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Revista entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, diciembre 2019, número 68: 60-70, ISSN: 2218-3345
Valoración de los conocimientos y
prácticas culturales de la agricultura
ancestral relacionados a las prácticas
agcolas sostenibles en la comunidad
de Nahuizalco
Josué Mauricio López-Quintana
ORCID: 0000-0003-0888-6574
Universidad Tecnogica de El Salvador
Recibido: 10 de agosto 2019
Aprobado: 29 de noviembre 2019
Resumen
La agricultura es un proceso de obtención de productos
destinados al consumo y comercio, para el bienestar
económico y seguridad alimentaria de una población,
en este proceso se utilizan una cantidad de recursos a
disposición y se invierten cantidades determinadas de
mano de obra y materiales. En el caso de Nahuizalco la
agricultura representa una forma de vida vinculada a la
identidad, la tradición y la religiosidad de sus productores
quienes se encargan de producir para generar ingresos a
sus núcleos familiares aún conservan un legado ancestral
durante las varias etapas y momentos de las siembras.
Se realizó un acercamiento etnográfico al proceso de
Abstract
Agriculture refers to the process of obtaining products
for consumption and trade, for the economic well-
being and food security of a population. In this process,
a certain amount of available resources are used and
these are invested in a specific amount of labor force
and materials. In the case of Nahuizalco, agriculture
represents a way of life linked to the identity, tradition
and religiosity of its farmers. Those in charge of
producing in order to generate income for their families,
still retain an ancestral legacy during the different
stages and moments of planting the crops. The study
included an ethnographic approach to the farming
DOI: https://doi.org/10.5377/entorno.v0i68.8446
URI: http://hdl.handle.net/11298/1126
Assessment of the cultural practices and knowledge
of ancestral agriculture related to the sustainable agricultural practices
in the community of Nahuizalco
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cultivo de los cantones que actualmente Organizaciones
no gubernamentales se encuentran implementando
la visión agroecológica que retoma elementos de los
conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas
de Nahuizalco para el desarrollo sostenible
Palabras clave
Agricultura - historia - Nahuizalco, El Salvador. Desarrollo
agrícola - El Salvador. Cultivo de la tierra - Nahuizalco, El
Salvador. Productividad agrícola.
process in the towns which are currently implementing
the agroecological vision that takes up elements from
the ancestral wisdom of the indigenous communities of
Nahuizalco for sustainable development.
Keywords
Agriculture – history – Nahuizalco, El Salvador. Agricultural
development – El Salvador. Farming– Nahuizalco, El
Salvador. Agricultural productivity.
Introducción
La temática agrícola y lo relacionado con el trabajo de la
tierra y sus productos son un tema que interesa a las
autoridades gubernamentales competentes y municipales,
como también a pequeños pobladores de una región. De
esto se comprende que la agricultura tiene un interés a
escala de país, cuyos compromisos están vinculados con
la sostenibilidad económica y alimentaria. Asimismo, la
empresa privada tiene interés por la producción de cultivos
y su procesamiento, para la comercialización de productos
utilizados en producir servicios alimenticios.
La agricultura es una actividad entrañablemente humana,
producto de miles de años de observación e interacción con
el entorno natural; es la manipulación y transformación del
ambiente a favor de la necesidad alimentaria humana y de
los animales domésticos, actividad consolidada en un grupo
humano que posee diversas manifestaciones identitarias.
Es una de las actividades humanas que transciende al
grado de convertirse en un sistema de creencias, visiones,
cosmovisiones y tradiciones antes, durante el tiempo de
La manipulación del ambiente y los elementos relacionados
con el contexto natural para la producción de vegetales
en busca del bienestar humano puede considerase
como un cultivo. Al igual que la manipulación genética
de plantas silvestres, cuyo proceso se lleva a cabo para
la domesticarlas, es un aspecto que se considera como
actividad agrícola que aporta al desarrollo tecnológico y a los
cambios culturales (Casas, Caballero, Mapes & Zárate, 1997).
