas de trópico americano”
bajo un domo de cristal, como elemento exótico. Como era costumbre en este
tipo de eventos, los organizadores hicieron un esfuerzo por mostrar adelanto en
la técnica, esta era la razón por la cual en el catálogo se utilizó de manera profusa
la fotografía, la cual sustituyó casi en su totalidad a la ilustración impresa, usada
en los catálogos europeos; la fotografía trasladada a la imprenta, se dedicó sobre
todo a retratar los edicios construidos de manera expresa para la exposición, de
tal manera que arquitectura y técnica fotográca se presentaron como algunos
de los grandes adelantos exhibidos en la muestra. Por primera vez, se presentó
a cada Estado del país antrión por aparte: Pensilvania Exhibition y Ohio
Exhibition, Michigan section, Iowa exhibit, States United Section. El tamaño
de Estados Unidos es tal, que requirió mucho espacio en la exhibición: hubo un
salón para cada estado y uno para los Estados Unidos en su conjunto.
El documento además de estar escrito en francés, mostraba una predilección por
mostrar la imitación de que fue objeto la exposición universal de París de 1889
en la Feria Mundial de Chicago; según Guide, la exposición americana ocupó,
de manera similar a la de París, una supercie de 200 acres, mostró 55,000
objetos y fue visitada por 22, 149, 353 personas en los 185 días que permaneció
abierta (1893). El documento abunda en la descripción de los hoteles, transporte,
hospedaje, ópera, teatro, diversiones y facilidades en general. Aunque la
cantidad de teatros y otros espectáculos era impresionante, difería a la de París
en la naturaleza de los entretenimientos, mucho más dirigidos a la familia que
a “les plaisirs”, tan característicos de la capital francesa. De manera similar a
la exposición parisina, Chicago pasó a la historia por su elemento central, en
la de París: la Torre Eiffel, en Chicago: su famosa “Chicago Wheel”, que se
convirtió en el centro de las ferias de juegos mecánicos alrededor de todo el
mundo (Imagen 4).
La visita a la exposición contaba con un itinerario jo, lo cual sugiere que el
tránsito por la exhibición estaba fuertemente regulado. Los principales espacios
eran: el corazón central, el peristilo, una sala de música, el muelle, el Convento
de la Rábida y la lechería entre otros. Más que en las exhibiciones anteriores,
la de Chicago se caracterizó por un excesivo control, la sistematicidad y el
adoctrinamiento en materia de comportamiento socialmente ajustado a las
normas, las leyes y la moral, los entretenimientos son de sana diversión, en
contraposición a París de 1889, mucho más relajado.
Un espacio interesante fue la lechería modelo, la cual daba una idea bastante
clara de la evolución conceptual que experimentaron las exhibiciones universales
a lo largo del siglo XIX, las cuales pasaron desde sus primeras versiones
puramente artísticas, hasta irse adaptando cada vez más a las necesidades del
comercio y del mercado, tanto que la exposición de Chicago fue presentada
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
en sus documentos ociales como fair en lugar de Exposición. La lechería
modelo de Chicago, por ejemplo, en una exposición nanciada y gestionada
enteramente por el Estado, mostrando una actividad productiva, con todos sus
procesos, refrigeradoras, cámaras frigorícas para conservar los productos y la
oportunidad de su degustación por parte de los visitantes.
Cabe destacar que, de manera curiosa, la Exposición de Guatemala de 1897
regalaba barquillos de helado y champagne, para la degustación de los visitantes,
en una clara emulación de las anteriores exhibiciones universales.
De manera similar en la que la exposición de París de 1889 presentó a la cuidad
como el centro de la vida cultural del mundo, la exposición de Chicago buscó
posicionar al país antrión como la primera potencia mundial en los ámbitos
de la política y de la economía. En algunos apartados se insistía en la intención
hegemónica del país y especialmente de su ciudad, que a partir de la exposición
tuvieron un lugar de honor en l’histoire du commerce universal debido a la
importancia de Chicago por sa merveilleuse richesse comercial.
