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Revista entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, diciembre 2019, número 68: 80-87, ISSN: 2218-3345
Aportes socioculturales signicativos
del movimiento LGBTI salvadoreño:
en el ámbito laboral
Carlos Felipe Osegueda
carlos.osegueda@utec.edu.sv
Profesor titular
Miguel Ángel Hernandez
miguelangeles79@gmail,com
Instructor
Moisés Aarón Morales-Zaldaña
moises-aron@outlook.es
Estudiante Utec
Francisca Santos-Herrera
anamaria.rosales76@gmail.com
Estudiante Utec
Recibido: 2 de abril de 2019
Aprobado: 10 de septiembre 2019
DOI: https://doi.org/10.5377/entorno.v0i68.8447
URI: http://hdl.handle.net/11298/1127
Relevant sociocultural contributions of the salvadorean
LGBTQ+ movement in the work place
Resumen
En este documento se analiza los inicios y surgimiento
del movimiento LGTBI en El Salvador y la relevancia que
han tenido en el proceso histórico de reivindicación de
derechos humanos desde la perspectiva laboral como
aporte a la cultura salvadoreña. La visibilizacion que
reclamada al Estado, como parte de la igualdad de género,
los logros que desde el 2010 han venido fortaleciendo
y consolidado en políticas inclusivas por medio de las
personerías jurídicas. Especialmente la incidencia que
los grupos AMATE, El Salvador y ENTRE AMIGOS tienen
sobre las personas que no se identifican ni pertenecen
Abstract
This document analyzes the emergence and beginnings
of the LGTBQ+ movement in El Salvador and the relevance
it has had in the historical vindication process of human
rights from the work point of view as a contribution to
the salvadorean culture. This document addresses the
visibilization demanded from the State, as part of gender
equality, as well as the achievements that have been
strengthening and consolidating the inclusive policies
through the legal entities ever since 2010. It especially
addresses the incidence that the groups AMATE, El
Salvador and Entre Amigos (Among Friends) have on
ORCID: 0000-0002-7003-1043
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pp. 80-87, Revista entorno, diciembre 2019, número 68, ISSN: 2218-3345
a ningún grupo relacionado a la diversidad sexual cuáles
son sus propuestas de cambio para mejorar y fomentar
la tolerancia, respeto y convivencia social.
Palabras clave
Homosexualidad, Lesbianismo y Bisexualidad -
aspectos sociales - Movimiento LGBTI- Discriminación
por razones de sexo
people who do not belong nor identify themselves with
any group related to sexual diversity; it describes their
proposals for change with the idea of improving and
encouraging tolerance, respect and social harmony.
Keywords
Lesbianism – social aspects – El Salvador. Homosexuality
– social aspects – El Salvador. Bisexuality – social
aspects – El Salvador. Labour law. Right to work. –
LGBTQ+ Movement.
Origen y desarrollo desde la perspectiva antropológica
de los movimientos LGTBI en El Salvador
Desde una perspectiva antropológica de lo ¿qué es ser
LGTBI? y ¿qué significa serlo?, siendo que esto es una
cercanía a la comprensión de la dualidad propuesta por
diversos estudiosos de lo que se comprende como ‘sexo’
y ‘genero’; bases teóricas que vienen a contrastar las
características, niveles, elementos y conformaciones de
las complejidades en cuanto a la diversidad de género; el
cambio, diferencia y la identidad que conforma a este grupo.
En este término, durante el siglo XIX, existía en la praxis
del conocimiento antropológico realizada únicamente por
estudiosos de carácter masculino en lo sociocultural, siendo
este actuar un medio para un pensamiento androcéntrico
que subyugaba no solo la composición social de la ‘gente’,
sino también a la Antropología, proporcionándole ese
carácter único de aplicabilidad dada por los estudiosos
hombres (Carranza, 2008).