El proceso de consolidación y trasformación de la actividad
agrícola, para Villareal y Marín (2008), tiene sus comienzos
en el movimiento humano hacia ríos, lagos, montañas y
las costas, permitiendo zonas de asentamiento en donde
era necesario crear patrones de recolección de alimentos
vegetales, llevando a los grupos humanos a explorar varios
ecosistemas, con esto lograban conocer las propiedades
de las plantas y les daban uso para alimentación y otras
aplicaciones. Casas y Caballero (1995) mencionan que la
agricultura tiene un proceso de transformación del ambiente
para crear un contexto artificial que permita al ser humano
controlar los recursos a disposición para la producción de
una planta.
La región mesoamericana ha sido uno de los lugares en donde
tuvo lugar la experimentación y un proceso de adaptación
y cultivo de plantas para ser domesticadas. A pesar de
que se tengan muy pocas evidencias paleobotánicas, este
proceso tuvo lugar en todo el continente. Villarreal y Marín
(2007) mencionan que en Mesoamérica existió un sistema
precerámico que se basó en la recolección de frutos y
semillas que aportó al conocimiento para el procesamiento
de alimentos que fueron colocados en hornos y fogones
para su preparación, lo cual contribuyó al sedentarismo.
Estos mecanismos, para el procesamiento, almacenamiento
y producción del alimento, en un primer momento debieron
de permitir el establecimiento de áreas designadas para
tareas domésticas. Pero también existieron otras maneras
de transportar estos conocimientos, tal como explica
Velázquez (2015) que a lo largo del área mesoamericana
hubo diversas rutas de comercio, lo que dio lugar a
la apropiación de los territorios y al establecimiento
de diferencias, formando la organización y una fuerza
económica mediante una economía comercial, ya que no
solo se intercambiaba con alimentos.
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El Salvador posee varios lugares donde se encuentra
evidencia del pasado agrícola del territorio y del área
Mesoamericana, principalmente en Joya de Cerén, que
entre sus estructuras y evidencias arqueológicas tiene
una milpa con cultivos de maíz y posiblemente de maguey,
por lo que MacKee (1995) explica que en el complejo
habitacional del sitio se encuentran zonas destinadas a la
agricultura, además en senderos alrededor las estructuras
estaban organizadas de tal forma que el modo de vida de
sus habitantes concordara con las actividades agrícolas.
Así mismo menciona Sheets (2007), que en Joya de Cerén
se tenía una constante actividad productiva al analizar
los surcos de cultivo en diferentes zonas del complejo
arqueológico encontrando; también posibles cultivos de
yuca. En el sitio existen múltiples linderos que conectan
con las estructuras habitacionales, esto puede considerarse
como algún tipo de agricultura comunitaria (Dixon, 2013).
Existen otros sitios arqueológicos en el interior del país,
como el Cerrón Grande y el Bulevar Monseñor Óscar Arnulfo
Romero, y en Chalchuapa, lugares que se encuentran bajo
varias capas de ceniza volcánica y que poseen muchos surcos
de cultivo. En el caso del bulevar, se tienen evidencias de una
milpa (Nobuyuki Ito, Watanabe y Kimura, 2018). En la tefra
Cuscatlán se encuentra evidencia de milpas relacionadas
con el maíz, debido a esto puede pensarse que el maíz es
un cultivo que se encuentra en todos los lugares en donde
hay evidencias de actividades agrícolas, con características
similares a otros puntos donde también existen evidencias
agrícolas que incluso pueden compararse con la forma
como se cultiva en la actualidad (Amaroli, 2009).
La tenencia, el trabajo y la producción de la tierra están
ligados a los ámbitos políticos, sociales e históricos; pero
también poseen una fuerte connotación cultural, un arraigo
en la tradición, las creencias, la religiosidad y la identidad
que se expresan en los pueblos salvadoreños mediante sus
modos de vida. Nahuizalco, municipio del departamento
de Sonsonate, es parte de la Reserva de Biosfera de
Apaneca-Ilamatepec, que es un territorio conformado
por ecosistemas terrestres o marinos. Certificado por la
Unesco para promover el desarrollo sostenible mediante
la participación de los sectores locales para la integración
de la población con el fin de promover la importancia de la
conservación natural y cultural.