Otro aspecto que llamó la atención del mundo en su visita a la exposición de
Chicago, fue su inuencia en la arquitectura mundial del siglo XX. La invitación
a importantes arquitectos de todo el país permitió la creación de un estilo elitista
y clásico típico de las les villes américaines, especialmente inspirado en la
arquitectura típica de la costa este del país. Para la exposición se construyeron
de exprofeso bancos, bibliotecas, iglesias, hospitales, morgue y cementerio. Por
otro lado, la creación de múltiples parques, paseos, plazas y bulevares, cuya
abundancia de vegetación, sombra, ores, y enzacatados le dio a la ciudad el
apodo de la ciudad jardín. Llama la atención que a pesar de la importancia que
tuvo la participación extranjera en la creación de edicios para la exposición
colombina, como fue el caso de México o China, que luego inspiraría a
arquitectos americanos para sus innovaciones en el siglo XX, el documento de
la Guide
no hace ninguna referencia a esta participación y su aporte.
La guía general editada en francés, presentaba a la ciudad de Chicago como
la “Reine de l’ Ouest”, mientras se destacaban todos los atributos por los
cuales fue la elegida para la Feria Mundial, entre otros, por el dinamismo de su
crecimiento, su posición geográca central en el norte del país, lo que favorecía
el intercambio entre el este y el oeste, su clima templado y sus condiciones de
salubridad,
1
sistema público higiénico, administración con un aparato fuerte de
represión policial, para mantener un nivel bajo de delincuencia y un bajo nivel
de mortalidad.
1 Estudios antropológicos de la época señalan como “clima sano” alrededor del mundo el clima
del norte de USA y Europa por oposición a los climas “insalubres” de las regiones tropicales.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Esta ciudad considerada en el catálogo como la plus fameuses de l’ancien et
du nouveau monde con una población riche et orgueilleuse, se levanta a orillas
del Lago Chicago, posición que fue aprovechada por los diseñadores de la
exposición para dar un aire veneciano a la muestra, de tal manera que el efecto
general, del paisaje y la arquitectura debían dar la sensación de encontrarse
en una especie de Europa renovada y actualizada, es decir, el nuevo centro
de Occidente. Parte de los atractivos de la Feria, eran los viajes en góndola,
guiadas por sesenta gondoliers ataviados con sus atuendos de colores brillantes
al estilo del siglo XIV, traídos expresamente desde Venecia, para darle un toque
de romance a las tardes de la exposición.
En materia de arte y cultura, el eurocentrismo no dejaba duda, en todas las
formas de expresión artística, denominadas en los documentos como artes
liberales y que concentraron la música, piano, órgano, fotografía, exhibición
de educación católica la música mencionada como preferente era la coral e
instrumental y podían apreciarse en la Sección alemana y sección francesa. En
cuanto a las artes plásticas, se mostró una afanosa imitación de las tendencias
europeas más conservadoras, generalmente realismo y naturalismo y algunos
guiños con el impresionismo francés. Algunos eran prácticamente réplicas de
obras famosas en Europa con algunos cambios en la perspectiva o la ejecución.
El proyecto de la exposición encar de manera especial la elaboración
de estatuas de personajes célebres para adornar sus abundantes parques y
jardines. Debido a la celebración colombina, esculturas de Cristóbal Colón
fueron colocadas en compañía de guras de Linneo, Frederick von Shiller y
La Salle, con lo que se establece mediante una retórica artística a la estética,
religión y ciencia instrumental europeas como modelo ideal de lo civilizado.
Así mismo, se decoró la ciudad con réplicas estatuarias del César Augusto
del Vaticano, de Mozart niño, entre otras. Estatuaria no retratística como la
ciencia elaborada en un estilo idéntico a la estatua de la Libertad en Nueva
York.
