ISSN: 2218-3345
Nuestro Compromiso en la InnovaciĆ³n
5
Editorial
7
AnĆ”lisis de la seguridad pĆŗblica en el 2010
RenƩ Portillo Cuadra
12
Comportamiento econĆ³mico reciente
de El Salvador
Rafael RodrĆ­guez Loucel
21
Del entrampamiento perfecto a la
transformaciĆ³n de El Salvador en la primera
mitad del siglo XXI
Alberto Arene
41
La evaluaciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicas
en El Salvador. Breve reļ¬‚exiĆ³n
Miguel Ɓngel PƩrez O.
DIRECTOR GENERAL
Dr. JosƩ Mauricio Loucel
Rector de la Utec
DIRECTOR EJECUTIVO
Y PRODUCCIƓN
Rafael RodrĆ­guez Loucel
COMITƉ EDITORIAL
Rafael RodrĆ­guez Loucel (Coordinador)
Alberto Arene
RenƩ Portillo Cuadra
Blanca Ruth Orantes
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD TECNOLƓGICA DE EL SALVADOR - NƚMERO 47 - MAYO 2011
entorno
46
MigraciĆ³n y derechos humanos
RenƩ Vargas
53
ExplosiĆ³n del feminicidio en El Salvador
Elsa Ramos
57
InternacionalizaciĆ³n de la educaciĆ³n superior
Blanca Ruth Orantes
65
EpistemologĆ­a, complejidad y competencias
JosƩ Humberto Flores M.
74
Estrategias de competitividad para Pymes
del sector manufacturero en MĆ©xico
Victoria HernƔndez Ramƭrez
Claudia GĆ³mez Vital
entorno
5
EDITORIAL
La situaciĆ³n de anormalidad en todos los quehaceres de la vida nacional se ha identiļ¬cado
como una que reĆŗne las caracterĆ­sticas de un fenĆ³meno de orden estructural; pero
en los Ćŗltimos aƱos se ha puesto mĆ”s en evidencia que tambiĆ©n es de orden cultural. El
salvadoreƱo promedio tiene sus peculiaridades, posee su autentico perļ¬l, tiene un potencial
de supervivencia impresionante, supera o es indiferente a las vicisitudes con un estoicismo
pasmoso y un ingenio propio que solo puede identiļ¬carse con la picardĆ­a y, por excepciĆ³n,
con la creatividad. Sin embargo, a la sociedad salvadoreƱa como un todo se la considera
social, econĆ³mica, polĆ­tica y culturalmente hablando, atrasada, y en tĆ©rminos de desarrollo
humano bastante rezagada a escala mundial. Para tratar de encontrar una respuesta a este
interrogante, se tratarĆ” de agotar las causas determinantes que en forma acumulada han
propiciado una sociedad subdesarrollada; identiļ¬cando este Ćŗltimo tĆ©rmino por una calidad
de vida muy por debajo de los niveles considerados como mĆ­nimos, internacionalmente.
La revista Entorno se encuentra en la antesala de un relanzamiento, cuyo objetivo es que
adquiera el perļ¬l de un documento acadĆ©mico de anĆ”lisis de la realidad nacional (imparcial
y objetivo). Es necesario y conveniente aclarar, a los exigentes lectores, que este renovado
ensayo, esfuerzo e inquietud pretenderĆ” encontrar en todos sus espacios respuesta a por
quƩ este paƭs, despuƩs de casi cinco siglos, no encuentra el camino de un progreso colectivo,
como otros que tambiƩn nacieron con las mismas debilidades y hoy son sociedades con
una envidiable calidad de vida. La historia, las culturas y circunstancias geogrĆ”ļ¬cas son
parte de la explicaciĆ³n; pero el asignarle mucha importancia a esas naturales fortalezas nos
conduce, algunas veces, a caer en el lugar comĆŗn de atribuirle al subdesarrollo de un paĆ­s o la
pobreza permanente de una sociedad a sus orĆ­genes y a los que han logrado superarse a su
buena suerte de haber nacido en una cultura diferente o a la ventaja implĆ­cita de haber sido
conquistados y colonizados por otros, negĆ”ndole meritos a las oportunidades de superaciĆ³n
y disciplina que a varios paĆ­ses les ha permitido ser lo que son, a pesar de sus limitaciones de
origen.
Para alcanzar ese objetivo, se planea una bĆŗsqueda sin lĆ­mites de analistas e investigadores
de la realidad nacional que puedan colaborar con sus aportes y sus soluciones concretas
6
EDITORIAL
y factibles. En forma eventual se recurrirĆ” a las entrevistas para recibir apreciaciones directas
de personajes, a semejanza de una encuesta selectiva de ciudadanos que se consideran como
autĆ©nticos agentes de cambio, a ļ¬n de interrogarles sobre su gestiĆ³n en el desarrollo del paĆ­s y su
Ć³ptica acerca de este: sus fortalezas y debilidades; asĆ­ como sus apreciaciones personales sobre
los factores y circunstancias que a su juicio explican el subdesarrollo del paĆ­s y la apreciaciĆ³n
particular de su viabilidad futura.
Este ejercicio renovado, despuƩs de mƔs de doce aƱos de la existencia de ENTORNO tratarƔ de
consignar particulares apreciaciones sobre antecedentes, situaciĆ³n prevaleciente y perspectiva de
paĆ­s. Esta aventura ā€“por llamarle de alguna formaā€“ surge de la percepciĆ³n de una preocupaciĆ³n
generalizada de la magnitud de la crisis interna e integral actual, que se advierte en todos los
quehaceres de la vida nacional, que es una realidad de gƩnesis, de crecimiento paƭs, de errores
en la administraciĆ³n pĆŗblica y manifestaciones recientes que podrĆ­an interpretarse como la
exacerbaciĆ³n del subdesarrollo. Sin embargo, no se puede ignorar el impacto que en esa anomalĆ­a
ejercen las crisis mundiales. El paĆ­s presenta peculiaridades que no le permiten un escape frontal y
tangible del subdesarrollo, a pesar de pequeƱos perĆ­odos de crecimiento econĆ³mico, que ademĆ”s
de ser pasajeros no han sido de beneļ¬cio generalizado y, por lo tanto, no han servido para reducir
la pobreza. El Salvador ya no solo se distingue por su atraso, sino que empieza ha destacarse por
su involuciĆ³n productiva y ļ¬nanciera, el crecimiento de la violencia (mĆ”s homicidios por dĆ­a en
particular), retrocesos experimentados en la institucionalidad, y cada vez mĆ”s se les diļ¬culta a las
autoridades de turno recuperar el terreno perdido.
En este nĆŗmero se consignan artĆ­culos que hacen referencia a la problemĆ”tica econĆ³mica
cotidiana y al comportamiento econĆ³mico reciente. TambiĆ©n se presentan otras temĆ”ticas como
la explosiĆ³n del feminicidio en El Salvador, migraciĆ³n y derechos humanos, internacionalizaciĆ³n de
las universidades, estrategias de competitividad para Pymes del sector manufacturero en MĆ©xico y
epistemologĆ­a, complejidad y competencia y la evaluaciĆ³n de las polĆ­ticas pĆŗblicas en El Salvador.
Breve reļ¬‚exiĆ³n. Especial referencia merecen los artĆ­culos titulados ā€œDel entrampamiento perfecto
a la transformaciĆ³n de El Salvador en la primera mitad del siglo XXIā€ y ā€œAnĆ”lisis de la seguridad
pĆŗblica en el 2010ā€.
7
AnĆ”lisis de la seguridad PĆŗblica
en el 2010
RenƩ Portillo Cuadra
Secretario General Utec
E
l Plan quinquenal 2010-2014 presentado por el Gobier-
no del presidente Mauricio Funes, sostiene que desde
el inicio de la posguerra, nuestro paĆ­s ha registrado elevados
niveles de violencia e inseguridad, y por estĆ” razĆ³n ha sido
considerado uno de los paĆ­ses mĆ”s violentos de la regiĆ³n;
sus tasas de homicidios superaban los 50 homicidios por
cada cien mil habitantes. Estas cifras generan inseguridad
en la ciudadanĆ­a y se convierten en uno de los principales
problemas que enfrenta el paĆ­s.
El citado Plan quinquenal seƱala como principales lƭneas de
acciĆ³n, en materia de control y represiĆ³n del delito, las que a
continuaciĆ³n se describen:
a) Combatir frontalmente la criminalidad en todas sus ex-
presiones y, en especial, los delitos que mƔs afectan a la
ciudadanĆ­a;
b) Reducir la impunidad mediante el fortalecimiento de las
instituciones del sector justicia encargadas de la investiga-
ciĆ³n de los hechos delictivos y a travĆ©s de la mejora de la
coordinaciĆ³n interinstitucional;
c) Modernizar y profesionalizar la PolicĆ­a Nacional Civil (PNC)
en sus funciones de control y represiĆ³n (gestiĆ³n, disuasiĆ³n,
investigaciĆ³n criminal e inteligencia);
d) Elevar la calidad de la formaciĆ³n de la Academia Nacional
de Seguridad PĆŗblica; y
e) Fortalecer la seguridad migratoria.
No obstante deļ¬nir una serie de planes de seguridad, accio-
nes y estrategias para enfrentar los Ć­ndices de criminalidad,
El Salvador continua siendo uno de los paƭses mƔs inseguros
del mundo. Los esfuerzos del Gobierno parecen no tener Ć©xi-
to. A continuaciĆ³n expondremos una serie de Ć”reas en las
que el gabinete de seguridad debe priorizar su trabajo:
1. Desacuerdos en las estadĆ­sticas
de los homicidios
El Salvador, al igual que otros paĆ­ses de la regiĆ³n centroame-
ricana, se caracterizan por no tener estadĆ­sticas centraliza-
das, creĆ­bles y actualizadas de los hechos delictivos que se
cometen.
La PNC y la FiscalĆ­a General de RepĆŗblica (FGR) desconocen
con certeza el porcentaje preciso de incidencia que tienen
las pandillas en los homicidios que se registran en el paĆ­s.
El subdirector general de la PNC seƱalĆ³ ā€œque la falta de un
estudio pormenorizado que determine la vinculaciĆ³n exacta
de grupos de pandillas en los homicidios, hace que estos se
calculen a travƩs de la prƔctica, que oscila entre el 40% y
50% de los crĆ­menesā€.
En cambio, el Departamento de EstadĆ­sticas Forenses del
Instituto de Medicina Legal (IML) sostiene que en 2009 solo
8
el 11,8% de los homicidios estuvo vinculado a pandilleros.
La falta de un estudio tĆ©cnico y metodolĆ³gicamente elabora-
do y actualizado sobre los Ć­ndices de la criminalidad es una
deuda en El Salvador, lo cual es evidente, ya que esta infor-
maciĆ³n nace producto de la investigaciĆ³n del delito, ā€“y como
lo diremos mĆ”s adelanteā€“ esta es una falencia medular en el
problema del combate a la delincuencia.
2. Inseguridad en el transporte colectivo
En El Salvador es comĆŗn amanecer sin transporte colectivo
en una ciudad, colonia o barrio como medida de protesta
por la muerte de empresarios, motoristas y cobradores de
autobuses y microbuses, o por el cobro de la denominada
ā€œrentaā€. Pero el paro al transporte colectivo a escala nacio-
nal producto de las amenazas de las maras o pandillas en
la primera semana de septiembre (2010), fue un hecho que
solo tuvo precedentes durante la guerra civil que viviĆ³ El Sal-
vador en la dƩcada de los 80.
Al paro del transporte colectivo se sumĆ³ el cierre de nego-
cios en todo el paĆ­s (no en un 100%) y un ā€œtoque de muerteā€
promovido por las pandillas en las zonas de Mejicanos y sus
alrededores, que provocĆ³ la movilizaciĆ³n de tropa apoyadas
con tanques y vehĆ­culos blindados en el gran San Salvador.
AĆŗn cuando la presencia policial y militar fue notoria, la fami-
lia salvadoreƱa viviĆ³ ā€“a nuestro juicioā€“ uno de los momentos
mƔs dramƔticos del 2010, por que, contra cualquier anƔlisis,
quedĆ³ demostrado el poder de incidencia de las pandillas en
El Salvador.
La ciudadanĆ­a reprobĆ³ las medidas tomadas por el gabine-
te de seguridad para enfrentar el paro al transporte pĆŗblico.
Ante la pregunta: ĀæAvala las medidas tomadas por el gabine-
te de seguridad para hacerle frente al paro de transporte?, el
78% respondiĆ³ no. Solo el 22% respondiĆ³ que sĆ­.
Ante la pregunta: ĀæCree que el presidente debe pedir la re-
nuncia del gabinete? El 61% de los encuestados dijo sĆ­ y el
39% dijo no.
3. Menores de edad victimas y victimarios en
una sociedad violenta.
De acuerdo con el PNUD, las principales expresiones de pre-
ocupaciĆ³n por los menores Centroamericanos, son:
1) Los homicidios de menores y su participaciĆ³n en activida-
des delictivas;
2) El abuso por parte de las autoridades;
3) El maltrato en el hogar;
4) Los abusos sexuales a los que estƔn expuestos;
5) La explotaciĆ³n laboral; y
6) La explotaciĆ³n sexual de carĆ”cter comercial.
De acuerdo con los registros del Instituto SalvadoreƱo para
el Desarrollo de la NiƱez y la Adolescencia (ISNA) los casos
de maltrato, abuso sexual y explotaciĆ³n sexual con ļ¬nes co-
merciales, en niƱos y niƱas, se ha incrementado en el paƭs.
El aumento se reļ¬‚eja en la comparaciĆ³n de estas mismas
causas de ingresos con las de aƱos pasados, para el caso:
Por maltrato y abuso sexual ingresĆ³ al el 19% de menores
al ISNA en 2007, el 20% en 2008, y en 2009 ingresĆ³ un 18%,
y en lo que va del aƱo, ya se superĆ³ el 20% de ingresos por
estas causas.
La otra cara de una misma realidad expresa que el 60% de
los delitos que se comenten, por ejemplo, en Santa Ana,
(segundo departamento con mayor Ć­ndice de violencia) son
perpetrados por menores de edad. De acuerdo con datos
9
policiales, el nĆŗmero de menores ligados a homicidios se
ha duplicado, se trata de menores de entre 12 y 16 aƱos,
que son utilizados por las pandillas para cometer diversos
delitos.
De enero a julio de 2009, en Santa Ana, se registrĆ³ la deten-
ciĆ³n de 234 menores por diversos delitos, mientras que en el
mismo perĆ­odo de 2010 se capturaron 291, lo que represen-
ta un aumento del 24%.
De acuerdo con datos del ISNA las pandillas reclutan a me-
nores que habitan en las calles para que cometan delitos.
De diez niƱos que deambulan por la calle, que ingresaron al
ISNA, la mitad de ellos fueron localizados en inmuebles que
ocupan las maras para delinquir. El ISNA detallĆ³ que estos
jĆ³venes ya se identiļ¬can por medio de los cĆ³digos que utili-
zan las pandillas.
El diagnĆ³stico que presenta la situaciĆ³n de los niƱos es de
alta vulnerabilidad y riesgo. La desintegraciĆ³n familiar, la dro-
godependencia, la violencia domƩstica y la falta de recursos
econĆ³micos de los hogares salvadoreƱos son algunos deto-
nantes de esta patologĆ­a, que pareciera que no ha sido prio-
ridad para la clase polĆ­tica y ni para los gobernantes, pues
supone una respuesta basada en inversiĆ³n adecuada para
enfrentar el problema, y no sufrir en el futuro las consecuen-
cias de esta irresponsabilidad estatal.
Funcionarios del Isna han sostenido que el problema en la
atenciĆ³n integral de la niƱez no radica en la falta de pro-
yectos, sino en la ausencia de dinero para ejecutar dichos
proyectos. No obstante lo anterior, se estĆ” elaborando un
diagnĆ³stico sobre la poblaciĆ³n infantil en las calles del gran
San Salvador. Estos resultados estarĆ­an listos hasta marzo
del 2011, y servirƔn para empezar a ejecutar los planes de
prevenciĆ³n.
4. La investigaciĆ³n de delito sigue siendo
deļ¬ciente
La obligaciĆ³n constitucional de dirigir la investigaciĆ³n del de-
lito corresponde a la FiscalĆ­a General de la RepĆŗblica, para
lo cual recibirĆ” la colaboraciĆ³n de la PolicĆ­a Nacional Civil
(PNC). Concomitante a esta obligaciĆ³n, tambiĆ©n corresponde
a la FiscalĆ­a promover la acciĆ³n penal de oļ¬cio o a peticiĆ³n
de parte, asĆ­ lo establece el Art. 193 de la ConstituciĆ³n de la
RepĆŗblica.
Sin duda alguna, la PNC ha hecho esfuerzos por mejorar su
capacidad de investigaciĆ³n, pero hay decisiones que parecen
tardĆ­as y que debieron tomarse desde el inicio del mandato
presidencial. Muestra de ello es que hasta el segundo se-
mestre del aƱo, la PNC establece como prioridad la creaciĆ³n
de la DivisiĆ³n Central de Investigaciones, como parte de una
reestructuraciĆ³n de la SubdirecciĆ³n de Investigaciones.
El subdirector de Investigaciones de la PNC ha expresado
que la corporaciĆ³n necesita 600 nuevos investigadores para
que se sumen a los 3.800 agentes dedicados a indagar ho-
micidios, extorsiones, violaciones, entre otros delitos. SeƱalĆ³
el jefe policial que hay que esperar unos dos aƱos para que
estos nuevos investigadores cursen todo el protocolo que
debe seguirse para convertirse en investigador.
5. Armas de fuego sin control
El Informe de Desarrollo Humano 2009-2010 del PNUD, ex-
presa que en CentroamƩrica circulan cerca de tres millones
de armas fuego y que dos de cada tres de ellas son ilegales.
Guatemala, Honduras y El Salvador son los paĆ­ses con mayor
nĆŗmero de armas ilegales.
En tal sentido, no es coincidencia que estos paƭses tambiƩn
tengan el mayor nĆŗmero de homicidios cometidos con ar-
10
mas de fuego. Expresa el PNUD que en El Salvador mƔs de
la mitad de la poblaciĆ³n estarĆ­a dispuesta a armarse para
defenderse, aunque en su mayorĆ­a se oponen ā€“en teorĆ­aā€“ a
las armas de fuego.
Solo en el oriente del paĆ­s se han decomisado cerca de 1.500
armas de fuego, de estas el 20% eran propiedad de ciudada-
nos que las portaban para su defensa y el resto estaban en
poder de delincuentes.
La PNC sostiene que hay un porcentaje de armas decomisa-
das que se comprobĆ³ cientĆ­ļ¬camente que fueron usadas en
delitos varios.
6. La problemƔtica en los centros penales
El sistema penitenciario de El salvador ha colapsado, su ca-
pacidad instalada solo le permite albergar a 8.110 internos;
sin embargo, al 30 de junio del presente aƱo, se contabiliza-
ban 23.840 internos, cantidad que triplica la capacidad de
sus instalaciones.
De estos reclusos, 15.454 tienen la calidad de condenados,
es decir, el 65% de la poblaciĆ³n total; 8.386 aĆŗn estĆ”n siendo
procesados en los tribunales, cantidad que asciende al 35%
de la poblaciĆ³n reclusa.
Los datos oļ¬ciales revelan que los centros penales con ma-
yor saturaciĆ³n son: El Centro Penal de Mujeres en Ilopango,
que tiene una poblaciĆ³n equivalente a siete veces mĆ”s de
su capacidad, le siguen los centros Penales La Esperanza en
San Salvador, el penal de San Vicente y, por Ćŗltimo, el de San
Miguel.
Por otra parte, un total 1.500 elementos de la Fuerza Arma-
da conforman la denominada ā€œFuerza de Tarea San Carlosā€,
destinada a apoyar la seguridad penitenciara en las cƔrceles
de mƔxima seguridad, colaborando en el registro de perso-
nas y seguridad perifƩrica de los centros penales.
Como expresiĆ³n del Plan de Seguridad anunciado por el pre-
sidente de la RepĆŗblica ā€“y mĆ”s como una respuesta a la ma-
sacre de Mejicanosā€“ la PNC y el ejĆ©rcito realizaron a ļ¬nales
de junio una megarequisa en los centros penales de Ciudad
Barrios, San Miguel, Zacatecoluca, Chalatenango, San Fran-
cisco Gotera y en la penitenciarĆ­a de Izalco. Los resultados de
esta secciĆ³n, solo conļ¬rmaron la vulnerabilidad del sistema
penitenciario y la falta de concreciĆ³n de los ļ¬nes para los
que fueron creados los centros penales y de readaptaciĆ³n.
De acuerdo con declaraciones del subdirector de Ɓreas Es-
pecializadas de la PNC, se decomisaron 189 porciones de
droga, 430 punzones, 23 cuchillos, 22 telƩfonos celulares, 33
chips, 17 baterƭas para telƩfono y 12 cargadores, entre otros
accesorios.
7. Empresas de seguridad privada con poco
control superan en nĆŗmero a los miembros
de la PNC
La DivisiĆ³n de Registro y Control de Servicios Privados de
Seguridad cuenta con 27 policƭas para supervisar a mƔs de
23.500 agentes de seguridad, que pertenecen a 209 agen-
cias privadas de seguridad, mƔs 14 asociaciones de vigilan-
tes independientes que operan en El Salvador.
No obstante la exigua cantidad de miembros de dicha divi-
siĆ³n, han realizado un trabajo de veriļ¬caciĆ³n que ha permi-
tido detectar algunas irregularidades en las que incurren di-
chas empresas, tales como: pƩrdida de armas y municiones
que no es denunciada ante las autoridades competentes;
decomiso de armas de fuego por carecer de matrĆ­culas o
con matrƭculas vencidas; algunas empresas estƔn operando
11
sin las autorizaciones de funcionamiento debidas. Por otra
parte, cuando estas empresas cierran sus operaciones, no
existe un control del destino de las armas utilizadas, ni tam-
poco reportan inventarios de estas a la PNC.
Una de las estrategias que estĆ” implantando la PNC para in-
crementar las inspecciones, es descentralizar la veriļ¬caciĆ³n
por medio de las delegaciones en las que ā€“en palabras del
Jefe de la DivisiĆ³nā€“ todavĆ­a hay que capacitar a los policĆ­as
para que realicen esta labor.
Ante esta problemƔtica proponemos:
ā€¢ Acordar un pacto nacional en el que participen todos los
partidos polĆ­ticos, gremiales empresariales, representan-
tes de sindicatos, agrupaciones del movimiento social,
iglesias, universidades y Gobierno, a ļ¬n de establecer
una agenda de aquellos problemas sociales en los que el
consenso determine medidas mĆ­nimas de tratamiento y
soluciĆ³n. Por consiguiente, no se trata de elaborar un do-
cumento y someterlo a la opiniĆ³n pĆŗblica, sino potenciar
la coparticipaciĆ³n activa de todos los sectores.
ā€¢ La depuraciĆ³n de los servidores pĆŗblicos vinculados a
actos de corrupciĆ³n, abuso de autoridad u otro tipo de
delitos o faltas de los que laboran en las instituciones que
conforman el sistema de seguridad y justicia es imposter-
gable. Instituciones y dependencias como: La PNC, FGR,
jueces, traslado de reos y DirecciĆ³n de Centros Penales,
deben fortalecer sus oļ¬cinas internas de investigaciĆ³n de
personal para corregir conductas reƱidas con la actua-
ciĆ³n propia de estos servidores pĆŗblicos, y, en caso de ser
constitutivos de delito, dar aviso a la FGR para su corres-
pondiente acusaciĆ³n.
ā€¢ Actualmente la Ley Penitenciaria regula el trabajo de los
internos ā€œcomo un derecho y como un deberā€, no como
una obligaciĆ³n, con lo cual se incentiva el ocio. La pro-
puesta consiste en reformar algunas disposiciones de la
Ley Penitenciaria para obligar a los internos a trabajar y/o
a estudiar. El trabajo obligatorio para los internos no viola
la ConstituciĆ³n, sino que es en una forma de readapta-
ciĆ³n y generaciĆ³n de ingresos para ellos, sus familias y
para indemnizar a la victimas.
ā€¢ Aprobar de forma inmediata la Ley de Peligrosidad, en la
cual se tipiļ¬carĆ­an como conductas sujetas a sanciĆ³n as-
pectos que no estƔn considerados como delitos. Por otra
parte, esta propuesta implica fusionar las faltas del CĆ³di-
go Penal con esta nueva ley. Esta ley tendrƭa un carƔcter
preventivo y, a la vez, punitivo que permitirĆ­a bajar los Ć­n-
dices de delincuencia en el paĆ­s.
12
Comportamiento econĆ³mico
reciente de El Salvador
Rafael RodrĆ­guez Loucel
RESUMEN
La coyuntura no puede hacer abstracciĆ³n del antecedente o de los aspectos estructurales que son determi-
nante en el comportamiento econĆ³mico presente; tampoco un fenĆ³meno econĆ³mico es aislado; necesaria-
mente es vinculante con lo que acontece en lo polĆ­tico, social y ambiental. Por otra parte, la dependencia de
la economĆ­a salvadoreƱa ha sido mĆ”s obvia en los Ćŗltimos veinte aƱos, destacĆ”ndose el ingreso de divisas en
concepto de transferencias familiares del exterior y relativamente menos el proveniente de la venta de pro-
13
Antecedentes
U
n anƔlisis de la economƭa de un paƭs en el contexto eco-
nĆ³mico estricto tiene forzosamente que considerar as-
pectos relacionados con la estructura econĆ³mica (variables
reales), ļ¬nanzas del gobierno, sector externo, deuda del paĆ­s
e indicadores ļ¬nancieros. Una vez examinado el comporta-
miento de los datos antes mencionados, se hace necesario
buscar la relaciĆ³n causa-efecto, por cuanto el fenĆ³meno eco-
nĆ³mico no es aislado, siempre encuentra su explicaciĆ³n en
sucesos internos y externos, asĆ­ como en factores de Ć­ndole
social y polĆ­tica. Las ciencias sociales se entremezclan, lo
que no permite el centrarnos en una ciencia Ćŗnica y autista
los fenĆ³menos sociales hay que analizarlos en un contexto
de interdisciplinaridad.
La economƭa salvadoreƱa tiene sus particularidades que
no le permiten tener un crecimiento sostenible, carece de
fortalezas natas y presenta muchas debilidades de gƩnesis.
La ubicaciĆ³n geogrĆ”ļ¬ca de El Salvador se menciona muy
frecuentemente como una fortaleza, la cual objetivamente
hablando se vuelve relativa o su importancia se sobredimen-
siona. Una debilidad contundente a la que no le hemos pres-
tado la debida atenciĆ³n es que la forma mĆ”s expedita de
estimular la innovaciĆ³n y el potencial de desarrollarse es la
educaciĆ³n; hacer caso omiso por siempre de este axioma,
esa es una ā€œgran debilidadā€.
Esa identidad de tƭpicamente dependientes y dƩbiles, se pone
de maniļ¬esto en las situaciones de crisis mundial, al no con-
tar con defensas propias que la protejan; los crecimientos del
PIB histĆ³ricos son casuales y generalmente estĆ”n vinculados
con impulsores externos (exportaciones, inversiĆ³n externa,
donaciones, remesas familiares), y dependen en alto grado
de los ciclos econĆ³micos que experimentan principalmente
la economƭa norteamericana. Estos incrementos esporƔdi-
cos en el ingreso no tienen impacto positivo en la mayorĆ­a y
se concentran en una minorĆ­a, por lo que el nivel de calidad
de vida de un alto porcentaje de la poblaciĆ³n se mantiene en
condiciones precarias debido a deformaciones identiļ¬cadas
con aspectos estructurales, como la desigual distribuciĆ³n
del ingreso; las imperfecciones del sistema (institucional,
polĆ­tico y social); el poco espacio y voluntad del poder eco-
nĆ³mico para tomar decisiones de polĆ­tica macroeconĆ³mica
acertadas oportunamente; la implantaciĆ³n con rapidez y
con dispensa de trƔmites de medidas transcendentales que
requieren de un consenso nacional, que afectan a toda la
ciudadanĆ­a y que no tienen reversa por su alto costo de solo
intentarlo.
ductos de bienes y servicios. Ese comportamiento es el resultado de una nula productividad y competitividad
que no permite ampliar la base productiva y exportadora del paĆ­s. Los patrones de consumo que no corres-
ponden a los de un paĆ­s con un nivel de producciĆ³n bajo, pero si a un ingreso mĆ”s alto que este Ćŗltimo, son
consecuentes con una sociedad con un porcentaje importante de sus habitantes que se acostumbran a las
remesas y desatienden el nivel de preparaciĆ³n bĆ”sica y su capacidad propia de asimilar y producir tecnologĆ­a.
La propensiĆ³n promedio al ahorro y a invertir se han reducido, a lo que se agrega una poca atracciĆ³n paĆ­s para
la inversiĆ³n extranjera. Las autoridades gubernamentales tratan de resolver el dilema de captar mĆ”s ingresos
y/o promover la riqueza (capacidad productiva). Finalmente es urgente despolitizar el quehacer del paĆ­s, que
se mueven en un entorno de polarizaciĆ³n polĆ­tica que obstaculiza las potencialidades de crecimiento natas,
aĆŗn cuando no necesariamente efectivas del paĆ­s.
14
La poca prudencia en el endeudamiento antes de la crisis
es otro proceder que nos indica que no ha existido nunca
una voluntad de los tomadores de decisiones de solventar
o enmendar la irregular conducciĆ³n de la polĆ­tica macroeco-
nĆ³mica por la predominancia de un esquema de intereses
particulares que se sobrepone a los intereses colectivos, ra-
zĆ³n por la cual la mayorĆ­a de los ensayos de lectura de la ac-
tividad econĆ³mica de El Salvador son de carĆ”cter coyuntural,
superļ¬ciales y obedecen a patrones de corte internacional.
(A continuaciĆ³n se realiza un breve anĆ”lisis, tomando como
base informaciĆ³n preliminar de las fuentes al ļ¬nal citadas).
Se pretende darle seguimiento al comportamiento econĆ³mi-
co del paĆ­s (con informes periĆ³dicos y ensayos de encontrar
las respuestas en el presente y el antecedente), a ļ¬n de man-
tener informadas a las autoridades de esta universidad, en
primera instancia, y con el objetivo ulterior de tratar de inļ¬‚uir
en la opiniĆ³n pĆŗblica con un enfoque acadĆ©mico y realista.
El ingreso y sus componentes
La economĆ­a salvadoreƱa presenta un perĆ­odo de involuciĆ³n,
muy lejos de un deseable crecimiento de una economĆ­a nor-
mal, incluso el comportamiento reciente del indicador tra-
dicional de la actividad econĆ³mica de un paĆ­s, el Producto
interno bruto (PIB), la sitĆŗa en la de menor crecimiento de la
regiĆ³n centroamericana, fenĆ³meno contrario al antecedente
histĆ³rico. En el aƱo 2009 se registrĆ³ un decrecimiento ā€“3,3%,
comportamiento negativo record desde que se llevan regis-
tros de cuentas nacionales en el Banco Central de Reserva.
El crecimiento de estas sigue siendo proyectado en 1% en
15
2010 y en 2,5% para 2011,Ā¹ las cuales tendrĆ”n que ser va-
lidadas en el futuro prĆ³ximo. Ese resultado coincide con un
coeļ¬ciente de ahorro y de inversiĆ³n en relaciĆ³n con el PIB
sumamente bajo, comparado con los registrados en la Ćŗlti-
ma dƩcada: 11,6% y 13,2%, respectivamente. Para el 2010 se
estiman en 12,1% y 15,4%. La economĆ­a tendiĆ³ a cerrase, por
cuanto las exportaciones e importaciones experimentaron
decrecimientos considerables en tƩrminos porcentuales (y
en volumen) -16,5 % y -25,6% respectivamente, claros signos
de impactos mayores en una economĆ­a dĆ©bil de una recesiĆ³n
a escala mundial que ha afectado al mundo entero, pero con
mƔs fuerza a paƭses como El Salvador, que no han podido
concretar una planiļ¬caciĆ³n en tĆ©rminos de niveles altos de
ahorro, inversiĆ³n, producciĆ³n y exportaciones (asĆ­ como una
diversiļ¬caciĆ³n de esas dos Ćŗltimas variables). Para el 2010
se estima un retorno a incrementos de 17,8% y 17,8%. La
brecha comercial se ampliĆ³ nuevamente, pero sin llegar a al-
canzar los niveles del 2008. Financiera y marginalmente ha-
blando, ese aislado hecho representa un menor daƱo, pero
equivalente, al mismo tiempo, a una reducida recuperaciĆ³n
de la actividad econĆ³mica congruente con el alto grado de
apertura de la economĆ­a.
En el 2009 tambiĆ©n se registrĆ³ una tasa negativa de inļ¬‚aciĆ³n:
0,2% (deļ¬‚aciĆ³n). En el 2010 y 2011, se estimĆ³ una inļ¬‚aciĆ³n
de 2,1% y 3%, respectivamente. El consumo ā€“componente di-
nƔmico de la demanda que se ha mantenido a niveles consi-
derablesā€“, tanto el privado como el gubernamental, tambiĆ©n
experimentĆ³ una reducciĆ³n. Se considera relevante destacar
que en 15 aƱos el nivel mƔs alto de crecimiento del PIB ha
sido de alrededor de 4%; y en algunos aƱos de ese perƭodo ni
siquiera se ha alcanzado un crecimiento anual que rebase el
crecimiento poblacional, caracterĆ­stica de una economĆ­a con
una pĆ©sima capacidad productiva, de ahorro e inversiĆ³n por
habitante en un coeļ¬ciente simple, lo cual se dramatiza con
la inequidad en su distribuciĆ³n, circunstancia que facilita la
incongruencia de que, a nivel nacional, persevere un ingreso
y un gasto por encima de su producto nacional por el ļ¬‚ujo de
remesas familiares que envĆ­a la mano de obra laborando en
el extranjero, que no pudo emplearse en el territorio nacio-
nal o que aspirĆ³ a niveles de calidad de vida inaccesibles en
su paĆ­s de origen, una incapacidad de generaciĆ³n de empleo
cada vez mƔs evidente, que amplƭa la pobreza y los ƭndices
de violencia en el paĆ­s. SegĆŗn informaciĆ³n de Fusades cuya
fuente original en materia de empleo es el ISSS, los niveles
en 2010 todavĆ­a no recuperan los existentes en el perĆ­odo
precrisis, indicador contundente para corroborar la incapacidad
de un sistema para proveer de empleo a sus habitantes en edad
econĆ³micamente activa.
