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Revista entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, diciembre 2019, número 68: 9-16, ISSN: 2218-3345
La calidad de vida percibida
por la familia que reside en la zona
costera salvadora
Ana Sandra Aguilar de Mendoza
1
ORCID: 0000-0003-3641-0442
José Rigoberto Vaquerano-Benavides
2
Lizzie Nájera de Henríquez
3
Larissa Hernández -Monterrosa
3
Glenda Yamileth Trejo -Magaña
4
Osmel Alberto Sánchez -Granados
5
Elmer José René Hernández -Romero
5
Edwin Osmil Coreas -Flores
6
Diana Beatriz Moreno -Ventura
6
Ramón Edgardo Marquina -Martínez
6
Recibido: 6 de abril de 2019
Aprobado: 3 de julio de 2019
Resumen
El bienestar familiar adquiere importancia en la calidad
de vida que una persona, familia o comunidad percibe.
El ODS 3, relacionado con gozar de bienestar, es el
centro del desarrollo humano. Al explorar la percepción
de calidad de vida, se utilizó la escala QLI-Sp en una
muestra de 1.810 participantes que representan a
familias que residen en los 20 municipios salvadoreños
que tienen salida al océano Pacífico. Se aplicó la técnica
de encuesta utilizando el software de QuestionPro para
dispositivos móviles. La data se trabajó en el software de
SSPS 19 para analizar la información recabada. Entre los
resultados se encontró que la calidad de vida percibida
Abstract
A family´s welfare acquires importance in terms of the
perception of the quality of life that a person, a family, or
a community perceives. The SDG 3, related to welfare, is
the center of human development. In order to explore life
quality in this study, the QLI-Sp scale was used in a sample
of 1.810 participants who represent the families residing
in the 20 Salvadorean municipalities on the shore of the
Pacific Ocean. Surveys were conducted and QuestionPro
was the software used for mobile devices. Data was
analyzed with SPSS 19. Among the findings there can
be mentioned that the quality of life, as perceived by
the families living in the coastal zone of El Salvador, is
URI: http://hdl.handle.net/11298/1141
DOI: https://doi.org/10.5377/entorno.v0i68.8461
The perceived quality of life by families residing
in the Salvadorean coastal zone
1 Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec)
2 Universidad de Oriente (Univo)
3 Universidad Católica de El Salvador (Unicaes)
4 Universidad de Sonsonate (USO)
5 Universidad Gerardo Barrio (UGB), San Miguel
6 Universidad Gerardo Barrios (UGB), campus Usulután
0000-0003-0071-8795
10
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por las familias costeñas, en El Salvador, es deficiente
porque no se superan, en más del 50 % de sus miembros,
las condiciones intrínsecas y extrínsecas que facilitan
la percepción de una buena salud. Al no satisfacer sus
necesidades materiales, las estructuras que sostienen la
pobreza como los bajos salarios, las ocupaciones laborales,
el tipo de actividad productiva, la falta de tenencia de la
tierra, la práctica de actividades colectivas que integran
a la familia, la inseguridad comunitaria, el poco acceso a
la información y los obstáculos financieros para invertir
en producción económica limitan la percepción de un
mejor bienestar psicológico y emocional, reportando una
deficiencia en el bienestar emocional, intrapersonal, en
la plenitud personal y en el apoyo social/emocional. Las
acciones de protección social para familias vulnerables
presentan poca cobertura e inciden en la presencia de
bienestar interpersonal.
Palabras clave
Costas del Océano Pacifico - El Salvador - calidad de vida.
Litoral - El Salvador - Desarrollo humano. Costas del Océa-
no Pacifico - El Salvador - Bienestar familiar. Costas del
Océano Pacifico - El Salvador - aspectos psicológicos.
