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La museología: una luz para ver nuestros museos
José Óscar Batres Posada
Los aspectos sobre museología que se abordarán a continuación son tan solo
líneas preliminares que describen algunas de las experiencias de esta ciencia
en nuestro medio. Es un amplio tema, del que ya se habla con propiedad.
Museología es un término del que hasta hace algunos años poco o nada se
comentaba, era casi desconocido y discutido con temor; pero hoy es parte del
lenguaje comúnmente utilizado en los museos del país, lo que hace ver que,
como ciencia, la museología esta penetrando en esta nueva atmósfera de los
museos en El Salvador, posibilitando perlar nuevas formas de cómo ver los
museos en el futuro, que debería ser bajo la óptica cientíca.
La museología es recocida por el Consejo Internacional de Museos como la
“ciencia de los museos”. En sí es muy compleja, por la diversidad de aspectos
teóricos y prácticos que se derraman de esta especialidad; su n es planicar
y ejecutar adecuadamente el trabajo técnico y cientíco que se realiza dentro
de los museos.
Previo al abordaje de este importante tema, que sin duda es parte del andamia-
je principal del desarrollo de todas las actividades de orden cientíco que se
realiza en los museos, se planteará un panorama de cómo se ha introducido el
término museología en nuestro país.
La museología en la actualidad comienza a ser un concepto del lenguaje coti-
diano en nuestros museos, se pronuncia en muchas esferas académicas, pues
a través de esta se derivan planteamientos cientícos o discursos relacionados
con nuestra cultura, por eso debe estar puesta en manos de especialistas, cu-
radores, investigadores, conservadores, historiadores, antropólogos, arqueó-
logos, museógrafos y particularmente los museólogos.
La museología: una luz para ver nuestros museos
pp. 43-64
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Sin embargo, algunos todavía se preguntan: ¿Qué es la museología? Dicho
en pocas palabras, la museología es la parte abstracta de los museos, lo intan-
gible, lo conceptual traducido a normas, recomendaciones, procedimientos y
especicaciones; es lo losóco de los museos; es, en sí, la teoría.
La aplicación museológica sin duda es puesta en práctica en todos los museos
del mundo; reeja mucho énfasis en su labor cientíca, enfoca su importancia
principalmente en el planteamiento y ordenamiento del contenido temático
mostrado en las salas de exhibición; se preocupa de la veracidad, compren-
sión y claridad temática, donde a veces ingratamente no se observa en lo
material el trabajo minucioso previo a la organización de una exposición de
objetos.
El funcionamiento de los museos en la práctica descansa en buena parte en su
labor cientíca dirigida por medio de la museología, a través de ella se reeja
el resultado de las investigaciones que se desarrollan constantemente en los
museos, ya que en la actualidad estos realizan un trabajo planicado y serio,
enfocado particularmente a las colecciones que administran y resguardan en
sus depósitos, labor que va acompañada de un permanente proceso de estudio,
documentación, conservación y restauración de las colecciones.
Una denición de la museología
“Una ciencia aplicada, la ciencia del museo. Estudia la historia y la función en
la sociedad, las formas especicas de investigación y conservación física, de
presentación, animación y difusión, organización y funcionamiento, la arqui-
tectura nueva o rehabilitada, los emplazamientos admitidos o seleccionados,
la tipología, la deontología.”
1
La consolidación de la museología como ciencia y denición ha propiciado
en los últimos cinco o seis decenios un largo debate, todavía no cerrado, no
exento de posiciones encontradas y, sobre todo, de una confusión evidente al
tratar los conceptos de museología y museografía.
1
Al respecto, George Henri Rivière,
1981). Georges Henri Rivière, fue el primer director del Icom
(1946-1965). Es a quién se le adjudica la denición de museo que actualmente propone el Consejo Inter-
nacional de Museos; también contribuye enormemente a la crítica del museo tradicional y el nacimiento
de la nueva museología mundial. De 1971 a 1982 organizó e impartió el Curso de Museología en la Uni-
versidad de París, donde transmitió sus ideas contestatarias a la museología dominante en esa época.
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¿Como debe entenderse la museología?
De acuerdo con Francisca Hernández Hernández, haciendo referencia a plan-
teamientos teóricos, “la Museología es la ciencia del Museo. Ella tiene que
ver con el estudio de la historia, trayectoria de los museos, su papel en la so-
ciedad, los sistemas especícos de investigación, educación y organización,
relacionado con el medio ambiente físico y las clasicaciones de los distintos
tipos de museos”.
2
Ella parte de que “tradicionalmente, los aspectos teóricos
de la museología han tenido un menor desarrollo que los prácticos, hasta el
punto de que en los siglos XIX y XX todavía se seguía confundiendo la mu-
seología con la museografía. Es más, la dimensión teórica se centraba, sobre
todo, en el conocimiento de la historia de los museos a través del estudio de
la formación de las colecciones, su organización interna y los criterios expo-
sitivos. Sin embargo, esta teoría no estaba fundamentada en unos principios
museológicos que tuviesen un valor objetivo universal. Esta situación ha lle-
vado a que, a partir de los años cincuenta del siglo XX, algunos museólogos
se propusieran elaborar una teoría museológica que tratase de claricar qué
debía entenderse por tal”.
