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Por qué se afirma que la escuela es un medio de control social. Marlon Elías Lobos Rivera,
pp. 5-13, Revista entorno, diciembre 2022, número 74, ISSN: 2071-8748,
E-ISSN: 2218-3345, ISNI 0000 0001 2113 0101 https://isni.org/isni/0000000121130101
el entorno en que socializan los individuos. Caso contrario, también este sistema de control se
puede ejercer mediante mecanismos de vigilancia y aplicación de recompensas o castigo para
corregir comportamientos indebidos. Mediante estos mecanismos se pretende sensibilizar a
los individuos para que asuman la responsabilidad de su comportamiento y acepten las reglas
de coexistencia, armonizándolo con su convivencia y la de los que le rodean. Desde el punto de
vista de Foucault., (1992)., en su obra Vigilar y castigar, existen diferentes aparatos de control
que regulan las costumbres y los hábitos del individuo, normalizando su comportamiento. Uno
de estos aparatos es la escuela, la cual ejerce mecanismos de vigilancia, control, observación,
sanción, calicación y castigo, entre otros. Este aparato pretende normalizar a todo ser que
ingrese a los centros de educación mediante recompensas y sanciones. Aquellas personas
que se adapten y normalicen su pensamiento y acciones serán incluidas en otros aparatos para
ejercer un papel especíco en la sociedad. Caso contrario, aquellos que no logren ajustarse a
las normativas de la escuela serán excluidos y recluidos en aparatos de control como cárceles
u hospitales, dependiendo la razón por la cual no pudieron alcanzar la adaptación. Lo anterior
puede visualizarse en la realidad misma, aquellos que se adapten al mecanismo de control
que establece la escuela seguirán avanzando y obteniendo más grados académicos, para
luego formar parte de otros apartados como los centros de educación superior y/o el mercado
laboral. No obstante, si no puede adaptarse al sistema escolar por dicultades especícas de
orden intelectual o comportamiento, pueden ser etiquetados y enviados a centros de educación
especial, hospitales psiquiátricos, e inclusive, si fuese por un comportamiento que rompa las
leyes y normas sociales, recluido en una cárcel.
Los mecanismos de control social han evolucionado en su aplicación estratégica desde
diferentes instancias. En cuanto al ámbito educativo, podemos citar el siguiente ejemplo
ocurrido en Cartagena, Colombia, en el siglo XIX, en el periodo de la Regeneración, donde
la élite cartaginense construyó dos mecanismos de control social para contrarrestar los altos
índices de criminalidad y transgresión social: el policial y el educativo Malkún Castillejo, y
Márquez Estrada. (mayo-agosto 2015). El primero, de carácter punitivo, y el segundo, de índole
preventiva, ambos con el objetivo de inculcar los valores en las personas para la construcción de
un nuevo ciudadano, uno que sea virtuoso, trabajador, orientado a la religiosidad, y respetuoso
de la autoridad. No obstante, este propósito resultó alterado y los sectores poblacionales
populares respondieron a este sistema de control con desacato y transgresión Malkún Castillejo,
y Márquez Estrada. (mayo-agosto 2015).
Enseguida, en pleno siglo XXI, los diversos entornos sociales han aceptado los sistemas de
control social para garantizar el orden, sobre todo el que se ejerce desde la escuela, prueba de
ello es la exigencia de la comunidad a través de las familias, quienes al matricular a sus hijos
en las instituciones reclaman una transformación conductual y transferencia cultural según
los enfoques de educación bajo los que se rigen. Así mismo, consideran viable la adquisición
de conocimientos y el desarrollo de habilidades o competencias que garanticen la posibilidad
de alcanzar mayores oportunidades para generar ingresos, rentabilidad de los servicios que
presta y si fuera posible mejorar sus condiciones económicas más que la superación personal.
El control social ejercido a través de la escuela tiene una nalidad, la cual es mantener un
orden y evitar que ocurran eventos que atenten contra la misma persona o en contra de
EDITORIAL