Costas del Océano Pacifico - El Salvador - aspectos so-
cioeconómicos.
deficient since the intrinsic and extrinsic conditions that
facilitate the perception of good health are not overcome
for more than 50% of their members. By not meeting their
material needs, the structures which sustain poverty such
as low wages, people´s occupations, the type of productive
activity, the lack of land tenure, the practice of collective
activities which help family integration, the lack of safety
within the communities, the little access to information
and the financial obstacles faced to be able to invest in
the economic production limit the perception of a better
emotional and psychological well-being, thus reporting a
deficiency in the emotional and intrapersonal welfare of
people, in their personal plenitude, and in the emotional/
social support. The actions taken for the social protection
of vulnerable families demonstrate little coverage and
affect the presence of interpersonal welfare.
Keywords
Pacific Ocean Coast – El Salvador – quality of life. Litoral
– El Salvador – Human development. Pacific Ocean Coast
– El Salvador – Family welfare. Pacific Ocean Coast – El
Salvador – psychological aspects. Pacific Ocean Coast – El
Salvador – socioeconomic aspects.
Introducción
Este artículo es parte de un proyecto de investigación
multicéntrico ejecutado por cinco universidades
interesadas en el bienestar de las familias residentes en las
áreas costeras salvadoreñas.
El avance en el Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
de bienestar, requiere colocar a la salud en el centro del
desarrollo humano. En cuanto a la salud de la población
salvadoreña que reside en la zona costera, en el año 2005
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) público el
informe de país para Nicaragua, Guatemala y El Salvador
basado en el instrumento IESM-OMS, que midió la salud
mental. Para el 2004, los datos sobre la salud mental de
la población salvadoreña indican que solo se invierte
el 1 % en este rubro y que el 99 % se destina para el
tratamiento psiquiátrico. Para este año se contabilizaron
49 establecimientos de salud que proporcionaron atención
en salud mental de tipo ambulatorio. Los diagnósticos
encontrados fueron principalmente relacionados con
“síntomas neuróticos, estrés y somatomorfos en un 24 %” (p.
52). No se reporta en el informe atenciones de seguimiento
comunitario por no disponer de equipos móviles que
atiendan en las comunidades. El informe reporta que no se
encuentran tratamientos diurnos disponibles, ni residencias
comunitarias para la atención de problemas psiquiátricos
(OPS, 2006).
En la atención hospitalaria, para el 2004, la intervención
tenía una predominancia del enfoque psicosocial con algún
medicamento psicotrópico. En el informe de la OPS, también
se destaca la proporción de un 25 % de la población de sexo
femenino que se atendió. Según las atenciones, un 21 % de
ellas fue clasificado con diagnóstico de “otras” (referido a
alteraciones no diagnosticadas), “el 24 % como trastornos
neuróticos, el 14 % como esquizofrenia y un 9 % como
trastornos de personalidad” (OPS, 2006, p. 57).
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Describiendo la situación de las familias salvadoreñas,
surgen preguntas sobre la vida económica, psicosocial y
su vinculación con el entorno y los recursos naturales con
los que cuentan las familias que residen en la zona costera-
marina de El Salvador, que son objeto de exploración en
esta investigación como la siguiente pregunta: ¿La salud
mental de los miembros de las familias puede identificarse a
través de la calidad de vida y de la presencia de alteraciones
en la salud de las familias que residen en estas zonas?
Para responder este interrogante, se planteó el objetivo
de identificar las alteraciones en la salud, así como la
percepción de calidad de vida de las familias.
