Rivas, Ramón D. Suchitoto, un patrimonio que se transforma: ¿para quién? ¿Para qué? ¿Y sus herederos?
Hacia una reflexión del valor humano del patrimonio edificado. Págs. 187-201.
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i8.5874
URI: http://hdl.handle.net/11298/388
©Universidad Tecnológica de El Salvador
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2017 AÑO 7, n. º 8, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
192
Aquí estoy planteando dos dimensiones del problema: la pérdida de valor al
patrimonio cultural con la llegada de nuevas formas de consumo y relaciones;
así como el daño que sufre nuestra herencia o creación con la llegada de
propietarios foráneos a los lugares que han dado forma a nuestra identidad.
En el primero de los casos, tomo como ejemplo Suchitoto, un pueblo que su
patrimonio cultural pierde sentido para las nuevas generaciones, controladas por
una cultura globalizada, en donde la tecnología ha desplazado hasta las formas
de relacionarnos y comunicarnos, no logran valorizar la riqueza cultural que se
les ha heredado y que, con los años transcurridos, su valor se ha incrementado
para beneficio propio y de todo un país. Pero este valor no se le está otorgando
por causa de las nuevas formas de ver nuestro mundo por medio de las
tecnologías.
De ahí que no resulta extraño ver cómo los actuales propietarios de valiosos
inmuebles de gran valor histórico que hay en Suchitoto, entregan a foráneos su
patrimonio, muchas veces para migrar a otros países con el dinero conseguido,
o involucrarse en actividades comerciales a costa de su identidad y su cultura.
No es posible concebir que en nombre de la modernidad y por el deseo de un
desarrollo económico de una microrregión, el patrimonio cultural sea el primero
en verse afectado, mercadeado o tranzado para lograr objetivos más que
colectivos, son de carácter privado. Y, aunque fuesen colectivos, no se puede
tirar al olvido, una herencia forjada por hombres y mujeres que construyeron
una identidad basada en valores y costumbres que de una u otra formas los
hicieron grandes.
Si dejamos que esto siga creciendo, entonces estaremos enterrando nuestro
pasado como referente de experiencias y argumentos que son importantes para
saber quiénes somos, de dónde venimos y para dónde vamos. Además, se
pondría aún más en peligro el sentido de identidad, de pertenencia y una razón
más para vivir y trabajar por nuestra familia, nuestra localidad, nuestra región,
nuestra Nación. Pueblos como El Salvador se debaten en un conflicto social que
no encuentra sentido. Esa es una causa de la falta de identidad y de no saber
quiénes somos los salvadoreños.
La segunda dimensión, relacionada con la llegada de personas extrañas o
desconocedoras del patrimonio de Suchitoto, la explicaré partiendo de una
reflexión hecha por Alain Touraine, en su libro “El fin de las sociedades”, en el
cual explica: “los antiguos mundos colonizados y conquistados tienden a
rechazar la modernidad con su unidad, porque prefieren la idea de una
pluralidad de los modos de modernización, debido, en parte, a su historia y al
recuerdo de supremacía, así como, en parte, a su fidelidad a un universalismo
cuya expresión política es la democracia”.