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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2019 AÑO 9, n.º 10, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
López Nuila, Jaime Alberto. Releyendo a Fray Bartolomé De Las Casas. La historia de las indias
Págs. 61-69.
Resumen
Fray Bartolomé de De Las Casas es conocido como uno de los cronistas de
Indias, en el sentido de que “los cronistas” fueron, en general, personas que
escribieron sobre sus experiencias vividas en el nuevo mundo, luego de la
empresa histórica de “el descubrimiento”. Sus relatos han sido esenciales para
conocer los orígenes y el desarrollo de la vida en América, y especialmente,
en el caso de De Las Casas, de la vida de la isla “La Española”, hoy República
Dominicana. El cronista, Fray Bartolomé de De Las Casas, conocedor de la
historia y fundación de la América colonial, señaló sus experiencias en variados
“Tratados”, todos caracterizados por la concreción y exactitud de sus relatos,
prolongados hasta su muerte. Sus relatos son un grito de protesta considerados
como la traición a un compromiso jurídico y moral de evangelización de los
primeros habitantes de “Las Indias”; compromiso que era para de De Las Casas,
el más importante objetivo del descubrimiento y la colonización.
Palabras clave: Colonización; Antropología; Descubrimiento y exploraciones;
Indígenas - Situación legal.
Abstract
Friar Bartolomé De Las Casas is known as one of the chroniclers of the Indies,
in the sense that the “chroniclers” were, generally, people who wrote about their
life experiences in the New World, after the historical “discovery” had taken
place. His stories have been of great relevance in order to know the origins
and development of life in America, especially that of De Las Casas at “La
Española,” which is at present the Dominican Republic. Friar Bartolomé De Las
Casas, knowledgeable about the history and foundation of Colonial America,
highlighted his experiences in many “Treaties,” all of which were characterized
Releyendo a Fray Bartolomé De Las Casas.
La historia de las indias.
Dr. Jaime Alberto López Nuila
Abogado
Investigador Asociado – UTEC
jaime.lopez@utec.edu.sv
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i10.6700
URI: http://hdl.handle.net/11298/786
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Págs. 61-69.
by concise and accurate stories; he kept on writing until the day he died. His
narratives are a cry of protest considered as the treason to a moral and legal
commitment of evangelization towards the rst inhabitants of “the Indies;” this
commitment was the most important goal for De Las Casas in the process of
discovery and colonization.
Keywords: Colonization; Anthropology; Discovery and explorations;
Indigenous - Legal situation.
La Historia de Las Indias
1
es ciertamente la obra más conocida de De Las
Casas, y también es la narrativa más completa de lo que fue su vida en La
Española y en el resto del nuevo mundo. Para muchos “La Historia de Las
Indias” es el drama personal de conversión cristiana en la verdad del Evangelio,
que se funda en el amor al prójimo, producido por su indignación y espanto,
al comprobar que lo que pudo ser una misión de conversión cristiana, por el
conocimiento y amor a Cristo, es transformada por la codicia, por la crueldad y
la ambición, en una empresa sin término de tiempo, de explotación y de trabajos
forzados a los que se someten a los naturales del mundo nuevo, convirtiendo
aquella supuesta evangelización en un acto, absoluta y totalmente alejado de
los principios cristianos, en los que nunca apareció ni se practicó, la solidaridad
entre seres humanos.
La Historia de las Indias, no fue nunca una simple relación de hechos históricos,
ni de supuestos actos heroicos. Ni mucho menos una descripción de paisajes
o geografías desconocidas; el papel de historiador que al principio se entrega
a la obra del Fraile Dominico, se va transformando con el paso del tiempo,
sobre todo, con el conocimiento de sus obras, en la aparición de uno de los
primeros y más respetados y esclarecedores maestros del Derecho Humanitario,
porque junto con otras guras que le acompañaban como Fray Antón de
Montesinos, y su célebre Sermón de Adviento, el padre de Las Casas señaló el
camino que luego han de recorrer iluminados como Rousseau, y de los mismos
fundadores de Estados Unidos y su inigualable Catálogo de Derechos en su
Constitución originaria.