Es decir, que este valor atribuible al desarrollo del
conocimiento antropológico solo se buscaba desde la
perspectiva del hombre como centro generador de las
dinámicas culturales, mientras que la mujer solo era partícipe
de dichas dinámicas y no se la vinculaba completamente al
quehacer cultural (Ibídem, 2008).
Por ende, se estima que los estudios realizados por las
antropólogas no eran de carácter importante, por la
mencionada cuestión social, tanto hacia el ‘conocer’ como
en el ‘trabajo’ de estudios realizados por mujeres, por tanto,
esta descripción de las composiciones sociales y elementos
culturales estudiados eran vinculantes con la aplicación de
una antropología únicamente hecha por los hombres.
Luego de este proceso histórico social, se dio inicio a un
cambio en la aplicación de una antropología de género
desarrollada por feministas que buscaban un desapego
del pensamiento androcéntrico dominante, una praxis
antropológica inclusiva tanto del objeto de estudio (la
mujer) no únicamente del hombre como hacedor de cultura;
y un apoyo a las estudiosas mismas; esto ocasionó una
perspectiva de género (González, 2011).
Colleyn (citado por Casares, 2008) entiende que la
Antropología se vio envuelta, además de en su carácter
androcéntrico, en un medio etnocéntrico que refiere a la
perspectiva de que las culturas ajenas son, en menor grado,
menos complejas o ricas en sus elementos y rasgos, por
lo cual estas dos visiones están estrechamente vinculadas,
partiendo de la praxis antropológica por el hombre con la
necesidad de encontrar una similitud de su cultura con
otras (p. 20).
De lo anterior, se dieron a conocer tres categorías o
determinantes en relación con el androcentrismo aplicado a
su dualidad, el ‘feminismo’, y se contrasta con la perspectiva
de género ante el carácter dicotómico de la diversidad de
género, refiriendo a la diversificación de lo que se entiende
por hombre y mujer, por tanto entre estas categorías se
indica: a) el androcentrismo de los/as informantes; b) el
androcentrismo del antropólogo o la antropóloga y c) el
androcentrismo intrínseco en la Antropología (Ibídem, 2008).
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De lo “diferente” a una evolución
por conocimiento de género
El androcentrismo y su relación vinculante con la praxis
antropológica, que se generó por los esfuerzos de las
antropólogas feministas no solo para que se reconociera
a la mujer como “hacedora de cultura” o descriptora de
la actividad cultural de un grupo determinado, sino para
poner en la escena del desarrollo el conocimiento de la
Antropología de género, referente a la interpretación de las
actividades y comportamientos socioculturales de personas
integrantes de grupos con autodeterminismo de ser algo
que la sociedad no les ha establecido.
En el siglo XX, se originan los estudios sobre el género o la
construcción de la identidad referente a lo sexual-social.
Tal es el caso de la antropóloga Margaret Mead, que en
1926 realizaría una investigación en Samoa. Los aportes
de Mead contribuyeron al desarrollo de la diferencia
entre sexo y género, comprendiendo a estos como una
dualidad que existía en torno al desarrollo de la ciencia
de la Antropología del género. “La reconfiguración citada
se extiende a las categorías —llamadas con frecuencia
dicotomías, opuestos, binomios, binarios, dimensiones,
distinciones o sistemas— sexo/género, hombre/mujer,
heterosexualidad/homosexualidad, y naturaleza/cultura”
(Vazquez, 2009, p. 236).
Concerniente a lo que se comprendería como género,
tenemos que en la década de los 80, del siglo pasado, la
Antropología de género pasó de ser un estudio acerca
netamente de las mujeres a ser aplicado a un entorno social
extenso. En aquella época se denotaba la utilización de la
Antropología feminista y Antropología de género en relación
con la determinación de género. Casares (2008) define
que entre los componentes del género, de una manera
conceptualizada, existen:
• Relaciones de género: Relaciones de dominación,
conflicto o igualdad que se establece entre los
géneros en una sociedad determinada.
• Papeles de género: Actividades, comportamientos
y tareas o trabajos que cada cultura asigna a
cada sexo.