En el año 2013, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales presentó la Estrategia Nacional de Biodiversidad,
integrada cuatro estrategias nacionales: Biodiversidad, Cambio
Climático, Recursos Hídricos y Saneamiento Ambiental,
como una alternativa para solventar las necesidades
medioambientales del país. La primera estrategia aborda la
importancia de los conocimientos agrícolas que poseen las
comunidades locales, poniendo énfasis en aquellos saberes
que poseen acerca de la naturaleza y su diversidad, no solo
sobre la agricultura.
Desde la parte cultural y social, la “Monografía indígena
del municipio de Nahuizalco”, realizada por la Secretaría
de Cultura de la Presidencia en el año 2012, presentó
la considerable pérdida y degradación ambiental del
municipio, al igual que aborda aspectos sociales como
la organización de las comunidades por la preservación
del agua y la biodiversidad, que está relacionado con las
temáticas del arrendamiento de tierras y de la producción
agrícola, además de con el pasado histórico y cultural propio
de la identidad y las tradiciones que se encuentran en el
municipio, entre otras.
En Nahuizalco, actualmente las ONG buscan implementar
en las comunidades agrícolas la visión de la agroecología
para lograr la sostenibilidad económica, social y ambiental,
como en los casos de Sisimitepet, Anal Abajo, Tajcuilujlan y
Pushtan, sitios que aún conservan elementos de la identidad
indígena; y mucho del conocimiento acerca de la naturaleza
se vuelve parte de todo tipo de expresiones culturales
que giran en torno a las épocas de siembra y que forman
parte de la tradición e historia. De las cuatro comunidades
mencionadas proviene un grupo de agricultores, hombres y
mujeres, que guardan la tradición y el conocimiento sobre
la vida agrícola.
El pasado agrícola de Nahuizalco está documentado a
través del registro de los viajes de Pedro Cortés y Larraz
al visitar las parroquias del antiguo territorio salvadoreño;
menciona que se produce y se cosecha maíz y frijol en gran
abundancia. Quien se interesó por la forma de vida y los
aspectos agrícolas de Nahuizalco fue el antropólogo sueco
Carl Vilhelm Hartman al estudiar las costumbres, tradiciones
y creencias de la vida indígena de la zona. El Salvador es el
país más pequeño de Centroamérica, pero el más cultivado,
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afirma Hartman, además de comentar que los pobladores
de Nahuizalco viven de la tierra, del trabajo que realizan en
la producción de cestería y de las huertas, y que siembran
variedades del maíz y frijol.
En el trabajo “Reconocimiento Etnográfico de los Aztecas de
El Salvador de 1901”, Hartman (2001) describe el momento de
la siembra de maíz como una expresión cultural; la siembra
se realizaba de manera conjunta con sus habitantes, una
celebración colectiva que empieza en el momento de dirigirse
al lugar donde se realizaba la siembra, esto tenía lugar antes
de que la tierra fuese delimitada. Ignacio Barberena (1998)
habla sobre que el patrimonio principal de los indígenas es la
fabricación de petates y productos derivados del tule, al igual
que los cultivos de maíz, frijol, arroz, yuca, azúcar y café.
Método
Para la estrategia metodológica, se optó por un
acercamiento etnográfico a las comunidades agrícolas de
Sisimitepet, Anal Abajo, Tajcuilujlan y Pushtan, esto para
identificar espacios, contextos, visiones y modos de vida
de sus habitantes en relación con todo tipo de expresión
cultural relacionada con la agricultura. En Nahuizalco, la
tradición, las creencias y la religiosidad de quienes trabajan
la tierra se manifiestan en distintos momentos y formas
durante el proceso de preparación y producción agrícola,
volviéndose parte de la identidad de sus habitantes,
especialmente de aquellos que poseen una herencia
ancestral y practican los conocimientos transmitidos por
sus padres y abuelos.
