- Educación Ética y Antropología
José Luis Ramos R.
- Estructuras de planta circular
prehispánicas en El Salvador
Carmen Margarita Morán
Luisa Massiel Ramos
- Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal
de trata de personas artículo 367-b
del Código Penal Salvadoreño
Hazel Jasmín Bolaños Vásquez
- Vigésimo primer aniversario de la firma
de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de
superación de la impunidad
Liver Román López Serrano
- El pacto fiscal, único camino para salir
de la crisis financiera del gobierno
Mauricio Aguiluz
- Análisis sobre el potencial y las
oportunidades de comercio, inversión
y de asociaciones estratégicas entre
Centroamérica, la República Dominicana
y la Comunidad de países del Caribe
(CARICOM)
José Roberto García Prieto Lemus
www.utec.edu.sv ISSN: 2218-3345
NÚMERO 52 ABRIL 2013
Universidad Tecnológica de El Salvador
Calle Arce No. 1020, San Salvador www.utec.edu.sv
5
Editorial
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Educación Ética y Antropología
José Luis Ramos R.
10
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
Carmen Margarita Morán
Luisa Massiel Ramos
24
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata
de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
Hazel Jasmín Bolaños Vásquez
35
Vigésimo primer aniversario de la firma de los Acuerdos
de Paz de El Salvador: Medidas pendientes en materia
de superación de la impunidad
Liver Román López Serrano
40
El pacto fiscal, único camino para salir
de la crisis financiera del gobierno
Mauricio Aguiluz
43
Análisis sobre el potencial y las oportunidades de comercio,
inversión y de asociaciones estratégicas entre Centroamérica,
la República Dominicana y la Comunidad de países del Caribe
(CARICOM)
José Roberto García Prieto Lemus
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE EL SALVADOR - NÚMERO 52 - ABRIL 2013
entorno
entorno
5
EDITORIAL
La revista Entorno de la Universidad Tecnológica de El Salvador, es un
medio académico para la divulgación del conocimiento, tiene un enfo-
que multidisciplinario y aglutina artículos de investigación, reflexiones
a partir de postulados teóricos, enfoques dogmáticos e históricos de
temáticas vinculadas a la realidad social, cultural, antropológica, jurí-
dica y educativa, entre otros.
Entorno busca apoyar el compromiso del investigador, docente y de
todo aquel profesional consciente de su compromiso con la socie-
dad en la cual se desenvuelve, con la educación de las nuevas gene-
raciones; en cuanto a transmitir las ideas emanadas de un proceso
puro o aplicado de investigación; o en todo caso de las vivencias que
como educador adquiere en los procesos de enseñanza aprendiza-
je. Procesos que simultáneamente han fortalecido la experiencia del
docente en un círculo virtuoso, vinculado a la investigación y con el
quehacer económico, social, político, cultural y ambiental del país.
Entorno se constituye en un medio idóneo para trasmitir conocimien-
to y experiencias, pues escribir artículos para el sector académico es
un deber y además una práctica que permite replantear propuestas
desde sus bases epistémicas, una actualización académica que afron-
ta el ejercicio profesional de los futuros graduados en una sociedad
cada vez más exigente.
En este contexto se busca por medio de publicaciones, propiciar la
interpretación que integre una lectura interdisciplinaria, que cultive
pensamiento prepositivo y un compromiso social que se derive del
contacto con las nuevas necesidades de la población académica y la
sociedad en general.
6
Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2013, número 52: 6-9, ISSN: 2218-3345
Educación Ética y Antropología
José Luis Ramos R.
xozeluizr@yahoo.com
Escuela Nacional de Antropología e Historia (México)
Ética y Antropología
Mientras la Filosofía insiste en plantear preguntas relativas
al ser humano como entidad abstracta; en cambio, la óptica
antropológica obliga a emplear las categorías de tiempo y
espacio para referirse al hombre, que tiene una ubicación
social determinada y que cuenta con una historia personal
al igual que la sociedad a la que pertenece.
De esta forma, las cuestiones trascendentales que persigue
el filósofo, las atiende el antropólogo en sus expresiones so-
ciales e históricas. Por lo tanto, para enfrentar la tarea de
una posible y particular educación ética es necesario reco-
nocer las condiciones sociales e históricas en donde está
ubicada la relación pedagógica que establecen el maestro
y sus discípulos.
Dos características sobresalen en el contexto actual con el
cambio de milenio: a) una alta complejidad en las estruc-
turas sociales y b) fuertes contradicciones entre las partes
que las componen. Hay una variedad amplia de colectivi-
dades sociales de diversa índole y ubicadas en diferentes
niveles; lo que genera un contraste y conflicto de intereses:
nacionales, de clase, étnicos, de género, etc.
Resumen
En el presente artículo me interesa compartir algunas
reflexiones en torno a una posible educación ética des-
de una perspectiva antropológica. Tratando de ofrecer
una respuesta tentativa a la interrogante que me formu-
laron en la Universidad de Nitra (en Eslovaquia) sobre
qué pensaba acerca de la formación ética de los estu-
diantes.
Son cuatro los aspectos que voy a tratar: 1) contemplar
el contexto social e histórico en que son promovidos de-
terminados valores éticos, 2) reconocer la complejidad
que muestran las identidades sociales de las personas,
3) apreciar como la educación ética está pautada por
las condiciones mencionadas y 4) apuntar algunos pro-
blemas lógicos e históricos que forman parte de esta
cuestión.
Palabras clave
Ética, Antropología, educación ética, contexto social e
histórico.
Abstract
In this article I am interested in sharing some reflections
on a possible ethical education from an anthropologi-
cal perspective; trying to provide a tentative response
to the questions that were made to me at the University
of Nitra (in Slovakia), about my thoughts on the ethical
training of the students.
There are four aspects that I’m going to attend: 1) Consi-
der the social and historical context in which are promo-
ted certain ethical values, 2) Recognize the complexity
that the social identities of persons shows, 3) Assess
how ethical education is scheduled by the conditions
outlined above and 4) Note down some logic and histo-
rical problems that are part of this issue.
Key Words
Ethics, Anthropology, ethics education, social and histo-
rical context.
7
Educación Ética y Antropología
Así, los valores éticos que profesan los individuos de un gru-
po serán no sólo diferentes sino hasta contrarios a los de
otro grupo. Lo que para uno es lo correcto, para el otro no
lo es. Este es un problema que trata de ser atendido con las
opciones de la llamada educación intercultural.
Identidad social de las personas
Una condición social e histórica particular que enmarca la
relación pedagógica, corresponde a la identidad social los
dos actores sociopedagógicos que entran en juego. El acto
educativo coloca a un determinado sujeto A que inicia un
proceso comunicativo de transmisión cultural con otro suje-
to B, o más específicamente de la comunicación de ciertos
valores éticos.
Al igual que el sistema social, las identidades sociales con-
temporáneas muestran un carácter complejo y contradic-
torio entre sus partes, lo que permite entender la dificultad
actual que representa para los actores pedagógicos saber
con quienes están interactuando.
Un profesor además de su identidad profesional, cuenta con
otras dimensiones identitarias que van a configurar su siste-
ma total identitario; lo mismo acontece con el/la alumno/a,
no sólo se asume como estudiante, también lo hará aplican-
do otras referencias (identitarias).
Las dimensiones que mayormente apelan los sujetos para
reconocerse son las de clase, étnicas o nacionales y de gé-
nero. Pero, en una relación pedagógica están continuamen-
te fluyendo las de carácter generacional, familiar y religiosa.
Por lo tanto, sólo puede comprenderse -de manera más ní-
tida-, el flujo de valores éticos entre maestro y aprendiz, si
reconocemos sus personalidades sociales e históricas que
mantienen. Por ello, el acto y los resultados pedagógicos
van a ser diferentes en una u otra situación; como por ejem-
plo, va a variar la experiencia educativa cuando tenemos a
un profesor/adulto mayor/blanco/ateo en un salón de cla-
ses con una alumna/ adolescente/negra/musulmán, que
cuando la docente es una profesora/joven/asiática/budista,
comunicándose con un estudiante niño/ moreno/católico.
Combinaciones que serán más o menos frecuentes en la
mayoría de las instituciones escolares; pero, lo que importa
es que esto nos da una idea de la complejidad social que
entra en juego en un simple acto pedagógico.
Educación familiar y religión
Si bien la interrogante estaba apuntando hacia una posible
educación ética escolar, es inadecuado excluir u olvidar la
influencia o sello marcado por la familia y la religión en los
sujetos, de la confluencia en los valores que promueven.
Sin embargo, en este renglón también existen diferencias,
sea el caso de la primacía que una religión hace sobre un
aspecto por encima de otro. Tomemos como ejemplo al cris-
tianismo. Si bien existen diversas ramificaciones (la católica,
ortodoxa, protestante, etc.) y un número amplio de iglesias
(mormones, evangelistas, anglicanos, etc.), un marcador
central (entre varios) está presente por su inclinación hacia
una de las dos referencias éticas: 1) el amor hacia el prójimo
y 2) la evitación del pecado.
Así, una determinada iglesia –que también tiene un carácter
histórico- va a promover más un rubro en detrimento del
otro, dando lugar a una conducta social particular o una in-
tegración de ciertos valores específicos. Por ejemplo, habrá
sacerdotes que alienten el amor al prójimo, promoviendo
con ello la caridad y solidaridad humanas. En cambio, habrá
otros representantes de Dios que orientarán sus esfuerzos
para identificar pecadores que deban expiar sus culpas.
De esta forma, un profesor educado en un ambiente fami-
liar/religioso con la primera orientación cristiana, segura-
mente le parecerán más pertinentes aquellos valores éticos
que puedan complementarse con la tríada amor-caridad-
solidaridad; opción o condición que signará el acto pedagó-
gico con sus estudiantes. En cambio, otro será el caso del
profesor que opte por sancionar el pecado, es probable que
se incline más por la disciplina, el orden y la limpieza en sus
alumnos/as.
Educación escolar
Para el caso de los valores que quieran promoverse en la
escuela, también variarán conforme el momento histórico
y tipo de institución educativa; no serán los mismos valores
para una escuela de hace tres décadas que en una actual;
tampoco si es una institución pública o un colegio particu-
lar. En determinados periodos históricos se privilegiaban el
amor a la patria o bien la obediencia civil (civismo), en otros
tendrán más importancia: la honestidad, el respeto y la to-
lerancia. Siempre procurando frenar el resquebrajamiento
social y político en que viven las naciones o con problemas
y conflictos bélicos, racistas y de xenofobia.
Por ello, de las posibles combinaciones que elabore un profe-
sor surgirán las pautas valorativas que enseñe a sus alumnos.
8
Educación Ética y Antropología
Educación ética
Quizás habrán notado que el concepto que empleo de edu-
cación rebasa la idea restringida de la educación como algo
exclusivamente escolar. Por ello, para que no haya duda, pro-
pongo entender a la educación como un proceso de produc-
ción y reproducción cultural a partir del acto de transmisión
cultural; es decir, las generaciones adultas van a ofrecer un
conjunto de ideas, normas y valores a las nuevas generacio-
nes con la intención de reproducir la cultura propia del grupo
(familia, clase, nación, etc.), quedando la tarea a éstas, en tan-
to sujetos activos, inventar nuevas ideas, normas y valores.
Atender a la conjunción de los tres aspectos, hasta ahora
señalados (contexto, identidad y proceso educativo), permi-
tirá comprender la dificultad que representa pensar y pla-
near una posible educación ética; pero, si se evita esta com-
plejidad, seguramente sólo hablaremos de una enseñanza
de la historia de la ética, pero no de una educación ética,
explícita. Es decir, la educación ética implícita existe, las
nuevas generaciones están siendo educadas en su cultura
(dentro de su hogar, con sus amigos, etc.), aunque los valo-
res, normas e ideas que estén adoptando sean opuestos a
los incluidos en los programas y discursos escolares.
Para aclarar esta idea propongo dividir los valores en 2 tipos:
a) profesados y b) practicados. En el primer caso, son los
valores que una persona dice tener pero que en realidad
no orientan su conducta social; por ejemplo, un padre de
familia manifiesta abiertamente que él valora la honestidad;
sin embargo, continuamente realiza actos deshonestos con
y hacia a su esposa e hijos. Para el segundo tipo, uno debe
observar el comportamiento de las personas para descubrir
los valores que las orientan (y que no pueden referir explíci-
tamente); siguiendo con el ejemplo anterior, el valor práctico
de este hombre es el deshonor.
Con la caracterización de estos valores, podemos apreciar
las implicaciones educativas que guarda una situación es-
colar, donde los valores que promueve un profesor son in-
congruentes con su conducta profesional y personal. Los
alumnos pueden muy bien atender a los valores prácticos
que está transmitiendo a través de sus acciones; se impone
la educación implícita por encima de la explícita. Situación
que se repetirá en otras experiencias educativas no formales.
Problemas lógicos e históricos
En los apartados anteriores he acotado las contrariedades
sociales y valorativas que se presentan en el momento de
tratar de iniciar un proceso educativo. Ahora deseo com-
plicar aún más el panorama al referirme a la contradicción
lógica que presentan algunos valores positivos, como al mo-
mento histórico que viven las personas y los colectivos.
Cuando entré en contacto con profesores/as de la Universi-
dad de Nitra me formularon tres cuestiones: a) una posible
educación ética, b) la libertad en la autorrealización perso-
nal del hombre y c) la libertad de creencias.
Prácticamente la primera la he venido tratando a lo largo
del presente ensayo. En cuanto a los otros dos puntos, des-
taca el valor de la libertad. Valor positivo que se encuentra
en contradicción con otro valor positivo: la justicia. Si pro-
movemos la libertad será en detrimento de la justicia; caso
contrario, la primacía de la justicia restringirá a la libertad.
Los momentos de equilibrio entre estos dos valores siempre
son efímeros.
A mis colegas y ciudadanos de esta nación les preocupa el
valor de la libertad y me atrevo a pensar que es por el mo-
mento histórico que están viviendo, tienen la tarea de tomar
decisiones sobre el rumbo que quieren seguir como nación
independiente. En su pasado inmediato conocieron una vida
signada por la búsqueda de la justicia social a expensas de
la libertad individual, ahora pretenden un nuevo derrotero
apoyados en la libertad.
Caso contrario para México, país con una historia llena de
desventuras, cicatrizado por las desigualdades sociales, y
agobiado por la injusticia. La libertad es precedida por la
justicia, sobre todo de justicia social. Además, las diferen-
cias culturales de la población mexicana se han traducido
en desigualdades sociales por más de dos siglos de vida
independiente. Por ello, en 1994 surgió un movimiento in-
surgente que se convirtió, parcialmente, en la voz de varios
indígenas del país, adoptando como bandera dos valores di-
ferentes al de libertad: el respeto y la dignidad.
Educadores y sociedad
A partir de estas reflexiones, aprecio la gran tarea que les
espera a los educadores: enseñar la historia de la ética,-
losofar acerca de la ética y entender sociohistóricamente
las prácticas educativas que viven los sujetos pedagógicos.
La primera referencia atiende a la retrospectiva histórica
que se hace sobre los valores, tratando de discernir o pro-
mover diversos filósofos, el profesor informa a sus alumnos
de esta historia, actividad necesaria e importante pero no
suficiente.
Un profesor de Filosofía (Leepman) en EUA se quejaba que
sus alumnos sólo aprendían los nombres e ideas de los gran-
des filósofos, pero que no filosofaban; consideraba que sus
9
Educación Ética y Antropología
estudiantes sólo se informaban de la Historia de la Filosofía,
cuando lo necesario es que filosofaran; así como un científi-
co hace ciencia ellos tenían que filosofar. Esta preocupación
la retomo para convenir en que un educador debe filosofar
sobre ética para reconocer las dificultades y embrollos que
debe enfrentar al momento de intentar educar éticamente
a sus alumnos sobre los valores éticos.
Y, por si no fuera suficiente, también deberá tener presente
que tanto él como sus alumnos son personas que se en-
cuentran en una determinada posición social, producto de
su historia personal y de su sociedad; que son sujetos con
una identidad compuesta por diversas y contradictorias per-
tenencias colectivas.
El futuro de una sociedad seguramente pasa por las situa-
ciones pedagógicas que promueven sus educadores, el gra-
do de apoyo que reciban para esta gran labor será sinónimo
de la utopía que se imagina; la sociedad que sea avara en
su atención, seguramente lo va a lamentar por el resto de
sus días.
Cuicuilco, México, 2013.
APPIAH, Kuame Anthony
La ética de la identidad. Buenos Aires, Katz editores, 2007.
DÍAZ DE RADA, Ángel
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
10
Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2013, número 52: 10-23, ISSN: 2218-3345
Estructuras de planta circular
prehisnicas en El Salvador
*
Arqueóloga Carmen Margarita Morán
Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC)
margara.moran@gmail.com
Arqueóloga Luisa Massiel Ramos
Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC)
massi_ramos@hotmail.com
Introducción
En el ámbito arqueológico se tiene la idea generalizada de
que las estructuras circulares mesoamericanas son indiscu-
tibles marcadores del período postclásico (900-1525 d.C.),
casi siempre relacionadas a la filiación tolteca o mexicana
y a la veneración de Quetzalcoatl (Navarrete, 1976; Smith,
1955), cuando en realidad estas estructuras existen desde
el período preclásico (2000 a.C. a 250 d.C.), lo que significa
que, no necesariamente se adscriben a un grupo cultural
específico ni a un único período.
Si bien es cierto que la mayoría de estas estructuras, en el
área mesoamericana, está relacionada con el aspecto cere-
monial (Pollock, 1936), no podemos aseverar que todas ellas
responden al culto de Quetzalcoatl, una deidad mesoameri-
cana cuya veneración se generaliza para finales del período
clásico (250 d. C. hasta el 900 d. C.) (Sodi & Aceves, 2002;
Piña Chan & Dahlgren, 1987).
Partiendo de estos planteamientos surge la interrogante si,
¿Las estructuras de planta circular registradas en el territo-
rio salvadoreño para la época prehispánica pertenecen al
Resumen
Algunos estudiosos de la cultura mesoamericana se re-
fieren a las estructuras circulares y/o de planta circular
de dicha región como anómalas, vinculándolas erró-
neamente al uso ceremonial relacionado con la deidad
Quetzalcoatl; otra equivocación que usualmente se co-
mete, es manifestar que este tipo de estructuras, casi
inalterablemente, va a obedecer a la filiación tolteca o
mexicana; asimismo son consideradas como indiscuti-
bles marcadoras del período posclásico (900-1525 d.C.).
Ahora bien, partiendo de lo anterior, se realizó una in-
vestigación bibliográfica-documental que permitió reco-
lectar la mayor cantidad de datos posibles acerca de las
estructuras de planta circular prehispánicas que hasta
la fecha se han registrado en territorio salvadoreño, in-
formación con las cual se logró desmitificar las afirma-
ciones expuestas.
Palabras clave
Arquitectura mesoamericana, estructura circular, planta
circular, El Salvador.
