“El éxito de un museo no se mide por el número de
visitantes que recibe, sino por el número de visitantes
a los que ha enseñado algunas cosas, no se mide por
el número de objetos que expone, sino por el número
de objetos que los visitantes han logrado aprender en
su entorno humano, no se mide por su extensión sino
por la cantidad de espacio que el público puede de
manera razonable recorrer en aras de un verdadero
aprovechamiento. Eso es el museo.”
Georges Henri Riviére
Revista de museología Kóot
2023 Año 13, n.º 14
ISSN 2078-0664
E-ISSN 2307-3942
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E-ISSN 23073942
Contenido
Prólogo
Dr. José Mauricio Loucel ........................................................... i
Presentación ............................................................................
5
Dr. Ramón D. Rivas
Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental
e identidad global en el siglo XIX
Dr. Guillermo Cubero-Barrantes .............................................. 9
Bajo el Tempisque: La Arqueología Urbana
de San Vicente de Austria y Lorenzana, El Salvador
Carlos Flores-Manzano ............................................................37
Sabores a través del tiempo: alimentos presentes
en el actual territorio salvadoreño
desde la Época Prehispánica
Katherine Sánchez-Alemán ...................................................... 58
Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX
Chester Urbina-Gaitán ..........................................................79
Planeación de los pasos a seguir en una exhibición
Arq. y Mgfo. José Oscar Batres Posada ....................................... 93
Museo Universitario de Antropología, MUA ...................... 116
Colaboradores .....................................................................121
Pieza del mes .......................................................................123
Los artículos y documentos que aparecen en esta edición son responsabilidad de sus autores, no representan la
opinión ocial de la Universidad Tecnológica de El Salvador.
La revista Kóot es de acceso abierto, por lo que se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos, siempre
que se cite la fuente.
Esta revista está indexada en
i
Prólogo
La Universidad Tecnológica de El Salvador ha sido uno de los espacios de
desarrollo educativo que ha brindado muchas satisfacciones al mundo cultural
a partir de los múltiples proyectos que se han impulsado y que han beneciado
a miles de personas, en su mayoría jóvenes de los diferentes estratos sociales
de nuestro país.
La promoción de la vida académica ha requerido proyectos que han contribuido
al rescate de nuestra identidad cultural, fortaleciendo la historia y el patrimonio
de los salvadoreños. Teniendo presente ese compromiso, la Universidad
Tecnológica de El Salvador ha facilitado las bases para el desarrollo profesional
de muchos salvadoreños como académicos, alumnos y docentes en múltiples
áreas del conocimiento humano.
Dentro de esas iniciativas se encuentra la revista de museología Kóot,
dirigida por el Dr. Ramón Rivas, con el decidido apoyo de las autoridades de
la institución la cual alcanza su número 14 con una serie de temas de interés
para todos aquellos que desean hacer historia en nuestro país. La revista ha
sido una ventana para mostrar la actividad y pensamiento cientíco y muy
especícamente el antropológico en nuestra casa de estudios, con el único
interés de que la comunidad cientíca nacional e internacional puedan conocer
lo que se hace en nuestro país, en aspectos de la ciencia y la academia.
Se agradece en este número de la revista Kóot a los diferentes expositores que
han apoyado con sus textos a la difusión del saber que se cultiva en nuestra
Universidad. Asimismo, tenemos presente a todos aquellos que desde la primera
publicación a la fecha han encontrado en esta revista una oportunidad para
plasmar el pensamiento y los hallazgos de sus investigaciones. Todos ellos han
sido un pilar fundamental en este proyecto universitario, ya que sus valiosos
aportes han permitido que la ciencia se incremente en benecio de la identidad
cultural y del desarrollo económico, político y social de la sociedad salvadoreña.
Dejo constancia de mi agradecimiento a José Oscar Batres, Carlos Flores
Manzano, Guillermo Cubero-Barrantes, Katherine Sánchez, Chester Urbina, y
a todo el equipo que lidera cada edición de la revista número 14, ya que con
el aporte de ellos se pueden explicar fenómenos, desarrollar teorías, ampliar
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2023 AÑO 13, n.º 14, ISSN 2078-0664, E-ISSN 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
ii
conocimientos, establecer principios, reformular planteamientos, refutar
resultados, etc., tal cual ha sucedido con anteriores expositores, que con su
participación han ampliado los horizontes del conocimiento de la humanidad.
Dr. José Mauricio Loucel.
Rector Honorario y Presidente
de la Universidad Tecnológica de El Salvador.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2023 AÑO 13, n.º 14, ISSN 2078-0664, E-ISSN 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
A manera de presentación
En la sociedad del conocimiento las personas le dan un valor fundamental a
la educación, ya que por medio de esta se logra el desarrollo tanto personal
como social. No nos referimos a la sociedad del conocimiento creada bajo una
plataforma como internet, sino a las sociedad humana que ha privilegiado el
conocimiento como herramienta para su desarrollo y transformación dentro de
un espacio o región.
El conocimiento es clave para interpretar nuestro entorno, importante para
transformarlo y necesario para que las generaciones puedan gozar de sus
benecios. Por ello, en toda sociedad del conocimiento se busca potenciar todas
aquellas tareas que permitan una mejora en la identicación, la transferencia,
así como el cuidado del conocimiento.
Es conocido que el conocimiento puede adquirirse de diferentes fuentes y
métodos. Para algunos teóricos como Norwood R. Hanson
1
“la fuente del
conocimiento se construye a partir de los datos sensoriales (experiencia) y que
la forma de ‘ver tiene que ver con el pensar”. En esa línea, las sociedades hacen
uso de las tecnologías de la información y la comunicación como herramienta
para difundir o transferir el conocimiento.
Con el ingreso de las computadoras y los teléfonos inteligentes, el acceso
a la información es mucho más fácil, inmediato y asequible. No obstante,
debe tenerse muy en cuenta que no todo lo que se publica en los sitios web y
plataformas tecnológicas debe considerarse conocimiento, ya que mucha de
esta información es muy difícil vericar o comprobar cientícamente; por lo
tanto, muy poco aporta al conocimiento del que necesita una sociedad. De ahí
que las personas deben saber conocer qué es información para el conocimiento
y aquella que simplemente es una expresión o idea personal sustentada en la
simple especulación del que la dice o transmite.
1 Al respecto véase, Lugo-MorinDiosey Ramón LA CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO: AL-
GUNAS REFLEXIONES. Límite. Revista Interdisciplinaria de Filosoa y Psicología [en linea].
2010, 5(21), 59-75[fecha de Consulta 15 de Febrero de 2023]. ISSN: 0718-1361. Disponible
en: hps://www.redalyc.org/arculo.oa?id=83613709003
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Rivas, Ramón. A manera de presentación p. 5-7
De ahí la importancia de las fuentes conables, entre ellas las académicas,
cientícas o periodísticas, que tienen el método cientíco como instrumento
fundamental para generar la información que servirá de insumo para el
conocimiento humano.
No podemos negar que hoy es más fácil para las personas difundir sus ideas
y pensamientos sobre una cosa, pero es mucho más difícil identicar qué es
información conable, veraz y construida sobre los fundamentos del método
cientíco que tanto nos ha aportado a lo largo de la historia humana.
Lo antes expuesto nos debe llevar a concluir sobre la importancia de las revistas
académicas que se generan las instancias de investigación cientíca, las
universidades. Si bien es cierto que las tecnologías nos acercan la información
hasta la palma de nuestras manos, también está creando una generación que
muy poco valor le otorga al conocimiento académico y cientíco. Es una
realidad que enfrenta la sociedad del conocimiento. Podríamos decir que nos
estamos automatizando y dejando que las máquinas piensen por nosotros y nos
ahoguen en el océano de la desinformación.
Es ahí donde la Universidad Tecnológica de El Salvador levanta su bandera
para señalarle a la sociedad que aún hay hombres y mujeres que generan
información académica que puede servir a la sociedad del conociendo. Esa
bandera se transforma en un faro para la navegación de muchos que aún creen
que el conocimiento académico es fundamental para el desarrollo sano de una
sociedad o de la persona misma.
Por consiguiente, las personas que tenemos el compromiso de aportar al
conocimiento lo debemos hacer con el compromiso de no defraudar a los
consumidores de información, para ello debemos formular nuestros artículos
académicos de forma veraz y conable.
Como revista de museología tenemos que presentar información especializada
y valiosa para la academia y para todo aquel que necesita analizar o interpretar
el entorno en la cual vive, de ahí la importancia del enfoque antropológico-
histórico de muchos de sus artículos. Por ello, es de mucha satisfacción llegar
a la edición número 14 de la revista Kóot, donde la información que sumamos
es de gran valor académico.
A manera de resumen podemos decir que es un número bastante interesante,
sobre todo, cuando leemos investigaciones como la del Dr. Guillermo Cubero-
Barrantes sobre “Homogenizar el mundo. Reexiones acerca del discurso
occidental e identidad global en el siglo XIX”, o la investigación del arqueólogo
7
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Rivas, Ramón. A manera de presentación p. 5-7
Carlos Flores-Manzano sobre el “Bajo el Tempisque: La Arqueología urbana de
San Vicente de Austria y Lorenzana, El Salvador”.
También se publica en esta edición “Sabores a través del tiempo: alimentos
presentes en el actual territorio salvadoreño desde la época prehispánica”,
escrita por Katherine Sánchez- Alemán; “Algunas consideraciones sobre
la construcción de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX”, de
Chester Urbina y la reexión del arquitecto José Oscar Batres Posada titulado
“Planeación de los pasos a seguir en una exhibición”.
Todos estos artículos cuentan con el sello de la editorial universitaria, con el
n de que los lectores puedan sentirse conados de que la información que se
les aporta está construida con el rigor de la academia, que puede llevarse a la
esfera del debate académico porque sabemos que está escrita con la calidad de
nuestros productos académicos y exaltando la importancia de los resultados de
los grupos de investigación en todas las áreas del conocimiento.
Cabe señalar que no entregamos artículos infalibles; al contrario, nuestro
esfuerzo es explicar desde las diferentes disciplinas de la ciencia sobre nuestro
entorno social y nuestro orden natural.
Recordando las palabras del francés Augusto Comte, quien consideraba que “la
ciencia debía ocuparse de los problemas, que contenga una utilidad práctica y
que la actividad humana debe enfocarse hacia el desarrollo material”, no me
cabe la menor duda que nuestra revista Kóot esta en el camino correcto, aunque
tengamos que lidiar con el océano de desinformación que hoy en día se ha
creado con el mal uso de las tecnologías de la información.
LEGITE ET IMPLETE VOS SCIENTIA
Dr. Ramón Rivas
Director de Cultura
Editor de Revista de Museología Kóot,
Universidad Tecnológica de El Salvador
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Universidad Tecnológica de El SalvadorUniversidad Tecnológica de El Salvador
Museo Universitario de Antropología, MUAMuseo Universitario de Antropología, MUA
Universidad Tecnológica de El Salvador
Museo Universitario de Antropología, MUA
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental
e identidad global en el siglo XIX
Homogenizing the world.
Reections on western discourse and global identity
in the XIX century
Dr. Guillermo Cubero-Barrantes
Museólogo
guillermo.cubero.barrantes@una.cr
Universidad Nacional de Costa Rica
Fecha de recibido: 25 de noviembre 2020
Fecha de aceptación: 30 de marzo de 2021
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i14.15873
URI: http://hdl.handle.net/11298/1279
Resumen
El objetivo de este artículo es situar al lector en el contexto decimonónico de
las Grandes Exposiciones Universales. Primero, como antecedente histórico se
explican los orígenes racionalistas del museo en Europa y el primer museo en
la Guatemala del siglo XVIII. En segundo lugar, se hace referencia al contexto
de las grandes metrópolis occidentales de nales del siglo XIX donde tuvieron
lugar las exposiciones universales, especialmente Estados Unidos. En tercera
instancia, se analiza la situación Centroamericana, y la materialización política
y sociocultural del simbolismo neocolonizante propio de la época.
Palabras clave: Identidad cultural. Etnicidad. Nacionalismo y cultura.
Neocolonialismo. Desarrollo cultural América Central – Historia siglo XIX.
Colonialismo América Central. Civilización Occidental Historia. Museos
de arte – Guatemala. Museos de arte – Europa. Actividades de los museos
Abstrac
The aim of this article is to place the reader in a nineteenth-century context of
the Great Universal Exhibitions. First, as a historical background, the autor
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
explain the rationalist origins of the museum in Europe and the rst museum
in Guatemala in the eighteenth century. Also studies the context of the great
western metropolises of the late nineteenth century where world exhibitions
took place, especially in the United States. In the third instance, the autor
analyzed the Central American situation, as well as the political and sociocultural
materialization of the neocolonizing symbolism typical of these time
Key words: Cultural identity. Ethnicity. Culture and nationalism.
Neocolonialism. Cultural development Central America History XIX
century. Colonialism Central America. Western Civilization History. Art
museums. Guatemala. Art museums – Europe. Museum activities
Introducción
En adelante se pretende analizar el siglo XIX como un periodo de transición, de
cambio a nivel cultural en lo que actualmente conocemos como el hemisferio
occidental. Dada la vasta cantidad de particularidades que se podrían analizar,
el autor se enfoca en tópicos generales que sirvieron como el telón de fondo
en los grandes procesos socioculturales, políticos, económicos y culturales
decimonónicos. Dicho análisis a su vez centra especial atención en la
particularidad hegemónica del discurso neocolonialista eurocéntrico, el cual,
encontró vectores de reproducción en las élites de las nacientes repúblicas de
aquel “otro” mundo recién independizado, Centroamérica. También se analiza,
como se verá en seguida, el legado que como institución deja el museo en el
establecimiento de idearios hegemónicos en Centroamérica, al mismo tiempo
en que se consolidó como precedente de la dinámica centralizadora del discurso
propia de las grandes exposiciones universales, desde las cuales se emanaron
gran cantidad de criterios determinantes en cuanto a nuevas formas de entender
el mundo, basadas estas en principios racionalistas cartesianas.
Puede asegurarse que el museo como institución es europeo de nacimiento,
pasó de ser un simple depósito de tesoros o trofeos de guerra en la Antigüedad
persa, egipcia o la greco-romana, a convertirse en los tesoros eclesiales en la
Edad Media europea, hasta ser lo que los estudiosos de la museología llaman
protomuseos, como lo fueron los gabinetes de curiosidades que proliferaron en
toda Europa desde el Renacimiento (Alonso, 1999, p. 24). La visión de mundo
prevaleciente entonces, limitada en todo caso por su propio tiempo, entorno a
estos primeros museos y sus exhibiciones la explica Mijail Bajtín (1980, p. 39):
“La falta de un punto de vista histórico y sistemático determina que la elección de los
materiales queda libre al azar. El autor comprende muy supercialmente el sentido
de los fenómenos que analiza, en realidad, se limita a reunirlos como curiosidades”.
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
No fue hasta en los siglos XVII y XVIII en que el desarrollo y consolidación del
pensamiento clasicatorio racionalista, con su obsesión por ordenar y explicar
de manera mecanicista, compartimentada y jerarquizada los fenómenos de la
naturaleza, hiciera que el museo adquiriera su conguración moderna como
“templo de las ciencias y el arte.” (Alonso, 1999, p. 27-38).
Como apunta Bajtín La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento,
con la llegada de la Ilustración en el siglo XVII se propagó todo un nuevo
paradigma que preconizó la sustitución de una explicación del mundo
esencialmente religiosa de la Edad Media, por una forma de pensamiento que se
propone la explicación del mundo y sus fenómenos amparada en la razón. Este
proceso afectó profundamente la ideología de occidente, pues se produjo un
acentuamiento de los procedimientos de generalización, abstracción empírica
y tipicación (Bajtin, 1980). Nació así, un nuevo culto: la ciencia; un nuevo
sacerdote: el cientíco; y un nuevo templo: el museo.
Es preciso aclarar que en el contexto del colonialismo español en Centroamérica,
los territorios ocupados, fueron el escenario en el que se dieron lugar las
mismas disputas presentes en la metrópoli imperial europea, así, el declive del
pensamiento escolástico frente al ilustrado tuvo sus claras consecuencias en el
devenir histórico de las colonias, pues inuyó en los procesos de emancipación
e independencia; una independencia, sin embargo, con efectos desde el punto
de vista administrativo pero no ideológico, pues el retiro de las autoridades
coloniales solamente signicó la consolidación de las ideas eurocéntricas de
la Ilustración y del liberalismo, su expresión político-económica. En el plano
de las ideas, la Ilustración sustituyó el modelo escolástico, basado en la fe
católica como explicación de todos los fenómenos, y dirigió su interés hacia
el ser humano y las leyes naturales en medio de las cuales éste se encuentra
inmerso (Meléndez, 1970, pp. 14-19). El liberalismo se identicaba con los
ideales de progreso y libertad, y llamaba a la transformación de la sociedad
completa. En otras palabras, la concepción de la razón humana, que desplazó
la idea escolástica de Dios como fuente divina de conocimiento, tuvo como
heredero al pensamiento político liberal que, a su vez, inuenció decisivamente
el ideario intelectual antes y durante la Revolución Francesa en 1789. El
pensamiento ilustrado, subsumido por el liberalismo, constituyó el proceso
sociopolítico que desembocó en las revoluciones industriales durante los siglos
XVIII y XIX, y sus adeptos se fundamentaron en el liberalismo económico.
Todos estos procesos, acontecidos en las potencias europeas y en los Estados
Unidos, terminaron por consolidar los procesos de colonización-dominación
en América surgido desde el siglo XVI y, que tuvo como consecuencia la
imposición de roles para los países colonizados-dominados, tanto en plano
económico como en el cultural.
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
Sin embargo, los ideales de la Ilustración tenían como fondo un componente
pragmático, por lo menos en las incursiones de la monarquía ilustrada en
Centroamérica, pues tenía como propósito el utilizar el conocimiento para
sacar provecho de los recursos disponibles en los dominios del reino, lo cual
se constituiría en la base fundamental del incipiente capitalismo, presente en
los intereses del Estado Absolutista de los Borbones (Taracena y Piel, 1995, p.
7). Los criollos ilustrados nunca fueron considerados para regir los destinos del
Estado, sino como un instrumento para el logro de los intereses peninsulares.
Por otro lado, esta revolución del intelecto que estaba destinada a liberar al
pueblo del yugo de su ignorancia y a conducirlo a su liberación a través del
progreso, no pretendió ser conducida hacia todos los estratos de la sociedad,
sino que fue un privilegio de las mentalidades cultas allegadas a los recintos
universitarios y letrados.
A nales del siglo XVIII, el Reino de Guatemala —hoy Centroamérica—, se
encontraba bajo el dominio de España, cuya sociedad presentaba un rezago
en su inserción a la modernidad, en relación a sus vecinos europeos, situación
que pretendía corregir el nuevo régimen ilustrado español (Paredes, 1990). En
Madrid, para la nueva mentalidad gobernante ilustrada, la presencia temprana
de algunos protomuseos llamados gabinetes, en Nápoles desde 1599, en
Inglaterra en 1655, en Leipzig desde 1727, por citar algunos, y la ausencia del
mismo a nales del siglo XVIII en España, hizo advertir dicho rezago, pues se
lanzaron a la tarea de crear sus propios museos (Alonso, 1999, pp. 17-27). En
los últimos tiempos de la Colonia en América, España, inmersa en el contexto
intelectual del Despotismo Ilustrado, se encargó de difundir dichos ideales
en sus dominios, lo cual coadyuvó al debate y desarrollo intelectuales en las
colonias. La aventura emprendida por la Corona Española de crear un museo en
Madrid, requirió de la búsqueda de “curiosidades” y “tesoros” en sus dominios
de ultramar, lo cual terminó cristalizándose en la creación de un Gabinete de
Historia Natural en Guatemala en 1796, a manos, principalmente, de criollos
ilustrados y principales protagonistas de los procesos de independencia que
tuvieron lugar en años subsiguientes.
Por otro lado, la doctrina político económica del liberalismo, heredada del
pensamiento ilustrado, llegó a inuir en casi todas las corrientes políticas del siglo
XIX en Centroamérica. Llama la atención, que fuera durante la administración
de los gobiernos liberales centroamericanos, cuando se crearan los museos
nacionales y tuviera lugar la participación de los países centroamericanos en las
grandes exposiciones internacionales de nales de siglo XIX. De tal manera, se
advierte una relación clara entre Ilustración, liberalismo y creación de museos
en el Istmo.
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
Imagen 1.
Decreto que crea el Gabinete de
Historia Natural de Guatemala publicado en 1797.
Fuente: Archivo General de Indias.
Impreso en la Ocina de la Viuda de D. Sebastian de Arevalo, 1797.
John Carter Libray, disponible en: https://archive.org/stream/
noticiadelestabl00unkn#page/n3/mode/2up
El surgimiento del pensamiento ilustrado en el Reino de Guatemala no
aconteció de manera espontánea, su origen se encuentra en el desarrollo de las
ideas ilustradas a lo largo del siglo XVIII, el cual se vio precedido por una
etapa preilustrada, ubicada entre la declinación de la doctrina escolástica y
el pleno apogeo de la Ilustración (Meléndez, 1970, p. 20). Tampoco culminó
abruptamente, ya que logró perpetuarse a través del liberalismo, su expresión
política, hasta el siglo XX y no solo fue fructífera en Nueva Guatemala, sino
también en Comayagua, en León y en la alejada diputación de Cartago. La fase
“auténticamente ilustrada” (Meléndez, 1970, p. 22), que abarcó desde la primera
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
mitad del siglo XVIII, hasta nales de este mismo siglo, fue la época en la que
se realizaron las Reales Expediciones Cientícas a los dominios españoles en
América, e inició con la primera expedición al Ecuador en 1735. En el Reino
de Guatemala se realizó una importante expedición a todos sus connes por
órdenes de Carlos V y la culminación de este proceso dio origen a la creación del
primer Gabinete de Historia Natural en Nueva Guatemala. Junto a este primer
museo, surgió la Sociedad de Amigos del País, esta institución intelectual,
con homólogas en otros puntos geográcos de los dominios españoles, en las
segunda mitad del siglo XVIII, son asociaciones de intelectuales ilustrados de
buena voluntad, dedicados tanto a la actividad cientíca como a la discusión
política, que, en el caso de Nueva Guatemala, se les encuentra vinculados
tanto con la creación del primer Gabinete de Historia Natural, y su curiosa y
breve historia de sucesivas aperturas y cierres, como con los movimientos de
emancipación de la Corona española.
Dicho museo funcionó hasta 1801, dos años después de que se ordenara por real
decreto el cese de la Sociedad Económica —reabierta por orden de Fernando
VII en 1810— (Luján Muñoz, 1971, p. 4). Tal vez, la manifestación corporativa
más relevante del proceso ilustrado en el Reino de Guatemala, lo constituya
la mencionada Sociedad de Amigos del País o Sociedad de Amantes de la
Patria. Los datos referidos a la misma son poco ables y las fechas inexactas
y se le asocia, directamente, con la actividad del movimiento ilustrado tanto de
criollos como de peninsulares, e intelectuales de la Universidad de San Carlos
de Guatemala (Meléndez, 1970, pp. 88-89). Esta sociedad funcionó, aunque
con grandes altibajos, sobre todo por las sospechas que generó para el gobierno
colonial en el contexto del preámbulo a la independencia. A la Sociedad se le
vinculó con la creación del museo y su cierre coincidió con el cierre del citado
museo del Reino de Guatemala, en 1801 (Luján Muñoz, 1971, p. 5), asimismo,
aunque sobrevivió a la independencia, fue nalmente suprimida por Justo
Runo Barrios, en 1881 (Meléndez, 1970, p. 190). Con el cierre denitivo de la
Sociedad, se sepultó una de las instituciones más emblemáticas de la Ilustración
en Guatemala, pero se inauguró el paso para la creación del primer museo
auténticamente guatemalteco en 1897. En esta fecha, José María Reyna Barrios
organizó la Exposición Centroamericana, que dio paso al surgimiento del Museo
de Historia Natural de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Carlos.
Fue en medio de todo este complicado proceso de pugnas en relación al
primer museo en Guatemala y a la Sociedad de Amigos del País que tienen
lugar los procesos de Independencia en Centroamérica, cuyo protagonista
central fue el criollo ilustrado. Este sujeto criollo, empezó por autodenirse
como “americano”, luego como “americano culto” para, nalmente, decantarse
más especícamente como “unos pocos varones ilustrados” (Meléndez, 1970).
Esto pone en maniesto el carácter segregacionista del proceso emancipatorio
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
de Independencia, pues desconoció el protagonismo de otros sujetos como
indígenas, mujeres, negros, criollos iletrados, entre muchos otros actores
sociales del complejo sistema cultural involucrado en los citados procesos. La
ilustración y el liberalismo, como formas eurocéntricas y dominantes, entre
tanto, no perdieron su prestigio intelectual, la fe en el progreso, a la manera
europea, se mantuvo incólume y se convirtió en la bandera de los liberales en
ascenso (Meléndez, 1970). Ahora bien, sobre la existencia del mítico primer
museo en el antiguo Reino de Guatemala, surgieron dudas:
“…igual decepción me esperaba con el Gabinete de Historia Natural y con la
Academia de Bellas Artes, instituciones que no han existido jamás sino en la
imaginación de los habitantes y en ciertos tratados de geografía. Texto de Morellet.
Memoria sobre la Sociedad Económica presentado el 28 de diciembre de 1865 […]
las artes aquí en Guatemala no tienen templo, ni sacerdotes, ni creyentes, todo lo
absorbió el dogma. Martí: carta a Manuel Mercado”. (Toledo Palomo, 1977, p. 99)
Cuadro 1
Cronología de la actividad museológica en Centroamérica. Siglos XVIII y XIX.
Año Acontecimiento
1735 Primera expedición al Ecuador.
1787 Primera Expedición a Nueva España.
1795 Expedición al Reino de Guatemala por órdenes de Carlos IV.
1796 Se crea el Gabinete de Historia Natural.
1799 Se cierra la Sociedad de Amigos del País.
1801 Se cierra el Gabinete de Historia Natural.
1810 Se reabre la Sociedad de Amigos del País.
1821 Independencia de Centroamérica.
1829 La Asamblea Legislativa del Estado de Guatemala ordena la reinstalación
de la Sociedad Económica de Amigos del País.
1831 Se crea el museo de la Sociedad Económica de Amigos del País.
1865 Se crea el museo de la Sociedad Económica de Amigos del país.
1881 Es suprimida por decreto gubernativo la Sociedad Económica y con ella el
museo.