Fase exploratoria: se realizó un acercamiento a la
comunidad mediante la coordinación de la Fundación para
el Desarrollo Socioeconómico y Restauración Ambiental
(Fundesyram), que tiene cierto conocimiento acerca de la
producción agrícola local, al igual que ha logrado identificar
ciertas prácticas y saberes sobre la manipulación de
ciertos cultivos representativos de la comunidad local.
Acercamiento etnográfico: en el caso de Nahuizalco,
para visualizar el proceso de implementación de la visión
agroecológica, así como también para la parte de identidad,
simbolismo y tradiciones agrícolas, se usó del método
etnográfico, tal como mencionan Quezada y Quintana,
(2015), que la implementación etnográfica se vuelve una
herramienta precisa que permite indagar en los escenarios
socioculturales que tienen lugar en las comunidades.
Además del método etnográfico, la investigación se realizó
desde la perspectiva emic. Como menciona Castillejo
(2013), aquellas expresiones de la cultura que son parte de
la identidad de un pueblo van a ser comprendidas desde
la misma comunidad, al igual que los conceptos, términos
y significados, por tanto, las expresiones y conocimientos
agrícolas son analizadas desde el marco cultural local.
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Se realizaron visitas a las parcelas para observar el proceso
de cultivo; también se entrevistó a miembros del Comité
de Portadores de Conocimiento Ancestral de Nahuizalco,
entre ellos hombres y mujeres experimentados en labores
agrícolas y que se han dedicado a dicha forma de vida
desde una temprana edad, cuya característica principal
son parte de las familias que poseen rasgos de la identidad
y cosmovisión indígena, y manifiestan algunos de esos
elementos a través de diversas expresiones en la agricultura
Para el análisis de datos, se utilizó NVivo como software
para interpretación de datos cualitativos, generando
esquemas de relación por conglomerados. Además, los
relatos de experiencias y los conocimientos compartidos
y documentados permiten visualizar el comportamiento
cultural de la comunidad.
Resultados
En los cantones de Nahuizalco Sisimitepet, Pushtan,
Tajcuilujlan y Anal Abajo las familias conservan ciertos
conocimientos acerca de la producción, cuido y manejo de
cultivos, una clase de saberes que han logrado transmitirse
por medio de la oralidad y la práctica. Tratándose no solo
de la producción y distribución entre la comunidad, o
bien sea para la comercialización, la agricultura tiene un
lugar importante en la identidad ancestral. Algunas de sus
familias continúan replicando ese legado a través del ciclo
agrícola, las temporadas de preparación de la tierra. Los
cuidados y las formas en que se va a tratar el cultivo y su
cosecha son una parte del conocimiento adquirido de la
interacción del ser humano y su medio. La agricultura en los
cantones es una manera en que algunas familias subsisten,
ya sea consumiendo o comerciando sus cosechas; de esa
forma pueden percibir ingresos. Asimismo, en la agricultura
se transmiten aquellos elementos de la identidad y
cosmovisión que son replicados en diversos tipos de
momentos; expresiones culturales que toman lugar en la
comunidad. El tratamiento de la tierra, los conocimientos
sobre plagas, tiempos de siembra, abono y el tiempo de
cosecha son aspectos que están determinados por los
mismos elementos naturales que contribuyen a medir
los tiempos y a realizar los deberes correspondientes al
trabajo de la tierra, así como intervenir en otros más de
carácter cultural.