Abstract
Some researchers of the Mesoamerican culture refer
to round structures and/or platforms of this region as
anomalous, erroneously associating it to ceremonial use
related to the deity Quetzalcoatl. Another usual mistake
is to manifest that this type of structure, almost unalte-
rably, obeys Toltec or Mexican affiliation; they are also
considered indisputable as a Post-classic (900-1525 D.C.)
marker. Now, based on the above, we conducted a litera-
ture-documentary investigation that allowed collecting
data about pre-Hispanic round structures registered in
Salvadoran territory up to date, information with which
we were able to demystify the presented statements.
Keywords
Mesoamerican architecture, round structure, round plat-
form, El Salvador.
* Artículo original publicado en la Revista Digital Cátedra Abierta ISSN 2227-3417, 2013. Trabajo de graduación en la carrera de Licenciatura en Arqueología, Utec.
11
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
período postclásico, son de filiación tolteca, y de uso cere-
monial para veneración de Quetzalcoatl?
Para lograr responder a esta interrogante es necesario ob-
servar el registro y comportamiento de las estructuras de
planta circular prehispánicas que se encuentran en territo-
rio salvadoreño, tomando en cuenta para tal estudio: el sig-
nificado del espacio, la arquitectura y el simbolismo, entre
otros aspectos, que tuvieron este tipo de construcciones
para los grupos culturales mesoamericanos.
Planteamientos teóricos
La Cultura
Todos los grupos humanos, sin importar el lugar en el que se
encuentren o el tiempo en el que se desarrollen, se encon-
trarán inmersos dentro de una cultura. Geertz nos dice que
la cultura “denota un esquema históricamente transmitido
de significaciones representadas en símbolos, un sistema
de concepciones heredadas y expresadas en formas sim-
bólicas por medios con los cuales los hombres comunican,
perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes
frente a la vida” (Geertz, 2003, P.88).
De manera que la sociedad es un conglomerado humano
organizado cuyos procesos de aprendizaje no son más que
ejercitaciones simbólicas.
La comunicación humana es configuradora de procesos
culturales y de producción simbólica, comunicación que se
realiza a través de acciones expresivas que funcionan como
señales, signos y símbolos (Vallverdú, 2008). Estos conglo-
merados humanos creadores de cultura, dejan evidencia de
su existencia a través de diferentes expresiones materiales
y objetos con los cuales y mediante los cuales se relacionan
(Bate, 1998; Mangino, 1990), ejemplo de ello es la cerámica,
pinturas, esculturas, arquitectura entre otros.
El Espacio
Básicamente, el espacio es la relación entre la posición de
los cuerpos. Nuestra comprensión del espacio viene dada
por cada uno de los sentidos con que registramos la posi-
ción de dichos cuerpos. La experiencia espacial no es privi-
legio del arquitecto, es una función biológica de todos, es
una experiencia humana como otras, es un medio de expre-
sión como otros (Pere, Montaner, & Oliveras, 1999).
El significado del espacio, a menudo, se confunde con el de
lugar, el espacio es más abstracto que el lugar, lo que en un
principio es solamente un espacio, indiferentemente, se va
convirtiendo en lugar en la medida que se llega a conocer
mejor, esto significa que se le comienza a dotar de valor
(Tuan, 2003). Cada grupo cultural en diferente período tiene
su propia concepción del espacio, Muntañola (2001) mencio-
na que en la actualidad el espacio tiene un significado muy
individual a diferencia de la percepción del espacio en la
antigüedad, en donde poseía un significado social. La repre-
sentación arquitectónica era más complicada que la propia
construcción de edificios, en ésta se encontraba implícita
mucha más intencionalidad, de hecho, la organización social
se encontraba reforzada por el espacio. El ser humano cons-
truía un espacio-tiempo que reflejaba las relaciones sociales
de tal manera que, cuando cambiaba la sociedad, cambiaba
también el espacio físico (Muntañola, 2001).
La Arquitectura
De acuerdo a Esteban, Borrás y Álvaro (1996), la arquitec-
tura es una actividad ligada a la cultura y a la organización
social, por lo que a través del tiempo la percepción de la
misma ha venido cambiando de acuerdo al contexto del que
lo percibe, es por ello que no podemos dar un solo y único
concepto de arquitectura.
Muñoz (2007) nos dice que allí donde está el ser humano
existe arquitectura ya que ésta no es más que la forma en
la que las personas intervienen sobre la naturaleza para ha-
cerla más habitable. Esta tendencia de humanización del
entorno es inherente al ser humano, pero la forma en la que
se materializa y los resultados que se obtienen han variado
mucho a lo largo de la historia debido a que son manifesta-
ciones culturales.
Al analizar las formas arquitectónicas de cualquier cultura,
debe considerarse las circunstancias históricas en las que
fueron creadas, así como el medio en que se produjeron,
ya que estos elementos permitirán comprender los diver-
sos estilos o expresiones y sus orígenes. He ahí la impor-
tancia del estudio de la arquitectura desde una perspectiva
sociocultural, pues ella entraña valores testimoniales de los
momentos que circunscribieron su concepción, por lo tanto,
encierra el conocimiento del ser humano, de los procesos
sociales y de su entorno en una época determinada (Álva-
rez, 2006; Mangino, 1990).
Según Álvarez (2006), gracias al estudio de la arquitectura
como un conjunto de valores y símbolos culturales, la per-
cepción de la misma se hace más amplia pues deja de es-
tar apegada únicamente a contemplaciones estéticas y/o
funcionales. Recordemos que una sociedad “se manifiesta
en los objetos que fabrica, en el arte que produce, en el
12
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
pensamiento que comunica, pero también, se expresa en
sus ciudades y edificios. En ellos podemos leer los intereses,
los sueños y los anhelos de una civilización” (Muñoz, 2007,
p.14) por lo tanto, se debe procurar percibir y entender las
sensaciones arquitectónicas, pues cuando un edificio no lo-
gra comunicar ninguna de ellas, deja de ser arquitectura y
se convierte en una simple construcción (Bassegoda, 1984).
La comunicación no verbal del ambiente construido
La comunicación no verbal es, en sentido general, la comu-
nicación efectuada por medios distintos de las palabras (Ra-
popport, 1990). Éste tipo de comunicación representa ideo-
logías materializadas en forma de ceremonias, objetos sim-
bólicos, monumentos y sistemas escritos. Esta transforma-
ción hace posible extender una ideología más allá del grupo
local y comunica el poder de una autoridad central a una
población más amplia (DeMarrais, Castillo & Earle, 1996).
Sanders (1990), afirma que un edificio es una unidad de sig-
nificado cultural antes de ser un objeto de función práctica,
de manera que, la función de una estructura tiene dos con-
ceptos básicos y diferentes: primario (meramente funcio-
nal); y secundario (de connotación conceptual), esto es a lo
que DeMarrais et al (1996), se refieren cuando sugieren que
el concepto de materialización de la ideología está estre-
chamente relacionado con la comunicación arquitectónica,
es decir, el entorno construido se puede ver como un siste-
ma para codificar información.
El proceso de codificación se realiza por medio de inducto-
res de la conducta que son plasmados a través de caracte-
rísticas físicas en el ambiente construido, estos elementos
físicos pueden ser: tamaño, altura, color, materiales y de-
coración, una combinación particular de elementos se se-
lecciona y se filtra a través de normas de visualización, en
otras palabras, el ambiente construido puede ser un medio
de enseñanza que, una vez aprendido, se convierte en un
recurso mnemotécnico, es decir, sirve como recordatorio.
El entorno construido sirve, pues, como un medio perenne
de transmisión de significados que influyen en el comporta-
miento de las personas, en los procesos de reproducción,
de interacción y de transformación social, ya que a través
de éste se crean y difunden ideologías que promueven inte-
reses (Rapoport, 1990).
Las señales pueden consistir de cualquier clase de dife-
renciación y contraste que marquen los edificios de mane-
ra distintiva, lo que significa que, cuando estos elementos
constructivos son únicos o diferentes transmiten un men-
saje más claro, no dejan lugar a dudas de su significado.
Por ejemplo, en un lugar donde los edificios son de color,
el elemento distintivo puede ser la ausencia del mismo; la
diferencia también puede radicar en el tamaño, la forma,
la decoración (o su ausencia), el grado de la modernidad o
el grado de antigüedad, entre muchas otras señales. Este
contraste, dentro de la comunicación no verbal, es de gran
importancia debido a que los símbolos deben ser presenta-
dos en conjunto para lograr transmitir un significado, ya que
estos elementos al contrastarse con otros logran transmitir
información, objetivo que no se logra si estos se encuentran
solos, es decir, si estas diferencias no son notables el signi-
ficado es más difícil de leer (Leach, 1976; Rapoport, 1990).
Simbolismo
La palabra “símbolo” proviene del latín symbolum, que signi-
fica imagen o figura, que materialmente representa un con-
cepto moral o intelectual (Vallverdú, 2008).
De acuerdo a Barba (2009), el ser humano en su necesidad
de explicar los fenómenos que observa en la naturaleza, ha
creado infinidad de símbolos que tienen formas y conteni-
dos específicos, por lo tanto, el significado de los mismos
está directamente relacionado con la psiquis de las socie-
dades que los crearon, es decir, que los símbolos son parte
del ser humano y es imposible no hallarlos en cualquier si-
tuación existencial y en la psique del mismo, estos símbolos
se transforman con el paso del tiempo y se adaptan a la
realidad de los grupos sociales que los utilizan (Terán, 1982;
Vallverdú, 2008).
Mediante los símbolos (materiales y visibles) el ser huma-
no ha intentado siempre representar sus ideas (invisibles)
y comunicarlas más allá de las limitaciones del lenguaje.
Un símbolo puede ocultar y mostrar aquello que queremos
expresar, un mismo símbolo tendrá un significado y una in-
fluencia diferente en diversas culturas puesto que es una
construcción cultural resultado de la significación humana,
un símbolo no necesariamente tiene un significado univer-
salmente reconocible y no siempre se da una conexión ob-
via, natural o necesaria entre el símbolo y lo que simboliza,
pueden tener muchos niveles y significados, son cambiantes
y su interpretación depende a menudo del contexto (Barba,
2009; Terán, 1982; Vallverdú, 2008).
Si contemplamos la arquitectura como una forma de expre-
sión cultural, como un producto de la abstracción humana,
notaremos que implica una gran carga simbólica “de tal
modo que estas construcciones se convierten por si solas
en la materialización de ciertas ideas, es decir, de símbo-
los. La expresión del hombre por medio de símbolos es una
13
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
constante histórica y en este lenguaje de los símbolos la
arquitectura ocupa un lugar primordial. (Esteban, Borrás &
Zamora, 1996, p. 34).

culturas
Es preciso aclarar que se ha hecho referencia al significado
de esta forma geométrica para diferentes culturas y no para
una en específico, pues consideramos necesario abordar la
concepción de la figura circular por el ser humano en gene-
ral, sin importar la parte del mundo en que éste habitó o la
cultura a la que perteneció. Hablamos simplemente de la
percepción del círculo por la psiquis humana.
De acuerdo a la psicología analítica, el círculo o la esfera
es el símbolo del “si-mismo” (el principio y el fin de algo:
que inicia, muere y vuelve a comenzar; se refiere a un siste-
ma cíclico). Hay una implicación psicológica profunda en el
significado del círculo como perfección. Esta figura expresa
la totalidad de la psique en todos sus aspectos, incluida la
relación entre el ser humano y la naturaleza. El círculo y
la esfera se identifican con todo sistema cíclico (evolución,
involución, nacimiento, crecimiento, muerte, etc.), significan
totalidad (Cirlot, 2006; Jaffé, 1995).
Para muchas culturas, el año significa un círculo cerrado ya
que tiene un comienzo y un final, pero también tiene la par-
ticularidad de que puede renacer bajo la forma de un año
nuevo, con cada nuevo año viene un tiempo nuevo y puro.
Para otras culturas (sociedades chinas antiguas), el círculo
simbolizaba el cielo y la perfección, así como la eternidad. En
Egipto y toda la cuenca oriental del Mediterráneo, esta figura
tenía un significado solar, en cambio para los grupos paga-
nos de Europa tenía un significado mágico relacionado con la
luna. Para Pitágoras la forma esférica era el más hermoso de
los sólidos, y el círculo la más bella de las figuras planas. Para
Platón el círculo era la más bella de las figuras ya que repre-
sentaba las esferas concéntricas en las que evolucionaban
los planetas. En la India y Medio Oriente la representación del
círculo se expresa comúnmente en el arte visual de las imá-
genes religiosas que sirven como elementos de meditación
(Barba, 2009; Beigdeber, 1995; Eliade, 1998).
En las culturas antiguas americanas, como dan fe muchos
de los cronistas españoles (Motolinia, Torquemada, Gómara,
entre otros), se repite mucho la idea de circularidad aso-
ciada al viento que se arremolina en el cielo y a todos los
fenómenos naturales, anímicos y materiales. Al igual que en
otras culturas del resto del mundo, la forma circular también
se vincula a la idea del ciclo, reincidencia, totalidad y vida
(González, 2003; Pollock, 1936).
En la cosmogonía mexicana del postclásico, el círculo sig-
nificaba que el punto de partida era el mismo que el del
final de la jornada, simbolismo expresado a través de una
serpiente enrollada con la cola en la boca como símbolo de
lo infinito y la eternidad, que no tiene principio ni fin. En la
filosofía náhua, la superficie de la tierra es un gran disco que
se encuentra en el centro del universo, el disco se expande
como un anillo hacia los cuatro puntos cardinales y se pro-
longa hasta donde las aguas que lo rodean se juntan con el
cielo (Barba, 2009; González, 2003).
La arquitectura mesoamericana
Tratar de comprender por completo la arquitectura mesoa-
mericana prehispánica sería todo un reto ya que debemos
estar conscientes de la importancia que juega el universo
simbólico en la arquitectura, así como también, la influencia
de la relación simbiótica entre el ser humano y su entorno
natural, es decir, la geografía y los elementos ecobiológicos
de cada zona supeditan los recursos materiales con los que
se puede contar y que, al mismo tiempo, influyen en la crea-
tividad de los constructores.
Por otro lado, tenemos también el aspecto religioso, princi-
palmente si hablamos de un sistema teocrático, lo que signi-
fica, una sociedad cuya autoridad política son sus ministros
o líderes religiosos, situación que se va a ver reflejado en la
cultura material de la cual el espacio arquitectónico forma
parte (Godoy, 2011; Gussinyer & García, 1993).
La concepción del espacio para las culturas meso-
americanas
El estilo de construcción prehispánico presenta un concep-
to de espacio muy diferente a la perspectiva habitual. Lo
que hoy se conoce como espacio exterior o espacio a cielo
abierto fue para los pueblos mesoamericanos el espacio ar-
quitectónico más importante, su visión de lo habitable y del
lugar en el cual la mayoría de actividades se llevaban a cabo
iba más allá del edificio.
Dentro de la visión occidental de arquitectura, la fachada
es un límite entre el espacio interior y el exterior, funciona
como una barrera que regula la interacción entre dos univer-
sos, el interno y el externo. En cambio, la arquitectura me-
soamericana rompe con tales limitaciones que contraponen
los espacios abiertos y los cerrados; el espacio abierto fluye,
no puede dividirse por medio de cercas, muros o puertas,
el conjunto arquitectónico prehispánico incluye el paisaje
circundante, es toda una vivencia espacial donde montañas,
llanuras, accidentes topográficos y vegetación están siem-
14
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
pre presentes acompañando e interactuando con la arqui-
tectura. Mangino (1990) llama a este diseño “de carácter or-
gánico”, lo que significa que estas ciudades se encontraban
integradas a la naturaleza de sus entornos, estableciendo
una armonía arquitectónica entre el medio ambiente que
les rodeaba y los elementos artificiales creados por el ser
humano (Godoy, 2011; Gussinyer, 2001; Wurster, 2001).
Las estructuras circulares en Mesoamérica
Las estructuras circulares existen en el área mesoamericana
desde el período preclásico, en torno a ello, Barba (2009) co-
menta que diversos estudiosos se han ocupado de investi-
gar si hay en realidad un grupo cultural al cual adjudicarle la
autoría de dicha tradición arquitectónica. Muchos plantean
que las estructuras de planta circular fueron introducidas a
las Tierras Bajas Mayas por inmigrantes Toltecas dentro de
lo que se conoce como “paquete de influencias mexicanas”.
Sin embargo, los ejemplares del Preclásico Medio y Preclá-
sico Tardío localizados hasta ahora en la región de Tierras
Bajas Mayas, le restan validez a dicho planteamiento.
Otros autores, como W. Krickeberg, apuntan a los Tuxtlas
como creadores de este tipo de arquitectura; por otro lado
se encuentran Paul Gendrop y G. Ekholm, quienes señalan
sus inicios en la región Huasteca. Sin embargo, las eviden-
cias más antiguas de construcciones circulares registradas
hasta el momento, se remontan al 1000 a.C. y aparecen en
tres regiones específicas: la Costa del Golfo (Sitio La Ven-
ta), en el Occidente de México (sitios Guachimontones, El
Arenal, San Felipe y El Campanillo), y en el sector B de Cui-
cuilco. En este sentido, la evidencia arqueológica enmarca
al grupo olmeca, en específico al asentamiento de La Venta
en Tabasco, como entre los primeros en utilizar este tipo de
diseño en su arquitectura a inicios del preclásico (1200 a.C.)
(Barba, 2009).
Partiendo de los ejemplos más antiguos de estructuras circu-
lares conocidas, Barba (2009) sugiere que la arquitectura cir-
cular, por lo menos en sus inicios, puede ser vista como una
idea que trasciende fronteras, como un concepto con uno o
varios orígenes y que, con el paso del tiempo se fue transfor-
mando y adaptando, aunque no como una tradición creada
por un grupo cultural específico en una época específica y
que luego fue difundido. Recordemos que en la historia de
la humanidad se han observado semejanzas que no necesa-
riamente han involucrado contacto entre culturas, diferentes
sociedades y civilizaciones pueden percibir fenómenos natu-
rales de diversa índole otorgándoles explicaciones análogas.
Hay que tener presente que los símbolos y la cultura material
son producto de las abstracciones mentales de grupos so-
ciales, los cuales se encuentran influenciados por diversos
factores como la geografía, la economía, la política y otros
aspectos de cada época específica (Barba, 2009).
Es bastante probable que las estructuras circulares surgie-
ran, en un principio, como veneración e imitación de la na-
turaleza, ya que para mediados y finales del preclásico se
logra observar una inclinación en la relación de este tipo de
estructuras con el aspecto ceremonial y monumental (Bar-
ba, 2009). Recordemos que la naturaleza fue en Mesoamé-
rica objeto de devoción por lo que sus representaciones en
la cultura material fueron un factor de gran importancia al
momento de diseñar. Es muy probable que las estructuras
circulares formaran parte importante de los primeros cen-
tros urbanos como una imitación que el ser humano hizo de
su entorno, principalmente relacionando elementos básicos
e importantes de la naturaleza, como lo serían los volcanes
y montañas, o es probable que estuvieran ligadas hacia un
culto relacionado con el fuego y/o la fertilidad (Barba, 2009).
