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Revista entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, diciembre 2019, número 68: 71-79, ISSN: 2218-3345
Adolescentes de género femenino:
ctimas de maltrato infantil
en El Salvador
David Quintana
1
(ORCID) 0000-0002-6690-2360
davidquintana@uls.edu.sv
Recibido: 3 de abril 2019
Aprobado: 22 de agosto 2019
Resumen
Diversos estudios indican que en El Salvador, la violencia,
no solo no disminuye, sino que por el contrario aumenta,
a pesar que el Estado, señala que: “las niñas, niños y
adolescentes deben ser tratados con respeto y no ser
sometidos a castigos corporales, psicológicos o cualquier
otro trato ofensivo (…).” (UTE, 2011, pág. 20).
El estudio realizado en el marco del proyecto denominado
“Fortaleciendo la Colaboración en las Américas sobre
Derechos de la Niñez y la Adolescencia” (por sus siglas
en inglés RCYP), tuvo como objetivo identificar situaciones
de maltrato infantil en adolescentes entre 13-15 años
de edad.
La investigación fue realizada, bajo el paradigma
cuantitativo, propio del método deductivo, y desde un
enfoque de género, a partir del análisis de las mediciones
sobre diferentes formas de maltrato hacia la adolescencia.
En congruencia con el método, se utilizó la técnica de
Abstract
Numerous studies indicate that violence in El Salvador not
only decreases, but that, on the contrary, it also increases
regardless of what the State points out: “girls, boys and
adolescents must be treated with respect, and must not
be subjected to physical or psychological punishments,
nor to any other form of abuse (…).” (UTE, 2011, p. 20)
In this sense, the objective of this study, was to identify
child abuse situations in adolescents ranging between
the ages of 13 and 15. The study was conducted
within the framework of the project “Fortaleciendo la
Colaboración en las Américas sobre Derechos de la
Niñez y la Adolescencia” (Rights for Children and Youth
Partnership, RCYP)
The research was conducted under the quantitative
paradigm, typical of the deductive method, and from
a gender perspective, based on the analysis of the
measurements made to the different forms of abuse
DOI: https://doi.org/10.5377/entorno.v0i68.8458
URI: http://hdl.handle.net/11298/1138
Female adolescents: child abuse victims in El Salvador
1 Miembro de la Unidad de Investigación de la Universidad Luterana Salvadoreña (ULS). Maestro en Métodos y Técnicas de Investigación Social. Licenciado en
Ciencias de la Educación. Profesor de la cátedra de Metodología de la Investigación y Estadística Social.
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pp. 71-79, Revista entorno, diciembre 2019, número 68, ISSN: 2218-3345
1. Introducción
1.1. Marco contextual de la violencia
En términos generales, se considera que “la violencia es un
fenómeno multidimensional que puede ser de diverso tipo
(física, psicológica, patrimonial, política, social, institucional,
cultural, moral, emocional y sexual) y se puede dar en
distintos ámbitos (familiar, institucional, laboral, etc.)”
(Unicef El Salvador, 2014, p. 37).
Se estima que su origen obedece a múltiples causas que se
manifiestan en el fortalecimiento de relaciones estructurales
de desigualdad en los ámbitos político, económico y social;
“económico, en el sentido que, si bien no la determina
directamente, exacerba la vulnerabilidad de la niñez y
adolescencia a tener sus derechos violentados (…)” (Unicef
El Salvador, 2014, p. 20). Aunque, según la EHPM (2013) el
nivel de pobreza por ingresos se ha reducido en los últimos
años, todavía afecta al 34,8 % de los hogares salvadoreños.
Acorde con Unicef El Salvador (2014, p. 37), entre sus
principales causas figuran “la existencia de un entorno social
y económico deteriorado, la ausencia de oportunidades de
desarrollo humano, la carencia de espacios apropiados
para la recreación, el debilitamiento de la institucionalidad
pública y de la familia ocasionado por la desintegración
familiar, el vacío de autoridad competente, la impunidad y
la encuesta, a través de un cuestionario aplicado a 384
adolescentes seleccionados mediante un muestreo
probabilístico, en las tres zonas del país (Occidental,
Central y Oriental),
El estudio indica, que el maltrato infantil, continúa siendo
una forma de violencia ejercida con mayor frecuencia,
contra las mujeres, puesto que, durante el año 2018, dos
de cada tres adolescentes golpeados, resultaron ser de
género femenino.