1897 José María Reyna Barrios organiza la exposición centroamericana, y con
esta se reabre el museo como Museo de Historia Natural de la Facultad de
Medicina de la Universidad de San Carlos.
Elaboración a partir de: Meléndez, La Ilustración en el Antiguo Reino,
Arturo Taracena Arriola. “La expedición cientíca al Reino de Guatemala
(1795-1802)” (Tesis de Licenciatura en Historia, Guatemala, 1978).
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
A pesar de que se nota todo un claro precedente de actividad museológica desde
la creación del primer museo, no es sino hasta nales del siglo XIX que se
puede hablar de la consolidación de la institución museo en Centroamérica. Fue,
entonces, cuando el criollo americano libre, revestido del aura legitimadora del
pensamiento ilustrado, se permitió articular toda una discursividad trasmitida
en las exhibiciones de sus museos. Toda esta habilidad discursiva tiene obvios
antecedentes en el desarrollo museístico europeo, que había alcanzado su
apogeo con la dirección de la gran burguesía y de los aristócratas “cultos” de
la Ilustración, quienes tenían el privilegio dela posesión de los conocimientos
y de la cultura. Estos “protomuseos”, comúnmente no estaban abiertos al
público, sino que habían sido concebidos para el deleite y formación intelectual
de un grupo selecto o una clase social dominante. Esta situación comenzó a
cambiar a partir de la Revolución Francesa, cuando se democratizó su acceso
y evolucionaron como centros de educación, recreación y difusión cultural al
servicio de la sociedad, tal y como se los concibe hoy (Alonso, 1999, p. 150).
En el caso de Centroamérica, llama la atención el hecho de que los museos
se formaron y consolidaron en momentos históricos bien denidos, con una
diferencia casi exacta de un siglo, acompañados en cada caso por grupos
subalternos en ascenso que disputaban el poder a la clase dominante: a) criollos
protonacionalistas ilustrados, contra peninsulares a nales del siglo XVIII en el
Reino de Guatemala del preámbulo de la Independencia; b) liberales positivistas
contra conservadores a nales del siglo XIX, en el contexto de la invención de
los Estados nacionales centroamericanos.
Así pues, hasta aquí es preciso aclarar que el último cuarto del siglo XIX fue
testigo del proceso de ascenso del modelo liberal. Este se constituyó en un
contexto ideológico en medio del cual la institución “museo nacional”, en
su versión tradicional, mostró su mayor auge debido a la identicación de
esta con los ideales liberales de orden y progreso. Estos grupos intelectuales
de tendencia anticlerical lograron sustituir el “aura sacramental” presente
en la doctrina católica, por el “dogma racionalista” con el que la ideología
liberal se propuso “liberar de la ignorancia al pueblo” (Solano Chavez,
2005, p. 34 ), a la vez que ejercieron el control simbólico sobre el extenso
escenario del sistema cultural.
En Centroamérica, como se ha señalado, la consolidación del modelo liberal
transcurrió por la creación de un complejo sistema de instituciones, entre las que
destacan los museos nacionales y, en el caso de Costa Rica, por la contratación
de cientícos europeos, muchos de los cuales destacaron como los pioneros de
su Museo Nacional.
Es esta época ilustrada, la época dorada de las llamadas
exposiciones universales, en las que el afán de las nuevas naciones capitalistas
se dividió entre la voracidad por las materias primas de todo el mundo y la
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búsqueda de nuevos mercados para una producción que ya había saturado los
mercados locales.
El siglo XIX de las grandes metrópolis occidentales
La característica fundamental de las tres últimas décadas del siglo XIX,
fueron sus vertiginosas transformaciones en los ámbitos de la vida cotidiana
y las nuevas formas de conocimiento, punto de maduración de muchos
cambios gestados y anunciados en el pasado, pero que llegaron a su total
consolidación hasta ese momento. Dos aspectos fundamentales en el contexto
sociohistórico europeo, que tuvieron marcada incidencia en las exposiciones
universales, fueron: la Segunda Revolución Industrial y la expansión del
Imperialismo centroeuropeo.
A pesar de la evolución experimentada por las exposiciones universales,
partiendo de las primeras a mediados del siglo XIX, hasta las últimas en los
albores del siglo XX, estas se presentaron cada vez más como un fenómeno
ambivalente, cuya agenda “cultural” escondía una segunda, pero mucho más
importante, agenda comercial, en la que la búsqueda de nuevos mercados
para la colocación de los productos industriales, así como de la materia
prima para fabricarlos, constituyó el interés primordial de los organizadores
de estos magnos eventos. Por esta razón, el propósito de este apartado
consiste en describir, de manera general, estos fenómenos, para contribuir a
un entendimiento claro del contexto sociohistórico del tema de estudio: las
exposiciones universales y su discurso.
La Segunda Revolución Industrial
La denominada Segunda Revolución Industrial, comúnmente situada entre 1880
y 1914, es uno de los rasgos económicos y culturales más signicativos en el
contexto de las grandes exposiciones del siglo XIX europeo. Este auge industrial,
se distingue de la primera revolución industrial –surgida durante la primera
mitad del siglo XVIII−, en que no sólo Gran Bretaña logró industrializarse en
profundidad, sino que el proceso abarcó a otros países de Europa Occidental
tanto como en Estados Unidos y Japón, lo que también inuyó en la cultura, el
empleo de mano de obra y el modo de vida en general.
En esta segunda fase de industrialización se desarrollaron nuevas formas
de producción de energía, como el gas y la electricidad. Debido a esto, se
produjeron cambios profundos en las esferas de la industria y la comunicación,
mientras que en el proceso de búsqueda de nuevos mercados y materias
primas, la cultura centroeuropea se interrelacionó con otras culturas a lo largo
y ancho del planeta. Para H. E. Friedlander y J. Oser (1953, p. 233), las nuevas
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invenciones caracterizaron este período, tales como el ferrocarril eléctrico, el
teléfono y el telégrafo. Las “industrias viejas” se vieron desplazadas por las
“nuevas industrias” como es el caso del carbón, que pierde competitividad
en relación con el gas y la electricidad. Por otro lado, las “nuevas industrias”
tendieron a descentralizarse, pues ya no estaban obligadas a ubicarse cerca de
las minas de carbón, ya que la electricidad permitió que el espacio geográco
y la industrialización no fueran necesariamente dependientes el uno de la
otra, lo cual facilitó la formación de monopolios que estaban a cargo de la
administración de los nuevos recursos combustibles (Friendlander, 1953, p.
235). Una tercera característica de esta Segunda Revolución Industrial, fue la
concentración industrial y empresarial, es decir, el aumento del tamaño de las
empresas y el control que los bancos ejercían sobre las mismas.
Por otro lado, para el antropólogo mexicano Robert D. Aguirre (2004, pp. x-xx),
la expansión imperialista típica del siglo XIX europeo, es ante todo un sistema
de relaciones basadas en intereses comerciales y económicos, sustentado
sobre una base de discursos de orden cultural que promovían una relación de
asimetría entre la cultura centroeuropea y el resto del mundo “no europeo”.
Esta perspectiva, que enlaza las dimensiones comerciales y económicas
con “los discursos de orden cultural”, permite entender la importancia de la
lógica imperialista y su relación con el desarrollo de las grandes exposiciones
universales del XIX.
Por otra parte, las potencias capitalistas europeas como Inglaterra, Países
Bajos y Francia necesitaban dar salida a su excedente de capital y lo hacen
invirtiéndolo en países de otros continentes estableciendo préstamos,
implantando ferrocarriles, muelles, puertos y caminos. Asimismo, estos países
necesitaban buscar materias primas para sus industrias ya que, empezaron a
escasear en Europa, como la plata, petróleo, caucho, oro, cobre, entre otros. De
esta manera, las potencias mundiales se vieron obligadas a buscar territorios
nuevos donde pudieran invertir el exceso de capitales acumulados.
Los procesos económicos generados por las formas de producción de esta
segunda etapa, promovieron nuevos tipos de relaciones comerciales, que como
ya se mencionó, se basaban en estrategias de extracción de materias primas
para sus industrias a cambio de la importación de los productos excedentes
de la manufactura. Para que estas relaciones comerciales adquirieran la forma
de aquello que se reconoce como división internacional del trabajo, fueron
necesarias tres condiciones: el crecimiento económico sostenido y prolongado,
generado por la producción de bienes y servicios; la ya mencionada dinamización
y crecimiento demográco en Europa y nalmente, “la formación y rápida
expansión de un fondo de conocimientos técnicos transmisibles” (Cardoso,
1974, p. 47), los cuales fueron vendidos a los países no industrializados a través
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de la exportación de capital, y la venta de equipo para el transporte, dominada
por Inglaterra.
Así, al no ser suciente los recursos naturales extraídos de las colonias
europeas en África y Asia, con los procesos de independencia de las excolonias
españolas, los europeos encontraron el camino abierto para entablar relaciones
diplomáticas y mercantiles con los Estados en surgimiento, fuera de las formas
tradicionales de dominación colonial, estimulando el proceso imperialista y
dirigiendo las dinámicas del mercado mundial. Esta organización legitimó las
asimetrías económicas y sociales entre los países noratlánticos y el sur global,
caracterizados en el siglo XIX por la preminencia de la producción agrícola y
un avance tecnológico muy lento, convirtiéndose en economías exportadoras de
materias primas, divididas en tres grupos: 1) países exportadores de productos
agrícolas de clima templado —Uruguay, Argentina—; 2) países exportadores de
productos agrícolas tropicales —Centroamérica, Colombia— y 3) exportadores
de productos minerales —México, Bolivia—. (Cardoso, 1974, p. 50.51)
Consecuencias culturales de la Segunda Revolución Industrial
Una de las transformaciones en el ámbito social más signicativas de nales
del siglo en cuestión, fue la revolución cultural expresada en el desarrollo
urbanístico y la expansión de la cultura burguesa. El crecimiento demográco
y la concentración de grandes masas de población dieron inicio al nacimiento
de macro-ciudades, “el símbolo externo más llamativo del mundo industrial,
después del ferrocarril”. (Hobsbawn, 2003. p. 219)
El paisaje rural y urbano se transformó radicalmente, planteándose la necesidad
por primera vez de construir rápidamente nuevas viviendas en gran escala y con
un precio reducido. La conformación de los nuevos conglomerados urbanos
se fue deniendo segregacionista, ya que se produjo una separación entre
los barrios burgueses, amplios y limpios, y los barrios obreros, miserables y
hacinados. Las ciudades a nales del siglo XIX fueron, por tanto, una expresión
el de la estructura social de este período.
El tercer cuarto del siglo XIX fue, para la burguesía, el período que propició el
cambio de costumbres y la aparición de nuevos valores que fueron modélicos
para el conjunto de la sociedad. Las tertulias de los cafés, la lectura del periódico,
los hábitos saludables de vida, el deporte, la privacidad de la vida familiar,
la sensibilidad especíca de la mujer, la diferenciación de la infancia, fueron
algunos de los nuevos valores que terminaron por imponerse. La gran burguesía
controló el poder e inuyó en las decisiones de planicación y reforma urbana
del momento. Durante esta etapa, París vivió el proyecto de transformación
y ampliación urbana al que posteriormente seguirán otras capitales europeas,
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cuyo modelo urbano se convirtió rápidamente en un ejemplo y se irradió hacia
diferentes partes del mundo, como el paradigma de la nueva forma en vida en
las ciudades modernas. Paris empezó a dar el tono para la moda y lo que se
suponía era el “buen gusto”.
Con el triunfo de la ciudad moderna y de la industria, se desarrolló una división,
cada vez más acentuada, entre los sectores urbanizados, alfabetizados y los que
aceptaban el contenido de la cultura hegemónica –la de la sociedad burguesa−
y los sectores pobres, incultos e incivilizados –la de la sociedad obrera−. Las
llamadas exposiciones universales fue el escenario idóneo para exhibir y
demostrar los logros de la civilización occidental.
La otra historia de Estados Unidos
El proceso de colonización de Estados Unidos inició con el arribo de inmigrantes
ingleses a la costa Atlántica norteamericana en 1607. En ese momento Inglaterra
ya era un país con una economía avanzada en relación con otros países europeos
y en pleno camino hacia la industrialización. El desarrollo de la agricultura del
tabaco, el algodón y el arroz, impulsada por el modelo esclavista pronto logró
implantarse de manera exitosa en el Nuevo Mundo. Los intereses comerciales
entre Inglaterra y los colonos norteamericanos entraron en conicto, lo cual dio
lugar a un ánimo de independencia, la cual tuvo lugar en 1776.
A partir de su independencia, la consigna de la nueva nación fue la de crecer a
costa de sus competidores, fue así que se avocó a la compra de los territorios
anexos que en ese entonces estaban en manos de Francia y Rusia de quienes
adquirió Alaska y La Luisiana respectivamente. Con la mirada puesta en
el oeste, decidió entrar en negociaciones con México para la compra de sus
amplios territorios, pero debido a su negativa entró en una guerra que ganó en
1848, anexándose la mitad de su territorio —Texas, Alta California y Nuevo
México—. En 1898 estalla la guerra hispano-cubano-norteamericana, con la
cual termina arrebatando a España sus últimas posesiones en ultramar: Cuba,
Puerto Rico, Filipinas y Guam, mientras declara como propias las Islas Hawaii.
Dada la diferencia de criterios políticos y modelos de desarrollo económico
—industrial abolicionista en el norte y agraria esclavista en el sur—, estalló
una guerra civil en 1861. Finalizada en 1865 con la rendición de los Estados
confederados del Sur, se consiguió unir a todos los Estados en una unión
indivisible, dando posibilidad a los del norte de imponer su modelo de desarrollo
basado en la industrialización (Zinn, 2011).
A pesar de los acontecimientos registrados por la historiografía americana
con respecto a su desarrollo como joven nación, poco o nada se escribe sobre
una guerra que se libraba de manera paralela y silenciosa, contra los nativos
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“americanos”. Según Ward Churchill (2001), autor nativo “americano” y
activista político, para 1890 los censos revelan una “catástrofe demográca”,
según la cual los grupos originarios en el contexto de la colonización de los
Estados Unidos, se vieron reducidos en un histórico 98% de su medida original.
La fecha y el dato asociado tienen una gran importancia como contexto de la
Feria Mundial de Chicago de 1893, en donde los organizadores se esforzaron por
presentar una “Norteamérica” desarrollada, exitosa y blanca. Ward no ahonda en
las causas de este drástico descenso demográco, sin embargo, utiliza de manera
insistente la noción de holocausto, para sugerir que alguna práctica de genocidio
tuvo lugar sin que la historia ocial haya mostrado interés de registrarla.
La relación de Estados Unidos con América Latina en general es conictiva, ya
que evidencia el choque de dos desarrollos culturales muy distintos: Estados
Unidos perfectamente situado en una modernidad basada en el desarrollo
industrial capitalista, mientras que las grandes urbes latinoamericanas como
México y Perú, por citar dos ejemplos, venían desarrollándose a partir de
antiquísimas tradiciones prehispánicas mezcladas con la herencia colonial
española. Es decir, mientras los Estados Unidos entraron de lleno a la modernidad
partiendo de una “tabula rasa” caracterizada por el exterminio de la herencia
local, el pragmatismo en las relaciones, el poderío militar y la importación de los
modelos más avanzados de la industrialización capitalista europea, la realidad
latinoamericana estaba inmersa en un arduo proceso de lentas transformaciones
y adaptaciones de antiguos cánones y visiones de mundo ancladas en el pasado,
tanto precolombino como español.
En relación con Centroamérica, la participación de Estados Unidos no será
indiferente. Sus intereses en el paso de un océano a otro y su deseo de inuencia
en la región, estará en adelante marcado por injerencias políticas en los Estados
independientes y su intromisión mediante enclaves bananeros, lo cual, de manera
similar al resto de la región latinoamericana, le permitirá un claro control de la
región a lo largo de todo el siglo XX.
Estas estrategias dirigidas al expansionismo norteamericano han tenido como
fundamento ideológico, entre otras ideas, el “Destino maniesto”. Esta doctrina
surgió a mediados del siglo XIX y sirvió como justicación de la guerra contra
México, en 1846-1848. Defendía la política expansionista estadounidense,
asimilándola con el deber moral que decían tener como país “avanzado” frente a
los pueblos “atrasados” del mundo, a los que debían ayudar encaminándolos en
la senda del progreso y civilización, necesariamente bajo su tutela y dirección.
El destino maniesto estadounidense se relacionó en primera instancia con la
“Doctrina Monroe”, la cual disfrazaba la intervención política y la expansión
territorial de los Estados Unidos en los países del continente americano, con el
propósito de defenderlos de tentativas de reconquista de las potencias europeas.
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Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
Estados Unidos atravesó fases de emulación de los europeos, tuvo momentos
episódicos en los que parecía que la expansión geográca era económicamente
esencial y había dejado muy claro, en las distintas formulaciones de la
doctrina Monroe, que las Américas debían quedarse libres del control europeo,
y por tanto, de facto, dentro de su propia esfera de dominio. Este tipo
de pensamiento es evidente en los resultados obtenidos de la guerra hispano
estadounidense, por la cual los territorios de Guam, Filipinas y Puerto Rico
fueron arrebatados a España, y con lo cual Cuba obtuvo su independencia, bajo
el requisito de que una vez otorgada la misma por los españoles, sería ocupada
por los estadounidenses. La denición de estos acuerdos quedó plasmada en el
Tratado de París de 1898. Con esta guerra, el antiguo Imperio español perdió
denitivamente sus posesiones en el continente americano, y se aanzó el
poderío militar y la hegemonía del país norteamericano.
Ha de tenerse en cuenta la importancia que en el siglo XIX tuvieron las
Exposiciones Universales como mecanismos de transferencia tecnológica, algo
que el pragmatismo norteamericano supo aprovechar al máximo, atrayendo
todo el conocimiento desarrollado por Europa y en particular por Inglaterra
inmersa en plena revolución industrial –, país con el que no sólo compartía
una lógica anidad cultural, sino que además fue la que más tempranamente se
inició en estos eventos mundiales. Estados Unidos no se conformó únicamente
con la participación activa en las exposiciones europeas sino que realizó, sólo
en el siglo XIX, al menos 20 de estos eventos en ciudades tan importantes como
Chicago, Nueva York y San Francisco, en donde, siguiendo una dinámica similar
a sus homólogas europeas, exhibía sus propios adelantos en la industria textil, la
maquinaria agrícola y sus avances en la arquitectura, la medicina y demás ramas
del desarrollo tecnológico, mientras invitaba a los países del mundo a exhibir
lo mejor de sus adelantos para adaptarlos a sus necesidades. En los casos de los
países menos avanzados, como los centroamericanos, invitados a mostrar sus
recursos para favorecer un intercambio, que en el mejor de los casos se daría en
condiciones de clara ventaja para los del norte.
Contexto sociohistórico centroamericano. El capital extranjero: Inglaterra
y Estados Unidos
El impulso económico alcanzado por los europeos, sobre todo por los ingleses
desde el siglo XIX, se convirtió en el eje propulsor de las formas de dominación
a través de las cuales fueron organizadas las relaciones comerciales y políticas
a nivel mundial. La organización bancaria y la expansión del capitalismo
colocaron a Europa en una posición muy privilegiada, promovida en parte,
por la instalación de las vías de comunicación de hierro y vapor, conriéndole
claras ventajas en los ámbitos de la economía y la tecnología.
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Países como Inglaterra, Alemania, Francia y los Estados Unidos, establecieron
relaciones comerciales con jóvenes naciones con economías agrícolas, bajo
los principios de la división internacional del trabajo, en donde Centroamérica
se integró como una región productora de bienes agrícolas tropicales
principalmente de café y banano y proveedora de otros bienes de extracción
como la madera y los minerales.
La entrada efectiva de la región centroamericana al mercado mundial estuvo
marcada por cambios en las formas de dominación. El punto fuerte de sus
estrategias estuvo marcado por los principios ideológicos y la nueva forma de
división del mercado, caracterizadas por el dominio coercitivo y por la estricta
dependencia económica a los vaivenes de la demanda. A su vez, las relaciones
comerciales estuvieron enmarcadas en el contexto de la lucha entre hegemonías
imperialistas, principalmente por la incidencia de los capitales de Inglaterra y
de los Estados Unidos, país con una mayor presencia en el istmo a partir de
1880. Es en este tipo de relaciones, en donde se hace evidente la ejecución de
los principios de un imperialismo informal igualmente violento.
Si se hace referencia al caso especíco de Inglaterra, las formas de intervención
de esta potencia en el istmo estuvieron caracterizadas por su naturaleza
geopolítica, nanciera y comercial. En relación con el primer rubro, es
necesario mencionar la constante lucha por el dominio de la comunicación y el
comercio interoceánico, así como su presencia militar en el mar Caribe, el cual
fue evidente desde la época colonial. Como una manera de declarar su poderío
sobre la región, los ingleses tomaron posesión de Belice en 1825, que era
entonces una provincia guatemalteca, para nalmente declararla una colonia en
1859 a través de un tratado rmado con Guatemala; también tomaron posesión
de forma temporal, de las islas de Bahía y Roatán en Honduras, así como de
la costa caribeña de Nicaragua, en una medida estratégica por el dominio del
eventual paso interoceánico (Torres Rivas, 1981, pp. 44-46).
En el ámbito nanciero, Inglaterra fungió como el principal prestamista de los
Estados centroamericanos, además de inversionista en ferrocarriles y servicios.
Esta relación inició con un empréstito realizado a la Federación Centroamericana.
Una vez disuelta, cada uno de los cinco países que la conformaron cargó con
una parte de la deuda, lo que sirvió para mantener presión diplomática sobre los
gobiernos. Cancelado el préstamo, cada país centroamericano volvió a recurrir
al capital nanciero inglés para emprender los proyectos de construcción
de ferrocarriles. Por ejemplo, en 1885, El Salvador dio en concesión a una
compañía británica la construcción de un ferrocarril del centro del país a
Acajutla; Nicaragua en 1886, hizo un préstamo por 285.000 libras y Costa Rica
en 1870, realizó otro para la construcción del ferrocarril del Atlántico (Torres
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Rivas, 1981), proyecto que fue nalizado y puesto en marcha con capital del
empresario estadounidense Minor Keith.
Las relaciones comerciales de exportación obtuvieron en Inglaterra a su mejor
aliado, principalmente desde el fortalecimiento de las economías de monocultivo,
en donde el producto predilecto fue el café. En este campo, los ingleses no
se proyectaron necesariamente como inversionistas directos en el cultivo del
café, sin embargo, de cierta manera tenían el dominio de su producción, pues
casas comerciales en Liverpool y Londres extendían préstamos a los grandes
exportadores locales, manteniendo como garantía la venta de la cosecha futura
(Cardoso, C. y Pérez Brignoli, H, 1977, p. 236), sistema de uso habitual en
Costa Rica.
En cuanto al rol asumido por el mercado de importaciones, la deciente
infraestructura tecnológica de los países centroamericanos, sumada a las políticas
librecambistas ejecutadas por los gobiernos liberales, promovieron la entrada
masiva de productos extranjeros, principalmente textiles y bienes de capital,
como herramientas metálicas y maquinaria agrícola. La importación de este tipo
de productos trajo como consecuencia el debilitamiento del sector artesanal, así
como un freno al crecimiento de la industria de la región, “reforzando el énfasis
primario exportador de las economías centroamericanas” (Samper, 1993, p.
33). Contrario a lo que ocurría en el mercado de la exportación, los vínculos más
fuertes del istmo fueron establecidos con Estados Unidos durante el periodo
1870-1914, país del que provenían la mayor cantidad de bienes industriales y
con quienes se vieron fortalecidas las relaciones comerciales a partir de 1880
con la producción bananera.
Una más de las manifestaciones de las asimetrías de las economías liberales
imperialistas en Centroamérica, tomó forma a través de los enclaves bananeros.
Estos, creados a partir de capital exclusivamente norteamericano, ocuparon
territorios de la costa caribeña de los cuatro países del istmo, siendo Honduras
el principal productor. La importancia de este producto no radicaba únicamente
en su incidencia en los rubros de exportación, sino también en la capacidad
totalizadora y monopólica de las compañías estadounidenses, además, sus centros
de decisión operaban fuera de la región centroamericana y las plantaciones se
establecieron estratégicamente lejos de las capitales nacionales (Torres Rivas,
1981, p. 91); esto hace que varios especialistas mencionen los enclaves como
“Estados dentro del Estado”. Este tipo de producción, y principalmente, las
condiciones económicas y políticas de los inversionistas estadounidenses,
hicieron que los enclaves se proyectaran como verdaderas invasiones a las
dinámicas sociales y estatales de los países, pues tuvieron un amplio margen de
acción, que transitó desde los empréstitos, al monopolio de servicios.
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En el caso centroamericano, es necesario mencionar la intrínseca relación entre
la construcción de ferrocarriles y la entrada de la inversión estadounidense.
Los Estados del Istmo realizaron contratos de concesión con compañías o
empresarios en las que se cedían grandes extensiones de tierras que fueron
cultivadas con banano a cambio de la realización de proyectos ferroviarios,
principalmente hacia el Atlántico. La consecuencia inmediata fue el traslado
focalizado hacia esta zona de grandes cantidades de capital y tecnología, que
permanecían en estricto dominio de las compañías bananeras, es decir, el
desarrollo en infraestructura creado por estas empresas, de ninguna manera
procuró avance o bienestar para las economías nacionales, sino que monopolizó
su uso para benecio del negocio.
Un ejemplo de estas formas de relación, la constituye el empresario Minor
Keith y el gobierno de Costa Rica. La concesión otorgada por el gobierno
costarricense, constituye el prototipo de estas formas de negociación: a
través del tratado Soto-Keith, rmado en 1884, el Estado concedía a Keith la
nalización de la vía férrea, y a cambio se le otorgó el derecho de construir y
explotar líneas adicionales, además de 800.000 acres de tierras vírgenes libres
de impuestos, y la formación de una compañía que administrara el ferrocarril:
la Costa Rica Railway Company, registrada en 1886 (Quesada Monge, 2013,
p. 274-275).
Dr. Guillermo Cubero-Barrantes
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Por tanto, a nales del siglo XIX e inicios del XX, la incidencia del capital
estadounidense estuvo vinculado con la producción del banano, plasmado en
relaciones comerciales netamente extractivas y asimétricas —por ejemplo,
con las concesiones de tierras, se eximían los bienes producidos de impuestos,
quedando las ganancias para las compañías exportadoras—. Es válido armar
que los empresarios y el gobierno norteamericano se aprovecharon del retraso
económico y tecnológico de los países centroamericanos, para entablar acuerdos
desiguales, en donde los Estados cedían mucho más de lo que iban a recibir,
bajo la promesa del progreso, y por lo cual tuvieron que pagar con constantes
intromisiones a la política y la soberanía nacionales, conictos constantes una
vez entrado el siglo XX, cuando las formas de explotación a los recursos y la
mano de obra alcanzaron puntos cumbre.