Movimientos lunares
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La luna tiene una importante representación simbólica
como elemento que está presente en los momentos de la
vida social de sus habitantes, quienes poseen ese legado
de generación en generación y que algunos de sus más
ancianos aun toman en cuenta. Se trata de un sistema
ancestral que se basa en la interpretación de las fases la
luna, teniendo un importante significado cosmológico
para las comunidades indígenas de Nahuizalco e Izalco,
retomando esas fases para realizar otras actividades de
la vida cotidiana. Schultze Jena (1997) explica que ciertos
aspectos relacionados a la luna la parte agrícola, en las que
se distinguen tres aspectos importantes para cultivar: los
conocimientos que son empleados para llevar los tiempos
de peina (preparación de la tierra), la siembra y la dobla
(cosecha). Como sucede en las siguientes fases lunares, en
la luna nueva se evita sembrar por la creencia de que lo que
se siembre no echara raíces, al igual que sembrar en la luna
en cuarto menguante, mientras que la en la luna tierna es el
momento idóneo para sembrar.
De esa forma lo explica doña Teodora (2018), del cantón
Sisimitepet:
No se puede sembrar. Solo, por ejemplo, nosotros
tenemos la costumbre de sembrar cuando es 11
de luna. Por ejemplo, ahorita va a ser 11 (once de
luna) el 24 de julio. Ese día vamos a sembrar unos
palitos todavía, porque sabemos que no se muera,
porque creemos que Dios nos va a enviar la lluvia,
y va a llover, y no se van a morir los palitos. Así que
vamos a sembrar el 24 de julio; ese es el día perfecto.
Otros siembran el 29 de luna, un día que se vaya la
luna. Otros siembran en creciente. La yuca se puede
sembrar en creciente. Para que crezca, la yuca se
puede sembrarse en creciente; cuatro o cinco días
de luna.
Cultivos de yuca, frijol y maíz en los cantones de Sisimi-
tepet, Pushtan, Tajcuilujlan y Anal Abajo de Nahuizalco
La siembra de yuca
Se inicia consiguiendo los vástagos de la yuca, se cortan y se
colocan llevando una posición; pero antes de ser sembrados,
según la tradición, el sembrador tiene que frotarse las
manos con la planta matali (Tradescantia zebrina) y después
acariciar el vástago e irlo sembrando a 40 cm entre cada
estaca. El sembrador debe de coincidir con las fases de
luna. En este caso se trata de 11 de luna. La persona que
siembra, abre la tierra para enterrar los vástagos de yuca,
explicando que si la lluvia viene del sur los vástagos deben
de ir en una posición que no les caiga directamente la lluvia.
La estaca (yuca) debe quedar completamente enterrada.
“(…) Por medio de ustedes, pues, verdad, y por medio de
esta plantita vamos a sembrar esta plantita. Espero que
Dios nos dé fuerza. Primero a ustedes, en primer lugar, ya
que Dios nos tiene en vida, ¿verdad? Y así, que esta yuquita
salga bien (...)”. Habiendo dicho esas palabras, el agricultor,
en este caso uno de los hijos de don Margarito, frota las
raíces de la planta matali; y con sus manos impregnadas de
la tierra que tiene dicha planta frotan las estacas de yuca y
comienzan a enterrarlas. En este caso fueron sembradas de
seis a ocho estacas; y aproximadamente en cuatro meses
se verán las cosechas de yuca. Uno de los agricultores
menciona que el 3 de mayo (“Día de la Cruz”) el párroco llega
a la comunidad y todos los agricultores llevan sus semillas, y
él hace la bendición y la oración de las cinco velas de cinco
colores: amarillo, azul, negro, etc., y cada una está puesta en
un círculo como una estrella.
De esa forma se siembra la yuca. Esperando haber cumplido
con la tradición del frotamiento y habiendo enterrado la yuca,
el grupo regresa a la plaza de Nahuizalco para continuar en
el mercado. Debe destacarse que el sistema lunar juega
un papel importante para el cultivo local. Los agricultores
concuerdan en sus fechas de siembra, según las fases de
la luna, el día de la siembra de la yuca. Las fases lunares
son importantes para la agricultura, pero no solo para este
aspecto, sino que también para la vida cotidiana. Esto forma
parte de las creencias locales. Por ejemplo, en el ámbito
reproductivo o en salud, ya que el joven comenta que no
es lo mismo herirse en un día que la luna no esta creciente
a que cuando está llena. La figura de la luna tiene una
connotación femenina, mientras que el Sol es considerado
como el “abuelo sol”, con una entidad masculina.