Palabras clave
Violencia infantil - El Salvador. Abuso del niño - El Salvador.
Problemas sociales - El Salvador.
towards adolescents. A survey was used in congruency
to this method; the questionnaire was conducted with
384 adolescents who were selected via a probabilistic
sampling, in the three areas of the country (western,
central and eastern).
This study points out that child abuse continues to be
a form of violence more frequently exerted against
women, since during 2018 two out of three beaten
adolescents turned out to be female.
Keywords
Child violence – El Salvador. Child abuse – El Salvador.
Social problems – El Salvador.
la debilidad de los procesos de investigación y persecución
del delito”. Situación que, se considera, ha propiciado el
aumento a niveles históricos de la violencia en el país.
El fenómeno de la violencia, no constituye algo nuevo,
puesto que “El Salvador ha vivido una cultura autoritaria y
de violencia a lo largo de su historia” (Unicef El Salvador,
2014, p. 18). La administración estatal durante décadas a
cargo de dictaduras militares, el estallido de la guerra civil,
la proliferación de maras y pandillas, constituyen evidencia
de ello. Puesto que “ha prevalecido un Estado alejado de la
población, que organiza la legislación y la política pública al
margen de la sociedad civil y sin considerar las diferentes
demandas y necesidades de la población”. Muestra de
esta situación es que la inversión específica en áreas como
salud, educación, vivienda y seguridad ciudadana, que son
servicios básicos para la subsistencia y desarrollo digno de
la población, es todavía insuficiente.
Como consecuencia de este abandono estatal, según
la publicación oficial de Unicef en el informe “Ocultos
a plena luz” correspondiente al año 2014, El Salvador
fue considerado el país con la tasa más alta del mundo
de homicidios en menores de 19 años, con 27 por cada
100.000 habitantes, lo cual pone en evidencia “el alto nivel
de violencia en el que vive el país (…) situación que atenta
contra el pleno ejercicio de los derechos de niñas, niños, y
adolescentes” (Unicef
El Salvador, 2014, p. 20).
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Innumerables estudios indican la existencia de altos niveles
de violencia experimentados por la niñez y la adolescencia.
Se estima que las prácticas de crianza realizadas por parte de
padres, madres y/o cuidadores ha construido un andamiaje
cultural que, en gran medida, sostiene lo que “se trata de un
problema alimentado por las normas sociales que toleran la
violencia, al considerarla una manera aceptable de resolver
los conflictos, además de aprobar la dominación de los
niños por parte de los adultos.” (Unicef, S.f, p. 6)
Esta situación confirma, según Unicef, S.f (p. 6), que “si
un niño sufre castigos violentos a manos de sus padres u
otras personas que le cuidan, se considera que se trata de
un hecho sin importancia y [lo más perjudicial es que] el
menor no recibe protección judicial similar a la que se da
a los adultos”. Lamentablemente, esa falta de protección,
combinada con las actitudes y normas sociales que justifican
los actos de violencia contra la niñez, crea un entorno en el
que muchas formas de violencia se consideran normales y
finalmente quedan en la impunidad.
Conforme estos escenarios, el silencio, la negación y
naturalización hacia las diferentes formas de violencia
terminan por consolidarse como un mecanismo de
autodefensa, según lo describe Unicef (S.f,) a continuación.
Independientemente del tipo de violencia que hayan
sufrido o las circunstancias en que ésta se haya
producido, la mayoría de las víctimas la mantiene en
secreto y no solicita ayuda. (…) [Un aspecto a resaltar
es que por ejemplo] casi la mitad de todas las niñas
adolescentes de 15 a 19 años que mencionaron haber
sido objeto de violencia física o sexual también dijeron
que nunca se lo habían contado a nadie (p. 5).
Aunado a lo anterior, “una de las limitaciones propias de
todo intento de documentar la violencia contra los niños es
que no se contempla a un gran número de niños que no
puede o no quiere denunciar sus experiencias”. (Unicef, S.f,
p. 6). Es decir, ante estos escenarios, los marcos muestrales
utilizados en la medición de la violencia regularmente
suelen ser limitados.