Unionismo centroamericano y vía del tránsito
Uno de los proyectos anhelados por Honduras, El Salvador y de Guatemala desde
el siglo XIX fue disponer de un “canal seco”, como medio de comunicación y
transporte; retomando las ideas de Walker y la usurpación inglesa en San Juan
del Norte en 1840. Con esto, los Estados Unidos se convirtieron en los “aliados”
frente a los posibles enemigos del Istmo
como en el caso nicaragüense cuando, en
1870, se organizó una misión cientíca para identicar el sitio más conveniente
para la apertura de un canal interoceánico entre los istmos de Tehuantepec y
el Darién (Kinloch, 2002). Muchos años antes, Alexander Von Humbolt había
señalado nueve posibles rutas para tan anhelado canal interoceánico. De esta
forma, en San Juan del Norte la Interoceanic Canal Commision presentó la
propuesta y se fortaleció la conanza y empatía con la elite estadounidense,
reservándose el ejercicio de la jurisdicción civil sobre la faja canalera en
“tiempos de paz”, por lo que se precisó su territorio y da inicio a los problemas
fronterizos con Costa Rica por el río San Juan (Kinloch, 2002).
En suma, estos dos temas –el unionismo centroamericano y la ruta del tránsito–
están tan intrincados, que es difícil tratarlos por separado. En los catálogos
tanto de las metrópolis como los del Istmo, ambos tópicos aparecen de una
manera u otra, ya sea de forma velada o maniesta. La postura francesa por el
unionismo se deja entrever de manera bastante clara a favor, al punto de que
en el catálogo de 1900 de París, Guatemala se presenta como único país de la
región centroamericana y lo hace con el nombre de La Grande Republique de
Centroamérique (Lapauze, et al., 1900). A su vez, Francia aparece como el país
que toma en sus manos la construcción del canal de Panamá, proceso que quedará
en manos de Estados Unidos para su culminación y quien tendrá el control de este
paso a lo largo de todo el siglo XX. La posición de Estados Unidos no es clara,
ni existe suciente literatura que se reera al respecto, sin embargo, las fuentes
primarias consultadas, especialmente el catálogo de Chicago, reeren el enorme
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
interés por el control del territorio de la actual Panamá, que en ese entonces
se le conocía como Veraguas. Asimismo, como preámbulo del comienzo de
la Primera Guerra Mundial, deben destacarse los movimientos geopolíticos
y geoeconómicos que los Estados Unidos emprendieron para hacerse con el
control del istmo, a nales del siglo XIX.
En el ámbito político, a principios de la década de 1880, el Istmo se vio envuelto
en una gran discusión para alcanzar la pretendida unión centroamericana; un
sueño que mantuvo sus raíces desde la creación de la Capitanía General de
Guatemala. La idea, fue restablecer a las Provincias Unidas de Centroamérica
o a la República Mayor de Centroamérica, con Guatemala a la cabeza y con el
apoyo del gobierno de Honduras y El Salvador. Este último, abandonó la idea
inuenciado por México y Estados Unidos, que temían una posible competencia
y superación guatemalteca; y Nicaragua se amparó en Estados Unidos,
estipulando una posición conjunta en relación al futuro canal interoceánico.
Costa Rica, por otra parte, lo rechazó de inmediato. Así: “Las aspiraciones de
autonomía de Quezaltenango, Tegucigalpa y Costa Rica se cruzaron con los
tradicionales celos de los ‘provincianos’ frente a Guatemala, mientras que los
salvadoreños no ocultaban un republicanismo franco y abierto”. (Pérez Brignoli,
1998, p. 79)
En materia territorial, quedaron niquitados los límites con la frontera mexicana.
Guatemala perdió gran cantidad del espacio por una precipitada acción del
mandatario Justo Runo Barrios, especialmente en la región del Petén, con
la esperanza de garantizar una posición neutral mexicana frente a la campaña
militar para reunicar a Centroamérica. Su idea era unicar la región bajo la
hegemonía guatemalteca, pero pronto advirtió que no se reconocería ninguna
negociación o tratado internacional para la unicación del Istmo. Por esto,
Nicaragua lanzó un maniesto y un alistamiento voluntario de tropas, ante lo que
Barrios declaró: “divididos y aislados no somos nada, unidos podremos serlo,
y lo seremos todo. Meses después cae Barrios, y también las relaciones entre
los países del Istmo” (Pérez Brignoli, 1998, p. 98). En Costa Rica, el presidente
Guardia, y dado el contexto, fortaleció al ejército y amplió el aparato militar
del Estado; el gobierno de Guardia debió defender la frontera con Nicaragua y
reprimir los conictos internos de oposición, que sólo entre 1870 y 1872 fueron
diez (Salazar Mora, 2002, p. 29).
A partir de la década de 1880, las potencias capitalistas incrementaron su interés
por la viabilidad de un canal interoceánico en el istmo. Precisamente, dicho
interés no solamente caracterizó a las políticas liberales emprendidas por Justo
Runo Barrios en Guatemala y José Santos Zelaya en Nicaragua, respecto a la
necesidad de unir políticamente a Centroamérica, sino también a la potencia
británica, cuando no necesariamente a los EE. UU.
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Cubero-Barrantes, Guillermo. Homogenizar el mundo.
Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
Por lo tanto, el contexto sobre el unionismo durante las tres últimas décadas
del siglo XIX se caracterizó por, al menos, tres situaciones: a) el ascenso de
gobiernos liberales que, a ante todo, buscaban la integración política del Istmo
con el n de asegurar una inserción económica más exitosa en la nueva división
internacional del trabajo; b) potencias europeas que, como Gran Bretaña,
fomentaban el unionismo de Centroamérica como condición política necesaria
en el desarrollo de un posible canal interoceánico; c) la creciente presencia de
los EE.UU, que como potencia en ascenso, aunque no buscaba en mismo la
unión de las repúblicas centroamericanas, mostró interés sobre el control de
la región y de hecho se encargó de la nalización de la construcción del canal
interoceánico en Panamá, a comienzos del siglo XX.
Desde el siglo XIX, la presencia militar de los Estados Unidos en Centroamérica
es importante, son bien conocidas las incursiones de William Walker en 1856-
1857 en Nicaragua y el catálogo de Guatemala de 1897 destaca la presencia
de sus fuerzas armadas en un momento en que Guatemala pugnaba por liderar
nuevamente un proceso unionista en Centroamérica, sin embargo, no se dispone
de fuentes documentales que ofrezcan información suciente sobre cuál fue
su postura política, en relación a los procesos unionistas centroamericanos, a
excepción de Hobsbawm quien señala la debilidad política de la región como un
elemento a favor de los intereses expansionistas norteamericanos (Hobsbawn,
2005, p. 67).
En cuanto a los países centroamericanos, las posiciones al respecto fueron
disímiles. Es bien conocida la resistencia de Costa Rica hacia el unionismo, a
pesar de la retórica algunas veces centroamericanistas; mientras que Guatemala
siempre acarició el sueño de volver a ser la capital de una gran república
centroamericana, con el principal interés de recuperar el control sobre el paso
entre los océanos, fuera cual fuera su posible ubicación: en Nicaragua, el estrecho
de Tehuantepec en Guatemala, en la frontera con Costa Rica o en Panamá. El
resto de los países centroamericanos, como El Salvador, Honduras o la misma
Nicaragua, mantuvieron posiciones ambiguas en relación al unionismo, en
algunos casos debido a intervenciones imperialistas de Inglaterra, que luchó
por tener presencia importante en el Caribe centroamericano. En resumen,
podríamos armar que el tema “la ruta del tránsito” por Centroamérica, fue
uno de los mayores puntos de interés de las grandes potencias imperialistas
en el siglo XIX, y todas procuraron su participación para lograr algún tipo de
control sobre esta ruta. Finalmente, se conoce que el mayor control lo logró
el imperialismo informal de los Estados Unidos, y su emergente hegemonía
mundial, lo cual explica la presencia coercitiva y muchas veces sangrienta en el
istmo centroamericano.
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Cultura hegemónica y cultura local. Un proceso de disputa
En el ámbito cultural, las élites dominantes en Centroamérica se caracterizaron
por la adopción del estilo de vida eurocéntrico y un etnocentrismo clasista. La
intelectualidad de la época promovió la creación de museos, teatros, escuelas,
bibliotecas y publicaciones orientadas hacia lo europeo, enlazándolas con la
estructura política, reforzando y abrazando la modernización, concluyendo
en reformas educativas y campañas de alfabetización popular, incluso con
literatura de tipo artesano-obrera. Con tres frentes importantes para la época,
como la creciente circulación de material con ideas radicales, el inujo
modernista del nicaragüense Rubén Darío y el agrupamiento de diversos
profesionales liberales, aumentó el volumen de las publicaciones y el enfoque
en cuanto a los conocimientos y las sensibilidades, además de los espectáculos
en lugares públicos.
A su vez, se promovió la creación de infraestructura y otras prácticas urbanas
arquitectónicas al estilo europeo; tal fue el caso de Costa Rica y Guatemala,
con los diseños de las iglesias, los edicios nacionales y el ensanche de las
calles con bulevares, todo de inspiración francesa. Esto denió una marcada
segregación social del espacio, siempre bajo los ideales del orden, el progreso
y la higiene. El diseño de bulevares y plazas con jardines públicos se exaltó
en diferentes exposiciones, sobre todo en “la Exposición Centroamericana” de
1897 tal como se había venido haciendo en Estados Unidos y Europa (Sanou,
2000). Así, se desarrolló un tipo de centralidad cosmopolita urbana, adaptando
a la sociedad a los patrones de lo occidental europeo: “La civilización exigió
convertir a campesinos y artesanos en ciudadanos saludables, higiénicos,
instruidos, patriotas, respetuosos de la ley y eles a la ideología liberal, traídos
por las ideas de distintos círculos intelectuales y la circulación de material
impreso, incluido el secular y profano”. (Molina Jiménez, 1995, p. 30)
El nacionalismo que se difundió a partir de 1885 exaltó la esfera cultural, lo
nacional europeizado, incluidas las artes, sobre todo la pintura y la literatura,
con personalidades como Tomás Povedano, Aquileo Echeverría y Manuel
González, en Costa Rica. Lo local fue invisibilizado, entre otras razones, por no
corresponder con la visión de modernidad propia del pensamiento eurocentrista,
que supo imponerse con variantes en los distintos países centroamericanos
estudiados, variantes que responden a la realidad sociohistórica particular y a los
conceptos de etnia y raza prevalecientes en cada país. La departamentalización
o regionalización al estilo cosmopolita, ocultó y profundizó la división de los
territorios delimitados por las diferencias étnicas de origen prehispánico y
desestructuró antiguos modos de vida locales, aumentando la ladinización de la
población indígena, quienes cambiaban su forma de vida tradicional, buscando
la integración a las dinámicas urbanas civilizatorias.
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El problema del Indio. Estado-Nación y política indígena.
Retomando el argumento sobre el condicionamiento de los modelos eurocéntricos
acerca de la construcción de las identidades nacionales de las nacientes
repúblicas, debe enfatizarse que los Estados centroamericanos ejecutaron una
serie de políticas culturales tendientes a “solucionar” el supuesto “problema”
que implicaban la presencia de la población indígena para la consecución del
proyecto moderno y, en última instancia, la aceptación e inserción exitosa en
la división internacional de trabajo. Desde el inicio mismo de la conquista de
América en siglo XV, las poblaciones originarias fueron consideradas de diversas
formas, atendiendo las necesidades que el colono europeo encontraba en su
descubrimiento del “Nuevo Mundo”. Uno de los indicadores del problemático
contacto con estos grupos, fue la invención del calicativo de “indios”, lo cual
deja claro no sólo su “orientalización”, sino también la intención de describir
con un sintagma conocido, algo que se desconoce. Debido a los prejuicios
raciales, a este grupo se le asignaron roles relacionados con la mano de obra
barata, útil para el progreso de los grupos dominantes; a la violencia y a la
sangrienta; y más recientemente utilizados como “objetos de estudio” por parte
de estudiosos positivistas, entre otros tantos tratamientos inferiorizadores.
En el caso concreto de Centroamérica, el proyecto liberal concebido por las
élites a partir de 1870, encontró que el “progreso” económico sólo podía llevarse
a cabo dentro de la “civilidad”. Por supuesto, la civilización fue entendida como
un epíteto propio de las sociedades “avanzadas” eurocéntricas, por cuanto sus
habitantes se caracterizaban por las “virtudes innatas de la blanquitud”. Por tanto,
desde esta lógica, ¿cómo podían progresar las sociedades centroamericanas, si en
este territorio abundaban los indios, ladinos y mestizos? ¿Cómo era concebible
una “genuina nacionalidad” que calzara con el rígido modelo hegemónico
europeo a seguir? El indio —sujeto casi desprovisto de voz y voto durante el
destino que desde entonces le deparó la colonización— fue asumido por las
oligarquías ístmicas como un “obstáculo” (Guatemala 1897) para el “progreso
nacional”, por una parte, o bien, fue manipulado como “elemento decorativo”
de una identidad nacional caracterizada por las relaciones asimétricas basadas
en la racialización y la hegemonía de una minoría eurocéntrica, que se
autodenominaba blanca.
En el caso salvadoreño, durante las tres últimas décadas del siglo XIX, los
indígenas, pese a su condición de etnias subalternas, jugaron algún papel en
la consolidación del proyecto socioeconómico liberal. A su vez, las élites de
entonces, adversarias de las fuerzas conservadoras, entendieron que los indios
bien podían colaborar activamente en el ámbito militar tanto que se ha señalado
la participación de estos sectores populares como no enteramente subordinada a
las agendas de la élite liberal. Es sabido, además, que durante el derrocamiento
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Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
de Rafael Zaldívar, con la conspiración del presidente guatemalteco Justo Runo
Barrios, muchas de las milicias que participaron en las batallas provenían de
localidades indígenas (Lauria Santiago, 1995, p. 245). Puede notarse, por lo
tanto, una “utilidad” de los indígenas en determinadas coyunturas en que se
hace necesario su apoyo.
De todos modos, con el impulso de las reformas liberales, muchos pueblos
indígenas se vieron obligados o fueron forzadas a abandonar sus estructuras
sociales comunales. Así pues, en consonancia con los impulsos privatizadores,
los ejidales y tierras comunales fueron dedicadas a la aceleración de la
producción cafetalera. En un contexto en el que aún perduraban relaciones
de producción netamente coloniales, como el colonato, los mandamientos o
el peonaje deudor, para la oligarquía, todos los terrenos debían aprovecharse
con el n de impulsar con éxito el modelo agroexportador. Este fue el caso de
la localidad de Cojutepeque, en donde los cambios de la estructura agraria no
solamente ocasionaron desajustes económicos para los indígenas; también, en
no pocos casos, el inicio de un proceso de ladinización.
En este contexto, para el indígena la realidad se presenta como una encrucijada
ante la cual no puede mantenerse “neutral”: o se resiste a las coerciones
extraeconómicas por parte de la institucionalidad del Estado y las oligarquías
liberales, o niega sus orígenes para simular civilidad al convertirse en ladino
o intentar ser como estos. Al igual que sus pares en El Salvador, los indígenas
y ladinos en Guatemala jugaron una participación relevante como milicianos
que, a nales del siglo XIX, facilitaron el ascenso al poder al General Justo
Runo Barrios. No obstante, cuando este y los siguientes gobiernos liberales
tomaron el control del Estado, el verdadero interés por los indios salió a ote.
Pronto se crearon instancias departamentales como el Quiché, en donde más
allá de “promover hasta el poder regional y sus clientelas de partidarios locales
que lo apoyaron en su conquista del poder central” (Piel, 1995, p. 187), se
reveló la voluntad centralista de scalizar a la localidad para encaminarla a la
participación del modelo agroexportador y, en otra instancia, para conseguir
erradicar los últimos indicios de soberanías y resistencias indígenas con el n
de “integrarlos” al conjunto nacional.
Conclusiones
Claro está, la forma con que la élite liberal “integró” a los indios de esta y
otras comunidades hacia el ansiado progreso, fue opuesta al reconocimiento
de las etnias aborígenes como ciudadanos nacionales. Así pues, fue común que
en donde coexistieron ladinos e indígenas, estos últimos fueron excluidos de
los cargos municipales a causa la monopolización ejercida por los primeros.
Asimismo, frente a los privilegios de los ladinos, solamente los indígenas
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pagaban impuestos signicativos, prestaban trabajos forzosos y gratuitos, se
sometieron a la aparcería y, en n, se despojaron de sus tierras comunales en
el contexto privatizador (Taracena, 1995, p. 189). El papel del ladino fue el de
intermediario y subalterno entre el poder central y los departamentos apartados
de la “metrópoli”.
Ahora bien, las élites centroamericanas, especialmente, la guatemalteca,
tampoco podría obviar la presencia numerosa del indígena. Por esta razón,
y sin contradecir el doctrinario positivista y la naciente antropología social,
desarrollaron un discurso de tintes integracionistas o “civilizadores” que
“reconocía” la valentía del indio que murió defendiendo su territorio durante la
conquista, pero no al indígena “sumiso” contemporáneo. De este modo, a nales
del siglo XIX y, sobre todo, ya entrado el siglo XX, los Estados nacionales
desarrollaron políticas orientadas a la ladinización —en el caso guatemalteco
y salvadoreño—, la hibridez o el mestizaje —en el caso nicaragüense— y la
casi total negación de la presencia indígena como sujeto digno de ser incluido
en la ciudadanía nacional —como es el caso costarricense, en donde el mito
de la blanquitud cobró especial importancia—. Respecto a las políticas de
ladinización e hibridez y en la formación de naciones mestizas, vale decir
que se desarrollaron, porque fueron asumidas como la salida posible, dentro
del eurocentrismo liberal, pero las oligarquías y élites intelectuales nunca
pretendieron que se reconociera la etnicidad del indígena como ciudadano
nacional. Paradójicamente, para que el indio fuese “integrado” a la nación, este
debía dejar de ser tal o, eufemísticamente, ser “modernizado”.
El período de nales del siglo XIX en Centroamérica, tuvo lugar en el contexto
de auge del positivismo como ideología ocial asumida por los gobiernos
liberales. Las políticas culturales emprendidas por la intelectualidad y los
Estados, tendió a abordar el “problema del indio” desde la perspectiva racista de
Herbert Spencer y Gustave Le Bon. Precisamente, el pensador liberal Antonio
Batres Jáuregui, entre cuyas más sobresaliente obras de encuentra, Los indios,
su historia y su civilización ˗1893˗, fue un impulsor del abordaje positivista de
la situación indígena en el contexto de la invención de la identidad nacional.
Asimismo, como parte del modelo de dominación y conquista mantenido desde
el siglo XVI, el control cognitivo se constituye en la piedra angular para “la
educación de para las masas ignorantes” por parte de la población “blanca”
ubicada siempre en los estratos más altos de la escala social. Estas clases
dominantes a su vez, tenían acceso a una “educación” o “formación” en las
metrópolis europeas o americanas, con lo cual quedaba asegurado el control
económico y político por parte de las metrópolis dominantes.
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Reexiones acerca del discurso occidental e identidad global en el siglo XIX. p. 9-35
Muchos eventos de importancia se encuentran en el contexto aquí presentado,
pero pocos tan importantes como la estrategia persuasora en función de las
necesidades elitistas surgidas en Europa por la crisis económica de 1873,
las consecuencias de la segunda revolución industrial y la expansión del
imperialismo. A través de las exposiciones universales, y del discurso emanado
de estas, se creó una estrategia comercial y económica bajo la forma retórica
de espectáculo cultural, que promovía las relaciones asimétricas entre Europa
y el “resto del mundo”, que buscaban satisfacer su necesidad de materias
primas, a la vez que buscaba nuevos mercados para colocar los excedentes de
la industrialización.
Crisis económica, revolución industrial y expansionismo, eran un monstruo de
tres caras, que llevó a Europa a romper las barreras geográcas para ocupar
enormes regiones del mundo que antes estaban fuera de su dominio. Esto le
permitió encontrar mercados para colocar su producción industrial, y en algunos
casos, dar salida a su excedente de capital, prestando dinero en condiciones
de gran ventaja para los países prestamistas, llevando “progreso” al mundo no
civilizado mediante la construcción de ferrocarriles, muelles puertos y caminos.
La conquista de nuevos territorios fue también una manera de aliviar la gran
explosión demográca europea, mientras que permitió conseguir mano de obra
barata. Finalmente, este sistema de relaciones buscaba conocer e inventariar los
recursos naturales a nivel mundial para satisfacer la voraz necesidad de materias
primas para el proceso industrial.
El siglo decimonónico presenció el declive el pensamiento escolástico,
sustituido por la Ilustración, tanto en Europa como en el Reino de Guatemala;
así como el liberalismo económico como doctrina político-económica heredera
del pensamiento ilustrado. El racionalismo cartesiano, la ciencia instrumental,
el positivismo y el “orden y progreso”, como perspectivas ideológicas de los
gobiernos liberales que lideraron los procesos políticos en la Centroamérica del
siglo XIX.
Junto a estos ideales, los países centroamericanos vieron nacer a su
institucionalidad nacional en gobiernos liberales de nales del siglo XIX,
enmarcadas ideológicamente en la conformación de los nuevos imaginarios
en las nacientes repúblicas: racismo, elitismo, ladinización, explotación, temas
recurrentes, junto a los sujetos sociales involucrados en todos estos procesos:
el criollo ilustrado frente al peninsular español, el indio, el mestizo, el negro, el
ladino y el dominio de “la raza blanca”.
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Bajo el Tempisque: La Arqueología Urbana de
San Vicente de Austria y Lorenzana, El Salvador
Under the Tempisque: The Urban Archaeology of San Vicente
de Austria y Lorenzana, El Salvador
Carlos Flores-Manzano
Arqueólogo
Universidad Tecnológica de El Salvador
coresmanzano@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7278-0286
Fecha de recibido: 16 de julio de 2022
Fecha de aceptación: 30 de noviembre de 2022
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i14.15876
URI: http://hdl.handle.net/11298/1280
Resumen
En el presente artículo se busca discutir la arqueología urbana de la ciudad
de San Vicente, El Salvador, a la luz de un hallazgo arqueológico identicado
por una inspección de la Dirección de Patrimonio Edicado del Ministerio de
Cultura de El Salvador. La presente investigación busca destacar el potencial
arqueológico de San Vicente, desde un análisis de las etapas constructivas del
otrora Palacio del Ayuntamiento, actual Palacio Municipal destruido por los
terremotos del 13 de enero y principalmente del 13 de febrero de 2001.
Palabras clave:
Arqueología e Historia. Arte Antiguo. Arquitectura Neoclásica
El Salvador - San Vicente – Historia Siglo XVI - XIX. Arquitectura Antigua
El Salvador - San Vicente - Diseños y Planos. Arquitectura Colonial El Salvador
- San Vicente - Diseños y Planos. Edicios municipales – El Salvador.
Abstract
This article strive for discuss the urban archeology of the city of San Vicente,
El Salvador, based on an archaeological nd identied by an inspection of
the Directorate of Built Heritage of the Ministry of Culture of El Salvador.
This research seeks to highlight the archaeological potential of San Vicente,
from an analysis of the construction stages of the former City Hall, current
Municipal Palace destroyed by the earthquakes of January 13 and mainly
February 13, 2001.
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Flores-Manzano, Carlos. Bajo el Tempisque: La Arqueología Urbana de San Vicente de Austria
y Lorenzana, El Salvador. p. 37-56
Key words: History and archaeology. Antique Art. Neoclassical Architecture –
El Salvador – San Vicente History – XVI XIX century. Antique Architecture
El Salvador San Vicente Maps and Designs. Colonial Architecture El
Salvador San Vicente Maps and Designs. Municipal buildings El Salvador.
Introducción
En diciembre de 2018, en el marco de la restauración del ex Palacio Municipal de
San Vicente por parte del Departamento de Patrimonio Edicado del Ministerio
de Cultura de El Salvador, al realizar pozos de prueba se identicaron baldosas
y por lo tanto se determinó que para proseguir con la restauración del inmueble
era necesaria una investigación arqueológica, dado que estos eran indicios de
ocupación posiblemente colonial en la zona, basado en esto, se indago en los
antecedentes de la zona para presentar una propuesta de intervención la cual,
por diversos motivos se llevó a cabo por otros arqueólogos, sin embargo, dado
lo interesante de los antecedentes históricos recabados, es prudente publicarlos
sin interferir en los datos obtenidos por investigaciones posteriores.
En el presente documento se discutirá el génesis de la ciudad de San Vicente de
Austria y Lorenzana, desde la perspectiva de la arqueología urbana, entendida
como “…la arqueología de la ciudad moderna…” (Schávelzon, 2020, Pág. 13),
basada en la premisa que el estudio de la arqueología urbana es “…el estudio
de nosotros mismos… …es el proceso de transformación del hábitat que vemos
y hacemos a diario, haya comenzado la ciudad cuando sea que lo haya hecho,
importa que llegue a hoy…” (Schávelzon, 2020, Pág. 13), siendo lo principal la
arqueología de la ciudad.
Con la presente investigación se busca entender el origen de San Vicente de
Austria y Lorenzana como ciudad, la evolución de su centro histórico y como
esta ha enfrentado los embates de terremotos a través de los siglos que han
modicado su paisaje urbano, basado en esto, proponer un escenario sobre los
posibles futuros hallazgos en el centro histórico y en sus alrededores, a la luz
de una investigación realizada por el Dr. Julio Alfredo Samayoa, el cual fue
director del periódico Excelsior a nales de la primera mitad del siglo XX.
Sitios Arqueológicos en el Departamento de San Vicente
El Valle de Jiboa acogió diversos poblamientos desde el Periodo Preclásico
Medio donde destacan sitios como Verapaz (Erquicia 2004), así también, al sur
del Volcán Chinchontepec son notables los sitios El Carmen en la Hacienda el
Carmen, Zacatecoluca así como el sitio monumental de Tehuacán, localizado en
el municipio de Tecoluca (C.P. Amaroli 2022).
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En los alrededores de la moderna ciudad de San Vicente se localizan Apastepeque
el cual era un pueblo con ocupación registrada para el Periodo Posclásico Tardío
según la “descripción de El Salvador, año de 1532” del Licenciado y Presbítero
Francisco Marroquín (Amaroli 1986) “mal-llamada” Relación Marroquín.