3
2
http://www.ujmv.edu/movil/asp/archivoContenido.asp
3
Hernández Hernández, Francisca, Planteamientos teóricos de la museología. Edit. Trea, S.L. Bar-
celona, España, 2006. P. 133.
Exposición de sellos postales en el Muna
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Las colecciones, parte de la razón de ser de los museos
El funcionamiento de los museos descansa en buena parte en el trabajo cien-
tíco. La museología, en este caso, se involucra para dirigir sus interés hacia
el resultado que se puede obtener mediante la investigación, estudio, conser-
vación y difusión de las colecciones.
Sin restar mérito al trabajo administrativo y de coordinación que se ejecuta
en los museos, prevalece el trabajo cientíco ya que proyecta a la institución
museal a niveles académicos importantes, las colecciones que posee y exhibe
se convierten en un referente para los investigadores si se toma en considera-
ción el papel que asume el museo no solo como un espacio para exhibición,
sino también como un centro de investigación y documentación que posibilita
adentrarse mucho más al conocimiento de una especialidad de interés arqueo-
lógico, antropológico, histórico, artístico o de otra índole, según el carácter
del museo.
Desde este panorama, se puede comentar de forma general sobre la impor-
tante labor de investigación realizada por nacionales y extranjeros en temas
vinculados con la cultura nacional y otros temas anes, información que ha
sido reconocida y utilizada en nuestro medio desde nales del siglo XIX, sin
embargo, mérito y reconocimiento especial que debe asignarse a todos y to-
das los(as) investigadores(as) que han dedicado buena parte de su vida para
ubicar fuentes informativas, formular hipótesis, aseverar teorías o plantear
aproximaciones de aquellos temas asociados con nuestra realidad cultural al
publicar sus trabajos de investigación.
1. Experiencias acumuladas: reexionando sobre la investigación
realizada en los museos
El Museo Nacional de El Salvador, desde su fundación el 9 de octubre de
1883, después de sus126 años de su apertura, se puede decir que fue la cuna
donde dio inicio la investigación cientíca en los museos de nuestro medio,
y también que, inicialmente, sus espacios reejaban el concepto tradicional
y dominante de museo interdisciplinario muy característico de aquella época
y que posteriormente cambio su concepto; dedicó parte de su tiempo a la in-
vestigación arqueológica, paleontológica, etnográca y de otras disciplinas,
esfuerzos en los que también se involucraron muchos investigadores.
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Aquellas investigacio-
nes acumuladas en el
Museo Nacional se
han reejado a través
de diversas publicacio-
nes, tales escritos en la
actualidad han servido
como fuentes de refe-
rencia, en esta tan gol-
peada y difícil labor de
la investigación. Cono-
cida esa pequeña parte
de sus antecedentes y
su relación con el tema
museológico, es posible equiparar el trabajo de investigación dentro del mu-
seo realizado en los últimos 39 años, período que está muy ligado al desarrollo
museológico en la región mesoamericana, fuertemente apoyada e impulsada
por México a través de las diferentes capacitaciones dirigidas al personal de
los museos en la región.
Si bien se realizaba un trabajo de investigación en aquellos primeros años,
luego de fundado el Museo Nacional, hay que decir también que para enton-
ces dicha labor no reejaba su presencia con amplitud en las salas de exhibi-
ción de los museos. Sin duda, siempre ha tenido mayor relevancia o prioridad
la publicación de la investigación en contraposición a la información que po-
día ser expuesta en una sala de exhibición y complementada con una variada
muestra de objetos.
El trabajo de investigación realizado dentro del Museo Nacional ha sido muy
conocido en nuestro medio desde aquellos momentos; publicaciones como
Tzumpame, Anales, la colección “Antropología e Historia” y otras, siguen
siendo un principal referente de muchos investigadores, pero también se ob-
serva la necesidad de actualizar y generar nuevas investigaciones, que puedan
complementar los referentes informativos existentes con investigaciones más
recientes.
Sin embargo, no se debe perder de vista que las primeras y las subsiguientes
investigaciones realizadas en el Museo Nacional casi siempre perlaban un
claro enfoque con interés de recuperar, describir, referenciar, asociar y de
Edicio de la antigua Universidad de El Salvador,
una de las primeras sedes del Museo Nacional
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relacionar datos de interés cientíco —algunos posiblemente todavía en dis-
cusión—. Sin embargo, no es propósito de estas líneas cuestionar o conrmar
tales posiciones, sino ver la información recopilada como insumo de primera
mano para reconstruir el discurso temático de nuestros museos, en su mayoría
con un dominio prevalente en lo antropológico y arqueológico; muy poco o
nada se desarrolla lo puramente histórico para documentar aspectos importan-
tes de nuestra cultura.
