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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2019 AÑO 9, n.º 10, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
Argueta, Manlio. Biblioteca Nacional y custodia del patrimonio. Págs. 53-59.
Biblioteca Nacional y custodia del patrimonio
Manlio Argueta
Escritor - novelista
Director Biblioteca Nacional de El Salvador
margueta@cultura.gob.sv
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i10.6699
URI: http://hdl.handle.net/11298/785
Resumen
A dos años de cumplir un siglo y medio en su función de proteger, conservar
y promover el patrimonio bibliográco de El Salvador, la Biblioteca Nacional
se ha convertido en la rectora silenciosa de los lineamientos que deben seguir
las pocas bibliotecas públicas que existen en el país. Es una tarea que por años
ha pasado inadvertida por políticos y sociedad en general, a sabiendas de la
importancia que juega este recurso intelectual para la identidad cultural de los
pueblos y el conocimiento para el desarrollo humano. Conocer el interior de
la biblioteca más importante del país, permite hallar una riqueza bibliográca
en historia nacional la cual compite, con desventaja, con la era digital y las
nuevas tecnologías.
Palabras clave: Bibliotecas y sociedad; Conocimiento; Patrimonio cultural;
Información y desarrollo.ulum
.
Abstract
Two years before its 150th. anniversary, the National Library has become a
silent leader for the regulations of all public libraries in the country. As part
of its work, it has complied with the duties of protecting, preserving, and
promoting the bibliographic heritage of El Salvador. Its function as a regulating
leader has been ignored by both politicians and society in general although they
are aware of the relevance that such intellectual resource has for the cultural
identity of the people and the knowledge necessary for human development.
Knowing the heart of the most important library in the country allows us to
nd a bibliographic wealth of national history, which now has to compete in
disadvantage with the digital era and the new technologies..
Keywords: Libraries and society; Knowledge; Cultural heritage; Information
and development.
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1. Museo del conocimiento y Alma Mater de las bibliotecas
En el 2020 la Biblioteca Nacional cumplirá 150 años de existencia. El interés del
papel que juega una biblioteca amerita destacarlo, por cumplir pronto el siglo y
medio de existencia. El presidente de la república de aquel entonces compró la
colección nominada “Colección Lumbruschini”, llamada así porque perteneció
al cardenal Luis Lambruschini, Secretario de Estado y Negocios del Papa
Gregorio XVI, además de bibliotecario de la iglesia. Este dato es importantes
porque viene a demostrar esa frase que me encanta repetir, del poeta Roque
Dalton: No siempre hemos sido feos.
Y hay que decirlo, aunque parezca inusitado, que después de tanto tiempo aun
no se tenga certeza sobre el signicado de una Biblioteca Nacional, una especie
de alma mater de todas las bibliotecas de un país. De modo que no es baldío
ni terquedad insistir, es la custodia del patrimonio bibliográco de una Nación,
que debe evaluarse por la cantidad de investigadores que se aprovechan de su
riqueza de contenidos.
Como sabemos de qué patas cojea la mesa de nuestros entornos, por los grandes
vacíos de investigación, en reuniones centroamericanas, asesoradas por la
Biblioteca Real de Suecia, se determinó como obligación espiritual extender su
funciones a promover la lectura y el libro, es decir comenzar desde un principio:
para leer, para contribuir a una formación culta por medio del libro. Cumplir
metas de alfabetización más a fondo, que no solo signica saber escribir y
lee: crear lectores, propuesta que de alguna manera había promovido Alberto
Masferrer en 1915. Y luego hay muchas cosas que agregar respecto a una visión
más ambiciosa relacionada con la aplicación de la tecnología informativa.
Pero vuelvo sobre las funciones tradicionalmente aceptadas: Recopilar las
obras de todos los tiempos publicadas en El Salvador o las relacionadas con
El Salvador. Clasicarlas, y mostrarlas a los lectores; y una cuarta función:
Conservarlas y preservarlas en el tiempo, que noes mucho si nos comparamos
con los países de Europa que tienen en sus bibliotecas el Diario de Marco Polo
(1300), en Portugal; o los 95 tesis (1517) de Lutero sobre la Biblia, Alemania.
Por eso para una Biblioteca Nacional no cabe hablar de libros viejos sino libros
antiguos, es decir obras valiosas del patrimonio de una Nación. En cierto modo
equivale a un museo del libro, con la diferencia que los objetos contenidos
deben mostrarse a los investigadores y lectores.
Estas especicaciones diferencian a una Biblioteca Nacional con las Bibliotecas
Públicas, con las Especializadas, Municipales, o Comunitarias y Escolares.
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2. Incorporación a la era informática.
La conservación y preservación nos llevó a dar prioridad a digitalizar las obras
históricas nacionales (estos son bienes públicos) que permite ofrecerlas en
los formatos digitales. Y fuimos más lejos: nos incorporamos como país 7º.,
integrante de la Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericana, alojada en la
BN de España; en esta nuestro país tiene alojadas 636 obras antiguas. Casi al
mismo tiempo nos incorporamos a la plataforma digital REDICCES (consorcio
de universidades nacionales), donde la BN cuenta incorporadas 736 obras.