La manera en que fueron citados los países participantes en The World’s
Columbian Exposition, Chicago revela una fuerte estrategia diplomática,
mientras se advierte un trato preferente en el discurso hacia los países
europeos, los cuales fueron mencionados uno por uno, haciendo una breve
referencia, siempre aduladora, sobre su condición de país y su participación:
the unapproachable beauty in the Athens of Pericles. De oriente se menciona
a Turquía (se hace énfasis en su Mohamedan religion), mientras que la cultura
japonesa es presentada con un trato especial de manera similar a los países
europeos. Un caso notorio, es la participación China, la cual se encontraba en
medio de un conicto en relación a su participación en la Feria, sin embargo,
se destaca the enchantment…of the oriental tales. El texto se caracterizó por
el énfasis que puso en la condición de universalidad del evento, al destacar la
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
participación casi absoluta de todos los países del orbe: from Dan to Beersheva,
from New York to París, from Iceland to Egipt.
Racismo y eurocentrismo en el Chicago de 1893
La Guide proporciona información abundante sobre las particularidades,
curiosidades y los antecedentes de la exposición de Chicago, no sin dejar de
entrever el etno-eurocentrismo característico de las exposiciones universales
del siglo XIX, pues da inicio, haciendo un recuento de nacionalidades que
conformaban el amplio abanico de la población propia de Chicago. La lista
de tipos de habitantes se presenta a nivel descendente de acuerdo al número,
así les americains, que son el mayor número, encabeza la lista, es seguida por
múltiples nacionalidades europeas: allemands, bohemiens o polonais, estos se
citan en orden descendente de acuerdo a su número en la comunidad.
Sin embargo la citación de habitantes de origen no europeo crea muchas dudas,
pues, además de ser citados en una posición inferior, después de los europeos,
se confunden las nociones de nacionalidad con el de raza y etnia. La primera
confusión se suscita en relación al grupo de les indiens que aparecen en número
inusitadamente bajo y no hay manera de saber si se reere a hindúes o indígenas
americanos; el segundo grupo que llama la atención son les mongols, igualmente,
es difícil suponer si en realidad se reere a personas originarias de Mongolia
o es una manera de designar de manera genérica a personas provenientes de
Asia o que comparten rasgos similares con esa población. El siguiente grupo
está relacionado con los provenientes des Antilles, que hace suponer que se
reere a habitantes de la América Central insular, pero tampoco es claro, dada
la variedad de poblaciones de esta región del continente; y nalmente, pero no
menos importante, es la citación de les negres que en número superan al resto
de los inmigrantes citados en la tabla pero son, sintomáticamente citados al
extremo inferior de la misma.
Además del racismo y etnocentrismo implícitos en la conceptualización y
la sintaxis de esta tabla, se suma una lógica eurocéntrica en la ubicación de
Chicago en el mundo, pues se elabora una tabla de distancias de Chicago con el
resto del mundo. Este resto del mundo lo componen en primer lugar, ciudades
estadounidenses como Boston, Nueva York, Washington o San Francisco.
Seguidas de las ciudades de la unión aparecen ciudades centroeuropeas como
Liverpool, La Havre, Edimburgo o San Petersburgo; pasando, obviamente por
París, Roma, Berlín y Madrid, y con estas últimas, se completa la ubicación
de Chicago en el mundo el cual pareciera resumirse a un mundo estrictamente
Atlántico norte y el resto del mundo no aparece, con lo cual se convierten en
como si fueran inexistentes.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Llama la atención el énfasis que el documento pone en el control social, pues se
cita en diversos apartados la importancia de las prisiones y del control policial,
entre otras instituciones represivas. El documento hace alarde de la capacidad
de represión de la policía, mientras hace referencia a las 70,550 arrestations que
tuvieron lugar en 1891. También llama la atención el imaginario invocado, pues
se le da gran relevancia a la gura policial la cual se encuentra representada
en una escultura conmemorativa de una represión policial, citada como hecho
histórico, y se realiza una escultura de un policía como imagen icónica de
la ciudad.
