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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2013, AÑO 3, Nº 4, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942
de los franceses y los americanos que tenían pertenencias en el ferrocarril,
rehusó capturar a Prestán o intervenir en los sucesos. Prestán escapó internán-
dose en la selva hacia Monkey Hill con sus rehenes, batallando contra las
fuerzas gubernamentales mientras avanzaba sobre la línea férrea en medio de
la selva. Durante la trifulca, Dow y Connor aprovecharon para escapar entre
la maleza. Prestán se encontró en retirada regresando a la ciudad de Colón.
La mañana del 31 fuerzas del gobierno de Colombia llegaron a Colón ata-
cando a Prestán y usando cañones en una intensa batalla. Al mismo tiempo se
desató un fuego incontrolable que destruyó casi toda el área urbana de Colón
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la selva), quedando en condición de uso solamente el muelle de la PMSC y
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mil habían quedado sin hogar
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. El levantamiento fue contrarrestado por las
fuerzas de Estados Unidos, mientras Aizpuru se declaraba líder en la ciudad
de Panamá. El Superintendente del ferrocarril, George Burt hizo un llamado
a la marina estadounidense para que interviniera ya que las fuerzas guberna-
mentales habían “jugado con los switches del ferrocarril” y habían asaltado
un tren. Prestán había destruido los rieles, cortado las líneas del telégrafo
y descarrilado las locomotoras. En base a esta información desembarcaron
fuerzas de los buques Shenandoah y Wachusset, estableciendo una precaria
calma. El 10 de abril llegaron a Colón los buques Tennessee y Swatara con
un batallón de Marines. Finalmente las fuerzas estadounidenses establecieron
el orden. Prestán, que había escapado hacia la jungla después del incendio en
Colón fue capturado y llevado a juicio. El arduo trabajo de limpieza, atender
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compañía del ferrocarril (Ibíd).
El sábado 16 de mayo regresó el Colón a Nueva York con el Segundo Batallón
de marinos de Estados Unidos, conocidos como los Blue Jackets (chaquetas
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Wallace, al relatar la experiencia dijo que no lograron quedar bien ni con los
colombianos ni con los americanos. Me enojé y le dije a un Yanki: “No vale
la pena proteger este maldito pueblo ni a cualquier Yanki que viva en él…
en una reunión el cónsul francés nos dijo ‘invasores’, cuando un ciudadano
prominente se levantó y recordó el tratado que establece nuestro deber en
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Gallardo Mejía, F.R. Registro y documentación histórica del pecio SS Colón en Acajutla, Sonsonate. El Salvador. Pág. 25-91.