Metodología
Es un estudio cuantitativo, con un diseño descriptivo
correlacional, en donde el diseño muestral está formado por
una muestra con selección probabilística y una distribución
por conglomerados de familias. La población es de 471.318
familias. Los participantes fueron 1.810 familias, representadas
cada una por uno de sus miembros. Los criterios de inclusión
de la familia estuvieron caracterizados por la apertura
de la comunidad a través de directivas, líderes y lideresas
comunitarios, la seguridad de la zona, el acompañamiento de
las alcaldías a través de sus promotores sociales y el apoyo
de los promotores de salud en algunas zonas. La muestra
presenta una confiabilidad del 99 % con un margen de error
del 3 %. En la recolección de datos se incluyó: 5 puertos, 41
playas, 7 islas, 54 puntos que agrupan colonias, cantones y
caseríos con salida al mar. Participaron 20 municipios, y entre
las variables sociodemográficas se abordó la edad, el sexo,
la residencia, el estado civil y el nivel educativo. La técnica
utilizada fue la encuesta utilizando el software Question Pro,
y en algunos casos de ubicación difícil o por dificultades en la
señal de internet se aplicó la encuesta en papel.
En el instrumento elaborado por el grupo investigador, se
incluyó una escala sobre índice de calidad de vida QLI-Sp,
formada por 10 ítems, que miden el bienestar físico, el
bienestar psicológico-emocional, el cuidado personal; el
funcionamiento independiente, ocupacional e interpersonal,
el apoyo emocional-social y el apoyo estatal y de servicio,
la plenitud personal y espiritual y la percepción global de
la calidad de vida. La escala es original de Mezzich, Cohen,
Ruiperez, Yoon, Liu, adaptada por Lorente, Ibáñez, Moro,
& Ruipérez (2002) en una muestra española. El Alfa de
Cronbach en la muestra final fue de .82 para 10 elementos.
La medida de adecuación muestral KMO fue de .89 con un
Chi cuadrado, en la prueba de esfericidad de Bartlett, de
4781.74, p < .00.
Resultados
Para alcanzar el objetivo de identificar la percepción
de calidad de vida de las familias residentes de la zona
costero-marina de El Salvador, se encontró en el bienestar
físico
que más del 59 % de los miembros de la familia reporta
un
bienestar físico deficiente, y solamente cerca de un 25 %
lo encuentra bueno. Esta deficiencia se debe a la poca
capacidad para satisfacer sus necesidades de vivienda,
alimentación, educación y salud (ver figura 1).
Figura 1. Acceso a agua potable
Fuente: Foto propiedad de la Utec, 2017.
Más del 40 % de las familias también perciben un bienestar
psicológico emocional deficiente. Utilizando pruebas t de
Studen, se encontraron diferencias estadísticas significativas
de bienestar psicológico entre los que presentan síntomas
de alteración de salud y los que no (t(1733) = -8.35, M
(con AS)
=
2.14, M
(sin AS)
= 1.79, p < .00).
Al analizar el autocuidado y el funcionamiento independiente,
más del 41 % percibe que poseen un nivel bueno de bienestar
en esta área, y un 37 % percibe un bienestar deficiente (ver
figura 26), el cual limita el realizar sus tareas cotidianas y
la toma de decisiones para resolver problemas de forma
independiente. En este estado de bienestar, las ocupaciones
juegan un papel importante. Utilizando pruebas no
paramétricas de Kruskal-Wallis, se muestra que las amas de
casa reportan medias más altas de bienestar en autocuidado
y funcionamiento independiente (K
(7, 1716)
= 17.28, p = .02).
En
cuanto al funcionamiento ocupacional, más del 39 % de las
familias presentan una percepción de deficiencia. Su relación
con las diversas ocupaciones de los miembros muestra
diferencias
estadísticas significativas según el empleo
dominante en los miembros de la familia. Utilizando la prueba
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no paramétrica de Kruskal-Wallis, se encontraron diferencias
estadísticas significativas de bienestar ocupacional entre las
áreas de empleo (K
(933)
= 5.34, p = ,02).
El empleo en turismo
reporta un buen funcionamiento ocupacional (14 %,
n = 92),
mientras que el empleo de pescador artesanal
reporta un funcionamiento laboral deficiente (31,9 %, n =
199). La misma percepción de deficiencia en el bienestar
ocupacional sucede en la comercialización de productos del
mar y con los cuidadores de ranchos. Para las ocupaciones
que no tienen una formalidad (28,6 %, n = 456), y que
realizan actividades diversas, más del 34 % de esta muestra
reportó un buen funcionamiento ocupacional.
