109
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2024 AÑO 14, n.º 16, ISSN 2078-0664, ISSNE 2378-0664, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. La riqueza arqueológica del Centro Histórico de San Salvador. p. 108-118
Pacíco, llegando a San Salvador entre el cerro de San Jacinto o domos
extrusivos de San Jacinto (Lexa et al 2022) y el cerro de Los Planes de
Renderos (los restos del volcán Loma Larga (Lexa et al., 2022)) y la
caldera de Ilopango (Lexa et al., 2022), y es en este lugar parte de la
llanura del valle de San Salvador, descrito como el Valle de Salcoatitán
o Valle de Quetzalcoatitán por algunos. Además, en las inmediaciones
de esta planicie es donde se encuentra una de las fuentes de agua más
caudalosas de San Salvador, el río Acelhuate, una de las otrora fuentes
más limpias de agua potable, que desemboca al norte en el río lempa.
Y es en las inmediaciones del río Acelhuate, en la parte más alta donde
inicia este valle al norte, que los españoles fundaron en 1945 el “tercer”
asentamiento de San Salvador de Cuscatlán, en los alrededores de la
actual Plaza Libertad, siendo este un lugar que resultaba propicio tanto
por el espacio para expandir la ciudad como para el comercio dado
que era de fácil acceso al sur, al este y al norte por la actual carretera a
Quezaltepeque, siendo a la vez militarmente defendible para cualquier
ejército que se acercara por el oeste, dado que tenía que bordear el volcán
Quezaltepec o volcán de San Salvador para llegar a la capital.
Pero su importancia no solo fue durante la colonia, dado que, mucho
antes de la llegada de los españoles a Cuscatlán en 1524, esta zona fue
asiento de diferentes grupos étnicos, y es la evidencia que se ha podido
identicar debido a diversos hallazgos fortuitos que se registraron a través
del tiempo, que existe certeza cientíca de esto, y hay que enfatizar estos
hechos, no “dicen” o son suposiciones, esta evidencia. Esta evidencia
existe, registrada por documentos históricos, siendo el más antiguo la
carta de Diego García de Palacio de 1576 y diferentes publicaciones que
tomaron auge en el siglo XIX e inicios del XX, donde destacan registros
por académicos como Ignacio Gómez Menéndez (1857), Guillermo
Dawson (1890), Walter Lehmann (1909), Atilio Peccorini (1913), Herbert
Spinden (1915), Jorge Lardé y Arthés (1925) “El Sabio” (no confundir
con su hijo Jorge Lardé y Larín), Samuel K. Lothrop (1927) y John M.
Longyear III (1944) entre otros.
La evidencias más tempranas, atribuidas al periodo Preclásico Medio fue
registrada al sur en Antiguo Cuscatlán bajo la erupción del maar Plan de