Sin embargo, en materia legislativa, se han desarrollado
diferentes esfuerzos que evidencian el interés en la
protección de los derechos de la niñez y adolescencia, siendo
este el caso de la conformación del Sistema de Protección
Integral de la Niñez y Adolescencia, el Instituto Salvadoreño
para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia, la
Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, el
Consejo Nacional de la Niñez y de la Adolescencia (Conna),
las Juntas de Protección a escala departamental, entre otros
(Unicef El Salvador, 2014).
Por otra parte, en términos estadísticos, la distribución
por sexo de la adolescencia es relativamente equilibrada,
ya que el 51,2 % (1.126.329) es femenina y el 48,8 %
(1.075.478) masculina, según los datos de la EHPM (2013).
En términos de pobreza, se estima que un 43,7 % del total
(NNA
2
) reside en hogares pobres, de los cuales el 31,5 % se
encuentran en condición de pobreza relativa y 12,2 % en
pobreza extrema
En cuanto a la situación educativa de los NNA, el 84,2 %
del grupo de 4 a 17 años de edad asiste a la escuela. La
tasa de asistencia escolar es del 84,1 % en niños y 84,4 %
en niñas; y por área geográfica se registró una asistencia
escolar mayor en el área urbana (88,2 %) que en el área
rural, con el 78,7 % (EHPM, 2013).
En lo que se refiere al cuido de la niñez y adolescencia
salvadoreña, acorde con la EHPM (2013), se observa que
la persona que cuida normalmente es la madre (81,6 %),
seguido de los abuelos con el 10,8 %; el 2,7 % están bajo el
cuidado de la empleada, y el 4,9 % es cuidado normalmente
por el papá, los tíos, vecinos u otro familiar. Llama la atención
que, en los resultados de este estudio, la figura paterna no
aparece como uno de los principales cuidadores de este
importante grupo poblacional.
1.2 Conceptualización de maltrato infantil
Comprender el maltrato infantil que actualmente
experimentan muchos NNA, resulta tarea compleja, puesto
que, como se mencionó en el apartado anterior, el uso de
la violencia como mecanismo de resolución de conflictos
ha constituido una práctica históricamente enraizada en la
cultura del país (Unicef El Salvador, 2014); situación que se
confirma, según Unicef (2014, p. 116), al sostener que “una
de las causas ocultas es la práctica de crianza violenta en
espacios de socialización de niñas, niños y adolescentes, es
decir, en la escuela, en el hogar y en la comunidad”.
2 NNA para efectos de este trabajo se entiende por niños, niñas y adolescentes.
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En este contexto, el maltrato infantil es considerado una
forma de violencia que puede definirse como “(…) toda
acción u omisión que provoque o pueda provocar dolor,
sufrimiento o daño a la integridad o salud física, psicológica,
moral o sexual de una niña, un niño o adolescente, por
parte de cualquier persona, incluidos sus padres madres u
otros parientes, educadores y personas a cargo de su cuido
(…)” (UTE, 2011, p. 19)
En virtud de lo anterior, el artículo 19 de la convención
sobre los derechos del niño, señala que
todas las medidas legislativas, administrativas, sociales
y educativas apropiadas para proteger al niño contra
toda forma de perjuicio o abuso físico o mental descuido
o trato negligente (…) mientras el niño se encuentre
bajo la custodia de los padres, de un representante
legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su
cargo (Conna, 2013, p. 359).
Resaltando así la invaluable labor de los padres de familia
y cuidadores de los NNA como principales garantes de
su protección.
Sin embargo, la praxis cotidiana muestra que la mayor
parte de violaciones a los derechos de la niñez y la
adolescencia se desarrollan en el ambiente más cercano
a la familia, es decir, en el hogar, en la comunidad, en los
centros de estudio, espacios en los cuales se desarrolla
una serie de maltratos físicos, psicológicos, situaciones de
negligencia y alienación parental, los cuales se describen
a continuación.
1.2 Tipos de maltrato
Maltrato físico
Soriano (2015, p. 1) define el maltrato físico como “toda
acción voluntariamente realizada que provoque o pueda
provocar daño o lesiones a la integridad física”, pudiendo
ser empujones, patadas, halones de cabello, etc.