Las relaciones interpersonales se valoraron dentro del
bienestar interpersonal; y se encontró que más del 48 % de
las familias participantes se perciben con una buena relación
con sus familiares, amigos y vecinos. Utilizando pruebas C
de contingencia, se encontró que las familias que practican
actividades como reuniones familiares, deportes o paseos
juntas presentan diferencias con las familias que no tienen
estos factores protectores disponibles (X2
(2, n = 1723)
= 29.40, p =
.00). Estas prácticas protectoras son reportadas en el 57 % (n
= 1031) de las familias participantes. De ellas, el 30,5 % reportó
una buena percepción de funcionamiento interpersonal. En
el 42,5 % de la muestra que no realiza prácticas protectoras
como las mencionadas anteriormente, únicamente el 17,9 %
reportó un buen funcionamiento personal.
El apoyo social emocional mostrado en la disposición de la
familia para confiar y en la solicitud de pedir ayuda en caso
de necesidad, el 47,7 % (n = 856) de los participantes reportó
la percepción de un buen apoyo. Este apoyo se contrastó
con los apoyos recibidos también de parte del Estado y de
los familiares (X2
(10, n = 1785)
= 22.61, p = .01). El 9,1 % (n = 163)
de las familias que reciben remesa reportaron una buena
percepción de apoyo social emocional. El recibo de remesa
es importante para percibir un bienestar, sin embargo, hay
una proporción bastante significativa que no recibe apoyo
económico de alguna fuente (59,2 %, n = 1057); y perciben un
buen apoyo social en más del 27 %, lo que indica que existen
otros factores que inciden en la percepción del bienestar
emocional que no fueron exploraos en esta investigación.
La percepción de bienestar comunitario se refiere a los
apoyos comunitarios y servicios percibidos encontrados
dentro de un vecindario seguro, los accesos a recursos
financieros, el acceso a la información. El 41,2 % (n = 740)
percibe, en su entorno próximo, un buen apoyo comunitario;
el 33,3 % (n = 598) un regular apoyo, y el 25,5 %, un déficit
de apoyo comunitario.
La calidad de vida medida a través de la percepción de
equilibrio entre el trabajo y el descanso con la práctica de
actividades, como el disfrute sexual, el ocio, el sentimiento de
equilibrio personal, la solidaridad y la dignidad, fue abordada
mediante la presencia de plenitud personal. Más del 44 %
reportó una plenitud personal deficiente, que evidencia la
existencia de un desequilibrio entre el descanso y el trabajo
desempeñado. Una buena plenitud personal es percibida si se
cuenta con factores protectores como salir a pasear, reunirse
con sus familiares o practicar un deporte, ya que se generan
espacios de convivencia (U
(1787)
= 330456.50, Z = -5.99, R
(si
factor)
= 959.23, p < .00). En el disfrute de la sexualidad, no se
exploró ampliamente debido a los comentarios surgidos entre
las mujeres, que reportaron que la sexualidad es considerada
solo para reproducción y no para el disfrute pleno. Es un tema
que puede ampliarse posteriormente.
El sentimiento de fe, la religiosidad y la trascendencia se
valoraron a través de la percepción de la plenitud espiritual.
Entre los resultados, el 46 % de las familias se perciben con
una buena plenitud espiritual.
Esta percepción varía según
profesión de fe. Utilizando la prueba de Kruskal Wallis, se
encontró que los que profesan la religión evangélica perciben
una mayor espiritualidad
(H
(6, n = 1781)
= 58.39, R
(evangélicos)
=
958.76, p = .00) que las otras profesiones. La profesión
de la fe católica ofrece una percepción de buena plenitud
en segundo lugar (R
(católicos)
= 958.75), y los que menos
perciben una buena plenitud espiritual son los que no
profesan alguna fe (R
(ninguna)
= 730.40).
