García, Tania. Dimensión social del tráfico ilícito de bienes culturales. Págs. 20-34.
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i3.1161
URI: http://hdl.handle.net/11298/66
©Universidad Tecnológica de El Salvador
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2012 AÑO 2, n. º 3, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
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histórico y político determinado. En consecuencia, esta selección de patrimonio
cultural obedece a un supuesto de orden social (Csikszentmihalyi, 1993: 28).
Los bienes culturales materiales, a su vez, están constituidos por dos categorías:
bienes muebles e inmuebles, es decir, responden a esta clasificación en la
condición de movilidad o trasportación. Sin embargo, también esta clasificación
es limitante, puesto que obedece tan solo a valores que se expresan materialmente;
sin duda que se está superando esta concepción, y hoy se reconoce que todo objeto
aparte de sus valores materiales tiene implícitamente valores o cualidades
inmateriales, es decir, se reconoce la idea o el motivo que propició su creación,
definida como patrimonio inmaterial (PCI). En consecuencia, la pérdida y
depredación del patrimonio material implica también la pérdida del patrimonio
inmaterial, es decir, usos, prácticas religiosas, rituales, festividades, vida cotidiana,
etc.
Cadena de involucrados en el TIBC.
Huaqueros y coleccionistas
La cadena de involucrados está conformada por una serie de actores que, de
acuerdo con la ubicación en la pirámide social, pueden ser considerados
delincuentes o personajes reconocidos y estimados. En el TIBC pueden intervenir
huaqueros, comerciantes, coleccionistas, “profesionales”, mafias organizadas,
casas de subastas y compradores de buena fe.
Los bienes culturales más vulnerables históricamente han sido los provenientes de
contextos arqueológicos terrestres y subacuáticos, ya que generalmente no se han
identificado oficialmente, y pueden estar en cualquier sitio. El aparente
“anonimato” ante las autoridades competentes los hace especialmente atractivos a
huaqueros, buscadores de tesoros, traficantes de bienes culturales, o
inescrupulosos profesionales que han hecho de esta actividad un comercio rentable
a escala global. Para romper esta cadena de comercio ilegal, el International
Council of Museums (Icom) publicó, en el 2002, la Lista Roja, que es una alerta
documentada sobre el TIBC.
La Lista Roja nos proporciona algunos datos alarmantes del TIBC en América
Latina. Estiman, por ejemplo, que un 80% de todos los sitios arqueológicos
conocidos en la península de Yucatán. México han sido saqueados, que las figuras
Nayarit-México provienen el 90% de excavaciones ilegales —huaquerismo—.
Con respecto al material cultural religioso, según la misma Lista Roja, el 10% de