Susan Evans (2008) explica que muchos de los poderosos
fenómenos naturales que inspiraron las creencias mesoa-
mericanas pudieron llevar a dichas culturas a desarrollar al-
gunas deidades a partir de elementos geofísicos y meteoro-
lógicos, por ejemplo, la fuerza de algunos espíritus sagrados
y poderosos podía fácilmente habitar dentro de los volcanes
activos, por lo que no es de extrañarse que las representa-
ciones de éstos se vieran reflejadas a través de las estruc-
turas piramidales.
En el período clásico, las construcciones circulares se ex-
pandieron a lo largo del territorio mesoamericano, su uso
fue más generalizado y diverso (doméstico y ritual), al igual
que su tamaño (Morales, 1993). El aumento de estas edi-
ficaciones, probablemente, se debió a la dinámica política,
económica y social característica de este período, lo que
permitió un desarrollo regional basado en el intercambio,
tanto de bienes de consumo cotidiano y suntuario, así como
pautas ideológicas de tipo tecnológico, político y religioso
(Barba, 2009).
Para el postclásico, la arquitectura circular observa una fuer-
te disminución en su construcción así como cambios en su
forma y composición, efectos que se vislumbraban desde el
período anterior y que se materializan durante esta época.
La mayoría de estas estructuras vuelven a estar asociadas
a una gran carga ritual que va de la mano con la transfor-
mación de la planta circular a la de tipo compuesto o mix-
ta, es decir, la combinación de estructuras circulares con
rectangulares o cuadradas; este tipo de planta, de acuerdo
15
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
a Barba (2009), podría estar relacionada con el culto a la
deidad Ehecatl-Quetzalcoatl, sin embargo, cabe destacar la
presencia y recuperación de elementos relacionados con
otras deidades como Huehueteotl.
Deidades mesoamericanas asociadas a la arqui-
tectura circular
a) Xiuhtecuhtli-Huehueteotl: deidad del fuego, uno de los
primeros elementos en ser divinizado, su culto y vene-
ración tuvo gran importancia, por lo menos a partir de
la última etapa del período preclásico. En otras áreas se
le conoció con el nombre de Ixocozauhqui (el de rostro
amarillo), Curicaueri y, en tiempos posteriores, se le llamó
Huehuetéotl, que significa el dios viejo (Fernández, 2006;
León-Portilla, 2004).
Las estructuras circulares relacionadas a esta deidad las po-
demos encontrar en Cuicuilco, Tzintzúntzan, Guachimon-
tones y algunos lugares en Jalisco y Nayarit (Beekman,
2008; Pohl, 2011).
b) Quetzalcoatl: una de las figuras más polifacéticas de las
religiones mesoamericanas, no es sólo el nombre del
más famoso rey-sacerdote tolteca, sino también el de
una deidad de gran importancia entre los toltecas, azte-
cas-mexicas y mayas. De acuerdo a Sodi y Aceves (2002)
y Piña Chan y Dahlgren (1987), la religión y culto a Quet-
zalcoatl se originó en Xochicalco, Morelos cerca del año
700 D.C. y tuvo su comienzo en la vieja deidad del agua,
la serpiente-nube de lluvia.
No en todos los lugares Quetzalcoatl tuvo las mismas
asociaciones, en Teotihuacán la deidad estuvo más incli-
nada a la unión del agua de lluvia con el agua terrestre;
mientras que entre los mexicas, los atributos y caracte-
rísticas de la deidad estaban relacionados con el viento
y la lluvia; en cambio los toltecas, adoptaron el culto de
Quetzalcoatl en asociación con Tlahuizcalpantecuhtli o
lucero de la mañana (Solanilla, 1996).
b.1) Quetzalcoatl- Ehecatl: Quetzalcoatl como Ehecate-
cuhtli alude al viento que barre los caminos de los
dioses de la lluvia y recorría los cuatro rumbos del
cosmos. Los cronistas españoles cuentan que la
mayoría de templos dedicados a Quetzacoatl-ehe-
catl eran de planta circular para permitir que el aire,
convertido en viento, pudiera circular dentro de los
edificios y no chocar contra los ángulos de la pared
(Arellano, 1987; Barba, 2009; Florescano, 1995).
Función y distribución de las estructuras circula-
res en Mesoamérica
De acuerdo a Smith (1992), las fuentes etnográficas y etnohis-
tóricas, así como algunos mayistas y mesoamericanistas, pro-
ponen cuatro posibilidades de uso para las estructuras circu-
lares: templos, viviendas, temascales y almacenes o graneros.
Por otro lado, Powis, Hohmann, Awe y Healy (1996), sugie-
ren que las estructuras de planta circular también pudieron
funcionar como observatorios astronómicos, plataformas
adosadas, edificios públicos o recintos ceremoniales. En
cambio, Morales (1993) sostiene que, debido a su forma tan
particular, aparte de las funciones mencionadas anterior-
mente, también pudieron servir como hornos, depósitos de
agua, altares y puntos de referencia.
Pollock, en su interesante investigación publicada en 1936,
menciona que casi todas las estructuras circulares de Me-
soamérica fueron altares de algún tipo o templos públicos.
Mientras que la coexistencia de muchas estructuras de
planta circular con los complejos de conmemoración astro-
nómica y patios para el juego de pelota en distintos centros
ceremoniales, sugiere la posibilidad de haber sido utilizadas
durante la celebración de ritos especiales a los que proba-
blemente asistía un público relativamente numeroso (Po-
llock, 1936).
Para el área maya, Quintal, Sierra, Vargas y Huchim (1999)
aseguran que las construcciones circulares pueden haber
tenido las funciones de semilleros, cocinas adosadas, pe-
queños talleres, corrales, almacenes o graneros rurales, ha-
bitaciones temporales, hornos de alfarero, y colmenas.
Ciertamente, el uso y función de las estructuras circulares
en Mesoamérica estuvo directamente relacionado con el lu-
gar en el que se construyeron y con el grupo cultural que se
encargó de hacerlo. Arqueológicamente, la función de este
tipo de estructuras va a estar determinada por: el material in
situ asociado a la estructura, otras estructuras relacionadas,
y el tamaño y orientación de la estructura en cuestión. In-
dudablemente, las variaciones que este tipo de estructuras
presenten en cuanto a su tamaño, detalles arquitectónicos,
localización y orientación van a depender de la importancia
y funcionalidad que se les dio en su época (Morales, 1993).
Dentro de las estructuras circulares hubo gran número de
variaciones, inclusive hasta de forma ya que no todas ellas
eran estrictamente circulares, las hubo en forma de herra-
dura, absidal, elíptica y compuesta. Es por estas variaciones
que diferentes autores han propuesto varias tipologías (ver
tabla 1) de acuerdo a diferentes criterios, entre ellos: las zo-
16
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
nas investigadas, la funcionalidad de las estructuras, la perio-
dicidad, materiales constructivos, tipo de planta, entre otros.
Las estructuras circulares prehispánicas en El
Salvador
Para El Salvador, lastimosamente, no contamos con suficien-
te información como para formar un panorama completo y
detallado sobre este tipo de arquitectura ya que muy poco
se han estudiado estas estructuras en nuestro país. Hasta la
fecha se cuenta con un inventario de aproximadamente ca-
torce estructuras de planta circular (ver tabla 2) y cerca de
seis estructuras que posiblemente sean circulares, la verda-
dera forma de algunas de estas últimas seguirá siendo una
incógnita ya que su situación actual impide el estudio de las
mismas (algunas se encuentran bajo el agua o ya no exis-
ten), en el caso de otras, la posibilidad de excavación aún es
viable por lo que en el futuro el registro de estructuras de
planta circular podría aumentar.
-
res prehispánicas en El Salvador
La siguiente propuesta de clasificación (ver imagen 1) se
basa en las características arquitectónicas que presentan
las estructuras prehispánicas circulares que, hasta la fecha,
han sido registradas en El Salvador. Consideramos que lo
ideal habría sido basar nuestra clasificación en las funcio-
nes de dichas estructuras pero dado que ese es un dato
que no se conoce con certeza no pudo ser considerado para
tal menester. Para que la clasificación propuesta sea clara y
evitar confusiones en la terminología, nos hemos basado en
algunas concepciones arquitectónicas propuestas por Gen-
drop (1997), Barba (2009) y Valdés, Valladares y Díaz (2008),
conceptos que se aplican perfectamente a la arquitectura
mesoamericana.
Cabe aclarar que la nuestra es una clasificación y no una
tipología, ya que la muestra con la que contamos es relativa-
mente pequeña pero, esperamos que, en un futuro cercano,
ésta pueda llegar a convertirse en una tipología.
A continuación presentamos los conceptos en los cuales se
basa nuestra clasificación:
Cimiento: es la parte de la estructura que sirve para sustentar
el edificio y repartir sus cargas sobre el terreno; los cimientos
pueden ser superficiales o profundos (Gendrop, 1997).
Altar: es una estructura que, por lo general, se ubica en la
parte central de una plaza o patio (abierto o cerrado), y fre-
cuentemente está rodeada por otros edificios de mayores
dimensiones. También puede encontrarse en las zonas ale-
dañas o anexas de otras edificaciones formando conjuntos.
El altar puede estar edificado sobre plataformas bajas y, en
algunas ocasiones, se acompaña de banquetas que sirven
de acceso o se localizan en el área perimetral. En pocas
ocasiones tienen plantas ovaladas, siendo la circular la for-
ma que prevalece. Algunos ejemplares sobrepasan los 35
metros de diámetro y, por lo general, no exceden los dos
metros de altura, suelen ser estructuras bajas. Los altares se
encuentran directamente relacionados con la quema de in-
cienso, inmolación de víctimas u ofrecimiento de algún otro
tipo de sacrificio (Barba, 2009; Gendrop, 1997).
Plataforma: superficie elevada, plana, lisa y horizontal que
constituye la cara superior de un terraplén sobre el cual
se alza una o varias construcciones. Se trata de uno de los
elementos básicos en la arquitectura mesoamericana, espe-
cialmente en exteriores donde ostenta, a menudo, un carác-
ter ceremonial. (Gendrop, 1997; Valdés et al, 2008).
Estructura piramidal: en Mesoamérica se denomina de esta
manera a cualquier basamento monumental compuesto, ya
sea de uno o de varios cuerpos, que usualmente son escalo-
nados. La estructura puede ser de base rectangular, redon-
deada o circular compuesta, y puede o no poseer templos o
restos de los mismos, en su nivel superior (Gendrop, 1997).
Le llamaremos estructura compleja a: una construcción, ya
sea de carácter religioso, residencial, administrativo u otro,
que suele hacerse sobre alguna explanada, plataforma o ba-
samento artificial y que posee paredes y techo (ya sea de
materiales perecederos o no), que puede contener uno o
varios cuartos, y que se encuentra provisto de una o varias
puertas de acceso (concepto propuesto por las autoras ba-
sándose en Gendrop, 1997).
Imagen 1: Propuesta de clasificación de estructuras circulares pre-
hispánicas en El Salvador
17
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
En las tablas 3, 4, 5 y 6 se presentan las estructuras de plan-
ta circular prehispánicas registradas en El Salvador ordena-
das de acuerdo a nuestra propuesta de clasificación, pre-
sentadas en orden cronológico.
Discusión sobre las estructuras circulares prehis-
pánicas de El Salvador
Como ya lo hemos mencionado, en la antigüedad el dise-
ño arquitectónico no era el simple hecho de construir una
edificación, implicaba mucha más intencionalidad, era
un medio por el cual se daban a conocer aspectos como
la organización social y la religiosidad (Muntañola, 2001).
Recordemos que este último aspecto fue fundamental en
las comunidades mesoamericanas, y de hecho, las expre-
siones arquitectónicas de carácter religioso gozaban de un
simbolismo propio, se encontraban sujetas a un sistema de
símbolos con los que manifestaban su significado (Esteban
et al 1996), es decir, que para transmitir estos mensajes se
recurría a la codificación de la información por medio de
elementos constructivos únicos o diferentes (color, forma,
tamaño, entre otros), la información se transmitía a través
de los contrastes arquitectónicos.
La transmisión clara y correcta de la información podía lo-
grarse, siempre y cuando, el elemento de contraste se en-
contrara dentro de un conjunto, de manera que, cuando las
edificaciones eran únicas o diferentes y lograban sobresalir
del resto, transmitiendo así, un mensaje entendible por la
comunidad (Rapoport, 1990). Claramente lo expone Leach
(1976), al decir que en un campo uniforme lo que importa
son los límites, la atención se enfoca en las diferencias, no
en las semejanzas y, los marcadores de tales límites son
considerados de valor especial o sagrado. Esta discrepancia
o contraste entre la forma de las estructuras especiales y
las que la rodean es evidente en la mayoría de estructuras
circulares reconocidas en El Salvador pues éstas (a excep-
ción de la E-11 y E-16 de Joya de Cerén) son de carácter
ceremonial y se encuentran inmersas dentro de sitios ar-
queológicos cuya forma arquitectónica predominante es la
rectangular y/o cuadrada, lo que confirma que las edificacio-
nes circulares (registradas en El Salvador) poseen un valor
especial, es por ello que sobresalen. Un claro ejemplo de
esto es la arquitectura del Grupo Tazumal, pues de trece
estructuras registradas hasta el momento, solamente una
de ellas era circular (estructura B1-6), la cual, dicho sea de
paso, era de carácter ceremonial.
Con respecto a la funcionalidad de este tipo de estructuras
en El Salvador, al igual que en el resto de Mesoamérica, se
observa que la misma fue fluctuante, lo cual es coherente si
tomamos en cuenta que cada grupo cultural, en su propio
tiempo, tiene su propia concepción del espacio (Muntaño-
la, 2001), así como también, las circunstancias históricas en
las que dichas edificaciones fueron creadas (Álvarez, 2006;
Mangino, 1990), y no hay que olvidar que los símbolos ten-
drían un significado, una influencia y una interpretación dife-
rente dependiendo del contexto y del grupo cultural que los
puso en practica; recordemos que los símbolos sobreviven
al paso del tiempo, viéndose transformados a partir de la
dinámica sociocultural de quienes lo utilizan (Barba, 2009;
Terán, 1982; Vallverdú, 2008). Dichas variables de significa-
do, tanto espacial como arquitectónico y simbólico, fueron
evidentes a lo largo de los tres períodos culturales (preclási-
co, clásico y postclásico) en el territorio (ahora) salvadoreño
dado que en el preclásico, la connotación de la arquitectu-
ra circular fue de carácter ritual/ceremonial, sin embargo,
hasta la fecha se desconoce a qué tipo de ritual estuvieron
relacionadas estas estructuras, aunque tomando en cuenta
que para este período no se contaba con un panteón de
dioses bien establecido y, conociendo que en otros lugares
de Mesoamérica (La Venta y Cuicuilco) se veneraba la natu-
raleza (el fuego, la tierra, los volcanes), no descartamos que
las estructuras de El Trapiche (E3-1) y Los Flores (Montículos
10 y posiblemente 20 y 30), estuvieran ligadas a algún tipo
de ritual relacionado a las fuerzas naturales.
Para el período clásico, al igual que en el resto de Mesoa-
mérica, vemos una diversificación en la utilización de esta
forma arquitectónica, ya que su uso estuvo relacionado con
el aspecto tanto ceremonial como domiciliar. El aspecto do-
miciliar de esta forma arquitectónica se observa en las es-
tructuras 11 y 16 de Joya de Cerén, cuya función, dentro de
los grupos domiciliares, fue la de cocina, lo que demuestra
una variación en la concepción de la función de este tipo de
estructuras para este período, este es un comportamiento
también observado en el área maya, y recordemos que la
filiación cultural de Joya de Cerén es maya. De igual ma-
nera, las estructuras C5-16, B7-4 y B7-6 y D5-8 de Laguna
Seca, pudieron ser plataformas de habitación para familias
de elite, o bien pudieron ser templos comunitarios (esta es
la opción por la que Sharer (1998) se inclina más), como
sucedió en otros sitios (San Dieguito y Los Gavilanes) que
contaban con barrios domiciliares los cuales poseían sus
propios templos vecinales, algo muy característico del pe-
ríodo posclásico, y recordemos que estas estructuras (Lagu-
na Seca) funcionaron desde el período clásico hasta el 1250
d.C. aproximadamente. Mientras que, un ejemplo de recinto
ceremonial de la época clásica es la Estructura 1 de Nuevo
18
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
Tazumal, cuya función estuvo ligada a eventos comunitarios
de carácter, muy probablemente, religioso (Shibata, 2005).
Para el período posclásico, notamos un nuevo cambio en la
utilización de este tipo de arquitectura, ya que lo ceremonial
vuelve a ser el tema principal (por lo menos esto indican las
estructuras registradas hasta la fecha), ejemplo de ello son
las estructuras P-28 y Peralta 4 de Cihuatán, la B1-6 de Ta-
zumal y la E1-1 de Peñate. De las cuales podemos decir que,
la estructura P-28 estuvo estrechamente relacionada con el
culto a Quetzalcoatl (Amaroli & Bruhns, 2006), mientras que
Peralta 4 pudo haber estado vinculada con ceremonias de-
dicadas a Xipe Totec.
En cuanto a la filiación cultural de estas estructuras, es un
aspecto que, hasta la actualidad no se conoce con certeza,
aunque se postula que El Trapiche pudo estar estrechamen-
te relacionado con los olmecas, llevando a algunos inves-
tigadores a comparar la estructura E3-1 con la estructura
cónica de La Venta, en Tabasco (Sharer, 1978, 1998); mien-
tras que la población de Los Flores, a pesar de haber tenido
contacto cultural con el oriente y el occidente del territorio,
tuvo un desarrollo propio (Fowler & Earnest, 1985), por lo
que el centro ceremonial al cual pertenecen los montículos
10, 20 y 30, pudo ser producto de una cultura propia de la
cuenca El Paraíso. La estructura B1-6 de Tazumal presenta
aspectos arquitectónicos que la relacionan con la cultura
tolteca, aunque no se conoce con certeza la relación de la
estructura con alguna deidad en específico y, aún no se sabe
si los monolitos “Chac Mool” (aparentemente encontrados
cerca de la estructura) están verdaderamente relacionados
a ella. De ser así, pudo haberse tratado de una estructura
relacionada a los sacrificios humanos aunque no se sabe
si relacionados con Quetzalcoatl u otra deidad. Referente a
la estructura E1-1 de Peñate, Sharer (1978) no ofrece más
información sobre la misma, solamente se conoce que, de
trece estructuras ubicadas en el sitio, solamente ésta es cir-
cular y se encuentra relacionada con el aspecto ritual.