Occidente se desplaza hacia el occidente
Occidente, más que un lugar geográco es un lugar simbólico (Said, 2002)
identicado principalmente con Europa del oeste, sin embargo, el centro de
este lugar simbólico experimentó un notable desplazamiento desde Europa
occidental hacia la nueva potencia del siglo XX, los Estados Unidos y es
básicamente ésta la imagen que intentó posicionar la exposición de Chicago
de 1893. Si las exposiciones europeas eran conceptualizadas como una gran
estrategia comercial global, la feria colombina de Chicago se caracterizó por ser
una gran estrategia de propaganda geopolítica, en la que los Estados Unidos se
presentó como el referente de un nuevo orden mundial.
Junto a la celebración de esta exposición, tuvo lugar un Congrèss auxilière
intellectual llamado a crear una legislación para regularizar leyes generales
como: inmigración, naturalización, privilegios internacionales para gobiernos
extranjeros y sus ciudadanos, legislación para empleadores para disminuir la
pobreza, la locura y el crimen, leyes sobre la habilidad productiva y también
para el fomento de la prosperidad y la virtud, en n, leyes para el Etablissement
des principes de justice para el mundo.
Es importante llamar la atención que Guatemala, en un intento por capitalizar
el poder generado por las llamadas exposiciones universales organizó su propia
versión en 1897, durante la cual realizó de manera idéntica a la exposición
de Chicago, un congreso jurídico, que buscaba unicar las legislaciones
centroamericanas para estandarizar las variantes.
Por otro lado, el discurso introductorio del catálogo ocial, abunda en
descripciones de encomio a la ciudad y a su exposición: No one can appreciate
fully the magnitude and the signicance of the microcosm at Chicago in 1893,
la ciudad es presentada como un fenómeno so gigantic, so young, so rich,
strong and powerful.
2
El cuarto centenario del descubrimiento de América dio
2 Nadie puede apreciar plenamente la magnitud y la importancia del microcosmos en Chicago
en 1893. Tan gigante, tan joven, tan rico, tan fuerte y poderoso.
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lugar para la celebración de cuatro siglos de ejemplar prosperidad del pueblo
americano, que se da cita a orillas del Lago Chicago, y con ello, ofrecer al
mundo la más grandiosa exhibición que se ha producido hasta ese momento.
La ciudad y su exhibición se convierten así en la esencia misma del espíritu
de progreso americano y en el centro de atracción del momento, robando con
ello el protagonismo que tuviera París cuatro años antes y ensombreciendo la
exposición universal de Madrid del año anterior. Millones de dólares y un plan
de exposición con innitos detalles en su ejecución, se proponían una de las
mayores empresas de los tiempos modernos.
El entusiasmo por la exposición fue tal, que su catálogo ocial arma que,
después de la misma, el mundo entero estará dividido en dos grandes clases: los
que vinieron a la feria y los que no asistieron.
Imagen 5. La Rueda de Chicago en el centro del centro ferial, en la exposición mundial de 1893.
Fuente: Explore PAHistory.com
Vista panorámica de la Feria Universal de Chicago, con la famosa rueda en
el centro de la exposición. El tamaño y presencia de la estrucutra, pretendía
competir con la magnicencia con la que fue diseñada la Torre Eiffel en
París 1889.
El mayor propósito de la exposición sería convertirse en el nuevo centro del
mundo, tanto a nivel de la educación y la cultura, proponiendo una nueva visión
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de la participación femenina, con la que el patriarcado capitalista norteamericano
se proyecta como un ejemplo ético, hasta en la arquitectura con la cual impone
nuevas formas de construcción y un estilo elitista clásico a todo el mundo
civilizado Así como la exposición de París de 1889 tiene como centro la Torre
Eiffel, la Fair tiene como centro The ferris wheel (Imagen 5). Esta maquinaria
de diversión pública logra desplazar el sentido de la torre parisina, estática
y representativa del arte y la técnica industrial, hacia el sentido de diversión
masiva, propio de la Rueda de Chicago, que a partir de la fair se logra difundir
de manera auténticamente global y se convierte en el centro de las ferias de
juegos mecánicos a lo largo y ancho de todo el orbe.