Es de reconocer que el trabajo de investigación no se ha detenido, sin em-
bargo, se debe decir que para nadie es desconocido que parte de sus obstácu-
los han sido la nula o poca existencia de fuentes bibliográcas primarias en
nuestro medio, lo que da doble mérito a los investigadores e investigadoras
que buscan y localizan datos informativos fuera de nuestras fronteras, consul-
tando bibliotecas, archivos, visitando museos y otras fuentes e instancias que
complementen la recopilación documental de su investigación.
Es necesario referir que muchas de las investigaciones que se han realiza-
do hasta el momento no fueron formuladas especícamente para estructurar
guiones temáticos de los museos. Esto, en parte, se ha venido aprendiendo so-
bre la marcha, sin negar que hay algunos conocedores de estos procedimien-
Sala permanente, Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán”
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tos que se deben de poner en práctica dentro de los museos, y hay que brindar
un crédito a la información formulada, pues ha sido la base de referencia para
establecer parte de los contenidos de algunos museos; labor especíca que
corresponde a los museólogos o documentadores en los museos.
Se requiere hacer un alto para reexionar sobre este tema, pues a pesar de
que algunas de las investigaciones, aún cuando se hayan realizado dentro de
los museos no fueron concebidas para nes divulgativos en las salas de ex-
hibición. Esto puede dibujarse como un fenómeno que sirve para dejar al
descubierto la falta de investigación especícamente formulada para las ex-
posiciones, es sin duda una de las mayores debilidades de algunos museos, ya
que su labor de difusión es limitada por muchos factores, entre ellos la poca
presencia de investigadores que se dediquen especícamente a la labor de
gabinete para trabajar en la actualización informativa de las salas de exhibi-
ción de los museos y desarrollar un fuerte trabajo en la documentación de las
colecciones.
Los depósitos del acervo patrimonial gritan en silencio la necesidad de que
sus colecciones sean documentadas para reconstruir su pasado y formular
nueva información que contribuya al contenido de los museos, para publicar-
se y propiciar mayor conocimiento sobre diversos temas de nuestra cultura.
No es propósito de este artículo poner en tela de juicio la investigación reali-
zada, si no ser objetivos en señalar los vacíos que existen en nuestros museos.
Tampoco es el n comentar la cronología de las investigaciones, ya que sería
injusto dejar de mencionar algunos nombres de los que dedicaron su vida a
esta ardua labor; sin embargo, se debe decir que este es un tema especial que
hoy no se puede desligar de la museología. Por consiguiente, es necesario
tomarla de referencia como una parte del trabajo museológico que se ha co-
menzado a construir, que sirva para reexionar en lo que se ha hecho y en lo
que se debe de hacer a través de la investigación en los museos: actualizar sus
discursos y mejorar su contenido.
Mucho se ha comentado sobre el papel de los museos en términos de facilitar
el conocimiento, de ser complemento de la educación formal, de ser un medio
de educación no formal. Se cuestiona: ¿qué tanto complementa a la educa-
ción? ¿En qué medida se asocian los contenidos del museo con los programas
formales de educación? Estos, entre otros aspectos, nos deben poner atentos
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sobre la responsabilidad que existe de conocer y resguardar nuestro legado
histórico. Sobre esto se debe reexionar que los museos no son solo para los
estudiantes pero si son para un público cautivo importante, también los mu-
seos deben abrir sus espacios a una diversidad de públicos más amplia, que
va desde el estudiante; las amas de casa, el turista, el especialista, el obrero
y otros, que busquen y encuentren información asociada a su cultura, con su
realidad, que se sienta identicado.
El trabajo académico es importante para el desarrollo intelectual; pero debe-
mos bajar al grueso de la población. La museología es un medio interlocutor
que posibilita el diálogo en los museos. Por consiguiente, se debe pensar en
un discurso comprensible además de educativo, más reexivo. Por tanto, es
necesario impulsar y elevar la importancia de la museología en los museos a
partir de la investigación, ya que esta puede contribuir a facilitar que el públi-
co acceda al conocimiento, identicar, valorar, fomentar su sentido de perte-
nencía y de arraigo con su identidad. Es imprescindible ver a la museología
como el medio para tejer el conocimiento a través de los hilos de la ciencia y
nos posibilite acercarnos a nuestra realidad histórica.
Sala “Las migraciones”, Museo Universitario de Antropología, Utec
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De la experiencia observada en el trabajo de investigación y exhibición mu-
seográca en los museos nacionales durante los últimos 33 años, se debe des-
tacar que sí se ha hecho investigación; pero que solo un mínimo porcentaje de
estos resultados han sido reejados directamente en las salas de exhibición,
y, sin detrimento de esta importante labor en los museos, se debe exaltar la
producción de publicaciones de aquel importante momento de la Adminis-
tración del Patrimonio Cultural, institución que condujo el trabajo de nuestra
cultura en la década de los setenta, donde participaron muchos investigado-
res e investigadoras que dejaron su legado bibliográco, que hoy sirve como
referencia para los que inician sus pasos en la investigación antropológica,
arqueológica e histórica.