Figura 1. Sitios arqueológicos identicados en el Departamento de San Vicente
(Atlas Arqueológico de El Salvador, 2019).
Así también es importante mencionar los sitios arqueológicos del periodo colonial
identicados en el departamento de San Vicente, donde destacan los obrajes de
añil, los cuales eran los impulsores de la economía colonial y destacaban la
importancia de San Vicente de Austria y Lorenzana en este periodo, entre los
cuales se han registrado Achichilco I, Achichilco II, Achiotes I, Achiotes II, El
Marquesado I, El Marquesado II, El Marquesado III, Concepción Ramírez I,
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Concepción Ramírez II, San Marcos, Jalponga, Rosario, La Labor I, La Labor
II y El Paraíso, (Erquicia, 2014).
San Vicente de Austria y Lorenzana: su origen
Figura 2. Dr. Julio Alfredo Samayoa (Samayoa, 1940, Pág. 23)
Basado en la primera recopilación o “arreglo histórico” sobre la ciudad de
San Vicente, hecha por el Dr. Julio Alfredo Samayoa, director del periódico
Excelsior, el cual lamentablemente no cita sus fuentes pero, recaba información
muy importante sobre el origen de la ciudad.
Samayoa (1940) al igual que otros autores (Larde y Larin 1957) propone que
el 26 de diciembre de 1635 fue fundado San Vicente de Lorenzana debido a
ciertos abusos contra los nativos, que alteraban fraternidad entre los vecinos de
Apastepeque:
“...Los españoles que residían en el vecino pueblo de Apastepeque
ocupaban a los nativos para sus trabajos, maltratándolos sobremanera,
a tal grado, que ellos expusieron sus quejas a la Capitanía General de
Guatemala y esta ordenó que los españoles desocuparan la población y
fundaran otra, habiendo escogido en obediencia a esa orden, el valle del
rio Acahuapa, en las llanuras...” (Samayoa, 1940, Pág. 23)
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Ante estos hechos, el arzobispo Francisco de Paula García Peláez (Lardé y
Larín, 1957, Pág. 450) los describe de la siguiente forma:
“…que no se consienta que ningún español, mestizo, negro ni mulato
vivan, ni se avecinden en los pueblos de los indios por las vejaciones y
molestias que de ellos reciben, y (por) otros inconvenientes...” (Lardé y
Larín, 1957, Pág. 450).
Figura 3. Portada, Periódico “Excelsior Edición Extraordinaria”
(Calderón Moran, 2009, Pág. 78).
El 25 de diciembre de 1635 cincuenta familias españolas, fundaron bajo la copa
de un árbol de Tempisque, a orillas del rio Acahuapa, el pueblo de San Vicente
de Lorenzana. Para la cual habían comprado 3 caballerías de tierra a título de
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ejidos, medidas por el agrimensor real Álvaro de Quiñonez y Osorio, el cual
trazo el nuevo asentamiento (Lardé y Larín, 1957, Pág. 450-451).
“...gracias al auge que tomaba la población hubo necesidad de buscar
su ensanche hacia el Poniente y se delineo la población adoptando el
sistema de cuadras de cien varas cada una, y de manzanas de tierra
que se dividieron en cuatro partes, ofreciendo una de ellas a cada
familia que se entregó al edicar el cuarto de manzana completo. Estas
construcciones fueron de paredes de adobe, de uno y dos metros de
anchura, horcones y techos de teja. Casi todo el centro de la ciudad no
mostraba antes los caserones de un cuarto de manzana, estilo español,
con ventanales de hierro adornados con guras caprichosas, y techos
salientes a la calle...”
(Samayoa, 1940, Pág. 23-24)
Figura 4. Primer Asentamiento Hipotético del pueblo de San Vicente de Lorenzana,
1635-1658 (Calderón Moran, 2009, Pág. 78).
Por estos hechos, don Álvaro de Quiñonez y Osorio, se le otorgo el título de
marqués de Lorenzana en 1641 por Su Majestad. Obtiene el título de villa de
San Vicente de Austria en 1658, consecutivamente se crea la provincia de San
Vicente ese mismo año (Lardé y Larín, 1957, Pág. 452).
Para 1740, escribe Manuel de Gálvez y Corral que San Vicente es “…perseguida
de temblores que continuamente arruinan sus edicios...(Lardé y Larín, 1957,
Pág. 452).
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Cabe destacar que entre las principales edicaciones esta la Iglesia del Pilar,
iniciada en 1762 por el señor Merino debido a un milagro que evito su asesinato
por su cónyuge, el cual no nalizo su proyecto y fue prolongado por su esposa
Doña Manuela de Arce, al nal, el acaudalado Don Francisco Quintanilla, quien
completa el templo en 1769, dos años posterior a la muerte del señor Quintanilla
(Lardé y Larín, 1957, Pág. 453).
Figura 5. Crecimiento Hipotético de la Villa de San Vicente de Austria y Lorenzana,
1659-1708 (Calderón Moran, 2009, Pág. 79).
El 20 de junio de 1812 y el 11 de julio se acordó conceder a San Vicente la
categoría de ciudad (Lardé y Larín, 1957, Pág. 455).
San Vicente sufre un ambiente convulso durante la independencia en 1821 y
por diversas revueltas, entre ellas la de Anastasio Aquino en 1833; asi como
también se convirtió en Capital del Estado del Salvador en 1834 hasta 1840,
principalmente por poseer, entre otras cualidades, edicios competentes (Lardé
y Larín, 1957, Pág. 456-458), Larde y Larín atribuye a Anastasio Aquino la
perdida de los documentos coloniales; mientras que Samayoa propone que estos
se perdieron, sin inculpar un autor para estos hechos.
“...Los archivos coloniales sobre la continuación de la vida de estos
habitantes desapareció de los archivos de la iglesia y municipio de
San Vicente; todo lo que se relacionaba al movimiento inicial de la
población...” (Samayoa, 1940, Pág. 24).
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Posterior al terremoto de 1854 la Universidad Nacional se trasladó a San
Vicente al antiguo convento de San Francisco y se movió en el año de 1859 a
San Salvador (Samayoa, 1940, Pág. 8).
Figura 6. Crecimiento Hipotético de la Villa de San Vicente de Austria y Lorenzana,
1709-1758 (Calderón Moran, 2009, Pág. 80).
Para 1890, Guillermo Dawson menciona que San Vicente contaba “...con. cinco
iglesias, un cabildo amplio y elegante...” (Lardé y Larín, 1957, Pág. 458).
Obras Municipales Importantes
Sobre el trazo de las calles y los materiales con que fueron construidas, Samayoa
nos proporciona información al respecto:
“...Las calles y avenidas de la ciudad son rectas y bien empedradas;
están divididas por cuadras de cien varas de largo cada una, por 10
a 14 varas de ancho. La población tiene una ligera pendiente hacia el
Oriente; pero las avenidas son planas. Las calles fueron empedrándose
desde el siglo XVII, comenzando del centro de la ciudad y como de
1870 en adelante los alcaldes se preocuparon por reempedrar algunas
con piedra redonda y pequeña y abrieron nuevas calles, siendo ellos
don David Oliva, General Inocente Marín y Dr. Nicolás Figueroa...”
(Samayoa, 1940, Pág. 44).
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Figura 7. Crecimiento Hipotético de la Villa de San Vicente de Austria y Lorenzana,
1759-1808 (Calderón Moran, 2009, Pág. 81), este mapa posee una imprecisión,
dado que el ayuntamiento se demarca al sur de la Plaza de Armas y en esta época
el Ayuntamiento se encontraba posiblemente al norte de la Plaza de Armas, donde
se ubicó la Farmacia Rivera y registrada como Tienda Hasbún en 1940 (Samayoa,
1940), el Palacio Municipal inicio su construcción al sur de la Plaza de Armas en 1865
(Samayoa, 1940).
Durante el siglo XIX se dieron cambios en la manufactura de las aceras, esto
debido a nuevos descubrimientos en los materiales de construcción.
“...Las aceras de las casas eran antes de ladrillo de barro cocido;
pero en 1891 se descubrieron unas minas de laja en el Cerro de San
Antonio, jurisdicción de Guadalupe y se comenzaron a construir las
aceras de este material. También habían aceras de piedra canteada.
Fue en 1911, siendo Alcalde don Vicente Samayoa, que se procedió a
que se cambiaran las aceras de laja por otro material menos liso o de lo
contrario, que se picaran las lajas con el n de que no se resbalasen los
viandantes. En seguida, cuando volvió a servir la Alcaldía en los años
de 1928 y 1929 ordeno que los dueños de casas situados dos cuadras
a la redonda de las esquinas del parque “Cañas” debían construir las
aceras de cemento o de planchones de cemento. Desde entonces pues,
contamos con aceras de cemento en el centro de la ciudad; asi también
ordeno a los dueños de los portales que lo hicieran de este mismo
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ladrillo, que antes eran de laja. La acera del cabildo y todo el pórtico
fue enladrillado también entonces con ladrillo acanalado. Antes de esa
orden solamente había acera de cemento en el edicio del Colegio de
Varones...” (Samayoa, 1940, Pág. 45).
Relacionado a la homogenización del tamaño de las calles, posterior al terremoto
de 1936, se dictó que las calles tuvieran la medida de 14 metros de anchura
(Samayoa, 1940, Pág. 45).
“…y es asi como vemos ahora que unas casas reconstruidas, están más
adentro de su antiguo sitio y otras más afuera, con el n de dar la línea
y enderezar algunas... ...El atrio de la iglesia parroquial, que antes
tenía cinco varas de ancho, ha quedado reducido a tres varas, debido a
la misma demarcación en bien del ornato...”
(Samayoa, 1940, Pág. 45).
Figura 8. Antigua Plaza Mercado (1865-1936), vista al este. Circa 1920 (Samayoa,
1940, Pág. 45).
Sobre la plaza principal o Parque Cañas, Samayoa registra que tenía 10,000
metros cuadrados y menciona que fue uno de las plazas con mayor área de
la república, su empedrado fue iniciado por el Coronel Ramón Rodríguez,
mientras que estos trabajos fueron continuados por don José Dolores Molina
como Alcaldes y concluidos por el General Eusebio Bracamonte como
Gobernador y Comandante en el año de 1862 (Samayoa, 1940, Pág. 45-46).
“…
La plaza estaba rodeada como en la actualidad lo está el parque, por la iglesia
parroquial, el Palacio del Ayuntamiento, tres elegantes portales, una casa de
dos pisos y una de uno...”
(Samayoa, 1940, Pág. 45-46).
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Palacio del Ayuntamiento, (1865-1936)
Figura 9. Generales Escolástico Marín e Inocente Marín, constructores del Palacio del
Ayuntamiento (Samayoa, 1940, Pág. 30).
Durante las distintas etapas constructivas de la sede del poder político de San
Vicente, esta ha estado ubicada en 3 lugares y ha poseído 4 edicaciones,
originalmente el primer Cabildo o Casa Municipal se encontraba en un edicio
que poseía un solo piso, Samayoa menciona que de este no existen archivos porque
Anastasio Aquino los destruyo (Samayoa, 1940, Pág. 30-31), posiblemente se
encontraba en algún lugar alrededor de la Plaza Central o Plaza Cañas.
Posteriormente a estos sucesos, la segunda ubicación de la Casa Municipal se
encontraba “…en la esquina que ocupo la Comandancia Departamental, frente
a la Farmacia Angulo, allá por el año de 1864…” (Samayoa, 1940, Pág. 30-31).
En 1865 se comienza la construcción del Palacio del Ayuntamiento por el
General don Inocente Marín, con una inversión inicial de 4,000.00 “pesos”, los
cuales fueron donados por Francisco Dueñas para tal n (Samayoa, 1940, Pág.
30-31), posteriormente su construcción marcho lentamente
“…En 1875, el mismo general Marín, siendo Alcalde Propietario y Gobernador
el General don Fernando Figueroa, continúa los trabajos con empeño; en
1876, el Alcalde doctor don Nicolás Figueroa consigue un subsidio de 3,000.00
(pesos). En 1881, el General Marín, siendo Gobernador ofrece de su peculio
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adelantar 3,000.00 (pesos) para concluir la fachada del Cabildo; pero aún
estaba el Municipio en la misma esquina que ahora es el cuartel, esquina
opuesta al parque Cañas... ...presenta un diseño de fachada en referencia y el
Municipio nombra una comisión para que la estudie compuesta por los más
prestigiados elementos de la ciudad como don Doroteo Vasconcelos, doctor
Basilio Merino, don José Figueroa, Dr. Manuel Eugenio Miranda, don Carlos
Castro, doctor Eduardo Artiga, doctor Esteban Castro y otros, quienes la
aprobaron con algunas modicaciones y es la que presentaba nuestro antiguo
amante Palacio…”
(Samayoa, 1940, Pág. 30-31).
En el año de 1882, la municipalidad ordena el traslado del reloj del campanario
a una torre construida sobre la puerta principal del cabildo, nombrándose como
Guarda reloj a don Rafael Merino, siendo sustituido en el año de 1886 por
don Guadalupe Miranda (Samayoa, 1940, Pág. 30-31).
“…El reloj quedaba
frente a la plaza pública y fue trasladado nuevamente, muchos años después,
al campanario de la iglesia parroquial, debido a que las pesas del aparato
estorbaban en la planta baja del Cabildo…” (Samayoa, 1940, Pág. 30-31).
Figura 10. Palacio del Ayuntamiento, con la Plaza Mercado al frente, circa 1921
(Reminiscencias El Salvador, 2019), nótese en la fachada denominado como “Palacio
Consistorial”, del latin “consisturium” cuya traducción seria “lugar de reunión” (RAE
2022), esta era una denominación común para los ayuntamientos españoles.
El General Marín continua la construcción del Palacio en el año de 1883, hasta
nalizar el pórtico frontal, el cual es rodeado por una baranda de madera, la
cual es pintada color azul y blanco, asi también este poseía pavimento de laja
“…de manera que él tuvo la gloria de colocar la primera piedra del Cabildo y
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darle la última mano de pintura también el año siguiente, 1884…” (Samayoa,
1940, Pág. 30-31).
Figura 11. Palacio Nacional de San Salvador (Autor desconocido, L’Illustration
Journal Universel No. 1584, 5 de julio de 1873). Cabe destacar que el Palacio del
Ayuntamiento de San Vicente inicia su construcción en 1865 por los Generales
Escolástico Marín e Inocente Marín, los cuales participan en la construcción del
Palacio Nacional de San Salvador, iniciada el 15 de enero de 1866, basadas las
circunstancias, podría sugerirse que el Palacio Nacional de San Salvador de 1866 fue
inuenciado por en el Palacio del Ayuntamiento de San Vicente de 1865 ambos de
corte Neoclásico.
Asimismo, en 1888 el doctor Nicolás Angulo, fungiendo como Alcalde, realizo
mejoras, entre estas la construcción de la escalera para accesar al segundo piso
asi como también la edicación de las cárceles públicas (Samayoa, 1940, Pág.
30-31).
Samayoa describe el Palacio del Ayuntamiento de 1865 de la siguiente manera:
“…Este cabildo situado en la parte Sur de la antes Plaza Central era
de dos pisos: el primero media seis varas y media de alto y el segundo
cinco, teniendo de frente cuarentitres varas y al Poniente, cuarenta. El
primer piso era de adobe, tenía ocho puertas y un portón y terminaba en
su parte superior en una cornisa de mampostería, de orden dórico; y el
segundo tenía una ventana con barandilla, en dirección a cada puerta
del primero; era de bajareque y terminaba en una elegante cornisa
de madera del orden corintio, con su respectiva alquitrabe. Frente al
portón, o sea en la parte media de la fachada, había un hermoso pórtico
de madera compuesto de seis columnas acanaladas, que desde el suelo
llegaban al techo del piso superior, terminando en bellos capiteles en
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que descansaba la cornisa del orden corintio y sobre la cual había un
triángulo en que estaba colocado el reloj de que ya hemos hablado y
pintado, todo al óleo. El techo de lámina, hierro y teja.
Había un salón muy amplio al costado Poniente que servía para ocina del
Alcalde y Secretaria; dos al frente, en la esquina y hacia el Oriente, para la
Teneduría de Libros y Tesorería. Al costado Oriente, contiguo a la casa de
doña... ...de Chávez... ...la Dirección de Policía Nacional con sus servicios;
después en 1934, la ocupo la Policía Municipal, que antes estaba en una pieza
al costado Poniente. En el centro, en el portón se hallaba la guardia de las
cárceles públicas...”
(Samayoa, 1940, Pág. 30-31).
Figura 12. San Vicente, inicios del siglo XX. Se observa Palacio del Ayuntamiento,
construido entre 1865 y 1884, (1865-1936) (Tomado de Cuscatlan Histórico, 2022).
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Carlos Flores-Manzano
Nuevo Palacio del Ayuntamiento, 1937-2001
Figura 13. Palacio Municipal de San Vicente, Circa 1990. (Tomado de Reminiscencias
El Salvador, 2019). Construido entre 1937 y 1955 (CONCULTURA, 2001, Pág. 1).
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El Palacio Municipal inicio su construcción entre 1937 y 1938, dado que el
Palacio del Ayuntamiento anterior fue destruido con el terremoto del 19 de
Diciembre de 1936; este nuevo palacio fue construido por el Dr. Isabel
Vaquerano, el cual obtuvo 30,000 colones producto de la venta de una porción
de un solar destinado al Cuartel del Regimiento, en aquella época ubicado en
la esquina opuesta al almacén de Jacobo Hasbún.
“…Este nuevo edicio consta también de unas cuarentitres varas de
frente, por unas 14 de fondo, con todo y corredor, siendo la construcción
de sistema mixto. En la parte de esquina se halla la ocina del señor
Alcalde; en el salón o Hall,
donde hay una escalera que le hace feo
al edicio, se encuentran instaladas las ocinas de la Secretaria y en
la pieza del Oriente, la Teneduría de Libros y Tesorería. Allí, en el
corredor se encuentra la Dirección de la Policía Municipal. En el plano
de todo el edicio aparece que será de dos pisos, con las sucientes
dependencias para alojar allí también los Juzgados de la Instancia y
de Paz, el Registro de la Propiedad y otras ocinas y costara como
250,000.00 (colones). Se abriga la esperanza de que será construido
este Palacio del Ayuntamiento...”
(Samayoa, 1940, Pág. 30-31).
Figura 14.
Estado del Palacio Municipal, daños causados por los terremotos de 2001.
Junio de 2001 (CONCULTURA, 2001, Pág. 1).
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Figura 15.
Estado del Palacio Municipal, Circa 2010
(Reminiscencias de El Salvador, 2019).
Figura 16.
Crecimiento Hipotético de la Villa de San Vicente de Austria y Lorenzana,
en la actualidad (Calderón Moran, 2009, Pág. 87).
Listado de terremotos más devastadores para San Vicente
29 de Noviembre de 1783, “...a las dos y media de la tarde que arruino en gran
parte a al entonces villa de San Vicente...”
(Samayoa, 1940, Pág. 56), Samayoa
propone que arruino la iglesia Parroquial (Samayoa, 1940, Pág. 28).
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Flores-Manzano, Carlos. Bajo el Tempisque: La Arqueología Urbana de San Vicente de Austria
y Lorenzana, El Salvador. p. 37-56
A las 4:00 am del 25 de marzo de 1899 a las 4:00 am “…se sintió un fortísimo
temblor que hecho al suelo muchos edicios en cuenta la portada de la Iglesia
con la torre izquierda que era de calicanto construida en 1808...” (Samayoa,
1940, Pág. 56).
El 26 de noviembre de 1936 a las 3:00 pm”... se sintió aquí un fuerte movimiento
sísmico que alarmo a los habitantes. A las seis de la tarde del mismo día repitió
el movimiento sucediéndose entonces una serie de temblores durante toda la
noche hasta la mañana del siguiente día...”
(Samayoa, 1940, Pág. 73).
El terremoto del 26 de noviembre debilito las estructuras de muchas casas, las
cuales sucumbieron al terremoto ocurrido el 19 de diciembre de 1936
“...el reloj
de la Torre marcaba las 8 y 50 minutos... Fue la hora trágica, la hora de la
muerte, una hora fatal...”
(Samayoa, 1940, Pág. 76), este ha sido uno de los
terremotos más recordados por los vicentinos, y fue el que destruyo al Palacio
del Ayuntamiento de 1865, este movimiento sísmico ha sido uno de los que más
estragos ha causado en la historia de San Vicente (Lardé y Larín, 1957, Pág. 458).
Posteriormente el 13 de febrero de 2001, un terremoto cuyo epicentro fue en
San Pedro Nonualco con una profundidad focal de 8 km y una magnitud de
6.6 grados Richter, causo una gran destrucción en la zona paracentral, entre
los daños se encuentran la destrucción del Palacio Municipal de San Vicente
edicado en 1937 (Hernández, 2017).
Comentarios Finales
El departamento de San Vicente posee un altísimo potencial arqueológico, tanto
prehispánico como colonial, esto debido a que el Valle de Jiboa y aledaños de
origen volcánico son sumamente fértiles lo cual ha sido explotado por lo menos
en los últimos 3000 años, es fundamental que los representantes de los gobiernos
tanto local como central, aúnen esfuerzos para colaborar con los profesionales
de la cultura para así pueda ponerse en valor todo este potencial cultural que
ha sido olvidado en el tiempo, es momento de repensar la ciudad y la cultura,
para así sacar el máximo provecho cientíco, conservando este legado para las
futuras generaciones y con toda seguridad este patrimonio de los viroleños y los
salvadoreños pueda incentivar el turismo.
El presente asiento de la Ciudad de San Vicente ha sido testigo de diversas
ocupaciones tanto en la época prehispánica como en el periodo colonial,
republicano y moderno así también ha sufrido la violencia de distintos
movimientos telúricos los cuales han obligado a sus habitantes a reconstruir la
ciudad y sus principales edicios cívicos y religiosos en diversas oportunidades,
por eso es muy importante que arqueólogos estén monitoreando cualquier
edicación en el centro histórico de San Vicente, dado que cualquier alteración
puede permitir que se pierdan datos de para comprender la arqueología de la
ciudad, o como Schávelzon (2020, Pág. 13) la describe.
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Flores-Manzano, Carlos. Bajo el Tempisque: La Arqueología Urbana de San Vicente de Austria
y Lorenzana, El Salvador. p. 37-56
Es importante reconocer el esfuerzo del Dr. Julio Alfredo Samayoa, director
del periódico Excelsior, el cual fue muy meticuloso a la hora de recopilar
información y describir la historia de la ciudad de San Vicente.
Sobre los posibles hallazgos a los que apunta esta investigación, se sugiere que
muy probablemente la baldosa encontrada a realizarse calas de prueba en el
Palacio Municipal de San Vicente sean parte de la acera colonial previa a la
construcción del Palacio Municipal de 1865, y por lo tanto es muy probable que
se encuentren indicios en ese estrato de ocupaciones del periodo colonial, tan
tempranas como 1635.
Muy probablemente se pueda descubrir en las excavaciones futuras material
de la época prehispanica, y con seguridad ocupación colonial, tanto de la
ocupación española domestica entre 1635 y 1865, en la cual podrían aparecer
más baldosas, mayólica, cerámica, vidrio, botellas, tejas, hierro, entre otros.
Posteriormente en la ocupación de 1865 a 1936 es muy probable que aparezcan
tuberías de hierro, tuberías de cerámica, baldosas, hierro, mayólica, cerámica,
cimientos de piedra, aceras de laja, aceras de laja picada, aceras de cemento,
empedrados, el trazo original de la calle entre otros.
Y nalmente con seguridad se encontraran los materiales asociados a la
construcción del Palacio Municipal de 1937-2001.
Referencias
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y arqueológico. San Salvador, El Salvador: Patronato Pro-
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Vicente está abandonado”, El Diario de Hoy, Rescatado
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palacio-de-la-ex-alcaldia-de-san-vicente-esta-abandonado.
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Flores-Manzano, Carlos. Bajo el Tempisque: La Arqueología Urbana de San Vicente de Austria
y Lorenzana, El Salvador. p. 37-56
html#:~:text=La%20infraestructura%20fue%20 construida%20
a,de%20deteriorado%20en%20la%20actualidad.
Lardé y Larín, J. (1957). El Salvador: historia de sus pueblos, villas y
ciudades, Ministerio de Cultura, Departamento Editorial
Reminiscencias de El Salvador. (2019). Palacio Municipal de San Vicente.
https://www.facebook.com/ groups/reminiscenciaselsalvador/
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Extraordinaria. San Vicente, El Salvador.
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y Lorenzana, El Salvador. p. 37-56
Vasija prehispánica Policromo Campana, representa
posiblemente a un sembrador. Colección del Museo
Universitario de Antropología UTEC.
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Sánchez-Alemán, Katherine. Sabores a través del tiempo: alimentos presentes
en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
Sabores a través del tiempo: alimentos
presentes en el actual territorio salvadoreño
desde la época prehispánica
Flavor throughout Time: Pre-Hispanic Salvadorean food
still present in its territory today
Katherine Sánchez-Alemán
Arqueóloga / Técnico en conservación
Museo Universaitario de Antrolopogía
Universidad Tecnológica de El Salvador
kis_aleman@hotmail.com
Fecha de recibido: 3 de octubre de 2022
Fecha de aceptación: 22 de dieciembre 2022
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i14.15877
URI: http://hdl.handle.net/11298/1281
Resumen
El presente artículo pretende dar conocer algunos alimentos que los antiguos
pobladores prehispánicos tenían a su disposición desde antes de los inicios de
la agricultura, y la diversicación de estos a lo largo del tiempo, destacando los
principales cultivos durante la época prehispánica y el simbolismo que algunos
de estos poseían, prosiguiendo con los alimentos que ingresaron durante la época
colonial, integrando así la cocina europea, africana y asiática, resaltando los
frutos que el continente americano proporciono al resto del mundo, nalizando
con la diversidad gastronómica que posee actualmente El Salvador.
Palabras clave: Alimentos indígenas. Mayas Agricultura. Gastronomía
El Salvador. Abastecimiento de Alimentos. Maíz Desarrollo. Semillas
Cultivos extensivos. Semillas de Cacao. Procesamiento de alimentos. Cerámica
precolombina. Cosmología. Vida Cotidiana
Abstract
This article aims to present some foods that the ancient pre-Hispanic settlers had
at their disposal since before the beginning of agriculture, and the diversication
of these over time, highlighting the main crops during the time prehispanic and
and the symbolism that some of these possessed, continuing with the foods that
entered during the colonial era, thus integrating European, African and Asian
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Sánchez-Alemán, Katherine. Sabores a través del tiempo: alimentos presentes
en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
cuisine, highlighting the fruits that the American continent provides to the rest
of the world, ending with the gastronomic diversity that El Salvador has.