El cultivo de frijol
La siembra del frijol se llevó a cabo en el cantón Anal
Abajo actividad correspondiente al calendario lunar (luna
llena) y de acuerdo con el cambio de cultivo conveniente,
ya que estos se rotan bajo la creencia de que la tierra
necesita descansar de ciertos cultivos, para que estos den
buenas cosechas. Debido a que para el campesino la tierra
representa un ser vivo que le proporciona el alimento, es
por eso que llega un momento cuando se cansa de generar
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los mismos cultivos.
El agricultor utiliza un lazo para poder
trazar la línea en donde serán sembradas las semillas, se
toma el chuzo (tronco de madera con punta) para poder
hacer agujeros en la tierra; y se toma otro madero para
golpearlo, para que la fuerza permita que el chuzo sea
enterrado en el suelo, mientras se hacen los agujeros se
van colocando tres semillas en cada uno. Del otro lado, otra
persona coloca ceniza conforme a cada surco, siguiendo la
línea trazada; y así se hace en cada surco.
En la siembra, se observó cómo se transmiten los
conocimientos y se aprenden las habilidades para con la
nueva generación, por lo que se tuvo una participación
importante durante esta. En esta ocasión, niños de la
comunidad fueron a aprender a sembrar. En la actividad
de la siembra, el agricultor enseña poniendo su ejemplo
primero: toma el chuzo, lo golpea con otro madero y hace
el agujero, luego da dos pasos para hacer el siguiente. Esto
lo hace dos veces y luego pone al joven a hacerlo, mientras
el otro agricultor comienza a colocar ceniza en las líneas ya
trazadas, en las que se ha depositado semilla de frijol.
La siembra de maíz
El maíz es uno de los cultivos primordiales en la
producción agrícola de Nahuizalco; es uno de los cultivos
representativos de la identidad indígena y del diario vivir
de los agricultores. Nunca falta la producción de maíz en la
milpa, al igual que el frijol, se cultiva de manera continua
para el sustento diario. El maíz tiene una connotación
simbólica en la cosmovisión de la comunidad indígena, tal
arraigo cultural tiene que actualmente tanto la siembra
como la cosecha representan un momento de alegría
y de convivencia entre la comunidad. Es una visión que
permanece en las actuales comunidades que poseen
rasgos de identidad indígena y, asimismo, que se transmite
en la familia y de generación en generación, mientras
que otros agricultores manifiestan ciertos elementos que
se realizan en la siembra del maíz, pero que se llevan a
cabo por tradición. La siembra del maíz tiene elementos
ceremoniales y tradicionales que son visibles durante todo
su proceso, desde que se va a cultivar hasta la cosecha, en
donde la comunidad y las familias participan.
Hartman (2000) describe la variedad de productos
comestibles derivados del maíz, al igual que la producción
de sus huertas, muy ricas en vegetales y especias. Existe
otro elemento en la descripción de este investigador. Se
trata del chuzo, un objeto importante para las siembras
del frijol y el maíz, además es un interesante elemento
simbólico. Hartman menciona que estos objetos tienen
la función de proteger los cultivos de los huracanes. Pero
los chuzos tienen otra función, también importante, pues
es una herramienta para depositar la semilla y el chilate,
afirman los agricultores y practicantes; es una manera
de mostrarle a la tierra que el agricultor se interesa por
su bienestar, y el depositarle chilate es una muestra de
agradecimiento por ocupar el espacio y sus nutrientes para
producir alimentos; se vuelve una cortesía, un respeto para
con el espacio simbólico que es la milpa. En la actualidad
persisten algunos elementos como el chuzo, la preparación
del chilate, el refrigerio y el almuerzo para los mozos; al
igual que en las doblas, la preparación de tamales y chilate
para repartir.
