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Retos de la internacionalización universitaria para América Latina en el marco de la cooperación Sur-Sur.
Blanca Ruth Orantes, pp. 88-96, Revista entorno, diciembre 2019, número 68, ISSN: 2218-3345
implementar un plan auto sostenible a mediano y largo
plazo que permita aumentar la movilidad Sur-Sur mediante
intercambio de académicos y de investigación.
Con respecto a las estrategias, se deberían identificar las
que requieren un trabajo en conjunto inmediato, mediato y
a largo plazo. Las acciones de integración regional, deben
ser a corto plazo, así como la presentación de proyectos
estratégicos compartidos, la movilidad internacional regional
y la necesidad de que la internacionalización de la educación
superior se integre como política pública nacional y regional,
incluyendo América Latina, Centroamérica y México, entre
otros. Incluir programa de idioma como el portugués, pues
Brasil ha crecido mucho en educación superior y puede
constituirse, junto con México, en un cooperante importante,
así también Argentina, Colombia y Chile.
Esto sería un paso importante, pues la cooperación
de Europa y otras regiones, en donde hay países con
mayores recursos y desarrollados, disminuye cada vez
más; y es necesario que a escala de América Latina se
unan esfuerzos de integración. Por supuesto, hay líderes
económicos y políticos, en nuestra región, que tienen
la capacidad de liderar y tratar de ser más equitativos,
propiciando un desarrollo de la educación superior más
justo y una cooperación Sur-Sur enmarcada en el principio
de legalidad —se insiste en ello—, donde las instituciones
cumplan con la normativa nacional e indicadores de
calidad internacional. Potenciar el desarrollo del talento, la
investigación básica y aplicada para sustentar el camino
al desarrollo en los países aún con problemas, que son la
mayoría, así como desarrollar proyectos conjuntos que
aporten soluciones regionales.
Crear un sistema normativo por región tomando en
consideración las buenas prácticas en países de avanzada
que han visibilizado su liderazgo, como México, Brasil, Chile,
Colombia y Argentina, entre otros. Cada país debería también
aportar para aumentar la colaboración académica recíproca
en programas de movilidad regional en las áreas prioritarias
de desarrollo. También debería de haber intercambio entre
profesores e investigadores universitarios. Es necesario no
dejar de lado los problemas estructurales y de división que
existen entre países e instituciones de educación superior,
pues la solidaridad debe ser un imperativo. No obstante, la
integración tiene que distinguir a las instituciones mejor
preparadas con indicadores de calidad, y regular a aquellas
les falte preparación, buscando así el camino hacia la
integración apoyadas, de hecho, por los Estados, que deben
crear y apoyar un sistema de internacionalización de la
educación superior nacional y regional.
Actualmente continúa predominando la cooperación
Norte-Sur en el tema de ciencia y tecnología,
manifestándose en grupos de investigación de diferentes
países, movilidad de estudiantes de doctorado,
investigadores que aprovechan esta cooperación para
mejorar sus competencias en investigación, así como con
la visibilización de su actividad científica, publicaciones
conjuntas lideradas por científicos del primer mundo,
entre otros. No se observa equidad en la cooperación Sur-
Sur, ni siquiera con liderazgo de países como Brasil, Chile
y Colombia, y otros, en cuanto a financiación de proyectos
de investigación, movilidad de científicos y estudiantes
de doctorado, publicaciones conjuntas, etc. Existe la
necesidad de retomar la integración regional de América
Latina, en donde los países de avanzada se comprometan
y consideren apoyar a los investigadores, por ejemplo, de
Centroamérica, particularmente de El Salvador, Guatemala,
Honduras y Nicaragua, que hacen su mayor esfuerzo en su
actividad investigadora y producción científica, en muchas
ocasiones con escasos recursos. Los gobiernos de estos
países, deben invertir en ciencia y tecnología (un fondo de
desarrollo en ciencia y tecnología, formación de doctores,
definir áreas prioritarias de desarrollo) y hacer esfuerzos
por buscar apoyo en la cooperación Sur-Sur; que se abran
nuevos espacios para aunar esfuerzos. Si no se toman
medidas a corto, mediano y largo plazo, apostando a contar
con recursos propios y de cooperación, el subdesarrollo
humano, social y tecnológico seguirá siendo la constante
de pobreza que no nos deja avanzar.
La experiencia en El Salvador, se ha caracterizado por una
baja actividad investigadora y de producción científica en
general. Desde el 2010 se realizó un esfuerzo y se aprobó
una Política de Desarrollo en Ciencia y Tecnología, así
como una Ley de Desarrollo en Ciencia y Tecnología; se han
buscado recursos para formar doctores. Existe una agenda
de investigación y áreas prioritarias de investigación:
seguridad alimentaria, energía, salud y medio ambiente,
orientadas a las ciencias naturales. Pero en El Salvador la
investigación en Ciencias Sociales sigue predominando.
Se requiere mayor inversión en investigación científica
orientada al desarrollo tecnológico y buscar cooperación
nacional e internacional que permita participar en proyectos