La lectura museológica
La lectura y contenido temático de los museos es un aspecto que se puede per-
cibir en el discurso expositivo planteado en las salas de exhibición, aún cuan-
do se pueda mantener el concepto tradicional de museo, en algunos museos
atribuido en parte a la poca experiencia y desarrollo de conceptos diferentes
al del museo actual. Dicho en otras palabras, es un síntoma que merece un
estudio especial, pues hace falta profesionalizar, en nuestro medio, el trabajo
museológico, llevarlo a otras instancias y elevarlo a niveles de mayor impor-
tancia académica; es una necesidad que desde hace mucho tiempo se ha hecho
sentir en nuestros museos.
El inicio de los cambios de contenido en los museos nacionales durante la
década de los setenta coincide con el impulso y presencia de la ciencia mu-
seológica, que se asentó en nuestro medio al ver al Museo Nacional como
generador de investigaciones. Si no, veamos lo que pasa hoy.
En aquel momento la división del trabajo en el museo estaba denida, las sa-
las de exhibición se hacían sentir como un espacio aislado destinado para ex-
poner algunas colecciones con cierto orden y sin sentido interpretativo; no por
la falta de investigadores, sino más bien porque no se construía información
para los museos. La situación de aquella época no diere mucho a la realidad
que hoy afrontan algunos museos, quizás no todos, pero la mayoría de los
museos nacionales, donde la formulación de guiones temáticos diseñados por
documentadores es una necesidad permanente para exponer la información.
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Se debe tener en cuenta que en aquella etapa donde la producción bibliográ-
ca fue maniesta, esta respondió a un esquema de hacer trabajo de campo
muy importante por sus resultados —invaluables, si se quiere—, y que con-
tribuyó a documentar el patrimonio cultural tangible e intangible hasta donde
fue posible, hecho sin duda trascendental, ya que no se ha vuelto tener otras
experiencias similares que documenten de esa manera nuestro patrimonio
cultural.
Hoy en particular se adolece de la falta de información en algunas áreas de
la investigación antropológica, arqueológica e histórica por el hecho de no
mantener una continuidad en las investigaciones. No hay duda de que se esta
investigando, y se sabe que toma tiempo anar los detalles informativos para
publicar con veracidad; sin embargo, hace falta en nuestro país un programa
formal enfocado a documentar los aspectos relevantes de nuestra historia, que
en buena parte se vean reejados en la documentación de las colecciones que
reguardan los museos nacionales, las que se estudian muy limitadamente.
La museología, de forma incipiente —sí se quiere decir de algún modo—,
comenzó a tener presencia en nuestro medio en la década de los setenta, fue
cuando la Administración del Patrimonio Cultural se distinguió por ser muy
prolija en la investigación y producción bibliográca, curiosamente también
coincidió que en otros países la museología comenzaba a tener un protago-
nismo muy importante; México, por citar un ejemplo, con el impulso de la
investigación antropológica, arqueológica e histórica reejada en sus museos
dio un salto signicativo como respuesta museológica.
Un asomo a nuestra realidad museológica
A principios de los años setenta se hacía sentir en el Museo Nacional la de-
pendencia informativa y las escasas fuentes bibliográcas, donde la limitada
producción de publicaciones de carácter antropológico, arqueológico e histó-
rico a escala nacional fueron posteriormente temas de dominio en las princi-
pales investigaciones de aquel especial momento dentro de la Dirección de
Patrimonio Cultural; se comenzó a generar nueva información, muy valiosa
para actualizar el contenido de las exhibiciones. Como experiencia de este
momento, se tuvo como resultado el replanteamiento temático del Museo Na-
cional “Dr. David J. Guzmán”, enfocando su contenido a los tópicos antes
mencionados, un claro ejemplo del trabajo cientíco que coincidió con el
nuevo enfoque museológico al que deberían responder los museos.
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Un aspecto curioso que vale la pena mencionar, en el proceso de investiga-
ción, es que lo iniciado en los años setenta tuvo como resultado algo inu-
sitado, pues, a partir de mediados de la década de los noventa hasta el año
2002, se planteó un cambio sustancial en el concepto de contenido del Mu-
seo Nacional, deniendo su nueva lectura y presentación museográca con la
conjunción de un grupo de profesionales que contribuyeron en la formulación
de un nuevo concepto temático dentro del museo, donde antropólogos, ar-
queólogos, historiadores, etnólogos, arquitectos y museógrafos participaron
en el proceso investigación, diseño y montaje del nuevo Museo Nacional de
Antropología “Dr. David J. Guzmán”. Esto es lo que se debe destacar en el
trabajo realizado, la presencia de los investigadores dentro de los museos para
estructurar y proyectar el trabajo cientíco institucional.