El ļ¬‚ujo permanente de divisas generalmente se ha traducido
en la mayor importaciĆ³n de bienes de consumo duradero y
no duradero, fenĆ³meno que es observado con al menos dos
Ć³pticas: la primera, que ha contribuido al montaje de una
economĆ­a relativamente sustentada en la dinamia de una in-
termediaciĆ³n de bienes y servicios importados en desmedro
de otras actividades que, como la agricultura y la manufac-
tura, experimentaron una actividad que en su momento se
creyĆ³ pudiese asimilarse a un crecimiento incipiente de am-
bas actividades, con la perspectiva de ser estas actividades
generadoras de mayor demanda interna y valor agregados,
que los servicios que en la actualidad se abastecen principal-
mente de productos importados. Lo anterior da pautas para
pensar en la posibilidad de una estrategia que fue concebida
por los propietarios de las pocas cadenas de comercio, ante
la inminente globalizaciĆ³n y la falta de competitividad a es-
cala internacional de productos agrĆ­colas y de manufactura
sencilla, como los que caracterizan a la experiencia produc-
tiva del paĆ­s. Una segunda perspectiva (la del vaso medio
lleno) es que ese ļ¬‚ujo constante de remesas genera empleo
interno y no genera inļ¬‚aciĆ³n por tener una gran abertura,
que es el crecimiento constante de las importaciones que
evita la presiĆ³n sobre la demanda interna.
16
Una tercera Ć³ptica, menos analizada, precisamente porque
trasciende el enfoque de coyuntura, es que ese ļ¬‚ujo con en-
trada y salida, y que en el tiempo y en el espacio genera valor
agregado concentrado en la intermediaciĆ³n de importacio-
nes, nos distrae del esfuerzo de ser eļ¬caces en la generaciĆ³n
de productos primarios, secundarios y aspirar a incursionar
en la aplicaciĆ³n de la tecnologĆ­a en la rama de servicios.
ā€œHace cien aƱos pasamos de la agricultura a la manufactura,
y la Gran DepresiĆ³n (de 1930) es muchas veces vista como el
punto de demarcaciĆ³n global. Y eso signiļ¬ca que los paĆ­ses
realmente deben prepararse, tener los conocimientos y ha-
bilidades para competir en un mercado globalā€ (Joseph Sti-
glitz
1
. Premio NĆ³bel de EconomĆ­a). ĀæDonde estamos? ĀæQuĆ©
camino hemos recorrido? ĀæSerĆ” que la prĆ”cticamente nula
innovaciĆ³n en el paĆ­s es sinĆ³nimo de una poca capacidad
de concepciĆ³n, gestaciĆ³n y ejecuciĆ³n de soluciones tecno-
lĆ³gicas propias? Los interrogantes parecieran tener una res-
puesta en el tiempo y en los hechos.
Para 2010 y 2011 se han estimado y proyectado respectiva-
mente, cifras que sugieren un efecto rebote de lo que pudo
haber sido el toque de fondo de la crisis en El Salvador, en
coincidencia con lo que aparentemente se especula en los
Estados Unidos, paĆ­s en el cual ya se habla de una recupera-
ciĆ³n, aunque todavĆ­a no lo suļ¬ciente fuerte para compensar
el retraso experimentado. Por ejemplo, en la actividad inmo-
biliaria esa recuperaciĆ³n todavĆ­a no es tangible. En el caso
especĆ­ļ¬co de El Salvador las fuentes de cifras tradicionales,
proyectan cifras de la inversiĆ³n, el ahorro, las exportaciones
y las importaciones, que se comparan con las experimenta-
dos con anterioridad a 2009. La recuperaciĆ³n global en for-
ma mĆ”s perceptible se observa en el impulso que se gestĆ³
en las exportaciones no tradicionales. En una concepciĆ³n
realista, esos niveles podrĆ­an considerarse como un retor-
no al comportamiento histĆ³rico, pero en ningĆŗn momento
como una recuperaciĆ³n. La inļ¬‚aciĆ³n, por su parte, sĆ­ retorna
a niveles positivos para el 2010 y 2011 (2,1% en ambos aƱos),
en consonancia con la inļ¬‚aciĆ³n de los Estados Unidos y con
las distorsiones de los precios relativos de la canasta bƔsica
en el paĆ­s, generada en parte por el sistema de subsidios y
tambiƩn por la escasez de productos bƔsicos de relativa im-
portancia en la canasta bƔsica. En vista de que la economƭa
de El Salvador cada vez presenta incapacidad para generar
impulsores de crecimiento internos y, por el contrario, tiene
una mayor dependencia del crecimiento de las economĆ­as
desarrolladas, principalmente la de Estados Unidos, esos ni-
veles y su efecto neto positivo ulterior hacia el interior del
paĆ­s quedan supeditados, en primer orden, a lo que acon-
tezca en ese paƭs en el transcurso del aƱo 2011, a la acer-
tada conducciĆ³n de la gestiĆ³n gubernamental en el paĆ­s y a
la actitud del sector privado para mejorar su productividad
empresarial y, con todo ello, no contrarrestar los aislados im-
pulsos externos que eventualmente se suscitan.
Fusades en su Informe mĆ”s reciente de coyuntura econĆ³mi-
ca (octubre- diciembre 2010), consigna los siguientes men-
sajes: 1) La economĆ­a crece poco (impulsada por demanda
externa y contraĆ­da por demanda interna). 2) La recupera-
ciĆ³n mundial avanza a buen ritmo, mientras El Salvador mĆ”s
lento. 3) El clima de inversiĆ³n es negativo. 4) El empleo no
se recupera.
Fusades asevera, en su Ćŗltimo Informe trimestral basado en
su encuesta ā€œDinĆ”mica empresarialā€, que los factores que
mĆ”s inļ¬‚uyen en la percepciĆ³n desfavorable del clima de
inversiĆ³n, por orden e importancia son: incertidumbre, de-
lincuencia e inseguridad, falta de inversiĆ³n y bajo nivel de
actividad (por ejemplo, resultĆ³ mĆ”s baja que Costa Rica, Gua-
temala y MĆ©xico). De lo que se deduce, y en el Informe citado
se asevera en otro contexto, que para recuperar: el creci-
miento, la demanda, el empleo y un favorable clima de nego-
cios se requiere aminorar esos factores negativos y, ademƔs,
lograr la sostenibilidad ļ¬scal y aumentar la competitividad.
Estos Ćŗltimos aspectos se asemejan a los miembros de una
17
ecuaciĆ³n en una relaciĆ³n de causa y efecto directa, y son los
que, guardando su equivalencia, tienen que incrementarse a
niveles mayores para generar una economĆ­a sana y de ma-
yor productividad. Deļ¬nitivamente, es ā€œla alternativaā€ para el
desarrollo de este paƭs. MƔs productividad, mƔs ingreso, mƔs
impuestos, mƔs gasto social, mƔs empleo, mƔs estabilidad
social.
Finanzas del gobierno y polĆ­tica ļ¬scal
El Gobierno contribuye con acciones que contrarrestan, al
gastar mƔs de lo que percibe. 2009 es el aƱo de referencia
de este informe por ser las Ćŗltimas cifras deļ¬nitivas que po-
seen las fuentes tradicionales de generaciĆ³n y procesamien-
to de datos econĆ³micos en el paĆ­s. Reļ¬‚ejan una relaciĆ³n de
monto/PIB de 17% y 22,6% para los ingresos y gastos del
gobierno central, habiƩndose reducido 1% el ingreso y au-
mentado el nivel de gasto en menos del 1.0%, mĆ­nimo, pero
con tendencia contraria. TambiĆ©n esos coeļ¬cientes relativos
han experimentado una ligera alza en los Ćŗltimos diez aƱos,
pudiendo aļ¬rmarse que en el Ć”mbito del gobierno central
nunca se ha observado un esfuerzo de austeridad en corres-
pondencia con los niveles de ingreso. El balance corriente
del sector pĆŗblico no ļ¬nanciero (ingresos corrientes-gastos
corrientes) se ha vuelto estructuralmente deļ¬citario, con el
agravante de que recientemente el ļ¬nanciamiento externo
ha servido para cubrir parte de ese desajuste, lo que para
una empresa privada serĆ­a una especie de quiebra al no
poder cubrir ni tan siquiera sus gastos de operaciĆ³n. En el
sector pĆŗblico esos desajustes se pueden heredar a travĆ©s
de una mayor deuda. Consecuentemente, la deuda externa,
tanto en tĆ©rmino absolutos como relativos (en relaciĆ³n con
el PIB) ha experimentado una tendencia creciente, a tal gra-
do que desde el 2009 el porcentaje de la deuda en relaciĆ³n
con el ingreso nacional rebasa el 50%, y la proyecciĆ³n para
2011 de que se dispone la sitĆŗa en 54,3%.
La situaciĆ³n cada vez mĆ”s precaria de las ļ¬nanzas pĆŗblicas
adquiere dramatismo cuando se percibe el poco margen de
maniobra, caracterĆ­stico de las autoridades gubernamen-
tales para implantar reformas ļ¬scales con el principio de
equidad como fundamento. El pacto ļ¬scal se maneja no con
criterio de consenso, sino de componendas, tratando de no
afectar privilegios particulares aƱejos, por lo cual no redunda
en incrementos sustanciales para manejar el quehacer eco-
nĆ³mico con eļ¬cacia e interĆ©s colectivo. El efecto regresivo
predomina sobre un sano y transparente efecto progresivo,
y la ancestral cultura del engaƱo y del fraude se ha visto
dimensionada recientemente por una falta de credibilidad
en las autoridades, lo que en deļ¬nitiva alimenta la evasiĆ³n,
elusiĆ³n y el contrabando. Los organismos internacionales,
principalmente el Fondo Monetario Internacional (FMI), con-
sideran que la reforma de subsidios es clave, puesto que
esta prƔctica ha sido mal conducida y ha representado una
sangrĆ­a de recursos pĆŗblicos. El organismo internacional ci-
tado estima su coste en 1,4% del PIB en 2009; el Gobierno se
ha comprometido a reducir los subsidios al gas propano y a
la electricidad y reorientar esos recursos al gasto social. El
18
acuerdo de Stand By FMI-Goes plantea un ajuste de la carga
tributaria del 2011-2015 de 3,1% del PIB, o sea, de 0,62% por
aƱo, cuando el dato histĆ³rico nos indica 0,21 a 5% anual Eso
signiļ¬carĆ­a una triplicaciĆ³n anual de la carga en un contexto
de dĆ©bil crecimiento econĆ³mico.
El control selectivo del gasto pĆŗblico, en vista de los obstĆ”-
culos estructurales antes citados, hace difĆ­cil el cumplimien-
to de metas, como las que siempre impone el FMI en sus
acuerdos de Stand by. TambiƩn hay que considerar el pro-
grama de anticrisis que fue adoptado desde junio de 2009,
que perseguĆ­a ayudar a mitigar los efectos de la recesiĆ³n
econĆ³mica en los sectores mĆ”s vulnerables de la poblaciĆ³n
y preservarles un nivel mĆ­nimo de calidad de vida. El gasto
total de este plan se estima que alcance los 575 millones de
dĆ³lares, cerca del 1% del PIB. Los pequeƱos incrementos en
los ingresos, por otra parte, solo podrƔn esperarse por un
esfuerzo continuado en la administraciĆ³n tributarĆ­a (mejoras
en la auditoria y control de los grandes contribuyentes). Se
aproximan tiempos de proselitismo, y las medidas econĆ³mi-
cas se archivan por su ā€œcosto polĆ­ticoā€, lo que harĆ” mĆ”s difĆ­cil
una conducta de disciplina ļ¬scal, como la que requieren los
acuerdos internacionales. El dĆ©ļ¬cit de 2010 se ha ļ¬nancia-
do a travĆ©s de la reducciĆ³n de los depĆ³sitos del Gobierno,
y en menor cuantĆ­a con la colocaciĆ³n de deuda en el mer-
cado interno. El sector pĆŗblico no ļ¬nanciero se ampliĆ³ y los
gastos de seguridad, por lo consiguiente. El dĆ©ļ¬cit ļ¬scal de
2009 se estima que alcanzĆ³ 1.2 billones de dĆ³lares (5,4% del
PIB). Para el 2011, los funcionarios del FMI alentaron a las
autoridades del Ɠrgano Legislativo a aprovechar las condi-
ciones del mercado para reorientar 650 millones de dĆ³lares
de prƩstamos del Banco Mundial y del Banco Interamericano
de Desarrollo, originalmente destinados para reļ¬nanciar el
vencimiento de eurobonos. Con ello se cubre el dĆ©ļ¬cit del
2009 y permite que el gobierno estƩ en capacidad de prestar
hasta 1.1 billones de dĆ³lares. Con estos tĆ©rminos el Gobier-
no estĆ” habilitado para disponer de 3OO millones de dĆ³lares
de deuda con la banca domƩstica (lo que le permite saldar
pagos de 127 millones de dĆ³lares de una deuda de inicios
del principio del aƱo) y en noviembre emitir 800 millones de
dĆ²lares con un interĆ©s ļ¬jo a un plazo de diez aƱos, y con ello
recuperar su caliļ¬caciĆ³n ļ¬nanciera a escala internacional, en
vista de que los eurobonos, que vencƭan a mediados del aƱo
pasado, estaban contratados en condiciones onerosas y sig-
niļ¬caban un effective yield de 7,375 % a corto plazo. Se espe-
ra contar con la aprobaciĆ³n completa del programa de prĆ©s-
tamos en breve. Cabe aclarar, segĆŗn recientes indagaciones
realizadas, que el nuevo arreglo con el FMI es un hecho, y los
fondos de tres veces la cuota con ese organismo se tienen
como fondos de contingencia que, de utilizarse, conllevarĆ­a
un arreglo especial en que el Gobierno de este paĆ­s tendrĆ­a
que someterse a implantar diversas medidas relacionadas
con la polĆ­tica comercial y ļ¬nanciera. Un esquema similar
existe en MĆ©xico.
La Ćŗnica salida para el paĆ­s es el trabajo de una sociedad
dispuesta a trabajar en consenso y, por primera vez, des-
politizada y con intereses colectivos deļ¬nidos y trasparen-
tes En todo caso, el Gobierno tiene que emplearse a fondo
para la implantaciĆ³n de nuevas medidas en un escenario que
presenta mucho riesgo polĆ­tico. Si el ļ¬nanciamiento exter-
no no pudiese materializarse, porque no lograse el soporte
necesario que se requiere de la Asamblea Legislativa para
adicionales reformas, el gasto deberĆ” ser irremediablemen-
te reducido para evitar el incumplimiento de compromisos
ļ¬nancieros a corto plazo en el mercado domĆ©stico.
SECTOR EXTERNO Y DEUDA
El dĆ©ļ¬cit en cuenta corriente externo crĆ³nico se redujo en
2009, aun cuando se prevƩn leves incrementos para 2011 y
2012. El saldo de la deuda del sector pĆŗblico en relaciĆ³n con
el PIB, ya mencionada, es preocupante: 52,2% en 2009, con
posibilidad de llegar a 55,o% en 2011, en un escenario pesi-
mista, y reducirse hasta 51,5% en un escenario optimista, lo
que se constituye en uno de los principales obstƔculos para
19
las posibilidades de crecimiento del paĆ­s. La deuda externa
con respecto a la deuda total del paĆ­s fue de 60,5 % para
2009, y su importancia en la estructura de la deuda total se
estima que persistirĆ” en los siguientes dos aƱos. La inversiĆ³n
extranjera directa en relaciĆ³n con el PIB se ha reducido 2,7%
en comparaciĆ³n 6,9%.
Aspectos monetarios vulnerabilidad externa
e indicadores de liquidez
Entre los aspectos de mayor relevancia de este apartado,
ademĆ”s de que se mantiene la dolarizaciĆ³n, se encuentra la
menor dinƔmica que presenta la oferta monetaria M2 circu-
lante y cheques de solo 1,2% anual. En igual forma, llama la
atenciĆ³n la reducciĆ³n en el porcentaje del crĆ©dito domĆ©stico
en relaciĆ³n con el PIB: 46,85% en el 2009, el mĆ”s bajo que re-
gistra las cifras disponibles desde el aƱo 2000 (ver anexo). La
baja del crecimiento de la liquidez en el paĆ­s en los Ćŗltimos
aƱos es impresionante, y no por lo que reļ¬‚ejan las cifras a
escala macroeconĆ³mica, sino por lo que personalmente se
escucha del empresario en todo Ɣmbito, principalmente del
pequeƱo y mediano, de sus diļ¬cultades de obtener crĆ©dito
de la banca actual de propiedad extranjera. La relaciĆ³n crĆ©-
dito domestico con respecto al PIB fue de 46,8% en 2009, en
comparaciĆ³n con 52,8% que registrĆ³ 2010. En el pasado mĆ”s
lejano, ese coeļ¬ciente debiĆ³ de haber sido mayor. El ratio
de liquidez actual es de aproximadamente 70.0, comparado
con 114.6 que registrĆ³ el aƱo 2000. El indicador de vulne-
rabilidad externa medido por deuda externa de corto plazo,
mƔs el perƭodo de vencimiento de la deuda externa de largo
plazo, mĆ”s los depĆ³sitos de los no residentes por encima de
un aƱo de vencimiento; todo con respecto al saldo de reser-
vas internacionales (se entiende, en poder del BCR) presenta
una tendencia hacia la baja desde 2005 en que se registrĆ³ el
coeļ¬ciente mĆ”s alto 167.0. Este indicador de vulnerabilidad
externa es estrictamente ļ¬nanciero y diļ¬ere del que se co-
noce en el Ɣrea comercial.
Prospectiva paĆ­s
MƔs allƔ de los problemas del momento, denominados por
la inmensa mayorĆ­a como coyunturales, se encuentran los
20
problemas estructurales del paĆ­s y de toda su existencia
como naciĆ³n. Un acuerdo con el FMI ayuda a la austeridad,
pero limita la libertad de acciĆ³n. Son patrones que se preten-
de adaptarlos a todos los paƭses que optan por prƩstamos
de contingencia y acuerdos de Stand by. El mayor grado de
cumplimiento de metas (referidas generalmente a lĆ­mites
de dĆ©ļ¬cit ļ¬scal y endeudamiento externo pĆŗblico y priva-
do) son necesarios para un gobierno que desea implementar
reformas impositivas sin perder popularidad, escudƔndose
en que existen acuerdos internacionales que respetar, pero
limitan el crecimiento cuando la supervisiĆ³n de los lĆ­mites
de crƩdito entorpece la dinamia productiva de un paƭs. Cuan-
do un paĆ­s como El Salvador pasa por una situaciĆ³n de es-
tancamiento, de falta de credibilidad gubernamental, lĆ­mites
de endeudamiento rebasados y opciones de crecimiento
prĆ”cticamente nulas, y desea concretar un pacto ļ¬scal; un
acuerdo con el FMI (con condiciones ļ¬nancieras extremas,
seguramente) se plantea como salida, y su cumplimiento se
vuelve estratƩgico para acceder a prƩstamos de mayor pla-
zo de otros organismos internacionales, como son el BID y
el BM. El programa de soporte de tres aƱos con el FMI es
el tiempo justo y necesario para que el paĆ­s tenga la opor-
tunidad de recuperarse de los efectos de la crisis, que han
sido mƔs profundos y dilatados en El Salvador que en otros
paĆ­ses vecinos, que estaban productiva y ļ¬nancieramente
preparados. Tres aƱos tambiĆ©n son el tiempo suļ¬ciente para
respaldar el pacto ļ¬scal y la reforma ļ¬scal que ello conlleva,
y asĆ­ sentar las pautas del programa social ambicioso que el
Gobierno actual quiere implantar. Incluso el programa, como
un todo, servirĆ­a para que la comunidad ļ¬nanciera se consti-
tuya en un catalizador de la capacidad del paĆ­s en el manejo
de un programa ļ¬nanciero integral.
Cuando la situaciĆ³n es crĆ­tica, ā€“como es el caso de El Salva-
dorā€“, el poder de negociaciĆ³n es bastante limitado y estĆ” ex-
puesto a una ā€œcondicionalidad duraā€ que atenta contra su in-
dependencia de gobernar. El FMI ha sido bastante criticado y
ha cargado con la culpabilidad de los desajustes ļ¬nancieros
profundos (chivo expiatorio) de varios paĆ­ses. Sin embargo,
el beneļ¬cio de la duda persiste, sobre todo para paĆ­ses que
se caracterizan por una polarizaciĆ³n polĆ­tica extrema, que no
da cabida al consenso requerido para implantar polĆ­ticas que
se vuelven oportunas y necesarias. Un ejemplo es la reforma
ļ¬scal, en la cual el FMI solo ļ¬ja metas (cuotas, saldos, lĆ­mi-
tes), pero no se inmiscuye en la calidad del ajuste; y es aquĆ­
donde un gobierno no comprometido debe de aprovechar
para establecer una polĆ­tica ļ¬scal que, ademĆ”s de lograr la
austeridad, permita cumplir por primera vez con el principio
de equidad, objetivo por excelencia de esa polĆ­tica.
El gobierno actual tiene la oportunidad de un nuevo arreglo
con el FMI y de negociar un nuevo programa de soporte con
el FMI (en febrero de 2009 se realizĆ³ un acuerdo). Un nuevo
acuerdo podrƭa ser un arreglo de tres aƱos para fundamen-
tar una conļ¬abilidad en la preservaciĆ³n de una estabilidad
macroeconĆ³mica. Se ha tenido acceso al reporte del aƱo
pasado del staff del FMI, en el cual se proponĆ­a un nivel de
acceso de 300% de cuota (SDR 513.9 millones), con un segui-
miento de revisiones semestrales. Existen consideraciones
de orden tƩcnico de mucho fondo que ameritan un anƔlisis
exhaustivo, y personalmente considero que muchas de ellas
le darĆ­an fortaleza a un pacto ļ¬scal y a una polĆ­tica ļ¬nanciera
adecuada, considerando los tiempos difĆ­ciles que atraviesa
el paƭs; pero son las autoridades polƭticas las que tomarƔn las
decisiones en las cuales el costo polĆ­tico prevalecerĆ”.
1/ REFERENCIAS
- Reportes del Banco Central y pƔgina web de esa misma enti-
dad. Informes de coyuntura econĆ³mica de Fusades
- Fuentes disponibles de datos: MisiĆ³n del Fondo Monetario In-
ternacional y MoodyĀ“s Statistical Handbook Country Credit.
Noviembre de 2010.
20
21
Del entrampamiento perfecto
a la transformaciĆ³n de El Salvador
en la primera mitad del siglo XXI
Alberto Arene
EconomĆ­sta, asesor de la rectoria y miembro del Senado Consultivo de la UTEC.
IntroducciĆ³n
U
n sentimiento cada vez mƔs generalizado de pesimis-
mo, incertidumbre e impotencia se ha apoderado de
los salvadoreƱos en los Ćŗltimos aƱos. Algunos de los factores
que lo explican son: el deterioro de la situaciĆ³n econĆ³mico-
social y la ausencia de un horizonte de certidumbre y progre-
so; los altĆ­simos niveles de criminalidad e impunidad diversa;
y el conocimiento ciudadano de la mediocridad, corrupciĆ³n
y falta de talante democrƔtico y modernizador de una buena
parte del liderazgo de la irreformable partidocracia.
La situaciĆ³n que hoy vivimos es producto de los efectos eco-
nĆ³micos y sociales acumulados de la guerra (1980-1991) y
de la instalaciĆ³n del modelo patrimonialista/neoliberal en el
Ć”mbito polĆ­tico-institucional y econĆ³mico-social en la post-
guerra (1991-2009). Este se caracterizĆ³ por un decreciente
crecimiento econĆ³mico y una limitada integraciĆ³n social que
insertĆ³ al paĆ­s a la globalizaciĆ³n, al revĆ©s, ā€œexportandoā€ mu-
cha gente, importando muchos bienes y servicios, y expor-
tando muy pocos. Una economĆ­a cada vez mas incapaz de
producir, redistribuir riqueza y crecer y un sistema polĆ­tico
fueron incapaces de realizar las reformas para profundizar
y consolidar la democracia y desarrollar la institucionalidad.
Es este modelo el que nos llevĆ³ a la crisis actual, agudizada
por los efectos de la crisis econĆ³mica internacional. Es este
modelo el que estĆ” histĆ³ricamente agotado.
Por eso aļ¬rmamos que la problemĆ”tica que enfrentamos es
de naturaleza estructural, y su superaciĆ³n depende, priorita-
riamente, de una nueva visiĆ³n y una estrategia de desarrollo
que sean capaces de generar un gran respaldo y fuerza na-
cional con gran apoyo regional e internacional, para su pro-
gresiva implantaciĆ³n. Esto tomarĆ” muchos aƱos y una enor-
me determinaciĆ³n y constancia de las fuerzas democrĆ”tico-
progresistas y de la modernidad. Pero debemos comenzar, y
avanzar sin tregua ni pausa hasta que volvamos realidad una
naciĆ³n democrĆ”tica, segura, prĆ³spera y solidaria que vea su
futuro con alegrĆ­a y conļ¬anza.
Ser territorialmente pequeƱos no nos obliga ni compromete
a seguir pensando y actuando en pequeƱo. Debemos pensar
y actuar en grande.
I. Antecedentes histĆ³ricos
Un siglo durĆ³ aproximadamente el llamado capitalismo oli-
gĆ”rquico salvadoreƱo (1880-1980). SurgiĆ³ a partir de una ma-
22
triz monoproductora-exportadora del cafĆ©, el Ćŗltimo cuarto
del siglo XIX, consolidƔndose en el primer cuarto del siglo
XX, conformando con la dictadura militar, hasta ļ¬nales de los
40, una autĆ©ntica ā€œRepĆŗblica cafetaleraā€.
Dicho modelo se transformĆ³ en las tres dĆ©cadas siguientes
(1950-1970) con la diversiļ¬caciĆ³n del modelo agroexpor-
tador (cafĆ©, algodĆ³n, caƱa de azĆŗcar, camarones) y con el
impulso de un modelo de industrializaciĆ³n ligera de bienes
de consumo, posibilitando altas de crecimiento y el surgi-
miento de las clases medias urbanas. Dicha industrializaciĆ³n
fue posible con la creaciĆ³n del Mercado ComĆŗn Centroame-
ricano que dio lugar a una suma de pequeƱos mercados en
expansiĆ³n protegidos por un arancel comĆŗn subregional,
estimulando y viabilizando un proceso de industrializaciĆ³n
sustitutiva de importaciones en los mercados nacionales, y
de exportaciones a los mercados centroamericanos primero
y al exterior despuƩs.
Este modelo econĆ³mico se desmantelĆ³ progresivamente en
las siguientes tres dƩcadas (1980-2010). Primero en los 80
con la reforma agraria y la nacionalizaciĆ³n de la banca y del
comercio exterior, las guerras y las crisis prolongadas en El
Salvador y el CA-4. Luego, con la llegada de Arena al poder li-
derado por un grupo empresarial modernizante, que impulsĆ³
en los 90 un nuevo modelo de liberalizaciĆ³n de mercados y
privatizaciones de la banca, los seguros, el sistema de pen-
siones, las telecomunicaciones y la distribuciĆ³n de la energĆ­a
elƩctrica, cuyas compaƱƭas desarrollaron nacional y regio-
nalmente, vendiƩndolas a grupos extranjeros en la primera
dƩcada del siglo XXI.
Un nuevo modelo econĆ³mico, liderado en sus inicios por Fu-
sades, y la reforma polĆ­tica e institucional resultante de los
acuerdos de paz fueron los dos ejes del proyecto polĆ­tico-
econĆ³mico hegemĆ³nico en El Salvador en las Ćŗltimas dos
dĆ©cadas. Pero este proyecto no se implantĆ³ consistente y
sostenidamente segĆŗn el diseƱo original de Fusades apoya-
do por el Dr. Harberger, de la Universidad de Chicago, quiƩn
propuso un modelo de crecimiento liderado por las exporta-
ciones. Su ejecuciĆ³n especĆ­ļ¬ca en los tres primeros gobier-
nos de Arena fue determinada considerablemente por los
23
intereses particulares del grupo empresarial modernizante
liderado por el empresario y presidente del primer Gobierno
de Arenero, Alfredo Cristiani.
El modelo y/o esquema econĆ³mico especĆ­ļ¬co que se impuso
y ejecutĆ³ se agotĆ³ progresivamente a partir de 1997: 1) con
el prolongado estancamiento del crecimiento econĆ³mico,
con una macroeconomĆ­a estructuralmente desequilibrada
y desestabilizada ā€“dĆ©ļ¬cits comercial y ļ¬scal y deuda pĆŗbli-
ca en los lĆ­mites superioresā€“ y un rĆ©gimen dolarizado que
congelĆ³ el tipo de cambio, eliminando la autoridad y polĆ­tica
monetaria; y 2) con el estancamiento e involuciĆ³n polĆ­tica/
institucional prolongados, desde que se implantaron la pri-
mera generaciĆ³n de reformas resultantes de los acuerdos
de paz (1992-1996).
Adicionalmente, los efectos de la crisis econĆ³mico-ļ¬nancie-
ra internacional, la llegada de la izquierda al gobierno en el
2009, la crisis y divisiĆ³n de la derecha y la profunda recom-
posiciĆ³n polĆ­tica en curso terminaron de darle el golpe de
gracia al modelo llamado neoliberal, ejecutado bajo una im-
pecable lĆ³gica patrimonialista, agotĆ”ndose progresivamente
el modelo/esquema econĆ³mico gestionado en las Ćŗltimas
dos dƩcadas.
II. La globalizaciĆ³n y la centroamĆ©rica de dos
velocidades
Con los acuerdos de paz ļ¬nalizaron las guerras y se fundaron
las democracias por primera vez en la historia de Guatema-
la, Honduras, El Salvador y Nicaragua (CA-4), coincidiendo la
post guerra frĆ­a y la globalizaciĆ³n de los 90 con la profundi-
zaciĆ³n de la ofensiva neoliberal iniciada en los 80 en Latino-
amƩrica.
Durante las guerras y la crisis de 1979 a 1990, el Producto in-
terno bruto (PIB) per cƔpita se redujo 20% en el CA-4, mientras
en Costa Rica y PanamĆ”, sin guerras, se redujo 6%. De 1991 al
2010 el CA-4 creciĆ³ solo 34.1%, mientras Costa Rica y PanamĆ”
crecieron 80%. En el 2010 el PIB per cƔpita del CA-4 fue solo
5.8% mayor al de 1978 ā€“el mĆ”ximo nivel de la pre-guerraā€“,
mientras el de Costa Rica y PanamĆ” fue 78% mayor. Fue en
el perƭodo de paz y democracia que la CentroamƩrica del sur
dejĆ³ muy atrĆ”s a la del norte, profundizĆ”ndose la CentroamĆ©-
rica de dos velocidades. Su inserciĆ³n diferente a la globaliza-
ciĆ³n en las Ćŗltimas dos dĆ©cadas explicarĆ­a semejante brecha.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base a datos del Banco Mundial.
24
La nueva recomposiciĆ³n geopolĆ­tica y geoeconĆ³mica trans-
formĆ³ radicalmente el contexto estratĆ©gico internacional. El
capitalismo global, la liberalizaciĆ³n y la apertura de las eco-
nomĆ­as de mercado, la exacerbaciĆ³n de la competencia y la
conformaciĆ³n de grandes bloques econĆ³mico-comerciales
en el marco de un nuevo orden hegemĆ³nico internacional
democrƔtico-conservador, tenderƭan a ser, en adelante, refe-
rentes determinantes de una nueva Ć©poca histĆ³rica con un
proceso de creaciĆ³n y concentraciĆ³n acelerada de riqueza
a escala global.
Paralela y sinĆ©rgicamente la revoluciĆ³n cientĆ­ļ¬co-tecnolĆ³gi-
ca y la nueva era digital y de las comunicaciones, en la lla-
mada aldea global abrieron un profundo cambio civilizatorio,
un cambio de Ć©poca que transformĆ³ progresiva e irreversi-
blemente el funcionamiento societal a escala mundial.
Las dos dƩcadas de la postguerra en CentroamƩrica (1990-
2009) donde se implantaron las reformas para desarrollar
la democracia y liberalizar y abrir las economĆ­as, coinciden
con las dos dƩcadas de las mayores y mas diversas transfor-
maciones comprimidas de la historia de la humanidad: 1) La
caĆ­da del socialismo real y la desintegraciĆ³n de la Ć³rbita so-
viĆ©tica; 2) La conformaciĆ³n de los grandes bloques geopolĆ­ti-
cos y econĆ³micos-comerciales (la UniĆ³n Europea, el bloque
norteamericano, el Asean); 3) El resurgimiento de la demo-
cracia y de los derechos humanos como referente polĆ­tico
fundamental; 4) El desarrollo de la era de la globalizaciĆ³n,
la revoluciĆ³n cientĆ­ļ¬co-tecnolĆ³gica y la sociedad del co-
nocimiento; 5) La liberalizaciĆ³n e internacionalizaciĆ³n de
las inversiones y el comercio acompaƱados del boom del
transporte aƩreo y marƭtimo; 6) La emergencia de China y de
la India como potencias econĆ³micas, que con los tigres asiĆ”-
ticos conforman el eje econĆ³mico de mayor crecimiento en
la economĆ­a, el comercio y el transporte mundial.