En términos estadísticos, se conoce que 1 de cada 2 niños
y niñas experimentan castigo físico en América Latina y el
Caribe (Unicef, 2018). A escala mundial, alrededor de 6 de
cada 10 niños entre los 2 y 14 años de edad (unos 1.000
millones) sufrieron de manera periódica castigos corporales
a manos de sus cuidadores (Unicef, S.f). Los datos confirman
que la violencia continúa siendo un problema que requiere
mayor análisis.
En el contexto salvadoreño, el fenómeno de la violencia
parece no tener mayores diferencias, puesto que en el
período 2005-2013 “las Juntas de Protección recibieron
15.035 demandas pertinentes, de las cuales 57,4 % fueron
contra la integridad física y 21,5 % por maltrato de niñas,
niños y adolescentes (Unicef El Salvador, 2014, p. 20).
La vulnerabilidad de NNA ante situaciones de maltrato
queda de manifiesto al considerar que, “de acuerdo con
un análisis del Ministerio de Salud con datos de la FESAL
2008, 3 de cada 10 mujeres recibió maltrato físico antes de
cumplir 18 años de edad, (Unicef El Salvador, 2014, p. 20).
b) Maltrato psicológico
El maltrato psicológico constituye otra manifestación de
violencia. Comprender su magnitud, se torna una tarea
compleja, dado la carencia de indicadores e influencia de
la subjetividad en su análisis. Garbarino, Guttman y Seeley
(1989) lo definen como un ataque realizado por un adulto
sobre el desarrollo de la personalidad y de la competencia
social del niño, el cual se manifiesta mediante cinco formas:
rechazar, aislar, aterrorizar, ignorar y corromper.
Este planteamiento es compartido por Miranda (2012, p.
81), quien sostiene que, desde la perspectiva de los adultos,
“estas actitudes pueden estar dirigidas a dañar la integridad
emocional del niño/a través de manifestaciones verbales
(…) cuando insultan, rechazan, humillan, desprecian, se
burlan, critican, aíslan, atemorizan”.
Sin embargo, de manera involuntaria “los padres (…)
abusan emocionalmente de sus hijos, basados en buenas
intenciones, por ejemplo cuando quieren que sobresalgan
en el colegio, en el deporte o en la vida social. A partir de esas
buenas intenciones pueden presionarlos o avergonzarlos
al punto de crearles un sufrimiento emocional crónico”
(Hernández, 2012, p. 7).
Esta presión, según afirma Miranda (2012, p. 81), puede
convertirse en una profunda “desvalorización, baja
autoestima e inseguridad personal, frenando el desarrollo
social, emocional e intelectual (…) del niño/a”. Al respecto,
resulta importante considerar cómo los daños emocionales, a
consecuencia del maltrato infantil, pueden perdurar durante
el resto de la vida (Hernández, 2012).
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c) Negligencia
La negligencia ejercida por padres, madres o cuidadores
es considerada una manifestación de violencia, en el
sentido de que “(…) el descuido en el cumplimiento de
las obligaciones relativas a la prestación de alimentación
nutritiva y balanceada, atención médica, educación o
cuidados diarios (…) [(UTE, 2011, p. 20). (Unicef El Salvador,
2014, p. 86)], repercute en el desarrollo integral de la niñez
y adolescencia, puesto que la Lepina
3
establece que “todas
las niñas, niños y adolescentes tienen el derecho de gozar
de un nivel de vida adecuado en condiciones de dignidad y
goce de sus derechos” (Conna, 2013, p. 102).
d) Alienación parental
El Estado salvadoreño, a través de la Unidad Técnica del sector
Justicia, reconoce que “todas las niñas, niños y adolescentes
tienen derecho a no ser privados de su libertad, de forma
arbitraria o ilegal (…)” (UTE, 2011, p. 20). Asimismo, plantea
que “las niñas, niños y adolescentes tienen el derecho a
mantener con su madre y padre las relaciones afectivas y
el trato personal que favorezca el normal desarrollo de su
personalidad, aun cuando estén separados, (…)”. De esta
forma, la privación de todo contacto de los NNA por parte
de uno de los progenitores constituye una manifestación de
violencia denominada Alienación parental (UTE, 2011, p. 36)
1.3 Objetivo y justificación del estudio
Dada la situación de violencia anteriormente descrita, el
presente estudio tuvo como objetivo principal identificar
situaciones de maltrato infantil en adolescentes
salvadoreños que oscilan entre los 13 y 15 años de edad.