En síntesis, la dinámica observada a través de esta investi-
gación nos indica que, el comportamiento de las estructuras
circulares registradas para el territorio, actualmente, salva-
doreño sigue el mismo patrón observado en Mesoamérica,
haciendo la aclaración que hubo ciertas zonas mesoameri-
canas que se caracterizaron por la presencia de estructuras
circulares relacionadas a lo domiciliar a lo largo de los tres
períodos antes mencionados, así como zonas que se carac-
terizaron por la ausencia de dicha forma arquitectónica o
que el uso de la misma fue estrictamente ceremonial duran-
te los tres períodos culturales.
¿Están todas las estructuras circulares relacionadas con
Ehecatl-Quetzalcoatl?
Un aspecto bastante expandido en el área mesoamericana
fue el culto a la deidad Ehecatl-Quetzalcoatl y la aparición
de materiales relacionados con esta divinidad durante el
clásico tardío lo demuestra. Si bien es cierto que muchos
de los casos de arquitectura circular en Mesoamérica es-
tán relacionados con el culto a esta deidad, ya sea en su
advocación de Estrella de la mañana o como Ehecatl, no se
puede descartar una función diferente, principalmente por-
que este tipo de estructuras representan una larga tradición
arquitectónica en casi toda Mesoamérica encontrándoselas
desde el período preclásico (Barba, 2009; Morales, 1993).
Por otro lado, existe constancia de que el culto a Quetzal-
coatl y sus diversas advocaciones incluye estructuras que
no son necesariamente circulares.
Con lo expuesto anteriormente, consideramos que no es
pertinente asumir que toda estructura circular está aso-
ciada al culto de Quetzalcoatl, ya sea en su advocación de
Ehecatl o como Estrella de la mañana. Muchas veces esta
relación se asume independientemente de que existan ma-
teriales asociados que confirmen tal aseveración. Si analiza-
mos la edificación de construcciones circulares (y la cultura
material asociada a las mismas) correspondientes a los tres
períodos culturales, podemos señalar que, en algunas de
ellas, se carece de evidencia material asociada con el cul-
to a esta deidad, mientras que por el contrario, en lugares
como Cuicuilco, Nayarit y Tzintzuntzan, existe evidencia de
asociación de este tipo de estructuras con elementos rela-
cionados a la deidad del fuego y/o sus diversas advocacio-
nes, así como también, el culto a la tierra en sitios como La
Venta (Barba, 2009), y de hecho, Pollock en su libro de 1936
sostiene que:
“La unanimidad en la atribución de los templos redondos
para el culto de Quetzalcoatl, dios del aire, es impactante,
sin embargo Motolinia y Torquemada definitivamente nos
dicen que hay templos redondos para otros dioses, mien-
tras que Sahagún en su descripción de las pequeñas plata-
formas redondas [nos dice que] por lo menos dos de éstas
están asociadas con deidades que no son el dios del aire”
(Pollock, 1936, P.159).
Conclusiones
A lo largo de esta investigación, hemos comprobado que
las estructuras circulares no son un rasgo creado (inven-
tado) exclusivamente por una cultura específica en un pe-
ríodo cultural determinado, como nos lo han hecho saber
19
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
diversos autores e investigadores como Navarrete (1976),
Gendrop (1970), Smith (1955), Carmack (2001), entre otros,
ya que éstos tienden a adjudicar toda estructura circular a
la injerencia de grupos provenientes del centro de México,
específicamente, grupos toltecas o mexicas. Postulan que
este rasgo arquitectónico fue creado por estos grupos y se
difundió al resto de Mesoamérica a partir del clásico tardío,
invisibilizando de esta manera, la creación arquitectónica de
otros grupos culturales en diversas regiones mesoamerica-
nas.
Hemos comprobado que las afirmaciones referentes a que
la forma circular aparece tardíamente y por influencia mexi-
cana o tolteca no son completamente ciertas ya que encon-
tramos estructuras circulares desde períodos tempranos
(preclásico medio), de igual manera, no se puede adjudicar
el culto a Quetzalcoatl (Echecatl) a cualquier estructura cir-
cular sin tener las pruebas suficientes para ello, principal-
mente, si éstas son tempranas, ya que el culto a Quetzal-
coatl se origina cerca del 700 d.C. en Xochicalco, Morelos
(Sodi & Aceves, 2002; Piña Chan & Dahlgren, 1987) y luego
se dispersa por el resto de Mesoamérica.
Con respecto a la relación cultural de las estructuras circula-
res prehispánicas en El Salvador, se puede concluir que, las
de aparente injerencia mexicana son: la B1-6 de Tazumal, la
P-28, P-41 y Peralta 4 de Cihuatán (Valdivieso, 2007; Amaroli
& Bhruns 2006). Mientras que las estructuras 11 y 16 de Joya
de Cerén, pertenecieron a una sociedad de filiación maya
(Sheets, 2002; Mobeley-Tanaka 1990). Y con respecto a la
estructura E3-1 de El Trapiche, Sharer (1978) propone que,
partiendo de los materiales asociados a la estructura, ésta
podría ser de filiación olmeca. Acerca del resto de estructu-
ras incluidas en este trabajo, por la poca información que se
posee, no podemos relacionarlas con algún grupo cultural
específico.
Asimismo, hemos constatado que, si bien la mayoría de es-
tructuras circulares eran especiales, no todas estaban desti-
nadas únicamente al uso ceremonial, pues hemos percibido
que a lo largo de los tres períodos culturales (preclásico, clá-
sico y postclásico), en las diversas regiones de Mesoamérica
(incluyendo a El Salvador), el uso de estas estructuras varió.
Si bien es cierto que en el período preclásico éstas tuvie-
ron una connotación sagrada, fue porque representaban
ciertas fuerzas de la naturaleza, a las cuales se les temía
(o por lo menos se les tenía respeto); mientras que en el
período clásico observamos una diversificación del uso de
dicha forma arquitectónica ya que, por lo menos, en el Área
Maya tuvo funciones domiciliares, de granero, apiario, coci-
nas adosadas, entre otras; es en el período postclásico que
se retoma la forma arquitectónica circular para uso, mayor-
mente, ceremonial, principalmente relacionado al panteón
mexicano (en algunas zonas su uso siguió siendo diverso),
aclarando que, como bien lo menciona Pollock (1936), Barba
(2009), Torquemada, Motolinia y Sahagún (en Pollock, 1936),
no todas las estructuras circulares ceremoniales fueron
destinadas para el culto a Quetzalcoatl en su advocación
de Ehecatl, pues hubo edificaciones circulares dedicadas a
otras deidades. Así como tampoco, todos los templos para
Quetzalcoatl fueron redondos, ya que también los hubo de
forma compuesta o mixta (Barba, 2009).
Basándonos en la teoría de contrastes arquitectónicos y la
teoría del ambiente construido podríamos concluir que, en
general, las estructuras circulares prehispánicas registradas
hasta la fecha en El Salvador poseen esta forma porque tu-
vieron cierto grado de importancia, fueron en algún sentido,
especiales y es por ello que sobresalían del resto. Esto que-
da evidenciado en que la mayoría de ellas fueron de carác-
ter ceremonial, la excepción se encuentra en las estructuras
de Joya de Cerén, que fueron de carácter domiciliar, lo que
probablemente se deba a la diversificación de este tipo de
arquitectura observado en el período clásico en Mesoaméri-
ca por las razones que ya mencionamos anteriormente.
Por lo expuesto anteriormente, queda demostrado que las
estructuras de planta circular prehispánicas registradas en
territorio salvadoreño no están adscritas solamente al pe-
ríodo posclásico puesto que se las puede encontrar desde
el período preclásico; no son únicamente de injerencia tol-
teca/mexicana dado que los ejemplares de El Trapiche, Los
Flores y Joya de Cerén no presentan relación alguna con
esta cultura; y no fueron exclusivas para uso ceremonial de
culto a la deidad Quetzalcóatl dado que esta práctica inicia
en épocas tardías (700 d.C. (Sodi & Aceves, 2002; Piña Chan
& Dahlgren, 1987), asimismo, las estructuras 11 y 16 de Joya
de Cerén fueron de uso doméstico y las edificaciones circu-
lares de El Trapiche y Los Flores fueron erigidas antes de la
instauración del culto a dicha deidad.
20
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
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Tablas
Propuestas de clasificación y tipología de estructuras circulares en Mesoamérica
Tabla 1. Diversas propuestas de clasificación y tipología de estructuras circulares en Mesoamérica
Sitios arqueológicos en El Salvador con estructuras de planta circular
Tabla 2. Resumen de estructuras circulares en El Salvador
21
Estructuras de planta circular prehispánicas en El Salvador
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Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2013, número 52: 24-34, ISSN: 2218-3345
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal
de trata de personas artículo 367-b
del Código Penal salvadoreño
Hazel Jasmín Bolaños Vásquez
Investigadora académica de la Universidad Tecnológica de El Salvador
Doctora en Derecho con especialidad en Derechos Humanos
y Derecho Penal por la Universidad de Zaragoza, España.
hazel.bolanos@utec.edu.sv
Resumen
El Salvador penaliza a la trata de personas en el artículo
367-B del Código Penal, el cual, en general, se adecua a
las exigencias internacionales, y en especial al Protocolo
de Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la
trata de personas, especialmente mujeres y niños. Sin em-
bargo, hay ciertos aspectos que deberían tenerse en consi-
deración en una futura reforma, ya que la incompleta con-
figuración y aplicación del tipo penal coadyuvan a la impu-
nidad de los tratantes y, consecuentemente, contribuyen a
la continuidad y aumento de esta actividad delictiva.
En este sentido, se realizó un estudio del tipo penal salva-
doreño utilizando el método de investigación dogmático;
haciendo uso de la doctrina penal extranjera y valiéndonos
principalmente de la doctrina penal española dada a su in-
fluencia y semejanza con el sistema jurídico salvadoreño y
los sistemas jurídicos latinoamericanos en general. Como
objetivo del estudio se planteó el presentar propuestas
concretas de lege ferenda al tipo penal de trata de perso-
nas regulado en Código Penal salvadoreño, desde la teoría
finalista del delito; con el fin de mejorar la protección de
los derechos humanos de las víctimas, a través de la co-
rrecta tipificación de la trata de personas.
Como conclusiones del estudio se apuntó la necesidad de
hacer reformas concretas al tipo penal en aspectos tales
como su ubicación en Código Penal, la referencia a los su-
jetos activos y la determinación expresa del tipo subjetivo
y los medios comisivos del delito.
Palabras clave
Trata de Personas, Derecho Penal, Teoría del Delito
Abstract
El Salvador penalizes human trafficking in Article 367-B
of the Criminal Code, which generally is adapted to inter-
national requirements, and in particular to the United Na-
tions Protocol to Prevent, Suppress and Punish Trafficking
in Persons, especially women and children. However, there
are certain aspects that should be considered in a future
reform, as the incomplete configuration and application of
the criminal offense contribute to the impunity of traffic-
kers and, consequently, to the continuation and growth of
this criminal activity.
In this sense, the study was conducted on the Salvadoran
criminal offense of human trafficking, using the dogmatic
research method; through the study of the legal doctrine
available, mainly Spanish criminal doctrine, given to its in-
fluence and similarity to the Salvadoran legal system and
Latin American legal systems in general. The objective of
the study is to present concrete proposals of lege ferenda
to the criminal offense of human trafficking regulated by
the Salvadoran Criminal Code, from the finalist theory of
crime; with the aim of improving the protection of human
rights of victims, through the correct definition of human
trafficking.
As conclusions, the study pointed out the need for speci-
fic reforms to the criminal offense in aspects such some
elements of Mens rea and Actus reus as its location in the
Criminal Code.
Keywords
Human Trafficking, Criminal Law, Theory of Crime
25
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
La trata de personas es un fenómeno muy antiguo que ha
acompañado a la humanidad desde tiempos remotos, sin
embargo, su visualización y consideración como violación a
los derechos humanos y como delito penal ha tomado ma-
yor relevancia en las últimas décadas debido a las nuevas
tecnologías y el fenómeno de la globalización. No obstante,
a pesar de este reconocimiento en el ámbito internacional,
la trata de personas no ha podido ser erradicada dada la di-
ficultad de luchar con los fenómenos sociales y económicos
que la propician y que han marcado diferencias entre los
países ricos y pobres, generando la migración por motivos
económicos con el objeto de conseguir mayores ingresos o
un mejor nivel de vida (Maqueda-Abreu, 2002).
A esta penosa situación se ha sumado la formación de re-
des de criminalidad a nivel internacional que aprovechándo-
se de la situación vulnerable de las personas que viven en
los países pobres o subdesarrollados, se dedican a engañar
o forzar a personas necesitadas para ser explotadas en di-
ferentes partes del mundo. Este “negocio” genera ingresos
multimillonarios a un bajo coste con una mercancía barata
y abundante: las personas que viven en extrema pobreza
(Pérez-Cepeda, 2006) (2005). Así, miles de personas prove-
nientes de América Latina, el Caribe, África, Asia y Europa
del Este son desplazadas de un lugar a otro bajo engaño,
violencia o amenaza para luego ser sometidas a la esclavi-
tud o formas análogas a la esclavitud. Esto ha hecho de la
trata de personas la actividad global más lucrativa después
del tráfico de drogas y de armas (Artola, 2005).
Asimismo, la trata de personas se realiza con distintas fina-
lidades siendo las más frecuentes el trabajo forzado, la ser-
vidumbre involuntaria, el pago de deudas, el trabajo infantil,
la utilización de menores en conflictos armados, la explo-
tación sexual comercial y el turismo sexual infantil (United
States of America, 2012) (2011).
Respecto a la finalidad de trabajo forzado, esta se da cuando
se capta a trabajadores para que sean explotados por em-
pleadores inescrupulosos que cuentan con la ventaja de las
deficiencias legislativas en el aspecto laboral en los países
de origen y/o destino de las víctimas. Los trabajadores son
más vulnerables a ser víctimas de trata cuando existen si-
tuaciones como el desempleo, la pobreza, la discriminación,
la corrupción, los conflictos políticos y la aceptación cultural
de esta práctica. Al mismo tiempo, esta finalidad es de las
más difíciles de ser identificada y estimada en comparación
a otras modalidades debido a varias condiciones como el
abuso de contratos, leyes locales inadecuadas respecto al
reclutamiento y empleo de trabajadores y la imposición in-
tencional de costos y deudas ilegales a estos trabajadores
en el país de origen, frecuentemente con la complicidad y
apoyo de las agencias de trabajo y de los empleadores en
el país de destino (United States of America, 2012) (2011).
No obstante, las estadísticas presentadas por Naciones Uni-
das no reflejan que el trabajo forzado sea de las modalida-
des más frecuentes. Así, en el Informe Global sobre Trata
de Personas de 2009 esta modalidad representaba solo un
18% del total de casos registrados a nivel mundial; mientras
que en el Informe Global de 2012 la cantidad de casos re-
portados de trata de personas para trabajo forzado fue del
36%. El bajo índice de casos de trata con finalidad de trabajo
forzado puede deberse tanto a limitaciones históricas así
como a la poca legislación en muchos países. (United Na-
tions, 2012) (2009a).
En cuanto a la finalidad de servidumbre involuntaria, la ma-
yoría de sus víctimas son coaccionadas o forzadas tanto físi-
ca como emocionalmente, llegando incluso al abuso sexual.
Los centros de “trabajo” de este tipo de víctimas suelen ser
lugares informales y sin conexión con la vida exterior. Este
entorno de aislamiento social es propicio para la explota-
ción dado que las autoridades no pueden inspeccionar las
propiedades privadas tan fácilmente en comparación a los
lugares de trabajo formal (United States of America, 2012)
(2011).
Respecto a la finalidad de explotación infantil, en un gran
número de situaciones los menores que están bajo la custo-
dia de un miembro ajeno a la familia suelen ser obligados a
realizar un trabajo sin que se le ofrezca otra opción. A esta
explotación laboral infantil se le aúna la utilización de niños
y niñas en conflictos armados que incluye su reclutamiento
ilegal por la fuerza, fraude o coacción; para luego ser utili-
zados en labores de explotación dentro de grupos militares
o para ser abusados como esclavos sexuales en las áreas
de conflicto. Estas actividades ilegales son perpetradas por
fuerzas del gobierno, organizaciones paramilitares o grupos
rebeldes (United States of America, 2011) (Maqueda-Abreu,
2003).
Sin embargo, la finalidad más documentada y visible en la
actualidad es la explotación sexual, siendo la mayoría de
víctimas mujeres y niñas procedentes de zonas geográficas
marcadas por la marginalidad y la miseria que son obligadas
a prostituirse para pagar una “deuda” en la que supuesta-
mente incurren al haber sido transportadas de un lugar a
26
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
otro. En este sentido, el informe sobre la Trata de Naciones
Unidas establece que la modalidad de explotación sexual
representa el 58 % de los casos, mientras que el trabajo for-
zado representa el 36%. Así, en el continente americano se
observó que la trata de personas para la explotación sexual
fue la más frecuente ―21%― seguida del trabajo forzado ―44%―
siendo raramente detectada otras modalidades. (United Na-
tions, 2012).
Asimismo, son numerosos los casos en los que por razones
de pobreza y necesidad, los padres de las víctimas acuerdan
contratos de casamiento precoz de sus hijas o las venden a
algún tratante sabiendo que serán explotadas sexualmente
(United States of America, 2011) (Maqueda-Abreu, 2003). La
captación de víctimas se ve favorecida por el uso del Inter-
net, ya que es muy frecuente que los tratantes se anuncien
en sitios populares en la red, en los cuales compradores y
vendedores pueden conectarse virtualmente para hacer ne-
gocios e intercambios. Además, mediante el uso de estas
tecnologías también es posible comprar material pornográ-
fico y comunicarse en tiempo real con las víctimas. Nume-
rosos casos similares ocurren con recursos tecnológicos
como los celulares, mensajes de texto y otras tecnologías
telefónicas (United States of America, 2011).
En cuanto al flujo de la trata de personas existen tres dimen-
siones: la trata trans-regional, la trata intra-regional y la trata
nacional o interna. La trata nacional afecta a las víctimas
que son nacionales de un país en el cual son explotadas.
La trata intra-regional se da entre diferentes países dentro
de la misma región. Esto incluye el cruce de fronteras en-
tre países geográficamente cercanos. La trata trans-regional
sucede cuando las víctimas son trasladas de una región a
otra. Esta puede ser trata trans-continental, pero también
incluye la trata que se da entre regiones vecinas de un mis-
mo continente, como la que se da entre el este de Europa
con Oeste y Centro Europa, o entre Centro y Norteamérica
(United Nations, 2012).
En este sentido, la mayoría de víctimas de trata son explo-
tadas en un país diferente al de su nacionalidad, siendo la
tendencia a tratar víctimas desde áreas pobres hacia áreas
ricas, sin que realicen necesariamente traslados de larga
distancia, llevándose a cabo la mayoría de la actividad trans-
fronteriza entre países de la misma región. Por ejemplo, víc-
timas de áreas pobres de Centroamérica son tratadas hacia
regiones económicamente ricas de Norteamérica o dentro
de la misma Centroamérica.
Así, la trata intra-regional fue más frecuente en las fronteras
de Centro y Sur América como en las del oeste de África.