Dichas transformaciones cientĆ­ļ¬co-tecnolĆ³gicas, geoeconĆ³-
mico-comerciales y geopolĆ­ticas, y la nueva conļ¬guraciĆ³n
del poder econĆ³mico y polĆ­tico-institucional resultante, pa-
saron a constituir el centro motor de las transformaciones a
escala mundial, determinando los espacios y oportunidades
de las grandes naciones, y de las medianas y pequeƱas na-
ciones de la periferia del sistema mundial, las centroameri-
canas incluidas. Aquellas naciones que no logren insertarse
inteligentemente y saquen el mƔximo provecho de dichas
transformaciones, fortaleciendo la democracia y la institu-
cionalidad y creando competitiva y sostenidamente riqueza,
y distribuyƩndola mucho mƔs equitativamente, someterƭan
a sus pueblos a la pobreza, a la divisiĆ³n, a la confrontaciĆ³n,
a la violencia y a la irrelevancia crecientes, caldo de cultivo
del crimen organizado, del narcotrĆ”ļ¬co internacional y de
los radicalismos y populismos de cualquier signo. La historia
nos enseƱa que ā€œuna vez la gente es desprovista de la espe-
ranza de una mejor vida para ellos y sus hijos, las sociedades
basadas en el consenso muy probablemente fracasarĆ”n.ā€
1
Con la crisis ļ¬nanciera y econĆ³mica internacional y sus
efectos mundiales concluye un ciclo histĆ³rico internacional
de tres dƩcadas de hegemonƭa conservadora con grandes
consecuencias para el mundo y CentroamƩrica: 1) El orden
neoliberal de las Ćŗltimas tres dĆ©cadas ha sido cuestionado
internacionalmente, y un nuevo consenso estarĆ­a surgien-
do en torno al imperativo de una mayor regulaciĆ³n de los
mercados ļ¬nancieros y un papel fortalecido del Estado y de
sus instituciones nacionales e internacionales en el desarro-
llo. La inclusiĆ³n social y la lucha contra la pobreza vuelve a
1
Martin ļæ½olf, prefacio al libroMartin ļæ½olf, prefacio al libro Why Globalization Works.The Case for a Global Market Economy, Yale University Press, 2005.
25
estar en el primer lugar de la agenda internacional en gene-
ral, y de los paƭses centroamericanos en particular, los mƔs
desiguales en LatinoamƩrica, el continente mas desigual del
mundo. 2) Costa Rica y PanamĆ” han entrado en una etapa de
mayor aprovechamiento de la globalizaciĆ³n para profundizar
sus modelos de desarrollo, siendo sus Ć­ndices de desarrollo
humano y sus perspectivas de crecimiento mucho mƔs alen-
tadores. 3) Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador,
cada uno con sus particularidades, experimentan prolon-
gados deterioros polĆ­tico-institucionales y estancamientos
econĆ³mico-sociales, identiļ¬cĆ”ndose claramente una Cen-
troamĆ©rica de dos velocidades: ā€œHay una CentroamĆ©rica de
dos velocidades: una al sur que crece y avanza con mayor
claridad de propĆ³sitos (Costa Rica y PanamĆ”), y otra al norte
del rĆ­o San Juan, lerda y empantanada, que no acaba de deļ¬-
nir rumbo y apuesta estratƩgica (Guatemala, Honduras,
El Salvador y Nicaragua)ā€¦ā€
2
4) Un nuevo ā€œparadigmaā€ y
eje latinoamericano de gobiernos impulsa, desde el poder,
un nueva ā€œopciĆ³n de desarrollo y emancipaciĆ³n de los pue-
blosā€ con el llamado ā€œsocialismo del siglo XXIā€, con estra-
tegias especĆ­ļ¬cas de implantaciĆ³n en Nicaragua, Honduras
y El Salvador, sacando provecho del agotamiento histĆ³rico
del modelo polĆ­tico-institucional y econĆ³mico-social de las
Ćŗltimas dos dĆ©cadas.
Mientras el CA-4 se insertĆ³ a la globalizaciĆ³n al revĆ©s, ā€œex-
portandoā€ mucha gente y pocos bienes y servicios, Costa
Rica y PanamĆ” hicieron lo contrario, habiendo creado las
condiciones para que esto fuera posible. Es imperativo la
transformaciĆ³n del agotado modelo polĆ­tico-institucional y
econĆ³mico-social de la post guerra en Guatemala, Honduras,
El Salvador y Nicaragua.
III. El agotamiento del modelo econĆ³mico-
social y polĆ­tico-institucional de la post-
guerra en El Salvador
En su dimensiĆ³n polĆ­tico-institucional, tal modelo se centrĆ³
en la desmilitarizaciĆ³n de la sociedad y la supeditaciĆ³n de las
Fuerza Armada al poder civil, asĆ­ como en la garantĆ­a formal
de los derechos humanos, civiles y polĆ­ticos. Pero no avanzĆ³
en los derechos econĆ³micos y sociales, en la promociĆ³n y
fortalecimiento de la cultura democrƔtica, ni en las reformas
polĆ­tico-institucionales de segunda generaciĆ³n, que habrĆ­an
priorizado la transformaciĆ³n del Ɠrgano Judicial, del Ministe-
rio PĆŗblico, de la Corte de Cuentas y del sistema de partidos
polĆ­ticos, cuyo anquilosamiento estĆ” en el origen de la de-
bilidad institucional que padecemos. Los partidos polĆ­ticos
en El Salvador, y en particular en el CA-4 en general, son el
eslabĆ³n mĆ”s dĆ©bil de la democracia y el origen Ćŗltimo de la
debilidad del resto de instituciones democrƔticas.
3
Como es
conocido en el anƔlisis de sistemas, un sistema es tan fuerte
como lo es su eslabĆ³n mĆ”s dĆ©bil.
En su dimensiĆ³n econĆ³mico-social, el modelo de la post
guerra fue de baja inversiĆ³n y lento crecimiento, impulsado
no por la producciĆ³n y las exportaciones, sino por el con-
sumo y las importaciones ļ¬nanciados por remesas familia-
res crecientes a partir del Ʃxodo de mƔs de dos millones de
salvadoreƱos que, desde el inicio de los 80, salieron hacia
Estados Unidos, CanadĆ”, Australia y otros paĆ­ses, producto
de la guerra y de la falta de oportunidades. Las migraciones
y las remesas familiares, ademƔs de equilibrar las cuentas
externas y paliar los dĆ©ļ¬cits de la economĆ­a familiar, fueron
la principal fuente de movilidad social, ocultando asĆ­ la au-
sencia tanto de una polĆ­tica productiva-exportadora como
de una verdadera polĆ­tica social.
2
Roberto Rubio, ā€œLa CentroamĆ©rica de dos velocidadesā€, La Prensa GrĆ”fica, 8 de marzo, 2010
3
El tĆ©rmino ā€œel eslabĆ³n mĆ”s dĆ©bilā€ fue tomado de Thomas Carothers, ā€œConfronting the Weakest Link. Aiding Political Parties in New Democraciesā€. Carnegie Endowment for
International Peace.ļæ½ashington D.C. 2006.
26
4
Los datos presentados a continuaciĆ³n incluyen la mĆ”s reciente actuzalizaciĆ³n presentada por el presidente del Banco Central de Reserva el 7 de Abril del 2011.
De esta manera, la inserciĆ³n a la globalizaciĆ³n de El Salvador promovida por este modelo ha sido considerablemente impro-
ductiva, pues no se basa en el estĆ­mulo y promociĆ³n de inversiones nacionales y extranjeras para incrementar sostenida-
mente la producciĆ³n y exportaciĆ³n de bienes y servicios diversos, sino en la ā€œexportaciĆ³nā€ masiva de gente y en la impor-
taciĆ³n masiva de bienes y servicios.
AsĆ­, sin estrategia de desarrollo productivo-exportador y de incorporaciĆ³n del progreso tĆ©cnico, los diversos tratados de libre
comercio han disparado el dĆ©ļ¬cit comercial, sin que se atrajese inversiĆ³n y tecnologĆ­a extranjeras para fortalecer la base
productiva y exportadora nacional, crear empleos de mejor calidad y generar y multiplicar ingresos diversos.
Los resultados son contundentes:
4
1) Crecimiento econĆ³mico lento y decreciente: de un crecimiento anual de 2,6% del PIB
per cƔpita en los 90, a un crecimiento de solo 1,7% anual en la primera dƩcada del 2000. En el 2010, el PIB per cƔpita de El
Salvador fue apenas 15 % mayor que el nivel histĆ³rico mĆ”ximo previo a la guerra (1978).
2) Crecimiento del Consumo mayor que la ProducciĆ³n: La producciĆ³n fuĆ© mayor que el consumo entre 1% y 5% de 1990 a
1998, decreciendo desde entonces hasta equilibrarse en el 2003-2004. Desde entonces el consumo superĆ³ a la producciĆ³n
en 2.4% en el 2005, 3.7% en el 2006, 6.1% en el 2007 y 7.6% en el 2008 consolidĆ”ndose un patrĆ³n de crecimiento del consu-
mo mayor que la producciĆ³n.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base a datos del Banco Mundial.
2010
2008
2006
2004
2002
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
1964
1962
1960
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base a datos del Banco Central de Reserva.
27
3) Creciente dĆ©ļ¬cit comercial: de un dĆ©ļ¬cit anual de 10,6% del PIB en los 90 a un dĆ©ļ¬cit del 18% del PIB en la dĆ©cada del 2000
(18% en el 2008; 23% en el 2009; 17,5% en el 2010).
4) Creciente dĆ©ļ¬cit ļ¬scal: de un dĆ©ļ¬cit anual de 1,8% del PIB en los 90 a un dĆ©ļ¬cit de 3,4% del PIB en los 2000 (alcanzando
5,6% el 2009 y 4,2% en el 2010).
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del Ministerio de Hacienda.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del Banco Central de Reserva.
28
5) Creciente endeudamiento pĆŗblico: del 59% del PIB en 1991 al 33% en el 1998; 53% el 2009 y 56% en el 2010, nivel de en-
deudamiento que tiende a aumentar y aproximarse al nivel que tuvimos al ļ¬nalizar la guerra.
6) Los salarios mĆ­nimos reales, al ļ¬nalizar la dĆ©cada de los 2000 son equivalentes a los de principios de la dĆ©cada de los 90.
No obstante el bajo crecimiento promedio de la economƭa y una dƩbil polƭtica social, la pobreza se redujo de 59% en 1990 a
37,8% en el 2009, lo que se explica principalmente por las migraciones de dos millones de salvadoreƱos y 40 mil millones de
dĆ³lares, aproximadamente, de remesas familiares en las Ćŗltimas dos dĆ©cadas. Las remesas familiares, ademĆ”s de equilibrar
las cuentas externas y paliar los dĆ©ļ¬cits de la economĆ­a familiar, fueron la principal fuente de movilidad social, ocultando la
ausencia de una polĆ­tica productiva-exportadora y de una verdadera polĆ­tica social.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos de la Digestyc y del Ministerio de EconomĆ­a.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del Ministerio de Hacienda.
29
De esta manera, la inserciĆ³n a la globalizaciĆ³n de El Salvador
promovida por este modelo ha sido improductiva, pues no se
basa en el estĆ­mulo y promociĆ³n de inversiones nacionales y
extranjeras para incrementar sostenidamente la producciĆ³n
y la exportaciĆ³n de bienes y servicios diversos, sino en la
ā€œexportaciĆ³nā€ masiva de gente y la importaciĆ³n masiva de
bienes y servicios. Es un modelo de inserciĆ³n al revĆ©s, que ha
ā€œexportadoā€ mucha gente, importado muchos bienes y servi-
cios y exportado relativamente pocos.
Sin motores del crecimiento, con grandes desequilibrios ma-
croeconĆ³micos, endeudamiento pĆŗblico altos y crecientes,
el agotamiento del modelo nos ha conducido a la crisis es-
tructural actual, que se agravarĆ” aĆŗn mĆ”s por la disminu-
ciĆ³n irreversible de las migraciones y de las remesas, y por
la crisis ļ¬scal del Estado. Bajo el modelo actual, el Estado ya
no puede hacer frente ni a las obligaciones mĆ­nimas de la
deuda pĆŗblica, social, medioambiental y de infraestructura ni
a futuros y probables desastres naturales y crisis econĆ³mico-
ļ¬nancieras internacionales.
NingĆŗn paĆ­s puede subsistir ni desarrollarse consumiendo
mƔs de lo que produce, exportando pocos bienes y servicios
e importando casi todo con los ingresos del Ć©xodo masivo de
su gente. AĆŗn menos cuando las remesas son irreversible-
mente decrecientes. Este es el caso de El Salvador y tambiƩn
del CA-4.
La situaciĆ³n nacional es de una complejidad mucho mayor
de lo que una buena parte del liderazgo nacional comprende
o estĆ” dispuesto a aceptar. El agotamiento histĆ³rico del mo-
delo polĆ­tico-institucional y econĆ³mico-social de las Ćŗltimas
dos dƩcadas ha generado y explica esta crisis estructural.
EntiƩndase: el modelo de la post guerra ya no da para mƔs.
La situaciĆ³n nacional solo podrĆ” mejorar sustancialmente
cuando se instale una nueva visiĆ³n y estrategia de desarro-
llo de la naciĆ³n de mediano y largo plazo que pueda, com-
petitiva y sostenidamente, crear riqueza y distribuirla mejor,
asegurando la gobernabilidad democrƔtica y la seguridad
pĆŗblica, impulsando para ello, sin tregua ni pausa, las refor-
mas estructurales que sean necesarias. Esto requiere de una
nueva mayorĆ­a polĆ­tica y social capaz de impulsar un nuevo
consenso estratƩgico nacional para la prosperidad y la go-
bernabilidad democrƔtica sostenida.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del BCR y EHPM.
30
IV. La herencia que recibiĆ³ el Gobierno
de Funes: el entrampamiento perfecto
Cuando Mauricio Funes fue electo presidente de la RepĆŗblica
el 15 de marzo de 2009 ā€“despuĆ©s de veinte aƱos consecuti-
vos de gobiernos de Arenaā€“, la situaciĆ³n del paĆ­s estaba muy
deteriorada. La crisis ļ¬nanciera internacional habĆ­a golpeado
severamente estructuras econĆ³micas, sociales, de seguridad
e institucionales muy precarias, afectando mƔs fuertemente
a El Salvador que al resto de paĆ­ses latinoamericanos, solo
despuĆ©s de MĆ©xico, conļ¬gurĆ”ndose la tormenta perfecta.
Desde entonces comenzĆ³ a enfrentar la severa crisis econĆ³-
mica, social y de seguridad con limitados recursos ļ¬nancie-
ros e institucionales y las mayores expectativas histĆ³ricas de
cambio: el entrampamiento perfecto.
En mayo de 2009, el gobierno saliente y el entrante, acorda-
ron un plan ļ¬nanciero de $2,753.5 millones de dĆ³lares que
aprobĆ³ la Asamblea Legislativa, $950 millones provenientes
de organismos multilaterales ļ¬nancieros y $1.803.5 millones
de la emisiĆ³n y colocaciĆ³n de bonos. De los $950, 650 se re-
orientaron para apoyo presupuestario, incluidos 200 para ļ¬-
nanciar necesidades urgentes de caja, y $300 para proyectos
de inversiĆ³n social, mientras los $1.803.5 millones de dĆ³lares
restantes sirvieron para reestructurar la deuda de corto a
largo plazo ($800 millones, para el pago anticipado o vencido
de la deuda de los Eurobonos ($653.5millones, para cancelar
los certiļ¬cados ļ¬duciarios de educaciĆ³n, paz social y segu-
ridad ciudadana emitidos en el 2007 ($183 millones y para
completar las inversiones de obras en educaciĆ³n y seguridad
pĆŗblica no cubiertas con dicho ļ¬deicomiso ($167 millones.
La deuda pĆŗblica neta en el 2009 se incrementĆ³ sustancial-
mente, pero mejorĆ³ su perļ¬l ļ¬nanciero, disminuyendo sus
tasas de interĆ©s y transformando las tasas variables en ļ¬jas,
y aumentando el perĆ­odo de vencimiento.
Sin autoridad ni polĆ­tica monetaria y una banca de fomento
reducida a su mĆ­nima expresiĆ³n, con una banca privada sin
otorgar crĆ©ditos para la actividad econĆ³mica, la productiva
en particular, el nuevo gobierno tuvo limitados recursos y
herramientas para enfrentar semejante caĆ­da de los ingre-
sos, de la demanda y del empleo, mientras la economĆ­a de
Estados Unidos solo comenzĆ³ su recuperaciĆ³n nueve
meses despuƩs.
El dĆ­a de la toma de posesiĆ³n respecto al aƱo anterior, las
remesas familiares fueron 10% menores, las exportaciones
16% y las importaciones 29%. El producto interno bruto (PIB)
se redujo ese aƱo 4,6%, el dĆ©ļ¬cit ļ¬scal se incrementĆ³ al 5,6%
y la deuda pĆŗblica al 53%.
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del BCR y el Ministerio de Hacienda.
31
Los homicidios dolosos aumentaron 40% en el primer semestre del 2009 respecto al 2008, para un aumento de la tasa anual
de 36%, incrementƔndose de 55 a 72 por cien mil habitantes, de 3.179 homicidios en el 2008 a 4.349 en el 2009.
El gasto en salud en el 2008 fue del 1,14% del PIB (frente
al 6,4% en LatinoamƩrica) y 7,6 % del presupuesto nacio-
nal. El sistema de salud heredado se caracterizĆ³ por la baja
inversiĆ³n en salud pĆŗblica y la baja cobertura de la red de
servicios, de medicamentos, dĆ©ļ¬cits de personal, e infraes-
tructura y equipos inadecuados y obsoletos.
El gasto en educaciĆ³n en el 2008 fue 2,78 % del PIB (frente a
7,3% en AmƩrica Latina) y 18,4% del presupuesto nacional.
27% del grupo en edad escolar se encontraba fuera del sis-
tema, la tasa de deserciĆ³n era de 6,2%, la tasa de repitencia
global de 4.9%, la nota promedio global real de la Prueba de
Actitudes y Aprendizaje para Egresados de EducaciĆ³n Me-
dia (Paes) fue de 4.99. Las nuevas autoridades encontraron
ausencia de estudios que orienten la creaciĆ³n de carreras
universitarias segĆŗn las necesidades del paĆ­s, gran atraso
en la enseƱanza de las ciencias, matemƔticas y lenguaje en
todos los niveles, limitado desarrollo del arte, la cultura, la
recreaciĆ³n, el deporte y la investigaciĆ³n cientĆ­ļ¬ca, y una fal-
ta de vinculaciĆ³n de la escuela con la comunidad.
En sĆ­ntesis, el gobierno de Funes heredĆ³ una enorme deuda
social acumulada en un paĆ­s sin institucionalidad y con alta
polarizaciĆ³n polĆ­tica y conļ¬‚ictividad social agravadas por la
crisis, volviĆ©ndose el diĆ”logo y la negociaciĆ³n un recurso
obligado del nuevo Gobierno.
En lo polĆ­tico, las tensiones del presidente y su equipo con la
dirigencia del FMLN se agudizaron con la elecciĆ³n del Gabi-
nete de Gobierno, de los directores de las instituciones au-
tĆ³nomas y de algunos embajadores y con la polĆ­tica exterior,
que subrayĆ³ su identiļ¬caciĆ³n polĆ­tico-ideolĆ³gica y alianza
estratƩgica con Lula y Obama, no con Castro y ChƔvez. Aun-
que sin mayorĆ­a polĆ­tica en el parlamento, su equidistancia
con el FMLN, su relaciĆ³n con el expresidente Saca y la divi-
siĆ³n de la derecha, y su gran popularidad incrementada por
los tres factores mencionados, le darĆ­an un mayor margen
de maniobra para comenzar a gobernar.
Pero, al conocer con mayor profundidad la cruda situaciĆ³n
heredada, el presidente no informĆ³ a la ciudadanĆ­a opor-
tunamente y con suļ¬ciente claridad de la gravedad de la
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del Observatorio Centroamericano sobre violencia.
32
situaciĆ³n, lo que fue aprovechado por sus adversarios, poco
tiempo despuƩs, para responsabilizarlo del deterioro de la
situaciĆ³n nacional. Para algunos personeros de la derecha
ā€œā€¦ las cosas estaban bastante bien hasta que llegaron estos
izquierdistasā€ ā€¦ o, mĆ”s bien, ā€œdesde los Ćŗltimos dos aƱos de
Saca y el primero de Funes y el FMLNā€¦ā€.
La tormenta perfecta que le cayĆ³ a Funes el dĆ­a siguiente del
triunfo electoral y el entrampamiento perfecto con el que
el presidente iniciĆ³ su nuevo gobierno mostraron sus limi-
tados mƔrgenes de maniobra de partida, determinando su
caracterĆ­stica principal: gobierno de contenciĆ³n de la crisis
econĆ³mica, social y polĆ­tica.
V. El Gobierno y la economƭa. DesempeƱo
y perspectivas
Pero el nuevo gobierno tenĆ­a una importante agenda de re-
formas del sistema econĆ³mico, social y polĆ­tico-institucional
e intentarĆ­a hacer ambas cosas, contener la crisis e impulsar
la reforma del sistema, partiendo de limitados recursos y de
un alto endeudamiento, de una mayorĆ­a polĆ­tica precaria y de
una situaciĆ³n internacional marcada por la crisis econĆ³mico-
ļ¬nanciera y la disminuciĆ³n de la cooperaciĆ³n al desarrollo.
En este contexto analizaremos su desempeƱo de junio 2009
a febrero 2011.
Pese a la compleja situaciĆ³n heredada, el Gobierno: 1) Ha
contenido parcialmente la crisis econĆ³mico-social y la crisis
de seguridad pĆŗblica; 2) Ha impulsado la refundaciĆ³n de la
polĆ­tica econĆ³mica, social y de seguridad, poniendo las pri-
meras bases de un nuevo modelo polĆ­tico-institucional y eco-
nĆ³mico-social esbozado en el Plan Quinquenal de Desarrollo
2010-2014; 3) Ha logrado un sĆ³lido posicionamiento interna-
cional de amplia interlocuciĆ³n y credibilidad en funciĆ³n de
intereses nacionales y centroamericanos.
El Gobierno le ha apostado a lo social con mƔs de lo que pue-
de y tiene, ļ¬jĆ”ndole la crisis ļ¬scal lĆ­mites insuperables. No es
un tema de voluntad polĆ­tica sino de recursos. El Gobierno
estƔ reestructurando la banca de fomento suministrƔndole
200 millones de dĆ³lares cuyo multiplicador generarĆ­a varios
cientos de millones mƔs de crƩditos a la pequeƱa y media-
na agricultura e industria, viabilizando el Plan de Agricultura
Familiar y el Plan EstratƩgico de la CONAMYPE. El Plan Inte-
grado de EconomĆ­a contribuirĆ”, en el mediano plazo, a una
mayor competitividad y a una mejor inserciĆ³n internacional;
y el Plan de Turismo tiene gran potencialidad de generaciĆ³n
de empleo e ingresos.
La decisiĆ³n de la ANEP de no discutir un pacto ļ¬scal en el Con-
sejo EconĆ³mico-Social (CES) llevarĆ­a al Gobierno a presentar
un borrador de ley de reforma ļ¬scal para su aprobaciĆ³n en
el 2011 con el apoyo de una parte del CES. La confrontaciĆ³n
gobierno-gran empresa privada, las proyecciones de debili-
dad de la economĆ­a nacional y la incertidumbre sobre una
eventual victoria del FMLN en las elecciones legislativas del
2012 y presidenciales del 2014, refuerzan los pronĆ³sticos de
escaza inversiĆ³n privada. Este es el gran talĆ³n de Aquiles,
cuya superaciĆ³n es condiciĆ³n necesaria ā€“no suļ¬cienteā€“ de
la sostenibilidad del crecimiento y del pago de las deudas
pĆŗblica y social, y de cualquier progreso.
DespuĆ©s de veinte meses de gobierno, la situaciĆ³n y pers-
pectivas econĆ³micas son de pronĆ³stico reservado, sin que se
vislumbre una clara inļ¬‚exiĆ³n y mejoras sustanciales. Los Ć­n-
dices per cĆ”pita de crecimiento econĆ³mico y de creaciĆ³n de
empleo seguirĆ”n siendo negativos o Ć­nļ¬mos en los prĆ³ximos
aƱos, mientras los dĆ©ļ¬cits comercial y ļ¬scal y el endeuda-
miento pĆŗblico estĆ”n llegando a los lĆ­mites mĆ”ximos permisi-
bles, limitando la polĆ­tica social y la lucha contra la pobreza.
33
La ejecuciĆ³n en el 2011 de $770.5 millones de dĆ³lares de
inversiĆ³n pĆŗblica ($556,2 millones para obras de infraes-
tructura y $204.3 millones para capital humano), las nuevas
polĆ­ticas de agricultura familiar y emprendurismo rural y de
fomento de la pequeƱa y mediana industria, los altos precios
internacionales del cafĆ© y el repunte de la construcciĆ³n en
la economĆ­a de Estados Unidos, deberĆ­an tener un impacto
positivo en el crecimiento y los ingresos pĆŗblicos, contrarres-
tados por los altos precios del petrĆ³leo y de los alimentos.
No obstante, la proyecciĆ³n gubernamental estimada de 2.5%
de crecimiento y de 2.2% del Banco Centroamericano de In-
tegraciĆ³n EconĆ³mica (BCIE) contrastan con el 1% de varios
analistas. Un crecimiento del 2% apenas superarĆ­a el creci-
miento poblacional estimado en 1,6%, sin representar un
punto claro de inļ¬‚exiĆ³n, a dos aƱos y medio de concluir su
mandato y a dos meses y medio de las elecciones legislati-
vas y municipales. Con un crecimiento del 2% en los prĆ³xi-
mos aƱos, la deuda pĆŗblica total podrĆ­a superar el 62% del
PIB en el 2015, segĆŗn el Fondo Monetario Internacional.
El Gobierno deberĆ” priorizar la ejecuciĆ³n de medidas de ge-
neraciĆ³n de ingresos ļ¬scales y de contenciĆ³n del gasto para
disminuir la perspectiva de una crisis de insolvencia despuƩs
de las elecciones del 2012. Aunque el apoyo polĆ­tico de Oba-
ma a Funes sabemos que evitarĆ­a el default.
La visita del presidente Obama a El Salvador, la Ćŗltima sema-
na de marzo 2011, serĆ” fundamental para la estrategia de
seguridad nacional/regional y la concreciĆ³n de una comisiĆ³n
contra la impunidad en CentroamƩrica, y tanto o mƔs para
sostener y mejorar la situaciĆ³n econĆ³mica y social al incluir
a El Salvador como uno de los cuatro paĆ­ses en el mundo el
Ćŗnico en LatinoamĆ©ricaā€“ con el que Estados Unidos impulsa-
rĆ” la Sociedad para el Crecimiento. Esta iniciativa estudiarĆ” la
paradoja salvadoreƱa (uno de los paĆ­ses que mejor cumpliĆ³
con las recomendaciones del Consenso de Washington pero
que ha sido incapaz de generar inversiĆ³n nacional y extran-
jera, y crecer) y apoyarƔ una estrategia mƔs integral para im-
pulsar el crecimiento en los prĆ³ximos aƱos.
El margen de maniobra econĆ³mico y ļ¬scal-ļ¬nanciero que le
queda al gobierno hasta el ļ¬nal de su gestiĆ³n es muy es-
trecho. Mayor endeudamiento ā€“apadrinado polĆ­ticamente en
los organismos multilaterales ļ¬nancierosā€“ y sustanciales pa-
Fuente: ElaboraciĆ³n propia con base de datos del BCR y el Ministerio de Hacienda.
34
5
Programa que funcionarĆ­a a traves de emisiones de bonos respaldados por el Gobierno de los Estados Unidos con el apoyo de la banca privada que opera en el paĆ­s. El
gobierno salvadoreƱo ha presentado al de los Estados Unidos una lista de varios proyectos por un monto de 1000 millones de dĆ³lares para financiar diversos proyectos
de infraestructura.
trocinios y donaciones serƔn necesarios de Washington para
mantener y mejorar un poco la situaciĆ³n hasta el ļ¬nal del
mandato del Gobierno de Funes: renovaciĆ³n del TPS, aproba-
ciĆ³n de una segunda fase del Fomilenio, la Iniciativa (Bridge
(por sus siglas en inglĆ©s) Fondos de InversiĆ³n para el Desa-
rrollo Sostenible y el Emprendurismo
5
y la plena incorpora-
ciĆ³n inmediata del paĆ­s a la Sociedad para el Crecimiento con
ļ¬nanciamiento internacional, respaldos y donaciones diver-
sas. Esta podrƭa ser la gƩnesis del surgimiento de una nueva
matriz empresarial para la creaciĆ³n de la base productiva y
exportadora que necesitamos.
Washington y el presidente Funes podrĆ­an demostrarle al
mundo que en El Salvador la alianza con Lula/Obama habrĆ­a
dado muchos mayores beneļ¬cios a mucho menor costo que
la alianza con ChƔvez y el Alba. Vaya ironƭa de la historia. El
FMLN nunca imaginĆ³ que la viabilidad ļ¬nanciera del progra-
ma social y econĆ³mico de su gobierno dependerĆ­a, de inicio
a ļ¬n del mandato, del apoyo de los ā€œnefastos organismos
multilaterales ļ¬nancierosā€ y del ā€œimperialismo yankiā€. Gra-
cias al acertado posicionamiento nacional e internacional del
presidente, que tiene con Washington una original y efectiva
palanca negociadora, su matrimonio de conveniencia con el
FMLN, aliado estratƩgico de Castro, ChƔvez y Ortega.
VII. Confrontando y superando
el entrampamiento perfecto
Este entrampamiento perfecto no puede ser confrontado
y superado con las visiones, enfoques y paradigmas tradi-
cionales, ni con la reproducciĆ³n del anacrĆ³nico y nefasto bi-
partidismo polarizante. Nada serƭa mƔs provechoso para el
paĆ­s que la refundaciĆ³n democratizadora y modernizadora
de ambos proyectos polĆ­ticos o el surgimiento de un proyec-
to alternativo que lidere la implantaciĆ³n del nuevo modelo
de desarrollo polĆ­tico, econĆ³mico y social, que exige la cons-
trucciĆ³n del futuro que merece El Salvador. Lo que el paĆ­s re-
quiere es un liderazgo que, con una nueva visiĆ³n y estrategia,
saque al paĆ­s de la crisis y lo enrumbe a la transformaciĆ³n
democrƔtica y al desarrollo integral en este complejo y pro-
fundo cambio global de Ć©poca.
Para salir de este entrampamiento casi perfecto se requiere
una nueva visiĆ³n del desarrollo que, partiendo de las poten-
cialidades de El Salvador, lo inserte mƔs y mejor en Centro-
amƩrica y el mundo. Dos dƩcadas del orden polƭtico y eco-
nĆ³mico de la post guerra estĆ”n llegando a su ļ¬n, sin que
haya surgido todavĆ­a su reforma para enfrentar los rezagos
del siglo XX y los desafĆ­os del XXI.
La nueva visiĆ³n tiene que ser democrĆ”tica, social, productiva,
competitiva y global, centrada en la nueva sociedad mundial
del conocimiento y en el desarrollo cientĆ­ļ¬co-tecnolĆ³gico. Su
punto de partida es priorizar la producciĆ³n de riqueza y su
mejor distribuciĆ³n, y profundizar y consolidar la democracia
y la institucionalidad en un mundo global. El cambio cultural
hacia la creaciĆ³n de riqueza, la estabilidad y la certidumbre
de mediano y largo plazo, y la cooperaciĆ³n y concertaciĆ³n
nacional y subregional estĆ”n a la base de esta visiĆ³n y pers-
pectiva. Quitar los obstĆ”culos y amarras a la inversiĆ³n, la
competencia y la obtenciĆ³n de ganancias son condiciones
esenciales del modelo en el marco del respeto estricto a
las leyes.
El punto de partida de la nueva visiĆ³n es asumir que es impe-
rativa una inserciĆ³n competitiva a la globalizaciĆ³n, que per-
35
mita transformar paulatinamente la estructura productiva y
exportadora de bienes y servicios para acelerar el crecimien-
to. Esto posibilitarĆ­a la superaciĆ³n de los dĆ©ļ¬cits comerciales
y ļ¬scales, la generaciĆ³n de empleos, de salarios e ingresos
familiares, las ganancias empresariales para reinvertir y cre-
cer, y los ingresos ļ¬scales para afrontar progresivamente el
pago de la deuda pĆŗblica, social, medioambiental y de infra-
estructura. Esto solo serĆ” posible con una nueva visiĆ³n y es-
trategia que cree las condiciones polĆ­tico-institucionales que
permitan instalar este nuevo modelo de desarrollo.
Es imperativo el conocimiento de las realidades de la glo-
balizaciĆ³n y de la revoluciĆ³n cientĆ­ļ¬co-tecnolĆ³gica en pleno
siglo XXI y sus implicaciones para la democracia y el desa-
rrollo de las naciones centroamericanas en el complejo es-
cenario de aceleradas transformaciones globales. Y lo es aĆŗn
mƔs para las fuerzas de la democracia y de la modernidad,
que deberĆ­an convertirse en los sujetos de la transformaciĆ³n
requerida. El mundo cambiĆ³ aceleradamente en los Ćŗltimos
veinte aƱos, y aĆŗn mĆ”s lo harĆ” en los prĆ³ximos decenios.
Consecuentemente, el futuro de nuestro paĆ­s no puede ser
rehƩn de los liderazgos polƭticos, empresariales e intelectua-
les cuyo pensamiento quedĆ³ rezagado en la segunda mitad
del siglo pasado.