Se estima que los resultados que proporcionó el estudio
permitirán una comprensión del fenómeno, en la medida
que surgió, desde el grupo poblacional que sufre la
problemática, siendo este el caso de las y los adolescentes.
2. Metodología
Previa reflexión del objetivo de estudio, la investigación fue
realizada bajo el paradigma cuantitativo, siendo para ello
necesario el uso del método deductivo, el cual, desde un
enfoque de género, propició el análisis de las diferentes
formas de maltrato experimentadas por adolescentes tanto
de género femenino como de masculino.
En congruencia, con el método en mención, se utilizó la
técnica de la encuesta por medo de un cuestionario aplicado
a 384 adolescentes seleccionados, mediante un muestreo
probabilístico, en las tres zonas del país (occidental, central
y oriental). La descripción metodológica del estudio se
resume en la tabla 1, que se presenta a continuación.
3 Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia
Tabla 1. Ficha técnica de la investigación
Tipo de estudio Cuantitativo
Profundidad del estudio: Descriptivo
Técnica de recolección de datos: Encuesta
Instrumento: Cuestionario estructurado
Muestra: 384 adolescentes de entre 13 y 15 años (ubica-
dos en 7 centros escolares del país)
Delimitación espacial 14 departamentos del país
Tipo de muestreo: Probabilístico
Nivel de conanza del estudio: 95 %
Margen de error permitido: 5 %
Período de recolección de datos: Del 8 de mayo al 18 de junio de 2018
Fuente: Elaboración propia
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3. Resultados
Conforme la descripción metodológica expresada en el
apartado anterior, a continuación se presentan los resultados
del estudio. Al respecto, resulta necesario mencionar
que se exploraron indicadores sociodemográficos,
manifestaciones de abuso físico, psicológico/emocional;
negligencia y alienación parental ejercida en contra de las
y los adolescentes, por parte de sus padres y/o cuidadores.
3.1 Indicadores sociodemográficos
El universo, para esta investigación, lo constituyó un total de
340.401 adolescentes, cuyas edades oscilaron entre los 13 y
15 años, según el censo escolar del Ministerio de Educación
correspondiente al año 2016. Siendo un 51 % de género
femenino en correspondencia con un 49 % masculino.
Con la finalidad de garantizar una participación equitativa
e igualitaria, tanto masculina como femenina, la selección
de los participantes en el estudio, la distribución por edad y
sexo, se presenta en el gráfico 1.
Gráfico 1. Adolescentes participantes en el estudio,
según edad y sexo
Fuente: Elaboración propia.
Conforme lo expuesto en el gráfico 1, se tuvo la participación
de un total de 384 adolescentes, de los cuales 192 fueron
de género femenino, correspondiente al 50 % de la muestra
seleccionada. Dado la elevada concentración poblacional
de adolescentes en la zona central del país, 43 de cada
100 adolescentes fueron de los departamentos de La Paz
y San Salvador.
En lo que se refiere a la variable edad, el estudio propició
la participación de jóvenes entre los 13 y 15 años de edad.
Sin embargo, dado la situación de adolescentes de 15 años
con sobreedad,
4
en muchos centros escolares del país, se
registró un 19 % de representación para el género masculino
y 21 % en lo que refiere al género masculino.
Asimismo, con el propósito de propiciar representatividad
en la selección de la muestra, y por lo consiguiente en
los resultados del estudio, se planificó la participación
de adolescentes residentes en las tres zonas del país
(occidental, central y oriental). En ellas, se seleccionaron
siete centros escolares ubicados en seis departamentos,
según se muestra en la figura 1.
Figura 1. Ubicación de centros escolares
participantes en el estudio
Fuente: Elaboración propia, a partir de Googleimagenes.com.
La figura 1, indica que el estudio posibilitó la participación
de las tres zonas del país. Muestra de ello es que, por
ejemplo, en la zona occidental se aplicó la encuesta a 95
adolescentes (54 hombres y 41 mujeres) provenientes del
Centro Escolar Prof. Jorge Lardé (Sonsonate) y del Centro
Escolar Caserío Las Chinitas (Ahuachapán).
