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Aportes socioculturales significativos del movimiento LGBTI salvadoreño: en el ámbito laboral. Carlos Felipe Osegueda,
pp. 80-87, Revista entorno, diciembre 2019, número 68, ISSN: 2218-3345
sexual o identidad de género, afiliación sindical,
diagnóstico de salud, origen social o condición cultural
(Secretaría para Asuntos Estratégicos de la Presidencia
de la República, 2013, p. 23).
La trabajadora social Ruandi Hernández refiere por qué es tan
difícil que una persona LGBTI tenga acceso a oportunidades
de empleo:
(…) o sea entender quién es la persona, por qué se ve
diferente; entender que es responsable, que puede
ejecutar un trabajo como es, con claridad, con calidad,
con respeto sin faltarle a nadie. El respeto no es fácil,
y menos si es una persona transgénero, transexual o
travestis, porque por lo menos hay hombres gais que se
ven hombres masculinos. Entonces ese hombre puede
fácilmente aspirar poder, sí tiene claro las habilidades
y las destrezas para poder emplearse en un trabajo,
en cualquier institución o cualquier empresa […]
(Hernández, 2018).
La aplicación de normas que rigen el cómo comportarse, la
heteronormatividad, caracteriza un medio de discriminación
por el cual los individuos LGBTI, por su orientación sexual e
identidad de género, se excluyen de esas oportunidades y
con ello puede hasta tomar como natural la discriminación
institucional (Carcedo, Chávez, Lexartza, & Sánchez, 2016).
Esta discriminación, conceptualmente, en el ámbito laboral
o fuera de este, se puede reconocer como la discriminación
directa e indirecta; de la cual, la directa se refiere a que
en una situación se encuentra una persona que es de
distinta orientación sexual o identidad de género, es
característicamente menos aceptado del individuo que lo
posea; la indirecta define que mediante pláticas sociales en
relación con estereotipar o referir a alguien determinado
puede afectar una opinión a alguien LGBTI (Garcia, 2017).
Respecto a estos puntos, se muestra en una encuesta
realizada en territorio salvadoreño sobre las personas
autoreconocidas como miembros de la comunidad
LGBTI (Secretaria de Inclusion Social, 2012) determina
los siguientes valores: “El 61,5 % de la población expresó
estar desempleada, en ese marco, hay un porcentaje de la
población que pertenece al sector informal o subempleo
con el 38,7 %” (p. 26).
Pese al Derecho a la no discriminación, una realidad
entre las personas de la comunidad LGBTI es que no
tiene la oportunidad de ostentar el rol de empleadores en
instituciones públicas o privadas, por diferentes factores
, como por ejemplo pueden tener juicios personales en
contra de miembros de la comunidad o establecer la
orientación sexual e identidad de género por encima de las
capacidades y destrezas que puedan tener los empleadores
o bien, el desconocimiento de la diversidad de género de
lo que significa ser LGBTI, asperando a los miembros de la
comunidad.
2. Hegemonía y posición laboral representativa en la
comunidad LGBTI
Un carácter esencial es la hegemonía que caracteriza a
los miembros de las organizaciones como AMATE y Entre
Amigos, que muestran una clara oposición a la jerarquización
de sus miembros en relación con la estructura dentro de las
organizaciones. Por ello Zapata (2018) menciona:
(…) Estamos conformados en una manera horizontal,
El órgano de decisiones dentro de la organización es la
Asamblea General de Miembros, que está conformada
por todos los miembros de la organización. Después
de eso, la Asamblea se reúne, digamos, de manera
ordinaria una vez al año; pero el segundo Órgano
de mayor decisión es el Consejo Directivo, que está
conformado por cinco secretarías, la Secretaría
General, la Secretaría de Investigaciones, la Secretaría
de Formación, la Secretaria de Relaciones Públicas
y Comunicaciones y la Secretaría de Finanzas (…)
Dentro, digamos, del Consejo Directivo hay una división
del trabajo, pero no hay una jerarquía entre secretarías,
a diferencia de otros (…) En estos años, dentro de
AMATE he tenido que toparme con eso de ganarse el
“derecho de piso”, que dentro del movimiento LGTBI
es, especialmente, creo yo, bien marcado (…) En el
movimiento LGTBI, uno se topa con personas que ya
tienen 10 años, 15 años o 20 años de estar haciendo
eso. Y cuando uno es joven, estudiante universitario
“privilegiado” (gesto sarcástico), llegar a un espacio así,
hay gran resistencia ese tipo de jóvenes (…).
Concerniente a lo citado, la relación hegemónica en el caso
de un entrevistado que funge labores como cabo de la PNC
(Valle, 2018) menciona:
No, nada. Solamente comentarios. La diferencia entre
agente, mandos medios, es bien abismal (…) No, lo
que pasa por el rango que hay, si me aceptan depende