La formación espiritual del Padre De Las Casas nace de su convicción de que
el Indio Americano ha sido creado, igual que el europeo, a imagen y semejanza
de Dios, y por lo mismo, en sus obras, él proclama que esta nueva humanidad,
representada en la vida cotidiana del Nuevo Mundo por los pueblos aborígenes,
es parte del mismo ser humano que nace en los libros sagrados del cristianismo, y
1 Obra escrita por Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474-Madrid, 1566). España. Que relata
sus momentos en 1502, en los que viaja a La Española (hoy República Dominicana), para
hacerse cargo de las propiedades de su padre.
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que el trato desigual e inhumano del europeo para con aquellos “seres humanos,
humildes”; signica en verdad una brutal destrucción de la vida natural, pacíca
y comunitaria” en que se encontraban antes del descubrimiento aquellos
pueblos aborígenes. Fray Bartolomé de Las Casas hace una síntesis de sus
dichos en la Historia de Las Indias publicando su conocida “Brevísima relación
de la destrucción de las Indias”
2
, como una vía más especíca de denuncia del
alcance verdadero hasta llegar a la misma destrucción, extinción o desaparición
de aquella raza nativa, que es aplastada con el yugo de la esclavitud y de la
explotación, bajo el argumento de que es conveniente y útil a su conversión.
Parece ser una verdad histórica e incuestionable, que toda la pelea de De Las
Casas por contener aquella destrucción innecesaria, desigual, injusta y cruel, no
serviría para proteger a aquellos desvalidos, que, hay que asumirlo como lo que
es, estuvieron siempre solos y abandonados ante el mundo. Luis Cernuda en su
poema “La Realidad y el Deseo”
3
, escribió en estilo poético, para reexionar
sobre la lucha desigual de De Las Casas, en contra del régimen colonial, que
el recuerdo de la bajeza humana y su dureza, este hombre solo, este acto solo,
hay que recordarlo y recordarlo a otros”
4
. Reclamando reexión y proyección
de aquel sentimiento, dice Cernuda, “que aquella causa aparezca perdida,
nada importa, porque lo que importa es nuestra fe en aquella lucha”. Al nal
del poema, Cernuda da gracias por el ejemplo, porque hay por lo menos un
hombre noble, porque es cierto que, al n, un solo hombre, basta como testigo
irrefutable de la nobleza humana.
El poema del que he hecho una sucinta relación, es un homenaje singular a la
personalidad del Padre Fray Bartolomé de Las Casas, breve y sencillo poema,
del que deseo destacar las verdades y los signicados más evidentes. La lucha del
Padre De las Casas fue “en contra de la bajeza humana, y la dureza humana”. Fue
“una causa aparentemente perdida” y fundada en su fe, surge de nuevo para decir
que vale luchar por ella y que solo importa mantener la fe. Termina reconociendo
y gritando al mundo, que el ideal De Las Casas terminó dando frutos “porque él
sólo fue suciente para mostrar que aún en aquellas circunstancias de soledad,
el noble amigo de los indios demostró, que sí hay nobleza en la raza humana”
5
.
(Cernuda, La realidad y el deseo, 1982); por eso es que muchos dicen que hay
hombres – como De Las Casas- cuya vida les vale la inmortalidad.