• Estratificación de género: Refiere a las
desigualdades entre hombres y mujeres, reflejando
la jerarquización social y la dominación masculina
existente en la mayoría de las sociedades.
• Estereotipos de género: Construcciones sociales
que forman parte del mundo de lo simbólico y
constituyen una de las armas más eficaces contra
la equiparación de las personas.
• Generizar: Permite enfatizar el carácter cultural de
lo sexual.
• Identidad genérica o generizada: El complejo
proceso elaborado a partir de las definiciones
sociales recibidas y las autodefiniciones de
los sujetos.
Ya la llamada teoría queer se comprende como una propuesta
que surge a partir de la definición de la dicotomía entre sexo
y género, homosexual y heterosexual u hombre y mujer, con
el objetivo de luchar por una inclusión y aceptación de las
sociedades luchando contra el androcentrismo, racismo,
homofobia y clasismo de la sociedad (Hernández, 2009).
El marco etimológico de la palabra queer comprende
lo siguiente:
Como sustantivo, significa “maricón”, “homosexual”,
“gay”; se ha utilizado de forma peyorativa en relación
con la sexualidad, designando la falta de decoro
y la anormalidad de las orientaciones lesbianas y
homosexuales. El verbo transitivo queer expresa el
concepto de “desestabilizar”, “perturbar”, “jorobar”; por
lo tanto, las prácticas queer se apoyan en la noción de
desestabilizar normas que están aparentemente fijas.
El adjetivo queer significa “raro”, “torcido”, “extraño”.
(Ibídem, 2009)
En este sentido, el antropólogo y lingüista Rafael Lara-
Martínez (2012) trata de visibilizar el recuerdo de algunos
escritores salvadoreños que planteaban, allá por los años
60, las historias de discriminación y ocultamiento que
vivían las personas que eran diferentes a lo culturalmente
aceptado o impuesto por el dogma católico que dominaba y
que aún tiene secuestrado el pensamiento desde la llegada
de la Colonia (p.6).
No es que este fenómeno de la diversidad sexual no
existiera, más bien lo que existía era una negación o un
desconocimiento por parte de las personas que vivían
fuera de ese concepto binario hombre-mujer, permitiendo
que se invisibilizaran los eslabones intermedios, donde el
estudio cultural trata de ignorar, pero que el vulgo mismo
tiene presente en la memoria para dar testimonio de lo
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que rompe el esquema y que está presto a la etiqueta y
estigmatización (Lara, 2012).
Surgimiento de grupos clandestinos
Se habla de que la memoria histórica del grupo LGTBI
comienza a dejar la clandestinidad en los años 90 con un
grupo de mujeres que pretendían hacerse sentir y reclamar
sus derechos. Luego de algunos años, la Asociación “Entre
Amigos” llegaría a ser parte de este nuevo movimiento,
tomándose las principales calles de San Salvador y
desafiando a una cultura homofóbica con su “Marcha del
orgullo gay”, la cual es celebrada en junio a partir del año
97; y hasta la fecha sigue llevándose a cabo (Zapata, 2018).
Es así que Palevi (2016) confirma que
la organización de identidades LGTBI en El Salvador es
un proceso que se origina en la post guerra. Antes y
durante las dictaduras militares y el conflicto armado,
la condición de homosexualidad estaba fuera de los
discursos públicos, de la vida social académica (p. 99).
La comunidad que actualmente se describe como LGTBI,
pero que no está adscritas a un movimiento con personería
jurídica, por décadas ha sido una parte importante para
apoyar tras bambalinas a las figuras políticas que la
representan, a fin de presionar para que el Estado busque
y admita que es necesario desarrollar políticas públicas que
le permita una forma inclusiva de vivir, trabajar y de seguir
rompiendo esquemas sociales que la estigmatizan. Estos
hombres y mujeres, por años han venido luchando por un
espacio y por el respeto a su ser como persona humana,
porque se perciba su existencia, en la memoria colectiva
del salvadoreño machista, como una parte vital dentro de
la sociedad, que son los que le dan mayor relevancia a la
diversidad sexual (Hernández, 2018).