La rueda girante, la mayor estructura giratoria metálica hecha hasta ese
momento, con un peso de 56 toneladas, con seis carros arrastrados al mismo
tiempo y con un tiempo de giro de 20 minutos y un motor de dos mil caballos
de fuerza, fue ubicada en la céntrica avenida de la exposición llamada themid
way plaisance, la cual simulaba un recorrido por las más exóticas ciudades
del mundo.
La encantada White City –the city of Aladdins palaces, asumió un rol importante
a nivel mundial en materia de vanguardia arquitectónica, la intención de los
organizadores era que inuenciara no sólo la arquitectura de todo Estados Unidos
sino a todo mundo, de manera indenida. La gigantesca empresa constructiva y
la intrincada maquinaria ejecutiva de la feria, dictarían las pautas a nivel mundial,
con lo cual se ejercía una hegemonía estética en materia arquitectónica. Para
lograr este objetivo se invitaron a los más importantes arquitectos conocidos
en la época, diseñadores de estructuras, los más expertos artesanos para
ejecutar los diseños, artistas famosos que realizaron las ornamentaciones y un
gigantesco ejército de trabajadores peones de la construcción. Algunos de los
mayores edicios construidos expresamente para la exposición son el Women’s
temple, el edicio de transporte y Logia Masónica. El estilo aristocrático del
Este americano se ve enriquecido por el exotismo de la arquitectura asiática de
Siam y China, y las pirámides mexicanas, las cuales inuirían en la arquitectura
de vanguardia de los Estados Unidos y en el mundo del siglo XX.
La exposición colombina fue la primera en la que se incluyó como un tema
particular a la mujer, tanto es así que se construyó un edicio, uno de los
principales de la exposición, The Women’s Temple, en el interior del cual se
desarrollaba el tema de la mujer en la historia, así como sus virtudes: Sacrice,
Charity, Maternity and Love y fue dedicado de manera especial a la Reina Isabel
de España. Dentro del edicio se construyó uno de menor tamaño destinado al
tema: Childrens. El cuerpo encargado de la organización de la participación
femenina, The Board of Lady Managers, fue liderado por Mrs. Potter Palmer,
nuera del presidente Cleveland. La invitación fue extendida al resto de los países
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participantes: Dinamarca se niega a participar, Italia y Francia, lo hacen junto a
México, cuya encargada es pariente del presidente Porrio Díaz.
A diferencia de París en 1889, en el que la mujer era vista como un potencial
consumidor, por lo cual se presentaron apartados dirigidos especialmente a
productos femeninos. En Chicago se rescató la gura de la mujer como un
sujeto social vinculado al poder, esto coincide con lo armado por Hobsbawm
en el sentido de que la mujer que adquirió protagonismo a nales del XIX en el
contexto imperialista, fue la mujer de la clase dirigente.
Se advierte en la presentación del tema en los catálogos de Chicago, una
intención de presentar a los países extranjeros como no civilizados en
relación al Chicago civilizado, pues se arma que acá la mujer tiene un lugar
protagónico que no tendría en sus países de origen tal y como se observa en
este texto: Foreign
women
have
been
placed
in
absolute
control
at
Jackson Park, in positions where the sex would not be given an opportunity
abroad.