2 Libro publicadao en 1552, por De las Casas, y en que maniesta una clara denuncia del
efecto causado a los “naturales”, la colonización española
3 Obra poética de Cernuda, que describe las experiencias que contribuyeron a su creación,
poética, en su poema “1936”. (Cernuda, La realidad y el deseo, 1982)
4 Fragmento del Poema “1936”, de su poemario “La Realidad y el Deseo” (Cernuda, La reali-
dad y el deseo, 1982)
5 Brevísima Relación de la Destrucción de Las Indias. Fray Bartolomé De Las Casas. Prólogo:
Poema La Realidad y el Deseo, de Luis Cernuda
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Para intentar conocer la tesis de Fray Bartolomé De Las Casas desde su
conversión de antiguo encomendero, a su papel de protector de los indios,
comencemos por decir que el Dominico rechaza la tesis de que “los naturales
en las Indias eran bestias” y además, conforme a la tesis Aristotélica, también
eran “Esclavos por naturaleza”
6
, (Aristóteles, 323 A.C) es decir, la población
originaria de América descubierta por Colón, eran como criaturas infantiles
de tan escaso entendimiento, que había que tratarlos como menores de edad a
perpetuidad, es decir para toda la vida.
De Las Casas defendió la igualdad de aquellos seres humanos a los que Dios,
según sostiene el dominico, “habían sido puestos en América, su propio mundo,
en el orden natural que aquel había determinado, y del que, había sido abrupta
y violentamente interrumpido por una conducta que constituyó un pecado,
conforme a la ley cristiana”. Esta vida de pecado, es la que De Las Casas
señala en la Historia de la destrucción de Las Indias, armando que había
sido, la conducta del europeo, “una obra de pecado, un atentado de cristianos
renegados en contra del orden natural en que se encontraban aquellos seres, a
quienes llama “gentes de estas partes”.
Frank Moya Pons, ilustre presidente de la Sociedad Dominicana de Bibliólos,
apunta que, De Las Casas, en su perl de historiador y cronista de las Indias,
fue sumamente honesto y objetivo en su análisis, veraz y cuidadoso de los
testimonios y documentos que consulta para su información, al extremo de que
6 Aristóteles, Política, Libros Primero
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dice Moya Pons- puede armarse que él no acredita en sus relatos “nada
que él no haya visto y que no pueda comprobar con testimonios directos o
por documentos dedignos
7
(Moya Pons, 1997). Este apreciable y distinguido
cientíco e historiador quiere transmitir su convencimiento de que como lo
arma, De Las Casas, en las cuentas nales de las historias del descubrimiento y
conquista, es una verdad como un templo, las armaciones de De Las Casas, en
el sentido de que lo que quedó al nal, fue ni más ni menos que la desgraciada,
desgarradora, cruel, injusta y atrozmente salvaje destrucción de Las Indias.
De Las Casas funda sus dichos en su vida vinculada al nuevo mundo, al que
llega poco años después del descubrimiento, en el momento en que empieza
a ser establecido el gobierno colonial con todas las instituciones. Frank Moya
Pons anota que además de su vida en América- especialmente en La Española-,
Fray Bartolomé De Las Casas, tiene el apoyo y la información dedigna de su
padre Don Pedro De Las Casas, llegado a la Colonia desde 1494 quien fue parte
importante del desarrollo impulsado por Cristóbal Colón.
De Las Casas trata apasionadamente de explicar por qué tiene el deber de
escribir los hechos históricos de Las Indias, por él vistos – “algunos que, en
espacio de sesenta a más años, por mis ojos he visto hacer y acaecer en estas
Indias, estando presente en diversos puntos, reinos, provincias y tierras nobles
y también las que son públicas y notorias”.
Arma, que el Historiador debe guardar delidad, prudencia, discreción y
sabiduría en sus historias y “cuan culpados serán y también reos, por culpar
a unos y relegar de culpas a otros, en contra de la verdad y la justicia, por
los daños que tales mentiras y omisiones de verdad se causan a particulares
y también a los reyes y a los reinos”. Agrega De Las Casas, en un esfuerzo
por destacar que sus crónicas serán siempre la verdad, que lo mueve a escribir
la historia de Las Indias “la grande y última necesidad de que por muchos
años a toda España llegue la verdad, sobre la forma en que se manejaron los
negocios acerca del territorio que conforma Las Indias”. Aboga por “enviar
y dar a conocer a toda España la verdadera noticia y lumbre de verdad que es
el padecimiento, los daños, las calamidades, las despoblaciones de reinos, las
injusticias con aquellos indios, los inexpiables pecados que se han cometido,
cuanta ceguedad y tupimiento de conciencias, y cuantos y tan lamentables
perjuicios que hay que lamentar en todo lo que ha dicho sobre lo sucedido en
estas Indias”
8
.
