Hernández, David. Trauma nacional y cultura indígena. Los sucesos de 1932 en El Salvador. Págs. 150-161.
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i7.2988
URI: http://hdl.handle.net/11298/300
©Universidad Tecnológica de El Salvador
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2016 AÑO 6, n.º 7, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
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Debemos deconstruir las figuras de pensamiento del siglo XIX para
conectarnos con lo que pueda haber todavía en ellas de validez. Y quizas no
se trata tanto de figuras de pensamiento, de categorías, sino más bien de
características propias, de principios éticos que estaban unidos con esas figuras
de pensamiento pero que en parte también fueron recubiertos por ellas. Me
refiero en el caso de los cosmopolitas a la curiosidad hacia lo extranjero, entre
los nacionalistas se trata del reconocimiento de particularidades, entre los
internacionalistas del principio de la solidaridad. Y todavía más importante es
que se trata de elementos surgidos históricamente en contramovimientos y por
lo tanto no pueden seguier siendo pensados como exclusividades. Curiosidad
por lo extranjero: debe dejarse orientar por un reconocimiento del otro, sin
transformar la diferencia en algo esencialista, en algo que solo corrobora la
propia especificidad. La solidaridad, la percepción no solo de lo propio sino
tambien de lo diferente como igual, presupone en nosotros al mismo tiempo
curiosidad y un saber acerca de lo extranjero. [3]
El presente trabajo cobró vida a partir de la confrontación de mi experiencia
de la cultura salvadoreña dentro y fuera de El Salvador con la lectura del libro
de Schultze Jena sobre los pipiles de Izalco, escrito en 1931, antes de la
hecatombe que puso en cuestión la existencia misma de la comunidad
indígena. A partir de esa confrontación busqué desarrollar hipótesis científicas
metodológicamente operacionables para bosquejar respuestas a una serie de
preguntas que han servido de punto de arranque: acerca del destino de las
culturas indígenas en El Salvador; del valor y las limitaciones de las
explicaciones formuladas sobre las bases para la necesaria revisión del
desarrollo histórico-social del país a partir de dicha fecha hasta nuestros días;
acerca de las formas cómo los principales escritores de El Salvador consiguen
o no dar cabida a la cultura indígena en sus textos. También fue necesario
intentar explicar impresionantes vacíos en el discurso cultural salvadoreño, lo
que nos llevó a revaluar textos de muy distintos géneros leídos aquí desde una
perspectiva de análisis del discurso.
Para llevar adelante la investigación, me han sido de mucha utilidad trabajos
investigativos parciales y proyectos de edición que había adelantado en el
transcurso de los últimos diez años. Entre ellos está la antología de poesía;
Pobrecito pulgarcito poeta país. 200 años de poesía en El Salvador (terminada
en 1994, parcialmente traducida en francés por la Univesidad de Perpignon,
Francia), así como diferentes estudios sobre la novelística de Manlio Argueta.
Un primer bosquejo general de la hipótesis aquí desarrollada y los resultados
investigativos alcanzados aparece en el ensayo “El Salvador, exilio y literatura”,
publicado en diferentes medios de comunicación y libros en El Salvador,
Estados Unidos y Alemania. Debo agregar también que me ha sido muy útil mi
trabajo en el periodismo cultural, en particular para diarios de los Estados
Unidos, ante todo La Opinión, de Los Ángeles, y, más recientemente, para
publicaciones de El Salvador.
La bibliografía usada en este trabajo se encuentra en gran parte en la biblioteca
del Instituo Iberoamericano de Berlin, la más importante de Europa en lo que a