Sin embargo, respecto a la trata interna resulta relevante
remarcar que esta no se da solamente en grandes países,
como India y Brasil, en los cuales las dimensiones del país
pueden explicar la existencia de trata de personas entre
las zonas pobres y las zonas ricas; sino que la trata interna
también existe en países relativamente pequeños y ricos,
como aquellos que están en Europa. (United Nations, 2012)
(2009a).
No obstante, también se documentan casos de trata de per-
sonas a largas distancias, siendo Europa el destino con más
variedad respecto al origen de las víctimas, contrario al caso
de América, el cual es origen y destino de las víctimas de
trata. Así, se reportaron casos de traslados a larga distancia
de Asia oriental a todas partes del mundo; de África a Eu-
ropa y América del Norte; de América Latina a América del
Norte y Europa; y de Europa y Asia al Oriente Medio. (United
Nations, 2012) (2009a).
Por lo que respecta a los tratantes, en la mayoría de los
casos estos se acercan a la víctima como una persona de
confianza y luego utiliza su conexión con esta para amena-
zarla con tomar represalias con los miembros de su familia
o su entorno cercano si opone resistencia. La mayoría de
tratantes son hombres, aunque las mujeres también han
tenido un papel clave en este tipo de delincuencia, sobre
todo en el Este de Europa, Centro Asia; el Este y Pacífico de
Asia, Centroamérica y el Caribe. Así, el informe sobre la Tra-
ta de Naciones Unidas reporta que el 30% de los países ―la
mayoría de estos pertenecientes a Europa― informaron que
la mayoría de condenados fueron mujeres; en 28 países el
porcentaje de mujeres condenadas osciló entre el 10 y el
50%; mientras que el número de mujeres condenadas fue
menor al 10% en 4 países. (United Nations, 2012) (2009a).
Respecto a la nacionalidad de los tratantes, la mayoría son
nacionales del país en el que son detenidos, lo que sugiere
que las redes delictivas locales reclutan a víctimas naciona-
les y luego las venden a las redes delictivas de los países de
destino. Aun así, existen casos en los que tratantes son ex-
tranjeros (United Nations, 2012) (2009a). Mientras que en el
caso de las víctimas la mayoría son mujeres y niños. De he-
cho existen regiones en las que la trata de niños es la única
forma de trata detectada. Mientras que la trata de hombres,
está más relacionada con la explotación laboral, aunque no
es la única finalidad.
27
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
En este sentido, de los países estudiados por el informe de
Naciones Unidas sobre la Trata, las dos terceras partes de
las víctimas eran mujeres y el 13% niñas. En el 30% de los
países estudiados, fueron la mayoría de víctimas niños y ni-
ñas, En el 42% de los países los niños y niñas víctimas de
trata representaron menos del 10% de las víctimas; y en el
28% de los países los niños y niñas víctimas de trata repre-
sentaron entre el 10 y 50% del total de víctimas. Respecto
a las regiones en las que es más frecuente la trata de niños
y niñas se encuentran el Oeste y Centro de África, la sub-
región Mekong y algunos países de Centro y Sur América.
(United Nations, 2012) (2009a).
En el caso concreto de El Salvador, este es un país de ori-
gen, tránsito y destino para hombres, mujeres, niños y niñas
víctimas de trata con fines de explotación sexual y laboral.
La mayoría de víctimas salvadoreñas son mujeres y niñas
que provienen del área rural y son llevadas a áreas urba-
nas para ser explotadas sexualmente; mientras que algunos
adultos y menores de edad son explotados en la agricultu-
ra, trabajo doméstico y mendicidad. Asimismo, las pandillas
salvadoreñas utilizan a menores de edad para la realización
de actividades ilícitas (United States of America, 2012). De
hecho, según el informe sobre la Trata de Naciones Unidas,
El Salvador junto con Colombia y Estados Unidos fueron los
países que mostraron un alza en el número de víctimas me-
nores de edad reportadas entre los años 2007-2011. (United
Nations, 2012).
En cuanto a las víctimas extranjeras, la mayoría de estas
son mujeres, niños y niñas provenientes de países vecinos,
principalmente Nicaragua, Guatemala, y Honduras; quienes
migran a El Salvador ante falsas ofertas de trabajo que ter-
minan en la explotación de la prostitución ajena, explota-
ción laboral en trabajo doméstico, en la construcción o en
el sector informal. De igual forma, existen víctimas salva-
doreñas que son tratadas hacia el extranjero con fines de
explotación sexual y laboral, principalmente a países como
Guatemala, México, Belice, y los Estados Unidos (United Na-
tions, 2012).
Los tratantes son en su mayoría nacionales ―97%― viéndose
involucrados en algunos casos de trata grupos de crimen
organizado (United Nations, 2012) (United States of America,
2012). Contrario a otras regiones en el mundo, el porcentaje
de mujeres acusadas por trata de personas ―52%― es mayor
que el porcentaje de hombres acusados por el mismo delito
―48%― (United Nations, 2012).
Respecto a la judicialización de casos, la primera condena
por trata de personas en El Salvador fue realizada en el año
2006 cuando cuatro salvadoreños fueron condenados por
trata de personas con fines de explotación sexual, mientras
que en el año 2007 solo se registró la condena de un hombre
por el mismo delito. Las sentencias fueron entre cinco y diez
años de prisión (United Nations, 2012). Mientras que en año
2011 se reportó la investigación de 76 casos potenciales de
trata de personas y se judicializaron 15 casos, obteniéndose
nueve condenas por trata de personas con fines de explo-
tación sexual, cuyas sentencias oscilaron entre los cuatro y
nueve años de prisión (United States of America, 2012).
Toda esta situación ha provocado un interés especial a nivel
internacional y nacional en regular y penalizar este fenóme-
no delictivo, así se puede inferir del hecho que en los últimos
años la mayoría de países adoptaron medidas legislativas
para aplicar el Protocolo contra la trata de personas de Na-
ciones Unidas, el cual es el instrumento internacional más
reciente respecto a este delito. Así, anteriormente a la firma
de este Protocolo la mayoría de los países no tenían nin-
gún tipo relativo a la trata de personas en sus legislaciones,
siendo establecidas la mayoría de estas con posterioridad
al 2003. Los primeros países que por primera vez adoptaron
legislación anti-trata posterior al Protocolo de Naciones Uni-
das fueron en su mayoría del Este y Pacífico de Asia, Cen-
troamérica y el Caribe y África del Oeste. (United Nations,
2009a). Así, a agosto de 2012, el 83% de países estudiados
por el informe contra la trata de Naciones Unidas contaba
con legislación específica contra este delito en todas o la
mayoría de sus modalidades y el 12% de los países la re-
gulaban de forma parcial. (United States of America, 2012).
No obstante, tampoco podemos obviar que en algunos paí-
ses y regiones —sobre todo en los países y regiones desa-
rrolladas— se ha abordado la trata de personas como un
tema vinculando a la inmigración y a la seguridad (Pérez-
Cepeda, 2005). Sin embargo, la mayor dificultad estriba en
la mala aplicación del tipo penal que realizan aquellos que
aun contando con legislación específica sobre la trata uti-
lizan otras figuras delictivas para perseguirla, debido a las
confusiones conceptuales con otros delitos tales como el
tráfico o la esclavitud; la confusión de la trata con los delitos
concretos de explotación; o la dificultad de probar algunos
elementos importantes de la definición como el engaño, o
el abuso de condiciones de vulnerabilidad. Todas estas si-
tuaciones coadyuvan a la impunidad de los tratantes y con-
secuentemente contribuyen a la continuidad y aumento de
esta actividad delictiva.
28
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
Por esta razón, se hizo necesario estudiar detalladamente
los elementos que conforman el tipo penal de trata de per-
sonas regulado por el Código Penal salvadoreño, para esto
se recurrió al método de investigación dogmático, haciendo
uso de la doctrina penal extranjera y valiéndonos principal-
mente de la doctrina penal española dado su influencia y
relevancia en el sistema jurídico salvadoreño y en los siste-
mas jurídicos latinoamericanos en general. Tras el análisis
de cada uno de los elementos del tipo penal desde la teo-
ría finalista del delito se pudieron establecer que aspectos
deberían ser añadidos o modificados al artículo 367-B del
Código Penal salvadoreño.
1. Tipo penal
Existen varias propuestas de regulación jurídico-penal del
delito de trata de personas que han sido elaboradas por or-
ganismos internacionales, legislaciones internas, organiza-
ciones no gubernamentales y sectores doctrinales. A efecto
de nuestro trabajo, estudiaremos principalmente los tipos
penales propuestos por el Protocolo para prevenir, reprimir
y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y
niños de Naciones Unidas y el regulado por el artículo 367-B
del Código Penal salvadoreño, haciendo referencia a otras
propuestas de tipo penal existentes a modo complemen-
tario.
1.1 Tipo penal propuesto por el Protocolo para prevenir, re-
primir y sancionar la trata de personas, especialmente mu-
jeres y niños de Naciones Unidas
Este Protocolo establece en su artículo 3 letra a) el tipo pe-
nal de trata de personas de la siguiente manera:
“Por ‘trata de personas’ se entenderá la captación, el trans-
porte, el traslado, la acogida o la recepción de personas,
recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras for-
mas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de
poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión
o recepción de pagos o beneficios para obtener el consenti-
miento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con
fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo,
la explotación de la prostitución ajena u otras formas de ex-
plotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la escla-
vitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre
o la extracción de órganos.
En el mismo artículo 3, el mencionado Protocolo añade tres
elementos que deben ser tomados en cuenta para la confi-
guración penal del delito, a saber:
1. Que el consentimiento dado por la víctima de la trata de
personas a toda forma de explotación intencional descrita
en el tipo penal no se tendrá en cuenta cuando se haya re-
currido a cualquiera de los medios enunciados en este.
2. Que la captación, el transporte, el traslado, la acogida o
la recepción de un niño con fines de explotación se consi-
derará “trata de personas” incluso cuando no se recurra a
ninguno de los medios enunciados en el tipo penal.
3. Que por “niño” se entenderá toda persona menor de 18
años.
1.2 Tipo penal propuesto por el Artículo 367-B del Código
Penal Salvadoreño
Trata de personas
Art. 367-B.- El que por sí o como miembro de una organiza-
ción nacional o internacional con el propósito de obtener un
beneficio económico reclute, transporte, traslade, acoja o
recepte personas, dentro o fuera del territorio nacional, para
ejecutar cualquier actividad de explotación sexual, mante-
nerlas en trabajos o servicios forzados, en prácticas análo-
gas a la esclavitud, o para extracción de órganos, adopcio-
nes fraudulentas o celebración de matrimonios forzados,
será sancionado con pena de cuatro a ocho años de prisión.
Todo aquel que facilitare, promoviere o favoreciere cual-
quiera de las actividades anteriores será sancionado con
pena de tres a seis años de prisión.
Cuando las acciones descritas se realizaren en locales co-
merciales o de cualquier naturaleza que requiera permiso
de autoridad competente, ésta deberá revocarlo procedien-
do al cierre inmediato del mismo.
Agravantes al delito de trata de personas
Art. 367-C.- El delito al que se refiere el art. 367-B del pre-
sente Código, será sancionado con la pena máxima corres-
pondiente aumentada hasta en una tercera parte del máxi-
mo e inhabilitación del ejercicio de su profesión durante el
tiempo que dure la condena, en los siguientes casos:
1.- Si fuere realizado por funcionarios, empleados públicos
y municipales, autoridad pública, agente de autoridad y los
agentes de la Policía Nacional Civil.
2.- Cuando la víctima sea menor de dieciocho años de edad
o incapaz.
29
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
3.- Si fuere realizado por personas prevaleciéndose de la su-
perioridad originada por relaciones de confianza, doméstica,
educativa, de trabajo o cualquier otra relación.
4.- Si como consecuencia de la comisión del delito ante-
rior los sujetos pasivos sufren privaciones de libertad en el
extranjero, fueren víctimas de delitos de cualquier orden o
fallecieren por causas de naturaleza dolosa o culposa.
2. Bien jurídico protegido
La determinación del bien jurídico protegido constituye uno
de los temas primordiales en la teoría del delito y en el de-
recho penal contemporáneo, dado que con este se busca
proteger los intereses fundamentales de la persona humana
y de la sociedad en general; además que por el principio de
exclusiva protección de bienes jurídicos, en todo tipo pe-
nal debe subyacer un interés elevado a la categoría de bien
jurídico, claramente identificado, sin zonas de penumbra,
como exigencia irrenunciable del Derecho Penal propio de
un Estado Social y Democrático de Derecho. Por lo tanto,
para delimitar el bien jurídico protegido por la trata de per-
sonas es necesario determinar que conductas tiene la ca-
pacidad objetiva para crear el riesgo típicamente relevante
para estos derechos, teniendo en cuenta, además, que la
determinación del bien jurídico debe ser realizada en clave
de derechos humanos (Pérez-Alonso, 2008) (García-Arán,
2006) (2004).
En el ámbito doctrinal se han realizado diferentes aportacio-
nes respecto al bien jurídico protegido por la trata de per-
sonas; así, hay quienes consideran que protege la dignidad
humana (Villacampa-Estiarte, 2011) (2010) (Juanes-Peces,
2010) (Terradillos-Basoco & al., 2010), otro sector doctrinal
afirma que se protege la integridad moral (Gómez-Navajas,
2007) (Baucells I Lladós, 2006) (Musacchio, 2004) (De León-
Villalba, 2003); o la libertad (Pérez-Alonso, 2008) (Torres-
Fernández, 2006) (Díez-Ripollés, 2004) (Sainz-Cantero-Capa-
rrós, 2002) (Rodríguez-Mesa, 2001). Hay quienes apuestan
por considerar que la trata de personas es un delito plu-
riofensivo (Daunis-Rodríguez, 2011) (Pomares-Cintas, 2011)
(Manzanares-Samaniego, 2010) (Terradillos-Basoco, 2010)
(Laurenzo-Copello, 2009) (De León-Villalba, 2009) (Sánchez-
Covisa-Villa, 2009) (Martínez-Osorio, 2008) (Alonso-Álamo,
2007).
Incluso existe un sector que afirma que la trata de personas
protege un bien jurídico colectivo (Martínez-Osorio, 2008).
Sin embargo, huelga aclarar que la mayoría de autores que
han tomado esta postura lo han hecho refiriéndose a los de-
litos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, tal
como estaba regulado en el artículo 318 bis, con anteriori-
dad a la reforma del Código Penal español de 2010. Por esta
razón se deducía una connotación colectiva del citado delito
(Moreno-Torres-Herrera, 2007) (Torres-Fernández, 2006) (Pa-
dilla-Alba, 2005) (García-Arán, 2004) (Pérez-Cepeda, 2006)
(2004) (Navarro-Cardoso, 2002) (Rodríguez-Montañés, 2001)
(Rodríguez-Mesa, 2001).
Mientras que (Terradillos-Basoco & al., 2010) toman al res-
pecto una postura más ecléctica afirmando que aunque el
delito de trata de seres humanos se dirige a la protección
de bienes jurídicos personales, también puede apreciarse
el carácter colectivo del bien jurídico, junto con la puesta
en peligro de otros intereses individuales como la libertad
sexual y la explotación laboral. Sin embargo, cualquiera de
las posturas que se adopte podemos afirmar que nos en-
contramos ante un bien jurídico irrenunciable y, por lo tanto,
el consentimiento dado por el sujeto pasivo es irrelevante.
En el caso del tipo penal de trata de personas regulado en
el artículo 367-B, su ubicación sistemática dentro del Código
Penal en el Título de delitos contra la humanidad ha llevado
a afirmar que este delito hace referencia –además de los
bienes personalísimos de las víctimas– a un bien jurídico su-
pra individual o difuso (Martínez-Osorio, 2008). No obstante,
consideramos que la ubicación del delito en el Título de De-
litos contra la humanidad junto con el Genocidio, es un error
de técnica jurídica, pues la trata de personas –tal y como se
regula en el artículo– no cumple con los requisitos de los
delitos contra la humanidad.
La regulación de la trata de personas dentro de este título
exigiría que su comisión se dé en el marco de un ataque ge-
neralizado y sistemático contra una población civil y con co-
nocimiento de este por parte de las autoridades estatales.
Además, requiere la concurrencia de una serie determina-
da de móviles discriminatorios, racistas, xenófobos, etc. De
igual forma la consideración de la trata de personas como
un crimen contra la humanidad nos llevaría a aseverar que
esta protege un bien jurídico colectivo, postura que en nues-
tra opinión no es compatible con el bien jurídico realmente
protegido, que es de carácter individual, porque valoramos
que el carácter individual de los derechos protegidos por
la trata de personas es evidente, en cuanto en tanto todos
estos son derechos personalísimos, por lo tanto, el delito no
admite una configuración colectiva.
30
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
Así, en nuestra opinión la trata de personas es un delito plu-
riofensivo; sin embargo, consideramos que aunque cierta-
mente esta puede afectar mediatamente a varios derechos,
el afirmar la defensa de múltiples bienes jurídicos podría
limitar la concreción de las conductas, y dejaría al bien jurí-
dico protegido demasiado en “el aire” o muy generalizado.
Consecuentemente, dado a su especial configuración, con-
sideramos que el delito de trata de personas protege a dos
bienes jurídicos concretos que se encuentran estrechamen-
te relacionados con la configuración típica de la trata de per-
sonas, estos son la integridad moral y la libertad. Comparte
esta postura doctrinal (Alonso-Álamo, 2007), pero viendo a
la integridad moral como concreción de la dignidad humana.
En primer lugar, porque la integridad moral es un derecho
estrechamente vinculado con la libertad de autodetermina-
ción, dado que al doblegarse esta libertad la persona deja de
ser tratada como tal para ser considerada como una mera
cosa. En segundo lugar, porque en el caso específico del de-
lito de trata de personas, mediante las acciones de captar,
trasladar, transportar, acoger y recibir víctimas, mediante
medios abusivos como la violencia, la intimidación o incluso
el engaño se está atacando claramente a la libertad de la
víctima y sus múltiples manifestaciones tales como la liber-
tad individual, de autodeterminación, ambulatoria; conjunto
de manifestaciones que se resumen en el status libertatis; y
por otra parte, al ejecutar estas acciones con la finalidad de
explotar a la víctima se ataca su integridad moral, en tanto
en cuanto este acto constituye un trato inhumano y degra-
dante por el cual la víctima es considerada como un cosa.
Por lo tanto consideramos que la trata de personas debería
ubicarse dentro del Título III referente a los delitos relativos
a la libertad del Código Penal salvadoreño.
3. Sujeto activo
El sujeto activo de este delito puede ser cualquier persona
física e incluso jurídica, no siendo necesario que reúna una
cualidad o condición especial, bastando con que realice la
conducta típica; por lo tanto, se trata de un delito común.
Sin embargo, en determinadas modalidades típicas cuali-
ficantes el delito de trata de personas se convierte en un
delito especial, al requerirse que el sujeto activo reúna de-
terminadas cualidades, a saber, la de funcionario, empleado
público y municipal, autoridad pública, agente de autoridad
o agente de la Policía Nacional Civil.