Así lo expresa la ‘niña’ Élida Hernández (2018) del cantón
Tajcuilujlan:
Ella... Bueno, cuando ella dice que iba a sembrar, ella
estaba temprano. Hacía chilate, llevaba dulce, iba a
orar; en el guacal iba a enflorar a las cuatro esquinas.
En la siembra, le pedía a Dios. Y luego en medio del
terreno hacía el hoyo y ahí enterraba el chilate; y
lo enterraba en las cuatro esquinas... Lo enterraba.
De ahí echaba su agua bendita —que le dicen— y
lo rociaba, y ahí se quedaba. Y hacían una cruz de
palo de santo y ahí la dejaban en la siembra. Luego
decía ella “Por favor —les decía a los mozos—, yo les
voy a llamar que vayan a almorzar, pero no me vayan
a dejar los chuzos aventados. “Por qué” —decían
ellos—. “Porque, si no, va a venir la tormenta; me lo
va a votar todo en la milpa. Porque el chuzo tiene
que quedar sembrado”. A todos los mozos les decía
así. Y ya, cuando había el elote, a todos les repartía.
A los vecinos se ponía repartir. Cuando era la dobla,
le daba su poquito a cada quien. Hacía tamales,
hacía tuyuyo. Todo lo daba a repartir; pero más la
bendecía Dios. Pero no era tacaña. Ella a todo mundo
le regalaba... Ella regalaba. Y gracias, bien dicho, que
todo el que es amable con la persona dondequiera
hay amistad, tengamos dinero o no tengamos, pero
siempre comemos
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La transmisión de conocimientos de forma oral y práctica
está totalmente vinculada con los conocimientos, que
incluyen el manejo de recursos naturales como el suelo, los
abonos, el agua y la semilla misma. Se trata de una dinámica
cultural, porque el conocimiento que se encuentra en la
parte intangible se transmite de manera oral a las nuevas
generaciones y se lleva a la práctica. Ahora las creencias
se manifiestan efectivamente durante la época de la
siembra, para la protección y desarrollo de los cultivos.
Las tradiciones están emparentadas con la identidad del
agricultor; son una parte fundamental en la realización de
las tradiciones, como la celebración de la bendición de
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la semilla, la Semana Santa, el “Día de los Difuntos” y los
Canchules etc. Algunas de estas celebraciones se llevan a
cabo en otras partes del país, pero en Nahuizalco tienen un
notable arraigo cultural en la población.
La conservación de la semilla es un elemento vinculado
con la tradición. Mediante el acercamiento etnográfico
se identificó que el agricultor, por tradición, recibe su
herencia material representada en las semillas; de esa
manera puede continuar realizando el proceso agrícola,
permitiéndole asegurar la alimentación de su familia y
seguir practicando el conjunto de costumbres y creencias,
las cuales forman parte de su identidad como agricultor; y
en el caso del agricultor indígena, de su cosmovisión.
La preparación del chilate para consumirlo durante la
siembra es un elemento que tiene una relación directa
con el pensamiento colectivo agrícola, debido a que la
comunidad indígena realiza una actividad para llamar a
sus familias y conocidos, para efectuar la bendición de sus
semillas guardadas de la anterior cosecha o de anteriores.
En esta actividad, se pide a Dios y a los elementos de la
naturaleza que propicien buenas cosechas y que tengan
protección de los huracanes. Esto a su vez se relaciona con
las creencias acerca de la preparación, cuidados y relación
con la milpa, la naturaleza y los cultivos, aspectos que
permanecen en la identidad de los pobladores, quienes
procuran cumplir con las enseñanzas transmitidas de
sus abuelos.
La religiosidad tiene un papel importante en el proceso
agrícola, en la preparación (peina), siembra y la cosecha
(dobla); se reza un padrenuestro, ya sea para pedir por la
seguridad de la milpa o para agradecer la productividad.