(De Las Casas, Historia de las Indias, (1527- 1559) 1978)
De Las Casas arma estar cierto que “nunca se podrán numerar, nunca podrán
ni estimar, nunca lamentar, según se debería, hasta el nal y tremebundo día
7 Moya Pons, 1997; Manual de Historia Dominicana
8 De Las Casas, Bartolomé, Historia de Las Indias. Prólogo Pág. 13. Tomo I. Editorial Fontamara.
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del juicio nal por Dios”. Critica lo que otros, falsos cronistas, han escrito sobre
lo que acontece en Las Indias. “Con harto perjuicio de la verdad, ocupados
en la sequedad estéril e infructuosa de lo supercial, sin penetrar en lo que
es esencial en los hechos que relatan”. Dice, “que esa mentira sembrando la
semilla que produce cizaña mortífera, y conciencia perversa, al grado que,
por esa causa la misma fe católica y las cristianas costumbres han producido
irreparable detrimento, tanto en los naturales de Las Indias, como en los
mismos cristianos venidos de España”. “La causa de todos estos males es, la
ignorancia del principal n del descubrimiento de aquellas gentes y aquellas
tierras, según la Divina Providencia, que era la conversión y salud de estas
ánimas, y que, frente a éste, el primer motivo y razón, del descubrimiento, todo
lo demás, todo lo temporal, necesariamente debía ser pospuesto, ordenado
y dirigido”. También se ha pecado con aquel trato infamante en contra de
seres humanos indefensos, porque se ignoró la dignidad de aquellas criaturas
racionales. Cita De Las Casas, en sus duras palabras contra aquel Estado de
Las Indias, principios universales cristianos, y dignísimos personajes como el
mismo San Agustín, para declarar “que cualquier ser humano, por ignorante
o primitivo que pareciera ser, como aquellos indios, sí conocían la palabra de
Dios, por bárbaros y brutales que fuesen, siempre producen frutos razonables,
en n, que no hay nación alguna ni la puede haber, que no pueda ser atraída y
reducida a una conveniente virtud cristiana”.
En este tema del fracaso en no querer tomar el camino de la dignidad y el respeto
a los pueblos Americanos Indígenas originarios, por la vía del conocimiento
de la fe católica, reclama, que igual que estas gentes, en la misma España y
particularmente en Andalucía, las gentes mostraban la misma “barbárica
simplicidad” que mostraban estas gentes de Las Indias, cuando les tocó en su
tiempo, ser colonizados, descubiertos y educados por griegos; o como lo fueron,
siempre en España, en las regiones conquistadas por los fenicios, quienes se
comportaban como “verdaderos animales”. Terminaba preguntando porque
no pudo ser igual con los habitantes de Las Indias, siendo cierto como lo es
que “aquellos animales de España”, enseñados por griegos y fenicios fueron
después los más católicos de España.
La primera razón del conquistador y encomendero, – incluso la misma corona
de España--, cita como justa causa y motivo para aquel trato de exterminio, la
supuesta razón Aristotélica que señala “el orden natural de inferioridad”
9
en
que estaban en el orden físico y desarrollo social comunitario los naturales
de Las Indias (Aristóteles, 323 A.C). De Las Casas rechaza ese argumento, por
falso y contradictorio, indicando que en la misma España cuando se produce
la conversión al cristianismo, con la enseñanza de los principios y valores del
nuevo orden religioso, reconocen la irracionalidad y vicios que había en toda
9 Aristóteles, 323 A.C; en Políca, Libro Primero, Capítulo II
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España, lo difícil que debió ser aquella misión para los Apóstoles, en la tarea
de evangelización de aquel pueblo España– en aquellos lejanos tiempos, al
grado tal, señala simbólicamente De Las Casas, que el Apóstol Santiago en su
labor evangelista “la dicultad que tuvo en convertirse, pues Santiago no más
de siete o nueve, en toda España, para la milicia de Jesucristo, convirtió o
ganó
10
(De Las Casas, Historia de las Indias, (1527- 1559) 1978).