La tensión entre el viejo y el nuevo mundo
La exposición de Chicago dejó entrever una tensión entre los viejos imperios
europeos y la emergente hegemonía estadounidense. La delegación de Inglaterra,
por ejemplo, reclamó la importancia de su país como primera potencia industrial
y con ello, su legítimo derecho de ejercer su dominio como Imperio informal. Se
debe tener en cuenta que a pesar de su anidad cultural con los EEUU, Inglaterra
era la única potencia europea que continuaba ejerciendo presión por la conquista
de territorios americanos, como sus enclaves en el Caribe, y la intrusión que
en 1892 se encontraba realizando en Venezuela, país que acudió al Presidente
Cleveland por ayuda, quien invocando la doctrina Monroe, consigue expulsar
a Inglaterra. Sobre este particular, llama la atención que el único país que se
presenta en un lugar destacado en la exposición es Venezuela comprobándose
con ello la vocación pragmática de este tipo de eventos culturales.
Por otra parte, la relación con España no puede ser más compleja. En primer
lugar, se tenía en cuenta que años antes Estados Unidos le disputó amplios
territorios y en segundo lugar, pocos años después le disputó sus últimos
reductos de posesión en ultramar: Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Así mismo, en
términos simbólicos y retóricos, el conicto no era menor, ya que se celebraba
el cuarto centenario un año después que lo hizo España, y se revivió la amarga
polémica del año anterior, en donde se puso en entredicho la validez de Cristóbal
Colón como descubridor del continente y su origen español, en el contexto de
la exposición de Madrid de 1892. Como anécdota sintomática de este conicto,
cabe señalar la ceremonia de inauguración en la que The President of the United
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States and the Duke of Veragua, the lineal descendant of Columbus, were the
guests of honor on this occasion
3
y la llegada de la Infanta Eulalia de España,
quien arribó a la exposición por el lago a la ciudad de Chicago, acompañada de
las tres carabelas: la Niña, la Pinta y la Santa María y un enorme barco vikingo
lo cual revelaba una compleja operación de legitimación-deslegitimación
simbólica hacia lo poco que quedaba del antiguo imperio español.
Por otro lado, uno de los más importantes espacios de la exposición fue el
Convento de la Rábida, una réplica parfaitement authentique del monasterio
de los padres franciscanos que dieron abrigo a Cristóbal Colón en las calles de
España. Fue el lugar que concentró toda la temática relacionada con España y
con el mundo hispano, reduciendo de manera arbitraria un área geográca muy
amplia y compleja (toda Iberoamérica), es reducida en términos simbólicos a una
cultura homogénea. Cabe destacar el hecho que, mientras las otras delegaciones
europeas ocupaban un edicio para sus exposiciones, España y sus antiguas
colonias ocupaban el espacio destinado al tema etnológico, en donde las piezas
fundamentales serían las reliquias de Colón y de la Reina Isabel, así como el
mapa del Ducado de Veragua ubicado en el Isthmus de Panamá en tiempos
de la colonia. También se encontraban: Original papers relating to Columbus;
Loaned by the Duke of Veragua y by the Duchess of Berwick and Alba, la
cristianización del continente y la exhibición del Vaticano, entre muchas otras
secciones representativas de la colonia española.
El tema etnológico desarrollado en la Rábida abarcó Ancient
religions,
games and folklore, an attractive feature in ethnology is the study of folklore,
including the religious faiths and ceremonies, the household tales, traditions and
myths, and the evolution of games and toys
4
. Este tema también se desarrolló
en otros espacios de la exposición de Chicago en relación a los antepasados
norteamericanos como los enterramientos de Ohio y otros pueblos de los
Estados Unidos.
El texto hace mención sobre Mexico and the Central and Southamerica
Republics a las cuales considera our Foster children, y destaca su importancia
por Their wealth of cereals, precious metals and priceless gems.
5
Por otro
lado, estos países son importantes como tema arqueológico, tal es el caso de
las Ruinas de Yucatán, o las momias de Perú. Centroamérica se menciona de
manera muy marginal, solamente hacen su aparición Guatemala que llama la
atención por su edicio neoclásico con pórtico de orden dórico. Costa Rica
3 El Presidente de los Estados Unidos y el Duque de Veragua, descendiente lineal de Cristóbal
Colón, fueron los invitados de honor en esta ocasión
4 Las religiones antiguas, juegos y folclore, una característica atractiva en la etnología es el
estudio del folklore, incluyendo las creencias religiosas y las ceremonias, los cuentos, las
tradiciones y mitos, y la evolución de los juegos y los juguetes.