El gobierno ganado en 2009 por el partido de izquierda,
con miras al tema de inclusión social, comienza con la
creación de políticas públicas que garantizan la protección
de los derechos humanos de la comunidad LGBTI en el año
2010. Estas se enfocan en su principal línea de trabajo, la
de generar cifras oficiales en relación con la realidad de las
personas lesbianas, gais, bisexuales y trans salvadoreñas.
Dotando además, en el mismo años 2010, de una nueva
herramienta mediante la creación y promulgación del
Decreto Ejecutivo número 56 y publicado en el Diario Oficial,
tomo 387, donde se plantea por primera vez en la historia
un instrumento jurídico que vele por la no discriminación
en razón de la orientación sexual y/o identidad de género
de una persona, en el ámbito de la administración pública.
En el artículo 3 del Decreto Ejecutivo (2010) plantea,
específicamente, que:
Los titulares de las distintas dependencias y organismos
que integran la Administración Pública deberán
implementar una revisión exhaustiva de las políticas,
programas y proyectos que les atañen, adoptando o
proponiendo los correctivos necesarios, si en el diseño
o implementación práctica de los mismos se advierten
actuaciones o prácticas que de manera directa o
indirecta constituyan o puedan generar cualquier forma
de discriminación por razón de la identidad de género
y/o la orientación sexual (p.5).
En el año 2015, y en vista de las constantes denuncias y
presión del movimiento LGBTI, la Policía Nacional Civil
(PNC) hace una investigación directa sobre la agresión y
discriminación con el fin de conocer y proponer un plan
de trabajo conjunto con organizaciones defensoras de los
derechos de la población LGBTI y la Dirección de Diversidad
Sexual de la Secretaría de Inclusión Social, dando como
resultado el nacimiento del Plan estratégico LGBTI (PNC,
2015), el cual presenta por primera vez lineamientos de
actuación más precisos, planes de capacitación y políticas
institucionales, internas y externas, hacia la población en
riesgo por razón de género, como también acercamientos
de autoridades policiales a diferentes organizaciones
defensoras de los derechos de la población LGBTI a escala
nacional (p. 35).
En 2017, la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, ante
la demanda de una ciudadana salvadoreña, por primera vez
y con votación de 11 magistrados a favor de esta persona,
que nació como hombre y deseaba cambiarse el nombre,
ordena que se le reconozca y se le margine en su acta de
nacimiento con nombre de mujer.
Actualmente los grupos o movimientos LGBTI están
enfocados en demandar continuamente por la aprobación
de la Ley de Identidad de Género (Voces Nuestras, 2017.
Número 417).
El pasado 9 de marzo, la Asociación Solidaria para Impulsar
el Desarrollo Humano de Personas Trans de El Salvador
(Aspidh-Arcoíris) presentó una iniciativa productiva para la
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población LGBTI, que les permitirá crecer económicamente y
el fortalecimiento grupal agregado a la lucha de visibilización
ante la sociedad (SIS, 2018).
Método
Esta investigación se realizó con método cualitativo, con
uso del enfoque etnográfico, con visitas a las organizaciones
que velan por la diversidad de género y aquellos empleados
que se identifiquen con la comunidad LGBTI y cumplan el
requisito de laborar en instituciones públicas o privadas.
Las citas para comenzar la investigación de campo a partir
con el método etnográfico, fue todo un esfuerzo, pero
convencidos de la imperiosa necesidad de realizar dichas
entrevistas con informantes claves, dado que como Gruber
(2001) dice, “la etnografía es una concepción y practica
y conocimiento que busca comprender los fenómenos
sociales desde la perspectiva de sus miembros (entendidos
como “actores”, “agentes” o “sujetos sociales”)” (pp., 12, 13).