Los sentimientos de satisfacción y felicidad con la vida se
midieron a través del índice de calidad de vida. El 42,6 %
de los participantes, reporto una buena percepción de
su calidad de vida; sin embargo, el 36,8 % percibe que su
calidad de vida es deficiente. La satisfacción y felicidad con
su vida no genera expectativas de desarrollo. Cuatro familias
de cada 10 se perciben felices y satisfechas.
Discusión de resultados
La calidad de vida en las familias residentes
de las zonas costeras
La calidad de vida incorpora la percepción de la persona
sobre su felicidad, los indicadores sociales y la salud en
general (Schwartzmann, 2003). Puede enfatizarse en la salud
en general los funcionamientos relacionados consigo mismo
y en sus entornos próximos, y en la salud mental (Durán-
Arenas, Gallegos-Carrillo, Salinas-Escudero, & Martínez-
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Salgado, 2004). La escala utilizada discrimina tanto la salud
individual como colectiva: en la dimensión individual de la
salud general se valoró el bienestar físico, el psicológico/
emocional y el autocuido tanto físico como mental. En la
salud colectiva se abordó el bienestar interpersonal.
Los funcionamientos se valoraron en cuanto a las
interacciones que correlacionan entre lo individual y lo
colectivo: el funcionamiento independiente, el apoyo social
emocional, el bienestar comunitario, el apoyo estatal y de
servicio, la plenitud personal y espiritual. La salud mental se
abordó desde la valoración de los estados de satisfacción y
felicidad dentro de la percepción global de la calidad de vida.
El bienestar físico es una dimensión de la salud de las familias
(Romera, 2003). En la muestra de familias, más del 59 % no
logran satisfacer sus necesidades materiales de vivienda,
alimentación, educacion y salud. Esto implica que la estructura
que sostiene la salud está debilitada, y esto aumenta la brecha
de pobreza, las desigualdades y atrasa la posibilidad de cumplir
con los ODS. Las limitaciones producidas por las estructuras
son consecuentes con el bienestar psicológico/
emocional
reportado en esta investigación, donde más del 40 %
de
la muestra reporto un deficiente bienestar psicológico,
aumentado en aquellas familias donde sus miembros
reportaron síntomas de alteraciones psicosomáticas, de
salud mental y física. Estos datos muestran la integración
de la persona en donde un déficit en el área física está
correlacionado con un área mental y viceversa.
La dimensión del autocuido de la salud en general es
importante para reducir la presencia de estrés, sobre todo
el crónico, que es causa de desadaptación de la persona
(González & Landero, 2006). Este autocuido presenta
indicadores de salud cuando se asocia con actividades
ocupacionales o laborales que gozan de tiempos concretos
de vida en donde ocurren diversos mecanismos para
establecer logros de vida, reconocimientos de valía y
valoración de la estima (Urquijo, 2014). En esta muestra
de familias, las amas de casa se percibieron con un buen
autocuido. Si bien es cierto las faenas son muy fuertes, estas
ocurren sin presión para ser terminadas ese día. Las rutinas
de aseo, cocina y lavado de ropa son básicas, por lo que
los estresores valorados no reportan respuestas fisiológicas
que alteren su salud (González & Landero, 2006).
El bienestar percibido en cuanto al funcionamiento consigo
mismo y con su entorno próximo (Lorente et al., 2002),
muestra una relación con respecto a sus ocupaciones. Si
bien es cierto las mujeres amas de casa se perciben con
mejor autocuido, su funcionamiento ocupacional genera
una percepción de deficiencia. Las ocupaciones laborales
relacionadas con el turismo generan una percepción de un
mayor bienestar, ya que la interacción con varias personas, la
diversidad de actividades donde socializar y la obtención de
mejores ganancias económicas producen mayor satisfacción.