De esto se puede decir que la presentación museográca casi siempre adolece
de las limitaciones y carencias informativas en los museos; el planteamiento
temático de nuevas exhibiciones toma tiempo para su estructuración, por con-
siguiente, es necesario mantener el diálogo permanente entre los investigado-
res y museógrafos, dinámica que sirve para madurar y consolidar no solo el
discurso temático, sino también el diseño y la presentación de las exhibicio-
nes, pues el trabajo dentro de los museos es un trabajo en equipo.
2. La acumulación de conocimientos no difundidos:
investigaciones que engordan los archivos
“Todo discurso puede ser entendido como una ‘metamorfosis de efectos’ que
produce, a partir de misma, otra forma de discurso: la historia. La historia,
en este caso, se reere al conjunto de hechos ocurridos en el espacio y en el
tiempo que a ‘la nueva realidad’, reinstaurada por aquellos que narran los
hechos.” —
Jean-François Lyotard
El n de los museos es mostrar o exhibir el resultado de las investigaciones,
difundir el trabajo cientíco a través de las publicaciones, organizar exposi-
ciones temporales o itinerantes, facilitar el conocimiento a través de las salas
permanentes de exhibición del museo, ciclos de conferencias y otros.
Es muy probable que muchos escritos e investigaciones de importancia han
quedado en el tintero por distintas razones —como se dice, “engordando los
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archivos”— sin que sean publicados. Toda labor de investigación en buena
medida debe ser divulgada, no es positivo el acumulamiento informativo sin
que tenga un receptor nal: el público deseoso de conocer.
No se debe ignorar o menospreciar el medio utilizado para divulgar e infor-
mar sobre el resultado de las investigaciones, sea este un libro, una conferen-
cia, un guión televisivo o radial, una exposición, cualquiera que fuere, se debe
pensar que existe un receptor. Sin embargo, una prioridad por atender es la
información formulada para ser divulgada a través de los museos.
Sin duda, muchas de las investigaciones realizadas han servido de base para
la estructuración de los guiones temáticos, algunas reejadas en las salas de
exhibición de los museos como producto del esfuerzo, tiempo y entrega per-
sonal que muchos investigadores destinaron a su trabajo profesional. En ese
sentido, los nombres de muchos investigadores que se listan a continuación
son un referente de una labor informativa y documental que existe en nuestro
medio. No están todos, pero que sí se sabe del trabajo de los no mencionados,
y este siempre será una luz para alumbrar el conocimiento de nuestra historia
dentro de los museos. A ellos una disculpa; pero también su reconocimiento.
David Joaquín Guzmán Santiago I. Barberena
Tomas Fidias Jiménez Pedro Geofroy Rivas
Stanley Boggs Payson Shetts
Gloria de Gutiérrez Enrique Kuny
Pedro Escalante Arce Carlos Cañas Dinarte
América Rodríguez Maribel Henríquez
Concepción Clará de Guevara Lorenzo Amaya
Carmen Hugueth María Eugenia López
Efraín Cerna Rafael Vela
Pilar Lagos Jaime Miranda
Carlos Lara Vicente Genovés
Marlon Escamilla Heriberto Erquicia
Paul Amaroly Rafael Alas
Fabricio Valdivieso Shione Shibata
Manuel López Ana Lillian Ramírez
Ramón D. Rivas Mario Romero
Knut Walter Willian Fowler
Rafael Cobos Roberto Gallardo
Gilberto Aguilar Azalea de Granados
Daniel Aguilar
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En realidad hay otros investigadores nacionales y extranjeros que han reali-
zado algún trabajo de investigación en nuestro país; a esta lista también debe
agregarse el reconocimiento a los investigadores de otros museos estatales, de
iniciativa privada, locales o comunitarios.
3. Ordenar el contenido de los museos: denir el discurso temático
a través de la investigación
Hacer una revisión
del contenido temá-
tico en los museos
estatales sería una ta-
rea muy difícil; pero
es necesario hacer un
diagnóstico sobre el
contenido de los mu-
seos, cuyo enfoque
sirva para llenar los
vacíos informativos
y conciliar con las
fuentes bibliográcas
de referencia, para
actualizar e incorpo-
rar la nueva información planteada en las investigaciones más recientes.
Desde que se inició el trabajo de exhibir colecciones en los museos estatales,
ya sea el Museo Nacional de Antropología, los museos de sitio, luego los mu-
seos regionales, y posteriormente otros como el caso del Museo de Historia
Natural y en último caso el Museo de los Tres Poderes del Estado y el Museo
de Historia de El Salvador dentro de estos se debería reexionar en los pro-
cesos de documentación, pues siempre ha existido una preocupación sobre la
información por exponer respaldada por los investigadores.