E
sto conlleva a otro aspecto, que son las ceremonias en
las siembras, que tienen que ver con la identidad indígena,
que actualmente en cantones como Sisimitepet han dejado
de realizarse debido a que los abuelos, figuras importantes
para la comunidad, han comenzado a morir, y otros padecen
de enfermedades que no les permiten movilizarse. Otro
elemento que sobresale son las doblas (se llama así a
la corta del maíz o de otro cultivo), que es una parte del
cultivo con varios aspectos culturales. Para esta actividad,
se prepara chilate y se hacen tamales para repartir; es una
celebración que se hace en agradecimiento por la cosecha,
por ello se comparte entre la comunidad.
Otros aspectos que son parte de la siembra del maíz son
el chuzo y la contratación de mozos. El chuzo es el objeto
con el que se abre la tierra para depositar la semilla es
la herramienta con la que el ser humano, en este caso
el agricultor, protege sus cultivos y también deposita la
semilla para darle vida a su milpa. De esta afirmación, se
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comprende que es la mano del agricultor la que mueve el
instrumento para asegurar la vida de la comunidad y para
darle continuidad a los conocimientos que ha heredado de
sus padres. Los mozos son los ayudantes que se encargan
de apoyar en la labor agrícola al momento de la peina, la
siembra y la dobla; ellos acompañan todo el proceso. Por eso
puede comprenderse la relación con el chuzo, ya que el mozo
es quien realiza la tarea de abrir la tierra con dicho objeto.
El trueque o intercambio de productos es un aspecto que
se mantiene en la comunidad, en la población de adultos
mayores, como parte de las tradiciones y costumbres que
permiten la preservación de la semilla y la diversidad de
cultivos, en el caso de los maíces y frijoles. La conservación
de la semilla y elaboración de bancos de semillas, permite
asegurar los materiales genéticos e insumos, como por
ejemplo el tule, para elaborar los productos artesanales
como los petates y las canastas que se comercializan en el
mercado municipal de Nahuizalco
Conclusiones
Un elemento representativo de las expresiones culturales
agrícolas es la siembra del maíz; desde sus primeras etapas
se muestran características relacionadas con las creencias,
las tradiciones y la cosmovisión, tratándose de uno de los
aspectos que permite la conservación de la de la identidad.
La siembra del maíz está determinada por el calendario
lunar; el astro y sus movimientos inciden en la disposición y
acción del agricultor para sembrar.
Se comprende que la agricultura es una de las principales
actividades económicas del municipio de Nahuizalco. Dicha
actividad permite la subsistencia familiar de las poblaciones
en los sectores rurales. En Nahuizalco existe una dinámica
socioeconómica que combina elementos de la identidad,
tradiciones y costumbres, que se ven reflejados en la vida
agrícola. Las familias agricultoras se preparan para los
periodos de siembra, desde mayo a septiembre; y en parte
de los últimos meses de octubre y noviembre se están
haciendo las últimas cosechas y doblas. Nahuizalco es uno
de los ejemplos de productividad agrícola que a través de la
historia ha mantenido dicha actividad; y uno de los lugares
en donde se está volviendo a implementar las raíces de la
agricultura ancestral, al incentivar a la población a recuperar
y revalorar los conocimientos que poseen los pobladores
de los cantones de Sisimitepet, Pushtan, Tajcuilujlan y Anal
Abajo de Nahuizalco.
El maíz tiene una connotación simbólica en la cosmovisión
de la comunidad indígena, de tal arraigo cultural que
se consideran actualmente, tanto la siembra como la
cosecha, como momentos de alegría y de convivencia
para la comunidad. Es una visión que permanece en las
actuales comunidades que tienen rasgos de identidad
indígenas, y, asimismo, que se transmiten en familia de
generación en generación La siembra del maíz tiene
elementos ceremoniales y tradicionales que son visibles
durante todo su proceso desde que se va a cultivar hasta la
cosecha. Probablemente en algún momento de la historia
de Nahuizalco fue una festividad de la comunidad indígena,
mientras que hoy en día se practica por respeto al legado
ancestral.
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