En el presente documento se indica la utilización de
técnicas de recolección de la información como la
entrevista semiestructurada, a manera de conversación,
con los representantes de organizaciones o asociaciones
como Amate y Entre Amigos, así como fuentes clave que no
están vinculadas con ninguna organización, pero que son
reconocidos como miembros de la comunidad LGBTI.
Se desarrolló de la observación participante en la
convocatoria por parte del secretario general de AMATE El
Salvador, Roberto Zapata, para la marcha pacífica del “Día del
Trabajo”, que se celebra el 1° de mayo en los alrededores de
la plaza al Divino Salvador del Mundo, espacio aprovechado
por el movimiento que de manera continua han participado
y manifestado de forma simbólica la búsqueda de la
reivindicación de derechos humanos igualitarios en la
sociedad salvadoreña.
Partiendo de lo anterior, Palevi (2016) considera que, “por
acciones simbólicas comprenderemos las actividades
públicas de subversión simbólica que los colectivo LGBTI
realizan contra el dominio simbólico heterosexista-
normativo”. Por otro lado, es importante destacar el uso de
las redes sociales que posibilitó al investigador sistematizar
el accionar y la experiencia organizada de los grupos
LGTBI que fue de gran valor como punto de partida de
la investigación.
Por otra parte, dentro los criterios de inclusión propuesto
por los investigadores para seleccionar los informantes
claves, fueron los siguientes:
• Persona que funja en un cargo administrativo, de
supervisión o con manejo de información en las
organizaciones en pro de la comunidad y el movimiento
LGBTI salvadoreño.
• Personaqueseareconocidocomopartedelacomunidad
y el movimiento LGBTI.
• PersonaactivadelmovimientoLGBTI.
Así, también se establecieron criterios de inclusión para
Informantes claves para los trabajadores fuera de las
organizaciones:
• PersonadelacomunidadLGBTIquelaboreeninstitución
privada o pública.
• PersonadelacomunidadLGBTIconsuautodeterminismo
de ser persona no heterosexual.
• Personaquelaboreysedesenvuelvaconpersonasno
pertenecientes a la comunidad LGBTI.
Para el proceso de análisis de información, se implementó la
triangulación de las perspectivas dadas por representantes
de las organizaciones AMATE y Entre Amigos, las opiniones
de miembros de la comunidad LGBTI y las perspectivas
de los autores y especialistas teóricos en los apartados
propuestos. También se utilizaron documentos estadísticos
o institucionales que fundamenten las perspectivas u
opiniones de los entrevistados.
Resultados
1. Concepción del trabajo como vehículo para el
desarrollo de la comunidad LGTBI
El trabajo como un derecho humano fundamental del cual
el individuo puede construir su futuro, es un derecho a no
ser discriminado:
El empleador o empleadora incurre en actos
discriminatorios cuando realiza algún tipo de distinción,
exclusión, restricción o preferencia basada en motivos
de etnia, raza, sexo, edad, nacionalidad, religión,
condición física o mental, ideología política, orientación
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sexual o identidad de género, afiliación sindical,
diagnóstico de salud, origen social o condición cultural
(Secretaría para Asuntos Estratégicos de la Presidencia
de la República, 2013, p. 23).
La trabajadora social Ruandi Hernández refiere por qué es tan
difícil que una persona LGBTI tenga acceso a oportunidades
de empleo:
(…) o sea entender quién es la persona, por qué se ve
diferente; entender que es responsable, que puede
ejecutar un trabajo como es, con claridad, con calidad,
con respeto sin faltarle a nadie. El respeto no es fácil,
y menos si es una persona transgénero, transexual o
travestis, porque por lo menos hay hombres gais que se
ven hombres masculinos. Entonces ese hombre puede
fácilmente aspirar poder, sí tiene claro las habilidades
y las destrezas para poder emplearse en un trabajo,
en cualquier institución o cualquier empresa […]
(Hernández, 2018).