Las actividades pesqueras artesanales, por el contrario,
generan una percepción deficiente de bienestar debido a los
obstáculos o barreras de entrada ocurridas en la distribución
y venta del producto pesquero (Oddone, Padilla, & Antunes,
2014). La percepción es de trabajar mucho y recibir poco
dinero. La venta directa de los productos del mar está
relacionada con los consumidores, por lo tanto, la percepción
cambiará en tanto sea en días feriados o fin de semana.
Esta deficiente percepción de bienestar incide en que el
comercio informal de diversos productos genere mejores
percepciones de bienestar. Aunque es una ocupación no
regulada puede lograr la circulación de dinero en efectivo a
corto plazo (Aguilar, 2017). Esta salida les ayuda a mantener
un flujo de dinero que satisface parcialmente sus necesidades
materiales esenciales, convirtiéndose el comercio informal
en una fuente de ingresos más aceptada; y que genera una
percepción de bienestar diversa (ver figura 2).
Figura 2. Venta de piñatas para comercializarlas
en comunidades aledañas
Fuente: Foto propiedad de la Utec, 2017.
La percepción de deficiencia en su bienestar también es
importante para las familias que cuidan ranchos en la
playa. Estas familias no pagan vivienda y tienen limitados
los espacios para transitar. No surge el sentimiento de
pertenencia, el trabajo que desempeñan es de tipo doméstico
y de servicio a los dueños que llegan a descansar el fin de
semana. El salario recibido por el jefe o jefa del hogar es
más bajo que el recibido por los empleados domésticos
urbanos, ya que se considera que los miembros de la familia
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son beneficiarios de los recursos de los propietarios, como el
acceso gratuito a la energía eléctrica y el agua. Esta situación
de no poder tener su propia vivienda genera la percepción
de déficit.
El bienestar personal que las familias puedan percibir
está relacionado también con sus funcionamientos. Las
relaciones familiares, vecinales y comunitarias se ven
aumentadas bajo condiciones de complejidad (Urquijo,
2014). Las familias extendidas que cuidan varios ranchos
aledaños se perciben con mayor bienestar debido a que
comparten experiencias de vida similares y se apoyan
entre sí. El 48,4 % de las familias participantes reportaron
un buen funcionamiento interpersonal. Queda un segmento
bastante grande del 31,2 % (n = 564), que expresa un déficit
en su bienestar. El funcionamiento personal también está
vinculado con factores protectores que son explicados a
través de la convivencia con sus familiares como la reunión
familiar, visita a otros familiares, salidas a practicar deporte o
salidas a pasear en familia. En las familias que realizan estas
prácticas protectoras (n = 1031), se reporta en más del 30 %
una buena percepción de funcionamiento interpersonal,
mostrando que la convivencia familiar es importante para
aumentar el bienestar de sus miembros.
Ese funcionamiento personal identificado tiene relación
con la percepción de apoyo social/emocional encontrado
en los miembros de las familias costeñas. En este estudio
se encontró buena percepción de funcionamiento personal,
tanto en familias que reciben remesa o apoyos estatales
como en aquellas que no son beneficiarios de transferencias
monetarias u otras fuentes. Las familias que reportaron
remesas o ayudas del Estado (47,7 %, n = 856) perciben un
mejor bienestar interpersonal, mientras que en el grupo de
familias que no tienen alguna fuente de apoyo económico
solo el 17,9 % reportó un buen funcionamiento. Las remesas y
los programas de protección social en una familia se vuelven
importantes dentro de la salud y el bienestar percibido.
Para Urquijo (2014), la percepción de bienestar en la salud
emocional es generada a partir de las demandas de factores
externos, internos y estructurales que presionan ante la
falta de apoyo. Es necesario ampliar la cobertura de los
programas de protección social no contributiva para mejorar
la percepción de bienestar en los miembros de la familia.