VIII. La agenda de transformaciones
pendientes
1. Las transformaciones polĆ­tico-institucionales
En su dimensiĆ³n polĆ­tico-institucional, se tendrĆ­an que impul-
sar, al menos, las siguientes reformas:
1) TransformaciĆ³n del sistema electoral y del sistema de
partidos mediante las reformas e implantaciĆ³n de leyes
que aseguren su democracia e institucionalidad interna, el
control de sus fuentes de ļ¬nanciamiento, la formaciĆ³n de
sus militantes y dirigentes para mejorar su visiĆ³n del paĆ­s
y del mundo, asĆ­ como su preparaciĆ³n para ejercer la fun-
ciĆ³n pĆŗblica. Asimismo, se deberĆ” cumplir con la resolu-
ciĆ³n de la Sala de lo Constitucional sobre las candidaturas
no partidarias y el sistema de listas abiertas.
2) TransformaciĆ³n del Ɠrgano Judicial para garantizar que
haya tanto pronta y debida justicia para todos, asĆ­ como
seguridad jurĆ­dica para la inversiĆ³n y los negocios.
3) TransformaciĆ³n de la Corte de Cuentas para asegurar la
probidad de los funcionarios pĆŗblicos en el uso de los re-
cursos del Estado y la erradicaciĆ³n de la corrupciĆ³n.
4) Reformas institucionales que minimicen el tiempo y los
requerimientos para iniciar y ampliar nuevas empresas
productivas y aseguren el cumplimiento de sus responsa-
bilidades tributarias.
5) Reformar y fortalecer el sistema de organizaciĆ³n y defen-
sa de los legĆ­timos derechos de los trabajadores; impulsar
la formaciĆ³n y capacitaciĆ³n permanentes de sus lĆ­deres
sindicales y de los trabajadores; asegurar la democracia
interna y la transparencia en la vida de las organizaciones
de los trabajadores; mejorar las condiciones ambientales
y de seguridad de los centros de trabajo; promover nue-
vos tipos de relaciones obrero-patronales de cooperaciĆ³n;
conciliar las reivindicaciones salariales con las exigencias
de productividad y calidad de las empresas en el Ɣmbito
nacional, regional y global.
6) PromociĆ³n de la cultura democrĆ”tica en el sistema educa-
tivo y los medios de comunicaciĆ³n social.
36
7) Otras reformas jurĆ­dico-institucionales sobre hacienda pĆŗ-
blica (sistema tributario y ļ¬scal, administraciĆ³n ļ¬nanciera
del Estado), descentralizaciĆ³n administrativa y gobiernos
locales; servicio civil, etc.
2. Las transformaciones econĆ³mico-sociales
En su dimensiĆ³n econĆ³mico-social, el nuevo modelo tendrĆ­a
que centrarse en la creaciĆ³n de condiciones atractivas para
estimular la inversiĆ³n nacional y extranjera, promoviendo la
incorporaciĆ³n y difusiĆ³n de la innovaciĆ³n y el progreso tĆ©cni-
co para posibilitar el crecimiento de la producciĆ³n nacional
diversiļ¬cada. Esta sustituirĆ­a importaciones, abastecerĆ­a el
mercado interno y multiplicarĆ­a la exportaciĆ³n de bienes y
servicios de mayor valor agregado y productividad, creando
mƔs y mejores empleos y salarios, y sacando sostenidamen-
te a un nĆŗmero cada vez mayor de familias de la pobreza.
Se trata de pasar de un modelo de consumo y considerable
estancamiento social a uno de acumulaciĆ³n y progreso sos-
tenido econĆ³mico-social. Los tres ejes vertebrales comple-
mentarios de la estrategia deberƔn ser:
1) El aumento de la productividad de los pobres mediante
polĆ­ticas de fomento a la agricultura familiar, el empren-
durismo rural y a la micro, pequeƱa y mediana industria,
incorporando progresivamente a la legalidad al sector in-
formal.
2) La creaciĆ³n cada vez mayor y mĆ”s competitiva de riqueza,
liderada por la inversiĆ³n y tecnologĆ­a extranjera para las
exportaciones al mercado mundial de grandes y media-
nas empresas abastecidas progresivamente de bienes y
servicios producidos por pequeƱas, medianas y grandes
empresas de la subregiĆ³n. Las inversiones entre empresa-
rios internacionales y nacionales serƔn fundamentales.
3) Fortalecer las procuradurĆ­as de la defensa del consumidor,
de las superintendencias de electricidad y comunicacio-
nes, de competencia y del sistema ļ¬nanciero.
Si bien muchas de estas tareas deberƔn de ser enfrentadas
por el Estado en coordinaciĆ³n con el sector privado, hay una
limitaciĆ³n de conocimientos, organizaciĆ³n, recursos y tiem-
po para la innovaciĆ³n tecnolĆ³gica y para estar en condicio-
nes de penetrar los nichos especĆ­ļ¬cos de diferentes merca-
dos a escala internacional, asĆ­ como existen limitaciones de
recursos para la inversiĆ³n multimillonaria en infraestructura,
particularmente en puertos, aeropuertos, carreteras, ferro-
carriles, redes de ļ¬bra Ć³ptica, etc. Esto nos conduce al papel
crucial de la inversiĆ³n y tecnologĆ­a extranjera y a la estrate-
gia y acuerdos entre Estados, tanto para respaldar y promo-
ver a grandes y mĆŗltiples inversionistas como para llegar a
acuerdos de ļ¬nanciamientos concesionarios a largo plazo,
donaciones y subsidios para ļ¬nanciar y construir la infraes-
tructura necesaria que necesitarĆ” para el nuevo modelo de
crecimiento e inserciĆ³n competitiva a los mercados interna-
cionales.
En efecto, no podemos esperar tener los excedentes ļ¬scales
necesarios para poder ļ¬nanciar dicha infraestructura, pre-
condiciĆ³n de la inversiĆ³n y el crecimiento del modelo por im-
pulsar, porque ni los llegarĆ­amos a tener con el actual modelo
y, en el caso ilusorio que lo fuese, lo serƭa despuƩs de varias
dĆ©cadas para poder disponer de los recursos, ļ¬nanciarla y
construirla. Para entonces, literalmente, nos habrĆ­a dejado la
historia. Dicha infraestructura es condiciĆ³n fundamental para
37
atraer inversiĆ³n y tecnologĆ­a extranjera, crecer alta y sosteni-
damente y generar los excedentes ļ¬scales para ļ¬nanciar el
desarrollo social.
Pero El Salvador y CentroamƩrica tienen algunas ventajas
y oportunidades importantes para llegar a estas alianzas
estratƩgicas con otros Estados, para promover inversiones
pĆŗblico-privadas y la inversiĆ³n extranjera sostenida en las
prĆ³ximas dĆ©cadas.
IX. Ventajas y oportunidades de El Salvador y
CentroamƩrica para un nuevo modelo de
crecimiento e inserciĆ³n competitiva inter-
nacional
Hemos identiļ¬cado al menos diez ventajas y oportunidades
principales:
1) UbicaciĆ³n geogrĆ”ļ¬ca y geocomercial. Entre las princi-
pales resaltan la ubicaciĆ³n geogrĆ”ļ¬ca y geocomercial en-
tre el Norte y el Sur, el PacĆ­ļ¬co y el AtĆ”ntico, en un etapa
histĆ³rica que profundiza la reubicaciĆ³n de la producciĆ³n
en funciĆ³n de los grandes mercados y el abaratamiento
de los costos productivos y de transporte. De particular
importancia es el mercado de Estados Unidos, CanadĆ” y
MĆ©xico en funciĆ³n de los ļ¬‚ujos de transporte marĆ­timo y
comercio asiƔtico y europeo respecto a la costa oeste de
Estados Unidos, considerando que aĆŗn con la ampliaciĆ³n
en curso, el canal de PanamĆ” no darĆ” abasto para cubrir
en ļ¬‚ujo y tiempo el incremento del transporte y carga pro-
yectado en las prĆ³ximas dĆ©cadas.
2) El puerto de Cutuco en construcciĆ³n, necesitĆ”ndose la
ampliaciĆ³n de Puerto Cortez en el AtlĆ”ntico hondureƱo.
Asimismo, el puerto de Acajutla ampliado y modernizado
desempeƱarƭa un papel fundamental. Ambos puertos y el
Puerto en el Caribe hondureƱo constituirƭan el triƔngulo
que unirĆ­a al PacĆ­ļ¬co con el AtlĆ”ntico a travĆ©s de canales
secos con supercarreteras y/o ferrocarriles de alta ve-
locidad para transportar los contenedores de los barcos
PANAMAX que llegarĆ­an a dichos puertos, en tiempos y
costos menores a los del Canal de PanamĆ”.
38
3) Crear una carretera y frontera directa entre El Salva-
dor y Nicaragua en el golfo de Fonseca, entre el punto
mƔs cercano a la islas de Meanguerita y Meanguera hasta
los farallones a pocos metros de CosigĆ¼ina. Dicho puen-
te colgante se ļ¬nanciarĆ­a con peajes que ļ¬nanciarĆ­a una
concesiĆ³n de 30 a 40 aƱos con empresas internacionales,
potenciando el comercio y la inversiĆ³n entre ambos paĆ­-
ses, y ampliando la conectividad y espacio econĆ³mico
comercial del canal seco entre el PacĆ­ļ¬co y AtlĆ”ntico.
4) La carretera Longitudinal del Norte serĆ­a una de las
vĆ­as del canal seco que unirĆ­a dichos puertos entre ambos
ocƩanos.
5) Un buen sistema de carreteras que deberƔn ampliarse y
mejorarse.
6) Un buen aeropuerto y lĆ­neas Ć”ereas con acceso eļ¬cien-
te a las principales ciudades de CentroamƩrica, MƩxico,
Estados Unidos y CanadĆ”.
7) Un sistema de telefonĆ­a ļ¬ja y mĆ³vil moderno, de los
mejores en LatinoamƩrica, que necesita una mayor regu-
laciĆ³n y supervisiĆ³n para bajar precios y abusos diversos.
8) Un sistema ļ¬nanciero privado con altos niveles de pro-
fundidad y eļ¬ciencia, que necesita ser animado y urgido
a apoyar la actividad productiva. Y una nueva banca de
fomento que entrarĆ” en funcionamiento en la segunda
mitad del 2011.
9) Tratados de libre comercio con Estados Unidos, MĆ©xi-
co, PanamĆ”, Chile, TaiwĆ”n y CanadĆ” (en un futuro prĆ³xi-
mo).AdemĆ”s de un prĆ³ximo acuerdo de asociaciĆ³n con la
UniĆ³n Europea. Estos tratados son fundamentales para la
atracciĆ³n de inversiones extranjeras de esos paĆ­ses con
miras a la exportaciĆ³n a los mercados de NorteamĆ©rica.
10) Una propuesta de conformaciĆ³n de una plataforma lo-
gĆ­stica y de servicios especializados, como una apues-
ta estratƩgica para el desarrollo nacional impulsada por la
ComisiĆ³n Nacional de Desarrollo con diferentes estudios
especializados e identiļ¬caciĆ³n de oportunidades y recur-
sos diversos.
El Salvador es percibido internacionalmente como el paĆ­s que
estĆ” en mejores condiciones de liderar la refundaciĆ³n demo-
crĆ”tico-institucional y una mejor reinserciĆ³n para el desarro-
llo econĆ³mico y social en la nueva economĆ­a internacional. El
rumbo de la ā€œCentroamĆ©rica del Norteā€ estĆ” estrechamente
vinculado con el rumbo y caracterĆ­sticas de un nuevo mode-
lo de desarrollo liderado por El Salvador en el CA-4.
X. Hacia una nueva visiĆ³n para la transforma-
ciĆ³n de El Salvador en la primera mitad del
siglo XXI
El punto de partida es crear las condiciones de ļ¬nanciamien-
to, asistencia tƩcnica y apoyo para promover inversiones en
aquellas actividades rentables ya conocidas del sector agro-
pecuario, agroindustrial y de producciĆ³n de bienes y servi-
cios diversos de pequeƱas, medianas y grandes empresas
que abastezcan los mercados locales, sustituyendo importa-
ciones y abasteciendo la demanda potencial centroamerica-
na e internacional.
Pero el enfoque prioritario de la estrategia parte del impera-
tivo de una inserciĆ³n competitiva a la globalizaciĆ³n, que per-
mita transformar paulatinamente la estructura productiva y
exportadora de bienes y servicios para acelerar y sostener
39
el crecimiento. Esto posibilitarĆ­a la generaciĆ³n de empleos;
de salarios e ingresos familiares crecientes; las ganancias
empresariales para reinvertir y crecer; la superaciĆ³n de los
dĆ©ļ¬cits comerciales y ļ¬scales; y los excedentes ļ¬scales cre-
cientes para ļ¬nanciar la deuda social, infraestructural y am-
biental y disponer de los recursos para afrontar los desastres
naturales y las crisis econĆ³micas y ļ¬nancieras internacio-
nales. Dichos excedentes ļ¬scales necesarios para ļ¬nanciar
esos requerimientos, superarĆ­an los $100 mil millones de dĆ³-
lares en las prĆ³ximas tres dĆ©cadas. Solo pensando y actuan-
do en grande y produciendo y distribuyendo mucha riqueza
serĆ­a esto posible.
Necesitamos entonces una nueva visiĆ³n y una estrategia que
creen las condiciones polĆ­tico-institucionales que permitan
instalar sin tregua ni pausa este nuevo modelo de desarrollo.
Esto requiere, como complemento indispensable, una es-
trategia de integraciĆ³n y asociaciĆ³n acelerada con el resto
de las naciones de la regiĆ³n, que haga de CentroamĆ©rica un
centro de transporte, carga y distribuciĆ³n logĆ­stica; un centro
estratƩgico de inversiones productivo-exportadoras y comer-
cial-abastecedoras entre el PacĆ­ļ¬co y el AtlĆ”ntico, que sea el
eje articulador y portaviones principal de la transformaciĆ³n
sostenida de la regiĆ³n en las prĆ³ximas dĆ©cadas.
El fortalecimiento y dinamismo de las economĆ­as centro-
americanas es un eje fundamental en el crecimiento de la
demanda y de las exportaciones como base de una inserciĆ³n
mƔs amplia a la economƭa global. Pero la gran apuesta se
tendrĆ­a que centrar en los mercados internacionales, comen-
zando por aquellos de los que CentroamƩrica ya dispone, o
dispondrĆ” prĆ³ximamente, de tratados de libre comercio o de
tratados de asociaciĆ³n y cooperaciĆ³n (MĆ©xico, Chile, Estados
Unidos, Europa, CanadƔ), complementƔndolos con una es-
trategia de atracciĆ³n de inversiones y tecnologĆ­a de Brasil,
JapĆ³n, China, India y los llamados tigres asiĆ”ticos.
Las pequeƱas y medianas empresas y las cooperativas, de-
berĆ­an ser apoyadas y potenciadas para estar en condiciones
de proveer bienes y servicios crecientes a las medianas y
grandes empresas exportadoras, con encadenamientos pro-
ductivos hacia adelante y hacia atrƔs. Adicionalmente, la ex-
pansiĆ³n econĆ³mica resultante ampliarĆ” el crecimiento de la
demanda de bienes y servicios diversos, que deberĆ­an abrir
oportunidades adicionales al mercado interno.
La atracciĆ³n de recursos humanos caliļ¬cados salvadoreƱos y
centroamericanos residentes en el exterior y de inversionistas
salvadoreƱos y centroamericanos radicados en Estados Uni-
dos, CanadĆ”, Australia y otros paĆ­ses deberĆ” ser priorizado.
Esta visiĆ³n y estrategia conlleva, evidentemente, transforma-
ciones en: la educaciĆ³n, adquisiciĆ³n y difusiĆ³n del conoci-
miento cientĆ­ļ¬co-tecnolĆ³gico; la infraestructura y la conec-
tividad; la producciĆ³n de energĆ­as limpias y eļ¬cientes y la
gestiĆ³n y protecciĆ³n medioambiental; la cultura laboral, em-
presarial y cĆ­vica hacia la producciĆ³n sostenida de riqueza;
la reforma y fortalecimiento de las instituciones nacionales y
de la integraciĆ³n centroamericana.
El conocimiento de nuestra historia, el fortalecimiento de
nuestra identidad nacional y centroamericana, la promociĆ³n
y difusiĆ³n del arte y la cultura deben tener un lugar prioritario
en el nuevo modelo y en la nueva etapa de nuestra historia.
Las alianzas pĆŗblico-privadas tendrĆ­an que jugar un papel
central en las inversiones, dinamizadas principalmente por
las inversiones privadas sostenidas que junto, a las reformas
ļ¬scales paulatinas, posibilitarĆ­an el crecimiento y la recons-
trucciĆ³n progresiva de las ļ¬nanzas pĆŗblicas, dotando de via-
bilidad estratĆ©gica a los Estados de la regiĆ³n.
Sin crecimiento econĆ³mico sostenido no habrĆ” empleo e in-
gresos ā€“familiares y ļ¬scalesā€“, ni redistribuciĆ³n y desarrollo
40
social, mientras la violencia encontrarĆ” mayores espacios y
legitimidad para avanzar. DeberƔn priorizarse el crecimiento
econĆ³mico y la transformaciĆ³n social, pero subrayando el
fortalecimiento de la democracia y la institucionalidad, tan
fundamentales para la convivencia social, la estabilidad polĆ­-
tica y la inversiĆ³n privada.
El gran imperativo nacional es desmontar el entrampamiento
perfecto y transformar a El Salvador y CentroamƩrica, pro-
gresiva y sostenidamente, en las prĆ³ximas dĆ©cadas.
El sujeto histĆ³rico de dicha transformaciĆ³n tendrĆ­a que orga-
nizarse y desarrollarse progresivamente, conllevando el re-
agrupamiento y fortalecimiento de las fuerzas democrƔticas
y de la modernidad para estar en condiciones de asumir el
impulso de esta estrategia, para la creaciĆ³n competitiva y
sostenida de riqueza a escala global, asĆ­ como su mejor re-
distribuciĆ³n nacional y regional.
Pero El Salvador tiene un interĆ©s, una misiĆ³n y una respon-
sabilidad particular en CentroamƩrica y en especial con las
naciones vecinas (Guatemala, Honduras y Nicaragua), con las
que integra el CA-4, su espacio polĆ­tico y econĆ³mico natural.
El Salvador tiene mƔs condiciones y posibilidades de liderar
la refundaciĆ³n y revitalizaciĆ³n democrĆ”tico-institucional y
econĆ³mico-social de CentroamĆ©rica.
El liderazgo de El Salvador, a partir de su propia refundaciĆ³n,
ejemplo y cooperaciĆ³n democrĆ”tico-institucional y de su
propio desarrollo nacional/regional de alto crecimiento y dis-
tribuciĆ³n sostenidos, es fundamental para la transformaciĆ³n
y estabilidad de CentroamƩrica, particularmente de los paƭ-
ses integrantes de la subregiĆ³n del centro al norte de Centro-
amƩrica: Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala .
En un nuevo escenario de transformacionales, en el plano in-
ternacional y regional, el diseƱo, consenso e implantaciĆ³n de
un nuevo proyecto polĆ­tico y de desarrollo nacional/regional
que tenga espacio, viabilidad y respaldo, constituye el gran
desafĆ­o de nuestro tiempo.
41
La evaluaciĆ³n de polĆ­ticas
pĆŗblicas en El Salvador.
Breve reīƒ…exiĆ³n
Miguel Ɓngel PƩrez O.
CatedrƔtico de Facultad de Maestrƭas y Estudios de Postgrado Utec
ĀæPodemos darnos el lujo de gastarnos los re-
cursos pĆŗblicos en polĆ­ticas pĆŗblicas que no
funcionan?
C
on esta pregunta inicia la introducciĆ³n de su artĆ­culo
ā€œEvaluaciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicasā€, Marcos Vera HernĆ”n-
dez (2010), de University College London & Institute for Fiscal
Studies. El autor argumenta su inquietud en el hecho de que,
frente al cada vez mĆ”s sombrĆ­o panorama de las ļ¬nanzas pĆŗbli-
cas, es imperiosa la necesidad de asegurarnos de que las polĆ­ti-
cas pĆŗblicas tengan el impacto positivo de ellas esperado.
Esa pregunta es mucho mƔs pertinente para paƭses como El Sal-
vador, en donde la situaciĆ³n ļ¬nanciera del Estado es apremiante
y, ademƔs, lograr recursos alternativos ha requerido niveles de
endeudamiento mƔs que preocupantes, porque comprometen
no solo un alto porcentaje del producto interno bruto PIB, sino
a las actuales y futuras generaciones. SegĆŗn el Banco Central
de Reserva, hasta agosto del aƱo en curso, el saldo total de la
deuda ascendiĆ³ a $11.246.0 millones. Esta cantidad es la mitad
1
del PIB que genera el paĆ­s, y equivale a que cada uno de los 5.7
millones de salvadoreƱos debiera $1.930.
SegĆŗn el Banco Mundial y el BID, en un escenario descrito como
peor, el paĆ­s podrĆ­a llegar a incrementar su deuda hasta en un
64% (el FMI lo ubica en un 72%) si la economĆ­a crece con debi-
lidad, no se hace la reforma ļ¬scal completa para aumentar los
ingresos y si se pospone o no se recorta el gasto, sobre todo
con los subsidios.
Ese contraste entre la paupĆ©rrima capacidad ļ¬nanciera del
Estado para ļ¬nanciar polĆ­ticas pĆŗblicas y las crecientes nece-
sidades que con ellas se busca satisfacer, precisa contar con
mecanismos adecuados para la formulaciĆ³n y evaluaciĆ³n de
1
Para el Fondo Monetario Internacional, una deuda igual al 50% del PIB es el techo mƔximo para asegurar que la polƭtica fiscal responda al nivel de deuda sin tantas compli-
caciones.
RESUMEN
SegĆŗn el anĆ”lisis costo-beneļ¬cio, evaluar intervenciones pĆŗblicas es oneroso. Pero resulta mucho mĆ”s caro no evaluarlas
o hacerlo sin criterio de eļ¬ciencia, justiļ¬cado este por la magnitud de los recursos que se comprometen y por los impac-
tos que dichas intervenciones generan.
42
dichas polĆ­ticas. Pero esto supone tener meridianamente claro
quĆ© signiļ¬ca este tipo de evaluaciĆ³n, conocer sus propĆ³sitos y
utilizar la metodologĆ­a adecuada para cada caso.
La evaluaciĆ³n estĆ” presente desde la concepciĆ³n de la idea de
una intervenciĆ³n pĆŗblica. El estudio del ciclo del proyecto ilus-
tra claramente que la evaluaciĆ³n se ubica en todas las fases del
ciclo. Hay una evaluaciĆ³n exante, que se realiza en la fase de
preinversiĆ³n; estĆ”n la evaluaciĆ³n intermedia o expost a nivel de
seguimiento (o durante la operaciĆ³n) y la evaluaciĆ³n expost al
ļ¬nal de la vida Ćŗtil del proyecto (Castro y Mokate, 2010).
1. Signiļ¬cado y propĆ³sitos de la evaluaciĆ³n
SegĆŗn Joint Committee Standard Education (Ysa, 2010) la eva-
luaciĆ³n consiste en ā€œrecoger y analizar sistemĆ”ticamente una
informaciĆ³n para poder determinar el valor o mĆ©rito de una in-
tervenciĆ³nā€. Para el caso de las polĆ­ticas pĆŗblicas, Xavier Ballart
(Ysa, 2010) la deļ¬ne como ā€œproducciĆ³n de informaciĆ³n que sir-
va a los gestores pĆŗblicos para tener una idea sobre la calidad
de los servicios que estĆ”n produciendo, en funciĆ³n de lo que se
estime como valorā€.
Para Ballart (Ysa, 2010), la evaluaciĆ³n, como tĆ©cnica, busca
producir informaciĆ³n Ćŗtil a las administraciones pĆŗblicas, para
mejorar tres aspectos fundamentales: a) los procesos de de-
cisiĆ³n y planiļ¬caciĆ³n, b) el funcionamiento y la gestiĆ³n de las
operaciones diarias y c) los resultados ļ¬nales en relaciĆ³n con
los recursos invertidos.
Feinstein (2007) considera que la evaluaciĆ³n se realiza con dos
propĆ³sitos clave: a) para aprender de la experiencia y b) para
la rendiciĆ³n de cuentas al pĆŗblico o a quien ļ¬nanciĆ³ la polĆ­tica.
El primer propĆ³sito se logra con las llamadas evaluaciones for-
mativas, que tienen como objetivo el aprendizaje. La rendiciĆ³n
de cuentas caracteriza a las evaluaciones sumativas, que emi-
ten juicio sobre el valor de lo evaluado.
43
SegĆŗn Ysa Tamyko (2010), los propĆ³sitos de la evaluaciĆ³n pue-
den resumirse en tres elementos clave:
1. ComprensiĆ³n, ilustraciĆ³n (enlightenment)
Como su nombre lo indica, busca ilustrar, aclarar, dar luz,
comprender quĆ© estĆ” sucediendo y cĆ³mo funciona la in-
tervenciĆ³n.
2. Mejora (improvement)
Es una forma de retroalimentar sobre las intervenciones
realizadas. Es un modo de mejorar y progresar. Por eso,
la evaluaciĆ³n es un proceso de aprendizaje de la propia
intervenciĆ³n.
3. Rendimiento de cuentas (accountability)
Es un concepto amplio, no limitado exclusivamente a los
aspectos econĆ³micos, sino tambiĆ©n a la responsabilidad
social y polƭtica. MƔs, si las actividades derivadas de la
polĆ­tica pĆŗblica son ļ¬nanciadas con fondos pĆŗblicos, pues
el contribuyente tiene derecho de saber en quĆ© y cĆ³mo
se estĆ” usando el dinero pĆŗblico.
La importancia de esos propĆ³sitos es indiscutible. MĆ”s aĆŗn en
un entorno en donde no hay lo que los expertos denominan
una ā€œcultura de proyectosā€, entendida esta como la situaciĆ³n
en la que se cuenta con las herramientas, los mƩtodos, las
tƩcnicas y los criterios para formular y evaluar intervenciones
(programas, polƭticas y proyectos), y donde existe la prƔctica
cotidiana de utilizarlos para formular, preparar y evaluar dichas
intervenciones.
Como rezan los dichos populares: ā€œAlgo es algoā€ y ā€œDe algo a
nada, peor es nadaā€. Sin el Ć”nimo de caer en el conformismo
acadĆ©mico, tĆ©cnico o de otro tipo, eso es lo que puede aļ¬rmar-
se en el Ć”rea de las polĆ­ticas pĆŗblicas cuando se examina hasta
quĆ© punto se ha avanzado en esa ā€œcultura de proyectosā€.
En El Salvador, donde la gran ausente ha sido la prƔctica de la
transparencia o, por lo menos, la costumbre de transparentar
el manejo de fondos pĆŗblicos, se observa ahora un fuerte Ć©n-
fasis en el tercer propĆ³sito: la rendiciĆ³n de cuentas. Esto estĆ”
muy bien, pero no es suļ¬ciente, ni para cumplir los propĆ³sitos
indicados ni para preciarse de que las polĆ­ticas pĆŗblicas son
formuladas y evaluadas con criterios de eļ¬ciencia.
2
Claro que ā€œalgo es algoā€, pero no puede reducirse la evaluaciĆ³n
de polĆ­ticas pĆŗblicas al propĆ³sito Ćŗnico de accountability. MĆ”s
endeble se muestra esta prƔctica en El Salvador, al ver al subse-
cretario de Transparencia en una reciente entrevista televisiva,
aļ¬rmando que esa dependencia no tiene carĆ”cter ļ¬scalizador,
sino mĆ”s bien promotor de la rendiciĆ³n de cuentas. Esto, de nin-
guna manera descaliļ¬ca el valioso trabajo que realizan en esa
instancia gubernamental. Por eso es que ā€œde algo a nada, peor
es nadaā€. Y debe aclararse que la cita de estos sabios dichos
populares no es irĆ³nica, ni sarcĆ”stica. Es una realidad que debe
aceptarse para partir de ella y cambiarla, mejorarla.
2
Una asignaciĆ³n eficiente conduce al mayor nivel de bienestar posible, dados los recursos disponibles, en un determinado momento.
44
2. El Salvador y el estado del arte de la evalua-
ciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicas
A pesar de lo pesimista que parezca lo planteado previamente,
felizmente tambiƩn hay buenas nuevas. Y no nuevas como ad-
jetivo caliļ¬cativo, porque sean tan recientes, sino buenas nue-
vas como sustantivo.
La primera buena nueva es que sobre formulaciĆ³n y evalua-
ciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicas hay una vasta literatura, en donde se
encuentra una amplia diversidad de metodologĆ­as, desde las
mƔs sencillas y menos formales hasta las mƔs complejas (no
necesariamente por difĆ­ciles o complicadas, sino por comple-
tas) y muy formales. Lo mƔs interesante es que la literatura no
se reduce a la teorƭa. Hay una mucho mƔs amplia que muestra
aplicaciones prƔcticas, concretas, de esas herramientas, a ca-
sos y situaciones especĆ­ļ¬cas.
Otra buena nueva: dentro de estas metodologĆ­as abundan las
aplicadas y aplicables a realidades como la salvadoreƱa. Esto es
importante destacarlo, porque muchas veces, en las aulas, en
los foros, en las discusiones acadĆ©micas, etc., se escucha aļ¬r-
maciones como estas: son metodologĆ­as que no aplican para
nuestro paƭs, estƔn hechas para paƭses donde fueron creadas,
no se cuenta con la informaciĆ³n necesaria, la evaluaciĆ³n no se
puede reducir a fĆ³rmulas matemĆ”ticas, los modelos simpliļ¬can
mucho a la realidad, los proyectos y las polĆ­ticas sociales tienen
beneļ¬cios obvios y no importa si a estos no se les puede medir,
etc.
DespuĆ©s de revisar esas aļ¬rmaciones y contrastarlas con los
grandes avances en la materia aquĆ­ analizada, es posible que
los motivos para no aplicarlos sean, entre otros: 1Āŗ.) Improvisa-
ciĆ³n de las intervenciones; 2Āŗ.) UtilizaciĆ³n de criterios polĆ­ticos
para formularlas y seleccionarlas; 3Āŗ.) Compromisos adquiridos
con la ā€œclientela electoralā€; 4Āŗ.) DesinterĆ©s (derivado de las ante-
riores) y falta de voluntad polĆ­tica para contar con herramientas
tĆ©cnicas y 5Āŗ.) Carencia de personal conocedor, caliļ¬cado y es-
pecializado en estas metodologĆ­as.
Un ejemplo, para argumentar, del segundo al quinto de los
motivos citados, es la carencia del cƔlculo de razones precio
cuenta (RPC)
3
o precio eļ¬ciencia para El Salvador, Ćŗtiles para
convertir los ļ¬‚ujos de fondos en ļ¬‚ujos de beneļ¬cios y costos
econĆ³micos, pues son los factores de conversiĆ³n de los precios
de mercado a precios cuenta.
4
Estos Ćŗltimos reļ¬‚ejan la expre-
siĆ³n de valor en tĆ©rminos del bienestar nacional, por lo que son
usados para valorar impactos sobre ese bienestar. Pero en un
paĆ­s donde los criterios de asignaciĆ³n de recursos no son de
eļ¬ciencia, ĀævaldrĆ” la pena invertir en estudios serios (y ademĆ”s
caros) para calcular esas razones?
Otra evidencia que respalda la validez del quinto motivo, es la
diļ¬cultad para focalizar los subsidios. Para El Salvador, esta es
una tarea pendiente en materia de asignaciĆ³n de recursos y
evaluaciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicas. Pero no solo los gobiernos (el
actual y los anteriores) han mostrado esa falencia, sino tambiƩn
las instituciones de investigaciĆ³n, los centros de pensamien-
to, las gremiales empresariales, etc., que no han aparecido con
una propuesta en esta lĆ­nea. Los programas de estudio de la
carrera de economĆ­a en El Salvador, y quienes los desarrollan,
tambiƩn tienen su cuota de responsabilidad en esto.
3. A manera de conclusiĆ³n
La evaluaciĆ³n es importante, y debe realizarse para veriļ¬car el
Ć©xito o el fracaso de las polĆ­ticas pĆŗblicas. Es fundamental para
aprender de la experiencia y mejorar el proceso de toma de
3
Otro ejemplo similar es el cĆ”lculo de la disposiciĆ³n a pagar (DAP) para intervenciones especĆ­ficas, muy Ćŗtil para la valoraciĆ³n de impactos de polĆ­ticas ambientales.
4
Cuando estos precios incluyen efectos distributivos de las polĆ­ticas, se convierten en precios sociales, usados para realizar evaluaciĆ³n social.
45
decisiones de quienes las formulan, seleccionan y ejecutan. Del
mismo modo, sirve para aļ¬nar o mejorar los criterios de selec-
ciĆ³n y evaluaciĆ³n de polĆ­ticas futuras.
Crear una cultura de proyectos en El Salvador, deļ¬nitivamen-
te requiere de considerables recursos econĆ³micos, humanos,
conocimiento (Know How), etc. Sin embargo, es necesario co-
menzar a trabajar en esta lĆ­nea y, en lugar de poner la esca-
sez de recursos como pretexto para no crear y desarrollar esa
cultura, buscar creativamente formas de procurar lo necesa-
rio para iniciar ya. En caso de que la creatividad no diera para
mucho, la vasta literatura aquĆ­ comentada proporciona ideas y
propuestas concretas para proveer los fondos necesarios para
ese propĆ³sito.