Bartolomé De Las Casas continua acusando al colonizador, porque es debido
a lo que llama “pésima trastocación y preposteración” que se sigue la realidad
de “haber menospreciado a todas estas naciones, teniéndolas por bestias,
incapaces de doctrina y de virtud, no curando de ellas más de lo que serían
al uso y necesidades de los Españoles” Agrega el cronista que “ayudó mucho
a ese menosprecio y aniquilación ser todas ellas de un género por naturaleza
gentes mansísimas y humildísimas, paupérrimas, ingenuas y sin armas,
simplísimas y sobre todo las que de hombres nacieron sufridas y pacientes, por
lo que los españoles tuvieron y tienen la oportunidad de hacer de ellos, todo
lo que quisieron y quieren, tratando de esa manera a todos por igual, sin hacer
diferencia por sexo ni edad, ni de estado o dignidad, por lo que no ha habido
escrúpulos ni temor de despojar y dominar a los naturales reyes y señores de sus
señoríos, estados y dignidades que la naturaleza y Dios les había concedido”.
Finalmente, De Las Casas sostiene que los Reyes de Castilla y De León fueron
constituidos lícitamente, y por autoridad de Cristo, como príncipes soberanos y
universales de todo este vastísimo mundo de Las Indias, “para la implantación
y conservación de la fe cristiana, no por otro motivo ni propósito”, agrega “que
los señores naturales de Las Indias tenían que quedar y conservar sus mismos
o inmediatos señoríos, cada uno en su reino y en su tierra y con los súbditos
que antes del descubrimiento tenían, reconociendo como superiores Reyes y
príncipes universales a los dichos señores serenísimos Reyes de Castilla y De
León”. (De Las Casas, Historia de las Indias, (1527- 1559) 1978)
Ese era el mandato que tenía el conquistador cuando Cristóbal Colón llega al
nuevo mundo. Su autoridad, por legal reconocimiento de las leyes y costumbres
de la época, daba al descubridor la autoridad para colonizar a nombre de los
monarcas de Castilla y De León, para enseñar la fe en Cristo, y para conservar y
difundir los principios de Cristo. Ocurre no obstante que el conquistador somete
a sangre y fuego a pueblos indefensos, mansos y humildes, ignorantes y sin
armas, conado por su propia simplicidad, y víctimas propiciatorias para el
despojo, el exterminio, la destrucción, el maltrato y la violencia sin término,
que conduce luego a su propia extinción. Cernuda, (Poesía en honor a De Las
Casas) arriba comentado, señaló la soledad y el abandono en que se encuentra
aquella “mansa gente” en ese prolongado proceso de destrucción de Las Indias.
Tiene mucha razón el poeta cuando habla de la soledad del indígena, de la
10 (De Las Casas, Historia de las Indias, (1527- 1559) 1978)
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bajeza humana, de la dureza humana y de la causa perdida para los indígenas.
Pero también acierta Cernuda cuando simboliza la lucha solidaria del Párroco
Fray Bartolomé De Las Casas, armando que un hombre tan solo, basta para
atestiguar con sus dichos y sus crónicas que, en aquel mundo infame y vil en
que combate sus propias y especiales tormentas, que destrozan y arruinan la
humanidad que ante sus ojos y con su horror contempla cuando llega el n. De
Las Casas sostuvo en sus obras, que la civilización de aquellos seres extraños
que encontró al descubrimiento de Las Indias, y que llamó la atención y despertó
la ambición del mundo conocido en aquella época, merecía no solo el estudio,
sino también el respeto del descubridor.