Key words:
Indigenous foods. Mayas – Agriculture. Gastronomy El Salvador.
Food Supply. Corn. Development. Seeds Extensive farming. Cocoa Beans.
Food Processing. Pre-columbian Pottery. Cosmology. Everyday Life.
Época Prehispánica
Cazadores, recolectores y cultivadores
Desde la llegada del ser humano al Continente Americano surgieron procesos
de cambios tanto en los ecosistemas como en la cultura propia de estos grupos
humanos. La alimentación fue determinada principalmente por los diferentes
climas que se encuentran en el continente.
Durante el Arcaico el sistema principal de estos grupos fue la caza y la
recolección de frutos, ambos proporcionados por el medio, generalmente la
caza fue de venados y conejos, se dio la ingesta de tortugas, iguanas, entre otros
reptiles, se recolectaban diferentes tipos de frutos y semillas.
Hacia el 5000 a.C. con cambios y estabilidad del nivel del mar los esteros y
manglares fueron una fuente importante de alimentación para los grupos
de cazadores y recolectores puesto que estos les proporcionaban fuentes
alimenticias tales como mamíferos marinos, peces, moluscos, crustáceos y
aves, entre otros. (Amaroli, 2015)
Ilustración 1. Mazorcas de maíz procedentes del Valle
de Tehuacán, México. Se puede observar la secuencia
de desarrollo desde el 5000 a.C. al 1500 d.C. Tomado
de Fowler
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en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
A través del tiempo estos grupos fueron relacionando diferentes tipos de plantas
y animales con las temporadas y el clima en el que se encontraban, además de
aprovechar la materia prima que se encontraba disponible en las zonas donde
se desplazaban. A raíz de ello se desarrolla la selección de plantas y frutos con
características más adecuadas para las necesidades del ser humano para su
posterior siembra, esto basado en miles de años de aprendizaje sobre las plantas
y sus condiciones, dando como resultado un proceso evolutivo de las plantas
y los orígenes de la agricultura. La agricultura se acompañaba con la cacería,
pesca y recursos botánicos.
El orecimiento de la Milpa
La milpa fue el principal sistema de alimentación de las poblaciones prehispánicas
desde el preclásico, siendo el principal el cultivo del maíz. Este sistema agrícola,
en el actual territorio salvadoreño, durante el Preclásico Temprano fue de tipo
roza y quema, pero posteriormente perduro en gran medida por medio de surcos
y camellones, y se ha estimado que estuvo presente hasta el Clásico Tardío.
(McKee, 2011)
En el actual El Salvador los inicios de la agricultura se pueden remontar al
1400 a.C. en el Valle del río Cara Sucia, sitio El Carmen, donde se encontraron
fragmentos de mazorca de maíz pequeños, su tamaño es un probable indicativo
de etapas tempranas de domesticación de maíz. (Fowler, 1995)
Ilustración 2. Corte estratigráco en el Bulevar
Monseñor Romero, son visibles los surcos de cultivos
utilizados durante la época prehispánica. Fotografía
de Shione Shibata, tomada de La Huella más
Profunda, 2019
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Sánchez-Alemán, Katherine. Sabores a través del tiempo: alimentos presentes
en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
Katherine Sánchez Alemán
La implementación más antigua de la Milpa que se conoce hasta el momento se
trata de surcos de cultivos encontrados debajo de la Tefra Cuzcatan en Antiguo
Cuscatlán, encontrándose un macrofósil de hojas de maíz, con una datación de
820 a.C. aprox. (Preclásico Medio). (Amaroli & Dull, 1999)
Cerca del área del Sitio Arqueológico San Andrés (Valle del Zapotitán) se han
encontrado surcos de cultivo debajo de la Tierra Blanca Joven procedente de la
Erupción de la Caldera de Ilopango, probablemente utilizados para el cultivo
de maíz.
En el Sitio Arqueológico Joya de Cerén se puede apreciar el trabajo agrícola
y la cotidianidad de una aldea maya durante el periodo Clásico, en el cual se
desarrollaron intensos cultivos de maíz Zea mays, yuca Manihot esculenta
y probablemente frijol corriente Phaseolus vulgares y frijol lima Phaseolus
lunatus. (Maloof, 2011, pág. 240). Los tallos y hojas de maíz, además de otras
gramíneas y hojas, fueron preservados en impresiones como resultado de la
erupción del cercano volcán Laguna Caldera. (Menjivar, Aguilar, & Lozano,
2017). En sitios como Santa Leticia también se han encontrado cultivos de
girasoles en los huertos o milpas. (Fowler, 1995)
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Sánchez-Alemán, Katherine. Sabores a través del tiempo: alimentos presentes
en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
Ilustración 3. Vasija prehispánica Policromo Campana,
representa posiblemente a un sembrador. Colección del
Museo Universitario de Antropología Utec.
La dieta alimenticia prehispánica
La dieta prehispánica, contrario a lo que generalmente se cree, era muy variada
tanto en frutas, verduras y tubérculos, así como en carnes rojas, carnes blancas
y mariscos, manteniendo diferentes procesos de cocción y procesamiento.
Gracias a los cultivos y a la ora y fauna que tenían a su disposición la dieta
era muy variada, la base principal se conoce como la triada mesoamericana
que integra el maíz, frijol y calabaza (en sus diferentes variedades). El maíz
presentaba durante la época prehispánica y actual, la principal fuente de
alimentación, cultivándose de manera prolongada, y en algunas épocas la
economía y subsistencia de la población dependía totalmente de él. Otros
cultivos que formaban parte principal de la dieta fue el chile, el ayote, loroco,
chipilín y se preparaban guisados, asados y en sopa.
Con el maíz se preparaban diferentes comidas y bebidas, como variedades
de la bebida de cacao, la chicha, los atoles y el shuco; cuando este ha pasado
por la nixtamalización se encuentran los tamales, tortillas, pupusas (las cuales
solo contenían verduras, frijoles y/o carne), totopostes, entre otros. (Cabrera,
Canacas, & Henríquez, 2016)
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en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
Aunque la ganadería no estuvo presente antes de la llegada de los españoles,
si había crianza de algunos animales como el perro, pato, pavo y algunas otras
aves. No hay investigaciones que sustenten el consumo de caninos en la región
de lo que ahora es El Salvador. Las carnes que consumían eran probablemente
del venado cola blanca, de pavos, conejos, de patos, guajolotes (Cabrera,
Canacas, & Henríquez, 2016), de reptiles y diferentes aves.
Algunos cultivos y frutos que los antiguos prehispánicos en el actual territorio
salvadoreño tenían a su disposición se:
Restos
botánicos
Nombre
común
Sitios
arqueológicos
Restos
botánicos
Nombre
común
Sitios
arqueológicos
Zea Maíz Cihuatán,
Joya de Cerén,
Antiguo
Cuscatlán,
Cara Sucia
Spondias Jocote Santa Leticia,
Cerén
Cucurbita Ayotes o
calabazas
Cihuatán,
Joya de Cerén,
Anacardium Marañon Cihuatán
Lagenaria Jícaras Joya de Cerén Acrocomia Coyol Cerén
Phaseolus Frijol Cihuatán,
Joya de Cerén
Bactris Corzo Cihuatán
Capsicum Chile Joya de Cerén Mutingia Capulín Santa Leticia,
Cerén
Helianthus Girasol Santa Leticia,
San Andrés
Psidium Guayaba
Manihot Yuca Joya de Cerén Prunus Ciruelo
Xanthosoma Malanga Joya de Cerén Ficus Amate Cerén
Theobroma Cacao y
Pataxte
Joya de Cerén,
San Andrés
Pouteria Zapote Santa Leticia
Persea
americana
Aguacate Santa Leticia Celtis Almez Cerén
Bixa Achiote Cerén
Tabla 1. Principales cultivos en El Salvador durante la época prehispánica. Tomado de
Trabanino, 2013
Sitios Costeros
Los sitios costeros, como Chiquirín y Asanyamba, tenían acceso al consumo
y comercio de productos marinos como los crustáceos y moluscos, conchas,
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ostras, cascos de burro, caracoles, y pescados, estos últimos se preparaban y
conservaban por medio del secado al sol, secado por medio de la sal, e inclusive
ahumado. Otro ingrediente que era fundamental en la elaboración de platillos
y en ceremonias, siendo muy demandado, fue la sal, hay registros de su
procesamiento prehispánico en varios sitios de la costa del Pacico desde hace
5 mil años (Schilling, Salamanca, Erquicia, & Paredes, 2019), en El Salvador el
Sitio El Carmen es un ejemplo prehispánico de producción de sal.
De la Milpa a la cocina: procesamientos durante la Época Prehispánica
Principalmente se utilizaban herramientas líticas como el metate, morteros,
manos de moler, para el procesamiento de granos y semillas, preparar el cacao,
maíz, yuca, entre otros. Pero además de estos había diferentes métodos para
preparar los alimentos.
Ilustración 4. Piedra y mano de moler utilizadas para el procesamiento
de alimentos. Colección del Museo Universitario de Antropología Utec.
En el caso de los tubérculos, George Maloof (2011) expone que su procesamiento
más aceptado consistía en pelarlos y secarlos, para luego molerlos y crear una
especie de harina, como posiblemente se hacía en Joya de Cerén.
Durante la época prehispánica ya existían diferentes procesos para conservar y
preparar los alimentos, entre estos se encuentran: la salazón, los alimentos se
deshidratan con sal; el secado al aire por medio del sol y el viento; el asado, la
cocción al vapor y a las brasas. (Cabrera, Canacas, & Henríquez, 2016)
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Ilustración 5. Vaso prehispánico estilo
Batik, probablemente utilizada para preparar
alimentos. Colección del Museo Universitario
de Antropología Utec.
Entre lo cotidiano y lo ceremonial
Del Maíz al humano y del humano al Maíz
El maíz tiene un papel muy fuerte dentro de la cosmovisión mesoamericana,
pues, además de representar la base de la dieta de estas antiguas poblaciones,
de las cuales muchas dependían totalmente de la milpa, el maíz representa un
regalo de los dioses, por lo cual mantenía un carácter sagrado, por ende, muchas
celebraciones giraban en torno a este.
En la mayoría de los relatos mesoamericanos sobre la creación del ser humano
se encuentra el maíz como parte principal, para los Mexicas, fue Quetzalcóatl
quien baja al inframundo por huesos, siendo molidos y mezclados con masa
de maíz y la sangre del dios para crear a los humanos, además, para ellos
el mundo fue destruido 4 veces, y posterior a la creación del Quinto Sol el
maíz fue entregado por el mismo Quetzalcóatl para que se alimentasen de él.
(Vela, 2011)
En el Popol Vuh se encuentra narrada parte de la cultura Maya Quiché, ahí se
narra el origen del ser humano, que luego de varios intentos de no ser como los
dioses ordenaban, se creó a partir del maíz:
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Ilustración 6. Representación del dios de la lluvia Tláloc, en su espalda lleva una cesta
con mazorcas de diferentes colores, al igual que en su mano, haciendo alusión a la
diversidad del maíz y su relación con las lluvias. Pintura mural de Zacuala, Teotihuacan,
estado de México. Tomado de Arqueología Mexicana
“…Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.
Hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza
y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del hombre… A
continuación, entraron en pláticas acerca de la creación y la formación
de nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco
se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas
del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros
padres, los cuatro hombres que fueron creados.” (Fragmento del Popol
Vuh, traducción de Adrián Recinos, 1993, pág. 104)
El maíz tiene la particularidad de necesitar al ser humano, ya que por solos los
granos del maíz no suelen salir de la tusa, por lo cual disminuye su reproducción,
por esta razón se mantuvo una codependencia, el humano necesita la mazorca
de maíz, y viceversa.
La ritualidad en el Cacao
El Cacao fue muy simbólico en Mesoamérica, especialmente para los mayas,
ya que este no solo era un fruto proveniente de la tierra, sino se le consideraba
como un regalo de los dioses, por ende, su uso solo estaba destinado para las
elites, especialmente durante celebraciones y rituales, siendo restringido su
consumo para la demás población.
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en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
El cacao se podía consumir de diferentes maneras, ya sea la semilla tostada,
como bebida e inclusive como aderezo (León, 2016). En el Códice Florentino
se menciona que se hacían diversas combinaciones para consumirlo, con miel,
con ores, vainilla, maíz, entre otros, (León, 2016, pág. 21-22), consiguiendo
una bebida espumante.
Además, al cacao se le atribuía, y atribuye en la actualidad, usos medicinales,
ya que este contiene alcaloides, funcionando como estimulantes, por lo cual se
les daba a los guerreros antes de ir a la guerra. También se utilizaba para dolores
de estómago, mordeduras de serpiente, malestar en los ojos, entre otros. (León,
2016)
El cacao se convirtió en parte de la economía al usarse como pago o trueque y
de tributo, siendo considerado una moneda, León menciona que inclusive estos
se llegaban a falsicar rellenando la cascara con masa negra, o los colocaban en
agua para que aumentara su tamaño. Fowler (1999) menciona que, en el actual
territorio salvadoreño, en la época colonial los pueblos pipiles pagaba tributo,
en su mayoría, con cacao.
Ilustración 4. Mujer azteca espumando
cacao. Códice Tudela fo 3r. Siglo XVI.
Tomado de Noticonquista UNAM.
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en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
Época Colonial
La gastronomía de dos mundos: Alimentos que ingresaron
desde la época colonial
Durante el contacto europeo ingresaron muchos alimentos que eran desconocidos
en el continente americano, así como ellos encontraron una serie de frutos,
animales y platillos que no conocían, por esta razón surge una nueva gastronomía
y se integran nuevos ingredientes a los existentes. Con los españoles no solo se
integró la gastronomía europea, sino también la africana y asiática, fruto de
conquistas pasadas e interacciones comerciales.
Cuando los europeos llegaron a lo que hoy es América encontraron una gran
abundancia de alimentos, no solo frutos, sino platillos ricamente preparados y
elaborados, un claro ejemplo de ello es la descripción de Bernal Díaz del Castillo
al llegar a Tenochtitlán y referirse a Moctezuma II, huey tlatoani mexica:
“En el comer, le tenían sus cocineros sobre treinta maneras
de guisados, hechas a su manera y usanza, y teníanlos
puestos en braseros de barro chico debajo, porque no se
enfriasen, e de aquello que el gran Montezuma había de
comer guisaban más de trescientos platos, sin más de mil
para la gente de guarda, …cotidianamente le guisaban
gallinas, gallos de papada, faisanes, perdices de la tierra,
codornices, patos mansos y bravos, venado, puerco de la
tierra, pajaritos de caña, y palomas y liebres y conejos, y
muchas maneras de aves y cosas que se crían en esta tierra
que son tantas que no las acabaré de nombrar tan presto”
(edición de Guillermo Serés, 2011, pág. 284).
Animales traídos a América
En la introducción de la ganadería se encuentran las vacas, los toros, los caballos,
yeguas, burros, ovejas, corderos, mulas y los cerdos, además dentro de las aves
de corral se integraron los gallos, gallinas, pollos y palomas. Además de ello
trajeron conejos (Cabrera, Canacas, & Henríquez, 2016).
Con la vaca se obtuvieron múltiples benecios: la carne y la leche, hoy en día,
los lácteos son parte fundamental de la dieta de los salvadoreños. En el caso de
la gallina, además de proporcionar carne, también proporciona huevos, hoy en
día son parte de muchas recetas. Con la gallina, el pollo y los cerdos se retomó la
receta de los tamales, pero con este tipo de carnes. Con el ganado ovino también
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se obtuvo carne, además de proporcionar lana, utilizada para elaborar diferentes
prendas. Con la ingesta de estas carnes también se elaboraron embutidos
Ilustración 5. Emisarios Mexicas llevando comida
a los expedicionarios europeos. Códice Florentino,
Libro 12, fol. 12 reverso. Tomado de Noticonquista
UNAM
Frutas y verduras
Entre las frutas y verduras que se introdujeron de Europa, Asia y África, son
principalmente: Cebolla, Lentejas, Garbanzos, Habas, Chicharos, Puerros,
Ajos, Calabazas, Remolacha, Nabos, Zanahorias, Rábanos, Apio, Cebolla,
Repollo, Brócoli, Col Lombarda, Colior, Lechugas, Escarola, Espinacas,
Cardo, Endibia, Acelgas, Espárragos, Olivo, Aceitunas, Calabazas, Calabacines,
Berenjenas, naranjas, limones, mandarinas, limas, uva (que era ya conocida en
forma silvestre por los prehispánicos), mango, manzana, melocotón, maracuyá,
plátanos, tamarindo, jamaica, caña de azúcar y café. (Cabrera, Canacas, &
Henríquez, 2016). En el caso del olivo, de este se puede extraer aceite de oliva,
el cual se utilizó y utiliza en las comidas para freír platillos y aderezar.
También los frutos secos que se integraron fueron la nuez de castilla, almendras
y avellanas.
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Cereales
También se introdujo en América los diferentes cereales, entre estos: El trigo, el
arroz, la linaza, la avena, la cebada y la malta (Cabrera, Canacas, & Henríquez,
2016). Con el trigo se introdujo también otros tipos de usos, por ejemplo, la
elaboración de diferentes tipos de pan y pasta, además de cerveza. El arroz,
de origen asiático, hoy en día representa el principal acompañamiento de los
platillos salvadoreños, especialmente en los almuerzos.
Las bebidas
Las bebidas que se trajeron a América de mayor realce fueron las alcohólicas,
entre ellas destaca el vino, que proviene de las uvas, el agua ardiente, que
proviene de la caña de azúcar, la sidra, de diferentes frutas, y la cerveza, que
integra diferentes cereales y malta. Debido a la presencia de estos tipos de
licores y bebidas embriagantes, se propició conocimiento local para desarrollar
los procesos de destilado, ya que las poblaciones prehispánicas elaboraban
bebidas embriagantes obtenidas a base de la fermentación.
Nuevas hierbas y especias
La mayoría de las especias utilizadas en la preparación de alimentos, siguen
siendo muy conocidas hoy en día, a pesar de que no formaban parte de la ora
originaria de América, sino que fueron introducidas durante siglos por los
colonos y viajeros, que propicio la introducción de especias de Europa, África
y Asia, algunas de estas son las siguientes: tomillo, romero, orégano, pimienta
negra, nuez moscada, clavos de olor, canela, cilantro, jengibre, mostaza,
albahaca, azafrán, anís.
Estas especias y hierbas no solo dan un olor y sabor diferente a los platillos que
hoy forman parte de la gastronomía tradicional, sino que hoy en día también
forman parte de la diversidad gastronómica de muchos países de la región, y
que sin la presencia de dichas hiervas y especies no se tendría la misma sazón
con la que se conoce.
De América para el mundo
Durante el encuentro cultural y gastronómico generado con la llegada de los
españoles, no solo se integraron nuevos alimentos del mundo a América, sino
que América también proporcionó al resto del mundo muchos alimentos, frutas,
verduras, animales y especies que hoy en día no solo son fundamentales en
la gastronomía del mundo, sino que han llegado a ser parte de la identidad
gastronómica de países donde antes no se conocía, algunas de estas son: La
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piña, el maíz, el cacao, el tomate, la vainilla, las papas, girasol, aguacate, el
chile, la yuca, el maní, el frijol, el pavo, entre otros.
La caña de azúcar
En el caso de la caña de azúcar, esta permitió la ingesta de azúcar y la panela,
elaborada con el jugo de la caña de azúcar antes de su puricación, teniendo
otros productos como los batidos, melcochas y diferentes tipos de dulces, en su
mayoría provenientes de la gastronomía y contería árabe, que hoy en día se
siguen elaborando con algunas variaciones.
El café
El café en granos y como bebida se encuentra presente en América desde el
siglo XVII, pero su cultivo se da por primera vez hasta la década de 1720 en
Martinica, en 1825 ya se había introducido la planta en Centroamérica gracias
a holandeses y se hacían cultivos en pequeña escala. (International Coffee
Organization, s.f.). En las décadas siguientes, bajo el mandato del General
Gerardo Barrios se expande el cultivo del café en El Salvador, convirtiéndose
en la base de la economía de la época posterior a la colonia.
Época actual
La identidad gastronómica
Así como muchos de los frutos de la tierra de América se han convertido en
parte fundamental de los países del mundo, muchos de los frutos del mundo se
han vuelto a través del tiempo parte de la cotidianidad y cultura de la población
salvadoreña, como tomar frescos de jamaica, tamarindo, horchata o naranja,
tampoco puede faltar el café en las mañanas y tardes, los mangos con limón
que se puede encontrar en cualquier rincón del país, el pan francés y plátanos
fritos, sancochados o asados acompañando los desayunos y cenas, el arroz
acompañado los almuerzos, el huevo frito o hervido, son algunos ejemplos de
la adopción de diferentes frutos y productos que no solo se integró, sino que se
mezcló con la cocina prehispánica, dando como resultado la rica gastronomía
que representa a los salvadoreños.
El Salvador posee una riqueza culinaria muy variada; existen diversos
platillos y bebidas que se comparten a nivel nacional, otros, especícos de
las zonas de oriente, occidente y central, e incluso, pueden variar las recetas
en cada departamento y municipio. Estas recetas provienen tanto de las
raíces prehispánicas y coloniales, como de las adoptadas de otras culturas
del mundo.
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Platillos más representativos de El Salvador
Los platillos salvadoreños son diversos, varían de acuerdo a las zonas del país, e
inclusive son preparados especialmente en épocas del año. Las bebidas también
son variadas, tanto calientes como heladas. Algunos de los más representativos
son:
Las pupusas: Tradicionalmente hechas en comales de barro con fuego de leña,
y hoy en día, en planchas de hierro y gas propano. Pueden ser de arroz o maíz,
y hay gran variedad de ingrediente entre los que se pueden hacer, pero destacan
las de queso, queso con loroco, revueltas y de frijol con queso. Generalmente
se acompañan de repollo encurtido en vinagre y salsa de tomate casera. En
Oriente, especialmente en San Miguel, estas se consumen con ensalada escolar
o campero, salsa negra y salsa de tomate procesada.
Ilustración 6. Pupusas hechas en comal de barro.
Imagen tomada de Tortillas de Comal Las Pavas.
Las enchiladas: Ya sean como plato fuerte o de media tarde, estas se elaboran
a base de masa de maíz frita, de carne o de pollo, con chirmol o escabeche,
aguacate, huevo, frijoles y queso rallado.
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Tortas de pescado: es un platillo tradicional que se consume mayormente en
el tiempo de cuaresma y Semana Santa, se hace de pescado seco, envueltas
en huevo y harina, en Oriente se envuelven en masa, luego de la cocción se
sumergen en su caldo o sopa.
Ilustración 7. Tortas de pescado salvadoreña. Tomado de Google Fotos.
Panes con pollo, panes navideños o migueleños: este tipo de panes es
característico de Oriente, se integran diferentes sabores, pollo cocido con relajo,
escabeche, remolacha, pepino, berro, papa, rebano, huevo, lechuga, tomate, y
acompañado de salsa hecha a base del caldo del pollo.
Los tamales: Hay una gran variedad de tamales en el país, entre estos se pueden
encontrar los de gallina o pollo, los pisques, de chipilín con queso o mora, los
de elote que en el centro del país suelen ser más dulces que los de oriente,
los ticucos característicos de Santa Ana, los tamales de yuca característicos de
occidente y los Nixtapite de Cuscatlán.
Ilustración 9. Elaboración de tamales. Tomado de elsalvador.com
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Rellenos: en los almuerzos salvadoreños no pueden faltar los rellenos, ya sean
de güisquil, de papa, ejotes, de jamón, de or de izote, o chilaquiles, estos se
les agrega queso o quesillo y se envuelven en huevo batido para luego freírlos.
Gallo en Chicha: Un platillo elaborado en fechas especiales o representativas,
en el cual el gallo ya partido se ahoga en chicha de frutas y maíz 24 horas para
luego pasar al proceso de cocción en el que se añaden alcaparras y ciruelas.
Mariscada y crema de mariscos: generalmente asociada a las playas, puede
encontrarse en cualquier parte del país. Se elabora de variedad de mariscos:
langosta, camarones, pescado e incluso pulpo, entre otros.
Coctel de curiles o conchas y de camarón: El platillo preferido en las
costas salvadoreñas, el coctel se prepara con chirmol, limón y salsa inglesa,
acompañado de galletas saladas. En el caso del de camarón, este puede ser
también en salsa rosada.
Ilustración 8. Coctel de camarones. Tomado de Recetas del Salvador
Café: la bebida salvadoreña por excelencia, a cualquier hora del día,
generalmente se toma caliente, pero también se consume helado, ya sea negro o
con azúcar o atado, leche, canela, etc.
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Los atoles: los más característicos del país son el atol de elote, chuco, rosado o
dulce acompañado de aihuashte o pirriri como se conoce en oriente, de piñuela,
semilla de marañón, maíz tostado y la poleada con canela.
Ilustración 10. Atol shuco. Tomado de Recetas del Salvador.
Los refrescos: Entre los más populares se encuentra la horchata, tamarindo,
cebada, chan, jamaica, limonada, coco, coco con leche, coctel o ponche de
frutas, arrayan, jocote, maracuyá
Chocolate caliente: elaborado por medio de tablillas de chocolate, estas
integran cacao tostado, azúcar y canela, la cual se muele con un poco de agua.
Bebidas embriagantes: estas bebidas forman parte de las tradiciones y
celebraciones en la mayor parte del país, se elabora y se consume chicha,
rompope, el chaparro y la cususa tradicional de oriente. Además de ello se
consumen diferentes tipos de cervezas.
Antojitos salvadoreños:
Los antojitos no son un plato fuerte, pero forman parte de la gastronomía y cultura
salvadoreña, se pueden ver en los hogares, en los parques, en las ferias, en las
estas, entre otros lugares, estos generalmente se consumen como aperitivos,
entre estos se encuentran: Nuégados con miel de atado, empanadas de leche
o frijol, plátano en miel, elote asado o loco, papas fritas, churros españoles,
tostadas de yuca, plátano o papa; chicharras, sorbetes de carretón, minutas, yuca
frita o sancochada con limón y pepescas o con chanfaina, conservas, torrejas,
jocotes y mango en miel, dulces de feria, entre otros.