En materia de cooperaciĆ³n externa, los organismos ļ¬nancieros
multilaterales, con la experiencia de despilfarro y de ineļ¬cientes
asignaciones de recursos muy conocida por ellos, es muy pro-
bable que inviertan fondos para crear la cultura de proyectos
en sus paĆ­ses ā€œbeneļ¬ciariosā€. El BID, por ejemplo, ha contribui-
do preparando a distintas generaciones de profesionales en el
Ć”rea de la economĆ­a del bienestar, ļ¬nanciando estudios de es-
pecializaciĆ³n, cursos cortos, pasantĆ­as, postgrados (maestrĆ­as,
doctorados y postdoctorados) en universidades y en centros de
investigaciĆ³n de mucho prestigio y reconocidos por su expe-
riencia en el Ć”rea de asignaciĆ³n de recursos.
Paƭses como Chile, Colombia, EspaƱa, MƩxico y otros, asƭ como
organismos no ļ¬nancieros de cooperaciĆ³n e institutos de inves-
tigaciĆ³n regional, otorgan oportunidades para formar y capaci-
tar a profesionales en el proceso de formulaciĆ³n y evaluaciĆ³n
de polĆ­ticas pĆŗblicas. Pero para aprovechar estas oportunida-
des, se necesita institucionalizar el proceso de evaluaciĆ³n, lo
que requiere voluntad polĆ­tica. Nuevamente, el balĆ³n estĆ” en
la cancha de los polƭticos, porque otro dicho popular tambiƩn
reza: ā€œEn rĆ­o revuelto, ganancia de pescadoresā€.
Referencias
- Banco Central de Reserva de El Salvador (Agosto 2010). Bo-
letĆ­n EstadĆ­stico mensual.ā€
- Castro RodrĆ­guez, RaĆŗl y Mokate, Karen MariĆ© (2000). Eva-
luaciĆ³n econĆ³mica de proyectos de inversiĆ³n. SantafĆ© de Bo-
gotĆ”. Ediciones Uniandes.
- El Diario de Hoy (2010, 3 de octubre). ā€œEstado sigue endeu-
dĆ”ndose: PaĆ­s debe $11 mil Mllsā€. Recuperado de http://
www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idC
at=6374&idArt=5195864
- Feinstein, Osvaldo. ā€œEvaluaciĆ³n programĆ”tica de polĆ­ticas
pĆŗblicasā€. En EvaluaciĆ³n de PolĆ­ticas PĆŗblicas. ICE. Mayo-Ju-
nio de 2007.
- Vera HernĆ”ndez, Marcos (2010). ā€œThe Evaluation of Public
Policiesā€. Recuperado de http://www.homepages.ucl.ac.uk/
~uctpamv
- Ysa, Tamyko (2010). EvaluaciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicas. Ins-
tituto de DirecciĆ³n y GestiĆ³n PĆŗblica (Esade). Recuperado
de http://www.gencat.cat/economia/doc/doc_22376634_
1.pdf.
46
MigraciĆ³n
y derechos humanos
Resumen
Los histĆ³rico acuerdos de paz ļ¬rmados en MĆ©xico al inicio de
1992, abriĆ³ un nuevo capĆ­tulo de nuestra historia e hizo renacer
la esperanza del inicio de una nueva etapa para enrumbarnos
hacia la reformulaciĆ³n del Estado en aras de rehacer el tan
daƱado tejido social; sin embargo, al cumplirse 19 aƱos de ese
inƩdito acontecimiento, el predominio de lo polƭtico como factor
dominante y su relaciĆ³n dialĆ©ctica con lo econĆ³mico como
determinante, propiciĆ³ avances en el primero, pero un enorme
dĆ©ļ¬cit en el segundo, con la resultante de una intermitente
conļ¬‚ictividad social ante el desmejoramiento de la calidad de
vida de la mayorĆ­a de la poblaciĆ³n.
Sobre esta base se sostiene la tesis de que en 1992 concluyĆ³ la
guerra, pero pasamos a un estado de no paz; ante la inseguridad,
el desempleo, el incremento en el costo de la vida y el continuar
con una democracia excluyente la poblaciĆ³n ha vivido una
situaciĆ³n de zozobra que ha intentado resolver emigrando y
luchando internamente por subsistir, al incumplir el Estado su
obligaciĆ³n de garantizarle los derecho civiles, polĆ­ticos, sociales,
econĆ³micos y culturales, tal como lo manda la ConstituciĆ³n.
Ese es el escenario general heredado por el primer gobierno de
izquierda en El Salvador, y, a 18 meses de su mandato, todavĆ­a
estamos expectantes para ver cumplidos nuestros anhelos de
paz, concediĆ©ndole al nuevo gobierno el beneļ¬cio de la duda,
con el deseo de que en el 2011 la economĆ­a y su enfoque social
pase a ser el factor dominante.
RenƩ Vargas
Investigador Utec
47
MIGRACIƓN Y DERECHOS HUMANOS
ā€œUnir, crecer, incluirā€
CaracterizaciĆ³n general de las migraciones
L
a migraciĆ³n es el movimiento que realizan las personas
para trasladarse de su lugar de origen hacia otro, ya sea
dentro del mismo territorio o extra-fronteras; ya sea de ma-
nera temporal o permanente. En el primero de los casos se
trata de desplazamientos; lo segundo provoca inmigraciones
o emigraciones, dependiendo del enfoque. Ambos fenĆ³me-
nos son de larga data en la historia de la humanidad, que en
sus inicios ā€“cuando las fronteras eran inexistentesā€“ fueron
realizados por grupos nĆ³madas que vivĆ­an de la caza y de
la pesca para convertirse luego en sedentarios cultivando
la tierra.
En lo que a nuestra AmĆ©rica se reļ¬ere, una de las teorĆ­as
acerca de los orĆ­genes de la poblaciĆ³n en el nuevo mundo
parte del relato sobre la inmigraciĆ³n de hordas mongĆ³licas
nĆ³madas a travĆ©s del estrecho de Bering, quienes ā€“en el
transcurso de miles de aƱosā€“ avanzaron por las costas del
PacĆ­ļ¬co hacia el sur hasta poblar totalmente nuestras tres
AmƩricas: Norte, Centro, Sur y el Caribe; pero es a partir de
la invasiĆ³n espaƱola y el consiguiente proceso de conquista
que se habĆ­a de producir un constante ļ¬‚ujo de pobladores
de ultramar, unos escapando de las guerras entre catĆ³licos
y protestantes, otros motivados por la buena nueva de las
riquezas encontradas en nuestro continente.
Con el correr de los aƱos la dinĆ”mica de esa traslaciĆ³n fue
cambiando, y en el presente somos los latinoamericanos y
caribeƱos quienes buscamos nuevos horizontes, general-
mente en situaciĆ³n de ilegalidad; de acuerdo con estudios
sobre la actual tendencia, se estima una cifra un poco su-
perior a los 30 millones que han emigrado desde nuestra
regiĆ³n, lo que constituye cerca del 15% del movimiento total
a escala mundial, siendo Estados Unidos el destino prefe-
rente, paƭs que calcula en mƔs o menos 18 millones la canti-
dad recibida desde MƩxico, el Caribe, Centro y Sur AmƩrica.
Pero, ĀæcuĆ”l es la causa que motiva a tanto latinoamericano
y caribeƱo a emigrar de sus paĆ­ses de origen? ĀæQuĆ© conse-
cuencias sociales ha tenido ese ļ¬‚ujo migratorio? La bĆŗsque-
da de respuestas a tan complejo problema ha motivado un
prolĆ­ļ¬co trabajo de investigaciĆ³n, intentando explicaciones
polĆ­ticas, econĆ³micas, sociales, demogrĆ”ļ¬cas, culturales y,
Ćŗltimamente, desde la apertura generada por la nueva fase
del capitalismo: la globalizaciĆ³n de la economĆ­a mundial.
Migraciones en El Salvador
En lo que a El Salvador respecta, los movimientos migrato-
rios deben ser abordados dentro de ese contexto histĆ³rico,
partiendo de los estudios acerca de la inmigraciĆ³n de los
primeros pobladores que ingresaron a nuestro territorio en
la Ć©poca precolombina, proceso del que existen mĆ”s hipĆ³-
tesis y estimaciones que fundamentos reales, por lo que se
requiere continuar con la profundizaciĆ³n de la investigaciĆ³n
sobre el tema; igual esfuerzo debemos realizar en lo referi-
do a las causas y efectos de las emigraciones, asĆ­ como al
problema de los desplazamientos internos, especĆ­ļ¬camente
los provocados por el modelo agroexportador basado en la
producciĆ³n extensiva del cafĆ©, con la perniciosa expulsiĆ³n
de los campesinos de las tierras comunales y ejidales hacia
zonas cada vez mĆ”s marginales ante la ampliaciĆ³n de la fron-
tera agrĆ­cola con los cultivos de caƱa de azĆŗcar y algodĆ³n.
En la medida que el proceso avanzĆ³, los desplazamientos
fueron obligando a la bĆŗsqueda de tierras fuera de nuestras
fronterasā€“ de hecho, cada vez mĆ”s escazas dada la dimen-
siĆ³n del territorioā€“inicialmente emigrando hacia el vecino
paĆ­s de Honduras, en donde a ļ¬nales de los aƱos 60 se ha-
bƭan asentado cerca de 100 mil salvadoreƱos.
48
Una segunda etapa del referido proceso se generĆ³ a partir
de los aƱos 50 por la atracciĆ³n que los principales centros
urbanos ejercieron sobre la poblaciĆ³n rural a partir del im-
pulso del modelo de crecimiento hacia adentro o sustitu-
ciĆ³n de importaciones. El buscar oportunidades de trabajo
como asalariados en la actividad industrial y comercial, es-
pecialmente en el campo de la construcciĆ³n, atrajo un ļ¬‚ujo
de mano de obra no caliļ¬cada que comenzĆ³ a habitar en
lugares no aptos para la vivienda, dando paso a los denomi-
nados cordones de miseria, con el consecuente riesgo de sus
vidas ante el efecto de la alta vulnerabilidad del paĆ­s ante el
impacto de los fenĆ³menos naturales. Pero, ademĆ”s, la falta
de oportunidades y la imposibilidad de movilidad en un con-
texto econĆ³mico, social y polĆ­tico excluyente, acrecentaron
el denominado sector informal de la economĆ­a y dio paso ade-
mĆ”s al mito del ā€œsueƱo americanoā€.
Un tercer momento lo constituyĆ³ el acrecentamiento de la
conļ¬‚ictividad polĆ­tica a partir de la dĆ©cada de los 70, la cual
desembocĆ³ en una confrontaciĆ³n armada con su escenario
general en la zona rural, especialmente en toda la parte nor-
te, paracentral y oriental del paĆ­s. Si las otras veces fue la
preeminencia de la necesidad econĆ³mica el factor potencia-
dor del movimiento poblacional, esta vez lo causĆ³ la situa-
ciĆ³n polĆ­tico-militar, provocando que grandes cantidades de
familias se fueran desplazando hacia lugares menos riesgo-
sos o emigrando para escapar de la violencia indiscriminada,
ampliĆ”ndose la estratiļ¬caciĆ³n social de ambas dinĆ”micas a
los sectores de clase media, en su mayorĆ­a profesionales,
quienes ā€“a diferencia de los sectores pobres urbanos y rura-
lesā€“ se han visto expatriados en su mayorĆ­a cumpliendo las
exigencias legales de los paĆ­ses receptores o han tenido la
posibilidad de trasladarse a ciertos municipios en viviendas
propias o alquiladas.
Como puede verse, los desplazamientos y emigraciones de
los salvadoreƱos tienen un origen multicausal e incluso han
venido evolucionando de acuerdo con las distintas dinƔmicas
histĆ³ricas, que en cada coyuntura han actuado como catali-
zadores de dichos procesos, afectando a diversos sectores
de la poblaciĆ³n; el factor demogrĆ”ļ¬co, los desastres provo-
cados por los fenĆ³menos naturales, la pĆ©rdida de fuentes
de empleo, el abandono de la agricultura, el deterioro de la
calidad de vida, la violencia social, la democracia excluyen-
te, las polĆ­ticas de Estado, los modelos econĆ³micos implan-
tados, son todos variables objetivas que han inļ¬‚uido en la
salida de grupos familiares hacia otros lares o incrementado
la concentraciĆ³n demogrĆ”ļ¬ca en determinados centros ur-
banos del paĆ­s, con familias numerosas viviendo hacinadas
en espacios habitacionales que no reĆŗnen las mĆ­nimas con-
diciones para una vida digna de cualquier ser humano.
La responsabilidad del Estado salvadoreƱo
Cuando nuestro paĆ­s surge como Estado-NaciĆ³n, se rescata
el pensamiento ļ¬losĆ³ļ¬co-polĆ­tico elaborado por los pensado-
res del Renacimiento y la IlustraciĆ³n en cuanto a la razĆ³n de
ser de esa entidad creada jurĆ­dicamente. Siendo su ļ¬nalidad
buscar el bien comĆŗn y su principio axiolĆ³gico fundamental
garantizar la libertad, el Estado se convirtiĆ³ en un sujeto de
deberes, obligado a proteger y reconocer los derechos del
demos o soberano. Ese es el sustrato de todo el constitu-
cionalismo salvadoreƱo desde su primera ConstituciĆ³n en
1824, expresado en la de 1886 en su artĆ­culo 8Āŗ, reaļ¬rmado
en las de 1950 en su artĆ­culo 2Āŗ y de 1983 en su artĆ­culo 1Āŗ.
El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y
el ļ¬n de la actividad del Estado, que estĆ” organizado para la
consecuciĆ³n de la justicia, la seguridad jurĆ­dica y del bien co-
mĆŗn. En consecuencia, es obligaciĆ³n del Estado asegurar a
los habitantes de la RepĆŗblica, el goce de la libertad, la salud,
la cultura, el bienestar econĆ³mico y la justicia socialā€.
Este artĆ­culo se adhiriĆ³ a la producciĆ³n intelectual de los dos
trascendentales movimientos histĆ³rico-polĆ­ticos de la huma-
49
nidad en lo referido a los derechos fundamentales o huma-
nos. El del Estado burguƩs de derecho y su amplio desarrollo
de las garantĆ­as civiles y polĆ­ticas, instituidos en la Revolu-
ciĆ³n francesa bajo el tĆ­tulo de ā€œDerechos del hombre y del
ciudadanoā€, y conocidos en la jerga jurĆ­dica como derechos
de primera generaciĆ³n. El segundo corresponde al Estado
social de derecho y la ā€œDeclaraciĆ³n universal de Derechos
Humanosā€, aprobada y adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en diciembre de 1948, denominados
derechos de segunda generaciĆ³n. Ambos contenidos han sido
incluidos en cada Ć©poca histĆ³rica por los constituyentes, y
actualmente obligan a su cumplimiento por parte del Esta-
do al estar contemplados en la ConstituciĆ³n de 1983 en su
TĆ­tulo II, CapĆ­tulo I, ArtĆ­culos del 2 al 28 y en el CapĆ­tulo II,
artĆ­culos del 32 al 70, respectivamente.
La realidad imperante
Lo primero que se debe establecer, en consonancia con el
tƭtulo de este artƭculo, es que luego de casi 190 aƱos de vida
institucional, el Estado salvadoreƱo ha reprobado ante el so-
berano la materia de ā€œDerechos humanosā€, por cuanto ha
incumplido su obligaciĆ³n constitucional de salvaguardar el
bienestar de la poblaciĆ³n, provocando internamente una re-
currente conļ¬‚ictividad social estructural hasta desembocar
en una confrontaciĆ³n armada que nos ha dejado profundas
heridas aĆŗn no sanadas y un trasiego de recurso humano
interno y externo, que solo en Estados Unidos representa
actualmente un aproximado del 25% de la poblaciĆ³n del paĆ­s,
la cual ronda los 6 millones de habitantes segĆŗn el Ćŗltimo
censo, y una fuerte concentraciĆ³n demogrĆ”ļ¬ca en determi-
nados municipios del paĆ­s.
A 19 aƱos de la ļ¬rma de los acuerdos de paz, son mĆŗltiples
las voces que coinciden en seƱalar la precaria situaciĆ³n de
la mayorƭa de los salvadoreƱos, lo que polƭticamente permite
aļ¬rmar que hemos pasado de una situaciĆ³n de guerra a otra
de no paz, es decir, a un ambiente de inseguridad individual y
a una frustraciĆ³n colectiva al no superarse las contradiccio-
nes sistƩmicas causantes de la violencia estructural, estado
de cosas que, por el contrario, se fue profundizando a partir
del nuevo pacto. Para evidenciar la aseveraciĆ³n anterior re-
curro al informe del ā€œProyecto de AnĆ”lisis PolĆ­tico y AnĆ”lisis
Prospectivo para Fortalece la Gobernabilidad DemocrĆ”ticaā€
(Paper), como parte del programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo titulado ā€œEl Salvador. El camino hacia un
nuevo ciclo polĆ­tico: Escenarios de gobernabilidad 2009-
2010ā€. Tomo de aquel algunos datos para perļ¬lar el ambiente
en cuanto a los derechos humanos de segunda generaciĆ³n:
ā€¢ Una inļ¬‚aciĆ³n acumulada al 2008 del 5% y su efecto en
la canasta bƔsica alimentaria, que a marzo del 2009 era
15,5% mayor al costo de junio del 2007 en el Ɣrea rural y
20% para los habitantes urbanos.
ā€¢ Un incremento de la pobreza, que entre el 2006 y el 2007
pasĆ³ del 30,7% de hogares al 34,5%, siendo del 29,8%
urbana y 43,8% rural.
ā€¢ Las perspectivas del crecimiento del PIB para el 2010 se-
gĆŗn el FMI es del 0,5%
50
ā€¢ Una reducciĆ³n del 7,5% en el ingreso de divisas durante
el 2009 por remesas de compatriotas en el exterior, en
comparaciĆ³n con el 2008, el cual es su principal fuente y
beneļ¬cia a un buen porcentaje de la poblaciĆ³n, la que las
utiliza bƔsicamente para el consumo.
Como se dice en el lenguaje coloquial, ā€œpara muestra un bo-
tĆ³nā€. Aplicado al tema signiļ¬ca que, habiendo muchos mĆ”s
datos para demostrar la tesis sobre la reprobaciĆ³n del Esta-
do, basten los mencionados como fuente de anƔlisis e inter-
pretaciĆ³n de la realidad imperante al estar por conmemorar
19 aƱos de la ļ¬rma del nuevo contrato social y de haberse
agotado el primer decenio del siglo XXI.
1
En ambos espacios
lo positivo ha sido el lograr al ļ¬n una verdadera alternabili-
dad en el gobierno, un transitar pacĆ­ļ¬co hacia un presiden-
te del Ejecutivo respaldado por un partido de izquierda y la
apertura de un nuevo escenario para cambiar la situaciĆ³n
de los derechos econĆ³micos, sociales y culturales, asĆ­ como
reducir el ambiente de violencia e inseguridad que vivimos.
Sin embargo, las condiciones de vida se han seguido deterio-
rando para la mayorĆ­a de la poblaciĆ³n, cundiendo otra vez la
desesperanza y la frustraciĆ³n, expresados en los constantes
reclamos de diversos sectores: tomas de vĆ­as, huelgas, paros
del transporte y mĆ”s recientemente la ocupaciĆ³n de Cate-
dral por parte de los lisiados de guerra. El haber concluido
el aƱo 2010 con un promedio de 11 asesinatos por dƭa, una
tasa de desempleo de casi el 8% con un subempleo arriba
del 40%, y una pƩrdida del poder adquisitivo de los salarios
mĆ­nimos nominales ($97.20 para trabajadores agropecua-
rios, $207.68 en los de comercio y servicios, $203.10 en la
industria y $173.78 en maquila textil y confecciĆ³n) ante el
incremento de la canasta bĆ”sica alimentaria que, segĆŗn el
Centro para la Defensa del Consumidor, a octubre de 2010
era de $181.75, agravada en el Ɣrea rural por el incremento
en el precio del frijol, explica las preocupaciones y los retos
que estĆ” enfrentando el ā€œgobierno del cambio.ā€
En cuanto a los emigrantes, a pesar de la prĆ³rroga del TPS,
su situaciĆ³n sigue siendo complicada, y ya en el primer mes
del 2011 ha ingresado un primer contingente de deportados.
El Estado, que podrĆ­a beneļ¬ciarse de ese ļ¬‚ujo de recurso
humano exportado, ha sido incapaz de retribuirles a nues-
tros compatriotas su aporte, incluso negando, a quienes han
adquirido la calidad jurĆ­dico-polĆ­tica de ā€œciudadanosā€, el ele-
mental derecho del sufragio al forzarlos a cumplir esa obliga-
ciĆ³n en el paĆ­s, sin considerar su situaciĆ³n migratoria. La falta
de oportunidades sigue fomentando la necesidad de emi-
grar, a pesar de los cada vez mayores controles para evitar
la llegada de compatriotas a su destino ļ¬nal, a lo que debe
agregarse los enormes riesgos que se corren en el trayecto
al exponerse al secuestro, el chantaje y hasta la pƩrdida de
la vida, como ha sucedido recientemente con los casos de
Tamaulipas y Oaxaca.
Escenarios futuros
Al iniciar un nuevo decenio en el 2011, el presente todavĆ­a se
encuentra atrapado por el pasado y eso ha creado un futuro
incierto para nuestra naciĆ³n; el problema de la inseguridad
producto del accionar de redes delincuenciales creadas para
lavar dinero asĆ­ como traļ¬car con drogas, armas y personas,
la poca credibilidad en las instituciones del Estado, las se-
cuelas de la corrupciĆ³n, la polarizaciĆ³n polĆ­tica, la extrema
vulnerabilidad evidenciada con los estragos provocados por
los fenĆ³menos naturales, la degradaciĆ³n ambiental, son es-
collos importantes que salvar si se quiere ir construyendo un
El Salvador diferente, con la capacidad de enfrentar las signi-
ļ¬cativas deļ¬ciencias en las coberturas de salud, educaciĆ³n,
nutriciĆ³n, empleo, tal como lo manda la ConstituciĆ³n.
1
Para tener una visiĆ³n mĆ”s amplia sobre el estado de cosas se sugiere al lector consultar el ā€œInforme sobre Desarrollo Humano El Salvador 2010, de la pobreza y el consu-
mismo al bienestar de la genteā€, asĆ­ como el segundo informe de coyuntura legal e institucional de Fusades, ambos presentados recientemente.
51
El reciente capĆ­tulo de nuestra historia, iniciado con el in-
Ć©dito acontecimiento del triunfo electoral de un partido de
izquierda, va camino a cumplir su segundo aƱo de gobierno,
y todavĆ­a resuenan en el ambiente las palabras del nuevo
presidente ā€œNo tenemos derecho a cometer erroresā€ y ā€œha-
remos un gobierno de unidad nacional que gobernarĆ” para
todosā€. En todo este tiempo, aparte del esfuerzo polĆ­tico por
despolarizar al paĆ­s, el Ejecutivo a tratado de palear la situa-
ciĆ³n econĆ³mica de la colectividad con medidas de emergen-
cia, especialmente en el ramo de educaciĆ³n en donde se
suministrĆ³ zapatos, uniformes, Ćŗtiles escolares y comida a
estudiantes de escuelas estatales, pero sin lograr reactivar
los motores de la economĆ­a. El haberse ganado la conļ¬anza
de las instituciones ļ¬nancieras internacionales hace prever
un escenario general, ademƔs impostergable para el 2011,
en donde la inversiĆ³n pĆŗblica pueda permitir el despegue,
poniendo el Ć©nfasis en polĆ­ticas de Estado con enfoque social.
En lo que respecta a los derechos civiles y polĆ­ticos, al cele-
brarse el dĆ©cimoctavo aniversario de la ļ¬rma de los Acuer-
dos de Paz, el presidente pidiĆ³ perdĆ³n a nombre del Estado
a los familiares de las vĆ­ctimas de crĆ­menes cometidos por
el EjƩrcito, los cuerpos de seguridad y las organizaciones pa-
ramilitares, e hizo lo mismo al conmemorarse treinta aƱos
del asesinato de monseƱor Romero, como tambiĆ©n honrĆ³
la memoria de los padres jesuitas, otorgƔndoles la mƔs alta
distinciĆ³n del paĆ­s. Todos estos hechos han constituido acon-
tecimientos histĆ³ricos sin precedentes en el Ć”mbito guber-
namental, generĆ”ndose la expectativa de que al ļ¬n se dirĆ­a
la realidad al pueblo sobre los hechos acaecidos en los aƱos
de la guerra, como parte de la trilogĆ­a verdad-justicia-perdĆ³n
para sanar las heridas provocadas por la lucha armada. Sin
embargo, la desapariciĆ³n del activista comunitario Marcelo
Rivera, quien lideraba un movimiento en contra de la explo-
taciĆ³n de minas en el departamento de CabaƱas, puso a
prueba el compromiso del gobierno y del sistema de justicia
por eliminar la impunidad del pasado, hecho que hasta el
momento sigue sin ser resuelto, generando razonables du-
das en la sociedad, sobre todo porque han sucedido otros
casos en ese sector que estƔn en las mismas condiciones,
asĆ­ como por el clamor de los familiares de las vĆ­ctimas de la
guerra y de organizaciones nacionales e instituciones inter-
nacionales para que el gobierno derogue la ley de amnistĆ­a.
Si estĆ” situaciĆ³n devela un futuro incierto en cuanto al res-
peto a los derechos humanos de primera generaciĆ³n, mayo-
res son los nubarrones que se ciernen sobre los de segun-
da generaciĆ³n. El constante incremento en el combustible
produce un efecto multiplicador en el resto de la economĆ­a,
con un espiral creciente en el sistema general de precios,
impactando negativamente las ya deterioradas ļ¬nanzas fa-
miliares, ampliando la brecha de la crĆ³nica desigualdad so-
cial, histĆ³rico obstĆ”culo al avance del desarrollo humano en
LatinoamƩrica y el Caribe. Los esfuerzos por enfrentar la po-
breza con medidas, como la aplicaciĆ³n racional del subsidio
al gas, para que realmente ayude a la economĆ­a de quienes
lo necesitan, se ven contrarrestados con incrementos en el
costo del alumbrado y otros bienes de consumo bƔsico para
la poblaciĆ³n, escenario complicado si se toma en cuenta el
estado de las ļ¬nanzas pĆŗblicas para impulsar las urgentes
polĆ­ticas sociales, asĆ­ como el comportamiento de variables
exĆ³genas y, por tanto, imposibles de controlar por el actual
gobierno.
52
EpĆ­logo
El 2011 es un aƱo decisivo para accionar las polĆ­ticas pĆŗbli-
cas que permitan cumplir con los compromisos asumidos
por el presidente del ejecutivo en su discurso inicial, comen-
zando por demostrar transparencia y efectividad en la admi-
nistraciĆ³n de los recursos recibidos del sistema ļ¬nanciero
internacional y su aplicaciĆ³n en la generaciĆ³n de empleos.
Si en su primer aƱo el esfuerzo se orientĆ³ hacia lograr cier-
ta estabilidad polĆ­tica mediante la reconstrucciĆ³n del tejido
social a travƩs del diƔlogo para validar su promesa de luchar
por la unidad nacional como paso previo para la gobernabili-
dad democrƔtica, el nuevo escenario le plantea la exigencia
de convertir en factor dominante lo econĆ³mico, por cuanto
pronto estaremos inmersos de nuevo en una lucha por el po-
der, pues se avecinan dos procesos electorales dentro de su
perĆ­odo y sabido es que son momentos en donde lo polĆ­tico
desplaza a otros aspectos de la dinƔmica social, por mucho
que se tomen medidas para evitar la participaciĆ³n activista
de los funcionarios pĆŗblicos en dichos procesos.
Los desplazamientos y la emigraciĆ³n causados por la falta de
oportunidades pueden ser reducidos si se logra generar po-
los de desarrollo y oportunidades de trabajo que permitan a
la poblaciĆ³n visualizar un futuro mejor para sus familias. Este
es el desafĆ­o para comenzar a fundar las bases sobre las cua-
les construir en el largo plazo un mejor El Salvador, un paĆ­s
que realmente logre ļ¬nalmente vivir en paz, en donde todos
seamos sujetos del proceso y razĆ³n de ser real del Estado,
como lo menciona el reciente ā€œInforme sobre Desarrollo Hu-
mano El Salvador 2010ā€. elaborado por el PNUD: ā€œSiendo el
empleo y el poder adquisitivo tan cruciales para la vida de
las personas, es natural que los diagnĆ³sticos sobre su com-
portamiento, asĆ­ como la creaciĆ³n de un marco apropiado de
polĆ­ticas pĆŗblicas que amplĆ­en las oportunidades de la gente
en estos Ɣmbitos, estƩn en el centro del enfoque de desa-
rrollo humanoā€. Desde la academia apoyamos el esfuerzo
por hacer realidad la utopĆ­a concreta de que un El Salvador
mejor es posible, sueƱo que exige a todos los sectores de la
sociedad hace propio el reto de ā€œUnir, crecer, incluirā€.
Referencias
- ConstituciĆ³n PolĆ­tica de 1983, PNUD, ā€œInforme sobre Desarro-
llo Humano El Salvador 2010, de la pobreza y el consumismo
al bienestar de la gente,ā€ San Salvador, 2010.
- ā€œEl Salvador, el camino hacia un nuevo ciclo polĆ­tico: Escena-
rios de gobernabilidad 2009-2010,ā€ San Salvador, 2009.
- Vargas, R.E., (2010), ā€œCumplimiento institucional en la defensa
de los derechos humanos a partir de los acuerdo de paz,ā€
inƩdito.
53
ExplosiĆ³n del feminicidio
en El Salvador
Elsa Ramos
Investigadora Utec
E
l tema que se estĆ” tratando, a pesar de existir desde
tiempos remotos en el paĆ­s, en razĆ³n de que su socie-
dad se ha desarrollado bajo patrones patriarcales y machis-
tas en donde los diferentes tipos de violencia en contra de la
mujer y entre ellos el mƔs grave, el feminicidio han sido visto
como ā€œnormalesā€, ha permitido que los feminicidios hayan
sido poco visibilizados y mucho menos estudiados de forma
sistemƔtica. Los esfuerzos que hay a la fecha se han realiza-
do principalmente desde las organizaciones de la sociedad
civil que trabajan en defensa de los derechos de la mujer.
Feminicidios
El fenĆ³meno de los feminicidios se sigue desarrollando en
todas las sociedades contemporƔneas, o sea, no es un pro-
blema que ataƱe a una o unas sociedades en particular. Lo
que no se puede omitir es que, de acuerdo a los diferentes
modelos de sociedad que hay actualmente, este fenĆ³meno
tiene connotaciones particulares en cada una de estas en
especĆ­ļ¬co.
RESUMEN
Este artĆ­culo de opiniĆ³n pretende llamar la atenciĆ³n de las y los lectores acerca del grave aumento de los
feminicidios en el paĆ­s.
En el caso particular de El Salvador, los crĆ­menes cometidos
en contra de las mujeres se suman a la lista de los homici-
dios. Generalmente el tratamiento que se les da es que son
crĆ­menes pasionales. de tal forma que, bajo este cobijo, se
le esta disminuyendo al feminicida la responsabilidad y, des-
puƩs, el castigo que se merece.
La categorĆ­a feminicidio se empezĆ³ a utilizar en la dĆ©cada
de los 80 del siglo pasado, pero antes las organizaciones de
mujeres y feministas ya habĆ­an realizado esfuerzos teĆ³ricos,
que dieran luz al asesinato de mujeres y las caracterĆ­sticas
especiales de gƩnero que este tenƭa. Asƭ, por ejemplo, se
utilizaron conceptos como generocidio y ginecidio. Pero no
es hasta que sale publicado el libro de Diana Russel y Jill
Radford The politics of woman killing, que ellas proponen el
termino femicide, el cual es retomado por las organizaciones
antes mencionadas, pero no en su traducciĆ³n literal que sig-
niļ¬ca ā€œasesinato de mujeresā€. Es entonces que la antropĆ³lo-
ga mexicana Marcela Lagarde, quien le pidiĆ³ la autorizaciĆ³n
54
a las autoras del libro ya mencionado para retomar el tƩrmi-
no pero como feminicidio.
De tal manera, Marcela Lagarde nos dice: Plantear que hay
feminicidio es plantear algo muy complicado, es darle una
explicaciĆ³n polĆ­tica a un problema que ha sido abordado
desde un punto de vista policĆ­aco; el viraje que hemos dado
es cambiar la tesitura, colocarlo en otro lugar, y es muy im-
portante para poder enfrentar lo que sucede de una mejor
manera.
Feminicidio, es una categorĆ­a analĆ­tica de la teorĆ­a polĆ­tica y
consiste en enfrentar el problema como parte de la violencia
de gƩnero contra las mujeres. Este es el primer supuesto
epistemolĆ³gico, teĆ³rico y polĆ­tico, y ubicarlo ahĆ­ es abordar
las causas del feminicidio (Lagarde, 2006).
MƔs adelante, otras autoras han enriquecido el contenido de
esta categorĆ­a. AsĆ­, por ejemplo, visto desde la perspectiva
de los derechos humanos, se nos dice que el feminicidio es
la forma extrema de la ausencia de los derechos humanos,
es un genocidio de las mujeres, se le puede considerar como
un crimen de Estado (Bustos Romero, 2004).
Este artĆ­culo ha sido escrito en razĆ³n de que en las Ćŗltimas
dƩcadas el aumento de los feminicidios en el paƭs ha adqui-
rido una dimensiĆ³n nunca imaginada. Lo anterior se ve evi-
denciado ya que, de acuerdo con un estudio de la FundaciĆ³n
para la Democracia, Seguridad y Paz (Fundemospaz), del aƱo
2007 al 2010, los feminicidios han aumentado en 64%. De
acuerdo con los informes del Observatorio de la violencia de
gƩnero contra las mujeres, 195 feminicidios se cometieron
en el aƱo de 1995; 193 en el 2000; 206 en el 2001; 227 en el
2002; 232 en el 2003; 260 en el 2004; 390 en el 2005; 437 en
el aƱo 2006 y para el aƱo 2009, hubo 592 feminicidios,
1
hasta
el mes de octubre del 2010, y de acuerdo con los datos ofre-
cidos en el Segundo Informe Nacional sobre la SituaciĆ³n de
Violencia contra las Mujeres en El Salvador, 2010 del Isdemu,
417 mujeres fueron asesinadas, pero el dato ļ¬nal de 2010
indica que fueron en total 510 mujeres asesinadas. Es im-
pactante observar como el nĆŗmero de feminicidios aumenta
aƱo con aƱo. Se podrĆ­a decir que, para la extensiĆ³n territorial
del paĆ­s, este fenĆ³meno en alguna medida se podrĆ­a consi-
derar ya una pandemia; ninguno de los departamentos que
conforman el paĆ­s se libra de este ļ¬‚agelo.