De la misma forma, el sujeto activo puede realizar uno o
varios de los verbos rectores del tipo penal, de forma y con
significación alternativa. Sin embargo, en la práctica lo más
frecuente es que el sujeto activo no realice solo la conduc-
ta puesto que esta manifestación delictiva suele requerir
de otros sujetos o coautores para acordar una división de
funciones. En este aspecto concuerda la doctrina. Ver por
todos (Daunis-Rodríguez, 2011) (Pérez-Alonso, 2008) (López-
Cervilla, 2004); (Naciones Unidas, s.f.).
Así, en la práctica la trata de personas es realizada mayor-
mente a través de redes u organizaciones que actúan de
forma transnacional y que siguen estructuras jerarquizadas
con diferentes niveles de mando, con células operativas in-
dividualizadas, con alto grado de autonomía y estructuras
más flexibles, heterogéneas en cuanto a la composición
de sus miembros, y que en muchos casos son militares de
formación y con amplia experiencia en el tráfico de armas,
alcohol, tabaco, drogas, falsificación de documentos, y que
adaptan sus procedimientos a la trata de personas como
negocio (De León-Villalba, 2006); todo esto con la finalidad
de facilitar y “rentabilizar” las “ganancias” obtenidas de la
ejecución de este delito (Maqueda-Abreu, 2003).
Por esta razón, la legislación salvadoreña se ha dirigido a
castigar al sujeto activo que ejecute el delito valiéndose de
una organización o asociación de crimen organizado, mos-
trando así el reproche penal hacia la acción constitutiva de
un mayor desvalor de la acción (injusto). En efecto, de ese
modo la acción típica adquiere una mayor peligrosidad en
la medida en que la utilización de una organización crimi-
nal favorecerá la lesión de los bienes jurídicos (Burke, 2008)
(Martínez-Osorio, 2008) (Pérez-Alonso, 2008) (López-Cervilla,
2004).
Sin embargo, a pesar que la legislación salvadoreña castiga
al sujeto activo que comete el delito dentro de una organi-
zación criminal, se incluye en el tipo básico la realización de
la conducta típica ya sea por el sujeto activo por sí o como
miembro de una organización nacional o internacional, reci-
biendo en ambos casos la misma pena.
En este sentido, consideramos que el regular en el tipo bá-
sico que la conducta típica puede ser realizada ya sea por
el sujeto activo por sí o como miembro de una organización
nacional o internacional, resta la relevancia penal que tiene
el hecho de actuar apoyado en estructuras de crimen orga-
nizado; por lo tanto, es necesario que se manifieste la rele-
vancia penal de actuar en el contexto de una organización
criminal de manera expresa y con una pena superior.
Asimismo, también es necesario que se regule la responsa-
bilidad de las personas jurídicas respecto a este delito, no
31
Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
tanto de carácter penal, sino con carácter administrativo,
sobre todo cuando la actividad de trata sea consecuencia
de la mala supervisión por parte de los organismos de con-
trol de la persona jurídica. Este aspecto actualmente se en-
cuentra impune en la legislación salvadoreña.
4. Tipo subjetivo
Por lo que respecta al tipo subjetivo de la trata de personas,
podemos afirmar que nos encontramos ante un delito dolo-
so de intención, dado que pertenece al tipo de lo injusto un
determinado fin perseguido por el autor (Daunis-Rodríguez,
2011) (Martínez-Osorio, 2008), a saber, el propósito de obte-
ner un beneficio económico. Mientras que (De León-Villalba,
2009) y (Juanes-Peces, 2010) opinan que la perfección del
tipo requiere la presencia de un ánimo tendencial.
Por lo tanto, en la trata de personas se exige un dolo espe-
cífico que consiste en conocer y querer realizar cualquiera
de las acciones descritas por los verbos rectores (captar,
transportar, trasladar, acoger o recibir) con el fin de explotar
al sujeto pasivo en cualquiera de las finalidades reguladas
en el tipo penal (Martínez-Osorio, 2008). Sin embargo, no se
requiere que el sujeto activo tenga el propósito de explotar
por sí mismo a la víctima, bastando con la intención de que
el sujeto pasivo sea explotado por él o por un tercero (Dau-
nis-Rodríguez, 2011) (López-Cervilla, 2004). http://es.scribd.
com/doc/44842117/Aspectos-Juridicos-Del-Delito-de-Trata-
de-Personas-en-Colombia
Por lo tanto, dado que la finalidad de explotación del suje-
to pasivo es un elemento subjetivo del injusto inherente al
concepto típico de trata, es relevante delimitar su significa-
do, dado que su interpretación ha sido considerada proble-
mática (López-Cervilla, 2004).
El tipo penal de trata también hace referencia tanto a la
exigencia de la intencionalidad de la acción para tipificarla
penalmente; como a la finalidad perseguida con la misma, la
cual es la explotación del sujeto pasivo. Sin embargo, para
(Pérez-Alonso, 2008), esta exigencia subjetiva le parece su-
perflua e innecesaria si se tiene en cuenta otros elementos
esenciales del concepto típico de trata, muy especialmen-
te los medios empleados y la finalidad perseguida; ya que
estos elementos evidencian la existencia de un comporta-
miento plenamente consciente del autor. Similar opinión
sostiene (Rebollo-Vargas, 2006).
Asimismo, (Martínez-Osorio, 2008) apunta que esta dualidad
presenta una dificultad probatoria dentro del proceso pe-
nal. Si bien las situaciones de carácter subjetivo únicamente
pueden resultar comprobadas por medio de una construc-
ción hipotética efectuada por medio de las inferencias lógi-
cas derivadas del marco de los hechos objetivos, la situación
en el caso de la trata de personas se complica al ser dos los
elementos que han de comprobarse, a saber, el propósito
de obtener un beneficio económico, para ejecutar cualquier
actividad de explotación. Consecuentemente si no resultare
plenamente establecido alguno de estos dos elementos, el
delito no podría ser aplicado.
Sin embargo, a pesar de que en el tipo penal del CP salva-
doreño, contiene -además de las finalidades mínimas regu-
ladas por el Protocolo de Naciones Unidas- a las adopciones
fraudulentas y la celebración de matrimonios forzados; re-
sulta difícil imaginar y definir todas las formas de explota-
ción que podrían ser incluidas, además de la dificultad de
determinar lo que constituyen prácticas de explotación. A
esto se aúna el hecho que, por exigencias del principio de
legalidad, se requiere que las formas de explotación se de-
finan clara y taxativamente, consecuentemente, todas las
formas de explotación tienen que estar expresamente defi-
nidas por la ley penal (United Nations, 2009b).
Como solución a este problema, consideramos que, en pri-
mer lugar, las distintas finalidades de explotación que con-
tiene el tipo penal de la trata pretenden evitar que a una
persona se la coloque en situación de esclavitud o condición
análoga mediante su captación, traslado, transporte acogi-
da o recibimiento. Consiguientemente, al incluir la expresión
prácticas análogas a la esclavitud se estaría garantizando
que la finalidad de desarrollar todas estas formas de ex-
plotación alternativa también resulten incluidas en el tipo
penal, sin que esto suponga una interpretación in malam
partem. Al margen de ello, sería más conveniente al princi-
pio de legalidad que se definiera dentro del precepto legal
qué se debe entender por prácticas análogas a la esclavitud,
basándose en las definiciones propuestas por los diferentes
instrumentos internacionales.
Asimismo, coincidimos con que la explotación debe ser en-
tendida penalmente a los efectos de la trata de personas
como la utilización abusiva en provecho propio del trabajo
o de las cualidades de otra persona (López-Cervilla, 2004).
Este provecho no tiene que ser necesariamente económico,
pudiendo ser también un beneficio en especie o el ofreci-
miento de una recompensa cualquiera con tal que sea pro-
vechosa para el sujeto activo del delito de explotación.
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Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal de trata de personas artículo 367-b del código penal salvadoreño
5. Medios comisivos
Los medios regulados por tipo penal propuesto por el Pro-
tocolo contra la trata de Naciones Unidas, hace referencia a
la amenaza o uso de la fuerza u otras formas de coacción,
al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una
situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de
pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre otra.
Sin embargo, el tipo penal regulado por el Código Penal sal-
vadoreño no hace referencia a ninguno de los medios ante-
riormente mencionados, quizás, porque el legislador salva-
doreño consideró que el tratar con una persona es de por
sí un delito que debe ser castigado, independientemente de
cómo se consiguió el consentimiento de la víctima. Solo re-
gula como agravante el prevalerse de la superioridad origi-
nada por relaciones de confianza, doméstica, educativa, de
trabajo o cualquier otra relación (art. 367-C). Mientras que
(Terradillos-Basoco, 2010) afirma que el actuar en situación
de necesidad de la víctima, sin provocarla ni servirse de ella,
recurrir a violencias gratuitas o engañar para reforzar un
consentimiento previo no integran el tipo de trata de seres
humanos.
En este sentido, consideramos que es necesario que en el
tipo penal se haga referencia a los medios comisivos regu-
lados por el Protocolo de Naciones Unidas, ya que los me-
dios comisivos son elementos esenciales e inherentes al
propio concepto de esta, constituyendo el fundamento de
la materia de prohibición penal, en la medida que describen
el escenario característico de este fenómeno. Al respecto
(Pérez-Alonso, 2008) incluso distingue entre la trata forzada,
la trata fraudulenta y la trata abusiva; siendo la trata forzada
aquella que exige el empleo de violencia o de intimidación
para doblegar la voluntad de la víctima y por lo cual consti-
tuye el supuesto más claro y menos problemático; la trata
fraudulenta es aquella que se lleva a cabo mediante engaño,
el cual es uno de los medios tradicionalmente empleados
para conseguir la aceptación o consentimiento de la vícti-
ma; y la trata abusiva se refiere al abuso de poder o de una
situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de
pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre otra, por lo que posible-
mente esta sea la modalidad que mayores problemas de
determinación puede plantear por referirse a un medio de
contornos más difusos, añadido al hecho de que a veces la
situaciones encuadrables en este tipo de trata no son del
todo claras y pueden estar muy cerca de los casos de inmi-
gración clandestina.
Asimismo, consideramos que con base en el principio de
legalidad, es necesario que se establezca que la trata es un
acto realizado contra la voluntad de la víctima, pues al no
dejarse claro este aspecto podrían incluirse casos que en sí
no constituyen trata de personas sino otros delitos, tal como
podría suceder en el caso de los matrimonios que se den a
cambio de contraprestaciones, como en la típica dote (tales
como casas, inmuebles, ganado, etc.), aclarando que esto
no significa que se pueda incurrir en otro tipo de actividad
delictiva.
Cabe enfatizar que en el caso de las personas menores de
edad o incapaces no será válido el consentimiento dado in-
cluso cuando no hubiesen mediado ninguno de los medios
descritos por el tipo. En este sentido, BOLDOVA PASAMAR
ET AL afirman que esto supone un tipo alternativo de la trata
de personas, por cuanto solo requiere que se realice la ac-
ción típica unido a la finalidad de explotación de la persona,
sin necesidad de la concurrencia de medio específico algu-
no para lograr la captación o control sobre la persona, que
en este caso debe ser menor de edad (Boldova-Pasamar &
al., 2010).
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Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2013, número 52: 35-39, ISSN: 2218-3345
Vigésimo primer aniversario de la rma
de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de
superación de la impunidad
Liver Román López Serrano
Coordinador de la Unidad de Análisis de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador.
Abogado salvadoreño graduado de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA);
egresado de la Maestría de Derechos Humanos y Educación para la Paz de la Universidad de El Salvador;
con estudios especializados en derechos humanos por el Raoul Wallenberg Institute of Human Rights and Humanitarian Law;
y derechos de la mujeres y procesos de democratización por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile.
oliverlopez@pddh.gob.sv
Resumen
A veintiún años de la firma de los Acuerdos de Paz de El
Salvador, el escenario político y la percepción ciudadana
sobre el tratamiento a los crímenes cometidos en el pasa-
do reciente, dan muestras de una posible reversión de la
posición de olvido profundo y negación a los derechos a
la verdad, justicia y reparación integral de las víctimas del
conflicto armado, que ha prevalecido hasta el momento en
varios sectores de la sociedad salvadoreña.
La constante presión de organismos de derechos huma-
nos y movimientos de víctimas, así como los contundentes
resultados en procesos promovidos ante Tribunales Inter-
nacionales, han provocado que se discuta por primera vez,
como una propuesta electoral de cara a las próximas elec-
ciones presidenciales, la validez de la Ley de Amnistía, y se
valore dejarla sin efecto.
El artículo explica cómo el incumplimiento de las medidas
de superación de impunidad plasmadas en los Acuerdos
Paz, tuvieron repercusiones negativas en la reconciliación
nacional y en el fortalecimiento de las instituciones demo-
cráticas, no siendo capaz el Estado de promover medidas
judiciales y de otro tipo para prevenir y controlar la violen-
cia social y la criminalidad, una de las principales preocu-
paciones de las salvadoreñas y los salvadoreños.
Palabras clave
Acuerdos de Paz de El Salvador, derechos humanos, impu-
nidad, violencia y criminalidad.
Abstract
Twenty-one years after the signing of the Peace Accords
of El Salvador, the political and public perceptions about
the treatment of the crimes committed in the recent past,
show signs of a possible reversal of the position of deep
forgetfulness and denial to rights to truth, justice and repa-
ration for victims of armed conflict, which has prevailed so
far in various sectors of Salvadorian society.
The constant pressure from human rights organizations
and victims movements, as well as strong results in pro-
ceedings brought before international tribunals have cau-
sed to be discussed for the first time, as a ballot ahead
of the upcoming presidential elections, the validity of the
Amnesty Act, and valued render it ineffective.
The article explains how the failure of overcoming impu-
nity measures embodied in the Peace Accords, had a ne-
gative impact on national reconciliation and strengthening
democratic institutions, not being able to promote the rule
of judicial and other measures to prevent and social con-
trol violence and crime, one of the main concerns of Sal-
vadorans.
Keywords
Peace Accords of El Salvador, human rights, impunity, vio-
lence and crime.
36
Vigésimo primer aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de superación de la impunidad
La conmemoración del vigésimo primer aniversario de la fir-
ma de los Acuerdos de Paz, que supuso la finalización del
conflicto armado interno que victimizó a la sociedad du-
rante doce años, estuvo marcada por la ausencia de actos
gubernamentales de desagravio y por un ambiente preelec-
toral en que más allá de las acusaciones entre los que fue-
ron en su momento partes negociadoras de la paz y ahora
adversarios políticos, se ha presentado por primera vez, la
propuesta de promover la derogatoria de la Ley de Amnistía
para la Consolidación de la Paz, tema que ha sido evadido
en anteriores campañas electorales y que representa un
punto de inflexión en el avance del proceso de democrati-
zación de El Salvador.
No se puede dejar de reflexionar entonces sobre el reza-
go del país en materia de reparaciones a las víctimas de
la guerra, en particular sobre el cumplimiento al deber de
investigar, juzgar y sancionar a los responsables de graves
violaciones a derechos humanos. Lo que me lleva a ofre-
cer un balance a partir de las medidas de superación de la
impunidad introducidas en los Acuerdos de Paz, así como
las repercusiones negativas para la garantía del acceso a la
justicia que impiden la transformación a una sociedad más
justa e inclusiva.
El Salvador junto con Guatemala son los dos países en Amé-
rica Latina que registran un mayor número de violaciones a
derechos humanos durante períodos de gobiernos represi-
vos, seguidos de Argentina, Chile y Uruguay (SIEDER, 2002).
El Salvador con una guerra civil que se extendió en todo su
territorio, contabilizó a más cien mil víctimas directas que
provocó además un desplazamiento forzado de núcleos
familiares sin precedentes (IDHUCA, 2002). Sin embargo,
como se verá en el trascurso del presente artículo, El Salva-
dor es también uno de los países en que se ha hecho muy
poco para hacer efectivos los derechos de las víctimas a la
verdad, a la justicia y a la reparación.
Las negociaciones para alcanzar la paz incluyeron el tema de
la superación de la impunidad, se le encomendó a las Nacio-
nes Unidas la conformación de una Comisión de la Verdad
(CV) que le correspondería esclarecer y superar todo señala-
miento de impunidad, especialmente en casos en que estén
comprometidos el respeto de los derechos humanos que,
tanto la Fuerza Armada como el entonces grupo guerrillero
FMLN cometieron en el conflicto. Las partes firmantes plas-
maron su compromiso político en los precitados acuerdos
políticos de cumplir con las recomendaciones que emitiera
la CV en su informe final (ONU, 1992).
El Informe de la CV reflejó la recepción de más de 22,000
denuncias de violaciones a derechos humanos ocurridas
entre 1980 y 1991. Un 60% correspondieron a ejecuciones
extrajudiciales; el 20% a desapariciones forzadas; y 20% a
denuncias de tortura. La responsabilidad de tales hechos
fue del 85% para agentes del Estado, a grupos aliados a
éstos y a los escuadrones de la muerte; un 10% a grupos
delincuenciales no identificados; y un 5% para el grupo gue-
rrillero FMLN (ONU, 1993).
Al presentarse éste documento en marzo de 1993, los
máximos funcionarios públicos del gobierno de turno no
aceptaron las conclusiones y se negaron a cumplir con las
recomendaciones de la CV. Configurándose la primera tras-
gresión a los acuerdos políticos, que implicó el corte de tajo
del camino hacia una verdadera reconciliación de los secto-
res sociales que resultaron más afectados en la guerra civil.
La impunidad entendida como la falta en su conjunto de in-
vestigación, persecución, captura, enjuiciamiento y conde-
na de los responsables de las violaciones de los derechos
humanos (CORTE IDH, 2001) fue institucionalizada luego de
la promulgación de otras medidas que anularon cualquier
posibilidad de justicia sobre dichos casos. Así, a pocos días
de darse a conocer el Informe de la CV, el entonces Presi-
dente de la República, Alfredo Cristiani, solicitó a la Asam-
blea Legislativa la aprobación de una Ley de Amnistía para
la Consolidación de la Paz que previó la extinción de la res-
ponsabilidad penal y civil, protegiendo a los responsables de
los hechos cometidos durante la guerra.
Esta ley fue atacada por demandas promovidas por las orga-
nizaciones sociales, pero el fallo emitido posteriormente no
fue claro ni contundente, encontrándose todavía vigente y
sin que el sistema judicial y la Fiscalía General de la Repúbli-
ca tengan voluntad de promover la inaplicación y reabrir los
casos pendientes; de este modo, el Estado salvadoreño in-
currió nuevamente en otra violación a los Acuerdos de Paz,
en que las partes se comprometieron a someterse a una
actuación ejemplarizante del sistema judicial (ONU, 1993).