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Conclusiones
La actual comida salvadoreña es fruto de una trayectoria socio-cultural de miles
de años, desde los cazadores-recolectores aprovechando los recursos oriundos
de la zona, el aprovechamiento de los recursos de la tierra para la agricultura,
convirtiendo a la milpa como la principal fuente de alimentos y convirtiendo al
maíz en vida para el cuerpo y alma del ser humano, manteniéndole un carácter
sagrado junto al cacao. Con la llegada de los españoles a lo que hoy se conoce
como América surgieron no solo cambios político sociales, sino también
culturales, en los cuales se integra la gastronomía de los antiguos pobladores
junto a la europea, asiática y africana, esto gracias a las conquistas pasadas e
intercambios comerciales que hubo entre esos continentes.
En la actual se puede observar que algunos de los principales platillos
salvadoreños surgen no solo de estas fusiones prehispánicas y coloniales, sino
también producto de la globalización, por medio de la cual se han adoptado
platillos de diferentes partes del mundo.
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en el actual territorio salvadoreño desde la Época Prehispánica. p. 58-77
Estas vitrinas forman parte de exposición temporal
“Sabores a través del tiempo”
Museo Universitario de Antropología, MUA
Universidad Tecnológica de El Salvador
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense
en el siglo XIX
Some considerations on the construction of the Nicaraguan
national identity in the XIX century
Chester Urbina-Gaitán
i
Historiador
chesterurbina@yahoo.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8351-2594
Fecha de recibido: 11 de agosto de 2022
Fecha de aceptación: 15 de noviembre de 2022
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i14.15878
URI: http://hdl.handle.net/11298/1282
Resumen
La prensa nicaragüense durante el siglo XIX evidenció lo confuso y
contradictorio del proyecto de nación de la intelligentsia nicaragüense, una
parte de ella defendía una identidad y patrimonio centroamericano, en tanto que
la otra apoyaba un concepto de identidad nacional ligado alrededor del suelo
donde se nació, es decir de Nicaragua. Unos textos mantenían un concepto de
inferioridad étnico-cultural y desvaloraban el proyecto de nación ligado al canal
interoceánico. Sin embargo, en 1874 se hace más notorio el interés de crear
un sentimiento patriótico ligado al lugar de nacimiento. La Guía Ilustrada del
Estado de Nicaragua de 1898 contribuyó a la formación de la identidad nacional
en cuanto a que presenta al nicaragüense como un ser mayoritariamente mestizo,
y señala las características étnico-culturales del nicaragüense como un pueblo
defensor del orden político, sencillo y hospitalario. Tales rasgos se derivan de
las conferidas al héroe nacional José Dolores Estrada.
Palabras claves: Cultura popular - Nicaragua - siglo XIX. Sociología
- Nicaragua. Nicaragua - Civilización - siglo XIX. Identidad nacional.
Nacionalismo. Nicaragua - política y gobierno - siglo XIX. Nicaragua - historia.
Antropología cultural - Nicaragua.
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de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
Abstract
The Nicaraguan press during the XIXth century demonstrated the confused and
contradictory of the project of nation of the Nicaraguan intelligentsia, a part
from her was defending an identity and Central American patrimony, while other
one was supporting a concept of national identity tied about the soil where one
was born, that is to say of Nicaragua. A few texts were supporting a concept of
ethnic - cultural inferiority and were devaluating the project of nation tied to
the interoceanic channel. Nevertheless, in 1874 the interest becomes more well-
known of creating a patriotic feeling tied to the place of birth. The Guía Ilustrada
del Estado de Nicaragua of 1898 contributed to the formation of the national
identity as for which he presents the Nicaraguan as a being for the most part
half-caste, and it indicates the ethnic - cultural characteristics of the Nicaraguan
as a defending people of the political, simple and hospitable order. Such features
stem from the awarded ones to the national hero Jose Dolores Estrada.
Key words:
Pop culture Nicaragua XIX century. Sociology Nicaragua.
Nicaragua Civilization XIX century. National identity. Nationalism.
Nicaragua – politics and government – XIX century. Nicaragua – history.
Cultural anthropology – Nicaragua.
Introducción
Según la historiadora Frances Kinloch en Nicaragua la derrota de William Walker
no se convirtió en una posibilidad de exaltar la imagen de los nicaragüenses
como conjunto social. Al contrario, se reconoció la propia inferioridad étnica
donde se descubrió el peso de la imagen atribuida a los pueblos del trópico
por el pensamiento antropológico ilustrado [las ideas de la degradación de
“la raza americana” y su incapacidad para autogobernarse], e incluso la
inuencia de la tesis sobre la superioridad de la raza anglosajona, esgrimida
por los propagandistas del Destino Maniesto. Empero, la elite política rerió
esta inferioridad a los sectores subordinados y se reservó para el rol de
diseminadores de la civilización europea, aunque después de casi treinta años
de transitar en la anarquía la elite política comenzó a perder la esperanza en
cuanto a su capacidad para instituir gobiernos estables, lo cual atribuyeron a la
herencia cultural española e, incluso, a la sangre de sus ancestros.
ii
Iván Molina y Patricia Fumero critican los señalamientos de Kinloch al apuntar
que en el surgimiento de la comunidad política imaginada nicaragüense, se
enfatizó el vínculo existente, durante el siglo XIX, entre el proyecto canalero
y la constante amenaza exterior. Fue en este contexto que se creó en Nicaragua
un vocabulario nacionalista y una imagen nacional. Sin embargo, este proceso
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no giró, únicamente, en torno a la construcción del canal interoceánico. Tal
es el caso de la promoción de la Batalla de San Jacinto y del héroe José
Dolores Estrada durante el período de estabilidad política de los “Treinta Años
Conservadores” (1857-1893).
iii
La Batalla de San Jacinto, junto con el rescate
de Estrada, un héroe al que se le adscribieron los valores más tradicionales de
las clases subordinadas la humildad, el valor, la lealtad y el patriotismo
facilitaron el avance del proceso de invención de la nación nicaragüense por
parte del Estado.
iv
Este artículo se inserta dentro de esta discusión al señalar que
es hacia nales del siglo XIX que la elite intelectual nicaragüense comienza a
postular las características étnico-culturales de los nicaragüenses y a enfatizar
un discurso de pertenencia nacional.
Para Guillermo Fernández, entre 1871 y 1930, se impulsaron desde el Estado
en Nicaragua tres concepciones diferentes de lo que era la nación y la patria,
y tres interpretaciones distintas sobre el pasado del país, con algunos matices
contradictorios entre sí. Estas variaciones en la construcción de un discurso
nacional hegemónico sobre el pasado nicaragüense están íntimamente ligadas
a los diferentes proyectos políticos, económicos y sociales de nación que se
impulsaron en esos años, y al fracaso de cada uno de ellos.
v
Por otra parte,
durante el régimen de José Santos Zelaya (1893-1909) su ministro de Educación,
José Dolores Gámez, publicó los libros Catecismo de Historia Patria y
Catecismo de Historia de Centroamérica por medio de los que se transmitió a
toda una generación de nicaragüenses un doble sentimiento de nacionalidad. Lo
jóvenes de la época aprendieron que su patria o país era Nicaragua y su nación,
Centroamérica.
vi
En su artículo intitulado: “Historia del vocabulario político en Costa Rica.
Estado, república, nación y democracia (1821-1949)”, Víctor Hugo Acuña
acota que su interés se centró en seguir la trayectoria temporal de estos tres
conceptos para rastrear el proceso de formación de la identidad nacional en
Costa Rica.
vii
Fundamentado en lo anterior es que el presente artículo pretende
estudiar el proceso de construcción de la identidad nacional en Nicaragua,
alrededor del análisis de los conceptos de raza y patriotismo y la postulación
de las características étnico-culturales de los nicaragüenses contenidos en los
periódicos de circulación nacional durante el siglo XIX y en la Guía Ilustrada
del Estado de Nicaragua de 1898.
Identidad centroamericana, inferioridad racial e identidad nacional en
Nicaragua en el siglo XIX
El 15 de septiembre de 1855, El Defensor del Orden dio a conocer su opinión
acerca de la invasión de William Walker y sus libusteros en el país:
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de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
Chester Urbina-Gaitán
“Ocupado el país por libusteros norteamericanos, se vería luego una
inmigración inmensa de hombres enemigos declarados de nuestra raza, que
detestan nuestra religión, nuestras costumbres; que nos consideran y nos tratan
como bárbaros, que nos juzgan indignos de gozar de los derechos políticos, y
por lo mismo incapaces de concurrir a formar cualquier asociación que lleve
este nombre”.
viii
Este señalamiento parece rechazar la inuencia del pensamiento del lósofo
inglés Herbert Spencer sobre las sociedades más complejas y mejor integradas
(las capitalistas, basadas en la división del trabajo, el contrato y la lógica del
mercado) y que servían de modelo de progreso en la historia. Para Spencer,
existen ciertas dinámicas de lucha por la supervivencia de los seres vivos, entre
ellos los seres humanos, lo que da como resultado la extinción o desaparición de
los menos aptos,
iX
lo cual hace de Spencer en uno de los teóricos de la expansión
del colonialismo europeo. El texto antes señalado conrma los miedos de
algunos miembros de la elite nicaragüense acerca de la pérdida de soberanía
que traería para el país el entregarse a los Estados Unidos.
x
En un discurso del General Tomás Martínez del 10 de abril de 1858, dirigido a
todos los pueblos de Centroamérica, éste se reere abiertamente a la amenaza
que traería para la región la llegada de Walker: “Nuestra raza y nuestro nombre
van corriendo el último de los peligros… sopena de entregarles cobardemente
esas mismas tierras i esas mismas aguas, con los pueblos, la religión i las
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libertades públicas”.
xi
Este es un texto que evidencia la defensa de una raza
y, además, una identidad centroamericana basada la tierra, los depósitos de
agua, las comunidades culturales allí existentes, una religión determinada (el
catolicismo) y un tipo de gobierno e instituciones públicas, aunque en ningún
momento se hace referencia a la composición étnica de los nicaragüenses. Según
Michel Gobat el miedo de Martínez radica en que Walker y sus seguidores
se identicaba a mismos como revolucionarios, proclamando que iban
a “regenerar” no sólo a Nicaragua sino a toda Centroamérica. En particular,
decían que el pueblo del istmo había sufrido por mucho tiempo la “tiranía”
perpetuada por una “aristocracia degradada”.
xii
Varios años más tarde, con la aventura de Walker ya lejana, el 14 de junio de
1874, El Porvenir de Nicaragua publicaba el artículo de su editor Henrique
Gollel intitulado: “El patriotismo y los patriotas”, donde se acotaba que, frente
a los intereses mezquinos de algunos connacionales, el patriotismo es el amor a
la patria, esto es, el sentimiento que inspira al hombre el deseo de trabajar por
la dicha, prosperidad y engrandecimiento del país que le vio nacer.
xiii
Este texto
sería la primera referencia periodística a un sentimiento patriótico ligado al lugar
de nacimiento, es decir a Nicaragua. Según Justin Wolfe en el discurso de Gollel
se evidencia la inuencia de intelectuales nicaragüenses como el historiador
Jerónimo Pérez quien en su libro la Campaña Nacional contra el Filibusterismo
(publicado en 1873) maldijo el fracaso de los políticos nicaragüenses por no
seguir una política partidista basada en la ideología.
xiv
En el discurso emitido por el director del Instituto Nacional de Occidente,
Lic. R. Conteras, durante la clausura de la cátedras correspondiente al año escolar
de 1887-1888, éste se rerió a que, con la construcción del canal interoceánico,
se establecería forzosamente en lo futuro una lucha terrible entre la población
nicaragüense y la inmigración extranjera, en la cual vencería el campeón que
compareciera en la lucha armada con las armas de la inteligencia y que, por
la energía moral y la concepción clara de su fuerza, fuera capaz de imponer a
los demás su habilidad mecánica, sus procedimientos cientícos, la prontitud
en el obrar y la perseverancia en el querer.
xv
Este señalamiento deja entrever
la inuencia de Spencer en el sentido de que la raza sajona estaba dominando
el mundo por el poder de la armas o de la tecnología, por el poder nanciero,
la capacidad industrial y el talento individual, producto de la experiencia y
habilidad para hacer un trabajo determinado.
Spencer señalaba que las sociedades evolucionaban de un modo análogo a
los organismos y que el sentido de esa evolución era generar progresivamente
mayores grados de libertad individual.
xvi
Lo señalado por el Lic. Conteras no
favorece la creación y expansión de un sentimiento de identidad nacional, sino
más bien forma parte de lo que un grupo de intelectuales nicaragüenses pensaba
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
en torno a su inferioridad étnico-cultural y la de su proyecto de nación ligado al
canal interoceánico. Ello pone en entredicho la idea de la elite nicaragüense del
siglo XIX en su conjunto, de aspirar a gobernar una comunidad política moldeada
en torno a la imagen de una nación moderna y cosmopolita, que cristalizaría con
la construcción del “canal interoceánico”.
xvii
Además, debido a su optimismo en el
progreso indenido a través de los avances cientícos, Conteras no contemplaba
que la ciencia experimental sobre la que nació y se asentó el capitalismo, lejos de
beneciar a toda la humanidad, sólo beneciaba a un pequeño grupo de países,
los cuales se enriquecían a expensas de la explotación de la mano de obra y de
los recursos de otros. Como era el caso de Nicaragua.
Debe de señalarse que la alocución del Lic. Conteras no favorece la política
de homogeneización étnica que se estaba implementando en Nicaragua en ese
momento. Jeffrey L. Gould ha señalado que en la época de la rebelión indígena
de Matagalpa en 1881 nació el mito de “la Nicaragua Mestiza”: un discurso
ocial que describe a este país como uno étnicamente homogéneo donde el
elemento indígena es desvalorado.
xviii
Luego, en el discurso leído por el Comisionado Ocial Dr. José Madriz en el
septuagésimo cuarto aniversario de la independencia nacional es decir en
1895 –, al referirse a las diferencias entre anglosajones y latinos en América,
armaba que:
“Por qué no usamos de la libertad como los americanos del norte? Por qué
éstos, que tuvieron menos motivos para desear y declarar su independencia,
saben ser más libres que nosotros? No busquemos la causa de la diferencia
en la sangre que circula en nuestras venas; no nos envilezcamos con la idea
de que somos esencialmente inferiores á otros hombres…La causa eciente
de nuestros males está en la defectuosa educación que recibimos de la Madre
Patria. Los americanos del norte habían aprendido á ser libres bajo el régimen
colonial: Inglaterra fue para ellos madre y maestra: lección objetiva, enseñanza
practica les dió, y educó hijos en vez de formar esclavos”.
xix
El párrafo anterior matiza el pensamiento racista spenceriano en cuanto a que
cercena la base explicativa de la teoría evolucionista cultural al mezclarla con
el determinismo racial, más bien histórico colonial. España es la culpable
del subdesarrollo nicaragüense.
xx
Asimismo, se hace alusión al papel
diferenciador que tuvo la educación en la formación de una cultura política
entre los americanos anglosajones y los latinos, lo que reere una inuencia de
pensamiento propiamente positivista. El texto antes citado critica la idea de que
después que los liberales y los conservadores nicaragüenses se unieron contra
Walker, se hizo más común la retórica anti-estadounidense, pero generalmente
comparando una Nicaragua culta e hispanoamericana con unos Estados Unidos
bárbaros y degenerados.
xxi
La unión entre liberales y conservadores se reere a
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
que en 1857, tras la derrota y expulsión de William Walker los generales Máximo
Jerez (liberal) y Tomás Martínez (conservador ) rmaron el “Pacto Chachagua”
el 12 de septiembre de 1856, que permitió la existencia de un Gobierno Binario,
con dos Presidentes, contribuyendo de una manera consistente a la dirección
política y militar en la Guerra Nacional de Nicaragua.
El último texto referido a la identidad nacional de los nicaragüenses se encuentra
contenido en la Guía Ilustrada del Estado de Nicaragua de 1898, la cual fue
dedicada por su editor H. Falcinelli Graziosi al presidente José Santos Zelaya
(1893-1909). Cabe aclarar que una gran parte de los contenidos de este libro
aparecieron publicados como Rasgos descriptivos de la República de Nicaragua
en el Decreto Ejecutivo aprobado el 29 de Agosto de 1893.
xxii
Acerca del
texto en estudio, este al referirse a la población nicaragüense, dice que la raza
caucásica o europea está bien aclimatada y generalizada en el país. Se halla en
las principales ciudades del Estado y en todos los pueblos en que vivieron los
conquistadores españoles. La raza primitiva o americana se conserva pura en
muchos pueblos del Estado y en casi toda la costa oriental. Es decir, se alaba el
eugenismo, para entonces de moda.
xxiii
Según este autor, en Nicaragua la raza negra o africana era muy escasa.
Se encontraba en muy pocos pueblos del interior y en la costa oriental.
Mezclada con las otras razas, había perdido su pureza primitiva en su mayor
parte. En cambio las razas mixtas eran numerosas. Tanto los mestizos como
los mulatos y zambos formaban en conjunto el núcleo mayor de la población
civilizada.
xxiv
De todo lo anterior sobresale el hecho de que los indígenas y
negros eran eliminados por él de la composición étnica del nicaragüense para
ser absorbidos por el mestizaje, que se convertía en el criterio étnico dominante,
borrando de ese modo las antiguas diferencias étnicas con que estaba poblado
el país.
xxv
Al mismo tiempo, resalta la postura racialista, que actuaba como
carga simbólica en la práctica del racismo, al mantener la idea una jerarquía
social racialmente diferenciada, en la cual el blanco detentaba la escala mayor
y gozaba de un papel director frente a las minorías a las que se creía atrasadas,
feas y apáticas. Estos juicios de valor tenían una carga negativa, que permitió la
generación de estereotipos que pronto fueron instrumentalizados para poner de
relieve la dominación y la inferiorización.
xxvi
Sin embargo, al postularse una homogeneidad étnica de los nicaragüenses con
base en el mestizaje, en el cual dominaba una mayor proporción de sangre
española, con menos mezcla de negro e indio, se favorecía la idea del valor de
la eugenesia y, por tanto, de la blancura que en alguna medida corría por las
venas de ellos. Para el caso costarricense el proceso de “blanqueamiento” fue un
proceso gradual que se dio a lo largo del siglo XIX donde fueron determinantes
la mezcla étnica y la poca capacidad de reposición del elemento africano. En
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
este último factor inuyo un limitado y tardo acceso al matrimonio, las altas
tasas de mortalidad infantil y las bajas tasas de fertilidad matrimonial.
xxvii
La Guía describe al nicaragüense como ágil y nervioso; de ojos negros, tiene
la palabra fácil y elocuente. La indolencia tropical interrumpe a veces su
energía. De la fusión de la antigua raza americana con la sangre española
resultó este tipo humano que en si contiene las energías del soldado, la
tenacidad del agricultor y los ensueños del poeta. También la mencionada
obra dene al nicaragüense como generoso, sencillo y hospitalario. La
hacienda forma la riqueza del país; el café que en ellas se cultiva es la vida
principal del comercio en Nicaragua.
xxviii
En las características denitorias de
los nicaragüenses se encuentra que es un pueblo defensor del orden político,
amén de ser sencillo y hospitalario, rasgos que se derivan de las atribuidas
al héroe nacional José Dolores Estrada. Este discurso tiene como objetivo
ocultar la división jerárquica y la existencia de fuerzas disgregadoras que
obstaculizaban la constitución de un poder central, lo cual se empezó a lograr
con el régimen de José Santos Zelaya; es decir, tardíamente frente al resto
de los países centroamericanos (salvo Honduras). Sobre la característica
poética del nicaragüense Carlos Midence acota que en la letra o en la poesía
nicaragüense del siglo XIX como de la mayor parte del siglo XX está presente
la identidad, la nación, el Estado, las guerras, los ideales patrióticos.
xxix
El
nuevo nicaragüense está encarnado en un criollo, campirano, hacendado,
pero que aún retiene parte del sistema anterior: la colonialidad del ser, del
saber y del poder.
xxx
Con respecto al papel del café en la construcción del
Estado-nación en Nicaragua, se tiene que desde el último cuarto del siglo
XIX, la elite ladina estaba interesada en transformar al indio en ladino y en
absorber sus tierras para dedicarlas al cultivo de café.
xxxi
Un aporte signicativo en la formación de la identidad nacional nicaragüense se
da al señalar la música de marimba, guitarra y bandurria como parte esencial de
las danzas nocturnas que ejecutaban las jóvenes indias durante la temporada de
recolección del café.
xxxii
Sobre la música de marimba nicaragüense se sabe que
la unión de los sones de este instrumento musical con los ritmos, movimientos
y pasos de la danza de origen europeo se empezó a dar a nales del siglo XIX.
Para entonces, la ejecución de la marimba se extendía a las zonas rurales y los
nativos fueron aprendiendo a usar este instrumento musical. Simultáneamente,
a las danzas se incorporaban las expresiones indias, mestizas, criollas, mulatas
y negras para dar paso al nacimiento de una nueva música y un baile con
características propias.
xxxiii
Con respecto a la composición étnica de los nicaragüenses se resalta que los
indios se desarrollan con rapidez y desaparecen jóvenes: las mujeres a los
12 años son esposas y a los treinta son viejas, y raramente se encuentra un
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
anciano entre los hombres.
xxxiv
En contraposición se dice que la sangre europea
en las venas de los aztecas grupo del que se creía descendían los indígenas
nicaragüenses ha modicado la raza. El nicaragüense hispanoamericano es
robusto y tiene vida larga.
xxxv
En este discurso nuevamente se pone a los grupos
aborígenes del país en vías de extinción con el n de consolidar la imagen de
la raza blanca y al mestizo derivado de ella como las predominantes. Según
Jeffrey Gould estos señalamientos corresponden con el discurso ocial de la
época donde se veía a Nicaragua como un país étnicamente mestizo. Esto fue
interiorizado por los indígenas a tal punto que se despojaron de sus vestimentas
y comenzaron a hablar español en un mundo social donde la palabra “indio” era
sinónimo de atrasado e ignorante.
xxxvi
Por último, cabe señalar que la Guía no
fue una obra de lectura obligada en escuelas y colegios por lo que su impacto
entre la población fue mínimo.
Conclusión
El análisis de los discursos periodísticos sobre los conceptos de raza y patriotismo
en Nicaragua durante el siglo XIX deja entrever lo confuso y contradictorio
del proyecto de nación entre la intelligentsia nicaragüense, debido a que una
parte defendía una identidad y patrimonio centroamericano y otra apoyaba un
concepto de identidad nacional referido alrededor del suelo donde se nació,
es decir de Nicaragua. Asimismo, sobresale la existencia de un discurso que
no permite la creación y expansión de un sentimiento de identidad nacional,
donde se mantenía un concepto de inferioridad étnico-cultural y se desvaloraba
el proyecto de nación ligado al canal interoceánico. Sin embargo, en 1874 se
hace más notorio el interés de crear un sentimiento patriótico ligado al lugar de
nacimiento: o sea a Nicaragua.
La Guía Ilustrada del Estado de Nicaragua de 1898 abonó a la formación
de la identidad nacional en cuanto a que postula al nicaragüense como un ser
mayoritariamente mestizo, y señala las características étnico-culturales del
nicaragüense como un pueblo defensor del orden político, sencillo y hospitalario.
Tales rasgos se derivan de las conferidas al héroe nacional José Dolores Estrada.
Este discurso tenía como objetivo ocultar la división jerárquica y la existencia
de fuerzas disgregadoras que obstaculizaban la constitución de un poder central,
lo cual se logró con el régimen de José Santos Zelaya. Empero, este libro no
fue una obra de lectura obligada en escuelas y colegios por lo que su impacto
entre la población fue mínimo, lo cual no alteró la inuencia de los libros de
historia de José Dolores Gámez donde se transmitía un doble sentimiento de
nacionalidad: la patria era Nicaragua y su nación Centroamérica.
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
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.
Boletín No.41, en http://afehc-historia-centroamericana.org/index.
php?action=_aff&id=2222 s.p. consulta realizada el 2 de marzo de 2014.
i El autor agradece los comentarios y sugerencias a una versión preliminar de este
texto al Dr. Arturo Taracena Arriola y al Dr. Michel Gobat. El autor ganó el
Premio Nacional de Literatura de Costa Rica Aquileo J. Echeverría en el Área de
Ensayo por su libro: Mujer, deporte y nación en Costa Rica (1888-2015). Cuenta
con el Premio UNA 2020-2021 y el de Universitario Distinguido de la UNED
2021. Es miembro correspondiente de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua.
ii Kinloch Tijerino, Frances, La idea de nación en la Nicaragua de 1858, en Memorias
del IV Simposio Panamericano de Historia (México: Instituto Panamericano de
Geografía e Historia, 2001), 198.
iii Molina Jiménez, Iván y Fumero Vargas, Patricia, La sonora libertad del viento.
Sociedad y cultura en Costa Rica y Nicaragua (1821-1914) (México D.F.: IPGH,
1997), 14.
iv Ibid, 27.
v Ferndez Ampíé, Guillermo, “Variaciones de la idea de nación y patria en
los textos escolares de Historia de Nicaragua. 1871-1930: El arduo camino
en la construcción del sentimiento de nacionalidad nicaragüense”, Diálogos.
Número Especial 2008.1017, en: http://escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr/contenidos/
articulos/2008/especial2008/articulos/04-Cultural/46.pdf consulta realizada el 1
de febrero de 2014.
vi Ibid, 1026.
vii
Acuña Ortega, Víctor Hugo, “Historia del vocabulario político en Costa Rica.
Estado, república, nación y democracia (1821-1949), en Taracena A., Arturo y
Piel, Jean, Identidades nacionales y Estado moderno en Centroamérica (San José:
Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1995), 64.
viii El Defensor del Orden. Septiembre 15 de 1855. No.6. 344-345.
90
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
ix Urbina Gaitán, Chester, “La inuencia de Herbert Spencer en El Tiempo (1899-
1900), Revista de Ciencias Sociales (Costa Rica), n.133-134, 2011 (III-IV): 93.
x Manning, William (ed.), Diplomatic Correspondence of the United States, Inter
American Affairs, 1831-1860, Tomo IV, (Washington: Carnegie Endowment for
International Peace, 1934):409.
xi La Tertulia. Mayo 8 de 1878. Año IV. No.19.219.
xii Gobat, Michel, “Reexiones sobre el encuentro nicaragüense con el régimen
libustero de William Walker, 1855-1856”, Revista de Historia (Nicaragua) no. 20
y 21, Primero y Segundo Semestre 2006: 79.
xiii El Porvenir de Nicaragua. Junio 14 de 1874. Año IX. No.24. 1.
xiv Wolfe, Justin, “No nacen aquí hombres serviles: raza, política y libusterismo en
el siglo XIX, Revista de Historia (Nicaragua) no. 20 y 21, Primero y Segundo
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xv El País. Miércoles 25 de abril de 1888. Año I. No.40. 1.