Feminicidios por departamento en el 2010
2
Departamento Cantidad
AhuachapƔn 24
Santa Ana 46
Sonsonate 44
La Libertad 78
San Salvador 232
CuscatlƔn 15
Chalatenango 11
La Paz 27
CabaƱas 7
San Vicente 8
UsulutƔn 14
San Miguel 55
MorazƔn 5
La UniĆ³n 13
Total 510
1
Estas cifras han sido tomadas de varios nĆŗmeros de Las Boletinas y otros informes elaborados por el Observatorio de la violencia de gĆ©nero contra las mujeres de Ormusa.
2
Cuadro propio, elaborado a partir de los datos proporcionados en Las Boletinas 10 de Ormusa
55
Como se observa en la tabla anterior, San Salvador es el de-
partamento con el mayor Ć­ndice de feminicidios, y en segun-
do lugar el departamento de la libertad. Como ya se ha aļ¬r-
mado en diferentes investigaciones, en el paĆ­s hay un dĆ©ļ¬cit
de estadĆ­sticas que nos indiquen todos los pormenores ne-
cesarios sobre el fenĆ³meno de los feminicidios, para poder
tomar las decisiones polĆ­ticas necesarias para encontrarle
soluciĆ³n y ponerle ļ¬n.
Los datos anteriores tienen el agravante que, de acuerdo a lo
informado por el ā€œInstituto de Medicina Legal (IML), en los Ćŗl-
timos diez aƱos se ha aumentado el hallazgo de cuerpos de
mujeres asesinadas en la vĆ­a pĆŗblica, siendo el grupo etario
de 20 a 29 aƱos de edad el de mayor victimizaciĆ³n, seguido
del grupo de 10 a 19 aƱos. Alrededor del 40% de ellas con
signos de violencia sexual previa y con una creciente eviden-
cia del ensaƱamiento en sus cuerpos, como decapitaciones,
desmembraciones, signos de tortura y de uso de mĆŗltiples
armas, arma blanca y de fuegoā€ (JuĆ”rez, 2010). TambiĆ©n en
el Informe del Instituto Centro Reina SofĆ­a, del 2010, al ela-
borarse un ranking por nĆŗmero de vĆ­ctimas asesinadas por
cada millĆ³n de mujeres, de los 44 paĆ­ses que se tienen datos
sobre feminicidios hasta el aƱo 2006, se tiene que El Salva-
dor se coloca en el primer lugar se ese ranking con 129,43
feminicidios por millĆ³n de mujeres. La prevalencia media en
Centro y SuramƩrica ha sido de 45.39 mujeres asesinadas
por millĆ³n (SanmartĆ­n Espluges, etal., 2010).
Pero no todo son malas noticias. Lo positivo es que, el 25 de
noviembre del 2010, la Asamblea Legislativa de El Salvador
aprobĆ³ la ā€œLey Especial para una vida libre de violencia para
las mujeresā€, que entrarĆ” en vigor a partir de enero del aƱo
2012. En esta ley, en el ArtĆ­culo 9, se tipiļ¬can los tipos de
violencia; y en el literal b) se deļ¬ne que la violencia femini-
cida es la forma extrema de violencia de gƩnero contra las
mujeres, producto de la violaciĆ³n de sus derechos humanos,
en los Ć”mbitos pĆŗblico y privado, conformada por el conjunto
de conductas misĆ³ginas que conllevan a la impunidad social
o del Estado, pudiendo culminar en feminicidio y en otras
formas de muerte violenta de mujeres.
MƔs adelante, en el Tƭtulo II, relativo a delitos y sanciones del
CapĆ­tulo I, en el artĆ­culo 45 sobre las sanciones al feminicidio
y el ArtĆ­culo 46 sobre feminicidio agravado, se imponen las
sanciones correspondientes. A continuaciĆ³n se transcriben
textualmente ambos artĆ­culos:
ArtĆ­culo 45.- Feminicidio
Quien le causare la muerte a una mujer mediando motivos de
odio o menosprecio por su condiciĆ³n de mujer, serĆ” sancio-
nado con pena de prisiĆ³n de veinte a treinta y cinco aƱos.
Se considera que existe odio o menosprecio a la condiciĆ³n
de mujer cuando ocurra cualquiera de las siguientes circuns-
tancias:
a) Que a la muerte le haya precedido algĆŗn incidente de
violencia cometido por el autor contra la mujer, indepen-
dientemente que el hecho haya sido denunciado o no
por la vĆ­ctima.
b) Que el autor se hubiere aprovechado de cualquier con-
diciĆ³n de riesgo o vulnerabilidad fĆ­sica o psĆ­quica en que
se encontraba la mujer vĆ­ctima.
c) Que el autor se hubiere aprovechado de la superioridad
que le generaban las relaciones desiguales de poder ba-
sadas en el gƩnero.
d) Que previo a la muerte de la mujer el autor hubiere co-
metido contra ella cualquier conducta caliļ¬cada como
delito contra la libertad sexual.
56
e) Muerte precedida por causa de mutilaciĆ³n.
ArtĆ­culo 46.- Feminicidio Agravado
El delito de feminicidio serĆ” sancionado con pena de treinta
a cincuenta aƱos de prisiĆ³n, en los siguientes casos:
a) Si fuere realizado por funcionario o empleado pĆŗblico o
municipal, autoridad pĆŗblica o agente de autoridad.
b) Si fuere realizado por dos o mƔs personas.
c) Si fuere cometido frente a cualquier familiar de la vĆ­cti-
ma.
d) Cuando la vƭctima sea menor de dieciocho aƱos de edad,
adulta mayor o sufriere discapacidad fĆ­sica o mental.
e) Si el autor se prevaleciere de la superioridad originada
por relaciones de conļ¬anza, amistad, domĆ©stica, educa-
tiva o de trabajo.
Los dos artĆ­culos anteriores se transcriben textualmente, con
el objetivo de que sean conocidos, pues en cuanto se publico
la noticia acerca de la aprobaciĆ³n de esta ley, de inmediato
en un periĆ³dico electrĆ³nico, muchos hombres reaccionaron
de forma violenta y soez en contra de dicha ley, y supongo
que sin haberla leĆ­do.
A pesar de todas las desconļ¬anzas y temores no sustenta-
dos por aquellos sectores de hombres que sienten amena-
zado su ā€œpoderĆ­oā€, la aprobaciĆ³n de esta ley es un paso im-
portante en el avance de la consecuciĆ³n de la igualdad plena
de las mujeres salvadoreƱas, y de todas aquellas mujeres
extranjeras pero que residen en el paĆ­s, para empezar a vivir
sin miedo. Ahora falta esperar que en el proceso de revisiĆ³n
esta ley no vaya a ser mutilada y se rompan todas las buenas
expectativas que ella abre para un futuro sin violencia.
Referencias
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y la violencia de gƩnero. MƩxico, CU, Unam, 2004. Consultado
el 4 de enero 2010: catedradh.unesco.unam.mx/generoyequi-
dad/documentos/ā€¦/06.ppt-
- Feminicidios en El Salvador subieron 64% entre 2007 y 2010.
Consultado 5 enero 2010:
http://palabrademujer.wordpress.com/2010/11/12/feminici-
dios-en-el-salvador-subieron-64-entre-2007-y-2010-segun-es-
tudio/
- Instituto Interamericano de Derechos Humanos. SecretarĆ­a
TĆ©cnica. ā€œSituaciĆ³n y anĆ”lisis del feminicidio en la RegiĆ³n
Centroamericanaā€. Consejo Centroamericano de Procura-
dores de Derechos Humanos, 2006. Consultado el 14 enero
20110: http://www.conadeh.hn/pdf/Femicidio.pdf
- La Boletita 10. Consultada el 13 de enero 2010: http://obser-
vatoriodeviolencia.ormusa.org/boletinas/2010_12_BOLETINA_
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- Lagarde y de los RĆ­os, Marcela. ā€œFeminicidioā€. Consultado el 17
enero 2010 :
http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Feminicidio
- ā€œLey especial integral para una vida libre de violencia para las
mujeresā€. Consultada en el 14 enero 2010:
http://www.americalatinagenera.org/es/boletin/documen-
tos/201011-ley-especial-para-vida-libre-violencia.pdf.
- MartĆ­nez, Marta. Marcela Lagarde: ā€˜Los feminicidios son la pun-
ta del iceberg de todas las formas de violencia cotidiana contra
las mujeresā€™. Consultado en el 20 enero 2010: http://www.adi-
tal.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=47981
- Sanmartƭn Espluges, JosƩ; Ibarra Marmolejo, Isabel; Garcƭa Es-
tĆ©ves, Yolanda; MartĆ­nez SĆ”nchez, Pilar. ā€œIII informe Internacio-
nal. Violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja.
EstadĆ­sticas y LegislaciĆ³nā€. EspaƱa, Centro Reina SofĆ­a; Valen-
cian Internacional University, Instituto Centro SofĆ­a, 2010. Con-
sultado el 21 enero 2010 en: http://www.fundacionluisvives.
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nacional_violencia_contra_la_mujer_en_las_relaciones_de_
pareja__estadisticas_y_legislacion.html.
57
InternacionalizaciĆ³n
de la educaciĆ³n superior*
Blanca Ruth Orantes
Directora de Investigaciones Utec
Relaciones internacionales
en las universidades
L
as relaciones internacionales en las universidades son
instrumento importante, tanto para la bĆŗsqueda de co-
operaciĆ³n internacional como para la internacionalizaciĆ³n
de la educaciĆ³n superior, y especialmente como apoyo a los
proyectos de formaciĆ³n de capacidades en docencia e inves-
tigaciĆ³n. Esta necesidad se visualizĆ³ por un equipo de exper-
tos y dio lugar al proyecto ā€œPromociĆ³n de la internacionaliza-
ciĆ³n en CentroamĆ©ricaā€, Inca, cuyos objetivos son potenciar
la transferencia de conocimientos, tĆ©cnicas de gestiĆ³n y
buenas prĆ”cticas para la gestiĆ³n de las oļ¬cinas de relacio-
nes internacionales.Lo que se busca es apoyar las relaciones
Resumen
Las universidades se enfrentan a una nueva conļ¬guraciĆ³n del orden internacional en el Ć”mbito de paĆ­ses e
instituciones. Los modelos de producciĆ³n innovadores impulsan a la ciencia y la tecnologĆ­a. Las fronteras estĆ”n
desapareciendo y transformando los valores econĆ³micos, ademĆ”s de observar un crecimiento vertiginoso de la
informaciĆ³n y saberes. Todo lo anterior enfrenta a las universidades a una nueva exigencia, prepararse, crear una
cultura para la internacionalizaciĆ³n; y sus exigencias: idioma y tecnologĆ­a de avanzada. AĆŗn cuando se reconozca
la importancia de la internacionalizaciĆ³n y cooperaciĆ³n, se requiere de planes, acciones y presupuesto para su
ejecuciĆ³n. No obstante, la cultura de internacionalizaciĆ³n tambiĆ©n se debe desarrollar por medio de un modelo
que integre la voluntad, la capacidad y la identidad.
internacionales de las universidades miembros. EstĆ” con-
formada por universidades pĆŗblicas y privadas de cada paĆ­s
de AmƩrica Central, incluyendo PanamƔ. Todas ellas bajo
la coordinaciĆ³n de la Universidad de Alicante y el Instituto
TecnolĆ³gico de Costa Rica. Se considera un proyecto exito-
so, pues si bien algunas de las universidades participantes
ya cuentan con oļ¬cinas de relaciones internacionales (ORI).
Existen otras universidades que, realizan gestiĆ³n internacio-
nal, esta se ejecuta de forma descentralizada. Para el Ćŗltimo
caso citado, Inmaculada Madera de la Universidad APES de
Santo Domingo recomienda iniciar formando un comitƩ ins-
titucional de InternacionalizaciĆ³n permanente, luego realizar
un diagnĆ³stico, proceder a la conformaciĆ³n de una oļ¬cina
de cooperaciĆ³n que inicie un proceso de formaciĆ³n, planes y
*
Artƭculo basado en el encuentro de la Red Inca en El Salvador, AmƩrica Central , sede UES - UTEC, 5, 6 y 7 de Julio de 2010.
58
mecanismos de seguimiento hasta conformar la unidad vin-
culada con todas las instancias de la universidad. A partir de
ello, se debe iniciar todo un proceso de Marketing (MKT).
Roberto EscarrƩ de la Universidad de Alicante, EspaƱa, con-
sidera que el MKT vende la imagen de la universidad. Pero
que se debe desarrollar MKT de alta tecnologĆ­a para poder
competir en el mercado internacional, con una organizaciĆ³n
educativa orientada al cliente internacional; crear factores
de atracciĆ³n para ese cliente. Los nichos de mercados deben
focalizarse y ofrecer planes o cursos atractivos. Por ejemplo
un ā€œcurso de espaƱol para japoneses mĆ”s un curso de fĆŗt-
bolā€ (caso EspaƱa). Todo debe ser parte de las estrategias,
de acuerdo con las condiciones de cada paĆ­s o regiĆ³n. Al
respecto, Gaspar HernƔndez, de Alicante, explica que dentro
de las estrategias se debe informar sobre las actividades y
proyectos internacionales, orientar el servicio educativo a
estudiantes extranjeros, diseƱar un programa para acogida
de visitantes internacionales y evaluar la rentabilidad de los
servicios. la Universidad de Alicante tiene 50 titulaciones y
mƔs de 30 mil estudiantes. Hay mucha movilidad e intercam-
bio, se tiene un campus innovador. La oļ¬cina de relaciones
internacionales realiza promociĆ³n, a escala internacional, de
la oferta acadƩmica y de la conveniencia de estancia para
estudiantes extranjeros, promoviendo a la vez productos o
servicios atractivos. Se procura que los planes y el currĆ­culo
sean de calidad. La oļ¬cina tambiĆ©n coordina programas de
movilidad de nacionales y extranjeros. AdemƔs, impulsa ini-
ciativas en la bĆŗsqueda de acciones de cooperaciĆ³n para el
desarrollo.
Universidades de El Salvador que pertenecen
a Inca
Ada Ruth Nieto explicĆ³ el quehacer de las oļ¬cinas de relacio-
nes internacionales de la Universidad de El Salvador (UES).
Tienen como objetivo mejorar los procesos de gestiĆ³n de
cooperaciĆ³n internacional como medio para potenciar la do-
cencia, la investigaciĆ³n y la proyecciĆ³n social. Actualmente
la oļ¬cina cuenta con nueve empleados y catorce estudian-
tes como colaboradores. ExplicĆ³ que se estĆ” trabajando por
una mayor integraciĆ³n y colaboraciĆ³n por parte de algunas
unidades de la universidad. ExplicĆ³ que habĆ­a una estructura
por Ć”rea geogrĆ”ļ¬ca, por ejemplo, Estados Unidos y CanadĆ”,
Asia, Europa, LatinoamƩrica, entre otros y alrededor de ellas
se planiļ¬can las acciones.
La universidad TecnolĆ³gica de El Salvador (Utec), dio a co-
nocer en el evento su quehacer internacional, como par-
te de sus actividades. Blanca Ruth Orantes expuso que se
cuenta con lĆ­neas estratĆ©gicas centradas en gestiĆ³n de la
calidad, consolidaciĆ³n de vĆ­nculos, internacionalizaciĆ³n de
la enseƱanza y bĆŗsqueda de cooperaciĆ³n internacional. Ac-
tualmente la Utec estĆ” fuertemente vinculada con la comu-
nidad educativa y la sociedad salvadoreƱa, ya que se cuenta
con mƔs de 19 mil estudiantes de diversos sectores, pero
que en su mayorĆ­a se concentran en la clase media baja,
provenientes de sectores populosos de San Salvador y del
interior de la RepĆŗblica. En cuanto a la acreditaciĆ³n, existe
un reconocimiento nacional e internacional, ademƔs de Inca,
se participa en otras redes internacionales. La comunidad
Utec tiene conciencia de la necesidad de cambios, en cuanto
a la adaptaciĆ³n del nuevo orden internacional y la contri-
buciĆ³n al desarrollo nacional. Con el objeto de potenciar la
internacionalizaciĆ³n de la Utec, la gestiĆ³n internacional ha
generado convenios internacionales. Se cuenta con conve-
nios ļ¬rmados con universidades de prestigio extranjeras,
que han dado resultados efectivos. Una declaraciĆ³n inter-
nacional para el Museo Universitario de AntropologĆ­a, (MUA)
programas de cartas de entendimiento y convenios que im-
plican programas de movilidad e investigaciones conjuntas
para docentes e investigadores, asĆ­ como relaciĆ³n con orga-
nismos y embajadas. UTEC es sujeto de cooperaciĆ³n pues
estĆ” inscrita en entes cooperantes, como ejemplo en Pador
(Europa Programas de CooperaciĆ³n Exterior) Permanente se
59
aplica a proyectos conjuntos, vinculados a la Aecid, OEI, BID,
Unesco, PNUD, FundaciĆ³n Carolina, entre otros. Las acciones
apuestan a la calidad en docencia, investigaciĆ³n y proyec-
ciĆ³n social asĆ­ como mejorar las capacidades de gestiĆ³n in-
ternacional. Para el pasado aƱo 2010, miembros de la comu-
nidad Utec se encontraban en programas internacionales de
doctorado, maestrĆ­as, postgrado y cursos. En los paĆ­ses de
EspaƱa, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y Estados Unidos,
algunos de los centros Castilla-La Mancha, De Valencia, Gra-
nada, ITCR. Incae, Flacso, Salamanca, Fulbright, entre otros.
En el programa Visitantes acadƩmicos extranjeros distingui-
dos, se ha tenido en el 2009 y 2010 alrededor de quince vi-
sitantes, ļ¬nanciados por este programa, siendo el objetivo
fortalecer la investigaciĆ³n, docencia y proyecciĆ³n social, asĆ­
como observar las experiencias institucionales y profesiona-
les de ellos hacia el sector docente e investigador. Se desta-
can la visita del Dr. JosĆ© PadrĆ³n, de Venezuela, y el Dr. Paul
Kim, de la Universidad de Stanford, California; el Dr. Claudio
Rama, de Uruguay; el Dr. Ernesto Ayala, Dra. Clemencia Ca-
macho, entre otros.
En cuanto a redes universitarias, la Utec pertenece a redes
universitarias nacionales e internacionales: a) Nacionales
Raices, Auprides b) Red Latinoamericana de CooperaciĆ³n
Universitaria, Red Urdimbre: EducaciĆ³n e InvestigaciĆ³n, que
reĆŗne a trece universidades latinoamericanas, entre ellas la
Universidad de IbaguƩ y el PolitƩcnico Grancolombiano de
Colombia, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Na-
cional Abierta de Venezuela, entre otras. La Red Inca, es un
proyecto coļ¬nanciado por la UniĆ³n Europea en el marco del
programa Alfa. Es la PromociĆ³n de la InternacionalizaciĆ³n
en AmƩrica Central, conformada por doce universidades, de
seis paĆ­ses, coordinadas por la Universidad de Alicante y el
Instituto TecnolĆ³gico de Costa Rica. El Salvador, participa por
medio de la Universidad de El Salvador y la Universidad Tec-
nolĆ³gica de El Salvador. Es un proyecto que ofrece la oportu-
nidad de potenciar la internacionalizaciĆ³n y conformar una
red de cooperaciĆ³n entre las universidades que contribuye
a la regiĆ³n. Existen otras actividades que se reļ¬‚ejan en el
proceso de internacionalizaciĆ³n que la Utec ha iniciado, y
que ya se observan buenos resultados: a) En investigaciĆ³n:
formaciĆ³n de investigadores, consolidaciĆ³n de grupos de
ā€œ
Las relaciones internacionales
en las universidades
son instrumento importante,
tanto para la bĆŗsqueda
de cooperaciĆ³n internacional
como para la internacionalizaciĆ³n
de la educaciĆ³n superior,
y especialmente como apoyo
a los proyectos de investigaciĆ³n
ā€
60
investigaciĆ³n, investigaciones conjuntas y publicaciones. B)
Docencia: transferencia de experiencias, incremento e inno-
vaciĆ³n del conocimiento, investigaciĆ³n formativa como eje
transversal en el proceso enseƱanza-aprendizaje. C) GestiĆ³n:
buenas prĆ”cticas, capacidad de gestiĆ³n, transferencia de
know-how y consolidaciĆ³n de vĆ­nculos.
Algunas experiencias de las oļ¬cinas de rela-
ciones internacionales en universidades que
pertenecen a la Red Inca
Zizar Ayadi, de la Universidad de Alicante, explicĆ³ que la bĆŗs-
queda de cooperaciĆ³n es la clave en el diseƱo de estrategias
y bĆŗsqueda de socios. La negociaciĆ³n debe darse por exper-
tos y bajo el principio de reciprocidad o ventajas comparati-
vas de las instituciones. AdemƔs de considerar las variables
gestiĆ³n transnacional y la dimensiĆ³n humana. Sobre ello
se planiļ¬ca, se mantiene un control y coordinaciĆ³n de las
acciones internacionales. Los errores y defectos por evitar
son: pensar solo en la ļ¬nanciaciĆ³n, no trabajar para resolver
problemas o necesidades de contraparte, no asumir los pro-
yectos, no trabajar en equipo, no contar con equipo prepa-
rado, no asumir riesgos, entre otros. Networking y bĆŗsqueda
de socios. Es encontrar rƔpidamente a quiƩn necesitas. Dar
respuestas en tiempos mĆ­nimos, presentar ideas realistas,
saber escuchar, no hacer juicios previos.
Odilia Mitre, de la Universidad TecnolĆ³gica de PanamĆ”, seƱa-
lĆ³ la importancia del papel que desempeƱan el personal que
integra las oļ¬cinas de relaciones internacionales, principal-
mente el del director de cooperaciĆ³n. Deben ser personas
que resuelven problemas de la comunidad educativa Help
Desk. Debe ser un servicio que orienta y gestiona para toda
la comunidad, pero principalmente que integre el trabajo.
La oļ¬cina de relaciones internacionales se encarga de ello,
orienta y gestiona la movilidad internacional a estudiantes,
docentes y autoridades, asĆ­ como a extranjeros.
Omar AragĆ³n, de la Unica (Nicaragua), explicĆ³ que su univer-
sidad cuenta con oļ¬cina de relaciones internacionales. Las
acciones de esta oļ¬cina estĆ”n basadas en el plan estratĆ©-
gico. Atiende convenios, cursos de titulaciĆ³n, jornadas, mo-
vilidad, entre otros. Se tienen relaciones con la Universidad
Loma Linda (California), en donde ha habido movilidad de
estudiantes. Se coordinan servicios e informaciĆ³n migratoria
para los visitantes extranjeros. Se cuenta con un programa
de pasantĆ­as pagadas en Disneyword. InvitaciĆ³n a expertos
de la internacionalizaciĆ³n. Se cuenta con servicios en la web.
Se da inducciĆ³n a visitantes extranjeros sobre cultura nacio-
nal. Se cuenta con programas en emprendurismo social e
ingenierĆ­a humanitaria. ā€œNos capacitamos mejor para servir
mejorā€ es nuestro lema.
La Ulacit, de Costa Rica, atiende diferentes servicios: Con-
venios, movilidad de estudiantes y docentes. Contratos con
grupos e instituciones proveedoras de servicios educativos,
somos inter-mediarios para estudiar en el exterior y en Costa
Rica.
Mariela Bonilla, del Instituto TecnolĆ³gico de Costa Rica (TEC),
enfatizĆ³ que las oļ¬cinas de relaciones internacionales de-
ben ser unidades dedicadas a ofertar servicios a estudian-
tes, docentes, investigadores, gestores administrativos, etc.
Para que exista una cooperaciĆ³n e internacionalizaciĆ³n en
nuestras universidades, debe existir un presupuesto para
ello. AdemƔs, se debe contar con personal especializado, asƭ
como un sistema y polĆ­ticas que permitan la movilidad aca-
dĆ©mica y cursos de capacitaciĆ³n. En el TEC de Costa Rica,
la oļ¬cina tiene una amplia participaciĆ³n: gestiĆ³n en investi-
gaciones conjuntas, participaciĆ³n en proyectos, pasantĆ­as al
exterior y profesores invitados, movilidad estudiantil (interna
y externa), pasantĆ­as internacionales, coordinaciĆ³n de estan-
cias en el exterior, conferencias informativas de orientaciĆ³n,
y con organismos, embajadas, universidades extranjeras, di-
vulgaciĆ³n de actividades, ferias de oportunidades estudianti-
61
les, reconocimiento de estudios (caliļ¬caciones), orientaciĆ³n
para cursar estudios en el TEC, trƔmites migratorios, envƭo de
caliļ¬caciones, participaciĆ³n en ferias internacionales, base
de datos de familias en donde se puede alojar a los estu-
diantes, asĆ­ como apoyo para ubicarse en Costa Rica y los
servicios turĆ­sticos existentes.
AdemƔs, gestiona convenios y apoya las iniciativas de las
demƔs unidades en estas iniciativas, revisando, solicitando
informaciĆ³n a las contrapartes, envĆ­o de documentaciĆ³n, se-
guimiento de convenios (renovaciĆ³n, informes de convenios,
etc.). AsĆ­ como la bĆŗsqueda de programas o proyectos inter-
nacionales, y una amplia red de contactos. La oļ¬cina de rela-
ciones internacionales, cuenta en el TEC con su pƔgina web,
asĆ­ como con servicios de informaciĆ³n en lĆ­nea en inglĆ©s y
espaƱol. AdemĆ”s, brinda apoyo en procesos de acreditaciĆ³n
internacional. En cuanto a protocolo, atiende a misiones y
visitas oļ¬ciales.
Inmaculada Madera, seƱalĆ³ que segĆŗn la Unesco, la univer-
sidad debe ser la conciencia de la sociedad, un lugar donde
podamos tener una visiĆ³n mĆ”s amplia del mundo. Lo anterior
es el punto de partida para la internacionalizaciĆ³n, la cual
debe contar con una visiĆ³n, una dimensiĆ³n transformado-
ra como eje transversal, basada en una polĆ­tica con objeti-
vos estratĆ©gicos de posicionamiento y gestiĆ³n estratĆ©gica y
operativa que conlleve al cumplimiento de objetivos a corto,
mediano y largo plazo, asĆ­ como acciones y presupuesto. Es
decir, debe ser un proceso hacia la mejora continua: crite-
rios, indicadores y evaluaciĆ³n, particulares e institucionales.
El conjunto de servicios que debe ofrecer una oļ¬cina de re-
laciones internacionales, debe estar orientado a implantar
mecanismos y procedimientos que garanticen a la univer-
sidad actualizaciĆ³n/innovaciĆ³n y calidad/acreditaciĆ³n. Para
ello, internamente en la instituciĆ³n, se deben tener propĆ³-
sitos clave como desarrollar la voluntad, la capacidad y la
identidad de la comunidad universitaria para la internacio-
nalizaciĆ³n. Construir universalidad e identidad planetaria,
aprendiendo la interdependencia entre los pueblos. Favore-
cer la formaciĆ³n de sujetos con las competencias requeridas
para accionar con pertinencia ante un entorno cambiante
y mundializado. Integrar elementos multidisciplinarios, inter-
disciplinarios y transdisciplinarios, incorporar a la prƔctica
educativa el uso de las TIC ampliando el impacto global de
las instituciones. Lograr mayor pertinencia de calidad en las
funciones y la gestiĆ³n universitarias. Articular los sistemas
educativos a partir de criterios mĆ”s ļ¬‚exibles, que faciliten la
compatibilidad. Contribuir al desarrollo local, regional e in-
ternacional con visiĆ³n universal. Se debe estar consciente
de que existe un entorno mundial, en donde hay organismos
internacionales y regionales donantes, esperando apoyar la
educaciĆ³n superior bajo esquemas de integraciĆ³n y polĆ­ticas
de desarrollo.
Justiniano Montenegro explicĆ³ que la oļ¬cina de relaciones
internacionales tiene cuatro aƱos en la Universidad CatĆ³li-
ca Santa MarĆ­a la Antigua, PanamĆ”. Se cuenta con sesen-
ta convenios efectivos, hay una movilidad por cada aƱo de
62
un promedio de veinte estudiantes. Un ejemplo de buenas
prƔcticas en Usma, es el programa internacional en manejo
de carga y logĆ­stica portuaria, que dura cuatro semanas, se
desarrolla en siete mĆ³dulos. La universidad aprovecha la si-
tuaciĆ³n geogrĆ”ļ¬ca y prĆ”cticas econĆ³micas del paĆ­s, ademĆ”s
de sus relaciones con otras universidades, gobierno, etc.,
para su oferta acadƩmica internacional y nacional. Se cuen-
ta con las caracterĆ­sticas de un programa internacional. Es
un programa integral adaptado que podrĆ­a iniciarse en cual-
quier universidad. La oļ¬cina de Asuntos Internacionales de
la Universidad del Valle de Guatemalaā€ atiende: convenios,
investigaciones conjuntas, programas acadƩmica comparti-
dos, proyecciĆ³n comunitaria, intercambio, prĆ”cticas profe-
sionales. Actualmente se cuentan con 44 convenios y once
programas de pasantĆ­as internacionales. Hay movilidad aca-
dƩmica, se atienden visitantes internacionales, se cuenta
con un centro de informaciĆ³n. La UVG utiliza las TIC para las
diferentes actividades que realiza la ORI. Los intercambios
estudiantiles se tienen en los paƭses de: CanadƔ, EspaƱa, Es-
tados Unidos y TaiwƔn.
Los servicios de la ORI son: presentaciĆ³n de programa de
intercambio, orientaciĆ³n general en el proceso a estudian-
tes, profesores y padres de familia, apoyo a recopilaciĆ³n de
informaciĆ³n y programas acadĆ©micos de universidad ex-
tranjera, orientaciĆ³n y seguimiento para aplicaciĆ³n, gestiĆ³n
administrativa interna para la inscripciĆ³n como estudiante
ausente, convalidaciĆ³n y reinscripciĆ³n del estudiante. Se
atienden visitas internacionales y delegados de instituciones
extranjeras, asĆ­ como profesores o investigadores visitantes,
voluntarios en investigaciĆ³n y proyecciĆ³n social, grupos de
estudiantes y paquetes especiales.
La ORI coordina con los campus externos para promover y
organizar estudios cortos en la UVG. Todos los programas
tienen un componente acadƩmico, cultural/turƭstico y uno
ecolĆ³gico. Por ejemplo: programa de desarrollo-enfoque en
un proyecto comunitario, programa de idioma espaƱol, pro-
grama de antropologĆ­a y sociologĆ­a y escuela etnogrĆ”ļ¬ca.
Para centralizar la informaciĆ³n sobre las actividades de in-
ternacionalizaciĆ³n dispersas dentro de la universidad, la ORI
se establece como un centro de informaciĆ³n: recopilaciĆ³n
de informaciĆ³n, sistematizaciĆ³n de informaciĆ³n y difusiĆ³n de
informaciĆ³n. Existe un amplio desarrollo de base de datos
para: redes, visitas internacionales, actividades internaciona-
les, currĆ­culos internacionalizados, proyectos de cooperaciĆ³n
internacional, publicaciones, servicios a sector privado.
El tema Ects European Credit transfer System fue expuesto
por Nizar Ayadi, quien buscĆ³ algunas repuestas a este pro-
grama. Lo tipiļ¬cĆ³ como un sistema europeo de transferencia
(acumulaciones de crƩditos). Facilita la movilidad, reconoci-
miento de caliļ¬caciones, transparencia entre los sistemas
de educaciĆ³n superior, oportunidades de formaciĆ³n de es-
tudiantes en otros paĆ­ses, aprendizaje en toda la vida. No
debe ser: deļ¬nido en funciĆ³n de las horas de docencia, teĆ³-
rica y prĆ”ctica, impartida por el profesor. Deļ¬nido en funciĆ³n
exclusiva de las horas presenciales. CaracterĆ­sticas: ECTS.
Carga por trabajo. 180 Ć³ 240 crĆ©ditos, durante cuatro aƱos.
Carga: tiempo invertido en asistencia a clases, seminario, es-
tudio personal, preparaciĆ³n y realizaciĆ³n de exĆ”menes, etc.
Se asignan a todos los componentes educativos que inclu-
yen las prƔcticas. Documentos esenciales de ECTS. CatƔlogo
informativo en dos idiomas, por lo menos, impreso y en la
web. Elementos: introducciĆ³n, informaciĆ³n prĆ”ctica (cĆ³mo
llegar, costo de vida, etc.), departamento (estructura de los
cursos, perƭodo, lenguas de enseƱanza), glosario y ejemplos.
Contrato de estudios: lista de asignaturas, transferencia de
crƩditos. Expediente acadƩmico. Documenta todos los resul-
tados del estudiante, notas, etc. La clave es la transparencia,
conļ¬anza, acuerdo, reconocimiento, ļ¬‚exibilidad, movilidad,
diploma Supplent, documento anexo a un tĆ­tulo de educa-
ciĆ³n superior, proveer descripciĆ³n de la naturaleza, nivel,
contexto, contenido y estatus.
63
Lo que vive un estudiante en el extranjero: una nueva casa
(una universidad), muchas casas (diferentes universidades).