Ambos alojamientos nos dan presencia por Internet en la región de Iberoamérica
(incluye América Hispánica, España y Portugal), y pronto estamos haciendo
gestiones para ingresar a un espacio mucho más amplio como es el Instituto
Iberoamericano de Berlín, que da facilidad a acceso hacia investigadores de
toda Europa.
En esta área digital El Salvador es un gran favorecido no solo por contar con
un cuarto de su población en el extranjero, sino porque los compatriotas forman
parte del bienestar económico, por las remesas enviadas. Y no cabe duda que
ese acceso tecnológico permite a la generación nostálgica migrante facilidades
de promover señales de identidad nacional a las nuevas generaciones que están
creciendo fuera del territorio salvadoreño.
Agregamos algo más: dado los retrasos connaturales del desarrollo de
nuestros países, con asesoría de la biblioteca Real de Suecia, creamos
ABINIA Centroamericana, para darle entidad dentro de la verdadera ABINIA
(Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas de
Iberoamérica). Y en ese asocio se acordó dar prioridad al fomento y promoción
del libro y la lectura, incluso extenderla a niños y niñas. Lo cual, esto último,
parecía una extensión extrema de las funciones de una Biblioteca Nacional. Y
no solo eso, creamos una biblioteca móvil comunitaria y le damos fortaleza a la
Extensión Cultural con énfasis en jóvenes y niños.
El libro de expresión creativa, del arte literario y el cientíco, forman parte de
nuestro ser nacional, para conocernos a nosotros mismos y de esa manera tener
un mejor reconocimiento de la realidad. Es por eso que hemos hecho todos los
esfuerzos para incorporarnos a la era tecnológica.
Para eso nos hemos esmerados para incorporarnos a la era informática. Doy
algunas cifras que pueden reejar una idea de su importancia, En Facebook
contamos con 5.300 seguidores que se informan a diario desde sus equipos por
esa plataforma digital. Y en twiter sumamos 900 personas que siguen nuestros
pasos acompañando la información de la Biblioteca Nacional de El Salvador.
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Esto lo hemos logrado en menos de dos años de promoción y divulgación
institucional, con lo cual hemos cumplido una meta sin mayor bullicio. Inclusive
superando en número de seguidores a algunos Ministerios con mayores recursos
en equipos de comunicación y con más años en esa ruta tecnológica, en ese par
de años avanzamos en número de seguidores
A esto se agrega las 3000 visitas mensuales a nuestro sitio: web binaes.gob.
sv por el cual ofrecemos información básica de la biblioteca a los lectores que
nos buscan. Con estos logros queremos comenzar la conmemoración del siglo
y medio de existencia. Debo decir sobre el gran papel del equipo informático
de la Biblioteca, junto las técnicas bibliotecarias; a lo que se suma trabajo fuera
de tiempo laboral, para crear un Sistema de Administración Bibliotecaria, cuyo
precio en el mercado tiene costos inalcanzables para nuestro presupuesto.
3. Historia, información y conocimiento universal.
En primer lugar las Bibliotecas son entidades existentes en todo el mundo,
por sobre todo suceso histórico, divisiones políticas o sesgos ideológicos.
Menos de una decena de países en el globo, carecen de la que se ha llamado
“catedral del conocimiento”, como le llamaron los egipcios, o “república de las
letras” como la llaman los chinos. Nosotros hemos enriquecido el concepto de
“biblioteca en la calle”, que implica salir de las cuatro paredes y del escritorio a
los espacios de usuarios que nos necesitan, con lo cual incidimos en un proceso
educativo lúdico.
En Nínive (Siria) se edica la primera biblioteca organizada más reconocida, con
obras en tabletas de arcilla, hace 2700 años. Y la más famosa tiene 2300 años (la
de Alejandría, Egipto, actualmente una de las más grandes y bellas del mundo).
Al traspasar edades expresan la perennidad del libro y la documentación.
Con estas características especícas las bibliotecas nacionales se vuelven
necesarias acompañantes de desarrollo humano. Caminan del brazo con
la humanidad. Y en la era tecnológica continúan siendo fuente recreativa,
informativa y de conocimiento cientíco global. Sin dejar de ser registro histórico
de la identidad nacional, memoria colectiva de la Nación que, articulada con
otras instituciones, despliega políticas de lectura y promueve el libro como un
eje transversal de desarrollo.
Este gran paisaje nos lleva a pensar que una biblioteca también alfabetiza en
emociones, porque contribuye a la salud mental, crea socialización familiar,
sensibiliza, es fuente documental para abonar ideas propositivas, creadoras de
pensamiento crítico que constituye la mejor forma de participar como sujetos
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de la democracia, y para producir sensibilidad que previene a fondo la violencia
social. Y por último es referente nacional e internacional de la producción
literaria y cultural de un país, medio imprescindible de información sobre el
otro rostro de la otra Nación, la artística y humanística, que vienen siendo la
misma Nación integrada en valores.