La situación de impunidad en el país obligó a que los fa-
miliares de las víctimas recurrieran ante las instancias in-
ternacionales de protección de derechos humanos. En el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos han pros-
perado algunas peticiones logrando la condena del Estado
salvadoreño, tales como aquellos referidos al fenómeno de
la desaparición forzada en niños y niñas: Caso de las Herma-
nas Serrano Cruz vs El Salvador (2005) y el Caso Contreras y
37
Vigésimo primer aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de superación de la impunidad
otros vs El Salvador (2011); a la fecha de la redacción de este
artículo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
ha presentado ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos el Caso Rochac y otros vs El Salvador, sobre el
mismo fenómeno (CIDH, 2013). También sobre hechos de
ejecuciones extrajudiciales individuales y colectivas: el Caso
García Prieto y otros vs El Salvador (2008) y el Caso Masa-
cres de El Mozote y lugares aledaños vs El Salvador (2012).
En la tramitación de los casos de desapariciones forzadas la
ley de amnistía no fue objeto de análisis de la Corte Intera-
mericana debido a que no fue alegada ni aplicada en ningu-
no de los procesos judiciales internos. No obstante, recono-
cía que dicha ley se encontraba vigente y ha sido aplicada
a varios casos, lo que vendría a generar -de acuerdo a los
representantes de las víctimas- un obstáculo a la justicia en
etapas posteriores a las investigaciones (CORTE IDH, 2011).
En una reciente sentencia, la Corte Interamericana analiza a
profundidad la Ley de Amnistía y la declara inválida por ser
contraria a las disposiciones de la Convención Americana
de Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanita-
rio y los Acuerdos de Paz de El Salvador; y ordena a que el
Estado salvadoreño revierta a la mayor brevedad posible las
condiciones de impunidad verificadas en el caso a través de
la remoción de todos los obstáculos, de facto y de jure, que
la propiciaron y mantienen (CORTE IDH, 2012).
Las peticiones de eliminar leyes y prácticas que favorecen la
impunidad no es una novedad para El Salvador, ya que ante-
riormente varios órganos de supervisión de tratados de de-
rechos humanos le habían recomendado derogar o adecuar
la normativa en sintonía con los estándares internacionales
de protección de derechos humanos (ONU, 2009-2010). Sin
embargo, persiste la gravosa situación de incumplimiento a
los principios contra la lucha de la impunidad y la obtención
de reparación, obligaciones que devienen del deber de res-
petar y garantizar los derechos humanos, concretamente en
relación con los deberes estatales en materia de administra-
ción de justicia.
A partir de la entrada del actual gobierno del Presidente
Mauricio Funes Cartagena, se experimentó un cambio en el
discurso del Estado salvadoreño en cuanto al reconocimien-
to de los hechos alegados, la excepcionalidad a la compe-
tencia contenciosa de la Corte Interamericana, la validez de
las decisiones y la voluntad de acatar con las recomenda-
ciones (CIDH, 2007). Sin embargo, las palabras oficiales han
distado de lo que ha ocurrido en la realidad, manteniéndose
el incumplimiento de algunos fallos internacionales, sobre
todo en materia de acceso a la justicia (PDDH, 2012).
Lejos de encontrar el camino que revierta la omisión de la
administración de justicia en cuanto a la investigación de ta-
les crímenes, se siguen presentando hechos que evidencian
una protección a los agentes militares que fueron señala-
dos como responsables de violaciones a derechos huma-
nos (PDDH, 2012). Tal fue el caso de la querella presentada
por los familiares de los sacerdotes jesuitas de nacionalidad
española asesinados durante el conflicto en noviembre de
1989, ante la Audiencia Nacional de España en aplicación
del principio de la jurisdicción universal, que desencadenó
en órdenes de captura internacional, las cuales fueron in-
cumplidas por el actual gobierno y, posteriormente, decla-
radas sin lugar por la máxima autoridad del sistema judicial
salvadoreño. También se han destacado las cuantiosas con-
denas civiles dictadas por tribunales estadounidenses en
contra de varios ex militares que fungieron como ministros
y viceministros de defensa nacional en la época del conflic-
to, por la comprobación de su responsabilidad en la comi-
sión de crímenes de lesa humanidad (PDDH, 2011).
En virtud de lo anterior, la falta de procesos judiciales inter-
nos serios y exhaustivos sobre los crímenes ocurridos en el
contexto del conflicto armado continúan comprometiendo
la responsabilidad del Estado salvadoreño, negando un re-
curso efectivo para garantizar los derechos de acceso a la
justicia y a conocer la verdad, mediante la investigación y
eventual sanción de los responsables y la reparación inte-
gral de las consecuencias de las violaciones.
La perpetuación de impunidad sobre hechos de violencia
en el pasado ha hecho que durante las celebraciones del
vigésimo primer aniversario de la firma de la paz, se le dé
validez y se siga justificando la vigencia de la Ley de Amnis-
tía, bajo el argumento que formó parte de los Acuerdos de
Paz y que su vigencia es el precio que ha tocado pagar por
la paz para no reiniciar el conflicto. Afortunadamente para el
reconocimiento del derecho a la verdad, en el Caso Masa-
cres del Mozote y lugares aledaños vs El Salvador, se objeta
esta afirmación, la Corte Interamericana aclara que la Ley de
Amnistía no fue incluida en el texto de los acuerdos políticos
y que contravino expresamente lo que las propias partes del
conflicto armado habían estipulado en los Acuerdos de Paz
(CORTE IDH, 2012).
Las esperanzas de enrumbar el país hacia el cumplimiento
de los derechos humanos y la reconstrucción de la memoria
38
Vigésimo primer aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de superación de la impunidad
histórica para las actuales y futuras generaciones se man-
tiene, a pesar del balance negativo expresado anteriormen-
te. La tendencia del olvido profundo y mirar hacia el futuro
perpetuando la injusticia pareciera que se está revirtiendo.
De acuerdo a una reciente encuesta de opinión a principios
del 2012, en que se evalúa el cumplimiento de los Acuerdos
de Paz a veinte años de su suscripción, el 73% de las perso-
nas encuestadas opinaron que se encontrarían de acuerdo
en que se iniciaran las investigaciones a las violaciones a
derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado
(IUDOP, 2012).
Atender este clamor ciudadano de justicia sería el comien-
zo de revertir también las repercusiones negativas que ha
generado la impunidad en sus efectos a la sociedad (CORTE
IDH, 2000). La administración de justicia necesita dar este
paso ejemplarizante, para que de evidencias de su voluntad
política para corregir las malas prácticas del sistema judicial
que desembocaron en la falta de protección de las víctimas
de delitos y graves afectaciones a derechos humanos en el
pasado. Ahora, además de proteger a los agentes públicos
vinculados a crímenes de lesa humanidad, también no ha
hecho lo posible por detener los efectos negativos de fenó-
menos sociales como la violencia y la criminalidad que con-
tinúa impidiendo el goce pleno de los derechos humanos.
En este sentido, la sociedad salvadoreña continúa siendo
victimizada por el incremento de la violencia y la criminali-
dad. De esta manera, El Salvador reportó en los últimos años
una epidemia de violencia con una tasa anual de homicidios
arriba de los 70 por cada 100,000 habitantes. En los últimos
doce años se han cometido 39,476 homicidios, es decir, en-
tre 12 y 14 homicidios diarios. Lo anterior ha bastado para
que el país sea considerado como uno de los países con ma-
yor índice de criminalidad a nivel mundial (PNUD, 2009). En
buena medida, colabora a que se mantenga esta situación
el que se cuente con un sistema judicial y órganos auxilia-
res que no brindan confianza ciudadana por la incapacidad,
ineficiencia y falta de transparencia para resolver hechos de
violencia y garantizar el acceso efectivo a la justicia (IUDOP,
2012b).
Ya lo advertía hace dos décadas el Informe de la CV, que la
impartición de una verdadera justicia no podía ser posible
en el país debido a las graves deficiencias del sistema ju-
dicial que no daba garantías de independencia, efectividad
e imparcialidad (ONU, 1993). En estudios recientes, se ha
mencionado que la transición política, la reforma al siste-
ma judicial y la decisión política de dejar de lado cualquier
posibilidad de rendición de cuentas frente a los crímenes
del conflicto armado, habría generado una debilidad tanto
del sistema judicial como de las organizaciones sociales por
la falta de tradición de demandas legales y estrategias de
litigio, así como la falta de voluntad para promover la acción
penal por la Fiscalía General de la República (COLLINS, 2010).
Muestra que dichos señalamientos siguen vigentes en la
realidad actual de violencia, fue la publicación de un estudio
que resaltaba con datos del dos mil cinco las deficiencias en
la investigación del delito y el juzgamiento de los delincuen-
tes que arrojaba un alto grado de impunidad sobre homici-
dios del 96.1% (BLANCO Y DÍAZ, 2007). Estos datos no es-
tarían lejos de ser actuales, de acuerdo a las declaraciones
del actual Ministro de Justicia y Seguridad, General David
Munguía Payés (EL FARO PUNTO NET, 2012).
En esta misma línea, se lamenta la impunidad en delitos
contra sectores sociales en situación de vulnerabilidad. Del
2008 al 2010, de 8,108 denuncias por delitos contra la liber-
tad sexual, que en su mayoría encuentra a las mujeres y a
las niñas entre sus principales víctimas, solamente 1,111 ca-
sos llegaron a la audiencia de sentencia, y de éstos 628 ter-
minaron en sentencias absolutorias, representando un 7.7%
del total de denuncias (CIDH, 2011). También, en los últimos
cinco años, de los 885 asesinatos de mujeres reportados en
los últimos 5 años por la Fiscalía General de la República, se
judicializaron 50 casos, presentando 41 requerimientos (39
de ellos solicitando instrucción formal con detención provi-
sional). Esta cifra indica que en solamente el 5% de los casos
fue judicializado y el restante 95% ni siquiera ha ingresado al
sistema judicial (PDDH, 2011b).
La falta de fortalecimiento del sistema judicial y sus órganos
auxiliares como la policía y la fiscalía desde la firma de los
Acuerdos de Paz, sigue siendo una deuda del Estado salva-
doreño que contribuye a no superar la impunidad. Es nece-
sario cambiar el status quo de la no garantía de los derechos
de las víctimas, con la modificación de nombramientos de
funcionarios de segundo grado con tal de disminuir el alto
grado de injerencia política partidaria en la toma de decisio-
nes y establecer garantías de independencia e imparcialidad
como la prevalencia del mérito académico y profesional.
También, dotar de mayores recursos y capacitación en la
investigación del delito, así como la introducción de normas
internacionales en materia de derechos humanos que sir-
van de criterios de protección para la atención y resolución
de casos particulares.
39
Vigésimo primer aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de superación de la impunidad
Podemos afirmar entonces, que aunque el balance en el
cumplimiento de las medidas que superen la impunidad
de los hechos ocurridos durante el conflicto armado sigue
siendo negativo. Hay una clara posición de la ciudadanía a
favor que se obtenga justicia sobre tales casos. El escena-
rio preelectoral también da evidencias que es posible que
el sistema judicial y los órganos auxiliares sean capaces
de activar la justicia y que cumplan los fallos de la Corte
Interamericana que deja sin validez la Ley de Amnistía. El
efecto de dar este paso, contribuirá para que la sociedad
tenga confianza en la instituciones democráticas y que la
situación de impunidad de hechos de violencia social tam-
bién sea revertida.
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40
Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2012, número 51: 40-42, ISSN: 2218-3345
El pacto scal, único camino
para salir de la crisis nanciera
del gobierno
Lic. Mauricio Aguiluz
Economista, Consultor y Docente Universitario
Resumen
Este artículo hace una reflexión respecto a la crisis finan-
ciera del gobierno salvadoreño, provocada por el excesivo
endeudamiento público, la débil recaudación tributaria, y
la irracionalidad en el gasto público, el contraer deudas
para pagar deudas, sobre el envío de un mensaje claro a
la población de que los escasos recursos del gobierno se
quieren utilizar de manera eficiente y con total austeridad,
que la crisis fiscal no es un problema que afecta en forma
aislada al gobierno, sino que tiene un impacto que incide
en todo el país, tanto en lo económico como en lo social;
y que se debe tener claridad de que este problema no es
responsabilidad solo del actual gobierno, sino que es el re-
sultado acumulado de las decisiones que se han tomado
en los últimos 25 años; además de presentar propuestas
para aprovechar el momento para convertir la crisis en
oportunidad, para corregir las decisiones que no han dado
buenos resultados, sino que al contrario están contribu-
yendo a profundizar los problemas.
Palabras clave
Crisis económica, endeudamiento público, política fiscal,
El Salvador.
Abstract
This article is to think about the Salvadoran government’s
financial crisis, caused by excessive public debt, weak tax
collection, and irrationality in public spending, contracting
debts to pay debts, about sending to the population a clear
message that scarce government resources are to be used
efficiently and with complete austerity, the fiscal crisis is a
problem that affects the government alone, but has a stri-
king impact across the country, both economically and so-
cially, and that should be clear that this problem is not only
the responsibility of the current government, but is the
cumulative result of the decisions that have been taken
in the last 25 years, in addition to presenting proposals to
develop the time to turn crisis into opportunity, to correct
the decisions have not been successful, but instead are
helping to deepen the problems.
Keywords
Economic crisis, public debt, fiscal policy, El Salvador.
Estamos en un período pre-electoral, donde ya se definieron
los tres principales contendientes para ocupar la silla presi-
dencial y las elecciones son a principios del 2014, situación
que en mi opinión nos ubica en el momento más oportuno
para discutir y plantear alternativas de solución a la grave
crisis financiera del gobierno, la cual se explica en tres gran-
des componentes: 1) excesivo endeudamiento público, 2)
débil recaudación tributaria y 3) la irracionalidad en el gasto
público.
La deuda pública ronda el 54% del producto interno
1
, bru-
to, indicador que no parece muy elevado si solo vemos la
capacidad de endeudamiento del país, pero si vemos la ca-
pacidad de pago; es decir, cuánto de los ingresos corrientes
necesitamos para hacer frente al servicio de la deuda, nos
damos cuenta que se requiere alrededor del 40%, lo cual si
es preocupante, ya que deja sin recursos al gobierno para
atender las necesidades del país, lo que obliga a entrar al
1 Fuente: Banco Central de Reserva
41
El pacto fiscal, único camino para salir de la crisis financiera del gobierno
El pacto scal, único camino
para salir de la crisis nanciera
del gobierno
“circulo vicioso” de contraer más deudas para pagar la deu-
da y esto lleva al gobierno al precipicio y ningún gobierno
puede solucionarlo solo.
Con relación al gasto público, en primer lugar, se debe en-
viar un mensaje claro a la población de que los escasos re-
cursos del gobierno se quieren utilizar en forma eficiente y
con total austeridad; es decir, eliminando todos los gastos
innecesarios, así para el caso de la Asamblea Legislativa,
según datos del Ministerio de Hacienda en su página web,
en el año 2002 se le asignaron $16.7 millones y tenía 391
empleados, incluyendo a los Diputados, mientras que en
el año 2012 se le asignaron $56.3 millones y tenían 1531
empleados, lo cual significa un incremento del 237% de los
recursos asignados y del 292% de los empleados, mientras
la población no percibe ningún beneficio de ello y lo mismo
ocurre en el Órgano Judicial, donde en el año 2002 se le asig-
naron $112.9 millones y tenían 5,866 empleados, mientras
que en el año 2012 se le asignaron $226.9 millones y tenían
9,957 empleados, o sea casi diez mil, lo que representa un
incremento de más del 100% en recursos y en empleados y
de igual forma la población no percibe ningún beneficio y la
mora en los procesos judiciales continúa igual y lo peor es
que los empleados, a pesar de que son los mejor pagados
en todo el sector público, exigen y reciben bonos navideño
de $1,000.00, lo que significa $10,000,000.00 adicionales en
un solo plumazo, además de otras prestaciones, y de igual
forma ocurre en Casa Presidencial, la Corte de Cuentas de
la República y otras instituciones del Estado.
Se debe tomar conciencia de que la crisis fiscal no es un
problema que afecta en forma aislada al gobierno, sino que
tiene un impacto que incide en todo el país, tanto en lo eco-
nómico como en lo social; también se debe tener claridad
de que este problema no es responsabilidad solo del actual
gobierno, sino que es el resultado acumulado de las deci-
siones que se han tomado en los últimos 25 años, así por
ejemplo en el caso de la deuda al inicio del gobierno del Lic.
Cristiani el saldo era de $2,105.1 millones
2
, mientras que
a diciembre de 2012 llegó a $14,493.1 millones
3
y por lo
mismo, la solución requiere del concurso y del compromiso
de todos, poniendo los intereses del país por encima de los
intereses ideológicos de los partidos políticos, de las gre-
miales empresariales y de los demás sectores, procurando
si, que el costo de la solución no caiga en los hombros de las
familias más pobres del país.
2 Fuente: Periódico Expansión 04-2012
3 Ministerio de Hacienda y BCR.
Si se actúa con valentía y pensando en el país que queremos
dejar a nuestros hijos y nietos, se puede aprovechar el mo-
mento para convertir la crisis en una gran oportunidad para
corregir las decisiones que no han dado buenos resultados,
sino que al contrario están contribuyendo a profundizar los
problemas y para ello se propone lo siguiente.
1. Suscribir un Pacto Fiscal por lo menos entre los tres prin-
cipales partidos políticos, la empresa privada y el gobierno,
en el cual se definan las políticas de ingresos y gastos del
gobierno, para el corto, mediano y largo plazo, con el objeti-
vo de superar la crisis fiscal y de endeudamiento público e
impulsar el crecimiento de la economía del país.
Un pacto fiscal es un acuerdo político entre los distintos
sectores sociales, mediante el cual, parte de la Agenda Pú-
blica es convertida en programas y políticas de Estado y el
acuerdo también debe determinar la cuantía de los recursos
públicos requeridos, su origen y las reglas para su asigna-
ción y ejecución.
El Pacto Fiscal es un compromiso de largo plazo que busca
fundamentar el proceso de un enfoque integral de las finan-
zas públicas con base en:
• Consensuarunavisiónnacionalsobreelpaísquesede-
sea
• Establecermetasconcretasyrealistasparadesarrollarel
país en base a la visión que tenemos
• Acordarlaestrategiaparaalcanzarlasmetas
• Determinarlaformadeobtenerlosrecursosnecesarios
para cumplir las metas establecidas
• Asegurarlaoptimizacióndelusodelosrecursospúblicos.
2. Dentro de las medidas a tomar se sugiere por el lado de
los ingresos, establecer el Impuesto Predial, tomando en
cuenta que El Salvador es el único país de América que no
lo tiene y dejar establecido en la Ley que los recursos prove-
nientes del mismo, sean utilizados por los municipios exclu-
sivamente para proyectos de inversión pública en desarrollo
local, para impulsar el crecimiento económico del país.
3. Por el lado del gasto, se sugiere modificar la Constitución
para eliminar el 6% de los ingresos corrientes del presupues-
to que se asigna al Organo Judicial y que sea el Ministerio
de Hacienda quien le asigne los recursos de acuerdo a sus
necesidades y a la disponibilidad de recursos del Gobierno.