5 Su riqueza en cereales, metales preciosos e inestimables gemas.
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
con una arquitectura de estilo español enmarcado en un jardín tropical de
aves, ores, café y banano, principalmente. Las colecciones sobre material
arqueológico centroamericano, se mencionan como propiedad de museos como
el Peabody que hace investigaciones en la región y el museo de Berlín, y se
encuentran exhibidos no en los apartados de Centroamérica sino como parte de
las posesiones de estas potencias imperiales.
Las repúblicas de El Salvador, Nicaragua y Honduras no son mencionadas, sí se
hace marcada referencia al Ducado de Veragua (hoy Panamá) aunque a la fecha
no había sido constituido como República. Tampoco se hace ninguna mención
a la vía del tránsito en Nicaragua ni al proyecto de construcción de un canal
interoceánico, a pesar de que había sido tema importante en la exposición de
1889 en París (Cubero Barrantes, 2016, p. 162-203).
Conclusiones
La exposición de Madrid de 1892 presenta una doble tensión con América,
la primera con sus antiguas colonias y la segunda con los Estados Unidos.
Estas dos tensiones quedan claramente dibujadas en la sintaxis de los tres
tomos de su amplísimo catálogo, el primero de los cuales está dedicado a los
Estados Unidos, éste contiene no sólo informaciones sus Estados sino también
sobre los tesoros arqueológicos procedentes de las antiguas posesiones
españolas en América, ahora estudio en las universidades norteamericanas.
El segundo tomo está dedicado al resto del mundo, mientras que el tercero
está dedicado a España, el país antrión. Este último tomo, no sólo presenta
los tesoros propiamente españoles, sino que abunda en descripciones, cartas,
capitulaciones, y un sinnúmero de documentos entre los cuales destacan algunos
de La Luisiana, Las Carolinas, La Florida y otras muchas extensas posesiones
españolas ahora en manos de los Estados Unidos. También muestra especial
énfasis en los tesoros arqueológicos de sus antiguas posesiones coloniales
como México y Perú, asimismo presenta reliquias históricas provenientes de
Filipinas y Cuba, sus últimas posesiones en ultramar, también en disputa con
los Estados Unidos.
De manera sintomática, en el contexto de la exposición madrileña, tienen
lugar agrias discusiones en torno a la legitimidad española y en particular la
de Cristóbal Colón como descubridor de América. Por otro lado, se destaca
su nacionalidad genovesa y la llegada de los vikingos a las costas americanas
mucho antes que las expediciones españolas. A pesar de que España deseaba
presentarse ante el mundo como una monarquía ilustrada, y por lo tanto
moderna, sigue soñando con un pasado de gloria y dominio, anclada a viejos
paradigmas coloniales que confrontan la superioridad de la civilización
europea con la barbarie del indígena americano.
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Cubero Barrantes, Guillermo. “Otros” mundos en la vitrina. Los catálogos de las exposiciones universales
y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
Una de las mayores tensiones que parece oscurecer todo el fondo de la
exposición de Madrid es la decadencia del modelo colonial español, que ve
ascender a su principal adversario, el naciente poderío norteamericano. En
medio de la retórica anticuada y de la pérdida de sus viejas posesiones en
América, debe enfrentar el avance de los intereses norteamericanos y su
nueva estrategia imperialista, que no necesita de las pesadas cargas de la
administración colonial, pues usa como herramientas de dominación sus
estrategias discursivas y la persuasión de su poderío económico y militar.