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xvii Kinloch Tijerino, Frances, “El canal interoceánico en el imaginario nacional.
Nicaragua, Siglo XIX”, en Taller de Historia. Nación y etnia ¿Identidad natural o
creación cultural? 1994 (Nicaragua), 53.
xviii Gould, Jeffrey L., El mito de “la Nicaragua mestiza” y la resistencia indígena,
1880-1980 (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1997), 16-24.
xix
Diario de Nicaragua. Miércoles 18 de septiembre de 1895. Año I. No. 257. 2.
xx Urbina Gaitán, Chester, 2011: 93.
xxi Wolfe, Justin, 2006: 103.
xxii Decreto Ejecutivo aprobado el 29 de Agosto de 1893. Publicado en Las Gacetas
Nos. 279, 280, 281, 282, 283, 284, 285, 286, 287, 288, 289, 290, 291 y 292, de los
días 16, 17, 18, 19, 20, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 29, 30 y 31 de Octubre y las Gacetas
Nos. 293, 294, 295, 296, 297, 298, 299, 300, 301, 302 de los 1, 3, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 12
y 13 de Noviembre de 1895.
xxiii Palmer, Steven, “Hacia la “auto-inmigración: El nacionalismo ocial en Costa
Rica, 1870-1930”, en Taracena A., Arturo y Piel, Jean, Identidades nacionales
y Estado moderno en Centroamérica (San José: Editorial de la Universidad de
Costa Rica, 1995), 75-86; y, Palmer, Steven, “Racismo intelectual en Costa Rica
y Guatemala, 18701920”, Mesoamérica, no. 31, (junio de 1996): 99-121.
xxiv Falcinelli Graziosi, H. editor, Guía Ilustrada del Estado de Nicaragua. Octubre
de 1898 (Roma: Ocina Poligráca), 71.
xxv López Bernal, Carlos Gregorio, “La historia cultural en El Salvador: Un campo
de estudio en ciernes, en Man Hernández, Juan José; Vega Jiménez, Patricia
y Cal Montoya, José Edgardo, La historia cultural en Centroamérica: Balance y
perspectivas (Guatemala: CEFOL-USAC, 2006), 53.
xxvi Hernández Rivas, Georgina, “David J. Guzmán: la institucionalización del
discurso racista en las elites simbólicas del poder”, en Asociación para el
Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica, Boletín No.41, s.p., en
http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=2222
consulta realizada 2l 2 de marzo de 2014.
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
xxvii Gudmundson, Lowell, “De “negro” a “blanco” en la Hispanoamérica del siglo
XIX: la asimilación afroamericana en Argentina y Costa Rica, Mesoamérica,
no.12. (diciembre 1986): 309-329.
xxviii Falcinelli Graziosi, H. editor, Guía Ilustrada del Estado de Nicaragua. Octubre
de 1898 (Roma: Ocina Poligráca), 210.
xxix Midence, Carlos, La invención de Nicaragua: letra y polis en la conformación de
la nación (Managua: Amerrisque, 2008), 87.
xxx Ibid, 90.
xxxi Gould, Jeffrey, “Nicaragua: La nación indohispana”, en Taracena A., Arturo y
Piel, Jean, Identidades nacionales y Estado moderno en Centroamérica (San
José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1995), 254; y, Gould, Jeffrey L.
1997, 25-54; Gould, Jeffrey L., To Die in This Way. Nicaraguan Indians and the
Myth of Mestizaje, 1880-1965, (Durham; London: Duke University Press, 1998),
2nd. Printing, 2003), 16-19; y, Hook, Juliet, “Beloved Enemies: Race and Ofcial
Mestizo Nationalism in Nicaragua”, en Latin American Research Review, vol.
40, no. 3, (2005): 14-39.
xxxii Midence, Carlos, 2008, 90.
xxxiii López, Irene, Indias, inditas, negras y gitanas: Los bailes de marimba en el
Pacíco nicaragüense, (Managua: IHNCA-UCA, 2007), 33.
xxxiv Falcinelli Graziosi, H. editor, 1898, 210-211.
xxxv Ibid, 211.
xxxvi Gould, Jeffrey, 1995, 254.
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Urbina-Gaitán, Chester. Algunas consideraciones sobre la construcción
de la identidad nacional nicaragüense en el siglo XIX. p. 79-91
Estas vitrinas forman parte de exposición temporal
“Sabores a través del tiempo”
Museo Universitario de Antropología, MUA
Universidad Tecnológica de El Salvador
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
p. 93-114
Planeación de los pasos a seguir
en una exhibición
Planning the steps to follow in preparation
for museum exhibitions
Arq. y Mgfo. José Oscar Batres-Posada
Técnico del Museo Universitario de Antropologia
jose.batres@utec.edu.sv
oscarbp2001@yahoo.com
Fecha de recibido: 2 de dicienbre de 2022
Fecha de aceptación: 18 de enero de 2022
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i14.15879
URI: http://hdl.handle.net/11298/1283
Resumen
Considerando el compromiso que tienen los museos sobre la investigación,
estudio, conservación, documentación, registro y difusión del Patrimonio
Cultural que estas instituciones administran, requiere tener una cobertura
funcional que garantice el cumplimiento de cada una de las acciones técnicas
antes descritas, ya que es un trabajo que recae en gran manera en dos de
las disciplinas que conducen el quehacer de los museos, siendo estas la
Museología y la Museografía; donde ponen de maniesto la teoría y la práctica
en la organización de una exposición. Para comentar algunos aspectos que se
abordan en la presente descripción, ha sido necesario hacer un breve recorrido
en el tiempo con el n de retomar la experiencia de aquellos especialistas que
dedicaron parte de su vida organizando exposiciones en el campo de los museos,
considerando importante retomar el desempeño de la difusión del Patrimonio
Cultural que se expone para conocimiento público.
Palabras clave: Museografía. Exposiciones en museos. Museos - Administración
de colecciones. Patrimonio artístico. Bienes culturales. Exposiciones de arte -
Metodología. Exposiciones - Metodología.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
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Abstract
Considering the commitment that museums have regarding the research, study,
conservation, documentation, registration and dissemination of the Cultural
Heritage that these institutions manage, it is necessary to have a functional
coverage that guarantees compliance with each of the technical actions described
above, since it is a job that falls largely on two of the disciplines that conduct the
work of museums, these being Museology and Museography; where they show
the theory and practice in the organization of an exhibition. In order to comment
on some aspects that were addressed in this description, it has been necessary
to make a brief journey through time in order to resume the experience of
those specialists who dedicated part of their lives organizing exhibitions in the
eld of museums, considering it important to resume the performance of the
dissemination of Cultural Heritage that is exposed for public knowledge.
Keywords: Museography. Museum exhibitions. Museums Collections
management. Artistic heritage. Cultural goods. Art exhibitions – Methodology.
Exhibitions – Methodology.
Una aproximación museográca
La museografía es una especialidad que apasiona y provoca una cercanía con
muchos aspectos asociados al Patrimonio Cultural, es un área laboral dentro de
los museos que inicia, si se quiere, como una disciplina empírica, para luego
identicarla como una especialidad con formación académica que combina
lo cientíco con la práctica, y toma de base las experiencias adquiridas en el
desarrollo técnico en la ejecución de los montajes de las exhibiciones.
Esta disciplina técnica tiene como propósito plantear el diseño de una exhibición
que inicia con un discurso temático desarrollado por los investigadores,
curadores o museólogos, donde la museograa es la que le da vida al trabajo
cientíco de los documentadores dentro de una sala de exhibición, siendo asi
una disciplina de pies en el suelo, rme en su idea.
La museograa se caracteriza por ser una técnica creativa que demanda mucha
imaginación y que se comparte juntamente con otros especialistas y creativos
del diseño, permitiendo poner en práctica la suma de experiencias que se
adquieren a través de los años, y signica la constante persistencia del trabajo
profesional dentro de los museos; tambien la museograa es una disciplina, que,
como todas, permite aprender de las equivocaciones, advirtiendo que no debe
de ser la regla general, pues a veces las equivocaciones en este campo tienen
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un alto precio por lo que se manipula en los museos, donde el daño en un bien
cultural puede signicar una acción de daño a veces irreversible.
La práctica museográca se pone de maniesto mediante las diversas
experiencias adquiridas, que van de la mano junto a los consejos y enseñanzas
de los maestros que nos enseñan saber observar (ver) y plasmar de forma sencilla
los elementos que constituyen una exhibición, a través del orden, conocimiento
y disciplina, en el marco de un proceso metodológico y su escenario práctico,
el espacio de exhibición.
Pensando creativamente en la lectura museal
Los museógrafos y los creativos que le acompañan, son los que planican
la instalación ordenada de una exhibición, partiendo de la investigación y
los objetos a exponer, proponen el mobiliario, los apoyos didácticos y otros
recursos informativos que hacen una exhibición comprensible, que exige
a veces fusionar las diversas disciplinas especializadas, con el proposito de
generar un diálogo atractivo sobre el tema principal.
La planicación implica proponer todas las posibilidades de montaje e
instalación, sin llegar al extremo de lo académico - cientíco, respetando sus
rigores; sin embargo, aquí forzosamente la investigación del guión cientíco
sufre una transformación muy sutil, y corresponde a la formulacion del
documento conocido como preguión temático, este sirve para poder dosicar
los tecnicismos extremos, convirtiendo los contenidos de una exhibición en
una lectura más amigable y no muy rígida dentro del museo.
Pensar en el diseño museográco es sinónimo de crear una forma diferente
para emitir un mensaje, es desarrollar una lectura temática más amena, que
permita abrir un diálogo visual atractivo, con un lenguaje que facilite los
aprendizajes, ya que plantear la museografía es como abrir las páginas de un
libro para realizar una lectura que guste al observador, que sea comprensible,
que emita el mensaje deseado a través de los objetos y con la información se
pueda intentar recrear la vida de los objetos.
El aprendizaje museográco
Se comprende este término como la acción práctica de saber hacer todo lo
que está relacionado con el proceso de diseño, reproducción, instalación
y montaje de una exhibición, es decir todo lo que está vinculado con el
accionar de preparación y ejecución museográca, esta es la fase muy
sensible que sucede dentro del museo cuando se realiza una exhibición;
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que va desde la investigacion, la participación del personal, que implica
considerar sus aportaciones técnicas, convirtiéndose en la puesta en escena
de las experiencias, la aplicación del lenguaje técnico, además de todas las
formas de expresión que permite la comunicación dentro de un proyecto
museológico y museográco, tomando en consideración las normas de
manejo y conservación de los bienes culturales.
Si bien para desarrollar el proceso de aprendizaje museográco hay un
alto porcentaje del conocimiento empírico, siendo este un adiestramiento
adquirido con la experiencia laboral del día a día, por tanto es necesario denir
una propuesta museológica y museográca para el diseño de una exhibición,
para lograrlo se requiere de un principio fundamental: la aplicación de la
ciencia y de la técnica que se propone por medio de la investigación y la
práctica, referida a la experiencia del diseño y montaje, esto se hace aplicando
el método que conduce la práctica museográca, convirtiéndose en el medio
que ayuda a encontrar una respuesta, por ejemplo formular el guión temático
y el guión museográco.
Con la aplicación y puesta en escena de ambos aspectos, lo museológico y
lo museográco, se maniesta un mayor sentido creativo para seleccionar e
interpretar la presentación de los objetos en su esencia dentro de una exhibición.
Los fundamentos para el diseño
Se pondera lo académico y la aplicación de sus métodos, el campo museográco
no es la excepción, ya que todo lo que forma parte de un conocimiento y de un
aprendizaje tiene un fundamento, pues el entorno y contexto de los museos
exige la actualización permanente del conocimiento teórico y técnico.
Actualmente hay una diversidad de nuevos aportes de aplicación que se
suman a las experiencias dentro de la disciplina museográca, la que está muy
inuenciada por la disposición y facilidad que brindan las nuevas tecnologías,
por ejemplo el uso de materiales para la presentación de las exhibiciones, el
equipo de reproducción informativa, los sistemas lumínicos, la agilización de
procedimientos de impresión, el manejo de la comunicación escrita y gráca
a distancia, estas entre otras utilidades que brinda la tecnologia, son aspectos
que fundamentan la razón actuar de forma diferente en estos detalles del diseño
museograco, que permite no solo la buena presentación, si no tambien la
seguridad, la economía y durabilidad de los recursos utilizados para la ejecución
de un montaje museográco.
Asi mismo, en los últimos años se ha observado un vasto crecimiento
bibliográco sobre los temas relacionados con la museología y la museografía,
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experiencias de maestros de amplia trayectoria a la que se suman nuevos
nombres, que con sus escritos contribuyen y la lista de muchos autores que los
han precedido, compartiendo opiniones con quienes se podrán congeniar o no
sobre los diversos puntos de vista en esta disciplina, o bien contrastar con otros
conceptos del diseño, pues, nadie tiene la respuesta plena en este campo de las
ciencias humanas y de aplicacion técnica diferenciadas, que son eso, puntos
de vista diferentes que ayudan a reexionar y redireccionar acciones técnicas
dentro del campo museograco.
Se debe dejar abierto el espacio para el diálogo que puede ir en dos vías y
poder retroalimentar un trabajo realizado, la primera es la acción de diálogo
entre los especialistas para llegar a consenso sobre detalles, que son a veces
determinantes en el diseño museograco, el montaje e instalación de una
exhibición. Es siempre saludable evaluar el resultado de una exhibición ya
instalada, por ejemplo, considerar en acuerdo común la amplitud temática y
su orden, el tipo de colección, la extensión de textos informativos, el tipo de
mobiliario, el color, la iluminación, disposición de la circulación entre otros
aspectos técnicos que debe evaluarse en una perspectiva museográca.
Y la segunda consideración es sobre la respuesta esperada entre la exhibición y el
visitante, plantear una lectura de fácil asimilación con la temática y los objetos,
aprobación de su interpretacion, los recursos informativos complementarios
entre otros aspectos que permiten conocer otras opiniones y puntos de vista que
sirven para evaluar y fundamentar lo que se plantea sobre este amplio tema.
Por consiguiente, en la presente información, se citarán algunos conceptos,
deniciones e ilustraciones grácas y citas de otros especialistas de amplia
trayectoria, con el n de comprender el rol que juega la museología y museografía
en la organización de una exhibición.
Las experiencias nos enseñan
a modalidad presencial de esta disciplina es fundamental dentro de los museos,
siendo más efectiva, directa, y por consiguiente, determinante en la planicación
de los proyectos museográcos. Es el contacto humano lo que maniesta la
percepción de los primeros observadores de una exhibición: lo que dicta al
personal técnico sobre el diseño y montaje museograco.
La museografía no se expresa sola
Sin ser muy rígido con las aplicaciones metodológicas, se debe ser muy
respetuoso con quienes conceptualizan una exhibición, el conocimiento que
se requiere formalmente en las aulas o en el ambiente académico, sirve para
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fundamentar un discurso expositivo, (que sirve para dar) es el soporte teórico
de lo que se pretende difundir, es el resultado de una investigacion, siendo la
razón por la se requiere de tener una formación básica dentro de una Escuela
Especializada o de ser posible en una Universidad, puesto que, me atrevo a
decir que ya se ha alcanzado un importante nivel en la aplicación de criterios
que supera en parte lo empírico de esta disciplina práctica y técnica, que hoy
en dia exige formalizarse con los procesos académicos requeridos para ser
reconocida profesionalmente en estos niveles, todo esto con una condición: que
se cumpla con las normas y procesos técnicos.
Actualmente, la museografía se reconoce como una especialidad profesional
dentro de los museos, en otros países requiere de un reconocimiento académico
a nivel universitario, ya que sus competencias académicas se relacionan con
las ciencias sociales, la cultura, el arte, la historia, entre otras; así como la
vinculación cercana que mantiene con la antropología, la arqueología y todas
las especialidades asociadas con el montaje de una exhibición, entre ellas la
historia, y no menos importante la arquitectura, el diseño gráco, asi mismo
y en términos generales la inclusión de otras disciplinas anes dentro del área
técnica como lo es la conservación, la restauracion, el registro e inventario de
colecciones, que son parte del quehacer técnico museográco cotidiano.
La museografía es una expresión de aprendizajes
El espacio de exhibición no es una gama de acciones improvisadas de la
museografía, se despliega bajo una metodología que combina los componentes
teórico conceptuales con la práctica, que se comprueban testimonialmente con
el resultado reejado a través del montaje y desarrollo de una exhibición, donde
se busca escenicar los discursos cientícos con un atractivo visual equilibrado,
aplicando los criterios generales de diseño, combinando el espacio, la forma, el
color, las texturas, la iluminación y en especial las caracteristicas de la colección
a exponer.
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Figura 1. Diseño de exposición y distribución en el Museo del Turrón.
Tomado de Museo del Turrón.
Una enseñanza académica formalmente aplicada mediante el cumplimiento
de los pasos metodológicos, son inuyentes en los aprendizajes, ya que tales
conocimientos solo se adquieren mediante la práctica, juntamente con el
acompañamiento de los conceptos teóricos adquiridos en un aula de aprendizaje
o si el aprendizaje es en línea y a distancia, donde las experiencias visuales
ayudan mucho al observar las experiencias de otros museos, que permiten
valorar el resultado de su trabajo planicado.
Será sin duda el resultado de un plan organizado en todas sus fases, a partir del
aspecto museológico fusionado con los aportes que brinda la museografía.
La experiencia museográca adquirida
En todo proceso de aprendizaje es ético reconocer a quienes han sido nuestros
mentores, instructores y maestros, en este caso se considera importante
referirse a quienes imparten estas experiencias de formación, asi como tener
presente donde se adquieren, es reconocer su trayectoria profesional dicho en
otros términos, sin lugar a duda es necesario decir que las formas de adquirir
conocimientos son determinantes en la recepción de experiencias obtenidas.
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Muchos de los nuevos profesionales que se han formado en diversos campos
de los museos, fueron preparados por los profesionales que adquirieron su
experiencia posiblemente a base de prueba y error, experimentando sobre sus
capacidades y limitaciones que pudieron confrontar con el desarrollo de su
compromiso: aprender y enseñar en circunstancias no favorables en algunos
momentos de la historia.
Luego de adquirir un bagaje de experiencias que dejaron principalmente
las escuelas europeas luego de haber sufrido los efectos de deterioro de su
patrimonio cultural debido a los acontecimientos de las guerras mundiales,
muchos de sus especialistas dedicaros su tiempo a la recuperación de su
patrimonio cultural en las distintas especialidades, fueron experiencias
que posteriormente tuvieron eco y que fueron ampliamente compartidas y
difundidas, inclusive con otros profesionales y técnicos latinoamericanos,
quienes posiblemente ya tenían una base de formación adquirida dentro de los
museos en los que ya laboraban, y comenzaron a establecer nuevas bases de la
museologia juntamente con la museograa.
Las Escuelas de Formación, que con el correr del tiempo fueron ampliamente
reconocidas, han sido reforzadas por los nuevos profesionales que tenían una
trayectoria iniciada a nivel local y regional acerca del estudio y conservación
del patrimonio cultural, que se consolidaron solo con la experiencia y una
signicativa participación de instituciones como UNESCO e ICOM, que se han
integrado rmemente a esta empresa cultural.
Al dar pasos gigantes para caminar dentro de la historia, con el correr del tiempo
estas instituciones respaldaron las iniciativas de formación del personal de
museos, situación que a veces es injusta al citar solo algunos nombres que son
referentes en este campo de los museos, pero la historia es la que cuenta estos
detalles y muchas de aquellas acciones fueron impulsadas por el reconocido
museólogo George-Henri Rivière, quien en 1928 se graduó de la École du Louvre,
luego se convirtió en conservador de la colección D. David-Weill, además, ese
mismo año fue comisario en el antiguo Museo de las Artes Decorativas, luego
modernizando junto a Paul Rivet el actual Musée de I´Homme, por mencionar
es un reejo de las escuelas nacientes.
Henri Rivière, de amplia trayectoria en el campo museológico, destacó por el
estudio de colecciones, con amplios conocimientos de etnografía, impulsor de la
educación y de amplia experiencia en la organización de exposiciones, sugirió
que los museos deberían consolidar su labor con un sensible carácter social,
con el n de estudiar las culturas y formas de vida, exponiendo los objetos
agrupados por contextos funcionales para una fácil lectura de las exhibiciones,
ideas que desde hace más de 30 años ya se venían consolidando, y tuvo como
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José Oscar Batres-Posada
acompañante durante los años 30, la colaboración de Paul Rivet, un dúo especial
que comenzó a impulsar la museologia y la museograa.
Por todo lo que se conoce se puede describir de George-Henri Rivière, durante
los años 50, adquirió mucha experiencia al intentar de forma persistente,
potenciar la presencia de los museos al aire libre, sin embargo, fue hasta 1971,
que se propone el uso del concepto ecomuseo y se le acredita su introducción
a Hugues de Varine-Bohan, termino aceptado ampliamente por las corrientes
ideológicas izquierdistas de los años 70, que fue visto como una concepción
renovadora, que permitió denir a esta disciplina encargada del estudio de los
museos como la Nueva Museologia.
Esto solo es un reejo del trabajo realizado por connotados artíces europeos
que comenzaron a consolidar la presencia de la museologia, fueron quienes
cimentaron las bases para una nueva lectura del museo y su denición,
permitiendo así acercar a las comunidades para su interpretacion.
En paralelo aora el concepto de museo comunitario, manteniendo los principios
que dene al ecomuseo, con la nalidad del carácter divulgativo, sostenidos
como principios del museo, y que este debería mantener el carácter social, asi
como cumplir con la función didáctica, sostenido en lo comunicativo, tomando
de base el resultado de las investigaciones.
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Impulsores de la ciencia museológica y la técnica museográca
George-Henri Rivière fue un impulsor permanente de las tendencias innovadoras
de la museologia e implícitamente la museografía, sin embargo, este trabajo
ya había iniciado a nales del siglo XIX con la creación de muchos museos
europeos, especialmente los que fueron aperturados en Francia.
El resultado de estos conocimientos se maniestó con especial énfasis a mediados
del siglo XX, cuando Henri Rivière, desarrolló una trayectoria de experiencias
adquiridas con su trabajo realizado en muchos museos, acompañando la
documentación de colecciones de algunos museos etnográcos, que abrieron
paso a la documentación de los objetos, describiendo ampliamente el trabajo
asociado con el museo, que con certeza cimentaron las bases conceptuales del
trabajo que posteriormente se trasladó al continente americano, adoptándose en
algunos museos del Sur, Centro y Norte de América.
Desde los inicios de la década de los setentas, fue determinante este proceso
para formalizar y potenciar la capacitación museografía en América Latina, sin
entrar en diferencias conceptuales con lo que ya estaba sucediendo en Europa,
sus inuencias se hicieron sentir, considerando que muchos especialistas
de aquel continente, fueron quienes brindaron sus importantes aportes por
las experiencias ya adquiridas con el desarrollo de proyectos museológicos,
compartiendo sus aciertos y desaciertos, las experiencias de sus procesos, y de
quienes fueron tambien los impulsores de las capacitaciones profesionales en la
restauración, documentación y puesta en valor de las colecciones.
Del proceso de formación previamente adquirido por parte de muchos
especialistas, técnicos y reconocidos profesionales europeos de amplia
trayectoria, y como resultado de los aprendizajes adquiridos, hubo países
receptores de estas experiencias, en América Latina se puede decir que México
fue uno de los primeros países que puso de maniesto impulsar el desarrollo
profesional del campo museograco, precisamente con el n de ampliar la
formación de la especialidad que ya había dado pasos muy signicativos; ya
que inicialmente fue un campo experimental que rindió frutos muy reconocidos
en la preparación de nuevos profesionales en museología, documentación,
conservación y restauracion de bienes muebles e inmuebles, así como el
desarrollo de otros campos anes al estudio y difusión del acervo patrimonial,
principalmente con una visión museológica asignada a la administración del
patrimonio cultural impulsada a través de los museos.
La mejor escuela sin duda son los mismos museos, en este sentido se debe
reconocer que muchos de los museos mexicanos fueron receptores de
profesionales destacados que continuaron el desarrollo de su formación,
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impulsados por algunos profesionales europeos, formando una nueva
generación de profesionales que dieron un paso importante para impulsar
a los nuevos técnicos para la creación de museos citadinos, regionales,
museos de sitio, entre otras iniciativas que posteriormente se convirtieron en
capacitaciones regionales.
El proceso de formación de nuevos profesionales en la disciplina museográca
formalmente se conoce que México impulso esta especialidad, fue un programa
que se desarrolló durante mucho tiempo, teniendo sedes importantes como
la Escuela Nacional de Conservación, Restauracion y Museograa, “Manuel
del Castillo Negrete”, coordinada por el Instituto Nacional de Antropologia e
Historia (INAH), de la ciudad de México, entidad que ha contribuido en la
formación técnica de muchos especialistas de la museograa, desde principios
de la década los 70 del siglo pasado.
Es importante fundamentar
El Centro Churubusco se puede tipicar como la sede de una de las principales
escuelas de formación técnica más importantes a nivel latinoamericano dentro
de un programa de becas dirigido a personal técnico de los museos, la que
fundamentó las bases de formación en el campo museográco desde los inicios
de la década de los setentas, extendiendo su continuidad hasta los años noventa,
con el desarrollo de capacitaciones dirigidas a técnicos de Centroamérica y el
Caribe, con el manejo informativo de las disciplinas especializadas que han
favorecido el desarrollo de los museos de la región.
Se puede decir que, si bien la teoría es importante, la práctica es mucho más
determinante al momento de actuar sobre la instalación de una colección, así
como conocer los procesos de conservación o restauración, documentación de
colecciones, el registro de BCM y otras acciones recomendadas para el manejo
de los bienes culturales muebles incluidos en una exhibición.
Para tener un dominio pleno de esta disciplina y de los pasos que conducen al
desarrollo de una exhibición, es necesario combinar una serie de conocimientos
que brinden la posibilidad de plantear respuestas viables y atractivas visualmente
para la misma, es tener una visión clara de lo que se espera y no caer en la
improvisación. Son fundamentales los conocimientos básicos sobre arquitectura
y diseño, así como el conocimiento sobre conservación y restauración, incluida
la aplicación de normas para la movilización de colecciones, control de registro
e inventario, y no menos importante es tener conocimiento y dominio de los
principios de investigación, ya que la suma de estos y otros aspectos constituyen
los procedimientos adecuados para denir los pasos de una exhibición. Como
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se mencionó previamente, no se puede dejar en el olvido a quienes fueron parte
de la formación de nuestra preparación museográca, y al interpretar algunas
líneas de los escritos del Maestro Rodrigo Witker Barra, su pensamiento está
denido y poder compartir sus postulados muy atinados con la situación del
momento, que mantiene vigencia en el tiempo, al compartir sus puntos de vistas
explicados en su artículo Museografía mexicana contemporánea, 2011.