Esto pareciera algo nuevo, sin embargo, en El Salvador ya lo dijo un visionario
sobre el desarrollo social y económico. ¿Qué nes tienen una biblioteca que va a
la comunidad? Alberto Masferrer responde en su obra “Leer y Escribir” (1915):
“Crea un nivel de cultura que contribuye a la democratización, a la salud y
al bienestar como una realidad posible”. “Procura una extensa comunicación
mental que nos vincula”. Porque de otra manera “viviremos en la anarquía
de ideas y aspiraciones tirando cada quien por su lado, sin posibilidad de
transformar la Nación”. Noten como el autor incluye desde aquellas épocas la
salud mental, el control de las emociones. Y cuando habla de anarquía de ideas
se reere al cultivo de la convivencia como instrumento de paz.
4. Humanismo, cultura y extensión del conocimiento.
Así, una Biblioteca Nacional no es solo un repositorio de obras que ofrecen en
sus recintos un libro o un documento. Signica comunicación directa que busca
Manlio Argueta
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humanizar la información. Y para ello entra en contacto con la vida y con los
que viven en un entorno social sin diferencias o exclusiones de ningún tipo.
Y para no quedar solo en palabras, nuestra entidad nacional recibe jóvenes que
no llegan solo por un libro, o una revista o un periódico; también están los que
nos visitan para conocer el signicado de una institución bibliográca; además
se ofrece un intercambio con los bibliotecarios para compartir historia y libertad
de pensamiento. A esta área le llamamos Visitas Guiadas.
Como decía antes, contamos con otras expresiones similares: la Biblioteca
Móvil que visita las comunidades de todo el país; la Sala Infantil, Sala de
Usos Múltiples al servicio de quienes lo solicitan relacionado con lectura y
libros, y donde se ofrecen talleres insstitucionales; todas las diversas formas de
extensión cultural. Para una atención de calidad el bibliotecario debe conocer
lo que quiere la persona, y por eso dialoga, conversa sobre lecturas concretas,
responde consultas por todos los medios, incluso por la vía tecnológica y si
son niños se realizan eventos lúdicos. La función bibliotecaria ya no se limita a
entregar una obra para tomar apuntes y leerla en silencio. Se trata de contribuir
a formar al presente y futuro de un ciudadano que será mejor si se prepara con
la lectura ofreciéndole dinámicas de participación para la mejoría social.
Refuerzo estas ideas con palabras del lósofo y escritor español contemporáneo
Fernando Savater. Es todo un planteamiento innovador sobre libros y bibliotecas.
Dice Savater: educar es formar seres humanos completos, busca perpetuarlo
en humanismo: “Nos hacemos humanos unos a otros, repartimos humanidad a
nuestro alrededor y la recibimos de los demás”. Porque la Nación no es denida
“por la tierra o sus componentes naturales”, sino que se construye “por un
estado de derecho, por el respeto a una Carta Fundamental y a las leyes de un
país”. De modo, continúa armando: debemos obligarnos a educar como si cada
ciudadano fuera a ser gobernante: “La educación es lo que lucha contra esa
fatalidad que hace que el pobre siempre tenga hijos pobres y que el ignorante
siempre tenga hijos ignorantes”. Savater, por supuesto, se reere a la educación
por medio del libro. Debemos ver “la literatura como alegría y salvación en el
arte de educar... para multiplicar nuestra alma”. Y sigue: “La persona que sabe
leer, que se aciona a la alegría de la lectura, tiene goces extraordinarios… El
mundo está lleno de diversiones caras. Cuanto más inculta es una persona, más
dinero necesita para pasar los nes de semana... la riqueza que nos dan los libros
es real, más duradera y limpia...”
Todo esto nos hace pensar en la necesidad de apropiarnos del concepto
extenso de las bibliotecas, del libro y la lectura: educan, recrean, transforman
mentalidades para una sociedad emocionalmente pacíca. Signica formar en
inclusión, equidad, tolerancia, solidaridad social, ética política, honestidad. Por
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eso decenas de países han hecho de las bibliotecas un espacio espectacular.
Difícil señalar las que más nos asombran, no solo por su arquitectura sino por
sus contenidos. Por ejemplo: los ocho millones de libros de la que es ahora la
biblioteca de Alejandría. O la Biblioteca Nacional de China, con 31 millones de
ejemplares, la más grande de Asia, “una especie de sumun de conocimiento”.
En adición estratégica las bibliotecas nacionales conservan el patrimonio
bibliográco que en algunos países pueden tener obras entre mil a dos mil años.
Para la especialidad concreta de lecturas y atención a la niñez, incluyendo talleres
diversos, existen las bellas y espectaculares bibliotecas públicas de Nueva
York, Seattle, San Francisco, Baltimore. La Nacional de Taiwan en Taipei. Y
las Bibliotecas Reales de Dinamarca y Suecia, Praga, París, Stugart, Dublin,
Croacia, Portugal. Todas ellas con un sistema al servicio de la investigación
cientíca y del bienestar humano, catedrales y repúblicas del libro. Soporte de
educación emocional y desarrollo humano integrado.
Relato del autor.
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Bencastro, Mario. 500 años de español en Estados Unidos. Págs. 235-238.
Rubén Martínez Bulnes