Lara Martínez, Rafael. Antropología y colonialismo interno. David J. Guzmán, entre “poder supremo” y “capital”. Págs.
11-24.
DOI: http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i1.1136
URI: http://hdl.handle.net/11298/78
©Universidad Tecnológica de El Salvador
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2010, AÑO 1, Nº 1, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664
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Para ello, según preceptos salvadoreños, era necesario reconducir la educación
integral de los países hacia rumbos pedagógicos y técnicos inexistentes. Por una
“educación nacional práctica”, habría que “ensanchar los estudios universitarios
para obtener industriales, agrónomos y mecánicos diplomados en vez de títulos
universitarios que pretenden formar la parte dirigente de nuestra sociedad […]
teóricos sin ocupación ni beneficio” (Anales, I.2., agosto/1903: 39). Efectivamente,
el saber científico debería sustituir ideología de cuartel y pasión poética, ambas
improductivas.
A inicios del siglo XXI, no nos preguntamos si en El Salvador ocurrió una
utilización ideológica similar de la ciencia, en provecho de una minoría política,
financiera y racial dominante. Nos sorprendería que, por “justicia poética”, en el
país se lograra una aplicación equitativa del conocimiento y su diseminación
educativa general. En cambio, la cuestión por dilucidar ilustra la manera peculiar
en que la racionalidad se volvía política encubierta, es decir, reincidía en la misma
esfera de “pasión y ambición” que anhelaba reemplazar (L. R., Anales, I.1,
julio/103: 2). Para demostrar este capítulo olvidado, de escombros polvorientos de
bibliotecas extranjeras, rescatamos la fundación del Museo Nacional (103). Su
constitución nos revelaría una idea de la ciencia que justificaba el quehacer
ideológico de una generación. Creencias generalizadas argüían que innovaban una
política progresista y liberal fundada en modelos objetivos y cuantificables.
Por esta labor de arqueología del pensamiento excavamos los principios
fundacionales de la antropología salvadoreña y de su órgano máximo de expresión,
el Museo Nacional, luego Museo Dr. “David J. Guzmán”, y ahora Museo Nacional
de Antropología “David J. Guzmán” (Muna). Primero, el artículo indaga la manera
en que el “órgano oficial” del museo sometía todo saber objetivo a su valor
comercial. En seguida, expone la dinámica entre lo propio y lo ajeno que volcaba
la identidad nacional hacia la imitación de lo extraño. Luego, desglosa la visión
que ese mismo “órgano oficial” proyectaba de la mujer y del indígena como
destinada al hogar, la primera, y a la desaparición, el segundo. Por último, explicita
el ideal demográfico de Guzmán, el cual sugería importar población europea del
Mediterráneo para completar el progreso y modernización del país.
De estas cuatro aristas —saber utilitario, identidad sometida a lo ajeno, exclusión
de la mujer y del indígena, inmigración neocolonial— demuestran la dificultad de
la reflexión antropológica salvadoreña por dialogar con la diversidad étnica
nacional. No nos asombra que su ideario no instaurara instituciones indigenistas