4. Modificar la Constitución para eliminar la facultad que tiene
el Organo Legislativo de asignarse su propio presupuesto,
42
El pacto fiscal, único camino para salir de la crisis financiera del gobierno
debido a que han abusado de esta situación y que sea el Mi-
nisterio de Hacienda quien les asigne los recursos de acuer-
do a sus necesidades y a las disponibilidades de recursos
del gobierno.
5. Reducir el número de Diputados de 84 a 42, tomando en
cuenta que las decisiones las toman dos o tres miembros
de cada partido y los demás solo llegan a levantar la mano
y además, dejar establecido que los suplentes solo tendrán
salario cuando sustituyan al propietario, porque en la prác-
tica actualmente tenemos 168 diputados, debido a que los
Suplentes reciben un salario mensual.
6. No deben haber empleados públicos de primera y segun-
da categoría, por lo que deben eliminarse todo tipo de bo-
nos y seguros de vida y de salud privados, ya que esto gene-
ra distorsiones e inequidades entre los servidores públicos.
7. Reducir al mínimo los viajes al exterior, así como el núme-
ro de participantes y prohibir los vuelos en clase ejecutiva,
para servidores públicos.
8. De acuerdo a datos de la Dirección de Educación Supe-
rior del Ministerio de Educación, actualmente se gradúan
cada año, unos 18 mil profesionales en las universidades del
país, la mayoría de los cuales no encuentran trabajo o están
subempleados en call center o en ventas, mientras cerca
de diez mil empleados públicos jubilados, continúan en el
mismo trabajo, recibiendo un doble sueldo, impidiendo que
jóvenes con nuevos conocimientos y deseos de superación
ingresen al sector, por lo que se debe reformar la Ley del Sis-
tema de Ahorro para Pensiones emitida en 1996, mediante
D.L. 927 para dejar establecido que “la pensión es incom-
patible con un trabajo remunerado en el sector público” y
emitir un Decreto Legislativo que deje sin efecto los con-
tratos de las personas jubiladas que continúan trabajando
en el sector público, para dar oportunidad a estos nuevos
profesionales.
9. Los subsidios deben continuar y en el caso del gas licua-
do, debe focalizarse más pasando de 199 kvh de consumo a
100 kvh, para que llegue solo a las familias más pobres y no
deben financiarse con endeudamiento público.
43
Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2012, número 51: 43-45, ISSN: 2218-3345
Análisis sobre el potencial y las
oportunidades de comercio, inversión
y de asociaciones estratégicas entre
Centroamérica, la República Dominicana
y la Comunidad de Pses del Caribe
(CARICOM)
Lic. José Roberto García Prieto Lemus
jrgarciaprimeto@yahoo.com
Ex-encargado de Negocios de El Salvador en Trinidad y Tobago
y Licenciado en Administracion de Empresas, UJMD
Resumen
En octubre de 2011 la Organización de los Estados Ame-
ricanos y la Fundación Global de Democracia y Desarrollo
(FUNGLODE) organizaron un foro sobre “Perspectivas Eco-
nómicas y Desafíos para Centroamérica y el Caribe en la
Economía Global”, en Santo Domingo, la República Domini-
cana, en el que el Presidente Leonel Fernández y el Secre-
tario General Adjunto de la OEA, Albert Ramdin, solicitaron
el apoyo de la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL) para llevar a cabo un estudio acerca
del potencial y los desafíos para el comercio y la inversión
entre los países centroamericanos y los caribeños.
En este artículo se hace una reflexión respecto a esta ini-
ciativa.
Palabras clave
Integración, relación económica, creación de empresas,
sector exportador, nuevos mercados.
Abstract
In October 2011, the Organization of American States (OAS)
and the “Fundación Global de Democracia y Desarrollo”
(FUNGLODE) organized a forum on “Economic Outlook and
Challenges for Central America and the Caribbean in the
Global Economy”, in Santo Domingo, Dominican Republic.
In which President Leonel Fernandez and the General Se-
cretary of the OAS, Albert Ramdin, requested the support
of the Economic Commission for Latin America and the
Caribbean (ECLAC) to carry out a study on the possibilities
and challenges for trade and investment among Central
American countries and the Caribbean.
This article is a reflection on this initiative.
Keywords
Integration, economic relationship, entrepreneurship, ex-
port sector, new markets.
Esta iniciativa expresa el espíritu resultante del encuentro,
en agosto de 2011, de los jefes de Estado y de Gobierno del
Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y de la
Comunidad del Caribe (CARICOM, por sus siglas en inglés),
que se reunieron en San Salvador, El Salvador, para relanzar
una nueva era de colaboración entre Centroamérica y el Ca-
ribe. El gobierno de El Salvador, encargado en ese entonces
de la presidencia pro tempore del SICA, propuso que la in-
tegración SICA-CARICOM fuera una prioridad y organizó la
Tercera Cumbre SICA-CARICOM.
44
Análisis sobre el potencial y las oportunidades de comercio, inversión y de asociaciones estratégicas entre Centroamérica,
la República Dominicana y la Comunidad de Países del Caribe (CARICOM)
Reconociendo que sólo con una mayor integración ambas
subregiones podrán enfrentar desafíos comunes y de im-
portantes proporciones como la crisis económica global, la
OEA y la presidencia pro tempore del SICA convocaron al
Encuentro Empresarial SICA-CARICOM con el fin de reacti-
var las relaciones económicas y promover la creación de
empresas, así como fomentar el comercio y las inversiones.
El reto de ambas subregiones es promover una diversifica-
ción productiva que tenga en cuenta el potencial humano,
los mercados laborales y la capacidad institucional para sos-
tener las condiciones clave para el crecimiento y la prospe-
ridad en sus sociedades.
Se espera así contribuir a comprender mejor las ventajas y
desafíos que enfrentan ambas subregiones, sobre todo al
destacar el potencial para lograr una mayor integración y
mejorar así las condiciones de vida de sus ciudadanos.
Haciendo una síntesis de la situación de El Salvador, inicia-
remos con indicar que el nuestro país aperturo una Sede
Diplomática en Puerto España, Trinidad y Tobago en abril del
2008 con la finalidad de mejorar e incrementar las relacio-
nes diplomáticas, económicas, comerciales y de intercam-
bio cultural y deportivo con el CARICOM, y la Representación
permanente ante la Asociación de Estados del Caribe (AEC).
La Secretaría General de la AEC tiene su Sede en Trinidad, y
es un Organismo Regional del cual El Salvador es Miembro
Pleno. La AEC se encuentra en un proceso de revisión orga-
nizacional.
Desde la apertura de esta Sede Diplomática, el Embajador
en Trinidad ha sido designado Representante Perma¬nente
de El Salvador ante la AEC, y el país ha participado en las
juntas directivas del Comité de Comercio, así como del
Comité de Transporte y Desastres Naturales para los años
2006-2008. La cuota de membresía anual a dicho organis-
mo, asciende a US$ 35,000.00.
Desde esa época se solicito a la Comunidad de Países del
Caribe (CARICOM) un status de observador en sus reuniones
para poder acércanos y tener un mejor intercambio político,
económico y comercial con estas naciones. Nuestra solici-
tud aun se encuentra en discusión en el seno de ese Orga-
nismo Internacional.
La Comunidad del Caribe (CARICOM) fue fundada en 1973
por el Tratado de Chaguaramas (Trinidad y Tobago), la CA-
RICOM sustituyó a la Asociación Caribeña de Librecambio
que había sido creada en 1965. Es una organización de 15
naciones del Caribe y dependencias británicas. CARICOM
de se encuentra en Georgetown, Guyana. Los miembros de
pleno derecho son: Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Do-
minica, Granada, Guyana, Jamaica, Montserrat, Saint Kitts y
Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y
Tobago (las Islas Vírgenes británicas y las Islas Turks y Cai-
cos son miembros asociados). Las Bahamas pertenecen a la
Comunidad pero no al mercado común creado en su seno,
mientras que Angulla, República Dominicana, México, Puer-
to Rico, Surinam, y Venezuela son países observadores.
El Gobierno de El Salvador decidió a mediados del 2008 so-
licitar el permiso de CARICOM para Acreditar al Embajador
de El Salvador en Trinidad y Tobago, como Representante
Plenipotenciario ante ese organismo regional. Hasta la fecha
CARICOM continúa en su proceso de decisión para brindar
ese estatus a El Salvador.
En agosto de 2006 tuvo lugar en Trinidad, la primera ronda
de negociación del TLC SICA –CARICOM. No obstante CA-
RICOM decidió poner dichas negociaciones en pausa pues
le dio prioridad a sus negociaciones con Europa y Canadá.
Esto, debido a la escasez de personal negociador que tie-
ne CARICOM. Por otro lado, Nuestro país ha logrado firmar
acuerdos importantes en materia de política migratoria con
Trinidad y Tobago, logrando tener intercambio de visitantes
sin requerir de visados previos para sus visitas menores a
90 días de estadía.
En referencia a los negocios, A finales del 2006 UNICOMER
de El Salvador (La Curacao) adquirió una cadena de tiendas
COURTS, presente en 11 países del Caribe, con una inver-
sión de más de US$ 350 millones de dólares. Esta cadena,
ahora de capital salvadoreño, posee más de 300 tiendas de
distribución de enseres, muebles y electrodomésticos en el
Caribe angloparlante.
En materia Comercial, el Caribe Anglófono es visto como un
mercado interesante por el sector exportador de El Salva-
dor. Centroamérica como un todo reconoce esto y hemos
tenido una primera ronda de negociación para un TLC SICA-
CARICOM, pero CARICOM ha decidido suspender estas ne-
gociaciones mientras completan las cor¬respondientes a un
TLC Canadá-CARICOM. La balanza comercial con Trinidad es
deficitaria para El Salvador, pero desde el 2007 se han lleva-
do a cabo medidas de participación en ferias y de Misiones
Comerciales, que han asegurado que El Salvador muestre
mejorías en la balanza comercial, habiéndose incrementado
nuestras ventas en un 80%.
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Revista Entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, Abril 2012, número 51: 43-45, ISSN: 2218-3345
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Análisis sobre el potencial y las oportunidades de comercio, inversión y de asociaciones estratégicas entre Centroamérica,
la República Dominicana y la Comunidad de Países del Caribe (CARICOM)
Otras inversiones Centroamericanas que continuaron des-
pués de la anteriormente citada, fue la de COPA Airlines de
Panamá, Pepsico de Guatemala y muy pronto también llega-
ría Ron Zacapa de Guatemala también.
Reflexiones
Aun así el mercado del Caribe es pequeño si la visión es a
un determinado país, pero si es al bloque de países Caribe-
ños, ya es más significativa, esperamos que más empresas
salvadoreñas y centroamericanas continúen su búsqueda
de nuevos mercados y poder llevar nuestros productos que
son reconocidos con una excelente calidad.
Referencias bibliográficas
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de la Integración Centroamericana (SICA) y de la Comunidad
del Caribe (CARICOM, por sus siglas en inglés), que se reu-
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Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones de
El Salvador (PROESA) Gobierno de El Salvador. Marzo 2012
PAÍS 2010 2011 2012 Total general
1 ANTIGUA Y BARBUDA $ 12,106.58 $ 13,684.59 $ 41,562.09 $ 67,353.26
2 ARUBA $ 125,120.58 $ 124,849.58 $ 72,479.45 $ 322,449.61
3 BAHAMAS $ 1,098,433.87 $ 104,783.63 $ 254,229.06 $ 1,457,446.56
4 BARBADOS $ 297,879.71 $ 213,180.84 $ 94,186.53 $ 605,247.08
5 BELICE $ 10,239,253.22 $ 9,524,529.65 $ 8,064,674.80 $ 27,828,457.67
6 BERMUDAS (R.U.) $ 42,855.13 $ 7,646.45 $ 4,126.56 $ 54,628.14
7 CUBA $ 3,087,215.10 $ 7,106,444.42 $ 2,354,402.17 $ 12,548,061.69
8 DOMINICA $ 188,683.94 $ 10,587.50 $ 1,000,055.66 $ 1,199,327.10
9 GRANADA $ 11,039.84 $ 7,659.66 $ 9,226.79 $ 27,926.29
10 GUADALUPE (FRA) $ 38,893.01 $ 18,160.03 $ 41,787.62 $ 98,840.66
11 GUAYANA FRANCESA $ 20,278.28 $ 2,691.80 $ 22,970.08
12 HAITI $ 6,006,159.47 $ 9,485,044.70 $ 6,604,079.90 $ 22,095,284.07
13 ISLAS CAIMAN (R.U.) $ 446,931.60 $ 365,299.06 $ 167,481.98 $ 979,712.64
14 ISLAS VIRGENES BRITANICAS $ 978.50 $ 674.61 $ 1,653.11
15 ISLAS VIRGENES DE E.U.A. $ 2,004,305.82 $ 1,822,874.08 $ 1,260,106.42 $ 5,087,286.32
16 JAMAICA $ 14,640,902.39 $ 17,599,991.05 $ 16,131,777.75 $ 48,372,671.19
17 MARTINICA (FRANCIA) $ 181,325.84 $ 112,663.36 $ 169,792.89 $ 463,782.09
18 PUERTO RICO $ 12,872,308.39 $ 19,033,286.29 $ 14,738,809.77 $ 46,644,404.45
19 REPÚBLICA DOMINICANA $ 83,341,884.55 $ 67,182,489.28 $ 53,812,226.06 $ 204,336,599.89
20 SANTA LUCIA $ 10,930.90 $ 13,771.68 $ 4,070.73 $ 28,773.31
21 SURINAME $ 69,545.88 $ 143,739.80 $ 297,747.05 $ 511,032.73
22 TRINIDAD Y TOBAGO $ 2,659,979.04 $ 1,879,082.73 $ 2,742,045.37 $ 7,281,107.14
TOTAL GENERAL $ 137,397,011.64 $ 134,772,460.18 $ 107,865,543.26 $ 380,035,015.08
Tabla comparativa donde El Salvador exporta a las Islas del Caribe, años 2010, 2011 y 2012
Fuente: PROESA, elaborado en marzo de 2012
CONVOCATORIAS Y REQUISITOS PARA LA PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS
REVISTA “ENTORNO” - UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE EL SALVADOR
ISSN versión impresa 2071-8748 y versión digitalizada 2218-3345
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• Desarrollo(Máximo3acápites)
• Método(Cuandoesunartículodeinvestigación)
• Resultados(Cuandoesunartículodeinvestigación)
• ConclusionesoDiscusión.
• Referencias(SololascitadaseneltextoyordenasconformatoAPA–sangradofrancés-).
Para tener presente:
Los artículos que se envíen a la Revista “Entorno” deben ser redactados según normas estandarizadas (APA), sexta
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Recomendaciones especiales para el autor
1. El artículo debe tener claridad, solidez y sustento bibliográfico suficiente.
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3. En el caso de utilizar imágenes (gráficos, fotografías e ilustraciones) éstas deberán ser originales, para obtener
calidad al imprimir. Las tablas deberán construirse con el formato APA. si son tomados de algún texto o sitio
web, debe colocarse una nota de su procedencia en todos los casos y enviar el archivo por separado.
4. Ni la Utec, ni el comité editorial se comprometen con los juicios emitidos por los autores de los artículos. Cada
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IDIOMA
La revista publica material fundamentalmente en español con los respectivos resúmenes y palabras clave en
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DERECHOS DE REPRODUCCIÓN
Cada artículo se acompañará de una carta del autor principal especificando que los materiales son inéditos y que
no se presentarán a ningún otro medio antes de conocer la decisión de la revista. Adjuntar una declaración firmada
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EXTENSIÓN Y PRESENTACIÓN
El artículo completo no excederá de 9 a 15 cuartillas, escritas a espacio y medio, con sangría de 5 espacios, sin
espacios adicionales entre párrafos y entre títulos, en letra tipo “Times New Roman” y de tamaño 10; con márgenes
derecho, izquierdo, superior e inferior de 3 centímetros.
TÍTULO Y AUTORES
Se recomienda pensar en títulos que tengan plena relación con el tema, limitándose máximo a 15 palabras. El
contenido debe describirse en forma específica, clara y concisa, evitar los títulos demasiado generales. Debajo del
título se anotará el nombre y apellido de cada autor. En nota al pie de página se indicará la institución de procedencia,
títulos académicos y cargo actual. Se aclara que al resultar dicho artículo seleccionado para ser publicado, los datos
solicitados aparecerán relacionados al final de la revista con el título de “colaboradores”.
RESUMEN Y PALABRAS CLAVE
Cada artículo se acompañará del resumen en el idioma en que esté escrito, además del resumen en español y
uno en Inglés, no superior a 120 palabras; para el caso de artículos derivados de investigación, el resumen debe
indicar claramente: 1. Objetivos de estudio; 2. Lugar y fecha de realización. 3. Método. 4. Resultados principales con
interpretación estadística y 5. Discusión o conclusiones. Para artículos diferentes a investigación, el resumen debe
contener información relacionada con los objetivos, la metodología en la cual se apoya, síntesis de la tesis principal,
la interpretación académica, los resultados y las conclusiones. No incluirá ninguna información o conclusión que
no aparezca en el texto. El resumen deberá permitir a los lectores conocer el contenido del artículo y decidir si les
interesa leer el texto completo. De hecho, es la única parte del artículo que se incluye, además del título, en los
sistemas de difusión de información bibliográfica.
CUERPO DEL ARTÍCULO
Los trabajos que exponen investigaciones o estudios por lo general, se dividen en los siguientes apartados,
correspondientes al llamado formato IMRYD: introducción, materiales y métodos, resultados y discusión. Los trabajos
de actualización, reflexión y revisión bibliográfica suelen requerir otros títulos y subtítulos acordes con el contenido.
REFERENCIAS. Deberá reflejar la fuente completa (autores, año, título, edición, editorial, país, etc.) Se recomienda
utilizar fuentes con ISSN e ISBN. Se sugiere consultar las normas APA 6ª. Edición, para la cita de monografías,
revistas, documentos, entre otros.
- Educación Ética y Antropología
José Luis Ramos R.
- Estructuras de planta circular
prehispánicas en El Salvador
Carmen Margarita Morán
Luisa Massiel Ramos
- Propuesta de Lege Ferenda al tipo penal
de trata de personas artículo 367-b
del Código Penal Salvadoreño
Hazel Jasmín Bolaños Vásquez
- Vigésimo primer aniversario de la firma
de los Acuerdos de Paz de El Salvador:
Medidas pendientes en materia de
superación de la impunidad
Liver Román López Serrano
- El pacto fiscal, único camino para salir
de la crisis financiera del gobierno
Mauricio Aguiluz
- Análisis sobre el potencial y las
oportunidades de comercio, inversión
y de asociaciones estratégicas entre
Centroamérica, la República Dominicana
y la Comunidad de países del Caribe
(CARICOM)
José Roberto García Prieto Lemus
www.utec.edu.sv ISSN: 2071-8748
NÚMERO 52 ABRIL 2013
Universidad Tecnológica de El Salvador
Calle Arce No. 1020, San Salvador www.utec.edu.sv