La aplicación de normas que rigen el cómo comportarse, la
heteronormatividad, caracteriza un medio de discriminación
por el cual los individuos LGBTI, por su orientación sexual e
identidad de género, se excluyen de esas oportunidades y
con ello puede hasta tomar como natural la discriminación
institucional (Carcedo, Chávez, Lexartza, & Sánchez, 2016).
Esta discriminación, conceptualmente, en el ámbito laboral
o fuera de este, se puede reconocer como la discriminación
directa e indirecta; de la cual, la directa se refiere a que
en una situación se encuentra una persona que es de
distinta orientación sexual o identidad de género, es
característicamente menos aceptado del individuo que lo
posea; la indirecta define que mediante pláticas sociales en
relación con estereotipar o referir a alguien determinado
puede afectar una opinión a alguien LGBTI (Garcia, 2017).
Respecto a estos puntos, se muestra en una encuesta
realizada en territorio salvadoreño sobre las personas
autoreconocidas como miembros de la comunidad
LGBTI (Secretaria de Inclusion Social, 2012) determina
los siguientes valores: “El 61,5 % de la población expresó
estar desempleada, en ese marco, hay un porcentaje de la
población que pertenece al sector informal o subempleo
con el 38,7 %” (p. 26).
Pese al Derecho a la no discriminación, una realidad
entre las personas de la comunidad LGBTI es que no
tiene la oportunidad de ostentar el rol de empleadores en
instituciones públicas o privadas, por diferentes factores
, como por ejemplo pueden tener juicios personales en
contra de miembros de la comunidad o establecer la
orientación sexual e identidad de género por encima de las
capacidades y destrezas que puedan tener los empleadores
o bien, el desconocimiento de la diversidad de género de
lo que significa ser LGBTI, asperando a los miembros de la
comunidad.
2. Hegemonía y posición laboral representativa en la
comunidad LGBTI
Un carácter esencial es la hegemonía que caracteriza a
los miembros de las organizaciones como AMATE y Entre
Amigos, que muestran una clara oposición a la jerarquización
de sus miembros en relación con la estructura dentro de las
organizaciones. Por ello Zapata (2018) menciona:
(…) Estamos conformados en una manera horizontal,
El órgano de decisiones dentro de la organización es la
Asamblea General de Miembros, que está conformada
por todos los miembros de la organización. Después
de eso, la Asamblea se reúne, digamos, de manera
ordinaria una vez al año; pero el segundo Órgano
de mayor decisión es el Consejo Directivo, que está
conformado por cinco secretarías, la Secretaría
General, la Secretaría de Investigaciones, la Secretaría
de Formación, la Secretaria de Relaciones Públicas
y Comunicaciones y la Secretaría de Finanzas (…)
Dentro, digamos, del Consejo Directivo hay una división
del trabajo, pero no hay una jerarquía entre secretarías,
a diferencia de otros (…) En estos años, dentro de
AMATE he tenido que toparme con eso de ganarse el
“derecho de piso”, que dentro del movimiento LGTBI
es, especialmente, creo yo, bien marcado (…) En el
movimiento LGTBI, uno se topa con personas que ya
tienen 10 años, 15 años o 20 años de estar haciendo
eso. Y cuando uno es joven, estudiante universitario
“privilegiado” (gesto sarcástico), llegar a un espacio así,
hay gran resistencia ese tipo de jóvenes (…).
Concerniente a lo citado, la relación hegemónica en el caso
de un entrevistado que funge labores como cabo de la PNC
(Valle, 2018) menciona:
No, nada. Solamente comentarios. La diferencia entre
agente, mandos medios, es bien abismal (…) No, lo
que pasa por el rango que hay, si me aceptan depende
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cómo uno lleva la vida, porque hay de todo; hay del más
lepero, hay de todo.
Se entiende que este carácter hegemónico en las relaciones
laborales de organizaciones de la comunidad LGBTI, como
AMATE, en la cual, según uno de sus representantes, no se
atribuye una jerarquización que sobrepone a un miembro
sobre otro, sino más bien un trabajo en conjunto donde se
tiene “el poder de la palabra”.