Con la reapertura del Museo Nacional de Antropología a principios de la
presente década, también fue creada la Coordinación de Museos Nacionales,
ente reconocido para administrar técnicamente los museos de los sitios ar-
queológicos Tazumal, Casa Blanca, Joya de Cerén y San Andrés, los museos
regionales, el de Occidente ubicado en Santa Ana y el de Oriente ubicado en
Colección de instrumentos musicales prehispánicos, Muna
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San Miguel; a estos se agregan los museos ubicados en San Salvador: el Mu-
seo de Historia Natural, el Museo de los Tres Poderes del Estado y el Museo
de Historia de El Salvador en proceso de formación.
A través de la Coordinación de Museos Nacionales, instancia estatal a través
de la cual se comenzó a desarrollar un trabajo de equipo museológico y mu-
seográco, especialmente con el departamento de Arqueología, en particular
con el Lic. Shione Shibata, quien realizó el diseño de los guiones temáticos y
curaduría de las colecciones por exponer, para la actualización de los conteni-
dos de los museos de los sitios arqueológicos Tazumal y Casa Blanca, entre
el año 2007 y 2008, se realizaron estas dos de las más recientes experiencias
que ilustran la importancia de la investigación realizada por profesionales
competentes en su especialidad.
Cabe destacar la labor realizada por la Coordinación de Museos Nacionales
juntamente con el departamento de Arqueología, ambas instancias pertene-
cientes a la actual Secretaría de Cultura, que con un trabajo de equipo se logró
la ejecución del proyecto de diseño y montaje museográco, que dejó como
Sala “Pancho Lara”, MUA
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resultado, entre los años 2007 y 2008, la instalación de dos museos de sitio
con un planteamiento informativo actualizado sobre las investigaciones en la
zona de Chalchuapa.
No se debe manosear el
trabajo museológico
Los temas que se abordan
en las salas de exhibición
de los museos deben ser
con base en el producto de
las investigaciones formu-
ladas por arqueólogos, an-
tropólogos o historiadores
y otros especialistas según
sea el carácter del museo.
Sin embargo, en algunos discursos expositivos se cubre solo una parte de todo
un universo informativo. Se nota que en algunos temas planteados el conteni-
do de las exhibiciones se reejan vacíos informativos, se plantean temas que
no se asocian con la totalidad de la exhibición, se rompen eslabones que dejan
a libre juicio del lector sacar conclusiones, cuando es el museo mismo el que
debe claricar los aspectos informativos.
Esto suele suceder en ciertos casos, sobre todo cuando no se respeta el plan-
teamiento del investigador; cuando se interere en la secuencia del guión,
ya sea por la imposición de
criterios herrados o razones
particulares impulsadas y do-
minadas por sentimientos per-
sonales, más que por criterio
cientíco.
Se debe ser precisos y cumplir
con el rigor de la evidencia
documentada y comprobada
con datos sugeridos por el in-
vestigador cuando esta infor-
mación será mostrada en una
Sala de exhibición del Museo Nacional de Antropología, año 2003
Salas de exhibición del museo arqueológico del sitio Tazumal
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exhibición, ya que se observa que, cuando existe una base informativa, se
hace sentir la libertad de juicio documentada, con la que se puede inferir en
el manejo de algunos datos para abrir nuevas perspectiva sobre una visión
informativa.
No hay que perder de vista que se debe comenzar a dar apertura a nuevos
planteamientos surgidos por la investigación, pues no es posible estar depen-
diendo de las mismas fuentes documentales, puesto que de algunas de estas
se pone en duda su veracidad. Es bueno criticar, y el presente es un buen mo-
mento para reexionar y dirigir el rumbo de las investigaciones y publicar.
Es necesario posicionar el país en el tinglado de las investigaciones con nue-
vos datos acerca de nuestra cultura. Si bien en algunas áreas de investigación
se critica fuertemente, es necesario decir que también es saludable proponer
soluciones sobre los errores, ya que la investigación es un tema de permanen-
te discusión, y siempre será comentar sobre la veracidad de la información.
Dirán unos “estas son primeras aproximaciones”, y sin duda lo serán siempre;
pero hay que publicarlas, difundirlas y compartirlas, considerar que hay una
diversidad de lectores. Muchas de las investigaciones podrán leerlas a través
de los museos.
4. La lectura informativa en los museos: el guión como base del hilo
conductor en las salas de exhibición
Hay diversas maneras de cómo se ve reejado el trabajo museológico. Una de
las principales es la investigación dirigida a los temas que se difunden a través
de las salas de exhibición; sea para exhibiciones permanentes, temporales o
itinerantes, en cualquiera de los casos la investigación dene los temas infor-
mativos por medio del guión museológico.
El guión temático o cientíco es el instrumento que se formula para denir y
ordenar el contenido de la exhibición, propone los recursos museográcos de
la exhibición, entre ellos la colección, la información, los recursos de apoyo
informativo, inclusive sugiere fuentes bibliográcas de referencia.