De manera similar a lo ocurrido en Madrid, pero de manera inversa, la
exposición de Chicago entra en tensión con el viejo mundo. Por un lado,
la imitación de la exposición de París de 1889 es evidente y explícita, se
copia todo el modelo de gestión y ejecución mientras que la ambientación
de la exposición, es una especie de calco de ciudades europeas, al punto de
simular un golfo veneciano a las orillas del Lago Chicago, con estatuas de
guras del arte, la música y la ciencia europeos adornando plaza y jardines
por todos los rincones. La tensión con Madrid es también evidente, por todos
los recursos retóricos, que, de manera contradictoria, ya adulan ya afrentan,
la participación española. La misma Inglaterra, aliada natural de los Estados
Unidos, se siente desplazada ante este nuevo protagonismo y reclama haber
sido la primera potencia mundial en realizar exposiciones universales. El marco
sociohistórico no solo muestra tensiones permanentes, en los procesos de
acumulación de nuevos territorios en manos de Estados Unidos, sino también
en la prohibición maniesta o velada de intervención europea en cualquier
rincón del Continente Americano, y en el plano más general, se observa el
ascenso del modelo de imperialismo informal de los Estados Unidos, que
pugna por una hegemonía global, mientras Europa ve derrumbarse el viejo
modelo del colonialismo formal.
El lujo y esplendor de la exposición de Chicago no logra esconder las
contradicciones internas del nuevo proceso civilizatorio. El uso excesivo de
la fuerza policial, para contener el crimen y para reprimir y expulsar a sujetos
indeseables, es ampliamente publicitado como una virtud americana. Estatuas
de policías, celebración de represiones policiales, el excesivo orden y control
de la exposición que sólo permite un recorrido único y regulado, son algunos
signos del nuevo modelo de civilización en marcha. El racismo campea en
la discursividad de los catálogos que retrata a los indígenas americanos y las
culturas originarias del continente dentro de la nomenclatura clasicatoria de
etnología. Los negros, asiáticos y antillanos son citados como parte de un
sistema de control estadístico, pero no como ciudadanos formales. El sur de
América es conceptualizado como un sur recurso de manera similar como es
vista África, desde la perspectiva europea, mientras que el sujeto social mujer
es utilizado como un elemento propagandístico, cuya inclusión en la dinámica
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y la reproducción del discurso colonialista occidental del siglo XIX. Págs. 131-168.
social y laboral es publicitada como un signo de modernidad y civilización,
mientras se le asignan los roles tradicionales de madre abnegada y sumisa que
le corresponde dentro del modelo patriarcal tradicional (Cubero Barrantes,
2016, p. 214-216).
Debido al importante inujo de las exposiciones universales del siglo XIX
en nuestros museos nacionales centroamericanos, nuestras élites intelectuales
adoptaron y fortalecieron una serie de discursos dominantes que acabarían por
convertirse en verdades sagradas y eternas, no cuestionadas por los públicos
de los museos y que consecuentemente fueron asentándose en el pensamiento
cotidiano con consecuencias para todo el complejo sistema de la cultura.
Esta serie de discursos conformaron una matriz de dominación ideológica que
con sus distintas variantes en nuestros países centroamericanos, respondieron
básicamente a los siguientes tópicos: una visión hetero-patriarcal misógina
del mundo. Una lógica capitalista, que reduce todas las relaciones económicas
a la práctica de un mercado global caracterizado por la búsqueda de nuevos
consumidores, la explotación de la mano de obra y el agotamiento de los
recursos de la naturaleza. El predominio de un canon de pensamiento
cartesiano eurocéntrico, que se presenta como único y universal y que resulta
en el epistemicidio o exterminio de cualquier forma de saber o conocimiento
alternativo a Occidente. Imposición de códigos ético-estéticos eurocéntricos
que bajo la forma de lo bueno y lo bello se impusieron en la doxa dominante
del sistema de educación formal. Un esquema de actitudes de racialización del
otro, cuya base de lo ideal descansa en una blanquitud inventada, llamada a
imponerse sobre las poblaciones nativas y afrodescendientes. La importación
de un sistema político basado en una democracia liberal representativa que
responde a una lógica europea-noratlántica.
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Caramba
Salvador Marroquín