En la zona central, fue posible encuestar a 166 adolescentes
(71 hombres y 95 mujeres) de tres instituciones educativas,
siendo estas: Centro Escolar Cantón Shaltipa, Centro Escolar
General Manuel Belgrano (ambos de San Salvador) y Complejo
Educativo Católico Mano Amiga San Antonio (La Paz).
4 Puede considerarse como un desfase entre la edad cronológica y la edad escolar; es decir, que existe sobreedad escolar cuando la edad cronológica está por
encima del grado o nivel académico alcanzado.
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Finalmente, en la zona oriental, se logró la participación de
dos centros educativos: Complejo Educativo de Tecapán
(Usulután) y Centro Escolar Sagrado Corazón (San Miguel),
ambas instituciones posibilitaron la participación de 123
adolescentes (67 hombres y 56 mujeres) entre las edades
de 13 y 15 años.
3.2 Abuso físico
En términos generales, “se reconoce el rol fundamental de
la familia como medio natural para garantizar la protección
integral de las niñas, niños y adolescentes; y su papel
primario y preponderante en la educación y formación de
los mismos” (UTE, 2011, p. 6). Sin embargo, en reiteradas
ocasiones, los golpes o heridas físicas generadas a NNA
evidencian una realidad que experimenta este grupo
poblacional, según lo manifestaron los adolescentes, y que
se representa en el gráfico 2.
Gráfico 2. Durante el último año,
¿algún adulto a cargo de tu cuidado,
te lastimó físicamente?
Fuente: Elaboración propia.
Conforme lo expuesto en el gráfico 2, un 17,7 % de
adolescentes salvadoreños ha sufrido maltrato físico
durante el último año, es decir, 1 de cada 6 adolescentes
ha sido víctima de este tipo de violencia. Un aspecto que
se debe destacar es que este porcentaje resultó inferior al
promedio de América Latina y el Caribe, que es del 50 %, en
el cual 1 de cada 2 niños y niñas experimentan castigo físico
en su vida (Unicef, 2018).
Por otra parte, los resultados muestran que esta forma de
violencia ha sido identificada en mayores proporciones por
el género femenino (11,7 %) que el masculino (5,3 %).
3.3 Abuso psicológico/emocional
El Estado salvadoreño señala que “todo menor tiene derecho
a vivir en condiciones familiares (…) que le permitan su
desarrollo integral, para lo cual tendrá la protección del
Estado” (Constitución de la República de El Salvador, 1983)
y que a su vez “el niño debe, en todas las circunstancias,
figurar entre los primeros que reciban protección (…)”
(Conna, 2013, p. 347).
Lograr este cometido, no resulta tarea sencilla, puesto
que muchas prácticas de crianza, consciente o
inconscientemente, se convierten en manifestaciones de
abuso psicológico/emocional, siendo ejemplo de ello el
sentirse mal porque “un cuidador” insulta, desprecia o dice
palabras vulgares a niños, niñas y adolescentes. Bajo esta
consideración, el estudio encontró que los adolescentes
han experimentado situaciones de violencia emocional,
según se expone en el gráfico 3.
Gráfico 3. Durante el último año, ¿te asustaste o te
sentiste mal porque los adultos a cargo de tu cuidado
te insultaban, te decían cosas vulgares o porque
no te querían?
Fuente: Elaboración propia.
El 26,8 % de los adolescentes reconocen haber sufrido
abuso psicológico/emocional por parte de sus padres o
cuidadores durante el año 2018. Los resultados indican
que adolescentes de género femenino (15,6 %) han
experimentado mayores situaciones de violencia de este
tipo en relación con los hombres (11,2 %), quienes en su
mayoría (38,8 %) afirman no haber tenido experiencias que
denoten este tipo de abuso o maltrato. Tal afirmación, desde
la perspectiva masculina, puede interpretarse como efecto
de la influencia de la cultura patriarcal impregnada en la
sociedad salvadoreña.
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3.4 Negligencia
La negligencia constituye otra forma de violencia ejercida
contra la niñez y adolescencia. Se manifiesta en la medida
que los padres de familia no dan los cuidados necesarios a
un niño, niña o adolescente para un buen desarrollo. Es decir,
el descuido de alimentación, salud, educación, recreación,
entre otras, indica la existencia de este tipo de violencia,
que opera de manera silenciosa.