La investigación formulada para una exhibición por lo general siempre sugie-
re el orden que se debe seguir para comprender su contenido. Esta se plantea
a veces en una secuencia cronológica o temática, inclusive se puede hacer
una combinación de ambas posibilidades, con el propósito de facilitar la com-
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prensión informativa de la exhibición. Otra parte del trabajo museológico es
la curaduría de las colecciones, trabajo dirigido a documentar los objetos. Su
propósito es describir su historial y asociarlo con hechos relevantes; es decir,
que a través de los objetos se cuenta una historia, el investigador la interpreta
y la propone como parte informativa en el discurso museográco, destaca los
datos de mayor relevancia, pues el curador debe conocer su historial y condi-
ciones de movilización de los objetos.
Aplicación museológica en nuestro medio: lo práctico se contrapone
a lo cientíco
La museología como tal comprende todo lo teórico de los museos, ordena el
trabajo cientíco mediante normas, establece procedimientos de actuación
profesional, enfatiza la investigación dentro de los museos, esto con el n de
que los bienes culturales mantengan el tratamiento adecuado en su manejo
informativo, ya sea en áreas de exhibición, depósito, estudio o reservas de
referencia.
Museo Nacional de Antropología, “Dr. David J. Guzmán, Muna
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El desarrollo museológico en nuestro país tuvo sus inicios con la creación del
Museo Nacional. Quiérase o no, sus experiencias comenzaron a crecer a partir
del momento en que las colecciones se constituyeron como producto de las
incipientes investigaciones, recolecciones de campo o posibles donaciones,
estas tuvieron como primer recinto de trabajo de documentación un espacio
adjunto a la antigua biblioteca de la Universidad Nacional. El museo comen-
zó allí su labor cientíca, museológica y museográca.
Sin conocerse a plenitud la ciencia museología en aquella época, sin tener
un manual de aplicación, sin que el personal tampoco haya podido tener una
formación técnica y mucho menos un conocimiento académico universitario;
a pesar de todo, aquellos años el Museo Nacional daba sus primeros pasos.
Es muy probable que haya fuentes bibliográcas que describan de alguna
manera el trabajo cientíco de aquella de apoca; pero también —hay que
decirlo— que sin ser reconocida como tal, ya se hacía museología de forma
empírica. Fue sin duda un trabajo práctico, que dejó las primeras experiencias
descritas en algunas publicaciones que hoy conforman el acervo bibliográco
de la nación. Todo se inició sin manejar una determinada teoría museológica,
prevaleció claramente el criterio de los investigadores.
Hay que decir, también, que esa práctica solo el tiempo podrá juzgarla, si fue
buena o fue mala; pero sí es evidente que dejó una base importante de expe-
riencias, de las que ahora muchos se pueden considerar “eruditos” en el mane-
jo de la información generada en aquel momento, pues se han alimentado de
aquellas posibles equivocaciones que aoran en todo inicio, pero que ahora
son parte de la sabiduría de muchos. Este comportamiento se observa espe-
cialmente en algunos investigadores que, en su afán cientíco, hacen ciencia
a partir de los errores de otros.
Las ciencias, como principio razonado, siempre pretenden ser exactas; pocas
dejan espacio a las consecuencias de lo deductivo o de lo supuesto, casi nunca
permiten lo inductivo, menos ir de lo particular a lo general, no dejan suras
para la imaginación o a la recreación hipotética que permita reconstruir suce-
sos o hechos importantes en el devenir de la vida del hombre y de su entorno.
Los investigadores son así, y se respeta su posición.
Sin embargo, las investigaciones siempre tratan de ser probatorias, conside-
rando un mínimo margen de error, y si bien permiten concluir hipótesis, a
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veces no se establecen con certeza las conclusiones de una teoría muy opuesta
a lo práctico. Como ejemplo, en una exhibición por lo general se observan las
pobres descripciones de los objetos mostrados, pues por falta de documenta-
ción y una mayor interpretación estos se describen de forma simple y, sobre
todo, resaltando datos que para el público son obvios sin necesidad de una
información adicional, que a veces es muy técnica; pero se deja de decir
sobre su uso, signicado, ornamentación, técnicas u otros datos, pues no se
reconstruye su historia, se utiliza comúnmente un vocabulario que solo los
hombres de ciencia o los especialistas conocen y que el público en general
nunca asimila.
5. Retos y proyecciones: las capacitaciones del personal, un área
de estudio que requiere de elevar el nivel académico profesional
de esta especialidad en nuestro medio
El trabajo museológico en nuestro medio ha venido en ascenso en los últi-
mos años. Mención especial merece, a manera de ejemplo, el Museo de Arte,
Marte, con la movilización de exposiciones muy importantes, muestra obras
en exposiciones de alta relevancia artística, tanto por la autoría de las obras,
como por su procedencia y expresión plástica. Este trabajo requiere de un
conocimiento, de una experiencia calicada, cumplir con el rigor de las nor-
mas que exige el trabajo de los museos; esto es, la aplicación de los preceptos
museológicos.