Rodrigo Witker Barra es un teórico de la museología y museografía, de los
más sobresalientes en los últimos años, sin olvidar toda la gama de maestros
que pasaron por Churubusco durante la década de los 70, hoy, Witker Barra
plantea los contrastes necesarios de la documentación, cuestiona si se deben
tener acervos, si es necesario realizar una investigacion, son aspectos que no
tienen discusión, pero que sirven para reexionar y dialogar con los nuevos
discursos museológicos, y percibir detalladamente los aspectos de la creatividad
en el manejo de algunas técnicas que precisan aplicarse en el desarrollo de una
propuesta museográca para las exhibiciones.
Los fundamentos museológicos que compartimos con nuestro Maestro Rodrigo
Witker Barra en 1990, siguen teniendo esa vigencia que impulsa el trabajo
museológico y museograco, y sus siempre cuestionamientos mantuvieron
en atención a todos los que fuimos sus discípulos, de quienes se observaron
muchas de las habilidades que exige la museografía, y que solo se adquieren
sobre el devenir de la práctica, sin embargo los principios que se deben dominar
en esta disciplina se establecieron mediante un programa formal de aprendizaje,
hoy podrán cambiar de acuerdo a los intereses de formación y exigencias de
estos momentos, pero esto sugiere tener dominio de una serie de conocimientos
que se acomodan de acuerdo a la visión y los recursos con que cuente el ente
emisor o facilitador.
Referentes profesionales de la museograa
La mayoría de los técnicos que nos desempeñamos en campos profesionales
especicos dentro de los museos, por lo general adoptamos o acompañamos
principios fundamentales de aquellos autores que llenan las espectativas
informativas que complementan nuestros puntos de vista a través de sus
artículos escritos sobre un determinado tema relacionado con el funcionamiento
y devenir de los museos, en este caso será lo relacionado con la museología y
la museografía.
Muchos son los especialistas que han abordado con sus escritos diversos temas
sobre museología, aspecto que amerita considerase para citar algunos de los
reconocidos profesionales de amplia trayectoria en este campo, Luis Alonso
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Fernández en su publicación “Museología y Museografía “, 1999, dedica un
tema referido a Museografía y teoría de la arquitectura del museo, que describe
las experiencias que ya se venían trabajando para perlar el futuro de los
museos, que como expresión arquitectónica ya estaban obteniendo resultados
importantes de esta disciplina, viendo el edicio del museo como el principal
contenedor de los acervos patrimoniales,
Fernández describe que se debe de observar:
“El museo como estructura material o como contenedor puede
considerarse en muchos aspectos como un instrumento insustituible
de conocimiento. Por ello, deberá dotársele de unos adecuados
sistemas para la exposición y legibilidad de las colecciones, para su
buen funcionamiento general, y para la solución de los numerosos
problemas que afectan a la seguridad y la conservación material
de los objetos. Es decir, de todo aquello que la museología ha
conseguido evidenciar y sistematizar como indispensable y que
poco a poco ha sido adaptado y aplicado por la museografía”.
(págs. 278-279, 2013)
Otra destacada especialista en esta disciplina es Francisca Hernández Hernández,
museóloga española que ha escrito mucho sobre el tema que se aborda, y una de
sus publicaciones es la que se titulada “Manual de Museologia”, escrito en 1994,
que deja ampliamente cubierto muchos campos de lo que interesa comentar y
compartir en el desempeño de nuestro quehacer museograco.
Su libro contiene un amplio despliegue informativo que detalla
pormenorizadamente los aspectos fundamentales que hacen funcionar a un
museo, y tratándose de un manual, permite cubrir los detalles que se abordan en
los procesos de funcionamiento de un museo y sus exhibiciones, en el contenido
de su índice, hay un apartado muy interesante que corresponde al numero 5
titulado “Programar un museo”.
Francisca Hernández hace referencia a un aspecto muy importante en el
desempeño de los museos, primero es que debemos de reexionar en el
concepto, y compartimos su apreciación cuando describe:
“La evolución del concepto de Museo y el grado de complejidad
que esta institución ha alcanzado en el mundo actual, ha llevado a
los investigadores a utilizar estudios y métodos de programación
idénticos a los que se aplican en otros campos. En nuestro caso,
podemos denir la programación como la reexión lógica
que debe preceder a la ejecución de un proyecto. (Hernández
Hernández”, pág. 90, 1994)
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En dichos términos se debe considerar que la programación de un museo en
todos sus componentes se vuelve muy exigente en cada una de sus etapas
arquitectónicas, pero interesa abordar no la totalidad de un proyecto por ejecutar,
si no más bien describir algunos aspectos de la arquitectura, equipamiento y su
funcionamiento, complementado con la presencia de las colecciones, así como
por las áreas públicas que por lo general se convierten en zonas asignadas para
uso especico de los visitantes de acuerdo al programa de sus actividades y uso
de sus espacios:
“La programación de una exposición temporal ha de ser realizada
por un equipo interdisciplinar que diseñará cada una de las
áreas de trabajo, coordinadas por el responsable o Comisario
de la exposición. Dicha programación puede aplicarse a una
exposición de carácter permanente, temporal o itinerante. La
etapa preparatoria consiste en la elaboración del método o guión
que ha de denir cada una de las etapas a seguir. (Hernández
Hernández,” pág. 154, 1994)
Metodología para el diseño de exhibiciones
Toda propuesta, formalmente planteada, se basa en una metodología que
garantizará el éxito del diseño y desarrollo de una propuesta museográca,
siguiendo las indicaciones para acondicionar la respuesta en espacio y ajustarla
a un presupuesto, que es la base de todo proceso.
Componentes generales de la planeación museológica y museográca
Si bien el énfasis de los aspectos abordados en las presentes líneas enfatiza
la parte museográca, esta no puede desligarse del aspecto museológico,
considerando que toda la parte teórica se sostiene en los aspectos conceptuales
como punto de partida. Pero planicar una exhibición comprende la inclusión
de una serie de consideraciones que sirven para orientar las ideas básicas del
proceso de diseño, ello debe tener un porcentaje de exibilidad y acomodarlo de
acuerdo con las circunstancias que se presenten en un determinado momento,
referido a un ligero cambio, sin omitir la presencia o rigidez del manejo técnico
del proceso.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
p. 93-114
Figura 2. Distribución de la colección Prehispánica en la exposición museográca
del Museo Amparo. Imagen tomada de Yo Soy Puebla.
Lista de requerimientos generales para una exhibición.
Cuando se trata de organizar una exposición, al tratarse de un proyecto de alta
magnitud, como diseñar un edicio para museo, por ejemplo, se descarta esta
posibilidad como ejemplo y se abordará la experiencia dirigida a una exhibición.
Siempre se inicia por un punto y por lo general se piensa en:
Siempre se inicia por un punto y por lo general se piensa en:
- La idea del proyecto
- Localización del edicio y capacidad espacial para el montaje
- Plan de acción para denir el diseño dentro del edicio
- Formulacion del guión temático
- Identicación de las colecciones
- Documentación de las colecciones
- Evaluar el estado de conservación de las colecciones
- Desarrollar el plan de intervención de restauración de las colecciones
- Formular el registro e inventario de las colecciones como parte de la
documentación
- Plantear el concepto del diseño y formulación del guión museográco
- Lista de los requerimientos museográcos: mobiliario, instalaciones,
iluminación, pintura y otros.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
p. 93-114
- El diseño gráco, considerando la formulacion de la información, la búsqueda
de los recursos complementarios de apoyo
- La reproducción gráca
- La construcción del mobiliario
- Acondicionamiento del espacio
- El montaje museográco
- El presupuesto
- Programación de la ejecución museográca, entre otros detalles.
Estos aspectos dibujan un panorama de los requerimientos que se modica
dentro del proceso, aspecto que se comente en vista de las experiencias
cotidianas, ya que no se puede cerrar drásticamente un proceso de organización
de una exhibición, considerando elegir dar una respuesta esperada, donde los
requerimientos especicos son los que van surgiendo sobre la marcha lo que se
debe y se puede ejecutar en base a una programación de actividades que marcan
la ruta crítica de los procesos. Se debe de considerar que aun cuando se haya
establecido previamente una lista de requerimientos dentro de la planicación
general del diseño es necesaria una descripción de las actividades.
A continuación, se describen algunos términos que están incluidos en la
descripción metodológica, que corresponden a las fases del diseño, con el n
de tener una explicación previa que pueda acercar a cada técnico, diseñador o
especialista sobre lo que se espera obtener dentro del proceso de diseño de una
exhibición.
Metodología
Comprende e indica el desarrollo lógico o secuencia que conducirá a una
respuesta esperada, estableciendo el orden de los pasos a seguir para organizar
una exhibición, esta permitirá desarrollar cada una de las etapas de todo el
proceso planicado de un proyecto museográco.
Las etapas que deberían de tomar en consideración para el diseño de una
exhibición, aun con las variantes en cada uno de los pasos son los siguientes:
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
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Figura 3. Pasos para la Organización de una exposición. Creado por Oscar Batres.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
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Figura 4. Pasos para la Organización de una exposición. Creado por Oscar Batres.
Figura 5. Pasos para la Organización de una exposición. Creado por Oscar Batres.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
p. 93-114
Figura 6. Pasos para la Organización de una exposición. Creado por Oscar Batres.
La propuesta metodológica que se presenta podrá tener sus variantes según
quien la aplique, el orden planteado describe el resumen de cada actividad
de una propuesta de planicación museográca, sin ser la única, es solo una
herramienta que permite ordenar el proceso de diseño museográco, y su
aplicación indica ser una forma de presentar los pasos a seguir de una exhibición
dentro de nuestros museos.
Con la presencia de las nuevas tecnologías, se han invadido los ambientes
virtuales que facilitan visualizar las exhibiciones, y no es malo, incluso los
espacios de difusión cultural amplían estos servicios, y son una opción para
muchos, sin embrago se resta la experiencia de la vivencialidad que se adquiere
estar en contacto visual de los objetos, siendo una experiencia especial, este
puede ser un amplio tema de diversos diálogos, sobre todo la percepción de
apreciar los objetos que han pasado por un proceso de documentación y que
muchos por sus condiciones de conservación, necesariamente tendrán que
acondicionarse en los mejores espacios de resguardo, pero muchos estarán
dispuestos para la apreciación común de los visitantes a los museos, los que
sin duda serán espacios dispuestos para recibir a sus usuarios deseosos de
tener un acercamiento visual y realista con un importante acervo patrimonial:
las colecciones.
Proyección museográca del Museo Universitario de Antropologia
Finalmente referenciar la aplicación metodológica del trabajo museográco que
se ha realizado en uno de los espacios que difunde una parte signicativa de la
cultura nacional, siendo este el Museo Universitario de Antropologia, fundado
el 23 de junio del 2006, fue una iniciativa impulsada por sus autoridades
principales Dr. José Mauricio Loucel Presidente Fundador y Rector Honorario
Vitalicio, así como el Dr. Carlos Reynaldo López Nuila Vicepresidente de la
Universidad Tecnológica de El Salvador.
Este museo se localiza en un edicio de estilo neoclásico que sirve de sede
principal y se encuentra dentro del actual campus universitario, este museo
tiene como propósito servir de apoyo académico a toda la población estudiantil
de las distintas escuelas académicas de la Universidad, además de atender a una
diversidad importante de visitantes y público en general.
Desde su fundación se ha caracterizado por el desempeño de una labor
importante: la investigación, dirigida por su director, el Dr. Ramón Rivas,
antropólogo, quien se ha caracterizado por realizar una destacada labor difusora
mediante las dos tipologías expositivas que maneja el museo: las exhibiciones
permanentes y las exhibiciones temporales.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
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Figura 7. Sala permanente: Costumbres y Tradiciones, Museo Universitario
de Antropologia.
Durante el proceso de organización, investigación, diseño y montaje de las
salas de exhibición permanente del museo, el Dr. Ramón Rivas fungió como
coordinador y curador del plan de las exhibiciones que se describen en las salas
siguientes: Sala Conceptual, Sala Persistencia de un Pasado, Sala Costumbres
y Tradiciones, Sala Referentes Históricos, Sala Pancho Lara, Sala Cultura
Productiva y Sala de las Migraciones. La propuesta temática reeja una labor
continua que permite visualizar el trabajo museológico y museográco realizado
dentro del museo.
De igual forma no menos importante ha sido el trabajo de investigación y
de diseño museográco realizado a través del programa de Exposiciones
Temporales, teniendo un resultado signicativo, ya que el museo universitario
ha realizó desde su apertura en el año 2006 hasta el 17 de noviembre de 2020 46
exposiciones temporales, que fueron diseñadas e instaladas en la sala temporal,
destacando la aplicación de una metodología de diseño museográco que
permitió organizar dicha cantidad de exposiciones, sin duda con sus variantes,
pero sin perder de vista cumplir el propósito de difusión de las diferentes
temáticas ilustradas.
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
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Figura 8. Sala temporal. Exposición temporal titulada: Sabores a través del Tiempo.
Investigación y Curaduría: Arqueóloga Katherine Alemán Diseño Museográco y
montaje: Arq. y Mgfo. Oscar Batres.
En estas experiencias de investigación, diseño y montaje museográco, se aplicó
una metodología museográca que permitió seguir los pasos de organización de
las exhibiciones.
Conclusiones
Todas las experiencias que se comparten dentro de los museos son parte
de una diversidad de vivencias con los especialistas que participan en la
organización de la exhibición; estar en el medio museológico y museográco
implica compromisos y responsabilidades como lo exigen la investigación,
la conservación, la documentación, el registro, y todos aquellos aspectos que
sugieren ser parte del proceso de diseño que conduce a una razonada instalación
museográca de una exhibición.
Compartir algunos aspectos generales sobre los pasos de una exhibición,
sirve para reexionar en la necesidad de ordenar los pasos a seguir en una
presentación museográca (exhibición); con sus variantes dentro del proceso,
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Batres-Posada, José Oscar. Planeación de los pasos a seguir en una exhibición.
p. 93-114
pero que ayudan a preparar los ambientes que espera ver un visitante, facilitando
la interpretación informativa del Curador y sobre todo posibilitar que se abra
el diálogo para interactuar en el espacio expositivo, donde los objetos son el
elemento principal de una exhibición.
En todo proceso de organización, diseño y montaje de una exhibición, se
delegan responsabilidades, le corresponde al museólogo y el museógrafo asumir
la coordinación para conducir el proceso junto con todas las acciones técnicas
y administrativas para llegar a los resultados esperados, que es tener una nueva
exhibición dentro del museo.
Referencias
Fernández, L. (2013). Museología y Museografía. Reimpresión. Barcelona, Ed.
Del Serbal. ISBN: 978-84-7628-276-2
Hernández Hernández, F. (1994). Manual de museología, Madrid: Editorial
Síntesis. ISBN 8477382247, 9788477382249
Witker Barra, R. (2011). Museografía mexicana contemporánea. México:
Seminario Permanente de Museología de América Latina, ENCRYM.
Estas vitrinas forman parte de exposición temporal
“Sabores a través del tiempo”
Museo Universitario de Antropología, MUA
Universidad Tecnológica de El Salvador
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Museo Universitario de Antropología, MUA
Qué es el MUA
El Museo Universitario de Antropología, MUA, es una institución dedicada a
la difusión del pensamiento cientíco antropológico y del patrimonio cultural
salvadoreño, así como a su conservación. Esto se reeja en las colecciones que
se presentan en sus salas de exhibición permanentes y la temporal y, además, en
las muchas actividades culturales que se realizan según su programación.
Objetivo del MUA
El MUA tiene como objetivo principal promover un espacio cultural perma-
nente para la adquisición de conocimientos estéticos y valores de conserva-
ción, que contribuyan a la formación profesional de la población universitaria
y del público en general y su sensibilización ante estos fenómenos, impulsando
actividades de promoción de los insumos necesarios para la generación de in-
vestigaciones de carácter antropológico e histórico, con el único propósito de
desarrollar y difundir la cultura del país.
Qué es lo que hace el MUA
Difunde, por medio de exposiciones permanentes y algunas temporales, las
diferentes y variadas expresiones tangibles de la cultura salvadoreña.
Investigar, desarrollar y difundir el acervo antropológico del país de una ma-
nera integral, hacia el interior de la comunidad universitaria y del publico en
general.
Genera actividades académicas concretas en la forma de conferencias, semi-
narios, talleres, presentaciones de libros, ciclos de cine, foros, investiga-
ciones antropológicas y arqueológicas y otros, con el único n de educar y
sensibilizar a la comunidad universitaria y público en general.
Conserva el patrimonio cultural.
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Salas de exhibición que conforman el MUA
Para una mejor comprensión, el MUA está distribuido en ocho salas de exhibi-
ción, conceptualizadas así:
Sala conceptual
Sala de proceso y comercialización cerámica
Sala etnográca.
Sala de exposiciones temporales.
Sala cultura productiva
Sala movimientos sociales y cultura migratoria
Sala referentes históricos y cultura política
Sala cultura musical y costumbres.
Servicio de guías
Hay cinco estudiantes de antropología que, con previa cita por parte de los inte-
resados en visitar el museo, ofrecen los servicios de guía. El recorrido es de una
hora y quince minutos.
Ubicación del museo en la ciudad de San Salvador
Calle Arce y 17.ª Av. Norte, 1006,
San Salvador, El Salvador, C. A.
Tels. (503) 2275-8836 y (503) 2275-8837
Fax. (503) 2271-4764
E-mail: museo_utec@yahoo.com
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Estas vitrinas forman parte de exposición temporal Estas vitrinas forman parte de exposición temporal
“Sabores a través del tiempo”“Sabores a través del tiempo”
Museo Universitario de Antropología, MUAMuseo Universitario de Antropología, MUA
Universidad Tecnológica de El SalvadorUniversidad Tecnológica de El Salvador
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Horarios del MUA
Lunes:
Cerrado por mantenimiento
De martes a viernes:
de 8:30 a.m a 11:30 a.m.
de 3:00 p.m a 5:30 p.m
Sábado:
de 9:00 a.m a 11:30 a.m.
(NOTA: Los grupos no deben exceder los cien estudiantes; y durante la visita serán distribuidos
en las diferentes salas de exhibiciones que conforman el MUA.)
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Estas vitrinas forman parte de exposición temporal
“Sabores a través del tiempo”
Museo Universitario de Antropología, MUA
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Colaboradores
Guillermo Cubero-Barrante
Museólogo
Museo de Cultura Popular (MCP) UNA, Costa Rica
Contacto: guillermo.cubero.barrantes@una.cr
Carlos Flores-Manzano
Arqueólogo
Universidad Tecnológica de El Salvador
Contacto: coresmanzano@gmail.com
Katherine Sánchez-Alemán
Arqueóloga / Técnico en conservación
Museo Universaitario de Antrolopogía
Contacto: kis_aleman@hotmail.com
Chester Urbina-Gaitán
Historiador
Contacto: chesterurbina@yahoo.com
José Oscar Batres-Posada
Arquitecto y Museógrafo.
Técnico del Museo Universitario de Antropologia
Contacto: jose.batres@utec.edu.sv
oscarbp2001@yahoo.com
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Dr. Ramón D. Rivas
Doctor en Antropólogía Social y Cultural
Editor de Revista de Museología Kóot
Dirección de Cultura,
Universidad Tecnológica de El Salvador
Contacto: ramon.rivas@utec.edu.sv
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Universidad Tecnológica de El Salvador
Dirección de Cultura
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Pieza del mes
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Convocatoria y requisitos para la publicación
de artículos de la revista
Kóot,
de la Universidad Tecnológica de El Salvador
Indicaciones para autores Kóot - Publicación.
Universidad Tecnológica de El Salvador
Ramón D. Rivas. PhD, e mail: museodeantropologia@utec.edu.sv
Criterios generales para la aceptación de artículos
El Consejo editorial de Kóot invita a investigadores, docentes-investigadores,
estudiantes y personal administrativos a que participen activamente con sus
aportes; pueden, además participar como autores de artículos de la revista, pro-
fesionales de Museología, Antropología, Historia, Arqueología, Lingüística y
Arquitectura.
La opinión expresada por los autores son de su exclusiva responsabilidad.
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tículos que se reciben deben ser originales e inéditos, por lo que no deben ser
publicados total o parcialmente en otra publicaciones en período previo a su
publicación en esta revista. La presentación y publicación en fecha posterior
será posible con previa autorización del editor y del autor del artículo.
La recepción de los trabajos no implica obligación de publicarlo ni compromiso
con respecto a la fecha de su aparición.
Envío del artículo
Cada artículo debe contener lo siguiente:
• título, subtitulo (si lo requiere);
nombre, títulos del autor, liación institucional (si lo requiere), correo elec-
trónico;
• resumen del contenido (entre 10 a 15 líneas);
• un ítem con expresiones y palabras claves (cinco a ocho términos);
• introducción y desarrollo;
• conclusiones tácitas o explicitas;
• bibliografía completa y
• otas marginales.
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San Salvador.
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vista no se responsabiliza por daños o pérdidas.
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estós deberán ser originales (si los tienen), para obtener calidad al impimir;
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En el caso que el autor requiera imágenes de apoyo, él asegurará también el
pleno logro del objetivo del escrito.
5. Ni la universidad ni el Comité editorial se comprometen con los juicios
emitidos por los autores de los artículos. Cada escritor asume la responsabi-
lidad frente a sus puntos de vista y opiniones.
6. El Comité editorial se reserva el derecho de revisar cada artículo, y remitir-
lo a árbitros para garantizar su calidad; y si es el caso, sugerir modicacio-
nes. Igualmente puede rechazar aquéllos que no se ajustan a las condiciones
exigidas.
7. Las citas a pie de página se numeran correlativamente y deberán estar estan-
darizadas por cualquiera de las normas antes mencionadas.
8. La bibliografía se incluirá al nal del trabajo, ordenándola alfabéticamente
por el autor.
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resúmenes en español e inglés.
Derechos de reproducción
Cada artículo se acompañará de una carta del autor principal, especicando que
los materiales son inéditos y que no se presentarán a ningún otro medio antes de
conocer la decisión del Comité editorial. El autor debe de adjuntar una decla-
ración rmada indicando qué tipo de derecho presenta su artículo, recordando
que la universidad sugiere utilizar el tipo de libre acceso; sin olvidar mencionar
la fuente. Los derechos de reproducción son propiedad exclusiva de la revista
Kóot.
Extensión y presentación
El artículo completo no excederá de treinta páginas tamaño carta, escritas a
doble espacio, sin espacios adicionales entre párrafos y entre títulos, en letra
tipo Arial y de tamaño 10 puntos; con márgenes derechos de 3 centímetros, y
márgenes superior e inferior de 4 centímetros; las páginas se enumerarán suce-
sivamente, y el original debe ser acompañado de una copia de buena calidad.
Títulos y autores
Se recomienda pensar en títulos que interesen al lector y que tengan plena rela-
ción con el tema, limitándose a 10 palabras o a no exceder de quince. El conte-
nido debe describirse en forma especíca, clara y concisa, evitando los títulos
demasiado generales.
Inmediatamente debajo del título se anotará el nombre y apellido de cada
autor, la institución donde trabaja cada uno, los títulos académicos y cargos
ocupados; vale aclarar que al resultar dicho artículo seleccionado para ser pu-
blicado, estos datos solicitados aparecerán relacionados al nal de la revista
con el título de “Colaboradores”. Es preciso proporcionar la dirección postal
del autor principal para responder la correspondencia relativa al artículo, o
indicar otra dirección donde pueda llegar un servicio de mensajería comercial,
o su dirección electrónica.
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Resumen de palabras claves
Cada artículo se acompañará del resumen en el idioma en que esté escrito, ade-
más del resumen en español, uno en inglés, no superior a 200 palabras; para el
caso de artículos derivados de investigación, el resumen debe indicar claramen-
te: 1) objetivos de estudio; 2) lugar y fecha de realización; 3) metodología -
sica; 4) resultados principales con interpretación estadísticas y 5) conclusiones
principales.
Se debe hacer hincapié en los aspectos nuevos y relevantes. Para artículos dife-
rentes a investigación, el resumen debe contener información relacionada con
los objetivos, la metodología en la cual se apoya, síntesis de la tesis principal, la
interpretación académica, los resultados (si los hubiere) y las conclusiones. No
incluirá ninguna información o conclusión que no aparezca en el texto. No debe
incluir abreviaturas, remisiones de texto principal o referencias bibliográcas.
El resumen deberá permitir a los lectores conocer el contenido del artículo y
decidir si les interesa leer el texto completo. De hecho, es la única parte del
artículo que se incluye, además del título, en los sistemas de difusión de infor-
mación bibliográca. Después del resumen se describen de tres a cinco palabras
claves para nes de indización.
Cuerpo del artículo
Los trabajos que exponen investigaciones o estudios por lo general se dividen
en los siguientes apartados, correspondientes al formato Imryd: introducción,
materiales y métodos, resultados y discusión. Los trabajos de actualización, re-
exión y revisión bibliográca suelen requerir otros títulos y subtítulos acordes
con el contenido.
Notas al pie
Estas deberán ser de acuerdo con la misma norma estandarizada con que tra-
bajen las referencias bibliográcas, debido a que se realizan para identicar la
jación (institución y departamento) y dirección de los autores, algunas fuentes
de información inéditas y dar explicaciones marginales que interrumpen el ujo
natural del texto. Su uso debe ser limitado.
Este libro se terminó de imprimir
en el mes de enero de 2023
en los talleres de Tecnoimpresos, S.A. de C.V.
19ª. Av. Norte N.º 125,
ciudad de San Salvador, El Salvador, C.A.
“El éxito de un museo no se mide por el número de
visitantes que recibe, sino por el número de visitantes
a los que ha enseñado algunas cosas, no se mide por
el número de objetos que expone, sino por el número
de objetos que los visitantes han logrado aprender en
su entorno humano, no se mide por su extensión sino
por la cantidad de espacio que el público puede de
manera razonable recorrer en aras de un verdadero
aprovechamiento. Eso es el museo.”
Georges Henri Riviére
Revista de museología Kóot
2023 Año 13, n.º 14
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