Mientras que individuos que desempeñan una labor, con
un rango que les adjudica una posición o poder sobre
otros empleados, generan un ambiente de respeto, sea por
ese poder del rango que lo sobrepone u obliga a mostrar
respeto hacia alguien de rango mayor o por el ambiente que
el individuo al ser relacionado con identidad LGBTI genera a
su alrededor.
3. Aportes socioculturales de los miembros de la
comunidad LGBTI
Entre los aportes principales están los medios de ayuda
a la diversidad de género, fuera de una esfera puramente
académica a una más general, y además está el aporte al
reconocimiento de las desigualdades, entre otros.
Justamente, creo que en parte el trabajo que ha
realizado Amate ha sido llevarlo a la población en
general no solo a personas que estén interesadas en
conocer al respecto. Por ejemplo, las exposiciones
fotográficas que se han realizado, se han realizado en
lugares públicos (...) Por ejemplo, en la Universidad
de El Salvador, en el cine teatro, estuvo una semana
prácticamente la exposición fotográfica que es sobre
la historia del movimiento LGTBI en El Salvador.
Igualmente se ha realizado en otros lugares; y no es
que se restrinja solamente a personas de la comunidad
o personas que tengan cierta conciencia respecto a la
comunidad, por decir algo. En general, se quiere hacer
un cambio a nivel cultural en alguna medida a través de
esa incidencia (Rosales, 2018).
Por su parte, en el caso de la Asociación Entre Amigos,
Hernández (2018) comenta: “Inicie trabajando en varios
proyectos. Actualmente trabajo en el “Proyecto Alas” ,
donde realizaban actividades con grupos de los hombres
en la prevención del VIH e infecciones de transmisión
sexual” (p. 1). Por otro lado, en el devenir de la entrevista
a Wisnman, de la misma asociación, se mencionó que este
grupo se caracteriza por la labor de la concientización y
visibilización hacia la prevención del VIH en la población
no LGBTI, que tiene prácticas sexuales con personas de su
mismo sexo.
Por otro lado, un aporte destacable fue dado por Valle (2018),
cuando refirió lo siguiente:
“(…) Me comporté muy raro cuando hablé de eso, de
la diversidad sexual. A mí me parece un estereotipo el
querer encajonar al travesti, transexual, heterosexual;
y esas cosas me parecen de negocio, de venta; si
influye mucho, de aceptación. Para mí, la palabra no
lo definiría gay, lo definiría como asexual, que eso va
derivando en transexual, transgénero, quizás porque
no es mi tipo” (p. 1).
Es pues que, por su parte, para el caso particular del
entrevistado, Ernesto Valle, pese a que no se autodefine
en ninguna categoría LGBTI, se adjudica el término queer,
aludiendo de manera peyorativa a que es un individuo
raro o extraño por no pertenecer a ninguna categoría y
practicar comportamientos diversos a los de las categorías
establecidas, como vestir con prendas del sexo opuesto,
tener relaciones afectivas o sexuales con el sexo opuesto.
(Hernández & Quintero, 2009).
Conclusión
Los aportes socioculturales que proveen las organizaciones
en pro del movimiento y de la comunidad LGBTI, que
trabajan en la lucha por la reivindicación y aceptación de
derechos básicos, así como el reconocimiento de que,
pese a la distinción de la orientación sexual e identidad de
género, los derechos deben primar siempre en las personas
reconocidas como ciudadanos capitalinos de El Salvador;
igualmente la aceptación de que estos grupos no desean
una aceptación eminente, sino un respeto a su identidad y
determinismo propio.
Además, hay una negación a las oportunidades laborales,
debido a la orientación sexual o identidad de género; no
hay un espacio para valorar las actitudes y aptitudes que
estos ciudadanos poseen, Hay mucho prejuicio que atentan
contra la integridad y desarrollo de las personas LGTBI.
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