El bienestar social requiere de un apoyo comunitario que
proporcione condiciones de seguridad e información. El
apoyo comunitario facilita la organización comunitaria, la cual
facilita el acceso a recursos financieros disponibles para una
comunidad organizada. El 25 % de las familias que residen en
las áreas costeras reportaron un déficit de bienestar social.
La comunidad por sí sola no valora la percepción de bienestar
social al margen de las acciones del Estado (Aponte, 2012).
En este estudio, los apoyos del Estado presentan poca
cobertura en sus programas sociales, y son los programas
sociales los que aumentan la posibilidad de convivir y tomar
decisiones en cuanto a su seguridad y los mecanismos bajo
los cuales aumentarán sus gestiones financieras. Solo 4 de
10 familias perciben un buen bienestar social. El incremento
en la inseguridad, el poco acceso a la información y los
obstáculos para invertir en proyectos productivos (Carcach,
2008) inciden en la percepción de bienestar de las familias
residentes en la zona costera salvadoreña (ver figura 3).
Figura 3. Granja familiar de huevos en la playa Toluca
Fuente: Foto propiedad de la Utec, 2017.
Un funcionamiento importante para determinar bienestar
es la presencia de plenitud en la vida de las familias. Esta
plenitud se midió en dos áreas: personal y espiritual. La
plenitud personal es favorecida cuando entre los miembros
de la familia se realizan acciones o prácticas colectivas
que se convierten en factores protectores. La interacción
en actividades conjuntas como reunirse en familia, salir a
pasear juntos o acudir a prácticas deportivas, como el fútbol,
que predomina en la zona costera, produce una percepción
de mayor plenitud personal. Dentro del grupo que no goza
de factores protectores se percibe la plenitud personal
como deficiente. Los programas sociales que conducen los
gobiernos deben llegar hasta las comunidades costeras y no
quedarse en las cabeceras departamentales.
En el goce de la plenitud espiritual, la religión tiene un
papel importante en la calidad de vida. En el caso de las
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familias que residen en la zona costera, la profesión de
fe evangélica provee condiciones para experimentar una
mayor plenitud espiritual, mientras le sigue la profesión de
fe católica. La presencia de las iglesias evangélicas dentro
de varias comunidades supera la presencia de la Iglesia
católica. Para estas familias, hay un contacto espiritual
cercano a su residencia. El 46 % reportó la percepción de
una buena plenitud espiritual. Sin embargo, más del 36 %
que no profesa alguna religión declaró tener un déficit en su
plenitud espiritual.
La deconstrucción de la calidad de vida a través de la
percepción del bienestar en diferentes áreas de la vida
humana muestra, en esta investigación, que la calidad
de vida que presentan las familias que residen en el área
costera no supera el 50 % de las condiciones intrínsecas
y extrínsecas que puedan facilitar la vivencia de una
percepción de buena salud.
Tanto la presencia de alteraciones en la salud (físicas,
psicológicas y sociales) de las familias, así como las
condiciones de su entorno y los apoyos recibidos, inciden
en la percepción de una salud buena, regular o deficitaria.
Al analizarse las diversas áreas, el patrón en las percepciones
de bienestar identifica que globalmente solo 4 de cada 10
familias gozan de una calidad de vida favorable al desarrollo
de sus miembros. Persisten las condiciones de déficit en las
áreas económicas, sociales, psicológicas y culturales (ver
figura 4).
Figura 4. Percepción global de calidad
de vida en las familias
Fuente: Datos del estudio multicéntrico “El estado de las competencias de desarrollo socioeconómico y psicosocial
de las familias en el área costera de El Salvador” (Aguilar et al., 2018).
Finalmente, la calidad de vida es una dimensión multifactorial, la cual
puede intervenirse desde diversas áreas de actuación de la persona.
En el caso de las familias residentes en la franja costero-marina
salvadoreña, es necesario no solo apostar al desarrollo económico,
sino ir paralelamente interviniendo con políticas públicas focalizadas
dentro del marco del desarrollo local.
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