Otro aspecto por resaltar es el limitado reconocimiento de la
negligencia como mecanismo de violencia, lo cual evidencia
que es muy poco percibido. Esta afirmación, se argumenta
con la opinión de los adolescentes, conforme se detalla en
el gráfico 4.
Gráfico 4. Durante el último año, ¿tus padres fueron
descuidados contigo?
Fuente: Elaboración propia.
Según los adolescentes salvadoreños, un 11,4 % de ellos
ha sufrido trato negligente de parte de sus padres o
cuidadores durante el año 2018. Como puede observarse,
adolescentes de género femenino (6,5 %) manifiestan
haber experimentado este tipo de violencia, a diferencia de
adolescentes de género masculino (4,5 %).
Un aspecto que se ha de considerar en el análisis de los
resultados presentados es que este tipo de violencia opera
de manera oculta y silenciosa, y por eso suele ser muy poco
reconocida por la población en general, a pesar de su gran
impacto en el desarrollo de todo ser humano. Este estudio
indica que 1 de cada 9 adolescentes ha sido víctima de
negligencia por parte de sus padres o cuidadores.
3.5 Alienación parental
La alienación parental fue el último tipo de violencia explorado
en esta investigación, básicamente, el cual consiste en
obstaculizar o privar el derecho del niño, niña o adolescente
de convivir y tener cercanía con el otro progenitor.
El estudio señala que, a pesar de que el Estado salvadoreño,
a través de la Unidad Técnica del sector Justicia, reconoce
que “todas las niñas, niños y adolescentes tienen derecho
a no ser privados de su libertad, de forma arbitraria o
ilegal (…)” (UTE, 2011, p. 20), existen casos que indican lo
contrario, según se muestra en el gráfico 5.
Gráfico 5. Durante el último año, ¿alguno de tus
padres te llevó a otro lugar o te escondió para que no
vieras o estuvieras con el otro?
Fuente: Elaboración propia.
Según lo expresado en el gráfico, el 8,3 % de los adolescentes
de El Salvador afirman que uno de sus progenitores les
impidió, sin justificación alguna, poder estar con otro
de sus parientes cercanos, es decir, en el año 2018, 1 de
cada 13 adolescentes consideraron haber sido víctimas de
alienación parental.
Así mismo, los resultados indican que las adolescentes
continúan siendo las afectadas por este tipo de violencia
(5,2 %) en relación con adolescentes masculinos (3,1 %),
pese a la amplia existencia de marcos normativos que velan
por la protección de la niñez y la adolescencia.
Finalmente, al haber indagado cuatro situaciones de maltrato
infantil, siendo estas maltrato físico, abuso psicológico,
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negligencia y alienación parental, se encontró que las dos
primeras resultaron ser las principales manifestaciones
de violencia experimentadas por adolescentes, según se
observa en el gráfico 6.
Fuente: Elaboración propia.
4. Conclusiones
En congruencia con el objetivo de investigación y los
resultados expuestos en el apartado anterior, a continuación
se enuncian las conclusiones del estudio.
1. El estudio confirma que la niñez y la adolescencia
salvadoreña son víctimas de maltrato infantil, conforme
al promedio mundial señalado por Unicef (2018), al
encontrar que 1 de cada 2 adolescentes (64 %), de entre
13 y 15 años de edad, ha experimentado por lo menos
una situación de maltrato infantil por parte de sus padres
o cuidadores, durante el año 2018.
2. El maltrato hacia la niñez y adolescencia, continúa siendo
una forma de violencia ejercida con mayor proporción y
frecuencia en perjuicio de las mujeres, siendo esto un
reflejo de la incidencia de la cultura patriarcal, según
muestra el estudio, luego de descubrir que de cada 3
adolescentes que sufrieron violencia física, 2 de ellas
resultaron ser de género femenino.
3. Durante el último año, el abuso psicológico/emocional
(26,8 %) y maltrato físico (17,7 %) son las principales
manifestaciones de violencia experimentadas por
los adolescentes, tanto masculinos como femeninos,
seguido de la negligencia (11,4 %) y alienación parental
(8,3 %). En este sentido, se presume que el limitado
porcentaje obtenido de las dos últimas obedece al alto
nivel de desconocimiento y claridad conceptual de estas
por parte de la sociedad salvadoreña en general.
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