Si bien ya no se ignora la necesidad de actuar profesionalmente en el campo
museológico, el desarrollo académico de esta especialidad a escala regional,
ha dado los primeros pasos. Otros países, como Costa Rica, han elevado su
exigencia académica de la museología como carrera universitaria, lo que ga-
rantiza las capacidades y competencias profesionales en la región.
La administración y proyección de la cultura no es nada fácil, es parte de las
preocupaciones museológicas, es un desafío, como lo es también la responsa-
bilidad de investigar, rescatar, conservar y difundir el patrimonio cultural. Se
deben hacer los esfuerzos para compartir esta responsabilidad, pues ingrato
sería ver solo a una instancia tratando de asumir tal responsabilidad. En ese
caso, a la institución ocialmente reconocida con la responsabilidad de in-
vestigar, conservar y difundir el patrimonio cultural. Creo que no debe ser
así. La apertura es importante, y se debe pensar en garantizar el futuro de los
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museos con la presencia de profesionales que desarrollen el trabajo cientíco
en benecio de la colectividad.
Cultura de museos, un desafío o una realidad por afrontar
Cada país tiene su propia experiencia respecto al aprovechamiento
del papel de los museos. No se puede comparar, tampoco es saludable
adoptar patrones que no se adapten a la realidad social, educativa, eco-
nómica y cultural de un determinado país.
Es innegable que los museos, como recurso de educación y espacio cul-
turizador, podrán ser un recurso que puede brindar a cada conglomera-
do una posibilidad de mostrar y recuperar su identidad, de reexionar,
de educarse; sin embargo, debe de contarse con una política estatal de
educación que refuerce sustancialmente este componente para generar,
en lo sucesivo, un cambio de pensamiento dirigido a la valoración y
apropiación de la cultura nacional.
Esta es una realidad de la que adolece nuestro país, y que, por consiguiente,
repercute en nuestra identidad.
La necesidad de musealizar el patrimonio cultural
Es innegable la necesidad de asignar y reconocer la importancia y valori-
zación de los bienes culturales. Los museos, en parte, cumplen esta fun-
ción, sin dejar de considerar que el patrimonio cultural debe servir para el
desarrollo de los pueblos.
No se debe ignorar que todos los bienes de importancia histórica, artística
y ambiental constituyen la herencia cultural patrimonial de una sociedad,
y que esta tiene la responsabilidad de ponerla a su alcance para el goce
y disfrute, sin distingos de clase, posición social y económica, ideología,
raza, creencia religiosa y otros. Los museos deben ser un espacio con-
cebido para el conocimiento, la reexión y, sobre todo, para permitir la
constante apropiación y búsqueda de la identidad.
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Comentario nal
En nuestro medio se han comen-
zado a dar los primeros pasos en
la profesionalización de algunas
áreas asociadas con la museología.
El abrir las carreras universitarias
de Antropología y Arqueología, en
la Universidad Tecnológica de El
Salvador, maniesta una intención
de compromiso, al igual que la
Universidad Nacional; esto es tam-
bién asumir una responsabilidad
con nuestra sociedad y con nuestra
cultura, ya que así se esta contri-
buyendo en la preparación de profesionales nacionales en áreas cientícas
importantes, lo que garantiza a futuro el desarrollo de nuevos proyectos. Así
mismo, es necesario retomar o comenzar a generar nuevas investigaciones
que abran las perspectivas en el intercambio cientíco con otras universida-
des, haciendo posible no depender de otras instancias, posicionando la inves-
tigación en el ámbito cientíco, ya que esta no debe estar relegada, más bien
debe ser protagonista en el amarre de los eslabones de la historia, para que
contribuya a fortalecer las bases de nuestra identidad. Ver y construir desde
adentro el perl de la salvadoreñidad: esta es la luz que puede encender la
museología en nuestros museos.
Referentes bibliográcos
Del Castillo Negrete, Manuel, Antología de Textos Básicos, Curso Interamericano de Ca-
pacitación Museográca. Escuela de Conservación, Restauración y Museografía, México,
1993.
Fernández, Luis Alonso, Museología y Museografía, Ediciones del Serbal, Barcelona, 2001.
Hernández Hernández, Francisca, Manual de Museología, Editorial Síntesis, Madrid, 1994.
Hernández Hernández, Francisca, Planteamientos teóricos de la Museología, editorial Trea,
S.L. Barcelona, España, 2006.
Scheiner, Tereza Cristina, “Museología e interpretación de la realidad: el discurso de la his-
toria (documento provocativo)”, Icom, marzo de 2006.
Riviere, George Henri, La Museología, editorial Akal, 1993.
“Perrito con ruedas” procedente del sitio arqueológico
Cihuatán. Sala “Asentamientos humanos”, Muna
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