La experiencia se lleva para toda la vida, asĆ­ lo explicĆ³ Alian-
dra Barlete de la Universidad de Alicante.
ĀæCĆ³mo desean ustedes que los estudiantes internacionales
se recuerden de la experiencia en su universidad? La res-
puesta a esta pregunta deļ¬nirĆ” la calidad de los servicios que
ustedes van a ofrecer. ObsƩrvense las diferentes fases por
las que atraviesa un estudiante extranjero: UbicƔndonos.
Diferentes paĆ­ses, clima variado, nacionalidades diferentes
y varias mudanzas por correo, que aumentaba el equipaje.
OrientaciĆ³n antes de llegar. Visado, dĆ³nde vivir, como llega
a su casa y a la universidad. Plan de estudios; que va a hacer
el estudiante y por cuƔnto tiempo. Cultural schock, integra-
ciĆ³n, turismo, servicios mĆ©dicos, dentista, deportes y depre-
siĆ³n y saludable. OrientaciĆ³n durante la estadĆ­a. Nuevos
visados para alargar el tiempo. Soporte institucional, coor-
dinaciĆ³n de programas. Nunca termina la orientaciĆ³n que
necesita. AcomodaciĆ³n. Ellos preļ¬eren lugares que lleven
las cuentas incluidas (Internet, agua, luz, etc.) IntegraciĆ³n.
Estudiantes de varios paĆ­ses, pueden realizar encuentros
para entretenerse y compartir. Un ejemplo se puede encon-
trar en: http://www.ua.pt/guiaonlina/Pagelmage.aspx Orga-
nizaciĆ³n de pequeƱos grupos con actividades basadas en el
interƩs de los estudiantes: cooking group, table games group,
sports group. Bibliotecas, conversatorio, tertulias. Internatio-
nal coffe-hour. Nos olvidamos. Rol en la experiencia. La ma-
yorĆ­a de estudiantes de grado no han vivido en el extranjero.
No han abierto una cuenta bancaria, en su mayorĆ­a. Mezcla
de sentimientos: aventura, curiosidad y frustraciĆ³n.
Para diseƱar los servicios, es necesario hacerse los siguien-
tes interrogantes: ĀæQuĆ© tipo de experiencia se desea ofre-
cer a estudiantes y profesores visitantes? ĀæCuĆ”l identidad
internacional se desea construir? ĀæCĆ³mo se quiere que los
estudiantes recuerden a la universidad? Las universidades
que envƭan deberƭan tambiƩn orientar a los estudiantes, do-
centes, investigadores, etc., que viajan.
CONCLUSIONES
En El Salvador, las dos universidades deberƔn potenciar los
programas de movilidad del docente y estudiantes. Hay que
deļ¬nir estrategias. Por ejemplo, pasantĆ­as internacionales.
ā€œEl ITCR estĆ” dispuesto a negociar los tĆ©rminos, para poten-
ciar la movilidadā€, dijo Maricela Bonilla.
Justiniano Montenegro, de la Usma, PanamĆ” en nombre de
todo el equipo agradeciĆ³ a UES y UTEC por las atenciones. A
la instituciĆ³n y a los participantes.
Es una atenciĆ³n a la red. Una oļ¬cina de relaciones interna-
cionales deberĆ” considerar los ejemplos para crearla y me-
jorar los servicios. Los planes estratƩgicos deben considerar
los servicios de relaciones internacionales como un punto
importante para la internacionalizaciĆ³n. Se deben iniciar las
ā€œ
El conjunto de servicios que
debe ofrecer una oīƒ€cina
de relaciones internacionales
debe estar orientado a implantar
mecanismos y procedimientos
que garanticen a la universidad
actualizaciĆ³n/innovaciĆ³n
y calidad/acreditaciĆ³n
ā€
64
acciones y dirigirlas hasta los Ć³rganos de poder y de toma de
decisiones. Las ideas deberƔn retomar para nuestros paƭses
e instituciones. Se deben aprovechar los espacios que ofrece
la red Inca y trabajar en ella.
Fuentes
- AragĆ³n, Omar. La ORI. Universidad CatĆ³lica de Managua, Nica-
ragua. Encuentro Red Inca Julio 2010. San Salvador, El Salvador,
AmƩrica Central.
- Ayadi, Nizar. InternacionalizaciĆ³n at home. Promover las rela-
ciones internacionales en su universidad. SelecciĆ³n de socios
y negociaciĆ³n de acuerdos. Universidad de Alicante. Encuen-
tro Red Inca 5, 6 y 7 de julio 2010. San Salvador, El Salvador,
AmƩrica Central.
- Barlete, Aliandra. Oļ¬cina de GestiĆ³n de proyectos internacio-
nales. Universidad de Alicante. Encuentro Red Inca, julio 2010.
San Salvador, El Salvador, AmƩrica Central.
- Bonilla Freer, Maricela. Servicios de internacionalizaciĆ³n del
Instituto TecnolĆ³gico de Costa Rica. Encuentro Red Inca, julio
2010. San Salvador, El Salvador.
- EscarrĆ©, Roberto, Director de la Oļ¬cina GestiĆ³n de Proyectos
Internacionales (OGPI) de la Universidad de Alicante. Expuso
el tema de Marketing y ļ¬nanciaciĆ³n de la internacionalizaciĆ³n
en el contexto de la educaciĆ³n, como un tema transnacional.
Encuentro Red Inca julio 2010. San Salvador, El Salvador.
- Froh, Rebeca. Servicios de internacionalizaciĆ³n de la Univer-
sidad del Valle de Guatemala. Encuentro Red Inca, julio 2010.
San Salvador, El Salvador.
- HernĆ”ndez, Gaspar. Universidad de Alicante, Oļ¬cina de Rela-
ciones Internacionales, ā€œServicios para la gestiĆ³n de la movi-
lidadā€. Encuentro Red Inca, julio 2010. San Salvador, El Salva-
dor.
- Madera, Dra. Luz Inmaculada vicerrectora para Asuntos In-
ternacionales de la Universidad Apec, Santo Domingo, RepĆŗ-
blica Dominicana, ā€œImportancia de desarrollar una cultura de
internacionalizaciĆ³n y cooperaciĆ³n entre el personal de las
institucionesā€. Encuentro Red Inca, julio 2010. San Salvador, El
Salvador.
- Mitre, Odilia. Servicio Help Desk. Universidad TecnolĆ³gica de
PanamĆ”. Encuentro Red Inca Julio 2010. San Salvador, El Sal-
vador.
- Montenegro, Justiniano. Oļ¬cina de Relaciones Internaciona-
les. Universidad CatĆ³lica Santa MarĆ­a la Antigua, PanamĆ”. En-
cuentro Red Inca, julio 2010. San Salvador, El Salvador.
- Nieto, Ada Ruth, Secretaria de Relaciones Internacionales UES,
El Salvador. Encuentro Red Inca, julio 2010. San Salvador, El
Salvador.
- Orantes, Blanca Ruth. Directora de Investigaciones Utec, El
Salvador. Encuentro Red Inca, julio 2010. San Salvador, El Sal-
vador.
- www.enic-naric.net europa.eu.int/comm/education/program-
mes.
.
65
EpistemologĆ­a, complejidad
y competencias
1
JosƩ Humberto Flores M.
2
IntroducciĆ³n
N
o hay duda de que los conceptos de teorĆ­a del cono-
cimiento o la epistemologĆ­a tienen su base en el con-
cepto griego de ļ¬losofĆ­a. Este concepto de ļ¬losofĆ­a, desde
el principio, no signiļ¬caba Ćŗnicamente la posesiĆ³n del cono-
cimiento, sino, y sobre todo, la bĆŗsqueda del conocimiento.
Zubiri, siguiendo a Husserl y a Heidegger, decĆ­a que la ļ¬loso-
fĆ­a ā€œha sido ante todo una justiļ¬caciĆ³n o un esfuerzo mos-
tratorio de la existencia (sit venia verbo) de su objetoā€, que
se une al concepto aristotĆ©lico que aļ¬rmaba que la ļ¬losofĆ­a
ā€œEs necesario que el cuerpo docente se sitĆŗe
en los lugares mƔs avanzados del peligro
que constituye la incertidumbre permanente del mundoā€ (Martin Heidegger)
3
.
es ā€œel saber que se buscaā€ (Zetoumene episteme) (Zubiri,
2009:14).
Este saber que se busca no se realiza solo sobre el mƩtodo,
sino, ademĆ”s, sobre el objeto mismo de la ļ¬losofĆ­a. En otras
palabras, comprenderemos que la ļ¬losofĆ­a estĆ” en un per-
manente dinamismo y en permanente bĆŗsqueda de sĆ­ mis-
ma; y, sobre todo, en permanente bĆŗsqueda de su objeto de
estudio. En su MetafĆ­sica, AristĆ³teles menciona que los mo-
dos del saber, donde se patentiza la verdad como Ī±Ī»ĪµĻ„ĪøĪ¹Ī±,
como desvelamiento de las cosas, son la technƩ, la phrone-
Resumen
Para introducir los temas de la teorĆ­a del conocimiento, la epistemologĆ­a, la ciencia, la verdad y la ļ¬losofĆ­a nos
parecen sugerentes las palabras que escribĆ­a san AgustĆ­n en De Trinitate IX, 1) en el siglo IV de nuestra era:
ā€œBusquemos como buscan los que aĆŗn no han encontrado, y encontremos como encuentran los que aĆŗn han de
buscar, porque cuando el hombre ha terminado algo no ha hecho sino comenzarā€.
1
Conferencia dictada el sĆ”bado 1 de noviembre a los estudiantes de la MaestrĆ­a en Docencia e InvestigaciĆ³n Educativa.
2
Doctor en FilosofĆ­a y licenciado en TeologĆ­a y en FilosofĆ­a.
3
La cita del filĆ³sofo alemĆ”n, Martin Heidegger, en: Morin, E. (2000). La mente bien ordenada. Barcelona: Editorial Seix Barral.
66
sis, la episteme, el nous y la sophĆ­a. AsĆ­, la episteme que
es la demostraciĆ³n de las cosas, que signiļ¬ca un verdadero
saber de las cosas, se une al Nous, que se comprende como
conocimiento apodĆ­ctico que se constituirĆ” al ļ¬nal en la so-
phia que signiļ¬ca el saber verdadero.
La bĆŗsqueda del saber y del conocimiento verdadero fueron
los pilares de la teorƭa del conocimiento, ocupƔndose de los
problemas del origen, la posibilidad y la esencia del conoci-
miento (Hessen, 1981). Sin embargo, en las Ćŗltimas dĆ©cadas,
la cuestiĆ³n de la teorĆ­a del conocimiento se estudia como
epistemologĆ­a. La epistemologĆ­a, como la episteme en los
griegos, se concebĆ­a como ā€˜la pretensiĆ³n de alcanzar co-
nocimientos vĆ”lidosā€™, explĆ­cito en la idea de ciencia como
ā€˜bĆŗsqueda humana y racional, en la que el hombre encuen-
tra criterios ļ¬ables para avanzar en el desarrollo de diversas
prĆ”cticasā€™ (Vargas, 2006:39).
En otras palabras, podemos decir que el mundo griego con-
cebƭa la epistemologƬa de modo distinto a como se concibe
en el mundo actual, donde encontramos modos de cono-
cimientos verdaderos o epistemias (Foucault, 1985:78). La
epistemologĆ­a, tal como la conocemos ahora, es considerada
como la disciplina que estudia la producciĆ³n de conocimien-
tos y las articulaciones que existen entre distintas discipli-
nas, y que se pregunta cuĆ”l es el objeto de la investigaciĆ³n,
cĆ³mo adquirir los conocimientos o cĆ³mo una ciencia puede
tener una pertinencia social. La epistemologĆ­a, por tanto, es
determinante en la educaciĆ³n superior, y, sobre todo, en la
acciĆ³n educativa y en la investigaciĆ³n.
Las siguientes lĆ­neas pretenden establecer la epistemologĆ­a
que subyace en el modelo por competencias desde el pensa-
miento complejo. En otras palabras, trata de dar razones de
por quĆ© es necesario prestar atenciĆ³n al aprendizaje sistĆ©mi-
co, donde los estudiantes son los sujetos de ese aprendizaje,
capaces en la toma de decisiones que hacen en los diferen-
tes contextos que les toca enfrentar. La complejidad serĆ”
abordada por la importancia que esta tiene en su carƔcter
sistƩmico y amplio, y, sobre todo, porque tratarƔ problemas
no solo sociales, sino, y sobre todo, Ć©ticos y ambientales.
1. El concepto de competencias
Existe una gran variedad de conceptos y deļ¬niciones que
captan la naturaleza de la competencia. Muchas veces estos
conceptos se visualizan Ćŗnicamente desde la Ć³ptica labo-
ral y prƔctica. Sin embargo, estamos persuadidos de que el
concepto de competencias se traduce en algo mƔs amplio y
extendido. Este concepto proviene del latƭn competerƩ, que
estĆ” vinculado con ā€˜pertenecer a algoā€™, con ā€˜incumbenciaā€™, o
bien, con la ā€˜pericia de hacer algoā€™. En un sentido mĆ”s am-
plio, se puede entender como ā€˜la aptitud para hacer algoā€™.
Con ello nos alejamos de las concepciones funcionalistas
4
y
conductistas
5
de competencias, y apuntamos a una concep-
tualizaciĆ³n mĆ”s holĆ­stica e integral de estas. Para tal situa-
ciĆ³n, nos colocamos en tres dimensiones que interactĆŗan
entre sĆ­: las actuaciones, las competencias y la complejidad.
El concepto puede deļ¬nirse como: ā€œSaber actuar de manera
pertinente en contextos complejos e inciertos, enfrentando
con claros criterios de calidad aquellos problemas que le
son propios o apropiados a la profesiĆ³n, para lo cual se se-
leccionan y movilizan recursos personales (conocimientos,
actitudes, valores, experiencia), de redes (de expertos, de
informaciĆ³n) y del contexto, en orden a resolverlos, estando
en condiciones de dar razĆ³n (cientĆ­ļ¬ca, tecnolĆ³gica, polĆ­tica,
econĆ³mica, Ć©tica) de sus decisiones y haciĆ©ndose cargo de
la mismaā€ (adaptado de Troncoso & Hawes, 2007).
4
En esta visiĆ³n se asumen las competencias como atributos que deben tener las personas para cumplir con los propĆ³sitos de los procesos laborales-profesionales desde
unas funciones definidas.
5
La conductual asume las competencias como comportamientos clave de las personas para la competitividad en las instituciones.
67
Este saber actuar, sin embargo, no solo estarĆ” en relaciĆ³n
con los saberes que expuso Delors (1997) hace unos aƱos,
sino que se pondrĆ” en un contexto en el cual los estudiantes
tendrƔn la oportunidad de interactuar con lo complejo de la
realidad. AsĆ­, el saber actuar estarĆ” orientado a varias face-
tas de la vida, tales como el saber hacer del mundo laboral;
el saber aprender en su desarrollo profesional; el aprender a
convivir de su entorno social; y el aprender a ser, en su vida
misma.
El saber actuar en general responderĆ”, a la vida misma, de
manera holĆ­stica e integral donde entran en acciĆ³n todas las
dimensiones del ser humano:
6
la inteligencia, la voluntad, el
sentimiento, etc. Con el saber actuar la necesidad de apren-
der a vivir cobra nuevas dimensiones, y capacita al ser huma-
no para afrontar contextos complejos e inciertos. El aprendi-
zaje, por tanto, se debe reforzar desde la incertidumbre. Es
necesario distanciarse del recetario para la soluciĆ³n de los
problemas. Durkheim (1890:38) comentaba, al referirse a la
enseƱanza del estudiante: se debe ā€œcrear en Ć©l un estado
interior y profundo, una especie de polaridad del alma que
le oriente en un sentido deļ¬nido no solo durante la infancia,
sino para la vida enteraā€.
No se trata, pues, de transmitir y de llenar de datos las men-
tes de los estudiantes, sino que se trata de crear una habitud
en ellos para que aprendan a actuar en contextos complejos
que van mƔs allƔ de su disciplina de estudio y para que abor-
den aspectos de la vida misma.
Este saber actuar ante los contextos complejos nos lleva a
movilizar nuestros conocimientos y competencias a ļ¬n de
tomar buenas decisiones para la resoluciĆ³n de problemas.
Esta movilizaciĆ³n de los recursos personales hace posible
relacionar el saber, construir conocimiento, adquirir nuevas
competencias, con el objetivo de estar mejor equipados ante
los desafĆ­os del contexto. En sĆ­ntesis, conocemos datos, eva-
luamos situaciones, etc., para la toma de decisiones en los
diferentes Ɣmbitos de la vida, como el acadƩmico, el social,
el laboral, etc.
2. Las competencias desde el pensamiento
complejo
En la actualidad existe una crĆ­tica al hecho de creer que so-
lamente existe un solo estatuto cientĆ­ļ¬co vĆ”lido. DĆ­gase lo
mismo del reconocimiento de una epistemologĆ­a que condu-
ce a una visiĆ³n de ciencia que se centra en la ciencia posi-
tiva. No es extraƱo que en esta situaciĆ³n se ponga en crisis
una epistemologĆ­a centrada en los criterios de demarcaciĆ³n
(Candioti, 2009:151). En este sentido, la racionalidad ya no
puede ser el Ćŗnico fundamento de la ciencia, sino que se
debe ir mĆ”s allĆ” de esta visiĆ³n, reconociendo que hay otras
formas de entender la ciencia y la epistemologĆ­a, que se ha-
bĆ­an reclamado como Ćŗnicas visiones de entender al sujeto
en su relaciĆ³n con el mundo. Esta nueva visiĆ³n ha permiti-
do una ruptura en la visiĆ³n de la ciencia, proclamando en
unos casos la discontinuidad de ella misma (Kuhn, 1971)
7
y
6
Esta visiĆ³n holĆ­stica e integral mĆ”s cercana al pensamiento complejo nos parece mĆ”s pertinente que el enfoque constructivista, ya que este tiene la base en la construcciĆ³n
del conocimiento a partir de la razĆ³n, dejando a un lado la voluntad, el sentimiento, etc., y resuelve dificultades en los procesos laborales y profesionales desde un punto de
vista organizacional, dejando a un lado la posiciĆ³n Ć©tica, la calidad de vida, el desarrollo social y el equilibrio con el ambiente.
7
Kuhn, al igual que Feyerabend, apelan a la discontinuidad y a las rupturas en el conocimiento cientĆ­fico ya que este apela a las diversas formas de vida, a la variedad de los
juegos lingĆ¼Ć­sticos y a los marcos paradigmĆ”ticos. Para ellos la epistemologĆ­a de la demarcaciĆ³n solo obedece a unos criterios y no da cuenta de la praxis en lo social.
68
en otros casos, la anarquĆ­a en la visiĆ³n cientĆ­ļ¬ca prevalente
(Lakatos, 1983).
8
AĆŗn cuando no pretendemos seguir el ca-
mino radical de una superaciĆ³n de la epistemologĆ­a clĆ”sica,
al estilo de Rorty (1989 y 1997),
9
sĆ­ podemos plantearnos un
nuevo modo de reļ¬‚exiĆ³n en este tema.
Ciertamente no podremos hablar de un solo enfoque episte-
molĆ³gico y, peor aĆŗn, de un enfoque centrado en el positivis-
mo que antes hemos expuesto.
Para considerar nuevos caminos para la epistemologĆ­a, ha
sucedido como acto anterior el reconocimiento de que tam-
biĆ©n ha habido nuevos caminos de comprensiĆ³n de la racio-
nalidad. Para ello han colaborado ā€œlas concepciones herme-
nƩuticas, las ideas de Wittgenstein acerca de los juegos lin-
gĆ¼Ć­sticos, la TeorĆ­a de la AcciĆ³n Comunicativa de Habermas
y los estudios semiĆ³ticos de Apel. Ɖstos nos han mostrado
no solo un modo diferente acerca del lenguaje, sino la rup-
tura de los presupuestos de la epistemologĆ­a moderna y, en
deļ¬nitiva, una concepciĆ³n diferente de la racionalidad, que
no puede concebirse ya como una realidad epistƩmica, sin
considerar su carĆ”cter comunicativo-discursivoā€ (Candioti,
2009:176).
Esta consideraciĆ³n comunicativa de la epistemologĆ­a nos
abre el horizonte para pensar que no nos centraremos en
una ciencia Ćŗnica y autista, sino que nos abriremos al con-
curso de otros enfoques epistƩmicos que nos hacen posible
la interdisciplinariedad. Esta referencia de las diferentes dis-
ciplinas necesitarĆ”, sin duda, un carĆ”cter dialĆ³gico, comu-
nicativo e intersubjetivo capaz de salir de su propia Ć³rbita
de especializaciĆ³n para confrontarse con otros saberes ne-
cesarios para el acercamiento a la verdad. En esta nueva
visiĆ³n epistĆ©mica consideraremos que el conocimiento no
8
Lakatos tambiĆ©n rompe con los criterios de demarcaciĆ³n de la ciencia positiva, y Ć©l propone una epistemologĆ­a criterial que obedezca a situaciones del contexto y de la
historia. Estos criterios no serĆ”n inmutables (como sucede en el cientismo positivista), sino que son contingentes que podrĆ”n variar segĆŗn la necesidad del contexto.
9
Richard Rorty, filĆ³sofo norteamericano que propuso el giro pragmĆ”tico no solo de la ciencia, sino tambiĆ©n de las prĆ”cticas sociales. Para Rorty es necesario la ruptura entre
la racionalidad y las prĆ”cticas sociales. Cuando el ser humano practica la solidaridad lo hace ante la necesidad del necesitado, y no actĆŗa porque detrĆ”s del acto solidario
haya una fundamentaciĆ³n o una racionalidad que le indique el camino correcto. El rechazo de la epistemologĆ­a clĆ”sica la hace Rorty porque considera que la construcciĆ³n
epistemolĆ³gica positivista y moderna tambiĆ©n es fruto de una racionalidad sospechosa anclada en los grandes relatos de la modernidad.
69
es la representaciĆ³n de una realidad ya dada con antelaciĆ³n,
sino que es un proceso de construcciĆ³n signiļ¬cativa, en una
estrecha relaciĆ³n con las actividades sociales.
Desde esta visiĆ³n epistĆ©mica, necesariamente nuestras
prƔcticas comunitarias y sociales tienen que cambiar: se ha-
rĆ”n mĆ”s signiļ¬cativas porque nos llevan a afrontar perma-
nentemente a contextos
10
complejos de la realidad. En sĆ­n-
tesis, necesitamos de epistemologĆ­as, de formas plurales de
comprender la realidad, ya que ella es compleja en sĆ­ misma.
Atenernos a una sola disciplina para el conocimiento de la
realidad nos llevarĆ” irremediablemente a ver solo una parte
de ella y de forma parcializada. Y en el caso de las comunica-
ciones se hace exigible la atenciĆ³n a otras disciplinas, ya que
ella de suyo sobresale por su carĆ”cter dialĆ³gico, comunicati-
vo e interactivo. La educaciĆ³n, por tanto, no puede vivir en el
autismo que las ciencias positivas vivieron en el pasado.
Dado lo anteriormente dicho, es necesario que ante contex-
tos complejos nos reubiquemos epistemolĆ³gicamente (Mo-
rin, 2005:27). Como hemos visto, no seguimos una episteme
rĆ­gida que constituĆ­a una forma unilateral de hacer ciencia,
tal como lo aļ¬rmaba el discurso positivista. Es claro que no
vamos detrĆ”s de la bĆŗsqueda de una ciencia que imponga
leyes y que simplemente legisle. El caso de las comunicacio-
nes es distinto. La epistemologĆ­a que ahora nos planteamos
es aquella en la cual nos preguntamos ĀæcĆ³mo conozco?,
ĀæcĆ³mo me sitĆŗo en la realidad?, ĀæcĆ³mo aprendo? y ĀæcĆ³mo
me comunico? Por ejemplo, en la globalizaciĆ³n, que de suyo
es un contexto complejo, se requiere de toda esta serie de
preguntas que nos acabamos de formular. Esto sin duda nos
ha llevado a una nueva forma de aprender, que nos ayuda a
afrontar la educaciĆ³n desde un mundo complejo, globalizado
y comunicado. No basta, entonces, un cambio de mƩtodos o
de planes de estudio, sino que se impone un cambio en el
pensamiento y en la elaboraciĆ³n de nuestras construcciones
mentales.
Pero esta nueva manera de abordar el conocimiento nos
permite superar las antiguas antonomias, como la divisiĆ³n
entre teorƭa y prƔctica; la diferencia entre ciencias duras y
ciencias blandas o la diferenciaciĆ³n de diferentes disciplinas.
AsĆ­, ā€œlas ciencias de la complejidad instauran efectivamente
una nueva forma de racionalidad, distinta a las conocidas en
la historia de Occidente, y en la que no caben ya oposiciones
entre los planos teĆ³rico y prĆ”ctico, o ļ¬losĆ³ļ¬co y cientĆ­ļ¬co, o
teĆ³rico y social, que fueron los que marcaron al grueso de la
historia de la ciencia tanto como de la historia de la ļ¬losofĆ­aā€
(Maldonado 2003:153).
Con esta visiĆ³n del problema nos encontramos con que la
adopciĆ³n de la perspectiva de complejidad no se hace sola-
mente por una moda: se trata de un cambio epocal que ha
afectado, sin duda, el campo de la epistemologĆ­a. La carac-
terĆ­stica de este cambio epocal ha consistido en redeļ¬nir
las raĆ­ces de las diferentes disciplinas.
11
En este contexto, la
ciencia ya no solamente tratarĆ” sobre la descripciĆ³n de leyes
naturales y la explicaciĆ³n de fenĆ³menos, sino que la ciencia
y el aprendizaje se dirigen hacia toda la vida, afectando el
ethos de los ciudadanos.
El pensamiento complejo sale al paso no solamente de solu-
ciones simples, sino que se opone a la megaespecializaciĆ³n
de los profesionales, ya que es la renuncia a afrontar los pro-
blemas de manera integral. Con la especializaciĆ³n solamen-
te se observa una faz del problema. Los expertos dicen que
se tiene que ir mƔs allƔ de un pensamiento especializado,
asĆ­ como lo cita Hawes (2006): ā€œActualmente el capital del
10
No debemos caer necesariamente al contextualismo de Rorty, el cual afirmaba el divorcio de nuestros actos con condicionamientos de racionalidad previamente estable-
cidos. En este sentido, los seres humanos actuarĆ”n segĆŗn el contexto que lo determine.
11
Este giro epocal, que afecta a la epistemologĆ­a, viene dado en parte por la reflexiĆ³n y la crĆ­tica postmoderna ha hecho en contra de la razĆ³n ilustrada de la modernidad
que predominĆ³ durante los siglos XIX y XX en el campo de la educaciĆ³n.
70
conocimiento instalado en las distintas disciplinas se multi-
plica por dos cada cinco aƱos. Esto es lo que hace absurdo
formar profesionales muy especializados en Ć”reas especĆ­ļ¬-
cas, porque a mayor especializaciĆ³n mayor es la caducidad
del conocimiento. La tendencia es que el profesional tenga
ahora el know why, esto es, que sea capaz de explicarse
cĆ³mo ocurren las cosas; el know what, esto es, quĆ© ocurre
en su dimensiĆ³n mĆ”s descriptiva; el know how, que es una
competencia asociada a las prƔcticas, y el know who, puesto
que el conocimiento estĆ” en redes, y lo importante para el
profesional es saber quiĆ©n lo tiene y dĆ³nde estĆ”ā€ (Moeller &
Rapoport, 2003).
12
El estudiante, por tanto, debe aprender a actuar en con-
textos complejos mƔs allƔ de su propia disciplina de espe-
cializaciĆ³n. Debe aprender a buscar el complex,
13
es decir,
aprender a relacionar todos los saberes y todo lo que estĆ”
por saber.
El pensamiento complejo, por tanto, nos ayuda a unir, reunir,
construir y relacionar los conocimientos, esos conocimien-
tos que estƔn en constante cambio. Este pensamiento tiene
ciertas caracterĆ­sticas (Morin, 1994 y 2001), a saber: el prin-
cipio dialĆ³gico donde los principios antagĆ³nicos se unen sin
perder sus diferenciaciones; la recursiĆ³n organizacional, en
donde los procesos se autoreproducen y autoorganizan en
tanto los efectos producen causas y las causas, efectos; el
principio hologramƔtico, en el cual el sistema todo estƔ en
la parte, y la parte estĆ” en el todo; reconoce el continuo pro-
ceso de interacciones entre partes; combina lo cuantitativo
con lo cualitativo; y considera la realidad como un proceso
en continuo cambio, entre otros.
En este contexto en que se diversiļ¬can las epistemologĆ­as
es necesario reconcebir los saberes hacia una mirada des-
de la complejidad (Morin, 1991, 1994). En este sentido, los
profesionales de cualquier disciplina deben actuar articulan-
do y movilizando todos los saberes, incluso de aquello de lo
que no se sabe. En esta articulaciĆ³n de saberes el profesio-
nal podrĆ” percibir las demandas de nuevos saberes que le
plantean los problemas. En la complejidad resulta necesario
tener la mirada en el exterior donde las profesiones tienen
su mƔxima referencia. TambiƩn es necesario tener la mirada
en el interior para profundizar en la pregunta universitaria:
ĀæQuĆ© saberes estamos enseƱando y aprendiendo? ĀæLos sa-
beres estĆ”n en una relaciĆ³n dialĆ³gica con las profesiones?
ĀæLa relaciĆ³n entre el saber y las profesiones superan la vieja
antinomia entre la teorƭa y la prƔctica?
Toda esta visiĆ³n recoge aspectos integrales como la actua-
ciĆ³n, la idoneidad, la ļ¬‚exibilidad y el desempeƱo generalizado
que nos ayudarĆ” a ilustrar las competencias desde la com-
plejidad, como lo aļ¬rma TobĆ³n (2007): ā€œProcesos complejos
de desempeƱo con idoneidad en determinados contextos,
integrando diferentes saberes, para realizar actividades y/o
resolver problemas con sentido de reto, motivaciĆ³n, ļ¬‚exibili-
dad, creatividad, comprensiĆ³n, emprendimientoā€¦ā€.
12
Sin embargo, estas competencias deben ser llevadas a procesos mĆ”s complejos donde se denote las actuaciones, la resoluciĆ³n de problemas con idoneidad y Ć©tica, la
calidad de vida, el equilibrio con el ambiente, etc.
13
La complejidad proviene etimolĆ³gicamente de la palabra en latĆ­n complex que significa ā€œlo que estĆ” tejido junto.ā€
71
3. La centralidad en el aprendizaje
contextualizado
Desde hace unos aƱos atrƔs, el acto educativo seƱala como
prioritario el aprendizaje sobre la enseƱanza. Aunque es cier-
to que no se puede dejar de enseƱar, tambiƩn es cierto que
se privilegia el aula, el ambiente universitario, las investiga-
ciones, las revistas cientĆ­ļ¬cas, la educaciĆ³n a distancia, etc.,
como lugares excepcionales para el aprendizaje. Es mƔs: los
actores del aprendizaje somos todos. Y estas certezas que
tenemos del aprendizaje tambiƩn ha permeado las bases
epistemolĆ³gicas de las diferentes disciplinas. Es mĆ”s recu-
rrente preguntarnos ahora ĀæcĆ³mo conozco?, ĀæcĆ³mo aprendo
mejor?, etc.
Y en estas valoraciones del aprendizaje contextualizado te-
nemos dos predecesores que han inļ¬‚uido en el campo de la
educaciĆ³n, sobre todo, a escala latinoamericana. El primero
fue Jean Piaget, quien propuso el paradigma cognitivo donde
el sujeto cognoscente construye su propio conocimiento en
referencia con el contexto que le toca vivir. AsĆ­, segĆŗn Piaget,
la educaciĆ³n consistirĆ” en ā€œcrear hombres que sean capaces
de hacer cosas nuevas, no necesariamente repetir lo que
han hecho otras generaciones: hombres que sean creativos,
inventivos y descubridores. El segundo aspecto de la edu-
caciĆ³n es formar mentes que puedan criticar, que puedan
veriļ¬car y no aceptar todo lo que se les ofrezcaā€ (HernĆ”ndez,
1998:192). En esta visiĆ³n el sujeto-estudiante es un cons-
tructor activo de su conocimiento desde su contexto. Con
todo lo positivo que ha sido este enfoque nos damos cuenta
de que el aprendizaje se encierra Ćŗnicamente en el individuo
y que su referencia al contexto es secundaria.
El otro referente en el campo educativo ha sido Vigotsky, que
propuso el paradigma sociocultural con el cual trataba de
superar los estudios fragmentados de los procesos psicolĆ³-
gicos superiores que no tenĆ­an una relaciĆ³n entre sĆ­. Supo-
nĆ­a que el aprendizaje es un proceso estrictamente social,
a travƩs del cual se vinculan las herramientas y los signos
culturales. Asƭ, las metas educativas se construirƔn en fun-
ciĆ³n de lo que la cultura considera valioso, entendidos los
estudiantes y los docentes como seres sociales productos
de interacciones socioculturales de las que son parte (RodrĆ­-
guez, 2009:104). AĆŗn cuando se visualiza que es un modelo
mĆ”s contextualizado, el aprendizaje siempre gira en la Ć³rbita
del sujeto, y muchas veces ese aprendizaje no regresa en
productos al Ɣmbito social y cultural.
En el pensamiento complejo se privilegian las actuaciones
del sujeto con idoneidad y Ć©tica, buscando su realizaciĆ³n
personal y calidad de vida, en franca apertura al desarro-
llo social y en equilibrio con el ambiente. La complejidad, a
diferencia del constructivismo cognitivo y el socioconstruc-
tivismo, hace que el individuo coloque sus conocimientos y
competencias en vista de la construcciĆ³n de un ethos que
impacta signiļ¬cativamente en la vida social, econĆ³mica y
medioambiental de los miembros de la comunidad.
