F. de Almeida. Cícero Antonio. Museo, desarrollo y cambio: La reacción de los "espacios banales. Págs. 60-65.
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i3.1165
URI: http://hdl.handle.net/11298/70
©Universidad Tecnológica de El Salvador
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2012 AÑO 2, n. º 3, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
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1979, cuando ejercía el cargo de director del Consejo Internacional de Museos.
Varine formuló una de las metáforas más importantes en el cambio de paradigmas
de los museos al final de la década de 1970: “El museo como finalidad, el museo
como objetivo, es la universidad popular, la universidad para el pueblo a través
de los objetos. Lo que es en una universidad normal es el lenguaje de las palabras
y, en último caso, el lenguaje de las señales escritas. En el caso del museo, se
convierte en el lenguaje de los objetos, de lo concreto”.
Al final de los años 80, al mismo tiempo en que fueron vencidas las primeras
barreras que marcaron una nueva dirección del trabajo de los museos, el avance
del pensamiento pragmático propagado por el orden ideológico neoliberal
impuso, con la benevolencia de los medios de comunicación, el consenso de
desarrollo centralizado exclusivamente en su dimensión económica. El nuevo
orden mundial fundado por los gobiernos anglosajones consagró como
inexorable la hegemonía económica, la expansión de los mercados y el fin de las
fronteras territoriales, fragilizando, consecuentemente, las economías y las
expresiones culturales desplazadas del eje territorial hegemónico. El concepto de
desarrollo ganó interpretación con base en la lógica de la globalización
económica y de la homogenización progresiva de la riqueza, lo que acabaría
conduciendo a la humanidad “en dirección de un gobierno global, una paz
perpetua y una democracia cosmopolita”; según la evaluación del profesor de
economía José Luís Fiori, traería graves consecuencias para las políticas públicas
en el campo de la cultura. La cartilla del desarrollo liberal creó el concepto de
“economía de la cultura”, utilizado en diversos programas de gobierno de la
época.
En el campo de los museos, un choque de tendencias marcó la década de 1990,
principalmente en Brasil, al ser ejemplificado por la oposición entre el más tímido
surgimiento de iniciativas populares de la creación de nuevos museos o de la
“apropiación” de los que ya existían y el modelo Guggenheim, conocido como la
primera franquicia museológica. En el año 2000, surgió un caso particular, por
iniciativa de la alcaldía de la ciudad de Río de Janeiro, al implantar el Museo
Guggenheim en la región portuaria de la ciudad, por el orden de dos millones de
dólares americanos (que vendrían de los cofres públicos), aplicados en una
institución privada con sede en EE.UU. Debemos recordar que el movimiento
Varine-Bohan, Hugues de. Os museus no mundo. Rio de Janeiro: Salvat Editora do Brasil, 1979, p. 19.