Es cierto entonces que la bandera que enarbola con tanta dignidad el Fraile
Don Bartolomé De Las Casas está dirigida a la protección de una raza y una
civilización que no tuvo jamás ninguna oportunidad para hacer una efectiva
defensa de su vida, su existencia, ante un adversario claramente superior en todos
los aspectos a considerar como importantes y decisivos en una confrontación. Yo
diría a título personal, que De Las Casas atestiguó una lucha desigual, injusta,
abusiva, cruel, sangrienta y al nal genocida, por los efectos que produce en
consecuencia, luchó sin descanso y sin tregua, pero no consiguió aquello que era
el valor más elevado que pudo haber sido detener aquel torrente de malos tratos
y abusos rmemente delictuales para el bando agresor que lo fue eternamente el
extranjero que asume el papel de conquistador.
Pero obviamente, no podía derrotar él solo a la Corona de Castilla y De León,
representada por sus fuerzas armadas, y sin embargo también creo que el Fraile
Dominico sí coronó con todos los honores y con éxito total desde el punto de
vista de dar su especial testimonio de aquella lucha injusta y desigual, destacando
la calidad humana de las víctimas y el carácter salvaje del victimario. También
culmina su papel crítico de las campañas en el nuevo mundo señalando con
pluma na y clara la falta de legitimidad para España en su carácter de dominador
colonial y de explotación de los pueblos originarios, y también es asombroso su
valor al dejar asentada la falsedad del argumento que fundamente y justique
los excesos y los crímenes en contra de la América Indígena, sostener que se
debía al propósito de evangelizar pueblos ingenuos y salvajes.
Los pueblos hispanoamericanos tienen la obligación histórica de declarar a Fray
Bartolomé De Las Casas como el auténtico patriota de Las Indias, defensor
del aborigen y cabeza primera de una lucha que encontró en sus caminos a
guras de enorme estatura moral como Fray Antón de Montesinos y el Doctor
y Presbítero José Simeón Cañas, exponentes virtuosos del amor al prójimo en
sus respectivos tiempos, y siempre en batallas desiguales, en las que pese a
las conocidas desventajas podemos decir orgullosos que todos ellos salieron
victoriosos. Quiero cerrar estos comentarios citando la nota del editorial del
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Diario de Hoy del día viernes doce de octubre del corriente año, expresando
que “Con sus luces y sombras, la fe cristiana ha sido un factor clave en el
esplendor de la civilización, en la promoción de principios que sustentan
nuestras libertades, derechos humanos, dignidad y la procura del bien
común como hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios”
11
.
(El Diario de Hoy, 2018).
Referentes bibliográcos
Aristóteles. (323 A.c). Política · libro primero, capítulo II. México: Austral.
Cernuda, L. (1982). La realidad y el deseo. (M. J. Flys, Ed.) Madrid, España:
Castalia.
De Las Casas, B. (1978). Historia de las Indias. (1527-1559). Santo Domingo:
Fontamara.
De Las Casas, B. (2011). Brevísima relación de la destrucción de las Indias.
(1552). Antioquia: Universidad de Antioquia.
El Diario de Hoy. (11 de Octubre de 2018). Celebramos a San Romero como
modelo de fe y heroísmo. Recuperado el 12 de octubre de 2018, de El Diario
de Hoy: http://www.eldiariodehoy.com/opinion/nota-del-dia/95251/
celebramos-a-san-romero-como-modelo-de-fe-y-heroismo/
Moya Pons, F. (1997). Manual de historia dominicana. Santo Domingo:
Caribbean Publishers.
11 El Diario de Hoy, Nota del Día “Celebramos a San Romero como modelo de fe y heroísmo.
Rubén Martínez Bulnes