La complejidad se traducirĆ” hasta el campo del aprendizaje.
Haciendo un modelaje de la complejidad en la vida univer-
sitaria, podemos poner el ejemplo del mƩtodo de casos, ya
que permite a los estudiantes situarse en un plano de la rea-
lidad de forma sistƩmica e interdisciplinaria. Ayuda, tambiƩn,
a que se experimenten varios mƩtodos y prƔcticas sociales
en los cuales el conocimiento, las preguntas, las soluciones
y el aprendizaje se hagan en forma dinƔmica e interactiva,
logrando que ellos puedan constituir un aprender a aprender
de forma original.
El mƩtodo de casos ayudarƔ a situaciones decisivas del
aprendizaje. Presentamos aquĆ­ brevemente, algunos ele-
mentos que tener en cuenta.
72
A) Puede dar relevancia a los datos que tenemos, ya que a
veces no sabemos quƩ hacer con lo que sabemos. B) En las
intervenciones educativas, para que se dƩ un buen apren-
dizaje, se deben privilegiar los caracteres dialĆ³gicos e in-
teractivos de la educaciĆ³n. C) Para estudiar lo complejo es
necesario trabajar con fuentes distintas y de distinto enfo-
que epistemolĆ³gico. Cuanto mĆ”s sepamos mejor compren-
deremos, podremos hacer mejores previsiones y, por tanto,
comportarnos en consecuencia. Esto se acentĆŗarĆ” si los co-
nocimientos pertenecen a Ɣreas distintas. D) No se podrƔ se-
parar el conocimiento sobre algo o alguien de los contextos
e interacciones que los afecten. E) El estudio de un caso con
profundidad ayuda a conocer mejor otros casos, por mƔs
que Ć©stos sean distintos. Por ejemplo, entendemos mejor a
un pintor si ya conocemos mejor a otros pintores. F) Cuan-
do estudiamos un caso en profundidad, el conocimiento que
obtenemos de Ʃl nos afecta tambiƩn a nosotros (AznƔrez &
CallejĆ³n, 2006:189-190). El mĆ©todo de casos nos ayuda a pri-
vilegiar el aprendizaje en contextos complejos e inciertos, a
prepararnos para tomar las mejores decisiones a partir de la
movilizaciĆ³n de nuestros recursos y los de los demĆ”s.
No hay duda de que el docente y el investigador son protago-
nistas de este cambio epistemolĆ³gico y curricular. Este giro
no solo signiļ¬carĆ” el cambio de mentalidad del docente, sino
que Ć©l mismo, desde su disciplina cientĆ­ļ¬ca, ayudarĆ” cambiar
su universidad.
En la epistemologĆ­a de las disciplinas se conjugan algunos
elementos determinantes para determinar la cientiļ¬cidad de
una disciplina. Estos son: el objeto, el mƩtodo, la validez, la
historicidad y la enseƱabilidad de la ciencia (Vargas, 2006:19).
En un proyecto de innovaciĆ³n curricular, los docentes pon-
drĆ”n la especiļ¬cidad de sus disciplinas como contribuciĆ³n
acadƩmica. Las razones de este hecho descansan en que,
para conjugar todo al enfoque de competencias, las discipli-
nas deben girar con el objeto, el mƩtodo, la validez y la histo-
ricidad de su ciencia. El cambio de las competencias, por su
parte, se centrarĆ” en el Ćŗltimo elemento de la epistemologĆ­a
de la disciplina: la enseƱabilidad. En la enseƱabilidad, que en
un sentido amplio denota el aprendizaje, la investigaciĆ³n y
la transmisiĆ³n de conocimientos y de competencias, se des-
plegarĆ” el enfoque por competencias. Para este cometido, el
docente confrontarĆ” la didĆ”ctica y la evaluaciĆ³n en la ense-
Ʊabilidad de su disciplina. Las didƔcticas y las evaluaciones
deben ser dirigidas hacia la capacidad de actuaciĆ³n en situa-
ciones complejas.
Si el paradigma tradicional se basaba en establecer las bases
del pensamiento lĆ³gico donde giraba su atenciĆ³n en las ope-
raciones del pensamiento, como observar, describir, compa-
rar y razonar; ahora el paradigma actual entreve no solo en
lo anterior, sino en un pensamiento tecnolĆ³gico que nos da
la capacidad para actuar en la realidad y tomar las mejores
decisiones. Ciertamente, no se trata de derribar el pensa-
miento lĆ³gico, ya que este es necesario; sin embargo, este
pensamiento lĆ³gico debe redeļ¬nirse en el pensamiento tec-
nolĆ³gico, donde se ponen en acto competencias de acciĆ³n
que son necesarias para el mundo laboral, la vida ciudadana
y la vida personal (Aguerrondo,2009:9).
Para actuar en la realidad los estudiantes necesitarƔn un pen-
samiento sistƩmico (systems thinking)
14
que no solo resolve-
rƔ las causas de los problemas, sino que, ademƔs, permitirƔ
un horizonte mĆ”s amplio de los saberes, una visiĆ³n holĆ­stica
de las cosas, una observaciĆ³n de las relaciones dinĆ”micas en
redes (en lugar de buscar cadenas lineales de causa-efecto),
el reemplazo de la consideraciĆ³n unidimensional de las co-
sas por planteamientos pluridimensionales, la sustituciĆ³n de
los pensamientos deterministas por planteamientos abiertos
14
Es importante la contribuciĆ³n de Senge en su obra La quinta disciplina, en Senge, P. (1990). The Fifth Discipline. Londres. Publicado en espaƱol: La quinta disciplina.
Barcelona: Granica).
73
que posibiliten la innovaciĆ³n, privilegiar las competencias en
el manejo de la informaciĆ³n, de los medios y tecnologĆ­as de
la informaciĆ³n y la comunicaciĆ³n (TIC) y, en suma, actuar con
habilidades para la vida personal y profesional.
Si la centralidad en este modelo de competencias recae en
el estudiante, entonces la educaciĆ³n a distancia serĆ” una
herramienta tecnolĆ³gica necesaria para el estudiante al
momento de enfrentarse a contextos complejos. Esta he-
rramienta tecnolĆ³gica no solamente supone manejo de las
TIC, sino que, ademƔs, necesitarƔ mƩtodos, construcciones
teĆ³ricas y prĆ”cticas, didĆ”cticas y evaluaciones que hagan
posible adentrarse en esta nueva forma de aprendizaje con-
tinuo. Ciertamente, las TIC y la tecnologĆ­a de la educaciĆ³n a
distancia hacen que el aprendizaje sea continuo y dinƔmico,
desaļ¬ando permanentemente a estudiantes y profesores a
mejorar en sus saberes y sus profesiones.
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74
Estrategias de competitividad
para Pymes del sector
manufacturero en mƩxico
Victoria HernƔndez Ramƭrez *
Claudia GĆ³mez Vital**
INTRODUCCIƓN
E
l estudio se presenta como una alternativa de soluciĆ³n a
los empresarios, con el ļ¬n de que toda esta informaciĆ³n
les sea Ćŗtil para analizar la situaciĆ³n actual de la empresa,
que tengan los antecedentes, las bases y fundamentos aquĆ­
presentados para implantar un modelo de calidad de servi-
RESUMEN
El presente documento es producto de una investigaciĆ³n sobre estrategias de competitividad que se centra en
la calidad del servicio al cliente, aplicado al sector de manufactura en MĆ©xico y tomando como caso de estudio
la empresa Porcelanas Ɓnfora en el Estado de Hidalgo.
Los resultados obtenidos en las encuestas y cuestionarios aplicados a los principales clientes y al personal de
Porcelanas Ɓnfora, compaƱƭa utilizada como referencia para este trabajo, conļ¬rman la hipĆ³tesis y comprueban
que las empresas de manufactura pueden ser mƔs competitivas si mejoran la calidad del servicio al cliente.
cio al cliente que les permita mejorar su ventaja competitiva,
incrementar sus ventas, conservar su imagen y posiciĆ³n en
el mercado pero, sobre todo, mantener y mejorar su ren-
tabilidad que es, a ļ¬n de cuentas, el verdadero objetivo de
cualquier empresa.
*
Directora de InvestigaciĆ³n y Posgrado del Instituto TecnolĆ³gico Latinoamericano.
** Egresada de la MaestrĆ­a en Mercadotecnia del Instituto TecnolĆ³gico Latinoamericano.
75
MetodologĆ­a
Se eligiĆ³ utilizar el enfoque mixto, en virtud de que es un
proceso que recolecta, analiza y vincula datos cuantitativos
y cualitativos en un mismo estudio para responder distin-
tas preguntas de un planteamiento o problema (Teddlie y
Tashakkori, 2003; Creswell, 2005; Mertens, 2005; Williams,
Unrau y Grinnell, 2005).
Bajo esta perspectiva, este enfoque ha sido el apoyo ideal
para hacer un anĆ”lisis crĆ­tico, aplicando la lĆ³gica inductiva
y deductiva al mismo tiempo, con el ļ¬n de comprender e
interpretar los fenĆ³menos que intervienen en el objeto de
estudio, a travĆ©s de las percepciones y signiļ¬cados produci-
dos tambiƩn de las experiencias de los participantes.
Sustento teĆ³rico
Hoy mƔs que nunca las empresas, para subsistir, deberƔn
ser mƔs competitivas, lo que implica que habrƔn de apoyar-
se en las herramientas que les permitan lograr este objeti-
vo y poder asĆ­ permanecer en el mercado. Los Ć­ndices de
competitividad a escala LatinoamƩricana que reporta el Foro
EconĆ³mico Mundial no son nada alentadores, especialmente
cuando MĆ©xico del lugar 60 pasa al nĆŗmero 66 en el Ćŗltimo
reporte (World Economic Forum, 2010).
Sin duda, elevar la competitividad a escala paĆ­s, requerirĆ”
que pequeƱas y medianas empresas desarrollen y apliquen
estrategias que les permita sumarse y, sobre todo, perma-
necer con Ć©xito en los mercados. Por tanto, para lograr este
importante objetivo, se requiere del estudio y el anƔlisis de
diversos factores como son los precios, la tecnologĆ­a, la ca-
pacidad de innovaciĆ³n y la calidad, entendiendo este Ćŗltimo
concepto no solo desde el enfoque de producto, sino del de
servicio, estrategia especĆ­ļ¬ca que se aborda en el presente
documento.
Por tanto, en materia de competitividad, los empresarios
del sector industrial han tenido que enfrentarse a autƩnticas
pruebas de fuego. El reto que tienen ahora es todavƭa mƔs
fuerte y no porque deban superar nuevas exigencias tƩcni-
cas o tecnolĆ³gicas, sino porque los obliga a un cambio de
mentalidad. Este cambio catƔrtico debe producirse porque
es la Ćŗnica manera de sintonizar con el cliente de hoy, el cual
se mueve en el plano empiece a tener de verdad (FernƔn-
dez, 2007). Por tanto, es un desafĆ­o para el sector industrial,
y para quienes quieran permanecer en el mercado, entrar a
un esquema de aprendizaje continuo que implica apertura y
cambio de mentalidad en los Ɣmbitos personal y organiza-
cional para entrar a los procesos de competitividad.
Son las aportaciones de Porter las que en los Ćŗltimos aƱos
van cobrando mayor inļ¬‚uencia en el estudio de este tema.
En este sentido, el tƩrmino de competitividad se aplica en
la actualidad a una empresa, a un sector econĆ³mico o a un
PaĆ­s. Porter (1991) establece que su signiļ¬cado puede ser
diferente cuando se habla de una empresa, una naciĆ³n o
tambiƩn de acuerdo con la especialidad o enfoque. Cuando
se habla de una empresa se entiende como la habilidad para
diseƱar, producir y comercializar bienes y servicios, en don-
de habrƔ de distinguirse con un valor agregado mƔs atractivo
que la de sus competidores. Para un sector, la competitivi-
dad se entiende como la capacidad o potencial que tiene
76
para crecer y contar con un rendimiento atractivo sobre la
inversiĆ³n realizada, en tanto para un paĆ­s es la capacidad
para competir en un mercado.
Desde enfoque nacional, la competitividad para Porter (1991)
es ofrecer calidad y menor precio en la producciĆ³n de bie-
nes y servicios, beneļ¬cia a los habitantes de un paĆ­s por te-
ner un incremento en los ingresos reales. Por su parte, para
Samuelson y Nordhaus (2003) la competitividad se reļ¬ere al
grado en que pueden competir los bienes o servicios de un
paĆ­s.
Con un enfoque sectorial HernƔndez citado por Romo, (2008,
pĆ”g. 58), reļ¬ere que la competitividad ā€œes la capacidad de
una industria o rama para no dejarse desplazar por importa-
ciones, dentro de los mercados domĆ©sticosā€. Aspecto impor-
tante porque en la presente investigaciĆ³n, si bien se desarro-
lla en el estado de Hidalgo, participa un sector especĆ­ļ¬co por
demƔs afectado, como lo es el sector artesanal.
Desde la perspectiva de empresa, el concepto de competiti-
vidad tiene mayor coincidencia, de acuerdo con los diversos
autores que la estudian, como son: Maidique y Patch (1978),
Ortiz (1991), Carcoba (1991), Muller (1992), GarcĆ­a (1993),
Bueno (1995), citados por (Romo, 2008), donde reļ¬eren que
es la capacidad que tiene una empresa para permanecer en
el mercado, con algunas connotaciones que ya Porter y De-
ming toman al hablar de calidad y precio.
En tanto para Leonard D. Gonstein ā€œla competitividad es la
aplicaciĆ³n de la planeaciĆ³n estratĆ©gica para apagar incen-
dios y manejar la crisis hacia una consideraciĆ³n proactiva del
futuro y una forma de pensamiento dirigida a adelantarse a
las jugadas del oponenteā€ (Godstein, 1998).
La propuesta ļ¬nal del concepto de competitividad se presen-
ta con una connotaciĆ³n sistĆ©mica, por tanto, es la capacidad
de que una empresa, sector o paƭs participe y estƩ posicio-
nado en los mercados internos o internacionales y sea capaz
de agregar valor a largo plazo a los productos o servicios
que ofrezca (HernƔndez, (2010). En este sentido, el siguiente
punto aborda el tema del sector manufacturero.
Empresas del sector manufacturero
en mƩxico
La mayor proporciĆ³n de la industria nacional se compone por
empresas micro, pequeƱas y medianas. Las grandes empre-
sas representan proporcionalmente un nĆŗmero reducido.
Existen en el paĆ­s aproximadamente tres millones y medio
de empresas, donde laboran 17.1 millones de personas, de
estas mƔs del 40% son informales y se dedican a la venta de
productos en las calles. La estructura empresarial mexicana
se conforma principalmente por micro, pequeƱas y media-
nas empresas. El 91,4% del total de las unidades econĆ³micas
y el 74,6% del personal ocupado corresponden, en conjunto,
a la industria manufacturera, al comercio y a los servicios
(GĆ³mez OrtĆ­z, 2005).
La distribuciĆ³n en el territorio nacional muestra concentra-
ciĆ³n diferente por tamaƱo. El 50% de las microempresas se
concentran en siete entidades de la zona centro del paĆ­s. La
empresa pequeƱa estƔ en la zona centro y en el Ɣrea metro-
politana de la ciudad de MĆ©xico, mientras que la mediana
estĆ” dispersa y la gran empresa se concentra en los estados
norte del paĆ­s. La distribuciĆ³n por sector se constituye con el
57% por empresas dedicadas al comercio, el 31,5% a los ser-
vicios, 10,5% al sector manufacturero y el 1% a la industria
de la construcciĆ³n (Infopyme, 1998). Su principal ventaja es
el uso intensivo de mano de obra al ocupar el 51% del total
del personal laborando en la industria.
ā€œLa actividad manufacturera constituye, despuĆ©s del sector
comercial, el renglĆ³n de mayor peso dentro de la actividad
econĆ³mica del paĆ­s, 23,6% del total nacional, de ahĆ­ su im-
77
portancia como determinante del crecimiento y, en su caso,
de la contracciĆ³n del PIB nacionalā€ (Infopyme, 1998). Con-
siderando que las empresas micro, pequeƱas y medianas
son las que mayor nĆŗmero de empleos generan y son mĆ”s
ļ¬‚exibles para adaptarse a las nuevas demandas que la so-
ciedad genere, el sector manufacturero adquiere relevante
importancia para el desarrollo social y econĆ³mico del paĆ­s.
En este contexto los desafĆ­os que enfrentan las empresas
mexicanas son productividad, calidad, competitividad y cul-
tura empresarial.
La empresa seleccionada para este trabajo se encuentra si-
tuada en el Estado de Hidalgo, en el municipio Mineral de la
Reforma. Actualmente tiene laborando una plantilla de 350
empleados y tiene ventas anuales de mƔs de 120 millones
de pesos, por lo cual se podrĆ­a clasiļ¬car como una mediana
empresa.Sin embargo, derivado de que la industria de ma-
nufactura en el estado de Hidalgo no es tan sobresaliente
como en los estados norte de la RepĆŗblica, esta empresa es
considerada una de las mƔs grandes industrias de manufac-
tura en el estado y la mƔs grande del municipio Mineral de
la Reforma.
En el siguiente punto, se describen los resultados obtenidos,
derivados de la aplicaciĆ³n de una entrevista guiada al perso-
nal directivo y gerencial que tiene contacto con los clientes,
con el objeto de obtener informaciĆ³n de aspectos relevantes
de la empresa relacionados con la calidad en el servicio y
atenciĆ³n al cliente, a ļ¬n de que sea la base para la toma de
decisiones.
Resultados obtenidos en la investigaciĆ³n
A) Calidad de servicio
Antes de analizar los resultados obtenidos de esta catego-
rĆ­a vale la pena reļ¬‚exionar sobre lo que Deming, JurĆ”n y
Armand V. Feigenbaum (Larrea,1991) conciben de la calidad
del servicio, la cual deļ¬nen como ā€œLa satisfacciĆ³n de las
expectativas del clienteā€. Por tanto, se debe considerar lo
complicada que puede ser la tarea de la calidad hoy, toda
vez que es difƭcil precisar cuƔles son las necesidades o re-
querimientos del mercado, dada la naturaleza subjetiva, cua-
litativa y cambiante que presentan los deseos del cliente. La
calidad de los productos puede derivar de un buen trabajo
del Ć”rea investigaciĆ³n y desarrollo, pero la calidad de los ser-
vicios de la empresa da una idea mƔs amplia de la experien-
cia que el cliente vive con la empresa, donde se involucra a
todas y cada una de las Ć”reas de la organizaciĆ³n. Por lo que
la investigaciĆ³n resalta la importancia de la calidad en los
servicios como una estrategia alcanzable, y sin un alto costo
para la organizaciĆ³n, y sĆ­ un beneļ¬cio directo en los indica-
dores que miden la competitividad, como son las utilidades
y las ventas.
En las respuestas obtenidas de las entrevistas, se detectĆ³
que las principales inconformidades que maniļ¬estan los
clientes en relaciĆ³n con la calidad de servicio son:
ā€¢ La impuntualidad en los tiempos de entrega.
ā€¢ No tener productos para entrega inmediata.
78
ā€¢ Incumplimiento de las promesas establecidas.
ā€¢ Deshonestidad en la informaciĆ³n que se le proporciona al
cliente.
ā€¢ Deļ¬ciencia en la coordinaciĆ³n logĆ­stica en las entregas.
ā€¢ Falta de atenciĆ³n personalizada por parte de los vende-
dores.
Estos resultados, reaļ¬rman los obtenidos en los cuestiona-
rios, los cuales muestran que las expectativas de los clientes
no son cubiertas de manera integral y permiten identiļ¬car
cuƔles son los puntos dƩbiles.
Analizando lo anterior se detectan dos problemas principa-
les: la impuntualidad en los tiempos de entrega y la falta de
atenciĆ³n personalizada por parte de los vendedores. Los de-
mƔs son factores negativos que se derivan de estos.
En este caso, el primero detona los demƔs factores negativos
si se considera que no entregar en tiempo signiļ¬ca incumplir
la promesa establecida. Algunos incumplimientos son origi-
nados por las fallas de logĆ­stica en la entrega y el personal es
deshonesto con el cliente porque preļ¬ere decirle mentiras
para no quedar mal, en vez de hablarle con la verdad.
Para solucionar este problema se recomienda hacer reajus-
tes internos basados en un anƔlisis exhaustivo sobre los re-
sultados de producciĆ³n en la planta, en cuanto a volumen,
eļ¬cacia y eļ¬ciencia para detectar cuĆ”les son las debilidades
que se deben mejorar con el objetivo de contar con el pro-
ducto requerido para cubrir entregas en tiempo y forma.
Las entregas oportunas dependen tambiĆ©n de la eļ¬ciencia
en la coordinaciĆ³n logĆ­stica, por lo que se recomienda re-
visar paso a paso el proceso de entrega para veriļ¬car que
cumple con el procedimiento establecido que debe seguir
cada uno de los involucrados y detectar el origen de las fallas
para solucionarlas.
Es necesario reorientar al personal hacia una cultura de ser-
vicio honesta que verdaderamente la empresa pueda cum-
plir, como dice Pedro Larrea, (1991) se debe ser cuidadoso
con las promesas que se le hacen a los clientes y asegurarse
de que se pueden cumplir. Cuando a un cliente se le cumplen
por debajo de lo que espera sencillamente se decepciona y
es muy difĆ­cil recuperar su conļ¬anza, mĆ”s aĆŗn si se le dicen
mentiras porque con esto no solo se pierde la venta, sino
tambiƩn se daƱa seriamente la imagen de la empresa.
Asimismo, es imprescindible establecer canales de comuni-
caciĆ³n frecuente con el cliente, basados en sus expectativas
para no invertir en falso e implantar acciones que no son
percibidas ni valoradas.
El segundo problema que se percibe es la falta de atenciĆ³n
personalizada al cliente por parte de los vendedores, Consi-
derando que la fuerza de ventas es el espĆ­ritu de la empresa,
Kotler (2006) lo deļ¬ne muy acertadamente como el inter-
mediario entre la empresa y el cliente. Entonces, el trabajo
del vendedor estƔ mƔs cerca del cliente que de la empresa;
de la calidad de servicio y buena relaciĆ³n que logre con los
clientes depende en gran parte la mayorĆ­a de las ventas que
pueda conseguir.
Theodore Levitt citado por Larrea (1991), menciona que ā€œsi la
estrategia del pasado de cara a los clientes se centrĆ³ en las
ventas, ahora estĆ” centrada en el marketing y en un futuro
corto estarĆ” centrada en las relaciones con los clientesā€. Se
recomienda hacer un replanteamiento de los factores impor-
tantes que refuerzan la relaciĆ³n con los clientes en el pasa-
do, en el presente y en el futuro y desarrollar estrategias para
reorganizar la funciĆ³n del personal de ventas orientada a un
contacto constante y personalizado con los clientes, solo de
79
esta manera se puede estar pendiente de las necesidades
de los clientes para brindarles la satisfacciĆ³n esperada con
base en sus expectativas.
B) AtenciĆ³n al cliente
El concepto que abarca el concepto de atenciĆ³n al cliente,
consiste en los encuentros que los clientes tienen con los
proveedores elegidos, esto durante la entrega y consumo del
producto o servicio. ĀæDe quĆ© manera interactĆŗan los clientes
con las instalaciones, el personal e incluso con otros clien-
tes? ĀæCuĆ”les son las expectativas en cada uno de los pasos
de la entrega del producto o servicio?
El beneļ¬cio de la compaƱƭa es precisamente la consecuen-
cia de la satisfacciĆ³n de los clientes, sin ellos, simplemente
el negocio no tendrĆ­a razĆ³n de ser. Un negocio sin clientes
ļ¬eles prĆ”cticamente es una empresa en agonĆ­a.
Pedro Larrea (1991) puntualiza que la satisfacciĆ³n del cliente
se entiende como el conocimiento que la empresa tiene de
sus clientes, su sistema de servicio, la capacidad de respues-
ta y la aptitud para satisfacer los requerimientos y expecta-
tivas de los consumidores. Ahora bien, se debe determinar
si la experiencia del uso del servicio cubre las expectativas
de atenciĆ³n al cliente y si los deja satisfechos y listos para
repetir su compra en el futuro.
DespuĆ©s de esta breve introducciĆ³n que ayuda a compren-
der mejor la ļ¬nalidad de atenciĆ³n al cliente, se mencionan
las fallas detectadas a travƩs de la entrevista, que son:
ā€¢ Llamadas telefĆ³nicas no atendidas .
ā€¢ No le llaman, ni le envĆ­an informaciĆ³n sobre el estatus de
sus pedidos.
ā€¢ No le proporcionan precios ni informaciĆ³n completa de
los productos cuando los solicita, tienen que esperar has-
ta que haya una persona de ventas disponible.
ā€¢ Errores o extravĆ­os de documentos que retrasan la captu-
ra y entregas.
ā€¢ Quejas o inconformidades sin soluciĆ³n.
La funciĆ³n principal de atenciĆ³n al cliente, como su nombre
lo indica, es asistirlo cuando lo requiera, proporcionƔndole
informaciĆ³n sobre las caracterĆ­sticas, el uso, el precio y las
ventajas de los productos, darle seguimiento e informarle
sobre el estatus de sus pedidos, atender sus quejas. En ļ¬n,
cualquier dato que soliciten o deseen saber relacionado con
la compra o derivado de esta.
Para tal ļ¬n se les debe crear la cultura organizacional, a tra-
vĆ©s del conocimiento de la informaciĆ³n relacionada con la
empresa y sus productos y mediante la formaciĆ³n constante
sobre la cultura de servicio al cliente. Como reconoce Peter
R. Heinze, director de la DivisiĆ³n QuĆ­mica de BASF, citado por
Kotler (2006), los clientes necesitan algo mƔs que un simple
proveedor, necesitan una especie de socio, alguien que pue-
da proporcionar asesoramiento, informaciĆ³n y productos de
alta calidad.
Si se quiere que el personal sea eļ¬ciente, es importante
brindarle las herramientas necesarias para llevar a cabo sus
funciones de una forma mƔs rƔpida y fƔcil, proporcionarle
capacitaciĆ³n constante asĆ­ como establecer un incentivo de
estĆ­mulos y recompensas en proporciĆ³n con el cumplimien-
to de los objetivos de cada departamento. Lo anterior, con
el ļ¬n de fomentar el trabajo en equipo, mejorar la comunica-
ciĆ³n y propiciar un buen clima laborar basado en la conļ¬anza
y el respeto, que refuerce la motivaciĆ³n del personal, la cual
es factor determinante de la buena actitud, que es un aspec-
to indispensable que deben tener quienes tienen contacto
con el cliente.
80
El proporcionar una buena atenciĆ³n, implica conocer las ex-
pectativas del cliente hoy, maƱana y dentro de cinco aƱos. Lo
de hoy es preocuparnos por la satisfacciĆ³n del cliente, abrirle
a cada cliente lo que es nuestra empresa y lo que tiene, para
que Ʃl escoja en quƩ medida se le puede ayudar. Se trata de
convertir al cliente en el elemento clave de la compaƱƭa a
travƩs del cumplimiento cabal de sus requerimientos.
C) Competitividad
Para comprender la importancia que representa la competi-
tividad en las empresas hay que analizar su deļ¬niciĆ³n. Garza
(2000) dice que competitividad es ofrecer calidad, precio y
servicio en el Ɣmbito de las mejores organizaciones, para lo
cual es necesario establecer una estrategia, proponerse me-
tas y conseguirlas, pues si no hay resultados de nada sirve.
La competitividad se relaciona con la excelencia y el cum-
plimiento de expectativas. Los resultados deben mostrar ni-
veles de excelencia, satisfaciendo los requisitos deseados y,
sobre todo, lograr superioridad sobre otras opciones existen-
tes en el mercado.
Las aļ¬rmaciones anteriores dejan claro que el ser competiti-
vo es simplemente ser mejor que la competencia y conver-
tirse en ā€œla mejor opciĆ³n para el consumidorā€, lo cual implica
brindar calidad, funcionalidad, innovaciĆ³n, precio, servicio,
atenciĆ³n, ventajas y cualquier otro tipo de beneļ¬cio que
nuestros productos o servicios le puedan ofrecer al cliente
mejor que el de nuestros competidores y que cumplan con
sus expectativas.
Para mejorar la competitividad de Ɓnfora, los entrevistados
coincidieron en llevar a cabo una estrategia de reajustes
internos que nos permita corregir las fallas detectadas en
cuanto a calidad de servicio y atenciĆ³n al cliente.
Para solucionar el problema relacionado con los tiempos de
entrega, es necesario contar con una producciĆ³n eļ¬ciente,
por lo que se recomienda hacer una reingenierƭa al Ɣrea
de producciĆ³n, de tal forma que se haga una selecciĆ³n de
productos viables basados en criterios de los mƔs vendidos
en cuanto a volumen y a la utilidad que representan para la
empresa. Entonces proceder a descontinuar los que ya no
representan beneļ¬cio o merman considerablemente la uti-
lidad, pues mƔs vale compactarse, producir menos y ganar,
que perder por conservar tanta variedad de lĆ­neas y tipos de
artĆ­culos.
Una de las garantĆ­as de Ɓnfora es la reposiciĆ³n de los pro-
ductos. Sin embargo, la empresa puede determinar con quƩ
lĆ­neas va a continuar trabajando para garantizar no solo la
reposiciĆ³n de las piezas, sino tambiĆ©n mayores beneļ¬cios al
cliente, tales como tiempos de entrega mƔs cortos, stock de
artƭculos en blanco para entrega inmediata, mƔs versatilidad
en decorados, mejores precios, y como consecuencia, mayor
calidad en el servicio, la cual es la mƔs importante de las
ventajas competitivas hoy en dĆ­a.
Como lo inļ¬ere Michael Porter (2004), para llevar a cabo
cualquier estrategia competitiva se deben considerar las
fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de la em-
presa y compararlas con las de la competencia. En deļ¬nitiva,
conocer las expectativas que los clientes tienen ante la ofer-
ta de los competidores, averiguar la percepciĆ³n que sienten
respecto a su desempeƱo real, detectar su estrategia actual
y aventurar la futura, permiten en conjunto orientar con ma-
yor racionalidad la polĆ­tica de servicio por seguir para lograr
ser mƔs competitivos que ellos.
Sin embargo, cualquier estrategia competitiva no tendrĆ” Ć©xi-
to sin la estructura organizacional adecuada, pues se requie-
re la colaboraciĆ³n del personal con los atributos necesarios
para conseguirlo.
81
Los departamentos de atenciĆ³n al cliente y ventas son pie-
zas clave de la estrategia competitiva de la empresa, por
tanto, el Ɣrea de relaciones industriales debe asegurarse con
base en una buena planeaciĆ³n, manual de procedimientos y
descripciĆ³n de puestos, que la estructura de esas Ć”reas este
acorde con el giro de la empresa y con el nĆŗmero de clientes
que tiene.
En cuanto al reclutamiento, se recomienda seleccionar per-
sonal caliļ¬cado, con experiencia y, sobre todo, con habilida-
des de negociaciĆ³n y comunicaciĆ³n asertiva, o de otro modo,
formarlos mediante la capacitaciĆ³n constante, con la ļ¬na-
lidad de establecer negociaciones inteligentes y duraderas
que atraigan ventas constantes para sostener la rentabilidad
de la empresa.
CONCLUSIONES
- Al ļ¬nal de este anĆ”lisis se concluye que el implantar el
proceso de calidad en el servicio es cuestiĆ³n de cultura
organizacional, actitud e involucramiento del personal y
de compromiso y disciplina. Se manejan factores obje-
tivos de forma y subjetivos de fondo. La calidad no es
solo la coherencia entre las propiedades de un bien y las
exigencias del cliente, es mƔs bien la correspondencia
entre la percepciĆ³n de las propiedades de dicho bien y lo
que de Ć©l se espera, es la comparaciĆ³n entre la percep-
ciĆ³n del desempeƱo y las expectativas del comprador.
- El objetivo primordial del personal de atenciĆ³n al cliente
debe ser lograr que cada cliente que tenga contacto con
ellos compre alguno de nuestros productos, pero a la vez
que quede encantado con el servicio y atenciĆ³n recibida
para ganar su lealtad y se convierta entonces en cliente
recurrente.
- El personal de servicio al cliente no debe perder de vista
su objetivo, debe estar consciente de dĆ³nde inicia y ter-
mina el proceso para lograrlo. AsĆ­ pues, no debe colgar
el telƩfono, cerrar un e-mail, ni despegarse del cliente
hasta no haber logrado conquistarlo y sostenerlo como
cliente frecuente, con ello se sostiene tambiƩn la renta-
bilidad y estabilidad de la empresa.
- La calidad va de la mano con la competitividad y esta,
a su vez, con la rentabilidad. En la actualidad ya se eva-
lĆŗan las pĆ©rdidas que genera la no calidad; se trata
de pĆ©rdida de clientes, disminuciĆ³n de sus compras, re-
traso en los pagos, impagos deļ¬nitivos, concesiĆ³n de
descuentos compensatorios, repeticiĆ³n del servicio, de-
voluciĆ³n de la mercancĆ­a o su abaratamiento o pĆ©rdida
total.
- Es indispensable contar con un plan de mejora continua
y establecer estrategias de concentraciĆ³n y diferencia-
ciĆ³n, de acuerdo con los cambios que demande el mer-
cado, con el ļ¬n de sostener la ventaja competitiva, que
es la Ćŗnica forma de asegurar la permanencia y liquidez
de las empresas.
- Por Ćŗltimo, es importante puntualizar que los empresa-
rios no deben conļ¬arse y quedarse estĆ”ticos. Hoy en dĆ­a,
a medida que la competencia y los costos aumentan, la
calidad y la competitividad baja, se requiere de una ma-
yor utilizaciĆ³n del marketing de servicios. Las empresas
enfrentan tres tareas principales de marketing: mejorar
su diferenciaciĆ³n competitiva, la calidad de su servicio y
su productividad.
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